Mi departamento es simple, mas que todo enfocado en la vista que da de la ciudad, sus grandes ventanales cubren la mayoría de las paredes externas, mientras que el resto son de un pálido tono crema perlada, los muebles. ¿Cómo describirlos? Son una mezcla extraña entre lo que puedes encontrar en una venta de garaje y lo que puedes conseguir en un catálogo de alta sociedad pero aunque parezca imposible todo calza a la perfección, quizás mi propio estilo los hacia lucir mejor juntos de lo que lo harían por separado. Una butaca de estilo antiguo se vuelve mi acompañante en los días lluviosos, donde solo disfruto el mirar desde mi ventana la ciudad ser rociada por las lágrimas del cielo.
El mueble de tres plazas frente al televisor es de un tono marfil dándole un aire de clase al estudio, pero yo honestamente lo he usado más de cama en mis días de pereza; un escritorio caoba de estilo antiguo justo al fondo crea ese choque de estilo que invade toda mi vivienda.
Es complicado pensar en mi departamento por partes, cuando todo es un matiz conjunto de mi estilo personal y piezas complementarias, todo sigue el mismo patrón, cosa que con el tiempo he logrado perfeccionar… todo, menos mi habitación.
Mi habitación es mi pequeño santuario minimalista, todas las ocurrencias las deje al otro lado del marco de la puerta, este espacio es puro y relajante, todo lo que se puede pedir de un refugio
Las paredes blancas son el acento primordial, siendo acompañadas por una gigantesca cama de sabanas hueso con un montón de cojines y almohadas que de alguna forma siempre terminan en el suelo a la hora de dormir.
Unas repisas justo frente a la cama del mismo estilo moderno le dan el toque de simetría al lugar dejando a un costado la pared libre que se extiende hasta el marco de unas puertas panorámicas que dan acceso al balcón.
Una cómoda y un armario al otro costado de la habitación, nada exagerado pero extraordinariamente perfecto y esencial en el lugar.
Mi departamento no es gran cosa, obviando esos pequeños o grandes detalles que son como fragmentos de mi que envuelven todo el lugar volviéndolo mi pequeño pedazo de paraíso, mi palacio de colores neutros, mi refugio de inspiración; un lugar que sin dudas me gustaría poder compartir con alguien más, sin embargo por ahora estoy yo con mi taza de café y mis pantuflas de gatito…
Definitivamente debo recordar cambiar la silla de mi escritorio o perderé el poco trasero que tengo, llevo al menos unas tres horas intentando crear una breve historia con temática romántica y aunque he ojeado las contraportadas de algunos de mis libros no consigo crear algo empalagoso, John Katzenbach no es exactamente una inspiración para ese género y Stephanie Meyer no me inspira de una manera original, a veces imagino lo mucho que debió fumar o consumir Julio Verne para crear esas historias tan fantásticas y a la vez polémicas, si estuviese vivo lo buscara nada mas para pedirle que me compartiera un poco de lo que sea que consuma porque ya el Lucky mentolado perdió su encanto…
“mi reflejo me conoce mejor, sus palabras son hirientes y su sonrisa es malévola, si el amor es así de oscuro temo caer en sus viles artimañas”… sé que debo tener un inicio y un final feliz pero pese a mis intentos no llevo mas que unas cuantas líneas y ya llevo 3 cigarros y 2 tazas de café, me acomodo en la silla y tras varios intentos fallidos me resigno a levantarme, mis huesos se quejan sonando de manera ruidosa al abandonar mi asiento, mi cerebro está en huelga y no creo que meter más nicotina a mi cuerpo me de un mejor resultado, me encontraba dando vueltas de un lado al otro vociferando ideas que llegaban en desorden a mi mente…
“ me sentía confundida, no era el momento justo pero su mirada me cautivo, no era necesario que me hiciera reír pues con mirar sus ojos ya sonreía feliz, no tenia que sentirme protegida pues con solo ver su cuerpo sentía calor, no puede ser amor, quizás sea obsesión” bien lo acepto tampoco suena romántico… y cuando uno necesita ser romántico que mejor que tocar una hermosa pieza llena de sentimientos en el piano, unos paso fuera de mi estudio y al fondo de mi sala estaba aquel objeto que sin duda lograría que mi mente creativa funcionara, note la hermosa vista nocturna de la ciudad suspire y en un par de movimiento de mis dedos cada tecla presionada se convertía en nota y luego en arpegio cobrando sentido y ganando ritmo, mis ojos se cierran dejándome en la oscuridad de mi interior, colores y ligeras siluetas aparecen, aun continua la melodía, visualizo una pequeña niña que corría por el campo su vestido azul claro resaltaba entre las flores amarillas, a pesar de que su enorme sombrero de paja cubría parte de su cabello aún se podía apreciar esas hermosas ondas azabaches que caían por su espalda, se veía feliz y sonriente llena de inocencia, aquella tonada que interpretaba marcaba el curso de la historia siguiendo con los sentimientos del momento, vi una joven más grande de aspecto adolescente, estaba sumergida en sus escritos pese a sus atuendos oscuros pude reconocer su rostro y cabello azabache, ya no era aquella pequeña sonriente y al parecer una profunde tristeza le invadía, mis dedos poco a poco disminuían la intensidad de la melodía para ahora volver a una tonada más alegre, aquella joven es una adulta sus atuendos volvían a ser brillantes