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Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

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Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! - Capitulo 23!
" Un despertar muy cálido, El funeral, un doloroso discurso, el lugar de Tsukishima en el mundo! "

Me fue increíblemente fácil ignorar la existencia de Akiteru tras de mí y la de Chizaru-san en la puerta de la habitación, mis brazos palpitaban por el cosquilleo que me producía la necesidad que me dominaba por tenerlo entre mis brazos, apretujar todo su ser contra el mío con el poderoso deseo de no soltarlo nunca.

La noche había sido tortuosa y fría, terminé abrazado a su cobijas y a su almohada entre su cama evocando su presencia junto a mí.

Y ahora que podía hacerlo en la realidad no quería dejarlo ir nunca más.

- No te vayas de nuevo… por favor -

Mi voz salió ronca y adolorida, estaba dispuesto a pedirle disculpas por lo que sea que lo hubiese molestado, solo quería que no se fuera, que no me dejara volver a la misma situación de soledad y frialdad que me había quitado todo.

Sentí sus cálidas lagrimas mojar mi playera y sus manos temblorosas apretando el borde.

- Tsukki - susurro luego de un buen rato, todo seguía en silencio y yo estaba demasiado concentrado en el aroma de su cabello para darme cuenta que llevábamos en la misma posición más de 20 minutos.

Chizaru-san había regresado al primer piso, y Akiteru había aprovechado para tomar una foto, pero nada de eso me molestaba.

- Tsukki… ya… ya ha pasado un buen rato - susurro de nuevo esta vez moviendo sus brazos por mi pecho hasta mi cuello, encajando mis mejillas con sus suaves palmas.

- ¿Estas bien? - Me hizo mirarlo, sentía los ojos irritados, su expresión de preocupación se acentuó al ver los rastros de las lágrimas secas en mis mejillas, arrugó el ceño y curvo los labios, se acercó más acariciando mi nariz con la suya, cerré los ojos dejándolo acariciarme con sus suaves yemas el contorno de los ojos bajando hasta mis mejillas.

Akiteru se limpiaba las lágrimas sentado ahora en la cama, quizá si estaba conmocionado, el jamás me había visto así, no con otra persona que no fuera él.

Asentí con la cabeza dejando que me llevara hasta la cama, esta vez fui yo sentado entre sus piernas, recosté mi espalda en su pecho y su cabeza se acomodó en mi hombro, su cabello me hacía cosquillas en la mejilla, sus brazos pasaron por mis costados entre lazándose sosteniéndome contra su cuerpo.

- Estas bien Kei? - Akiteru se arrodillo frente a nosotros, su cara era un revuelto de sentimientos, no solo estaba preocupado, parecía estar conmovido y conteniendo una sonrisa.

- Estoy cansado - fue lo único que dije antes de quedarme dormido de nuevo en la calidez que me proporcionaba el cuerpo de Yamaguchi.

- Vaya eso me tomó por sorpresa -

- Bueno -

- Me alegra mucho que tenga a alguien tan cercano… alguien a quien necesite -

- Eh? -

- Gracias Yamaguchi-kun -

- No realmente… no hago nada por él, el hace todo por mí -

La voz de Yamaguchi entre mis sueños sonaba triste y apagada, quería abrazarme a él y decirle que no era cierto pero mi cuerpo no tenía energías.

- Akiteru déjalos descansar -

- Pero… pero -

- Bueno está bien -

Escuché la voz de mi hermano y de Chizaru-san, ya no lograba sentir el cosquilleo del cabello de Yamaguchi ni el calor en mi espalda, ahora bajo mi cabeza su regazo me daba esa calidez.

Dormí quizá una hora más, cuando abrí los ojos me encontré de frente con su abdomen, su pecho se movía tranquilamente de arriba abajo atrapando aire entre sus pulmones, una de sus manos reposaba flojamente sobre mi cabeza, sus dedos enredados entre mi cabello, tenía mis brazos rodeando su cintura, mi cabeza sobre sus cálidos muslos, mis mejillas pegadas a su entrepierna.

