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Juegos por Kuro Kaori

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Notas del capitulo:

Otro capi cortis...

Pronto va a ponerse interesante... o eso espero XD 

 

Los días pasaban rutinarios en la Wammy’s house y la altura a la que estaba llegando la torre de dados que Near estaba construyendo, era proporcional a la indiferencia de Mello para con él.

 Tomó uno de los pequeños cubos y lo observó unos instantes antes de ponerse de pie. Aquella estructura comenzaba a superarle en estatura y requería mucho más equilibrio de su parte. Así lo era con todo. A medida que vas acercándote al punto que deseas, debes ser más precavido, más paciente, comprender que es lo que se requiere para evitar el fracaso y que todo se derrumbe. Era por eso que debías conocer a la perfección las características de cada una de las piezas que manejas, en este caso, su peso, su textura e incluso su color, aportaba a que todo tuviese armonía. Así era también con las personas, debías saberlo todo de ellas para manipularlas y no tenías que dudar ni un solo instante.

A punto estuvo de ubicar la pieza que le faltaba para terminar, cuando escuchó una estruendosa carcajada, -la cual pocas veces había tenido la oportunidad de oír-, cuyo dueño reconoció de inmediato. Vio ingresar la rubia cabellera de Mello – era lo único que podía ver gracias a los dados frente a él- a través de la puerta junto con otra color castaño cobrizo a su lado; las manos le temblaron haciendo que todo se desplomara, como si de una lluvia de granizo se tratase, terminando algunos dados a los pies del rubio, quien le miró sorprendido y furibundo.

—Ten más cuidado, idiota- Le dijo de mala manera.

Near desvió la mirada y supo disimular su vergüenza con indiferencia, al instante en el que tomaba uno de sus mechones y comenzaba a ensortijarlo entre sus dedos.

—No fue mi intención.

—Me importa una mierda, cual haya sido tu intención… solo ten más cuidado

—Ya Mello. Déjalo en paz. Ha dicho que no fue su intención- Intervino Matt sin quitar la atención de su consola por ningún momento.

Mello le dio la espalda a ambos y salió de aquel lugar pateando todo lo que estuviese a su alcance. Matt, en cambio, permaneció en silencio los instantes en los que –supuso Near- trató de ganar la partida que estaba jugando, antes de marcharse de allí.

Near los observó irse y con parsimonia, comenzó a levantar el desastre de dados que había quedado en el suelo. Su mente, como muchas veces, ya no estaba allí, si no que elaboraba teorías que por más absurdas y poco productivas que le resultasen, no podía evitar formular. Sus pensamientos a veces iban tan rápido que no podía detenerlos

Se preguntaba si a Mello le gustaba Matt, le resultaba extraño que a alguien como el rubio no le cansara su presencia, es más, estaban todo el tiempo juntos. Sin embargo, era consciente de que esa forma de pensar resultaba un poco ingenua. Creer que porque a él le atraía un hombre, a Mello debía pasarle lo mismo, era pecar de inocente. Quizás, le gustaba alguna muchacha, por ejemplo, Linda, que haciendo honor a su nombre, era muy bonita y sentía afinidad por él. Ese detalle, a pesar de los esfuerzos de dicha niña, no se le había pasado inadvertido a Near, la verdad es que podía pasarse el día entero enfrascado en sus juegos, pero eran pocas las cosas que no percibía de lo que le rodeaba. No requería mucho esfuerzo para él descubrir que era lo que sucedía en su entorno. Todos eran tan fáciles de leer, que hasta le resultaba aburrido. Era por eso que Mello siempre tenía su total atención; eso quería creer, pero sincerándose consigo mismo, sabía que solo era parte de un burdo autoengaño.

Observó las fichas devueltas en su caja, todas prolijamente acomodadas y no pudo evitar suspirar. Cada quien tenía una lugar en la vida, todos eran piezas de un mismo juego, solo restaba ver quien lograba convertirse en la clave para tomar el control del tablero y ganar la partida.

Se sintió invadido por una incipiente pesadumbre, poco a poco sus estados de ánimo eran igual de caóticos que los de tan rememorado personaje, al paso que iba, sabía que no podía resultar victorioso; las hormonas que liberaba su cuerpo adolescente estaban afectando su cerebro, provocándole una desagradable deficiencia en la atención. Se sentía como un niñato idiota, uno más del montón y no podía evitarlo por más que lo intentase con todas sus fuerzas.

Mello, lo ocupaba todo. Cada pensamiento que tenía, cada nueva conclusión que sacaba, cada teoría que podía formular… Todo, absolutamente todo, tenía relación directa o indirectamente con él y el tener certeza de esa cruel realidad le resultaba aterrador, pero más que eso, le atormentaba la idea de que él descubriera como estaba sintiéndose.

¿Qué pensaría Mello, si supiese que tenía cierta inclinación hacia él?

De seguro lo golpearía hasta que sus nudillos sangrasen, quizás, descubriría entretenidas formas de humillarle o peor aún, encontraría la manera de utilizar eso a su favor y manipularle.

Near sintió un escalofrío recorrerle toda la columna vertebral al tomar consciencia, como tantas otras veces, de aquella posibilidad. Definitivamente, tenía que ocultar sus sentimientos. Reprimirlos hasta que no quedase nada de ellos y pudiese volver a pensar con claridad.

Notas finales:

Gracias por leer

Hasta pasado mañana

<3

Saludos n.n/


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