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Siempre a tu lado por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Bueno, damas y caballeros, aquí está la actu de esta loquita historia, y además cortita. Debo decir que ya estamos en la racha final, que, aunque los sorprenda, me siento algo orgullosa de que haya durado tanto, ya que anteriormente era un simple One-Shot. Me divertí extendiéndola (aunque demoré más de lo esperado ¬¬… culpa de mi ajetreada vida) Deben quedar uno o dos capítulos más, no estoy segura, pero la terminaré. Lo prometo.

Ahora por favor, pasen a leer!!

Había pasado toda la noche en vela, arrodillado junto al inerte Uchiha que, sin abrir sus ojos otra vez, soltaba pequeños quejidos cuando respiraba. Naruto se había encargado personalmente de atenderlo, cerciorándose por su propia cuenta de que Sasuke sobreviviera.

Después de su llegada hacía un par de meses, creyó tercamente que era como los demás, otro guardaespaldas para la lista, otro que lo abandonaría en cuanto viera la oportunidad. Comprobó cuan equivocado estaba cuando unas semanas atrás, Kakashi se ofreció relevarlo de la misión y Sasuke se negó, alegando que no dejaría solo a Naruto por nada del mundo.

Con eso, por fin supo que el moreno era diferente, pero estaba tan cabreado con él, que lo distanció todo lo que pudo. Sasuke lo había besado una vez, diciéndole aquellas palabras estremecedoras y llenándolo de una ilusión vacía. La única vez que le había dado las gracias por ayudarlo, Sasuke le demostró que solo lo hizo por trabajo, aplastando con esas palabras la poca confianza que Naruto había sacado a flote.

Ciertamente, admitía que se le pasó la mano con la indiferencia, volviéndose tan frío y tan alejado de su verdadera personalidad, que se sorprendía en algunas ocasiones. Acontecimientos. Demasiados sucesos en su vida lo acorralaron hasta ese punto, olvidando por momentos quien era en realidad.

Tampoco era que no apreciara su vida. Naruto sencillamente se cansó de tener miedo. Desde hace años, está sufriendo los constantes atentados, día tras día su existencia pendiendo de un hilo. Recordaba que la primera vez que vio la muerte de cerca, fue cuando vio a su madre caer del precipicio, siendo tumbada cuando una espantosa serpiente blanca se le había enroscado en la pierna.

Lo vio con sus propios ojos, quedando en shock mientras los metros que dividían el suelo del cuerpo de su madre, se volvían cada vez menos. Observándola estamparse contra las piedras y fallecer en el instante. Vio la muerte por primera vez ese día.

La segunda fue cuando ese asqueroso reptil rastrero le ofreció que se le uniera para que atacaran juntos a la villa. Orochimaru. Naruto se negó, puesto que, a pesar que lo habían encerrado en el destierro junto con su progenitora, solo por haber dado a luz a la reencarnación de un demonio, Kushina amaba a esa aldea y siempre juraba protegerla. Naruto respetó su decisión y decidió quedarse del lado correcto.

Gracias a esto, Orochimaru lo atacó en son de amenaza, clavándole los colmillos en su hombro derecho, para marcarlo con una mancha de tres aspas negras en su piel. Fue la segunda vez que estuvo cerca de la muerte, pero esta vez, hacia él mismo. El veneno le recorrió las venas rápidamente, dejándolo inconsciente por el dolor. Si Kakashi no hubiese llegado a tiempo, Orochimaru lo habría secuestrado en ese momento.

Humillante. No solo por el hecho de depender de alguien más para mantenerse a salvo, sino que esa vez tuvo que rebajarse hasta el punto de suplicar. Cuando el dolor y la agonía se volvieron su propio calvario, Naruto le rogó a Orochimaru que lo detuviera, creyendo que moriría por el veneno.

Después de eso, en todo momento su vida corrió peligro y la muerte prácticamente se había mudado a su ventana, para apreciarlo mientras dormía desde el alfeizar, extendiendo su manto sin ninguna benevolencia.