Volví a cerrar los ojos aspirando su aroma, Yamaguchi emitía un aroma suave y dulce, instintivamente ya estaba rozándome contra su parte intima absorbiendo más y más de su aroma.

Escuché sus resoplidos en medio de sus sueños incitándome, eche un vistazo rápido a la habitación, la puerta estaba cerrada y no habían señales de mi hermano ni de Chizaru-san por ahí, fácilmente acepte el deseo de aprovecharme de la situación que corrió por mi espina dorsal, bajé su pantalón dando suaves lamidas sobre sus bóxers.

Rápidamente su entrepierna estaba dura y caliente, con cada roce palpitaba bajo mis labios aun atrapada entre la suave tela del bóxer gris.

- Tsu... Tsukki - estaba empezando a despertar, con los ojos aguados y apretando los labios me miro desde arriba sin darse cuenta realmente de la situación.

Di un pequeño mordisco sobre su extensión haciéndolo estremecerse, sus labios dejaron escapar un gemido más sonoro, y entonces por fin despertó.

- Tsukki!!! Que! Que estás haciendo?! - levantó ambas manos frente a su pecho agitándolas nervioso, removió sus piernas intentando regresar sus pantalones a su posición original.

Le dediqué una mirada suave sin decirle nada, agarre fuerte sus muslos entre mis manos hundiendo mis dedos en sus carnosos músculos acariciando con mi mejilla su erección, suavemente sin despegar la mirada de sus ojos llorosos, sus labios entreabiertos y su expresión conmocionada.

Dejó salir un gemido en forma de maullido al sentir mi lengua dando suaves caricias sobre la punta de su ya mojada erección, esa ropa interior ya tenía que ser cambiada.

Cole mis dedos entre el elástico del bóxer jugué con él un poco estirándolo y bajándolo lentamente, terminé dejando su extensión al descubierto, sus piernas temblaban, sus ojos estaban completamente apretados y de sus labios no paraban de fluir los suaves gemidos pidiendo a veces que esperara.

Pero eso estaba fuera de mi alcance en ese momento, de un impulso introduje la mitad dentro de mi boca, jugando con mi lengua lentamente sobre la piel cálida que se tensaba y palpitaba desenfrenadamente.

Su voz era como un afrodisiaco y yo quería más, oh si yo quería de eso mucho más, había tenido suficiente con mi noche de frustración y soledad. Fuese como fuese quería sentirlo mío, poseerlo como fuera posible.

Introduje más hasta que su punta rozo mi garganta y sentí ganas de toser, mi expresión tuvo que ser muy obvia ante el brinco que dio el pecoso.

- Tsukki pa… para, te... temmm! Ah! lastimarás - era obvio que su cuerpo no quería que me detuviera, sus caderas se balanceaban apenas perceptiblemente hacia mí, así que ignorando su preocupación lo tome todo, de un tirón auto penetré mi garganta y sentí que iba a ahogarme, pero logré contenerlo con la lagrimas formándose en mi ojos por el sobreesfuerzo y la excitación.

Escuchar ese gemido largo y sin ningún pudor que salió de sus labios mientras las lágrimas caían sobre sus rojas mejillas, fue recompensa suficiente para el dolor que sentía, tanto físico como emocional.

Clave los dedos en sus muslos y con hambre succione su erección haciéndolo gritar, sus piernas temblaban su cuerpo estaba más que agitado, yo era quien provocaba todo eso en él, en ese momento solo existía en el mundo la sensación de placer tan salvaje que tanto el como yo estábamos sintiendo.

No logre moverme mucho antes de sentir sus manos en mi cabeza tratando de alejarme.

- No Tsukki, a aléjate… m me mm ah! Me vendré, Tsukki nommmm! - era fascinante como podía pedirme que me alejara mientras sus caderas no dejaban de moverse más intencionalmente afuera y a dentro de mi boca ya acostumbrada a tomar todo su tamaño dejando que sus suaves vellos me hicieran cosquillas en la nariz.

