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Por la guerra por dark kirito

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Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Kuroko no basuke pertenece a Tadatoshi Fujimaki-sensei.

Y ya saben cada que puedo paso antes de la semana y aca ando¡¡¡¡¡¡ >////< Gracias por leer¡¡¡¡¡

La emperatriz caminaba con mucho trabajo buscando la salida, sabía que en cuanto pusiera un pie fuera de la barrera, podría usar magia y curar sus heridas, la batalla había sido complicada, más de lo que imagino, se encontraba tan débil que cualquiera podía vencerla en este momento, sonrió, ya estaba muy cerca de la salida, solo unos pasos más, y todos los esfuerzos de ambos jóvenes habrían sido en vano, solo un par de pasos más, solo un paso más, pero sin que ella pudiera notarlo, alguien le puso el pie y tropiezo hacia atrás, mirando confundida a quien le había tirado.


-Judal...


-¿A dónde crees que vas bruja?


Tal vez el oráculo no es bueno en el cuerpo a cuerpo, pero lo que ha hecho ahora es en verdad sencillo, mira a la mujer con una sonrisa, mientras se acerca a ella.


-¿Crees que te dejaría ir tan fácil después de todo lo que me han hecho sufrir?- le dio una patada en el estómago- ¿Cuántos años han sido? ¡Un año, dos años...veinte años!!!!!- dice al tiempo que le da una patada por cada año, al final termina agotado, y parece volver en si, casi como si los minutos anteriores hubiera sido otra persona, la emperatriz no ha podido detener ninguno de los ataques y continúa herida en el suelo.


-A sí que vas a matarme- dice la oji celeste.


-Yo no, él ¡Ey Hakuryuu!!!!


La emperatriz mira hacia atrás, y logra ver a su hijo, que camina en su dirección, está herido, muy herido, ni ella entiende como se ha puesto nuevamente de pie, tiene una expresión aterradora, mientras en su mano sostiene su lanza con mucha fuerza.


-Hakuryuu- pronuncia la emperatriz.


-Voy a acabar contigo- dice el menor.


El azabache toma su lanza con la intención de cortar su cabeza, pero al mirar la expresión en la cara de su madre se detiene unos segundos, no sabe por unos instantes que pensar, la expresión de su madre, es de entera confusión.


-¿En dónde estoy? ¿Mi pequeño Hakuryuu? ¿Qué está ocurriendo?


Pero antes de que pueda decir más, el príncipe corta sin reparo el cuello de su madre, mientras su cabeza gira por el suelo, para mirarla y notar en ella la clásica sonrisa grotesca de tan terrible mujer.


El oráculo se acerca con una sonrisa al oji celeste, que parece estar más confundido que otra cosa, y no es para menos, sin importar lo que haya hecho, esa mujer era su madre, y la mató sin una pisca de duda, lo que en realidad no se creía capaz de hacer.


-Al fin somos libres Hakuryuu.


El menor le sonrió con una dulzura que hasta al mayor sorprendió, para caer inconsciente debido a las heridas, siendo atrapado por los brazos del sol negro antes de tocar el piso, cayendo ambos al piso, el magi solo reía.


-Eres increíble, no puedo creer que en esas condiciones aún tuvieras las fuerzas para enfrentarla, por eso eres mi candidato favorito, dice al tiempo que besa los labios del inconsciente chico, mientras sonríe de manera traviesa, con el cuarto príncipe de aliado, siente que puede acabar con la vida de cualquier enemigo, ambos han acabado con la vida de la emperatriz, esta vez el oráculo le prestara su poder de magi para acabar con su siguiente enemigo...el primer príncipe imperial.


Pero por el momento, el mayor, quita la barrera, y se dispone a llevar al oji celeste a su habitación para curar sus heridas, porque como siga sin tratarlas va a terminar por morir desagrado, y aún así, el sol negro va con una calma, como si confiara en que el príncipe puede con todo, y no le queda más que pensar en ello, pues la siguiente batalla será mucho más complicada que esto, porque no se trata de una organización, al enfrentar al pelirrojo, su enemigo es todo un imperio, pero al pensar en esto, el oráculo no piensa más que en un juego, eso es lo que para él significa la guerra.


.................................


En algún lugar del imperio Kou.


-En-nii, tenemos malas noticias- decía el tercer príncipe.


-¿Qué sucede Kouha?


-Llegó una carta por la magia de transferencia- le extendió el documento a su hermano quien se dispuso a leerlo.


<<Para Ren Koen-sama.


Señor, lamento informarle que la emperatriz ha muerto, ha sido asesinada por el cuarto príncipe imperial y el oráculo, ambos han resultado heridos, pero sus vidas no corren peligro, hay pánico entre la gente ante la incertidumbre de lo que ha ocurrido, esperamos pronto tenga la amabilidad de visitarnos, necesitamos órdenes de inmediato, y elegir a un nuevo emperador, sin más por el momento me despido.


