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Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

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Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! Capitulo 12!

> La historia de Daichi Sawamura, una visita de Akiteru y Chizaru, una charla con las enfermeras, Unos ojos castaños hermosos, y nada mejor que unos besos calidos en el desayuno <

Le llego la hora a la Mamá de los cuervitos! hora del Daisuga! El narrador sera nuestro adorado peligris ~ disfrutenlo!

- Ay, por favor! – era demasiado molesto estar irritado todo el tiempo, no era natural en mí, ya tenía cansados todos los músculos de la cara.

- Que? No puedes dejar de seguirme?, lo que ocurra conmigo no es asunto tuyo – su tono de voz ronco y grave me irritaba aún más, quien demonios se creía?

Daichi Sawamura ingreso al hospital Matsuzawa por orden judicial, cuando Takeda-san me hablo sobre ello no me pareció tan extraño, después de todo muchos llegaban ahí de esa manera, pero el mismo estaba preocupado por la situación del nuevo paciente.

Un año atrás trabajaba como auxiliar en el pabellón de pediatría de un hospital local, estaba estudiando Medicina, pero no logró terminar la universidad, un día el director del pabellón apareció con el cuello roto en su consultorio tendido en el suelo.

Sawamura confeso que había sido el culpable, fue llevado por la policía y encarcelado, duro un par de meses pero la investigación en su contra empezó a desviarse por los testigos del hospital que aseguraban que el chico era una buena persona, amable tranquilo y muy diligente con los niños, en la universidad, sus compañeros y profesores también atestiguaron a su favor incluso cuando el no pidió ninguna ayuda, por lo que el jurado que lo enjuicio termino exigiendo exámenes psicológicos, en los cuales diagnosticaron al chico con trastornos de personalidad.

“Supuestos trastornos de personalidad” eso mismo me dijo Takeda-san, que había asistido a la cárcel a examinarlo, y también me dijo que los mandos altos del hospital habían sugerido que se le tratara como a una persona discapacitada psicológicamente.

Me dejo acceder a todos los detalles de su caso con la condición de estar al pendiente de él todo el tiempo, lo que era una molestia, una verdadera molestia, sin embargo beneficiaba mis estudios y si con eso podía mantener a todos alejados de cualquier peligro potencial entonces estaba bien para mí.

Pero estaba siendo realmente difícil de manejar.

- Pues no me importa lo que creas que es mi asunto o no – tome asiento en la cama de enfrente cruzando los brazos.

- Ya basta ojos castaños, no voy a hacer nada, en primera ni siquiera pedir estar aquí -  se sentó en la otra cama soltando un suspiro.

- y tú qué?, no eres un paciente y eres muy joven para ser uno de los doctores, igual que el pequeño de cabello naranja que hacen aquí? –

- Eso no te incumbe –

- Bueno tú al parecer tienes pleno conocimiento de todo sobre mi, lo justo sería que tú también me contaras algo no? –

- Eso no te importa – ya había llenado mi cuota por un día, era tarde, ya había recibido su medicina, podía irme tranquilo de ahí. Subí por Hinata al 8 piso que ya estaba dormido entre los brazos de su pelinegro y nos fuimos del hospital.

Al otro día me levante temprano como siempre, fui a la universidad a entregar unos trabajos y me encaminé y regresé al hospital, iba saliendo de la estación cuando reconocí al hermano mayor de Tsukishima.

- Oh! Sugawara-kun! – me saludo animadamente halando a un chico pelinegro del brazo.

- Muy buenos días Tsukishima-san – me agradaba verlo, eso significaba  que iba a visitar a su hermano y eso siempre era bueno, la presencia familiar les da un gran apoyo moral.

- Puedes llamarme Akiteru! Ah te presento a mi pareja, Chizaru Kyoji –

- Mucho gusto – el pelinegro no parecía muy animado como el, tenía unos lentes oscuros y una gorra.

- Van al hospital? – les pregunte acomodándome la mochila en la espalda, Akiteru-san sonrió y empezó a hablarme de su hermano todo el camino.

