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Doctor Son Gohan por Goto

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Notas del capitulo:

Jejeje, perdón por la tardanza. ¡¿Quíen me odia?!

(Muchos levantan la mano)

Pero ya no va a volver a pasar xD lo juro.

Un mes sin actualizar, Dayari estaría orgullosa de mí.

*8:00 a.m* La alarma del despertador volvió a sonar como todos los días de entre semana. No se molestó siquiera en detenerla, ya estaba despierto… la verdad llevaba despierto desde hace casi 3 horas. ¿La razón? Era obvia, había vuelto para atormentarlo.

 

-“Es un secreto”- ¿Un secreto? ¿Qué quería decir con eso?

 

*8:10 a.m* la alarma volvió a sonar al no ser apagada hace 10 minutos. Estaba reusado a ir a trabajar ese día. Pero los ojos de Linux se posaron sobre los suyos; impidiéndole la vista al techo, donde se perdían todos sus pensamientos.

 

-No iré hoy… olvídalo.- Apartó al animal de con cuidado con su mano, pero este era persistente. Volvió a subirse en el pecho abdomen de Gohan y empezó a lamer su cara como lo hacía siempre que éste de reusaba a lago.

 

-Que no.- Insistió. Se giró un poco y lo dejó en la cama dándole la espalda… no había de otra, Linux bajó de la cama y le dio la vuelta a esta, se montó del otro lado y se acomodó entre los brazos de Gohan, para que sintiera el calor de su pelaje. El humano llevó una mano a las costillas de Linux donde había sido pateado, a lo cual soltó un leve aullido de dolor.

 

 

Sacó de su pantalón el celular e hizo una llamada.

 

-*Administración. Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle?-Era la voz de Dieciocho al otro lado de la línea.

 

-Hola… qué bueno que tú contestaras- Su tono de voz se notaba decaído.

 

-*¡Gohan!*- Estaba sorprendida de que el pelinegro llamase a la clínica.- Dime… ¿Pasa algo? Te oigo no lo sé… triste.

 

-Sólo llamo para avisar que hoy no podré ir a trabajar; tengo asuntos importantes que atender.

 

-*Pero… tu primer paciente ya está aquí esperándote. Tiene como dos horas esperando, ¿qué hago?

 

-Se masajeó el entre cejo con la yema de los dedos.- ¿No puedes cambiar su posponer su cita para otro día?- Le pidió a la rubia.

 

-*Bueno… lo intentaré.*

 

-Te lo agradezco mucho.- Colgó.

 

-Señor Vegeta… lo siento, pero el doctor Gohan no podrá asistir hoy a la clínica.- Le hizo saber al castaño, quien estaba ansioso en la sala de espera.

 

-¡¿Qué?! ¿Y qué se supone que haga ahora?- Preguntó molesto por el desplante del doctor.

 

-Si usted quiere, puedo tratar de mover su cita con el doctor para otro día.

 

-De acuerdo…- Asintió. Estaba sumamente molesto, aunque así no lo demostrara por el simple hecho de estar en un lugar con gente enferma.

 

-Perdón por los inconvenientes…- Se disculpó tomando un portapapeles y tratando de reacomodar la cita de Vegeta.- Lo llamaré esta…- El sonido del teléfono la interrumpió. Contestó.

 

-Administración. Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle?

 

-…

 

-¡Oh! De acuerdo-. Colgó.

 

-Señor Vegeta.- Llamó la atención del mencionado. Éste volteó a verla.- El doctor Gohan dice que lo llamará para fijar la fecha para su nueva cita. Y ruega que le perdone.

 

-Como sea…- Bufó con altanería y se marchó del lugar.

 

-Es un idiota.- Dijo Dieciocho para sí misma.

 

 

 

-------En los suburbios-------

 

 

 

-¡Mamá, papá! Ya me voy a la universidad.- Avisó bajando las escaleras con rapidez.

 

-¡Goten espera! ¿No piensas comer antes de irte?- Preguntó su madre.

 

-Lo siento, mamá. Ya se me hizo tarde. Comeré algo al llegar.

 

-¡Adiós, hijo!- Lo despidió Goku desde la mesa de la cocina.

 

-¡Ah! Lo olvidaba.- Caminó a la cocina donde estaban su padres.- Quería decirles que hoy por la noche les presentaré a alguien que quiero que conozcan.- Les dijo entusiasmado con una sonrisa.

 

-Claro hijo, me encanta la idea.- Aportó Milk sirviendo el desayuno a Goku.

 

-A mí también, ¿De quién se trata?- Inquirió Goku ansioso de empezar a comer.

 

-Alguien muy especial… Adiós.- Ahora sí, salió por la puerta directo, pero retardado, a la universidad.

 

-¿Tú quién crees que sea?- Le preguntó al azabache, que parecía estarse ahogando con la comida. Tragó con dificultad y respondió.

 

-Tal vez un novia.- Volvió a acometer con el desayuno.

 

-Si es así, espero que sea una muchacha estudiosa.- Contestó Milk con aires de responsabilidad.

 

-O un novio…- Susurró por lo bajo el hombre, conteniendo una risilla.

 

 

Milk le dio un coscorrón en conjunto con una mirada desaprobatoria.

 

 

 

------En la universidad-------

 

 

-¿Estás seguro de hacerlo hoy, Goten?- Caminaban en dirección a su clase.

 

-¡Por supuesto! Además… llevamos casi un año de relación. No veo por qué no decirles.

 

-Pero no crees que es… no sé… ¿repentino?