                                                                                Soldado del imperio Kou.>>


-¿Qué piensas hermano?- pregunta el peli rosa.


-No me imaginé que de verdad Hakuryuu iba a matar a su madre- sonríe con un poco de nostalgia- parece que ya no es más aquel pequeño que solía despertar en las noches llorando al recordar la muerte de sus hermanos.


-En-nii...


-Lo sé Kouha, el quiere matarme, y no puedo permitirlo.


-¿Entonces vas a matarlo?


-Tampoco quiero hacerlo, es parte de mi preciada familia, además prometí a Hakuyuu y Hakuren que protegería a su hermano en lugar de ellos.


-Siempre haces todo de la manera más complicada.


-Lamento eso, aún así ¿me prestaras tú poder?


-Claro que si.- dice haciendo la pose del imperio.



Tanto Hakuryuu como Koen tienen claros sus objetivos, una batalla entre familiares que tiene en medio un imperio, y probablemente al mundo entero.



.


.


.


En el mundo de Kuroko.


El peli celeste ha tenido un día más o menos normal, pues desde que escuchara que el pelirrojo se irá lejos no ha podido concentrarse, su mente parece vagar en otro mundo, ha pensado mil y un maneras para que no se vaya, pero no ha encontrado una sola que sea convincente, incluso durante las clases, no ponía atención, suerte para él que nadie noté su presencia, pues bien podría ganarse múltiples castigos, aunque en realidad eso es lo que menos le preocupa, por fin llega al parque en donde todos se han citado, nota rápidamente que es el primero en llegar, se sienta en una banca, y se recarga en ella al tiempo que cierra los ojos.


-Kuroko-chi- escucha una voz familiar, pero se finge dormido- Kuroko-chi- esa persona es demasiado insistente, pero igual el joven no le pone atención.


-Oh así que ya estás aquí Tetsu.


-Hola Aomine-kun.


-¡Que cruel eres!!!! ¿Por qué siempre me ignoras?- dice el rubio de manera fatalista.


-Lo siento, no me había dado cuenta de que estabas aquí Kise-kun.


-¡Buaaaaaa eres un mentiroso!!!!!


-¡Por dios ya cállate Kise!!!!! ¡Como molestas!!!!!


-¡Tú cállate estúpido Aomine, estoy hablando con Kuroko-chi!!!!!


Mientras ellos continuaban en su discusión sin sentido, el menor se fue apartando, hasta que chocó con algo.


-Oh ten cuidado Kuro-chin podrías lastimarte.


-Lo siento Murasakibara-kun.


-No te preocupes, con ese pequeño cuerpo no podrías lastimarme.


El gigante del Yosen ni por enterado, pero una mirada celeste le veía con instintos asesinos, mientras el mayor solo tomo un dulce de la bolsa que traía para comerlo, al tiempo que tomaba otro y lo metía en la boca del peli celeste, lo que le hizo suspirar, y calmarse, pues sabe que no tiene mucho caso discutir con el joven, mientras por otro lado solo se escuchaba la pelea del otro par que prácticamente se estaban desgreñando, a veces hasta parece que en lugar de pelear por quien será su pareja perfecta en el baloncesto, pelean por quien se queda con el corazón del chico, es una lástima para ellos que sea el emperador quien ocupa ese puesto, y ni muerto está dispuesto a ceder su lugar, aún así, no es como si estuviese ciego ante lo que sienten los demás miembros de generación milagrosa por el peli celeste, después de todo, él es absoluto.


Al poco rato llega un joven con cara de pocos amigos, tiene los dedos vendados, y algo en su mano que parece ser...pensándolo bien ¿Qué trae en sus manos?


-¿Es tú lucky item de hoy Midorima-chi?


-Así es.


-Oh...¿y qué es?- pregunta el rubio.


-Un trozo de carbón.


El rubio intenta disimular la risa, pero las lágrimas empiezan a salir por sus ojos, y no puede evitar estallar en carcajadas.


-Ja ja ja ja ¿es lo que te trajo santa en navidad? ¡eso te pasa por tsundere!!!!


Ese comentario no hizo más que sonrojar y enfurecer al peli verde, iba a reclamarle cuando notó que cierto oji celeste también se burlaba.


-¿Incluso tú Kuroko?


El menor solo desvío la mirada en silencio, pero esos cachetitos de ardilla mal disimulados daban a entender que el oji esmeralda tenía razón, si tuviera un poco de sentido común tal vez habría escondido su objeto de la suerte, pero él jamás sentirá vergüenza de Oha-asa, eso jamás.