Orochimaru volvió un año después, alegando que dejaría de atentar contra su vida si le daba un hijo. Según la serpiente, si Naruto concebía en su interior, su linaje saldría con parte de sus poderes demoniacos. Después de todo, él era el zorro de nueve colas. Un demonio que reencarna cada cien años en el bebé más fuerte del clan Uzumaki.

Esta vez, le tocó a su madre ser la “afortunada” que daría a luz al demonio. Un chico con la capacidad de turnar su apariencia entre humana y demoniaca. Pero eso no era todo. Naruto sería capaz de fabricar un chakra especial en su cuerpo, poderoso y capaz de destruir naciones en cuanto pudiese controlarlo. Eso era lo que deseaba Orochimaru con todas sus fuerzas, el poder destructivo.

No importó cuantas veces Naruto trató de explicarle, que aunque pudiese concebir, su descendencia no tendría el chakra especial, para eso tendría que esperar cien años más. Orochimaru no le creyó, basándose en unos pergaminos viejos que tenía, donde explicaba que eso era por culpa de un sello. Si dicho cerrojo se rompía, el chakra demoniaco se expandiría por todo su organismo hasta fundirse completamente, pasando de esta forma a su descendencia como algo propio.

No le importaba las explicaciones, ni las pláticas lava cerebros del viejo reptil, Naruto se negó siempre. No solo porque le resultaba sumamente asqueroso verse relacionado con ese hombre, sino que estaba seguro que Orochimaru mataría a su hijo para usarlo de contenedor y de ese modo usar el poder de las nueve colas. Ese era su plan, pero no se lo iba a permitir.

Así, aceptó convertirse en el eterno blanco de la serpiente. La muerte ya era el pan nuestro de cada día y Naruto estaba cansado de temerle, por lo que empezó a verla con indiferencia. Si moría, quien único sufriría sería la aldea. Con ese pensamiento en mente, se esforzó a diario por olvidar sus temores. Casi lo había conseguido, justo cuando Sasuke le demostró que estaba equivocado.

Con aquella última amenaza, Naruto fue obligado a sacar a la superficie ese viejo miedo de morir. Por eso reaccionaba peor que antes, huyendo con cada nuevo ataque o atentado, paralizándose. Estaba en su límite y culpaba a Sasuke por esto, por lo que evitó tener cualquier tipo de contacto con él durante días.

Hasta ese último ataque.

A pesar de la enorme distancia que él mismo había construido, admitía desde lo más profundo que estaba enamorado del moreno. Tal vez desde aquel beso, no estaba seguro. Deseaba esconder ese nuevo sentimiento con ganas, forzándose a un comportamiento que nada tenía que ver con él. Más flemático, más indiferente…, más distante.

Ya se estaba arrepintiendo por ello. Sasuke, igual que siempre, había estado a su lado para salvarle la vida, dejando la suya en el límite con ese último ataque. Ahora estaba en una cama, laxo y sin conciencia desde hacía tres días. No pudo evitar soltar gruesas lágrimas de dolor y rabia consigo mismo. No quería que Sasuke muriera, quería verlo de nuevo, hablarle, gritarle, discutirle, sonreírle aunque fuera una vez.

Se encogió en el suelo al lado del futón donde el moreno descansaba. Abrazándose las rodillas, Naruto hundió la cara entre ellas para evitar un grito de impotencia. Sollozó un poco, restregando su antebrazo contra los ojos para retirar la salina humedad. No acostumbraba verse frágil y no comenzaría ahora.

Chilló asustado cuando sintió un suave tacto en su muslo. Alzó rápidamente la mirada, conectándola con las brunas pupilas de Sasuke.- ¿Teme?- se acercó un poco, tomando entre sus palmas la mano que le había tocado la pierna- ¿estás bien?- apenas pudo soltar la pregunta, frunció los labios para evitar que el inferior le temblara.