 

-Tarble… ya te lo había dicho. Los chicos HE-TE-RO-SE-XU-A-LES presentan a su pareja a sus padres ¡y ya! No veo por qué un chico  o chica HO-MO-SE-XU-AL- Le separaba las silabas simulando hablar con un niño.- debe sentarse con sus padres y contarle de su orientación sexual.- Dijo llevando manos tras su nuca y actuando relajado.

 

-Sigo creyendo que es muy repentino que se lo cuentes así.- Insistía que no fueran tan rápido. Goten chaqueó su lengua restándole importancia.- Oye…

 

-Uhm…- Lo miró de reojo, sin detener su camino.- Muéstrame de nuevo su foto…- Le pidió sonriente y sonrojado.

 

-¡De ninguna manera, la última vez casi nos cacha el profesor por tu culpa!- Le reprochó.

 

-Vamos Goten… estamos en el pasillo, y aún faltan…- Miró su reloj.- 12 minutos para entrar a clases, por favor.- Casi se arrodillaba ahí mismo.

 

-Está bien...- Suspiró resignado ante la insistencia del más alto.- Ten, pero no lo enseñes.- Se apresuró a decir.

 

-¡Genial!- Rápidamente se escabulló a una esquina entre la pared y los casilleros que tenían cerca para darle otro gustoso vistazo a la foto.

 

-¡Ya! Suficiente, dame el teléfono.

 

-Espera, sólo un poco más.

 

-¡No! Ya es…

 

-Joven Goten, Joven Tarble, buenos días.- El profesor se acercó a saludarlos de camino al aula.

 

-Buenos días profesor…- Respondió nervioso el pelinegro, rascándose la nuca.

 

-Joven Tarble ¿Le sucede algo?- Se dio cuenta que estaba dándole la cara a una esquina.

 

-No, no, estoy bien. Buenos días. Seguía sin inmutarse.

 

-Bueno, vamos ya. La clase está por empezar.- Empezó a caminar al salón.

 

-Listo, toma.- Le devolvió el teléfono con una sonrisa bastamente satisfecha y notable hilo de sangre asomarse por su nariz.

 

-¡¿Qué diablos hacías?!- Le reclamó en voz baja.

 

-¿No se nota? Tu novio está chuparse los dedos…no es mi culpa que tengas tan buena suerte.- Expresó enteramente exento de vergüenza.

 

-¡Camina!- Lo empezó a empujar por la espalda hasta el salón. Derritiendo la nuca con una intensa mirada de indignación.

 

-No te preocupes Linux, iremos a la clínica veterinaria y te pondrás como nuevo.- Le dijo luego de colgar el teléfono.

 

 

Se levantó de la cama y fue al baño, apenas se miró al espejo recordó que su nariz había sido rota por el agresor, sacó el botiquín de detrás del espejo y al cabo de unos minutos logró bajar la hinchazón en esta. Se dio una ducha y al salir se puso una bandita en la nariz. Como lo dijo, no iría a trabajar, ergo, se vistió con un pantalón de lana color gris, tenis, y una franela roja.

 

 

Dudó un poco al estar parado frente a la puerta y tener el primer seguro en su mano. Su corazón latía acelerado y un sudor frío bajaba por su espalda. Se armó de valor y abrió la puerta, no demostraría miedo ante él.

 

 

-Ven pequeño- Golpeó sus rodillas y Linux caminó hasta él, lo tomó en sus brazos y lo abrazaba a su pecho.

 

 

Se extrañó de llegar hasta la cocina y no habérselo topado por ningún lado. Algo era aún más extraño; sobre la mesa de la cocina un suculento desayuno estaba servido: un sándwich, cereal, un yogurt de piña y jugo de manzana… se acercó y sin pensarlo dos veces abrió el cesto y lanzó el sándwich con desdén, el cereal y jugo al lavaplatos y el yogurt… lo guardó en la nevera…

 

 

-“Enloqueciste si crees que comeré algo que hayas preparado”- sentenció en su cabeza, dejando todos los platos en el fregadero.

 

 

En la puerta principal había una pequeña nota pegada “Sabías que no lo comerías, pero debes comer algo”. Hizo caso de mala gana y cogió una manzana.

 

 

Caminaba con rumbo a la clínica veterinaria. Hacía frío; por lo que llevaba un abrigo, pero no quería conducir. Pensaba en todo lo que pasó la noche anterior, lo ocurrido hace diez años y a donde podría haberse ido desde esta mañana, su maleta no estaba por lo que supuso que se había marchado.

 

 

-“¡Goku!”- Se le vino de golpe el rostro del azabache cuando lo había dejado abandonado en el restaurante.- Debería llamarlo… para pedirle una disculpa.

 

 

Entró a la clínica donde llevaba a Linux desde que era un cachorrito. Ya la mayoría conocía al animal por su aspecto tan tierno y su carácter juguetón y alegre.

 

-Gohan… ¿Qué hacen aquí? Se revisión es hasta el próximo mes.- La doctora que los atendía desde siempre se sorprendió al verlos antes de la fecha regular.- ¿Y qué le pasó a Linux? Normalmente siempre está alegre.- Se percató del desánimo de ambos.

 

-Por eso mismo vengo, ¿Podría hacerle algunos análisis? Temo que se haya roto una costilla o algo peor…- Le pedía a la doctora mientras miraba a Linux con los ojos humedecidos.

 

-Claro que sí, ven, dámelo…- Lo alcanzó de los brazos de Gohan para ser lamida sólo un poco en su mejilla por el zorro. En otras circunstancias Gohan debía apartarlo de encima y pedir disculpas por la hiperactividad del animal.- ¿Qué fue lo que pasó?