Se vino agarrándose fuerte de mi cabello, me sentí algo incómodo al sentir sus dedos tocando las cicatrices en mi cuero cabelludo que lograban permanecer ocultas, la calidez de esas yemas aferrándose desesperadamente a la piel rugosa de las cicatrices me hizo sentir un escalofrió horrible, trate de no toser mucho por el ardor en la garganta y la abundante carga de semen que se pegaba a mi laringe, preocupado de inmediato me tomó de los hombros, se acomodó la ropa y me masajeo la espalda mientras yo me inclinaba tratando de dejar de toser.

- Estas bien? - preguntó recuperando algo de aliento, estaba todo rojo y tembloroso.

Asentí con la cabeza dejándome caer sobre sus brazos, deje todo mi cuerpo sobre el suyo encajando mi cabeza en su hombro con todo el cansancio que dominaba mi débil ser,

- Tsukki… te amo - susurro en mi oído acariciando mi espalda con ambas manos apretándome más contra él.

Sonreí con toda la libertad y felicidad que mi cuerpo podía albergar, dejé escapar el aire en un largo suspiro cerrando los ojos.

- Awwww siguen siendo cariñosos!! Mira! Mira! - Akiteru entraba a la habitación obviamente halando a Chizaru-san con él, no voltee a verlo me quede en mi posición disfrutando un poco más de mi momento de paz interior.

Escuche el flash de la cámara del celular de Akiteru de nuevo, era un loco irritante pero era mi hermano.

- Ya basta de fotos Akiteru - me queje alejándome un poco del cuerpo del pecoso que seguía sonrojado.

- Haz comido algo? - le pregunté, Yamaguchi negó con la cabeza, Akiteru se sentó también la cama.

- Bajemos a desayunar! - emocionado nos tomó de las manos.

- No deberían darse un baño y cambiarse primero? - Chizaru-san ya había tomado asiento en mi cama cruzando las piernas.

- Oh cierto… - Akiteru pareció recordar lo que estaba por acontecer en el día, y por extensión yo también lo recordé.

Sin decir mucho más, Yamaguchi tomó el primer turno en el baño, luego fui yo, ropa oscura me sobraba así que me puse unos pantalones negros algo ajustados, una playera negra manga larga y unos tennis.

Yamaguchi opto por un suéter blanco que le quedaba muy grande y unos jeans oscuros, cuando salí secándome el cabello estaba enfrascado en una animada conversación con Akiteru sobre papas fritas.

Chizaru-san me hizo una seña con la mano, lo seguí afuera de la habitación sin que los otros dos nos prestaran atención.

- Que sucede Chizaru-san -

- Estas bien? -

- Eso creo… -

- Akiteru recibió una llamada anoche de Takeda-san sobre lo que había pasado, tengo entendido que era uno de sus compañeros, lo lamento y lo sabes, pero… el día de tu citación está cerca también, cosas como estas podrían afectarte no es así? -

Entendía lo que me quería decir pero no me lograba imaginar el porqué, así que solo asentí con la cabeza.

- Akiteru está muy preocupado - seguía sin entender muy bien, Akiteru era la preocupación en persona, y no era como que hubiese olvidado que las consecuencias legales aun me caían encima, aunque no recordara bien la fecha, si las cosas que pasaban a mi alrededor me afectaban o no era irrelevante.

Quizá había algo más que no me estaba diciendo.

- Chizaru-san yo... -

- Solo quiero asegurarme que estas bien - me interrumpió.

- Lo estoy - le asegure más por tranquilizarlo que por ser sincero.

Volvimos a la habitación, ya listos los cuatros bajamos a desayunar, Hinata y Kageyama ambos vestidos completamente de negro estaban ya sentados comiendo, Asahi-san, y los dos catatónicos estaban con Yachi-san en otra de las mesas terminando de comer.

