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Amor y Sacrificio por Demonio_Nocturno

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Notas del capitulo:

Hola criaturitas de Asmodeo como estan??? espero y bien, ya por fin tenemos el capitulo 3, no se ustedes pero a mi me esta gustando mucho. Bueno no les hago perder mas el tiempo y pasen a leer a y otra cosa, hay una chica que me a pedido el nombre d ela escritora y bueno solo les puedo dar un seudonimo o mas bien la forma en como yo le llamo y es "Yode", no me a dicho si puedo dar su face o su numero asi que no lo are pero ella esta muy agradesida con ustedes por leer y apoyarla. Gracias.

Cuando Shun y sus amigos entraron al salón de clases, notaron que ahí ya se encontraban los demás integrantes de su grupo de amigos; estos eran Hyoga, Jabu, Aioria, Marín, Verónica, Ichi, Argol y Esmeralda. Todos ellos eran un grupo muy unido así que cuando se encontraron con las miradas, fueron a saludar a los recién llegados y unos minutos después de que tomaran asiento en sus respectivos lugares, entro el profesor que impartía la asignatura de química.

−Buenos días jóvenes, ¿Cómo pasaron su fin de semana? –pregunto el profesor.

−Bien –contestaron al unísono a excepción de cierto peli verde quien estaba metido en sus propio pensamientos.

El día paso relativamente bien para la mayoría de los alumnos pero a Shun le pareció eterno y al mismo tiempo efímero. La mayoría de los integrantes del grupo de amigos, se fueron cada quien por su lado a excepción de Shun y Dita, quienes quedaron de irse juntos dado que vivían cerca uno del otro.

−Shuny –llamo en voz alta para que su amigo le hiciera caso− ¿Ahora si me vas a contar que te está pasando? Desde que nos vimos en la mañana, he notado que estas muy extraño –dijo con un semblante de preocupación−. Cuéntame lo que sea que te esté haciendo actuar de esa forma, no le diré a nadie ¿O no confías en mí?

−Está bien Afrodita, tu ganas –respondió−. Es algo complicado –suspiro pesadamente.

−Ya no le des más vueltas al asunto y dilo de una vez.

−Mi familia debe dinero a un grupo de mafiosos –dijo desviando la mirada−. Mi papá estuvo buscando dinero pero no le daban el préstamo así que opto por esa opción debido a un problema económico en su pequeña empresa de telas.

Afrodita quedo atónito, no podía creer lo que acababa de escuchar.

−Si Dita, como escuchas y no pongas esa cara o no terminare de contarte.

−Perdón es que me has sorprendido –confeso preocupado por lo que le deparaba a su amigo−. Están en un problema muy grande ya que todo el mundo sabe que ese tipo de personas le hacen cosas horribles a los que les deben dinero.

−Lo sé y por eso debo de encontrar alguna forma de hablar con el jefe de esa organización, para ver si puedo convencerlo de darnos más tiempo.

−Eso es muy peligroso además de que no creo que te reciba de buenas a primeras.

−Aun así debo intentarlo.

− ¿A qué organización le pidió tu papá, dinero?

Shun guardo silencio por un rato y después de soltar un largo suspiro, prosiguió a responder.

−A la organización “La estrella del infierno de Kraken”

Afrodita se paralizo en sus lugar al escuchar el nombre y después de recuperar el aire, hablo.

−Por todos los dioses, esto es horrible –soltó exaltado−. Esa organización es muy peligrosa y por eso es muy conocida en todo Japón e incluso en otros lados del mundo –guardo silencio y después agrego−. Aunque es un gran problema, yo te ayudare así que cuenta conmigo para lo que sea.

Se formó un incómodo silencio debido a lo delicada que era la situación actual del más bajo y después de un par de minutos, fue Shun quien rompió el silencio.

−Dita, eres mi mejor amigo ¿Lo sabes?, te quiero como a un hermano ¿Te lo había dicho? –pregunto con burla lo cual animo al peli celeste a hablar.

−Siempre me lo dices –respondió con el mismo tono y ambos se pusieron a reír.

Después de recorrer un tramo más del camino restante, a Shun le vino una idea a la mente.