 

-Fue… un asalto…- Mintió.- Pero quien me preocupa es él…- Lo acariciaba.

 

-Escucha, le haremos algunos rayos x y lo mantendremos en observación por unos días, ¿Te parece?

 

-Se lo agradecería mucho.- Se alegró en parte.

 

-De acuerdo. Te llamaremos cuando nuestro amiguito esté como nuevo.- Le sonrió optimista al pelinegro.

 

-Pórtate bien ¿Sí?- Se inclinó un poco para darle un beso en la nariz a Linux, éste le respondió con una lamedura en la suya.- Te quiero…- Mostró una sonrisa afligida. Sintiendo sus ojos humedecer acarició su pelaje de tonos ocaso.

 

-Gohan…- La facultativa puso una mano en su hombro.- Estará bien, está un buenos manos.

 

-Lo sé, y eso me tranquiliza. Gracias.- La doctora le dedicó una reconfortante sonrisa y se dio la vuelta para llevarse al zorro a radiografías. Gohan extendió su mando, sentía como una parte de él se marchaba entre una blanca bata.

 

 

-------

 

 

Estando en el parque, sacó su celular del pantalón y realizó una llamada al mismo número de la noche anterior. No podía negar que su mano temblaba mientras se acercaba a su oído, pues era evidente a simple vista. Y un nudo se formó en su garganta mientras esperaba a que contestasen.

 

 

No atendía, por más que insistiese era inútil. Se resignó y no le quedó de otra más que enviarle un mensaje de texto “Quiero hablar contigo, llámame”. Pasó casi media hora esperando, pero ni siquiera recibió respuesta.

 

-Goku… hola- Llamó al azabache.

 

-*Gohan… ¿Cómo estás? Qué bueno que me llamaras*

 

-Estoy bien… bueno, tengo un pequeño golpe en la nariz, pero no es nada.

 

-*Es un alivio. Yo… ¿Puedo preguntar qué pasó anoche? Saliste muy alterado luego de que te llamaran.*- Se notaba su preocupación.

 

-Sí, yo quería disculparme por mi comportamiento; sé que no debí salir de esa manera sin decir nada.- Se sentó en una de las bancas de madera.

 

-*¿Pero ya resolviste ese problema?*

 

-Bueno… mejor dicho… él fue el que se marchó.

 

-*Entonces todo en orden, supongo*

 

-Sí. “Por el momento”- Pensó con cierta preocupación.

 

 

 

-------No muy lejos de ahí-------

 

 

-“¡Es una sabandija! ¡¿Cómo se atreve a faltar el día de la dichosa?!”- La rabia lo consumía desde el interior. Hacía un esfuerzo sobrehumano para no estallar en un grito de furia y empujar a todas las personas que iban por delante de él.

 

 

El dolor en su pierna le impedía caminar con total libertad por lo que cojeaba un poco, sólo podía imaginarse lo ridículo que de seguro se veía, y la risa de los niños más pequeños no ayudaba mucho que se diga, esto podía notarse en la vena de su frente que amenazaba con estallar en cualquier momento.

 

 

No sabía a dónde caminaba, pero tampoco le importaba. Daba vueltas alrededor del parque para tratar de calmarse.

 

 

-¡Apártate!- Prácticamente embistió a un chico que caminaba tranquilo hablando por teléfono.

 

-¿Qué pasó?

 

-*Ahg… un idiota me empujó y casi me tira al suelo, pero no pasó nada*

 

-Ehm… ¿Y sobre esta noche…?

 

-*Por supuesto que acepto. Si es tan aplicado como dices sería bueno alentarlo para que continúe así ¿No lo crees?*

 

-Te lo agradezco mucho… Y ¿Quién sabe…? Tal vez luego de la cena tú y yo podamos terminar lo que empezamos anoche…- Le dijo a Gohan con tono grave mordiéndose el labio inferior.

 

-*Adiós, adiós, me tengo que ir. Te veo a la noche jajaja*- Colgó nervioso. El de cabellos alborotados sabía que había provocado en el menor.

 

-Estoy muy orgullosa de ti, Goku; eres un buen padre.- Milk se le acercó por detrás, abrazándolo por la espalda.

 

-Y yo estoy orgulloso de él también.- Afirmó el abrazo poniendo sus brazos por encima de los de la mujer, quien descansaba su cabeza en la espalda del azabache.

 

-¡OH! Ya están las palomitas.- Milk se fue corriendo risueña al microondas y abrió la puerta, las sacó y con cuidado las depositó en un gran tazón de cristal.-Goku, ya voy a poner la película.- Comenzó a caminar a la sala de la casa, comiendo algunas palomitas en el camino. Pero ignorando el gesto pensativo del azabache, quien se encontraba de espaldas a ella, mirando a un punto perdido en el patio trasero.

 

-“¿Quién será?”- Se cuestionó a sí mismo acerca del invitado de su hijo.

 

-¡Goku, ¿No vas a venir?!- Milk lo llamó sentada en el sofá, esperándolo.

 

-¡Sí…! ¡Déjame servir los refrescos!- Salió de su ensimismamiento  y se dirigió a la nevera, sacó de allí una botella con el refresco. Del anaquel tomó dos vasos de vidrio y los llenó con la bebida.- ¡Ya voy!- Llegó a la sala.- ¿Y qué película veremos?- Dejó los vasos en la mesa de centro.

 

-Es una de terror…- Se inclinó a introducir el CD en el reproductor.