-Creí que estaba soñando- se burló el moreno mientras se incorporaba en el lugar, lentamente, pero seguro, se irguió frente a Naruto con una debilitada sonrisa- veo que son reales- continuó, haciendo referencia a las orejas puntiagudas que sobresalían de la cabeza del rubio, las palpó con los dedos usando un toque suave.

-Tardarán algunos días en desaparecer- confesó el blondo con la cabeza gacha, algo avergonzado por el tacto en sus orejitas, le hacía cosquillas- estaba preocupado, pensé que no despertarías.

-¿Por ese ataque tan endeble?- Sasuke enarcó una ceja incrédula, sin poderse creer que en verdad Naruto pensara que perecería por una tontería como esa- los kunais estaban envenenados, por eso perdí el conocimiento. Mi organismo necesita tiempo para eliminar la toxina invasora, dobe- pellizco la punta de la orejita peluda, sacando un quejido de los labios de Naruto. Cuando el rubio estuvo a punto de reclamarle y gritarle una larga lista de improperios, el moreno lo interrumpió- gracias…, por cuidarme hasta ahora.

Naruto ladeó la cabeza, ocultando su sonrojo, sin saber cómo responder a eso- quien debe dar las gracias… soy yo- sí, eso era lo mejor y lo más indicado que podía decir a esas horas- estás así por salvarme y…

-No te preocupes- Sasuke se encogió de hombros- lo hice por…

-¡No!- Naruto le tapó la boca con ambas manos antes de que terminara de hablar- no lo digas por favor, déjalo así.

Sasuke parpadeó confundido y, tomando las manos de Naruto, las retiró de su cara- ¿Que no diga qué?

El rubio bajó la cerúlea mirada, se removió un poco inquieto, pero al final cogió el valor suficiente y lo soltó.- Que lo hiciste porque es tu deber.

Divertido, Sasuke sacó a la luz una socarrona sonrisa que mosqueó bastante al pequeño zorrito- no lo iba a decir- confesó. Estirando su brazo, jaló la nuca del áureo para estamparlo contra su boca, besándolo con brusquedad como tantas veces quiso hacerlo y no pudo por sus limitaciones, ahora que sentía la oportunidad clara, sacó a la luz lo que debía- lo hice porque te amo.- Susurró entre ambas bocas

Saltando con una notable sorpresa, Naruto abrió tanto los ojos que parecían dos platos. Sus mejillas se prendieron tanto que el vapor le salía por las orejas. Quiso decir algo al respecto, decir lo que sentía, pero el moreno no se lo permitió, agarrándolo de la parte trasera de la cabeza, Sasuke lo tenía atado en un beso tortuosamente apasionado.

La cola cobriza revoloteó inquieta en todas direcciones, las orejas puntiagudas se menearon adelante y atrás y los bigotitos en las mejillas se tambalearon cuando Naruto arrugó la nariz. No es que le molestara el beso, joder, le estaba gustando. Sasuke le metía la lengua y le chupaba los labios con gula. ¡Pero quería decir algo y no lo dejaba!

Aferrándose a los fuertes brazos del pelinegro, los cuales de repente estaban alrededor de su cuerpo mientras se encontraba perfectamente acomodado en el regazo del Uchiha, Naruto enterró las garritas en la piel. Sasuke le soltó de inmediato – solo del beso, aún lo tenía atado sobre sus piernas –, preocupado de que el rubio se hubiese asustado.

Respirando con un poco de corte, Naruto tomó aire antes de hablar- yo…, yo también, teme.

La sonrisa que se extendió en el rostro del azabache era indescriptible, tan amplia y brillante que Naruto se extrañó. Nunca había visto a Sasuke sonriendo tanto. Tomándose su tiempo para disfrutar de tana adorable confesión, Sasuke sobó la silueta de Naruto con la yema de los dedos, degustando de su suavidad. Le tomó muy poco tiempo percatarse de algo relativamente importante. Naruto estaba levantando algo más que su lívido- ¿Cuánto dijiste que faltaba para que desaparecieran tus rasgos de zorro?- preguntó algo intrigado, desviando el camino de sus manos hacia más abajo, acariciando con su palma abierta la cola esponjosa y cobriza.

