La emoción te invadía por dentro a cada kilómetro recorrido, sentías la necesidad de levantarte del auto y gritar como nunca, que tus pulmones se llenaran del frio y que el viento meciera violentamente el cabello castaño, te anime a hacerlo y accediste porque la adrenalina era más fuerte que la razón; yo solo sonreí, evite dar uno de mis típicos comentarios sarcásticos y bajarte el ánimo en ese momento ya que lo que menos quería era hacerte sentir mal pues ya suficiente era el hacerte saber que por tu causa hui de la justicia solo para acompañarte hacia una nueva vida, una que ambos sabíamos no duraría más de medio año.
Lo había decidido en el momento más crítico de mi carrera, justo cuando por una estupidez mía, un descuido y una llave de agua tuve que volver a prisión; no era que no fuera responsable de mis actos pero el tiempo de la condena me había dejado en shock; no era algo como la cadena perpetua y más sin embargo así lo sentí.
Mi plan fue bastante simple en realidad, solo una idea que surcó como un rayo al caer al suelo y que por la desesperación y la falta de tiempo decidí realizarla. Admito que no fue una escena de Hollywood pero fue creíble para todos los que la vieron, muchos se compadecían, otros se sentían molestos por la supuesta imprudencia que había conmigo; no dudo que alguien se diera cuenta de la farsa, es más, podía apostar mi bastón que alguien aplaudiría tremenda mentira solo para poder cumplir tan estúpido sueño de adolescente enamorado porque siendo sincero eso parecía.
Pero ambos no somos eso y tú lo sabes bien, Wilson, ambos somos adultos y aun así nos comportamos como si tuviéramos 15 años, yo mucho más que tú pero no importa.
La noche antes del incidente estaba dispuesto a permanecer contigo, por ello te lleve lejos del resto, lejos del hospital, lejos de donde pudieran hallarnos; no estaba dispuesto a que me separaran de ti, ya había tomado una decisión y no iba a descansar hasta que tú lo hicieras.
Estaba orgulloso de ti al no tomar los tratamientos convencionales, la quimioterapia solo lo habría empeorado, no quería verte sufriendo más de lo que ya estabas y estarías en su momento, quería mantenerte como siempre... mas fui egoísta al pensar que así estarías mejor.
Hicimos todo lo que pudimos y aun sin embargo siento que no fue suficiente, pero puedo decir que me siento satisfecho por haber sido parte de tus últimos momentos, de haber oído tus últimas palabras, de haber visto tus ojos profundos una vez más antes de partir.
Entonces... ¿por qué me siento así? ¿Por qué de repente me siento desfallecer cada que veo tu foto? ¿Por qué las lágrimas amargas surcan mis mejillas? Se la razón, pero no quiero ceder ante ella pues me sentiría débil y caería en depresión.
Yo, un viejo verde quien solo tenía un verdadero amigo porque los demás no lo soportaban termino enamorándose perdidamente de el aun cuando conocía el cruel destino. Río en estos momento al ver la ironía del asunto; a ti te sucedió lo mismo, ¿no es verdad?, creo recordarlo y ahora lo comprendo.
El dolor que sentiste cuando perdiste a Amber de la misma manera que yo te perdí a ti y lo apático que me mostré en ese momento; no sé qué me dirías si te respondiera ahora que en esa época estaba celoso de la tal Amber. Te imagino riendo y minimizando el asunto al oírlo mas nunca lo sabré en realidad.
Solo me arrepiento de nunca decirte lo que significabas para mí cuando aun podía, espero me perdones querido amigo pero aunque tu hubiera confesado mi amor igual no hubiera podido complacerte al ser yo como soy.
Sinceramente: Gregory House
Había terminado de leer la carta que hacía poco la policía le había entregado, la doctora Cuddy no sabía que responder o cómo actuar en ese momento; unos días antes habían descubierto el paradero de House y ahora que finalmente estuvo todo listo para traerlo de regreso le habían informado sobre el cuerpo de un hombre en una cabaña alejada de la ciudad.
-Falleció por una sobredosis de vicodina- sentencio el forense en presencia de todo el personal médico que lo conoció.
-No es posible- objeto Cameron
-El nunca...- siguió 13 pero se quedó callada
-Doctora Cuddy...-
-Ya lo oyeron, ahora regresen al trabajo-
Y así como así el equipo del que fuera uno de los mejores doctores de la clínica se dispersaron dejando a la jefa sola en su oficina, revisando el informe que le fue entregado así como el resto del papeleo.
Las fotos revelaban desorden en donde el cadáver fue hallado: botellas rotas en el suelo, papeles regados y ropa arrojada al azar, la cómoda estaba vacía lo que suponía un ataque de ira irracional y como resultado objetos rotos en la alfombra, varias cajas de vicodina en la cama y capsulas fuera de estas... pero lo que más le llamo la atención fueron los crisantemos marchitos en todo el lugar.
El crisantemo es la flor de la muerte, en Japón los usan para desear la muerte dejándolas en el sitio de la persona que se odia.
Todo encajo dentro de la directora del hospital en ese momento.
-Doctora Cuddy- Foreman abrió la puerta en ese momento, antes de decir lo que había ido a informar noto como la mujer se desvanecía en llanto
-Fue un idiota- se lamentó riendo de forma apagada mientras las lágrimas descendían por su rostro.
Foreman se acercó a ella y la abrazo, intentando consolarla; sabía que tenía que ver con House a juzgar por lo que había encima del escritorio...
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-Amo a este hombre y quiero permanecer el resto de mi vida con el- había gritado un alegre Wilson en medio del restaurante lleno de gente
-Vaya, esto es... inesperado-respondió House, relajado como siempre, muriéndose de risa por dentro
Si tan solo hubiera sabido que Wilson lo decía enserio...
Fin