De pronto alguien hablo a su espalda.


-Sigues con esos peculiares gustos Shintaro.


-Akashi.


-Lamento haber llegado tarde, pero tuve algo que hacer en el club.


Todos le sonrieron, se sentía un poco de nostalgia en el ambiente, hacía mucho tiempo que no se reunían todos, aunque fuera para platicar, aunque todos sabían que el motivo de ese encuentro no era muy agradable, así que pusieron una expresión de seriedad, al tiempo que miraban al pelirrojo que les explicó de manera sencilla la situación, no es que les subestime, es solo por practicidad, cuando terminó de contarles la situación, todos se quedaron mirando entre ellos, la verdad no sabían que decir.


-¿Por qué no hablas de nuevo con él?- preguntaba el moreno.


-Lo intenté, pero desde ese día me evita.


-¿Y si te escapas de casa? Si te falta dinero puedo recomendarte de modelo en donde trabajo- decía el rubio, esta opción parece puso un poco nervioso al peli celeste por razones desconocidas, si como no.


-Uh...digamos que sería la última opción Ryota.


-¿Y si le pides a algún familiar lejano que te deje vivir en su casa?- preguntaba el peli verde.


-No quiero causar molestias.


-¿Y si te quedas en mi casa?- decía casi en una súplica el oji celeste, tomando a todos por sorpresa- no serías una molestia.


-Lo siento Tetsuya, me temo que no puedo aceptar tú invitación, no sé de lo que mi padre sería capaz si hago algo así.


-Ya veo.


El pelirrojo temía que su padre hiciera algo en contra de la persona que ama solo por hacerlo obedecer, y ponerlo en peligro no era algo que estuviera en sus planes, todos dieron ideas, algunas decentes, otras daban mucho que pensar con respecto a su capacidad neuronal, pero igual no encontraron una solución, después de poco más de una hora, todos estaban al límite, el emperador suspiro un poco agotado de la lluvia de ideas, aunque debía admitir que algunas le hicieron gracia y le pusieron de buen humor.


-Bueno- dijo al fin- aún tenemos algunas semanas para encontrar una solución, agradezco que se hayan tomado el tiempo de venir.


Todos estaban un poco tristes, pues sin importar lo que diera a entender su modo de actuar, en verdad querían apoyar a su ex capitán, pero el padre este es un temible adversario, todos se despidieron y se retiraron a sus casas a excepción de los dos menores, que se quedaron viendo un rato en silencio.


-¿Todo bien Tetsuya?


-¿Por qué lo preguntas?


-Estas muy pálido.


-No es nada, solo no he dormido muy bien.


-Deberías cuidar de tú salud, o podrías enfermar.


-Lo sé, es solo que...


-¿Qué?


-¿Qué haré si ya no puedo verte?


-Siempre podemos hablar por teléfono.


-¡No quiero que eso pase!!!!


El oji celeste se exaltó, nunca lo había visto así, por lo que no pudo reaccionar un par de segundos.


-Tetsuya- dijo en un susurro- yo...no quiero alejarme de ti.


Sin tener la intención, el menor comenzó a llorar, es verdad que no es de las personas que muestren sus sentimientos tan fácilmente, pero esta vez en verdad duele.


-Yo tampoco quiero que nos separen Akashi-kun...porque yo..- se sonrojó- te amo.


El mayor le tomo por la cintura y unió sus labios en un dulce beso.


-Yo también te amo Tetsuya, encontraremos la manera de evitar que me aleje de tú lado.


Ambos unieron sus frentes mientras cerraban los ojos en señal de apoyo, se quedaron en silencio algunos minutos, hasta que por fin Kuroko se tranquilizó, el emperador le sonrió de manera cálida.


-Antes de ir a casa ¿Te apetece una malteada de vainilla?


Eso pareció poner de mucho mejor humor al joven, que asintió con la cabeza al tiempo que se miraba emoción en sus ojos, una emoción casi imperceptible como todo lo que pasa por la mente de este chico, se levantaron de la banca con dirección al maji para tomar algo, pero cuando estaban esperando el cambio de semáforo en la esquina de la calle, un auto realizó un extraño movimiento, ¿la razón? El conductor había perdido el conocimiento, ahora solo veían con terror al auto que estaba cada vez más cerca de ellos, lo primero que el emperador hizo, fue empujar a un lado a su amado, poniéndole lejos del peligro, no así para él, que ya no tendría tiempo de esquivarlo.


-¡Akashi-kun!!!!!!!!!- gritaba el menor sin tiempo de hacer nada, mientras el pelirrojo le dirigía una extraña sonrisa ¿acaso se estaba despidiendo?...

Notas finales:

Hasta la próxima¡¡¡¡¡¡¡¡ >////<


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