Al llegar, los dos se dirigieron a la oficina de Takeda-san, fui a mi casillero deje mi mochila y subí a buscar a mi nueva molestia.

- Eh?, también en la mañana? – estaba cepillándose los dientes con apenas una tolla amarrada a la cintura, su cuerpo estaba muy bien marcado, sus brazos eran gruesos, pero discretos, su piel era algo bronceada pero no demasiado, algunas gotas de agua que se escurrían de su cabello le caían por el pecho.

Y como el tonto que soy me quede callado con las mejillas ardiendo.

Esbozó una sonrisa tímida, desvió la mirada y cerró la puerta del baño. Demonios, él también se había sonrojado! me lleve las manos a la cara tratando de calmarme, Salí de la habitación y lo espere en el pasillo, Yamaguchi y Tsukishima bajaron por las escaleras saludándome, esos dos iban muy bien, me permití sentirme orgulloso de los avances del pequeño Yamaguchi.

Salió y ni me volteo a ver, solo empezó a caminar hacia el ascensor sin decir nada, lo seguí manteniendo mi distancia, yo tampoco tenía ninguna intención de decir nada, yo había sido el tonto que se le quedo viendo semidesnudo por un buen rato. Demonios!!

Llegamos al comedor, Akiteru-san ya estaba sobre su hermano hablando de muchas cosas sobre un viaje, el pelinegro que lo acompañaba estaba sentado junto a ellos sin decir mucho y Yamaguchi estaba sentado frente al rubio sonrojado hasta las orejas.

- Anda Kageyama no andes de amargado, Hinata vendrá en la tarde no hagas drama! – Tanaka empujaba al pelinegro hasta la mesa, Como siempre Kageyama hacia sus famosas escenas cuando Hinata no podía llegar temprano, aunque eso no solía pasar mucho, en esta ocasión su tardanza se debía a una visita de su madre y su hermana, no había nada que hacer.

- Tranquilo Kageyama, Hinata me dijo que saldría para acá en cuanto terminará – le sonreí tratando de transmitirle algo de tranquilidad, soltó los hombros con un suspiro dejándose caer en una de las mesas.

- Oh tú eres nuevo! – Akiteru-san notó la presencia del molesto pelinegro.

- Ah, sí, Daichi Sawamura, es un gusto – saludo con una sonrisa cordial dibujada en el rostro.

- Te ves bastante mayor, cuántos años tienes? –

- Eh? En serio, bueno tengo 23 –

- Akiteru deja de incomodar a las personas – Chizaru-san le dio un suave golpecito en el hombro haciéndolo sonrojarse y disculparse nerviosamente.

El desayuno terminó bien, los chicos fueron a una sesión grupal en la que también participarían los familiares de Tsukishima, Daichi quedo exento así que nos quedamos en la sala de estar sin decir nada, el parecía leer un libro de la vieja biblioteca muy concentrado.

No podía ser más incómodo, hubiese ido con el resto pero no podía quitarle los ojos de encima aun no confiaba nada en él.

Pasaron un par de horas, yo seguía tendido en el sillón tratando de no quedarme dormido, ese día había madrugado mucho para llegar a la universidad antes, el pelinegro hizo un sonido con su garganta llamando mi atención, tenía aun el libro en las manos me miro un momento y desvió la mirada.

- Por lo de esta mañana, lo siento seré más cuidadoso, hace mucho no me daba un buen baño – trago saliva, y un tono rojizo se empezó a formar bajo sus ojos.

- Discúlpame – añadió rascándose de nuevo la nuca esbozando una tímida sonrisa.

- Esta bien – me tenía sorprendido la forma en la que me había hablado, su tono grave de pronto se volvió suave y en verdad parecía avergonzado.

Seguimos en silencio, la sesión termino y todos fueron al comedor, ya era hora del almuerzo, la habíamos pasado ahí toda la mañana sin darnos cuenta, al menos para mí el tiempo había pasado volando.