y alegres, sonreía y ahora al escribir transmitía un aura agradable y confiada, observaba con amor a una hermosa chica ella era su motivo de felicidad, se despedía con tristeza pero deseaba que su amor pronto volviese, estaba decidida a pasar su vida con ella y un anillo es la sorpresa que guardaba para su retorno, mi melodía cambio de golpe y ahora se escucha como una tormenta de sentimientos, nunca ocurrió, el avión, ella y muchos otros que viajaban en ese vuelo más nunca regresaron su vida acabo sin posibilidad de despedida y esta mujer de cabello azabache volvió a su vida llena de tristeza y melancolía, no pude seguir interpretando la melodía poco a poco el eco del piano se fue apagando mientras sentía como lagrimas recorrían mis mejillas, tiempos de rebeldía llegaron, independencia y desamores ,mi carrera es lo que me mantiene serena, plasmar una parte de mi en cada escrito es un desahogo de mi espíritu, abrí mis ojos lentamente al sentir una caricia familiar que apretaba mi mano transmitiéndome fuerza y valor, mire y a mi lado se encontraba esa hermosa mujer que una vez ilumino mi vida por la cual aún lloro y extraño, debo confesar que te amé , tu mi primer gran amor, te ruego me dejes ser libre de este sentimiento, déjame experimentar la alegría de sentirme amada de nuevo…
Eran aproximadamente las dos de la mañana, luego de llorar por un momento y caer en cuenta de que aún no disponía de una historia romántica para la entrega de hoy decidí tomar la de mi vida personal obvio nadie debe saber que se trata de mi pero se que al ser mi experiencia el sentimiento será fácilmente percibido y sobre todo expresado. A la final la historia de mi trágico amor fue un acierto, los ojos de la profe estaban algo llorosos y estoy plenamente segura que de haber tenido un piano para interpretar la melodía y llenar su ser de los mismos sentimientos que tuve anoche, hubiese llorado como yo y quizás con suerte obviara pedir de nuevo historias de ese género, pero para mi sorpresa aunque la historia no es exactamente el romance palagoso que pidió una historia dramáticamente romántica me dio una calificación alta y eso para mi es suficiente y me siento tontamente orgullosa. Un par de horas después estoy libre de la academia, me acerco a mi amada moto Harley esperando a que esa fantasía de la joven de corazón roto me pida un empujón se cumpla.
Llegue tarde al café, mis compañeras corrían de un lado a otro preparando el lugar pues hoy es día de señoritas, las mesas se decoraban con manteles y un pequeño florero en el centro, las luces eran más tenues y bicolores una mezcla entre morado y blanco, todo debía ser cálido y agradable
- Alessa, llegas tarde! – se notaba la molestia y casi juro que podía ver la vena de su frente sobresalir mi pequeña jefa estaba sumamente obstinada-
- Lo sé – pase de largo, directo al baño del personal para prepararme, al entrar me encontré de nuevo con mi reflejo, arregle mi cabello, me coloque la corbata vinotinto y abotone mi chaleco, la chaqueta de hombre a la medida creaba un disfraz discreto y gracias a mi altura mi porte se veía mas atractivo que con el uniforme casual, ¿cómo dos accesorios tan simples pueden cambiar tanto la apariencia de alguien? Cuando estuve lista salí pase junto a mi pequeña jefa quien ya se encontraba mas relajada- ¿qué tal luzco?
- Me recorrió con la mirada y casi de inmediato ese tono carmín apareció en sus mejillas- estas perfecta Alessa, ahora a trabajar
- Gracias pequeña jefa- sonreía de medio lado y le regale un guiño de ojo, me dispuse sin más a iniciar mi jornada laboral-
El restaurant estaba a tope y afuera aun habían clientes esperando su turno para ingresar al establecimiento, la cocina era un caos al igual que la barra, todas estábamos aceleradas, repartíamos cafés, cocteles y demás como locas, en varias ocasiones estuvimos a punto de tropezar, mi bolso aferrado a mi pierna estaba alegre y rebosante de efectivo y apenas la noche iniciaba, de pronto mi pequeña jefa hizo acto de presencia en el pequeño escenario del fondo, un par de golpecitos al micrófono basto para que todo el lugar quedara en silencio y las miradas estuviesen en ella, me tomo por sorpresa y era obvio que a mis compañeras también, aquella joven odiosa y misteriosa… si esa a la que provoca meterle un ¡PAF! Subió al escenario, las luces destacaban el brillo de su cabello largo y ondulado de un hermoso tono ocre, sus pantalones ajustados, su franela de rayas blancas y negras también ajustada ligeramente cubierta por una hermosa chaqueta de cuero negra, otras personas subieron al escenario y tomaron posesión de los instrumentos que estaban al fondo del mismo, después de una ligera reverencia de todos, comenzó una canción cuya letra me hizo estremecer.
- Señorita- sentí que me jalaban del brazo- señorita, ¿tomara mi pedido?
- Ah si claro señorita disculpe mi torpeza – volví la mirada a mi cliente y sonreí de manera coqueta- puedo recomendar un vino tinto para disfrutar de la velada- aún estaba distraída, pero tome su orden sin problemas, mis oídos estaban captando toda la canción, cuando me disponía a dirigirme a la barra sentí una mirada fuerte clavarse en mí, no esperaba que esa mirada se encontrara con la mía tan rápido y mucho menos esperaba que esa mirada verde congelara mi cuerpo, esa mirada que desde el escenario me paralizo-