- Akiteru-san! - Hinata con algo más de energía de la que había tenido el día anterior se levantó a recibirnos.

- Sho-chan! - le respondió mi hermano despeinándolo llevándolo con un brazo contra su pecho, Kageyama arrugo el ceño mirando hacia la ventana tratando de controlarse y mentiría si no me pareció divertida su reacción.

Me senté junto al pelinegro malhumorado dándole un ligero codazo en las costillas a lo que me respondió con un resoplido. Yamaguchi sonrió sentándose en la banca a mi lado, Akiteru y Chizaru-san tomaron asiento frente a nosotros y Hinata volvió a su asiento frente al pelinegro.

En medio del desayuno Yamaguchi tomó mi mano debajo de la mesa entrelazando mis dedos con los suyos dando suaves caricias con sus yemas en mis nudillos, la sensación fue tranquilizadora y cálida y todo mi cuerpo lo disfruto.

Llegaron las 11:00 de la mañana, Takeda-san entro al gran salón donde estábamos ya todos reunidos, el silencio en el ambiente era tan palpable como la tristeza.

- Bien chicos, vamos a salir, por favor les pido que traten de comportarse, si necesitan regresar o no se sienten bien todos los psiquiatras del hospital estarán disponibles -

Takeda nos indicó la salida, me sentí demasiado inquieto, era mi primera salida al aire libre en semanas, el primer paso hacia la puerta que me sacaría del edificio no fue tan reconfortante como había creído, más bien sentí un enorme peso empezando a acumularse sobre mis hombros, íbamos en grupo pero nosotros éramos los últimos, por el tamaño de la puerta terminamos caminando de a dos, Chizaru-san caminaba a mi lado mientras Akiteru y Yamaguchi caminaban a unos pasos delante de nosotros.

Como si la gravedad hubiese aumentado ahí afuera, el primer paso fuera del confinamiento de las paredes del edificio cayó sobre mi columna estrepitosamente, el aire se hizo grueso y parecía no entrar del todo en mi sistema, para mi mala suerte Yamaguchi y Akiteru no se percataron, Chizaru-san se dio cuenta de mi situación pero el primero en reaccionar fue el pelinegro de Nekoma que caminaba detrás de nosotros acompañado de Daichi-san, habían sido los últimos en llegar con Sugawara-san que aun vestía la ropa del hospital.

Me tomó del brazo ayudándome a mantenerme de pie completamente, Yamaguchi volteo a vernos y Akiteru frunció el ceño al ver al pelinegro parado muy cerca de mí, más aun haciendo contacto físico conmigo.

- Estas bien lentes-kun? - preguntó, no le conteste, ni lo pensé mucho, saque mi brazo de su agarre dando un par de pasos torpes hacia Yamaguchi, no me estaba viendo, tenía la mirada clavada en el piso, pero también se había detenido.

- ¿Me ayudas? - le pregunté en un susurro inclinando un poco mi cabeza sobre su hombro, me miro sorprendido, sus labios se curvaron una tímida sonrisa, deje de nuevo mi peso sobre él, empezaba a sudar frio, entonces sentí su mano buscando la mía, bajando por mi antebrazo acariciando mi muñeca y finalmente entrelazando sus dedos con los míos como si sus formas coincidieran perfectamente.

Akiteru se colgó de mi brazo del otro lado haciendo malas caras hacia atrás, Chizaru caminaba unos pasos detrás de nosotros, la fresca briza chocaba con mi cara, continuamos caminando, me sentía un poco más liviano, su calidez pasándose de su cuerpo al mío era más que suficiente para mantenerme tranquilo, además Akiteru animadamente hablaba sobre el hospital y lo sorprendido que estaba de lo enorme que era.

Hinata iba aferrado al brazo de Kageyama que pasaba el suyo por la delgada cintura del pelinaranja, seguíamos siendo los últimos del grupo, excepto el pelinegro de Nekoma que seguía caminando detrás de nosotros, no había dicho nada más y yo lo agradecía. Daichi-san se había adelantado y ahora caminaba detrás de Sugawara-san que iba con Yachi-san.