− Dita, ¿quieres venía a almorzar con nosotros en la casa? Ya papá debe de estar ahí –sugirió sin dejar de caminar.

− ¿También estará Ikki? –pregunto con preocupación.

−Puede que si –se calló y pareció pensarlo−. Más bien no sé, mi hermano está molesto y no está pensando las cosas claramente.

−Está bien, aceptare tu invitación para almorzar.

A unos metros de la casa de Shun, se veían tres autos muy elegantes y costosos así que los dos chicos se acercaron rápidamente y una vez que estuvieron cerca, el dueño de esta hablo.

−Vamos Dita, entremos por la puerta de la cocina.

−Shun ¿Crees que esos autos que rodean tu casa, sean de los tipos a los que les deben dinero?

−No lo sé –respondió en un susurro ya que el aire se le atoro en el pecho por la angustia.

Los adolescentes entraron por la cocina y procuraron no hacer ruido para que no los descubrieran.

−Ven vamos acerquémonos a la puerta para escuchar que es lo que está pasando.

Afrodita pareció pensárselo y por más que trato de darse valor decidió negarse y tratar de convencer a su amigo de irse.

−No Shun, ya me dio miedo y más después de saber que les hacen a los entrometido –hablo en voz baja pero se notaba el temblor en su voz−. Sé que te dije que te apoyaría pero con dinero para así ver si tu padre lograba pagar al menos lo intereses.

−Tranquilo y gracias por estar conmigo –dijo con una sonrisa sincera−. Bueno déjame escuchar –se acercó a la puerta que daba a la sala y empezó a escuchar que tanto hablaban.

Alcanzó a escuchar cinco voces distintas y la voz que más le llamo la atención, fue la que tenía un acento alemán y movido por la curiosidad abrió un poco la puerta para ver que estaba pasando. Logro ver a varios hombres con caras de asesinos y eso le helo la sangre y al dirigir su mirada hacia donde estaba su padre, noto que había otro hombre sentado frente a este; era un hombre muy elegante; la expresión de su rostro era seria y su mirada reflejaba frialdad e indiferencia.

Shun se quedó asombrado por la belleza de aquel desconocido y se reprendió mentalmente por pensar que era el hombre más apuesto que había visto en su corta vida. Al seguir viéndolo detenidamente, callo en cuenta que era el jefe de la organización a la que su padre le debía.

−Shun, ¿Qué pasa? ¿Por qué no dices nada? –interrogo Afrodita acercándosele por atrás.

−Dios, Dita casi me matas de un susto –exclamo poniendo una de sus blancas manos, sobre su pecho.

Aunque hablo en voz baja, debido al susto que se llevó, choco contra uno de los muebles donde tenían algunos platos de cerámica y estos cayeron estrepitosamente al suelo. Las personas que se encontraban en la sala escucharon el alboroto y se miraron unos a otro.

−Me habías dicho que estabas solo –dijo Hades mirando directamente a Shion−. Vayan y busquen al intruso –ordeno y sus hombres obedecieron.

−Por favor señor Omori –pidió con voz suplicante−. Debe ser uno de mis hijos, por favor no le haga daño.

−Tranquilo señor Takamura –dijo Hades−, mis hombres no le harán daño a ninguno de sus hijos –hizo una pausa−. Claro si no hacen ninguna clase de estupidez como para hacerme enojar.

En la cocina, los dos chicos se encontraban sumamente nervioso y fue Shun el primero en hablar.

−Dita, escóndete –ordeno con temor el más bajo.

El peli celeste corrió a un armario donde guardaban las cosas que ocupaban para la limpieza de la casa.

−Pero mira que encontré –dijo uno de los hombres.

Era un hombre alto, con cuerpo fornido, de piel algo bronceada, cabellos negros cortos y ojos de un tono violeta oscuro.

− ¿Qué encontraste? –pregunto otro de los hombres quien se encontraba detrás del primero.

Este era delgado, no se veía muy musculoso, tenía facciones finas, su cabello era largo y de color plata, mientras que sus ojos eran de color ámbar.