- Vamos Asahi, se más valiente, eres muy grande para ser un llorón – mi grandulón amigo estaba gimoteando por haberse tropezado con Hinata que recién llegaba cuando iban saliendo de la sala, por lo que Kageyama le gruñó, le estaba sobando la espalda cuando sentí una mirada sobre nosotros, busque  al dueño, y el pelinegro estaba al otro lado del comedor con la bandeja en sus manos mirándonos, es ridículo, lo sabía pero esos ojos marrones y esa sonrisa torcida me transmitió algo de tristeza.

Se sentó del otro lado de la mesa, lejos de nosotros, la mesa estaba llena, todos hablábamos alegremente, por la energía y el entusiasmo de Akiteru-san y Hinata que no paraban de hablar.

- Sugaaa – Asahi seguía pegado a mí, el espagueti siempre se le caía de los palillos y tenía que ayudarlo a comer.

Terminé sintiendo de nuevo esa mirada sobre mí, pero realmente quise asumir que estaba imaginando cosas así que no le presté mucha atención.

Daichi se retiró primero de la mesa, me inquietó un poco así que me apure a terminar e ir a buscarlo, lo encontré en su habitación sentado sobre la cama mirando hacia la ventana.

- Hey – entré recostándome contra la pared junto a la puerta.

- No crees que me estas prestado mucha atención? – otra vez esa sonrisa torcida se dibujó en su cara.

Me quede viéndolo sin decir nada, pero mi corazón empezó a acelerarse.

- No le hare nada a tus preciados amigos, lo prometo – su voz se apagó lentamente hasta que terminó de hablar, quizá no logré entenderlo, o de plano ya no quería seguirlo a todos lados, pero me gire sobre mis talones sin decirle nada y salí de la habitación.

- Suga-san – Kageyama iba subiendo las escaleras.

- Eh= Kageyama? Donde esta Hinata? – sí que me sorprendió verlo solo, acaso habían discutido de nuevo?

- Esta con el hermano del poste de luz – me gruño con su mirada de pocos amigos.

- Pelearon? –

- Solo le dije que iría a dormir un rato –

- Oh Dios! Kageyama estas madurando – le pase un mano por encima de los hombros, frunció el ceño pero no se negó, ya estaba acostumbrado a mí, lo acompañe a su habitación y lo deje recostado en su cama, baje al comedor, Yamaguchi y Tsukishima estaban sentados en una mesa

Bueno en realidad el rubio estaba sobre Yamaguchi, en cuanto me sintieron Tsukishima se alejó rápidamente volteando a mirar hacia otro lado acomodándose los lentes, el pobre pecoso estaba completamente rojo y temblando, me pareció tierna la reacción que tuvieron al ser casi descubiertos, así que les hice un favor y fingí demencia.

Solo los salude, fui a la caseta y me quedé charlando un rato con Shimizu, las chicas eran amables conmigo, quizá era el único con el que podían charlar un buen rato, ni Tanaka en su fachada de mujeriego se les acercaba mucho, en cada edificio habían un par de enfermeras, Yachi y Shimizu eran las asignadas a Karasuno, Ukai y Takeda los psiquiatras, y como auxiliar estaba solamente yo.

- Entonces aun no consigues una linda novia Suga? – Shimizu tomó su tasa de té con una sonrisa pícara en los labios.

- Eh? Sugawara-san no tiene pareja?, porque? Usted es muy amigable y confiable, además de guapo – la rubia había logrado hacerme sonrojar un poco.

- Bueno, no tengo mucho tiempo entre la universidad y venir aquí, apenas uno que otro fin de semana me queda libre y lo dedico a mis padres –

- Es todo un desperdicio – suspiro Shimizu, Yachi rio y yo me sonroje más.

La tarde se fue rápida, Akiteru y Chizaru-san ya se despedían, y Hinata tenía su día mensual en el que se podía quedar en la noche, así que fuimos a despedirlos.