Llegamos a una pequeña valla de madera blanca detrás de ella empezaba un prado verde muy parejo no tan amplio como se veía, unas cuantas lapidas blancas en muy buen estado y con flores adornando cada una, estaban enterradas a la izquierda del pequeño campo, ya había una persona junto a un hoyo en forma rectangular esperando con un pala apoyando los brazos en ella.

Un sacerdote y un par de personas más estaban junto al auto fúnebre estacionado en medio del enorme portón que daba a la calle, a unos 50 metros de mí.

Justo ahí, un portón enorme hacia la calle abierto de par en par, y parecía ser el único que lo notaba, le di una mirada al grupo al que ahora hacia parte y… no pude parar de preguntarme porque parecíamos estar ahí por voluntad propia.

Sentí un cosquilleo corriendo por las piernas, Yamaguchi noto mi especial interés en el portón.

- Huirías si tuvieras a donde ir - fue lo único que dijo.

Apreté sus dedos entre los míos, fue como si me hubiese leído la mente, y tenía razón, la inquietud huyo de mi cuerpo.

¿Un lugar a donde ir?  Sí, claro, el mío estaba entre sus manos, sus brazos, sus piernas. Donde sea que estuviese su presencia.

La ceremonia empezó, el sacerdote leyó una parte del sermón mientras el ataúd era puesto en el hoyo, yo no tenía mucha idea de cómo era un funeral, nunca había ido a uno, ni siquiera al de mis padres.

Una chica rubia de cabello corto tomó un paso delante de todos y arrojando una flor sobre el ataúd que ya estaba en el fondo comenzó a hablar.

- No logro recordar el momento en que decidí ser tu más fiel cómplice, porque no importaba si era la travesura más grande, o la tontería más sencilla yo siempre me puse de tu lado.

A pesar de ser tu hermana mayor siempre cuidaste de mí como si fuera menor que tú, ha sido difícil aceptar cada una de tus últimas decisiones y te juro que me duele.

Me duele cada minuto que has pasado desmoronándote, aun así estoy orgullosa de lo fuerte que te mantuviste estos meses.

Te amo hermanito y siempre estaré de tu lado, aunque esta haya sido tu última decisión - la chica terminó su discurso limpiándose las lágrimas regresando al grupo para saludar.

- Veo caras nuevas así que me presentaré - dijo mejorando un poco su semblante.

- Mi nombre es Saeko Tanaka, soy la hermana mayor de Ryu, un gusto conocerlos - se inclinó un poco, todos le respondimos quizá con menos ánimos que ella.

- Tadashi! Mi lucky boy! - la rubia se colgó de su hombro saludándolo cuando regreso al grupo y pasó por nuestro lado, no voy a negar que me sorprendió, y quizá me inquietó un poco.

Era alguien de afuera, alguien normal.

Su discurso no fue uno lleno de lágrimas y dolor pero nos recordó a todos, que él fue quien tomó la decisión.

El peligris parado junto a Daichi-san mantenía su expresión triste y desolada, lograba captarlos en mi rango de visión mientras veía como la rubia le apretaba los cachetes a Yamaguchi.

La rubia terminó con una sonrisa triste volviendo con el tipo de edad que estaba parado junto al sacerdote.

Sorprendentemente Sugawara-san dio un par de pasos poniéndose frente al ataúd.

- Tanaka Ryuunosuke, jamás te voy a perdonar el irte sin despedirte… sé que no entiendo tu dolor, ni tus motivos, pero… demonios! eras mi amigo, desde que llegué a este hospital has sido mi amigo… -

La voz se le partió y los sollozos le eran casi imposibles de detener, se trataba de contener, se frotaba con sus manos desesperado por las lágrimas que no dejaban de fluir de sus ojos.

