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MEMORIAS DE UN ASESINO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

 

Era importante reaccionar pronto y eso los tres lo sabían pues tenían cuatro contendientes preparados para atraparlos o en el peor de los casos matarlos. Cuando Joey vio que Ikabe sacaba su arma se distrajo y su oponente en el suelo se percató de ello, agarrando su arma pretendió dispararle pero Seto lo vio a tiempo y le asestó un golpe en la nuca con su rodilla.

14-Irreconocible

 

Era importante reaccionar pronto y eso los tres lo sabían pues tenían cuatro contendientes preparados para atraparlos o en el peor de los casos matarlos. Cuando Joey vio que Ikabe sacaba su arma se distrajo y su oponente en el suelo se percató de ello, agarrando su arma pretendió dispararle pero Seto lo vio a tiempo y le asestó un golpe en la nuca con su rodilla.

 

¿Qué crees que haces idiota?—le reprendió el ojoazulado un momento antes de que sonaran disparos. De pronto Seto se catapultó hacia Joey, tirando a ambos en el suelo.

 

¿Qué crees que haces tú? Así solo seremos un blanco fácil, salte de encima—le gruñó Joey mientras el otro se apartaba. Sabía que lo había hecho para salvarlo de alguna bala pero esa posición incómoda era… las palabras que se agolpaban en su mente se detuvieron cuando vio como Kaiba de costado en el suelo se palpaba la espalda con una mano y la sacaba color carmesí.

 

Habían herido a Seto.

 

Su mente se detuvo ante tal pensamiento mientras veía la cara entre frustrada y dolorida del otro y su jefe le gritaba que se levantara de ahí mientras disparaba desde una esquina del pasillo. Vislumbró como en un sueño que uno de los tipos le apuntaba a él pero de pronto el olor a pólvora era intenso, y se vio rodeado también de fuego tierra quemada y nubes oscuras. Era como un yermo donde el ruido de los disparos era intenso y en su sangre sintió fluir el miedo y la ira. Pero no era una ira como él acostumbraba, de las que te enloquecen y no puedes pensar tus actos, sino una ira fría y calmada que nunca pensó que existiera.

 

El castaño vio como la cara de Joey se tornaba inexpresiva, casi con espanto, y atisbó detrás de su hombro para ver como un hombre se acercaba agazapado hacia él, con una mano tendida para atraparlo y otra directamente apuntando a Joseph. Iba a matar a Wheeler y a llevárselo a él.

 

Iba a gritarle al estúpido perro que reaccionara pero fue demasiado lento.

 

Para cuando Seto volteaba para ver a Joey este ya cruzaba su línea de visión en pos del otro.

 

Solo fue un movimiento. Un fluido movimiento que podía haber sido algo de Taichi pero no lo era. La mano de Joey golpeó el arma de costado y luego de que esta fuera apartada y con una gracia casi elegante su palma se dirigió directa a la garganta del otro pero no en un movimiento de hacha sino en uno de destornillador, dirigida directa a la manzana de adán, aplastándola con precisión y alevosía.

 

Fue una muerte cruel, rápida y elegante, todo a la vez. Y su autor no parecía pensar que hubiera matado nada superior a un insecto por la mirada despectiva que a este dirigió.

 

Con la rapidez del rayo el rubio se agachó y tomando el arma del caído roció a otro que de daba la espalda y casi le dio a otro de sus compañeros que estaba preocupado por Ikabe pero que reaccionó al oír disparos de detrás.

 

El otro intentó darle a Joey mientras se afianzaba en el suelo pero Joseph como si fuera un matador en una corrida solo se movió para quedar de perfil y mientras la bala pasaba por su lado solo se preocupó de apuntar y disparar.

 

De lleno entre los ojos y el otro cayó con una expresión de sorpresa en los ojos.

 

Seto se movió y el melado reaccionó apuntándole después de voltear. Por un momento sus ojos se encontraron y el otro no pareció reaccionar al ver que era Kaiba. Esos no eran los ojos de Joey. Miró la obvia condición de herido del castaño con la fría mirada de un asesino que se preguntaba si terminar con el otro era beneficioso o no.

 

¿Wheeler? ¿Qué crees que haces?—le preguntó demandante y algo histéricamente el otro.

 

¿Whee-ler?—preguntó el otro con voz ronca y mirada incomprensiva. De pronto sus ojos se medio cerraron y cayó primero de rodillas y luego cuan largo era. Entonces Seto pudo ver la herida en su cabeza. La bala no había pasado tan lejos de su sien.

Notas finales:

espero les guste

mata ne

n.n


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