- Por favor cuídate mucho, no olvides asearte bien, comer bien, asegúrate a obedecer a Takeda-san, cuida bien de Yamaguchi-kun si? – Akiteru-san le frotaba la cabeza a su hermano mayor como si tuviera 5 años dándole todas las recomendaciones posibles.

- Akiteru deja de molestarlo – el pelinegro a su lado le dio un fuerte abrazo al rubio mayor que se sonrojó hasta las orejas, lo mismo paso con Akiteru y Yamaguchi, al parecer esos dos ya habían logrado congeniar también con el nervioso pecoso.

Daichi apareció por el pasillo, estábamos en la sala de la entrada, ya era hora de la cena, así que lo vi desaparecer por el otro pasillo hacia el comedor.

- Bueno, vamos a comer chicos – los visitantes se habían ido, Kageyama iba con su mentón sobre el hombro del pelinaranja, curvado sobre el impidiéndole caminar normal, pero todos iban tranquilos y sonriendo.

- Oye, suga-san – Tanaka camino a mi lado un poco más despacio alejándonos del grupo.

- Que pasa Tanaka? –

- Que hay de malo con Daichi-san? El nuevo – mi pelón amigo siguió caminando como si nada pero la pregunta me sorprendió.

- Estuve hablando con él, no parece mal chico, pero parece que no te agrada mucho - 

- mmm pues, tengo mis motivos Tanaka – me esperaba las preguntas al respecto, pero por mucho que quisiera protegerlos no podía decirles nada, no era ético, que siendo un prospecto de psiquiatra hiciera ese tipo de divulgaciones, entre ellos podían hablar de ello pero no era mi papel darles qué rumorear por ahí.

- No tengo que preocuparme?, es decir no es normal verte actuar así con las personas –

- No tienes que preocuparte, yo me encargo – le sonreí sobándole la cabeza con fuerza, a lo que largo una carcajada y seguimos al comedor.

Terminamos de comer, Hinata revoloteaba de emoción por su estadía esa noche, e incluso Kageyama nos daba algunas sonrisas disimuladas, no logré ver a Daichi por ningún lado, me sentí inquieto porque lo había visto pasar hacia el comedor pero no estaba por ningún lado.

Todos fueron a la caseta por sus medicaciones, pero no estaba ahí tampoco, subí a la oficina de Takeda-san a preguntar, pero él tampoco estaba.

- Oh Sugawara, no es hora de irte ya? – Ukai apareció en el ascensor.

- Ukai-san, donde esta Takeda-san? –

- Ya se fue, hoy tenía que dar clases en la noche –

- Eh?, y Daichi? Donde esta? –

- El nuevo?, estaba conmigo me ayudaba con algunas cajas de expedientes que llevaba al archivo, lo buscas? - levanto una ceja mirándome desconfiado.

- Bueno solo me inquiete porque no lo vi en la comida – me encogí de hombros tratando de disminuirle importancia al asunto.

- Sé que Takeda te dijo que tuvieras un ojo en él, pero no considero que sea adecuado que te le pegues encima todo el tiempo, no es un mal tipo, dale una oportunidad – sonrió guiñándome un ojo mientras desaparecía por la puerta de su consultorio, darle una oportunidad?, si claro.

Iba camino a las escaleras para bajar al primero, tomar mi mochila e irme a casa cuando me choque con algo.

- Disculpa – la voz del pelinegro me saco de mi cuerpo y quede tieso sin poder decir nada, estábamos demasiado cerca, el me había tomado del brazo para no dejarme caer por el repentino choque, el sonrojo bajo sus ojos apareció suavemente, mientras mantenía los labios muy apretados.

- Lo siento, no preste atención – le respondí apenas, mi voz fue un hilito delgado, entrecortado y eso me irritó, iba a soltarme de su agarre cuando sentí su cálido aliento contra mi nariz.

- Tus ojos son hermosos – su voz sonó en un ronco susurro contra mi cara, la suya estaba muy cerca, un movimiento y su nariz se rozaría con la mía.