-Unos cinco días…- respondió confundido, sin entender a qué se debía la repentina curiosidad.

-Respóndeme algo más- Sasuke esperó a que Naruto asintiera mientras seguía jugando con la peluda extremidad- ¿tienes época de celo o algo así?

El sonrojo del rubio creció hasta la coronilla, temblando con un nerviosismo algo irremediable. Joder, ¿cómo se le ocurría al teme preguntarle algo así? Esperaba que fuera una broma, pero al ver como Sasuke dejaba su cola tranquila, para verlo directamente a los ojos, supo que era en serio. Tragó saliva antes de responder- Soy… un doncel, Sasuke, y mitad zorro…, tengo algo parecido… al celo- respondió a medias, encogiéndose más y más entre los brazos del moreno.

¿Por qué de repente se sentía tan tímido? Hasta hace nada trataba al Uchiha como a la misma mierda, y ahora… ¿le importaba? Prefería mejor no pensar en nada, ni siquiera en las consecuencias que traería consigo su media respuesta.

La sonrisa de Sasuke cambió de ser amplia y feliz, a morbosa y llena de perversión. Usando un par de dedos, levantó la barbilla de Naruto para que lo mirara a los ojos- ¿cuándo es?- inquirió sin que la sonrisa libidinosa se apartara de su rostro.

Parpadeando en completa confusión, Naruto preguntó- ¿cuándo es qué?

-Tu celo- respondió como si tal cosa, mojándose un poco los labios al imaginarse a sí mismo sucumbiendo entre las piernas de Naruto, justo como lo deseó desde la primera vez que se vieron.

Dando un ágil salto, Naruto se puso de pie con la cola erizada como si fuera un felino arisco- ¡Joder, teme! Hasta hace nada no podíamos ni estar cerca, te trataba peor que un perro, ¿y apenas te despiertas ya quieres follarme?- decía indignado, aunque sorprendido por el repentino interés del mayor.

Sasuke simplemente se alzó de hombros- no fue apenas me desperté, hubo una confesión y un beso de por medio.

-Valla, perdóname por olvidar ese detalle- ironizó el blondo con los brazos en jarra- no te diré cuándo es, ¡vive con eso!- y salió de la habitación pisando fuerte.

Con una sonrisa de diversión, Sasuke se dejó caer en el futón, largado, relajó su cuerpo mientras disfrutaba de la pálida hermosura de su techo. No podía creerlo. Apenas había despertado, y se encuentra a un preocupado Naruto con sus ojitos brillando por las lágrimas, las orejitas gachas y los carrillos enrojecidos. No solo eso, sino que además le agradece por salvarlo y… le confiesa que también siente lo mismo, correspondiéndolo. Sin dudas, el mejor despertar de su vida.

Tal vez había sido un poco apresurado de su parte, invadirlo de esa forma. Pero tenía tantas ganas de saborear su piel, de saciarse con ese cuerpo tan delicado y apetecible, que su raciocinio y característica indiferencia estoica se habían ido por la cañería. Haría todo lo posible por tener un poco de paciencia, su cerebro podría soportarlo, aunque no estaba muy seguro de su lívido.

 

Continuará…

Notas finales:

(suspiro cansino) Otro capítulo bien corto señores. En serio, no sé por qué demonios no me quedan más largos ¬¬… Debe ser un bloqueo de escritor. Ya saben, a la falta de ideas, falta de buenos capítulos. Aun así me estoy esforzando todo lo que puedo T_T… tal vez deba tomar unas vacaciones.

Inner Mirai: que tal Hawái? n_n?  

Sora:  (^¬_¬^)U…

(Sora es mi gatita n///n Jejeje… y en serio me mira así cuando digo estupideces, seguro que entiende todo lo que digo, pero me da por incorregible hahahaha)

Perdónenme de verdad por el capi tan corto, nos leemos pronto!!


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