−Pero que mal educado eres Aiacos –sonrió el primero−. Hola ¿Cómo te llamas lindo? –pregunto−, oh disculpa yo también soy un mal educado,  me llamo Minos Grifo y este de aquí –señalo al otro hombre−, es Aiacos Garuda, así que ahora te toca presentarte.

−Mi nombre es Shun –dijo con miedo−. Shun Takamura –tomo aire para calmarse un poco− ¿Qué hacen en mi casa? Si puedo saberlo.

−Los que hacemos las preguntas somos nosotros niño –hablo Aiacos−. Ven que mi jefe quiere verte para saber quién es el que hizo todo ese escándalo –lo tomo del brazo arrastrándolo para llevarlo frente a Hades.

−Suéltame, me haces daño –exclamo molesto mientras trataba de zafarse del agarre.

−Cálmate pequeño, no te aremos nada –dijo el más alto con una sonrisa maliciosa mientras que Minos solo suspiro por las idioteces de su compañero.

Sin esperar a que volviera a resistirse, Aiacos lo llevo frente a Hades y una vez que estuvieron frente a frente hablo.

−Aquí esta jefe.

−Vaya, vaya pero que tenemos aquí.

−Por favor señor Omori, no le haga nada –rogo Shion y en su voz denotaba lo preocupado que estaba−. Él es el menor de mis hijos.

−Silencio –asevero Hades en tono serio y Shion trago grueso− ¿En que estábamos? Así –dijo como si se hubiera acordó de algo importante−. Sabes eres una belleza ¿Cómo te llamas preciosura? –pregunto con sensualidad y una mirada coqueta.

Shun no daba crédito a lo que escuchaba, estaba muy asombrado por tener frente a él a un hombre con un físico tan hipnótico y sus ojos color jade, que nunca antes había visto, lo dejaron sin habla. Por su parte, Hades estudiaba al chico que tenía frente a él y lo que más llamo su atención fueron sus ojos, esos ojos color esmeralda que le robaron el aliento.

Dado que Shun no respondió, por estar metido en sus pensamientos, Hades volvió a preguntar pero esta vez se levantó de su lugar y le hablo al oído.

− ¿Cuál es tu nombre pequeño?

Shion iba a responder en lugar de su hijo pero el peli negro alzo la mano y lo mando a sentar ya que él quería escucharlo de labios del mismo Shun. En eso, el peli verde salió de su trance y respondió con voz tímida.

−Me llamo Shun. –Su voz era apenas un susurro que solo Hades escucho debido a lo cerca que estaban uno del otro.

−Qué lindo nombre, pero tú eres más bello y hermoso mi “Ángel”.

Las mejillas del menor, se tiñeron de un tono carmín al escuchar esas palabras y esto lo hacía ver muy lindo; en eso recordó que su hermano había sido el único que lo llamaba con el seudónimo de Ángel. Debido a que Shun se había vuelto a perder en sus pensamientos, Hades rompió el silencio.

− ¿Qué edad tiene Shun?

−Tengo 17 –respondió y una duda llego a su mente−. Disculpa pero, ¿Puedo saber quién eres?

Shun quería saber si era el jefe de la organización a la que su padre le debía y del cual todos habían oído hablar, o era solo la mano derecha o uno de sus hombres.

−Bueno Shun, dado que has respondido obedientemente a mis respuestas, puedo responder a la tuya –dijo con una sonrisa de superioridad−. Mi nombre es Hades Omori y supongo que has de saber porque estoy aquí ¿Verdad? –pregunto viendo como el menor palidecía−. Tomare tu reacción como un sí, así que no tenemos que aclarar nada con respecto a eso –volteo a ver hacia donde esta Shion−. Entonces señor Takamura, como le estaba platicando antes de ser interrumpidos, ya son dos años desde que le di el préstamo para levantar su empresa de telas.

−Señor Omori –dijo Shion con voz temblorosa−, no tengo el dinero para pagarle, deme un poco más de tiempo para conseguirlo.

Shun se encontraba preocupado y noto la mirada fría que Hades le dedico a su padre; después de unos segundos, Hades volteo a ver a Shun ya que había quedado impresionado por la belleza de este. El peli verde se dio cuenta de que estaba siendo observado y eso lo ponía sumamente nervioso.

