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MEMORIAS DE UN ASESINO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Mein liebe—dijo el ojos mieles fumando un cigarrillo acodado en la barandilla del balcón de cierto apartamento.

44-Mein liebe

 

Mein liebe—dijo el ojos mieles fumando un cigarrillo acodado en la barandilla del balcón de cierto apartamento.

 

¿Sigues hablando alemán y fumando a escondidas?—preguntó el ojos grises al otro, que le miró como  a desgana y luego siguió mirando hacia delante, veía desde ese lugar la bahía de Tokyo ya que era un lugar muy exclusivo—Ahora te ha comido la lengua un ratón—continuó el pelinegro alegremente y el otro inspiró hondo y después de con un ademán tirar su cigarrillo por el abismo, se dio vuelta y entró sin más. Entrando tras él el ojos grises le preguntó--¿Por qué tan enojado?—

 

Joey fue a agarrar el control remoto pero se quedó mirando su mano extendida sobre este, un momento, antes de agarrarlo. No se sentía molesto, se sentía extraño, era como tener la cabeza embotada, y esas extrañas ideas y el sonido de su voz diciendo esas extrañas palabras de las cuales no debería saber el significado.

 

Mein liebe.

 

Pero él sabía exactamente su significado, “mi  amado” esos sonidos le provocaban una insondable nostalgia. Todo había empezado con esos ojos azules decididos. Ver esos ojos le habían quitado el poco de paz que había tenido en su mente desde que le separaran de Seto. Con el tiempo esas rarezas se habían vuelto cada vez mas espaciadas y casi solo quedaban raras ocasiones en las que hacía algo no propio de él o tenía alguna laguna. Ahora el ver la mirada azulina un dolor en el pecho que no sabía si era propio o basado en alguna cosa sobrenatural había atacado profundamente su pecho.

 

No recordaba haber comprado cigarrillos o encendedor, no recordaba entrar al apartamento, no recordaba haber ido al balcón, solo recordaba esa frase como algo escuchado de alguien más en algún momento y de pronto darse cuenta que estaba en el balcón de Ikabe, con este y fumando.

 

Algo sucedió en esa clínica—afirmó  Ikabe parado al lado del sofá en el que se había sentado Wheeler, era el atardecer y el lugar estaba medio a oscuras, las ventanas corredizas ahora estaban cerradas y los ojos del pelinegro clavados en la figura sentada de Joseph.

 

Dímelo tú—contestó Wheeler tratando de parecer desinteresado mientras miraba la tele.

 

No te hagas el tonto que sabes bien que no hablo de lo sucedido con mi hombre—exclamó Ikabe.

 

Ah, si, como me aburría esperando me hice un test y me dijeron que tengo SIDA y que ya no puedo tener más relaciones sexuales—contestó el otro con irreverencia.

 

Ja—dijo el gánster riendo de medio lado—Ahora sé que lo viste—añadió de pronto y sin querer el melado le miró con alarma—Dime… ¿Cómo está? ¿Lo atienden bien en ese lugar?—

 

Por un momento Joey había temido que Ikabe supiera de la condición de Seto pero sintió alivio al darse cuenta por su pregunta de que no era así. Quería evitar que se encontraran y por eso contestó—Está como siempre—

 

Me alegro—contestó el otro con sonrisa sádica antes de volverse y decirle mientras caminaba hacia una de las puertas del lugar—Me voy a la cama, no demores mucho—

 

Cuando la puerta tras Ikabe se cerró, Joseph respiró con alivio pero luego recostándose se tapó la cara con una mano. ¿Cómo haría para evitar que ambos se encontraran? Era la pregunta en su mente porque no era tonto, esos ojos azules le dijeron que no se había rendido y que lo recuperaría.

 

No sabes lo que haces—murmuró a la nada mientras le televisión ocultaba el sonido de su voz—Mein liebe—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Doce días más tarde…

 

Se le revolvía el estómago luego de entrar en la blanca habitación. Una mesa larga de conferencias se extendía a unos pasos suyos y sentados a esa mesa estaban Seto Kaiba e Ikabe.

 

Lo que más había querido evitar estaba sucediendo ante sus ojos y no podía hacer nada para evitarlo. Ambos hombres se miraban con miradas cautelosas, como dos predadores que se encuentran al pasar y miden sus fuerzas como preguntándose si es momento de atacar al otro.

 

No creí que lo trajeras—dijo el ojos azules sin mirar a Joey, que estaba parado con la espalda casi sobre una pared, haciendo guardia.

 

¿Por qué no? Después de todo él es uno de mis hombres—dijo el pelinegro aparentemente sorprendido pero en realidad enfatizando un poco lo de “mis” porque sabía que así tocaba un punto neurálgico en Seto.

 

Como era de esperar Seto se molestó y se notó en su mirada pero trató de solo pasar a una expresión más profesional y dijo—Mejor, después de todo tiene que ver con él—y entonces ambos se sorprendieron.

 

Eso me hace querer saber con más ganas el motivo de esta reunión—exclamó Ikabe interesado.

 

Era de esperar—dijo el empresario—El motivo es que quiero comprar a Wheeler—añadió para desconcierto de Joey e Ikabe.

Notas finales:

Hola Fleir!!!

Como se que me mandaras un entusiasmado rev

te mando este saludo por adelantado y te dire

no se que tan pronto tendras los besos entre ellos

y no odies tanto a mi cachorro

mata ne

n.n


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