Para mi mente fue complicado procesar lo que dijo, mis ojos estaban estancados en los suyos, y cuando me di cuenta ya estaba bajando la mirada a sus labios entreabiertos y resecos.

Me solté del agarre, le pase por el lado y corrí por esas escaleras hacia el primer piso como si no hubiese un mañana, llegue al casillero tome mi mochila y salí del hospital tan rápido como pude.

Al otro día me encontré tirado en mi cama con la ropa del día anterior puesta. La mochila desparramada en el suelo, y mi alarma sonando una y otra vez.

Qué demonios había sido eso!!? Me lleve una mano al pecho los latidos exagerados ya me dolían, necesitaba calmarme o no podría ir al hospital en esas condiciones, si, un buen baño de agua caliente me iba ayudar a calmarme, me sumergí bajo la ducha por al menos media hora, el agua se sentía tibia y agradable.

Logré mantener cualquier pensamiento al respecto alejado de mi mente tanto como pude, fui directo a la estación, no me quedaba tan lejos, apenas duraba 15 minutos en el tren para llegar al hospital, entre con mi humor de siempre, aún era temprano, fui directo a mi casillero deje mi mochila, hacía calor así que deje también mi jersey, subí a la oficina de Takeda-san pero aún no había llegado.

Cuando me di cuenta ya estaba a un escalón del 6to piso donde le habían asignado su habitación a Daichi, trague saliva, acaso pensaba ir a darle los buenos días?, claro que no! Iba a voltearme sobre mis talones cuando sentí una presencia abajo en la escalera.

- Buenos días – ahí estaba con su sonrisa tímida y la mano tras la nuca.

- Buenos días – me hice el tonto y seguí subiendo por las escaleras cuando lo escuche siguiéndome.

- Porque me estas siguiendo? –

- Eh? Ah, bueno yo, solo… tu dijiste que debías tenerme vigilado no? –

- No me prometiste que no le harías nada a mis amigos? –

- Claro que sí!, pero… no eres un practicante de psiquiatría?, no deberías cuidar mejor a tus pacientes? -

- Y quien te crees que eres para decirme eso?! – bajé los escalones que nos separaban poniéndole un dedo en su pecho haciendo una suave presión, todo lo que hubiese pensado se esfumó por la irritación, ese chico me sacaba de mis cabales.

No dijo nada, solo esbozó una sonrisa de oreja a oreja, no entendía a ese chico así que me di la vuelta, seguí subiendo y el me siguió.

Golpee un par de veces la puerta de Kageyama, pero no hubo respuesta, una de dos o habían muerto o estaban exhaustos, seguro era la segunda opción.

- Buenos días Sugawara-san, Daichi-san – Tsukishima apareció por el pasillo con su austera expresión habitual, Daichi a mi lado se inclinó para saludarlo.

- Tsukishima! Buenos días! – le sonreí ampliamente, pero noté la leve expresión de malestar en su rostro.

- Pasa algo? –

- Podría ayudarme con algo? – susurro casi con molestia frunciendo exageradamente el ceño.

- Claro que sucede? – me le acerque bajando la voz, esperando que Daichi leyera la atmosfera y no se acercara mucho.

- Es que… bueno quería saber si… - el rubio era una criatura bastante difícil de entender pero a la vez divertida, su cara horrorosamente enojada no combinaba nada con su voz temblorosa entrecortada y tímida.

- Podría quedarse un momento con Yamaguchi? – logro decir luego de soltar un largo suspiro y recomponer sus expresiones.

- Paso algo? –

- No, es solo que sigue dormido, necesito bajar un momento pero no quiero dejarlo solo – se acomodó los lentes tratando de disimular le ligero sonrojo que se dibujó bajo sus ojos ámbar.

- Esta bien, me quedaré un rato mientras regresas – le sonreí tratando de tranquilizarlo, no habían pasado mucho tiempo pero Tsukishima ya se mostraba muy al pendiente del estado del pecoso, ah! Por fin podía sentirme realmente tranquilo, esos dos se complementaban mucho.

