Los días fueron pasando y con ellos todas y cada una de mis inseguridades. Mis miedos fueron remplazados por mis ganas de mejorar todo, de reparar todas las cosas que había roto con mi incomprensión.
Las cosas debían mejorar, y así fueron sucediendo. Poco a poco la rutina que habíamos tenido anterior a la pelea regreso, los desayunos, las risas las pequeñas salidas a los parques y los helados. Los besos, las caricias y...el sexo. Todo se había vuelto a acoplar y sentía que el aire volvía poco a poco a mi sistema, tenia la ilusión de que los problemas se quedarían en el pasado.
Había estado hablando con Tiago con respecto a mi depresión severa diagnosticada, que si bien May sabía sobre ella, todos pensábamos que había quedado superado luego de terapias, pastillas y demás circos que se desarrollaron alrededor de mí hace años. Pero no estaba todo superado, y las voces que a veces me susurraban cosas en el oído eran prueba fehaciente de eso.
Aun tenía fantasmas.
El fin de semana había pasado y Samay había podido hablar con su madre para que le ayude a conseguir los papeles para la legalidad en el país, su madre iba a tramitar algunos ahí, y otros íbamos a ir buscándolos aquí. Eso nos había puesto de mejor ánimos, el hecho no solo de saber que podría trabajar aquí y volver a rearmar su vida, sino también el hecho de que su madre, en cierta forma, empezaba a aceptar el hecho de que estemos juntas, y además aceptarme a mí en el proceso. Realmente quería poder en un futuro recibirla en nuestra casa o hasta ir a ver a toda su familia allá.
(...)
El lunes luego del desayuno nos despedimos como siempre, que a pesar de la charla que habíamos tenido el viernes sobre mis padres y de que ellos no aceptaban mi nuevo estilo de vida, tenía ganas de luchar por nosotras, por ambas y nuestra felicidad.
El camino hacia el trabajo fue tranquilo, y el clima estaba precioso, el frío cada vez calaba mas hondo y el vaho se confundía con el humo del cigarro al abandonar mi boca.
Me permití apreciar los rascacielos, las nubes bajas que al acercarse al pie del cerro se convertían en masas densas formando una espesa neblina,. Realmente amaba esta estación del año.
Saque mi celular y le mande un mensaje a mi hermano.
Mensaje a: Larguirucho
>> Bestia, ¡Buenos días!, espero que pesques un resfriado a si tengas una excusa para ir a verme en la farmacia. Te odia "La ama y señora del inframundo".
Me reía sola mientras caminaba, guarde el celular en el bolsillo delantero del ambo mientras saludaba con un asentimiento de cabeza a todos los empleados del local.
El celular vibro.
Mensaje de: Larguirucho
>> Ja-ja-ja. Maldita enana con grandeza de Hades. También te amo, pasare mañana en la noche a tu casa y comeré algo rico que cocine Samay, ya que tu cocinas como la mierda. Que tengas buenos días también.
Lleve los ojos al cielo mientras bufaba y me concentraba en mi trabajo.
(...)
— Isolina ya regrese de almorzar, puedes irte tranquila. —
Subí la vista y Samuel me estaba mirando, le di una sonrisa forzada junto con un asentimiento de cabeza y se fue a sentar a un lado.
Tome una inspiración mientras me quitaba el barbijo y salía a comprar un sanguche liviano con una soda para almorzar, me senté en una de las mesas que estaba al aire libre y saque mi celular para ver si Tiago me había mandado un mensaje, pero me sorprendí al ver un mensaje de May a si que lo abrí mientras encendía un cigarro en el mismo movimiento.
Mensaje de: Mi niña ♥
>>Tu madre ha venido a casa, ahora entiendo porque no quieres hablar con ellos.
Creo que el aire había abandonado mis pulmones, y pegue un grito de dolor al darme cuenta que había dejado abandonado el cigarro sobre mi boca, y ésta al desencajarse lo había dejado caer produciendo que me quemara la pierna.
Me sacudí el muslo y maldecí en quinientos millones de idiomas.
Mensaje para: Mi niña ♥
>>Iré enseguida. Siento esto amor.
Corrí hacia la farmacia y le avise a mi jefe que me había surgido un problema familiar y que necesitaba irme, este me dio permiso teniendo en cuenta que nunca me ausentaba y me dejo ir deseándome que todo vaya bien.
Me maldecí por haber decidido justo hoy el no haber venido en mi auto y empecé a correr por las 15 calles que se me separaban con mi departamento.
Marqué el numero de Tiago mientras corría y al tercer timbre me atendió.