- Y por… por eso… te voy a extrañar… mu… mucho - Yamaguchi a mi lado soltó también un sollozo, Akiteru se dio la vuelta y dándonos la espalda se tapó la cara con ambas manos, Chizaru-san se le acerco y lo tomó de la mano sin dejar de mirar hacia adelante.

Entonces recordé que mi hermano mayor, ese que siempre me sonreía y me protegía había estado completamente solo en el funeral de mis padres, mientras su hermano menor se moría en una habitación de hospital. Todo mi cuerpo crujió ante ese pensamiento.

Sugawara-san ya no pudo hablar más, dejo su flor también sobre el féretro y el tipo con la pala se dispuso a echarle tierra encima.

Takeda-san nos indicó que si queríamos decir algo lo hiciéramos.

- Estés donde estés, lo odies o no, lo recuerdes o no, él siempre va a estar contigo - El pelinegro de Nekoma se había aproximado dejando también una flor sobre el montón de tierra que ya cubría buena parte de la caja de madera.

Voltee a verlo, sus ojos amarillos estaban empañados de lágrimas, se mordía ligeramente el labio inferior, toda su estatura caía al suelo con sus hombros flojos, había recitado la última parte de la carta, y en cierta manera esas palabras corrieron a mi pecho y abrieron una grieta.

Conectamos miradas por un momento, él disimuló una sonrisa triste y volvió a su lugar.

Los sentimientos que bailaban en el aire podían ser tan poderosos para partirte en dos, dejarte indefenso, solo, frágil y profundamente herido.

Todos lloraban, algunos en silencio, como Daichi-san y Kageyama, otros a gritos como Sugawara-san y Hinata, otros sollozantes como Yamaguchi y Akiteru.

Y otros destrozados, quebrados, sin lágrimas sin gestos, sin sonidos, como yo.

Di un paso hacia mi hermano y apreté su antebrazo entre mis dedos, me miro de reojo apretando los dientes, tratando de retraer la tristeza y comerse sus lágrimas, pero le fue imposible, se volteó hacia mí llorando tan fuerte como podía.

- Perdóname… hermano - fue lo único que pude decir, Akiteru se deshizo en mis brazos, cayó de rodillas halándome con él en el prado verde, yo no podía llorar, las lágrimas no me salían, los sollozos no se formaban en mis labios, lo único que me hacía sentir que en realidad estaba ahí era la sangre ardiendo que corría por mis venas haciéndome sentir inexpresablemente alterado.

No puse atención a nada de lo que ocurrió después, agradecí que mi mente no hubiese estado presente en nada de ello.

Cuando volví en mi estaba sentado en una de las sillas del comedor, con un plato de comida en la mesa frente a mí.

- ¿Tsukki, te sientes bien? - Yamaguchi estaba sentado a mi lado, no dije nada, no tenía nada en mi cabeza que pudiese servir como una respuesta, y no recordaba siquiera como hacerlo.

- ¿Todo bien lentes-kun? - de la nada apareció el pelinegro de Nekoma sentado a mi lado izquierdo en la mesa, me toco con su hombro sonriendo como si nada pasara.

Tomé los palillos al arroz entre mis dedos ignorándolo, acerque el bocado de comida a mi cara y sentí las poderosas ganas de vomitar dar empujones desde mi estómago hasta mi boca.

Me levanté de golpe corriendo a la caseta de enfermeras donde había un baño, no alcancé a llegar, apenas puse un pie fuera del comedor todo los restos de lo que quizá había comido en un mes salieron de mi estrepitosamente bañando el pasillo, la garganta me ardió como si hubiera un incendio en mi abdomen, todo me daba vueltas y solo podía concentrarme en sostener mi estómago con ambas manos para que no se me saliera por la boca.