−Lamentablemente no puedo darle más tiempo del acordado –respondió con frialdad−. Ha pasado mucho tiempo y su deuda asedio bastante, pero hay una forma en la que me puede pagar.

Shion estaba asustado por no saber que era esa forma de pago de la que Hades estaba hablando, pero no le quedo de otra que aceptar.

−Dígame, cual es esa forma y yo lo are –le dijo con voz temblorosa.

− ¿Esta dispuesto a hacer lo que sea para que sus hijos no paguen las consecuencias de sus actos?

Mientras decía eso, una sonrisa maliciosa se dibujó en el pálido rostro de Hades y miro a Shun con deseo para después decir.

−Quiero tener a su hijo en mi cama esta misma noche.

Shun quedo petrificado y el que Hades lo estuviera desnudando con la mirada, no ayudaba en nada. Después de unos segundos salió de su trance y se enojó por semejante tontería, ¿Quién se creía ese tipo para pedir tal cosa? Se preguntaba Shun y no le importaba que fuera el jefe de una organización tan importante. Quería gritarle pero tenía miedo y también quería salir corriendo, pero no podía dejar a su padre solo. No sabía qué hacer.

Shion por su parte, estaba sorprendido por las palabras dichas por Hades y a ver como este miraba a su hijo, supo que hablaba muy enserio.

-Señor Hades, ¿Qué está pensando al pedir tal cosa?

Hades lo miro con superioridad y le respondió

−Shun se ira conmigo, así pagara tu deuda –dijo y se acercó peligrosamente a Shun para rosar sus labios y acariciar sus mejillas, las cuales estaban rojas tanto por la vergüenza como por la ira.

−Claro que no –grito molesto el menor−. De aquí no me saca.

−Aiacos –llamo Hades−. Ya sabes que hacer –dijo saliendo de la casa con una sonrisa de triunfo y sus ojos jade brillaban peligrosamente.

Dentro de la casa solo se escuchaban los gritos de Shun.

− ¡Papá ayúdame…!

 

Shion no podía creer lo que estaba presenciando, estaba completamente paralizado en su lugar y no fue hasta que volvió a escuchar el grito desgarrador de su hijo, que salió del trance en el que se había quedado. Una vez que volvió a la realidad vio que Aiacos ya iba saliendo de la casa para llegar a la acera y así meter a Shun al auto así que no perdió más el tiempo y sin pensárselo dos veces corrió y se le abalanzo dándole un puñetazo en el proceso, haciendo que el más joven perdiera el equilibrio y callera al suelo bruscamente teniendo a Shun en los brazos.

Minos, que estaba al lado de Aiacos, no daba crédito a lo que había visto, nunca pensó que alguien pudiera tumbar a su compañero de un solo golpe y mucho menos que ese alguien, fuera un hombre mayor; por su parte los demás hombres que iban con ellos, tampoco movieron un musculo debido al asombro. Cuando el peli negro reacciono, se levantó y con la furia reflejada en los ojos, trato de regresarle el golpe pero Shun se lo impidió dándole una patada en la entre pierna provocando que su contrario se retorciera de dolor y soltara mil maldiciones.

−Si pensaron que se iban a llevar a mi hijo así de fácil, están muy equivocados –gruño con furia−. Yo por mis hijos soy capaz de lo que sea y si es necesario hacerlos desaparecer de este mundo. –Su voz era gélida−. Tengan por seguro, que lo are. –En su mirada se notaba lo determinado que estaba en cumplir su venganza de ser necesario.

−No crean que los Takamura no podemos ser osados y peligroso cuando se trata de proteger a nuestra familia –agrego Shun con tono amenazante mientras miraba a los hombres de Hades con desprecio.

Por otro parte, se encontraba un peli negro lleno de cólera ya que había visto todo lo sucedido desde su auto y lo que más le hizo rabiar, fue que sus hombres no pudieran contra un viejo y un niño. Maldijo en voz alta y seguidamente bajo del auto azotando la puerta al momento de cerrarla los demás dieron un brinco y las maldiciones que decía en alemán, su idioma natal, dejo petrificados a los demás hombres además de que en su mirada se notaba la ira que sentía.

