Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MEMORIAS DE UN ASESINO por desire nemesis

[Reviews - 102]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

El jefe les había ordenado que se juntaran en la sala para darles las instrucciones finales. Después de varios días en que ambos no se habían vuelto a cruzar por las actividades de Ikabe para la familia, este le había mandado un mensaje de que se alistara con Hao. 

25-Un búfalo enfurecido

 

El jefe les había ordenado que se juntaran en la sala para darles las instrucciones finales. Después de varios días en que ambos no se habían vuelto a cruzar por las actividades de Ikabe para la familia, este le había mandado un mensaje de que se alistara con Hao.

 

Por alguna razón el televisor estaba encendido mientras dos de los miembros del grupo discutían sobre algo que había pasado la noche anterior entre ambos. Joseph con su traje negro estaba aburrido y miraba sin ver las cosas de la habitación, un mueble con una astilla en una puerta, víctima de algún tropezón porque el apartamento era nuevo, un sillón beige en el que había visto al pelinegro sentarse cuando le explicó las reglas del grupo. Su mirada pasó sin ver por la pantalla de la televisión Smart pero una imagen quedó en su retina un momento antes de que se diera cuenta de lo que había visto y luego fijo sus melados ojos en dicha pantalla.

 

Era un informativo y la locutora hablaba pero no se oía lo que decía por el barullo de la habitación, lo que había captado la atención sin embargo no era la bonita cara de ella sino la más masculina que a su lado miraba desde la pantalla desde un recuadro y abajo las ominosas palabras del titular explicaban algo inconcebible.

 

EMPRESARIO SETO KAIBA EN ESTADO GRAVE.

 

Buscando saber con más detalle la noticia el rubio se acercó a la pantalla para oír de labios de la mujer el resto de la noticia, las palabras que pudo oír helaron su corazón.

 

“…esta mañana, no hay detalles de si fue exitosa pero al parecer a la mitad de dicha cirugía, el empresario presentó un ataque cardíaco que afectó su sistema circulatorio y se teme un daño cerebral significativo. En otras noticias, hoy el parlamento…”

 

Para cuando las últimas palabras se pronunciaron el cerebro de Joseph ya no las oía, y un imperioso deseo de ver a Seto se hizo presente en todo su cuerpo.

 

¡Oye! ¿A dónde vas?—preguntó uno de los esbirros de Ikabe cuando lo vio yendo hacia la puerta.

 

Al baño—contestó en automático el ojos mieles.

 

El otro le miró con sospecha pero Hao le habló--¡Déjale! El jefe ha dicho que está fuera de sospecha por ahora—

 

Joey agradeció mentalmente la oportuna aparición del gordo y que en esos momentos estuviera liberado de cautela porque así podría acudir más fácilmente a donde se proponía, claro que eso pondría en duda su honestidad de nuevo pero… le valía. El pensar que Seto estaba muriendo en una clínica era más difícil de soportar que los golpes y también sentía que si no lo veía se sentiría culpable de pasarle algo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ikabe bajó de su auto y subió al que estaba estacionado en frente de este en la calle. Sus hombres estaban dispuestos en la vereda de tanto en tanto, vigilando todo movimiento, se habían bajado segundos antes que él para dispersarse.

 

¿Y bien?—preguntó el ojigris al gordo sentado en el asiento del conductor.

 

Entró ahí hace cuarenta minutos—le informó a su jefe.

 

Sinceramente ese chico está dando cada vez más problemas—dijo el yakuza después de encender un cigarrillo, mientras lo fumaba y miraba por el parabrisas la costosa clínica.

 

Debería deshacerse de él. No ha dado más que problemas—dijo Hao con su cara seria.

 

Tienes razón, debería…--dijo el pelinegro como pensándolo seriamente para luego lanzar un suspiro y abrir la portezuela.

 

¿Qué hacemos?—preguntó el gordo al ver que se bajaba.