Sentí los fuertes brazos de mi hermano aferrándose a uno de mis brazos, puso su pulgar suavemente en el medio de mi antebrazo y empezó a hacer presiones, seguidas de masajes, bajando hasta mi muñeca, sentí como mi cuerpo se destensaba, y las arcadas que me hacían doblarme se detenían lentamente, ya estaba más tranquilo por lo que logró tomarme de ambos brazos y hacer lo mismo.

Me sentía horrible, Chizaru-san me pasó un vaso de agua y me corrió del charco de vomito donde estaba parado, Yamaguchi me tomó de la mano me dijo algo pero mi mente no lo procesó, me llevó al baño y mientras me limpiaba la boca y el cuello me dejo tomar el vaso de agua acariciándome la espalda susurrando cosas que yo no lograba comprender, y no importaba porque el solo sonido de su voz lograba calmarme, el no necesitaba decir nada coherente.

Intenté enfocar su cara, desde que empecé a sentir las arcadas ninguna imagen se retenía en mis pupilas, todo se movía y se desvanecía como rayos de luz distorsionados.

Sus pecas empezaron a tomar forma sobre sus mejillas pálidas, sus ojos irritados tenían un par de lágrimas atoradas, sus labios rosados se curvaban y temblaban intentando mantenerse firme y no soltarse a llorar.

Quería levantar mis brazos y abrazarlo pero sabía que estaba cubierto de vomito así que me quede quieto en mi lugar dejándome acariciar por su manos.

Akiteru y Chizaru-san entraron al baño luego de arreglar el desastre que había dejado, Akiteru me entrego un pantalón y un suéter verde para que me cambiara.

- Haber - Ukai-san entro después de ellos, espero a que me cambiara y luego se paró frente a mi sacando un lapicero, me apunto con él apretando un botón que lo convirtió en linterna.

Me tomó los signos vitales y me pidió que abriera la boca, fue una revisión rápida y quizá algo superficial, me ofreció enviarme a una de las habitaciones del pabellón médico y ponerme suero pero me negué, solo quería volver al cuarto y abrazarme a Yamaguchi lo que me quedara de vida.

Fue muy difícil pedirle a Akiteru que nos dejara a solas, después de todo él no podía visitarme diario y yo también quera pasar tiempo con él, pero ahora lo único que necesitaba tenia pecas y no compartía mi apellido.

Al final Chizaru-san lo convenció de dejarnos por solo por ahora y volver muy temprano al día siguiente.

Yamaguchi estaba sentado entre mis piernas mientras yo secaba su cabello, acabábamos de darnos un baño, un relajante baño de agua fría.

- Como nos conocimos? – realmente no lo pensé mucho pero estaba arriesgándome a tener una charla con el sobre todo ello, y con algo de suerte averiguar más.

- Eh? Bueno, nosotros Etto… - empezó temblar un poco, sonrojado hasta las orejas sin saber cómo hablar.

Puse mi mano sobre sus hombros sin quitarle la toalla de la cabeza para darle algo más de confianza.

- Bueno, estábamos en la misma clase, éramos muy pequeños y fueron solo unos meses – su manos se apretaron sobre su regazo, recorrí sus brazos con la yema de mis dedos haciéndolo temblar, mientras su tono de voz se normalizaba.

- Una tarde, unos chicos me estaban molestando, en el parque cerca de la escuela, no recuerdo mucho sobre eso, pero sé que tu llegaste y los llamaste patéticos – soltó una suave risa.

- Aunque siempre creí que me lo habías dicho a mí – sentí las lágrimas que se formaban en la esquina de sus ojos como si fueran mías, seguía sin verlo directamente a la cara pero podía sentirlo, era extraño pero cálido, muy muy cálido.

- Y bueno desde ese día empecé a seguirte, hasta que un día tuve la oportunidad de hablarte cuando en clase de educación física nos enseñaron a jugar Volleyball y de ahí en adelante siempre me dabas de tu almuerzo y regresábamos a casa juntos, vivíamos en la misma manzana –

- Tu solías hablarme mucho sobre dinosaurios y cosas de historia, realmente era muy divertido – sonrió ampliamente volteo a verme quitándose la toalla con los ojos vidriosos apretando mis manos entre las suyas, esta vez mi mirada se perdió en lo hermoso que brillaban los colores en sus ojos castaños, no fui capaz de decir ni hacer nada absorbido por el momento.