 

-No creo que sea buena idea…- Cruzó sus brazos y su faz denotaba seriedad.

 

-¿Qué, por qué no?- No entendía la negativa del hombre.

 

-¡Porque eres demasiado gallina!- Toda la seriedad de su cara se disipó en un momento al sacarle la lengua a su esposa cual niño.

 

-¡¿Qué?! ¿Yo soy la cobarde?- Preguntó burlona.-Pero si eras tú quien me sujetaba la mano cuando íbamos al cine a ver una película de terror.

 

-¿Yo?- Soltó una sonora carcajada.- ¿No recuerdas las tantas veces que nos sacaron de las salas porque TÚ no dejabas de gritar del miedo?- Milk no contestó; se vio derrotada por ese recuerdo. Tomó un puñado de palomitas y se las aventó a la cara a Goku.

 

-De acuerdo… ¿Te apetece una apuesta?

 

 

 

-------En la ciudad-------

 

 

En la estación de policía, una agitada Videl acababa de llegar.

 

 

-Videl… te vez…- Fue callado por la aludida.

 

-¡Cállate, Yamcha!- Le dirigió una mirada asesina como advertencia.- Me veo fatal, lo sé, pero es culpa de Vegeta…-Se pasaba las manos por el cabello, intentando peinarlo con ellas.

 

-¿Qué sucedió? Ahora…- No era la primera vez que algo así pasaba.

 

-Debía traerme… pero el muy idiota- Masculló entre dientes.- Salió el otro día y no se molestó en siquiera llenar el tanque del auto.

 

-¿Y cómo llegaste?- La verdad le daba miedo preguntar.

 

-En su bicicleta. La dejé estacionada allá afuera.- Señaló con la cabeza detrás de ella.

 

-Oye… ¿Pero él no ama a esa bici tanto como a su vida?- Todo el que conociera al cabellos de flama sabía el apego que tenía con su artefacto.

 

-No me importa…- Comenzó a caminar a su oficina.- ¿Eso es para mí? Gracias.- Le arrebató la taza de café que Yamcha tenía en sus manos.

 

-Mi café.- Una lagrimilla bajó mientras veía como Videl se alejaba con su preciado café.

 

 

Las horas pasaban y terminando el papeleo del día y el que no había terminado el fin de semana por orden de un castaño antipático, se dispuso a volver al caso que tanto le rondaba en la cabeza.

 

 

-Videl…- Yamcha entró a la oficina.

 

-¿Qué pasa?- Sus ojos estaban fijos en la pared con el gran mapa de la ciudad.

 

-Tienes una llamada… Dicen que es importante.

 

-De acuerdo.- Siguió al pelinegro hasta el teléfono donde la llamada había entrado.

 

-Diga.

 

-…

 

-Sí, ella habla.

 

-…

 

-¿Dónde?

 

-...

 

-Sí, sí, espere.- Buscó una libreta para apuntar.- Ya.

 

-…

 

-Bien ¿Su nombre?

 

-…

 

-¡¿Qué, cómo que no puede decirme?!

 

-…

 

-¿Y qué hay en esa dirección?

 

Colgaron.

 

-Hola, hola… Maldición.

 

-¿Qué te dijeron?

 

-Me dieron una dirección, pero no dijo quién era ¿Me acompañas?

 

-Sí, claro. Vamos.

 

 

 

-------En la universidad-------

 

 

-Tarble… ¿Me escuchaste?

 

-…

 

-Oye.- Le chasqueó los dedos a su amigo sentado frente suyo.

 

-…

 

-¡Tarble!- Le lanzó una manzana a la cabeza.

 

-¿Qué te pasa, por qué me atacas con…? ¿Manzanas, enserio?

 

-Bueno, hace un rato que te estoy hablando y tú estás clavado en el teléfono, ¿Qué tanto haces?

 

-Ehm… nada, nada.- Contestó nervioso a Goten.

 

-¿Cómo que nada?- Lo miró más detenidamente y se dio cuenta que éste sangraba levemente por la nariz.- Tú…- Sus ojos se abrieron con sorpresa

 

-¿Yo qué?

 

-¡Dame tu teléfono!- Le exigió.

 

-¿Para qué? ¡No!

 

-Tarble, no bromeo… dame ese teléfono.- Dijo amenazante.

 

-¡NO!- Tomó su mochila y salió corriendo despavorido de Goten.

 

-¡Tarbleeeee!- Él mismo se había declaró culpable al salir huyendo de él. Lo perseguía con enojo por toda la cafetería. Tarble cruzó la puerta que daba al campus, y Goten tras él.

 

-¿Por qué eres tan malo conmigo?- Preguntó con cinismo al casi ser alcanzado por el menor.

 

-Borra… esa… maldita…. foto- Ya le faltaba el aire.

 

-jajaja, si me atrapas.- Apresuró la huida y trepó a un árbol.

 

-¡No es justo! ¡Sabes que le temo a las alturas!- Le reclamó con un puchero.

 

-¿Y qué me harás si bajo?

 

-¡¡¡Te arrancaré la cabeza, idiota!!!- Agitaba los brazos con ira desmedida.

 

-Oohhh… ya veo…- Se recostó en la rama donde estaba sentado.

 

-¿Qué?

 

-Lo que pasa es que no te enseñaron el significado de “compartir” ¿verdad?

 

-¡¡¡Te compartiré una paliza!!!- Tarble tenía un don especial para hacerlo enojar.

 

-Cálmate, sólo déjame… Oye, no… Detente.