−No puedo creer que ustedes, par de inútiles –dijo refiriéndose a Minos y Aiacos−, no puedan detener a un viejo y a un niño –rugió en voz baja pero eso era lo que había provocado escalofríos en los presentes− ¿Cómo te atreves en meterte en mi camino? –pregunto viendo a Shion−, ¿Acaso has perdido la cordura?

−Por mi hijo soy capaz de esto y más –respondió mirándolo directamente a los ojos.

La mirada del mayor denotaba seguridad y altanería, además de que no se le veía intimidado y eso sorprendió un poco a Hades pero no lo demostró.

−Entonces veremos hasta qué punto estas dispuesto a llegar con tal de proteger a tu hijo –soltó con voz gélida provocando que la piel se le erizara a los ahí presente.

−Papá, por favor ten cuidado –dijo Shun con la voz temblorosa−, no quiero que te hagan daño.

En cuanto Shun dio un par de pasos atrás, Shion se le fue encima a Hades tirándole un derechazo, pero este lo esquivo ágilmente.

−Así que quieres jugar rudo –soltó con sorna−, entonces prepárate para lo que viene –amenazo con furia mientras se quitaba el saco y se abría algunos botones de la camisa además de arremangársela para estar más cómodo.

Para ese punto, Shun ya era un manojo de nervios y deseo que llegara su hermano para que al menos así, su padre no saliera muy lastimado.

Hades, en un movimiento limpio, le dio un puñetazo en el estómago a su contrincante, sacándole el aire y provocando que callera de rodillas al suelo pero esto no le vasto y le dio un nuevo golpe en el rostro el cual lo mando por completo al suelo, rompiéndole la nariz y haciendo que sangrara al igual que la boca. La sangre que le salía a Shion, no daba señales de querer parar y esta misma mancho el pavimento; Shun empezó a gritar asustado y trato de llegar a donde se encontraba su padre para auxiliarlo pero fue acorralado por los fuertes brazos de Hades quien al percibir su acción, fue asía él.

−Esto no hubiera pasado si no se hubiera metido –le dijo al menor−. Y si hubieran hecho bien su trabajo bola de incompetentes –rugió viendo a los demás hombre quienes bajaron la mirada.

Sin perder más tiempo del que ya había perdido, cargo a Shun como si fuera un costal y lo metió al auto y aunque este pataleaba y gritaba, nadie lo ayudaba, ni las personas que pasaban, estas solo miraban para otro lado ignorando lo que pasaba debido a que sabían que si se metían, ellos quedarían igual o peor que Shion.

−Papá ayúdame –gritaba Shun con dolor y las lágrimas recorrían sus pálidas mejillas sin dar señales de querer detenerse−. Papá reacciona por favor –pedía con la voz rota por el llanto además de que su garganta le estaba pasando factura por haber gritado tanto.

Una vez que estaba ya adentro del auto, los demás hombres hicieron lo mismo a excepción de un peli plateado, quien fue a donde yacía Shion aun en el suelo, solo para decirle que dejara las cosas como estaban o acabaría muerto. Shun por lo tanto se limitaba a solo mirar al causante de su sufrimiento y el de su padre, con odio y esto no paso desapercibido para el mayor.

−Eres un maldito –dijo con voz seria−. Te odio y eso nunca va a cambiar –aclaro aun con las lágrimas recorriendo sus mejillas.

Hades sonrió ladinamente y respondió.

−Por algo soy el diablo.

Su voz había hecho que Shun temblara y tragara grueso.

−Papá –llamo en voz baja mientras se acurrucaba lo más lejos que podía, de Hades.

Notas finales:

Me despido y ya saben cualquier duda o sujerencia haganmela saber en un review y yo se las dire a Yode, ya que yo le mando capturas de pantalla para que vea que la apoyan y asi continue escribiendo y siga trallendonos tanta emosion.

Nos vemos el siguiente domingo bye espero poder leer sus reviews ya saben que eso nos hace muy feliz a las dos.


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