Sonrojado se dio la vuelta quedando sentado sobre mi regazo pasando sus brazos por mi cuello entrelazando sus dedos sobre mi nuca.

- Tsukki, puedes recordar algo? – me temía que iba a preguntar, y eso me ponía nervioso, si algo me había quedado claro, sobre mi enfermedad era que tratar de recordar, o alterarme por lo que pasaba entre los dos, o lo que pasó podría ser peligroso.

Ahora no solo había una parte de mi personalidad que se negaba a esos recuerdos, si no que la conexión me hacía esquizofrénico, lo que me hacía más alterable, aun mas con todo lo que estaba pasando, pero en el fondo comenzaba a entender o más bien quería pensar que no era un alter, no era otro yo, era una parte de mí, que por mi cobardía decidió esconderse, y ahora debía encontrar el modo de unir todo eso.

Sin embargo los momentos que tenía a su lado me hacían sentir cálido y tranquilo, así que busqué ese confort antes de permitirle a mi mente meditar una respuesta a su pregunta.

Cruce mis brazos por su cintura atrayéndolo más hacia mí, se sonrojo al instante pero se dejó hacer, mantuvo su mirada en mis ojos aunque lo tuviera temblando.

- Te recuerdo de niño, tus pecas resaltaban más – le acaricie una mejilla con la mía, rozando esa suave piel lentamente.

Levantó una de sus manos colándola en mi cabello, toco de nuevo mis cicatrices, seguro que las había notado, entrecerró los ojos y pego su frente a la mía sonrojándose más.

- Recuerdo tu voz, era más delgada – pasé mi mejilla por sus labios haciéndolo estremecerse.

- Solo quería… - no, eso no era parte de lo que había visto en la alucinación, era lo que mi cuerpo no pudo olvidar.

- Cuidarte… - aunque fuese el quien me cuidaba ahora, termine besándole suavemente la frente, sentí el pequeño brinco que dio su cuerpo sobre el mío, quizá sorprendido, conmovido, quizá feliz.

Dejé mis labios sobre su suave frente por un rato más, sus brazos aferrados en su posición temblaban, podía percibir el olor a jabón, y el cítrico dulce que lo caracterizaba.

- Tsukki… lo… yo lo… lo siento – su voz se quebró entre las lágrimas que brotaban indiscriminadamente por sus mejillas rebotando en su playera.

- Tranquilo… no tienes que disculparte por nada, aquí estamos, juntos de nuevo – le susurré cerca de su oído abrazándolo con fuerza contra mi pecho, paró de llorar pero se aferró a mí con tantas ganas que después de un rato ya me hacía doler los costados, hice caso omiso de la sensación dolorosa, y cole mis manos en su playera palpando su cálida espalda.

- Te amo… - le susurré al oído mientras aún seguía alterado por mi repentino tacto frio en su piel cálida.

Su cuerpo se estremeció, tembló y su entrecortada voz en el susurro más dulce me respondió.

- También te amo Tsukki - 

Notas finales:

Oya Oya?

Que tal!? les prometi mucho lovey-dovey y espero que lo hallan disfrutado :D
El lemon esta inspirado en el Dj Deep Throat de Kuroquis si no lo han visto vayan y leanlo es hermoso! hermosamente pervertido XD
Para el próximo cap! se acabo la felicidad! ok no, Al pelinegro le vuelve su gatito teñido y Yamaguchi va a tener una prueba muy dura que superar!
Mas sobre la enfermedad de Tsukki que como saben es compartida con la de pecas-kun y..... lo que todos han estado esperando!! :D
Así que como siempre pueden dejar sus comentarios aquí abajito! me motivan muchooo de veras! :D


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