 

-¡Baja de una buena vez!- Goten le arrojaba unas manzanas que cayeron del árbol.

 

-¡Oh No! ¡El ataque de las manzanas!- Se hacía la víctima en tono burlón.- ¿Qué será de mí? Por favor… alguien… ayu… ¡AY! ¡Oye, eso dolió de verdad!- Le lanzó una directo en la frente.

 

-¡Se me acabaron las manzanas! ¡Sólo me quedan rocas! ¿Vas a bajar ya?- Tenía una roca en la mano, listo para lanzarla.

 

-¡No, no, no! ¿Estás loco? Toma…- Dejó caer el teléfono a las manos de Goten.

 

-Al fin…- Buscó la foto que le había sido copiada y enviada al teléfono de Tarble y la borró.

 

-Eres un aguafiestas, ¿Lo sabías?

 

-Y tú un sinvergüenza… Vamos, la clase está por empezar.

 

-¡¿Contigo?!- Se sobresaltó.- Las manzanas son un árbol mortal en tus manos. Camina, yo voy en un momento.

 

-De acuerdo. Pero no tardes.- Se dio la vuelta y empezó a caminar al interior de los edificios.

 

-“Qué suerte que envié una copia a mi correo.”- Sonrió triunfante al tener la llamativa fotografía de nuevo.

 

 

 

------En un lúgubre y frío lugar-------

 

 

-Hola mamá… hola papá, perdón por no haber venido desde hace un año… pero no saben cuánto los extraño.- Estaba de pie frente a las tumbas de sus padres.- Mamá… son para ti… sé cuánto te gustaban las margaritas.- Se arrodilló a la lápida y dejó un ramo de margaritas recién cortadas.- Papá, esto es para ti... te encantaba el café.- Dejó una taza con unos cuantos granos de café dentro de ella.- Quiero que sepas… que he cuidado muy bien de Linux. Él es lo único que me queda de ustedes…- No pudo contener las lágrimas y cayó de rodillas al suelo.- Mamá… mamá ¿Qué hago?, volvió, volvió y tengo… tengo miedo, por favor dime que hacer para que se valla…- Miraba lloroso la lápida añorando una respuesta de su madre. Una fría brisa sopló y un pétalo de margarita voló hasta caer dentro de la taza de café.- ¿Qué…? No te entiendo…

 

-¿No es obvio?

 

-¡Aahhh!- La misma voz de anoche resonó detrás de él.- ¿Qué haces aquí?- Frunció fuerte el entre cejo.- ¡¿Cómo tienes el descaro de venir acá?!

 

-¿Qué? ¿Acaso no tengo el derecho de venir a ver a mis padres?

 

-¿Padres?- Preguntó más enojado.- Tú nunca los viste como eso. Tú siempre estuviste celoso… enfermo de odio… me odiabas.

 

-Y lo sigo haciendo… Pero es TU culpa que ellos, que tú, que yo estemos hoy aquí.

 

-¡¿Mi culpa?!- Estaba estupefacto.- ¿Y yo que hice?

 

-Nacer…- Respondió amargamente.- Como sea… No vine a verlos a ellos, ¿Qué quieres?

 

-¿Eh?

 

-Querías hablar conmigo… ¿Qué pasa?

 

-No hablaré aquí… en frente de MIS padres.- Hizo un claro énfasis.

 

-Mamá…- Fijó la vista en la lápida de su “madre” y dio un profundo suspiro.- Sabes… aún recuerdo sus gritos por compasión…- Miró a Gohan con una sonrisa sínica a más no poder.

 

 

Abrió los ojos sorprendido por el comentario tan vil de su hermano y apretó los puños con odio y desprecio. No se contuvo más y le dio una fuerte puñetazo al mayor directo en la boca; derribándolo a la pasto. Se abalanzó  sobre él, quería matarlo con sus propias manos, pero sintió el frío acero de una navaja reposar en su cuello; se mantuvo estático en su posición.

 

 

-Dicen… que el amor de madre es incondicional y eterno, pero… yo me pregunto si ella me habrá amado hasta el último momento de su vida.- Contenía una carcajada mientras miraba a Gohan, quien no sabía si levantarse o arriesgarse a ser degollado con tal de matar al asesino de sus padre con sus manos.

 

 

La presión ejercida en la navaja aumentaba sobre su yugular y no le quedó de otra más que incorporarse.

 

-¿Por qué me los arrebataste?- Su voz sonaba quebradiza y nuevas lágrimas escapaban hasta caer  al suelo desde su mentón.

 

-¡Porque tú me la quitaste… a ella… y mi hijo…!

 

-¡Eso fue un accidente! ¡¿Hasta cuándo lo entenderás?!

 

-¡Nunca, imbécil…! ¡Y tampoco te hagas la víctima, porque esa misma noche tú intentaste matarme también!

 

-¡Y lo hubiera hecho! De no ser por la sirvienta que entró a la habitación… estaba a pocos pasos de asfixiarte a morir.- Una sombría mueca apareció en su cara.

 

-¿Salvado por la campana no crees?- Rió irónico.

 

-Dime ya porque volviste después de diez años.

 

-Para meterme preso, quiero ver cómo te ¡pudres! En una celda.- Sentenció.

 

-¡¿Preso?!- Rió sarcástico.- ¿Por qué no mejor no me matas de una buena vez? ¡Aquí, ahora mismo!- Se abrió de brazos y piernas, dispuesto a ser apuñalado allí mismo hasta morir.- ¡VEN! ¡¿QUÉ ESPERAS?! ¡AQUÍ ESTOY!- Esperaba con ansias sentir el frío acero atravesar su piel.