 

El otro volteó después de bajar, sin cerrar la portezuela, tiró el cigarrillo y mientras lo pisaba respondió—Yo me ocuparé ahora—y sin más se fue hacia la clínica, declinando la protección que le ofrecían sus hombres cuando hubo llegado a las puertas de la institución.

 

Era cierto que sería muy llamativa la presencia de guardaespaldas dentro y que no podían en verdad estar allí armados pero algo pasaba por la mente de Hao al verlo entrar con su actitud aparente calma. El jefe estaba raro últimamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Había intentado verlo pero como no era pariente no le dejaron. Intentaba esperar para saber algo o intentar escabullirse. Ya que solo había unos guardias que no lo conocían podía esperar por ahí.

 

Estaba mirando la puerta de la sala de cuidados intensivos cuando una voz le habló desde atrás—Parece que te estás divirtiendo—el rubio volteó para encarar a la persona que le hablaba y que sabía quien era—No decido que hacer contigo. ¿Deberé castigarte Wheeler?—la mano de Ikabe tocó la mandíbula del rubio mientras sus ojos se miraban directamente--¿Te enteraste que tu pequeño amigo se encuentra indispuesto, verdad? Y viniste volando a verlo, todo desesperado. Es muy lindo de tu parte pero no creo que el se entere de que has estado aquí aunque lo veas. Según sé esa persona quizás ya no vuelva a recuperar la consciencia—

 

Las palabras calaron hondo en los ojos decididos y claros. Había algo en la mirada de ese chico que volvía loco a Ikabe, deseaba besarlo en ese momento sin más dilación. Aunque fuera un lugar público aunque los descubrieran y eso lo hacía ante los ojos de Ikabe un animal peligroso para su futuro. Wheeler sin quererlo podía destruir todo lo que le había tomado años de duro trabajo construir. Estaba bien la entretención pero la obsesión era muy peligrosa para un hombre en la posición del pelinegro.

 

Meditaba en esas cosas mientras miraba al otro y este le respondía--¡No lo creo! ¡Conozco bien a Kaiba y sé que saldrá de esto con bien!—palabras vacías. Podía ver el miedo detrás de ellas y esa ansiedad producía una extraña sensación en Ikabe. Era otra de las cosas que hacían peligrosas al rubio, se dijo mientras analizaba lo que Hao había dicho minutos antes.

 

 

 

 

¿Qué rayos haces tú aquí?—fue la repentina pregunta que los sacó a ambos de su enfrentamiento para ver a un lado la cara de ojos azules que miraba a Joey como si fuera un violador.

 

Mokuba, yo…--dijo el rubio tratando de pensar en las palabras que le diría a continuación.

 

¡Quiero que te vayas en este momento de aquí! ¡No quiero verte cerca de mi hermano nunca más!—le gritó el chico para asombro del melado y curiosidad del otro pelinegro.

 

¿Mokuba?—preguntó pasmado Joey.

 

¡Todo esto es tu culpa!—dijo el menor.

 

¿Mi culpa?—preguntó Wheeler aun sorprendido.

 

Si, si mi hermano hizo esto fue por ti. Él no tenía porque hacer esta sandez. Sabía muy bien que podía dirigir Kaiba Corp como fuera, no necesitaba sus piernas pero tú…--dijo el ojos azules.

 

Creo que te equivocas. Yo no tengo el poder de hacer que Seto haga algo tan riesgoso como eso por mí—le contestó sinceramente el rubio.

 

Mokuba suspiró como lo haría un búfalo que está decidiendo no embestir—¡Solo vete de aquí y no vuelvas!—se volteó para irse y dio dos pasos antes de voltear a medias y añadir—Te lo advierto—luego se fue mientras el rubio lo miraba preguntándose en que estaba pensando el otro y asombrado con la actitud del siempre vivaz menor.

Notas finales:

espero les gustara

todo escrito hoy

jejeje

fruto de inspiracion

estoy floja pero esta interesante no?

besos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).