- Puedo quedarme también? – había olvidado por completo al pelinegro tras de mí.

- No, tú te quedas aquí en el pasillo o te vas al comedor – no tenía ninguna intención de estar en una habitación solo con él, Yamaguchi aún seguía dormido, no definitivamente no.

- Vamos Suga no seas cruel – aaaaaaah!! Como me llamo?

- Sugawara – le corregí mirándolo de reojo.

- Anda ve, yo me hago cargo de Yamaguchi – le sonreí apretándole el hombro al rubio que nos miraba con una ceja levantada, asintió con la cabeza y desapareció por el pasillo.

Entre a la habitación cerrándola tras de mi sin prestarle más atención al pelinegro, en efecto Yamaguchi dormía plácidamente abrazado a una almohada.

- Y yo que quería cortarte el cabello – no podía no sentirme decepcionado por ello, agregándole el mechón mal cortado que le había dejado el rubio, en realidad no tenía ninguna habilidad para esas cosas, se veía tranquilo, y no me pude resistir de acariciarle un poco la cabellera despeinada.

- Realmente pareces la mamá del grupo – una voz irritante me hizo voltear de golpe, estaba parado contra la puerta cerrada tras su espalda.

-  Te dije que esperaras afuera – ni me digne a mirarlo, solo fruncí el ceño mientras arropaba bien al pecoso

- En verdad no te agrado mucho verdad? – el tono apagado que imprimió en su voz me hizo voltear a verlo.

- Lo siento – tenia los labios apretados y sus ojos entrecerrados, miraba hacia una esquina de la habitación con los puños apretados.

- Mira, esto es un hospital psiquiátrico, estos chicos realmente tienen problemas, graves, han pasado por cosas muy duras y mi trabajo aquí es cuidar de ellos, de su salud mental y su integridad física, pero un buen psiquiatra jamás ignoraría los sentimientos de un paciente, tú no tienes ninguna enfermedad, solo cometiste un crimen y alguien poderoso quiere salvarte de pagar por ello, ese es mi problema contigo –

- Yo ni siquiera pedir estar aquí – respondió afanado sin dejarme terminar.

- Bien entonces no dejes que mi opinión sobre ti te importe mucho – toda la piel se me encrespo al sentir sus pasos acercándose, mantuve la mirada en el piso no podía levantarle, mis músculos se tensionaron de golpe.

- Ya no puedo – la yema de su dedo índice se posó bajo mi mentón levantando suavemente mi cabeza, aunque me quería resistir, mi odioso cuerpo no me lo permitió, ahogue una queja en el suave contacto que unió nuestros labios, lento, los rozó suavemente mirándome con los ojos entrecerrados y llorosos.

Toda su intimidante presencia ahora era un manojo de nervios, sus manos temblaban igual que sus delgados y ligeramente bronceados labios que se mantenían a milímetros de los míos, su aliento cálido chocaba contra mi piel calentándola de golpe, apreté los puños quería separarme y salir corriendo tan lejos como pudiese.

- Lo siento Sugawara-san – susurró cerrando sus ojos avellana por completo en un movimiento lento uniendo mis labios a los suyos de nuevo, se sentían tan suaves, tan cálidos, tan jodidamente embriagadores como ya mi caprichoso cuerpo en contra de mi voluntad lo había imaginado.

- Etto, Sugawara-san? – la voz del rubio avergonzado que estaba de pie en la puerta con la cara toda roja me hizo lanzarlo lejos de un empujón en los hombros.

Eeeeeeeeeeeehh!!? Qué demonios había dejado que pasaraaaa??!!

Notas finales:

Hey Hey Heeeey! no me aguante las ganas de subir el 12 de una vez XD  

En el proximo capitulo!!! habrán maullidos gatunos por ahi ~ dejen su revieeewww! si quieren actualizacion pronto! :3 en verdad aprecio sus comentarios!!

 


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