 

-Gohan, Gohan, Gohan…- Negó con la cabeza.- ¿Siempre buscando la salida fácil a todo eh?

 

-Hazlo… si tanto me odias, mátame ya… ¿O no recuerdas a Bulma?- Se dispuso a provocarlo.

 

-Mi querida Bulma…- Guardó la navaja y suspiró calmado.- ¿No sería gracioso que la policía fuera a la casa donde murió después de tanto tiempo?- No dijo más y se dio media vuelta para salir del lugar.

 

-¡Espera, ¿Y Goku?!- Le preguntó por el azabache.

 

-¿Qué con él?

 

-Sí, me preguntaste sobre él anoche.

 

-Ah, sí… Espero que no se encariñe demasiado contigo… quien sabe… cuando la verdad salga a la luz tal vez se decepcione del mejor doctor del país…

 

-“¿Verdad?”- Pensó ligeramente alarmado.- ¿De qué verdad hablas?- Inquirió demandante el menor.

 

-Tu sebes de que hablo…- Le dirigió una mirada cómplice a su hermano. Ya había dicho suficiente para hacer un caos la cabeza de Gohan.- Ya te visitaré  luego… hermanito…. Por cierto, hay un asesino rondando por ahí; deberías ser cuidadoso, o tal vez yo deba tener cuidado.- Se dio media vuelta y siguió el sendero que conducía a la salida del fúnebre lugar.

 

 

 

-------En una casa abandonada-------

 

 

El auto de policía se detuvo al frente de una casa visiblemente maltratada por los años y los cambios constantes de clima. Ambos pelinegros bajaron de la patrulla y desenfundaron sus armas, al pendiente de cualquier “sorpresa” no deseada.

 

 

-¿Qué es éste lugar?- Preguntó el de cicatrices intrigado por la fachada tan descuidada de la antigua residencia.

 

-No lo sé… Pero me parece haberla visto antes… hace… mucho tiempo atrás.- Respondió Videl a detalle.

 

-Bueno, pues si te dieron ésta dirección fue por algo ¿No lo crees? Entremos.- Dio los primeros pasos Yamcha, seguido de Videl.

 

 

Por el estado del exterior de la casa podía deducirse que llevaba abandonada muchos años. El césped del lugar estaba crecido a la altura del suelo del pórtico, el cual, la base, estaba carcomida por insectos y dañada por el agua de las lluvias al ser de madera. Las ligeras ráfagas de viento chocaban contra las campanillas de acero colgadas sobre la puerta principal, brindándole un aire tenebroso a la maltratada morada.

 

 

El camino a las escaleras era apenas notable al ser de concreto y estar casi totalmente cubierto por el césped crecido. Las botas de ambos miembros de la ley eran mojadas al contacto con las hojas humedecidas que sobresalían de la tierra. A medida que se acercaban a las escaleras un escalofrío recorría sus espaldas, sintiendo la fría presencia de la muerte acercarse… o como se ya se hubiera hecho presente tiempo atrás.

 

 

Los escalones de madera rechinaban con el peso de Yamcha y Videl. Al fin llegaron a la puerta de la casa. Se posicionó  frente a esta y le hizo una señal su compañera para que lo cubriese.

 

 

La puerta fue abierta de una patada en la cerradura y estampada contra la pared del lado interno de la vivienda.

 

 

Videl dio unos rápidos pasos adelante y apuntó en todas direcciones para corroborar el interior, estaba limpio. Guardó su arma en el cinturón.

 

 

-¡Despejado!- Le hizo saber al hombre.

 

-Cielos… éste lugar está hecho un fiasco.- Comentó con una expresión de desagrado en su rostro.

 

 

Totalmente oscuro de no ser por las ventanas rotas y la puerta abierta tras ellos. La humedad era perceptible en el ambiente, y goteras en el techo que tocaban el suelo dejando pequeños charcos hacían de la casa una perfecta escena de una película de terror.

 

 

-Alguien estuvo aquí…-

 

 

-¿Por qué lo dices? Éste lugar tiene muchos años deshabitado.- Le dio a entender a su compañera.

 

-¿No lo ves? Hay una huella en el suelo.- Se arrodilló en el lugar y examinó con los dedos la hendidura en el lodo acumulado por el paso del tiempo en la entrada.

 

-Videl…- La llamó desde el pie de las escaleras que conducían al segundo piso.- Ven a ver esto.

 

-¿Qué sucede?- Se acercó a Yamcha, éste apuntó con la linterna.

 

 

“Aquí continuó…” La frase estaba plasmada al pie de las escaleras. Escrito con lo que parecía ser sangre, pero que para la salud mental de los dos era pintura. Pinceladas compulsivas le daban la impresión de haber sido hechas con un rencor palpable.

 

 

-¿Qué crees que signifique esto?- Preguntó confundido con el ¿mensaje?

 

-No le sé… “Aquí continuó”- Citó.- Debe de haber más escritos por ahí.

 

-Puede ser… Tú ve arriba y yo busco aquí abajo.- Propuso el de cicatrices.

 

-De acuerdo.- Asintió y subió las escaleras, cabe decir que estas tampoco estaban en buen estado.

 

 

Al llegar a la segunda planta otro escrito…

 

 

“Aquí empezó y terminó a la vez…” Escrito en la sima de los escalones con el mismo rencor y brusquedad que el primero que encontraron. Una flecha apuntaba al oscuro pasillo, donde sólo había una puerta.