—¡Santiago mamá fue a casa, joder estuvo en mi maldita casa y Samay estaba sola! —
—¿Qué?, Isolina, ¿De que me estás hablando? —
—¡De mamá!, Joder estuvo en mi departamento, ella sabia que yo estaba trabajando y fue a decirle cosas a Samay, en este puto momento estoy corriendo como una desquiciada a casa para ver si ella está bien. Puta madre, joder, ¡esa maldita perra! —
—Oye, que también es mi madre, toma aire, ¿Si?, hablare con mamá si eso es lo que quieres, pero no vayas a querer hacer una estupidez, no vayas a cagarla, solo ocúpate de que tu novia este bien, y presta atención a la calle. —
—Ya, esta bien, es una perra igual, a si sea nuestra madre, gracias hermano, estoy a dos cuadras de casa, se me están saliendo los pulmones por la puta garganta, colgare, te amo, gracias por todo. —
—Cuídate enana, también te amo. —
Metí con brusquedad el celular en mi bolsillo y subí uno a uno los escalares del edificio, me maldecí por haber comprado mi hogar en un noveno piso, sabiendo que mi paciencia era una mierda en situaciones de estrés.
(...)
Abrí la puerta con mi llave y no vi a Samay en el living.
—Amor, ¿Estas en el cuarto?. —
May salio por el umbral que separaba el comedor de la cocina y lo que vi en sus ojos no me gusto para nada e insulté por lo bajo.
Sus ojos estaban irritados como si se hubiera estado quitando lagrimas constantemente, su nariz y cachetitos estaban sonrojados, tenia una sonrisa forzada en los labios.
—Aquí estoy. — casi lo había susurrado, si el silencio no hubiera sido sepulcral tranquilamente no podría haberla escuchado.
—Mierda. —La envolví en mis brazos en un abrazo protector y bese sus mejillas.
—De verdad siento mucho esto amor, no sabia que mi madre iba a venir, seguramente te debe de haber dicho cosas horribles para que te pongas así. Por favor perdóname, hablare con ella ¿Si?, Dios no sabes...puta mierda mi niña, lo siento. —
—Ella fue muy mala conmigo Nina. — sentí sus brazos envolverme y sostener las solapas de mi ambo blanco. —Ella realmente se comporto como una perra—
—¿Te dijo algo malo? Sabes que puedo mandarla a la mismísima mierda, lo único que me interesa eres tú, los demás se pueden ir a chupar clavos. —
—No es solo eso, es que ella...—suspiro y se alejo un poco de mi pero sin dejar de tenerme entre sus brazos, sus ojos conectaron contra los míos.
—Me llamo engendro del mal, me pidió que me aleje de ti, y yo juro que intente mantenerme bien, era tu madre después de todo, no podía ir a faltarle el respeto, pero ella fue grosera, empezó a insultarme y por mas que yo haya querido hacerla entrar en razón con respecto a ti, a lo nuestro, a nosotras, ella se puso mal, luego malinterpreto la expresión "por dios", y bueno...mi mejilla sufrió un poco la caricia que me propino, y luego de eso solo pude sacarla de nuestra casa...—
—Puta mierda... ¿Ella te golpeo?, oh joder, amor, lo siento, perdóname por tener padres tan...¡ah!, ni siquiera tengo apelativos para ponerles, hiciste bien en sacarla de nuestra casa, ella no tiene derecho a decirte esas cosas, y ya no tiene derecho a pisar este lugar, si vuelve solo ignórala, no le abras la puerta, déjala en la calle, Dios perdóname bebé, hablare con ella, y joder que me escuchara...— acaricio sus mejillas tratando de alivianar el dolor que mi madre pudo haberle causado.
— Iso, no te disculpes, tu no eres la que me insulto ni la que me levanto la mano, pero si, tu madre es una perra— Me sonrío y beso mi frente. — Te mande el mensaje porque quería que me abrazaras, no para que vayas a hablar con tu madre, es solo que no me sentía bien, pero ya estas aquí y ya me siento mejor. —
Bese sus labios y le susurré cuanto la amaba.
— Quiero vivir en un lugar donde solo estemos nosotras dos, donde nadie nos pueda hacer daño, donde nadie nos moleste. Podríamos vivir en una isla privado y traer de vez en cuando a tu familia, y traer a Tiago, podríamos emparejarlo con tu hermana a si no tendremos que traer a Lidia. Todo seria mucho mejor. —
— Eso seria genial, aunque no se si a mi hermana le guste Santiago, es un monstruo enorme y da miedo hasta cuando sonríe, aunque el es tan tierno contigo que eso puede enamorar, es lindo. —
Río por lo bajo imaginando a mi hermano con la pequeña hermana de May.
— Sabes amor, me gustaría hablar con tu madre, hacerla ver que te amo, que voy a cuidarte, y que sienta la libertad de decirme cosas, hasta podríamos intentar llevarnos bien y que no piense que soy una loca machona que secuestro a su hija, que en parte...si lo hice, pero no le digas eso a ella...—
Su sonrisa le dice todo, me estrecha entre sus brazos más fuerte y sus labios envuelven los míos.
—Eso me encantaría. —