 

 

Sacó de nuevo su arma y se encaminó lentamente a la que se suponía era la habitación. La puerta no tenía seguro por lo que entrar no fue ningún problema. La habitación completamente vacía; sin fotografías, sin una cama, sin muebles… solamente la pared con otra escritura más.

 

 

“¡¡¡LO ODIO!!! La amo…

¡¡¡ÉL ME LA ARREBATÓ!!! El amor de mi vida…

¡¡¡Nunca lo vi como a un hermano!!! Ni siquiera vi nacer a mi hijo…

Ellos me vieron como a un hijo… Pero yo nos los vi como mis padres…

Él me la quitó… yo se los quité…

Dos vidas… por dos vidas…

Me demostraba su amor… me ocultaba su desprecio…

Una familia feliz…”

 

Una horrible sensación invadió su estómago y un malestar azotó en todo du cuerpo. Dio unos pasos hacia atrás para intentar escapar de esas palabras llenas de odio y agravio. No se dio cuenta al entrar, pero en la pared detrás de la puerta un espejo colgado tenía plasmado otro mensaje:

 

“1988-2006

Bulma”

 

-¡Bulma…! Gine… y Bardock… Ésta casa, aquí fue donde los tres murieron…- Dijo aterrorizada al recordar por qué la casa le sonaba tanto.

 

 

 

-------Flashback-------

 

 

Hace 10 años.

 

 

-¡Papá!- lo buscaba en la planta baja de su casa.- ¡¿Papá, dónde estás?!- Subió para revisar las habitaciones. Una a una las fue revisando, la de sus padres, la suya, incluso la de Vegeta, pero nada. Sólo quedaba el estudio de su padre por revisar.- Oye, tengo rato buscan…- Se acalló pues había dado por sentado de que allí se encontraría, pero no.

 

 

Caminó uno pasos hacia adentro, aprovechando que este no estaba. Nunca la dejaba entrar sin que él no estuviera, puesto que no quería que viera el ambiente policial hasta que llegara el momento.

 

 

Sobre el escritorio una carpeta reposaba, por más que sabía que lo tenía prohibido, la curiosidad fue más fuerte que ella y le ganó. La recogió con curiosidad y mirando a ambos lados para cerciorarse de estar sola, así era, y con una sonrisa traviesa la abrió.- Linda casa…-Dijo al ver la primera fotografía que figuraba sobre las demás.- De tin… marin… de dopin… gúe…- Recitó aquella clásica canción con la mano tapando su visión y tocando al azar con la otra las demás fotografías. Al terminar con el cantico tomó la foto en la que sus dedos reposaban.

 

 

La elevó un poco por encima de las otras y…- ¡AAhghahh!- cayó al suelo espantada por la imagen que sostenía en sus manos; un hombre de cabellos alborotados y una cicatriz en su mejilla miraba fríamente a la cámara, mientras yacía en el suelo en un gran charco de sangre que brotaba de su cuello cercenado.

 

 

Pasó unos minutos con la cabeza entre sus rodillas tratando de asimilar las imágenes que acababa de ver. Se levantó ya preparada para continuar viendo las demás. Levantó la carpeta que había dejado caer sobre el escritorio y sacó otra foto; una mujer de cabellos oscuros hasta un poco más abajo de los hombros  portaba un traje blanco, muy elegante… pero lleno de agujeros enrojecidos por la sangre que escapaba de su abdomen repleto de puñaladas. Su rostro reflejaba un dolor incomparable, casi podía decirse que estaba afligida por una… traición de parte de algún ser querido.

 

 

Se fue a la tercera foto; una chica de unos (…) años de cabellos celestes estaba boca arriba en el suelo, al pie de las escaleras de esa misma casa. Su mano reposaba sobre su vientre que, en comparación con su cuerpo, estaba abultado, entonces lo supo…- “Estaba embarazada”- Desvió su mirada a la esquina inferior derecha y vio la fecha en que fueron tomadas esas fotografías, sólo hace una semana.

 

 

-¡Videl!- Entró su padre de golpe al ver que estaba en el estudio sin su permiso.

 

-Papa… ¿Quiénes son estas personas?- Se dio la vuelta, con los ojos llorosos y una mano sobre su boca para reprimir el llanto.

 

-Te… te contaré…

 

 

-------Fin del Flashback-------

 

 

 

La comandante de la policía había subido las escaleras, dejándolo solo en la apenas iluminada planta baja. Caminó unos pasos guiándose por la pared, hasta llegar a lo que parecía ser la cocina, sin embargo, no había electrodomésticos, ni utensilios o platos que así lo confirmaran, sólo uno cuantos anaqueles taladrados a lo alto de donde debería ir una estufa, y una mesa de ¿hormigón tal vez? En el medio del lugar.

 

 

Algo le llamó la atención sobre el mesón… más escritos. Se acercó con la linterna en mano y proyectando luz en él.

 

“¿Izquierda o derecha?

¿Quién tardó más en morir…?

¿Fin?”

 

 

Al extremo de las dos palabras, dos flechas apuntaban al borde de la mesa en la dirección correspondiente. Ladeó la cabeza a ambos lados… pero nada. Entonces miró al suelo en la base de mese, y vio lo que para él era un gran charco de pintura a ambos lados.

 

 

-“¿Fin…?”-Citó.- ¿Hay algo más que esto?- Se dijo a sí mismo ante la clara advertencia de este psicópata.

 

-¡Yamcha!- Llamó al pelinegro luego de bajas del segundo piso.

 

-¡Videl!- Se dio unos pasos hacia atrás, de espaldas, para acudir al llamado de su superior.- ¡Mira, hay…! ¿Qué te pasa, estás bien?- Se acercó a ella para notarla pálida y con la mirada rehúyete, fija en el podrido suelo de madera.- ¿Qué encontraste allá arriba?- Sabía que lo que estaba allá arriba era culpable del estado en que estaba Videl.

 

-…Vamos… te lo explico en el camino…

 

 

 

-------Al pasar las horas-------

 

 

-¡Videl!

 

-*¿Qué demonios te pasa, Vegeta?* Estaba notablemente alterado.

 

-¡Pon a todo el departamento a investigar un robo…!

 

-*¡¿Qué?! Dime donde fue el robo*

 

-Fue aquí en la casa, robaron… robaron mi bicicleta…- Cayó abatido al suelo de rodillas. Conteniendo las lágrimas que amenazaban con escapar en cualquier momento.

 

-*Fui yo…*- A secas.

 

-¿Qué?- El llanto cesó de inmediato.

 

-*Que yo tomé tu bicicleta…*- Respondió de la manera más calmada posible.

 

-Videl…- Esbozó una risilla.- ¡¡¡¿CÓMO TE ATREVEZ A LLEVARTELA SIN DECIRME NADA?!!! ¡¡¡TE JURO QUE SI NO FUERAS MI HERMANA…!!!- Fue interrumpido.

 

-*¡Cállate! Es tu culpa por llenar el tanque del auto; me traje tu bicicleta y la dejé estacionada afuera…*- Ambos eran un dolor de cabeza para el otro.

 

-¿Afuera?- Se dibujó una sonrisa espantada en su rostro.- Voy para allá…- Gruñó furioso y colgó el teléfono.

 

La sala, la cocina, el patio, la cochera, los cuartos, todo estaba patas arriba por su búsqueda de su amada bicicleta.

 

 

 

-------En otra casa-------

 

 

-Ahh… Goku… más abajo… ¡SÍ! Justo ahí…

 

-Pero Milk…

 

-¡Pero nada! Tú perdiste, ¿Recuerdas?- Sentenció.

 

-Sí, lo sé, pero ya me duelen los dedos… ¿Podemos parar ya?- Le rogaba a la pelinegra.

 

-¿Qué hora es?

 

-Ummm… las 5:30

 

-Bien…- Resopló resignada, sólo por la hora que era. Se levantó de la mesa de masaje y se cubrió con la toalla. Aún seguía un poco atontada por los masajes, pero hizo el esfuerzo y encaminó al baño para una ducha.

 

-¡Al fin libre!- Se dejó caer al suelo con una sonrisa por todo el cansancio que reunió a lo largo del día por culpa de la pelinegra.

 

 

 

-------Flashback-------

 

-De acuerdo… ¿Te apetece una apuesta?

 

-¡Adelante!- Estaba entusiasmado por la propuesta de Milk.

 

-Bien, veremos la película y el primero que se asuste pierde.- Tenía la certeza de salir victoriosa.

 

-¿Y qué gana el otro?- Inquirió.

 

-Ja, ja- Rio segura de sí misma.- Cuándo YO gane, TÚ, me llevaras al centro comercial y me consentirás todo el día.- Estrellas se vislumbraban en sus ojos.

 

-¡Hecho!- Aceptó.- Pero cuándo el ganador resulte ser yo, entonces tú… ehmm… tú…- Se cruzó de brazos frotando su mentón, no se le ocurría un premio para la apuesta.- ¡Rayos! No se me ocurre nada…- Se jalaba los cabellos con la frustración propia de un niño pequeño.- ¡Ya sé!- Exclamó por fin.- Cuándo yo gane, TÚ,  tendrás que… ¡cocinar!- Presionaba los cachetes de Milk con sus dedos índices, con una sonrisa de oreja a oreja. Goku no se daba cuenta, pero al sonreírle tan de cerca y con esa alegría a Milk, ésta se sonrojó, y recordó sus primeros años de casados. Tanto así, que la palabra “Divorcio” le disgustaba bastante.

 

-Oye Milk, ¿Estás bien?- La aludida en un parpadeo ya estaba abrazada firmemente al azabache. Se sujetó de la camiseta que Goku portaba; arrugándola en sus manos. El contacto se prolongó por unos segundos, segundos los cuales Goku pasó totalmente confundido y sorprendido. Y Milk… ella lo abrazaba de una manera cálida como en antaño, y hundía su rostro en el fuerte pecho de su esposo. Se dio cuenta de lo que hacía y se separó de golpe.

 

-Qué tonta soy, perdí el equilibrio.- Mintió, y rio nerviosa.- Veamos la película.- Lo tomó de la muñeca y ambos se sentaron en el sofá para empezar la apuesta.

 

 

-------Fin del Flashback-------

 

 

 

-¡En un momento empezaré a preparar la cena, Goku!- Avisó la mujer desde la habitación luego de salir del baño.

 

-…

 

-¡¿Goku?!- Se vistió y bajó al primer piso.- Goku, te estoy hablando…- Lo vio tirado en el suelo, roncando plácidamente.- Bueno… mejor empiezo, Goten llegará en unas horas.- Dejaría al azabache dormir por un rato hasta que fuera hora de alistarse para recibir a los invitados de la noche.

 

 

 

 

Continuará.......

Notas finales:

JA!

¿Algún review?

Prometo no volver a ausentarme tanto otra vez.

Perdón por el titulo tan feo, pero es que no se me ocurrío nada.

Saludotes.


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