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Nuevo Exorcista Nuevas Experiencias por Sakura Taisho

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Notas del capitulo:

HOLAAA! Volví al fín ! Casi muero culpa de un profe pero logré sobrevivir jojo

 

Logré hacer tiempo para hacer este cap pero aun no logro terminar el de La Inocencia Miedosa (/TT-TT)/

Bueno los dejo leer (es la última parte de la misión)

Los exorcistas pasaron aquella noche en el calabozo esperando a que el Emperador los volviese a llamar, mientras tanto y a pesar de las peleas, aprovecharon ese tiempo para idear un plan para rescatar al albino de las garras del Emperador.

-Creo que lo mejor será que uno de nosotros distraiga al Emperador Idiota y que el otro lo rescate.

-Pero solo somos dos. ¿Cómo haremos para que Tiberio no note que falta uno? –dijo Lavi.

-Armaremos un escándalo.

-¿Cómo? Debe de ser grande si queremos acaparar por completo su atención.

-Tengo una idea... –dijo Suzuki sonriendo confiadamente. –Si confías en mí por esta vez, prometo ayudarte con Allen.

.....

Al finalizar la acalorada batalla de los exorcistas contra los gladiadores, Tiberio decidió encerrar a los muchachos en un calabozo. Luego de eso, Tiberio se llevó a Allen a sus aposentos.

-¡Suélteme! ¡Déjeme ir con mis amigos! –se quejaba Allen intentando liberarse de los laureles.

-Tranquilo, dulce jovencito. Prometo no hacerles daño. –dijo acercándose al menor tomando su barbilla para que lo mirase a los ojos.

-¿Qué es lo que pretende? –preguntó con miedo el menor.

El Emperador observó con parsimonia el rostro del chico frente suyo y luego sonrió, elevó su mano derecha y señaló con su dedo la cama, los laureles comenzaron a moverse y llevaron a rastras al albino hasta arrojarlo sobre ella.

-Sabes pequeño, me recuerdas a un bello joven que conocí hace mucho tiempo.

-¿Un joven? –preguntó Allen intentando sentarse en la cama.

-Era como tú. –dijo sentándose a su lado. –Linda cara, brillantes ojos, voz suave...con un...delgado cuerpo... –dijo rozando sus dedos sobre el pecho del albino. –Aunque, él era castaño...

 Allen se comenzó a asustar por el toque del Emperador, después de todo estaba completamente indefenso ante él por culpa de los laureles.

-Pues yo no soy él. –dijo intentando apartarse de su toque.

-Pero te pareces mucho. Tal vez, los dioses me bendijeron con tu reencarnación, Arius... –le susurró al oído.

-Mi...Mi nombre es Allen, Allen Walker. No soy romano soy inglés, y no soy aquel chico... –empezó a removerse para alejarse de Tiberio.

-Eso cambiará. Esto... –dijo sacando una corona de laureles de oro de su túnica. –...permitirá que vuelvas, Arius... volveremos a estar juntos. –dijo acercando la corona a la cabeza de Allen.

-¡No! ¡No quiero, aléjese! Soy Allen no Arius ¡Allen! –gritó antes de que Tiberio colocara la corona sobre su blanca cabellera.

.....

A la mañana siguiente, cuando el sol se alzó sobre el Coliseo, Tiberio salió a su palco con una enorme sonrisa y dio comienzo a su diversión.

-¡HOY! –comenzó a hablar fuertemente desde su palco. -¡ES UN DIA PARA CELEBRAR! Y TENDREMOS UN GRAN ESPECTACULO, ARRIBA EXTRANJEROS... –dijo señalando con su mano el centro de la arena.

La puerta del calabozo de abrió y los látigos de laureles se encargaron de sacar a los exorcistas de su encierro. Una vez fuera ambos se colocaron en posición de batalla.

-Tranquilos guerreros, antes de comenzar con la diversión, os invito a conocer a Arius... –el Emperador se dio media vuelta para mirar la tan esperada entrada del supuesto Arius.

Lavi y Suzuki se quedaron de piedra ante la aparición de Arius, era Allen, vestido con una túnica blanca muy parecida a la que Tiberio tenia, y portaba una corona de laureles dorados en su cabeza. Y aunque esa imagen era muy impactante, lo que más sorprendió a los muchachos fue que el menor al ingresar se abrazara al Emperador muy melosamente.

-¡ALLEN! –gritó Lavi.

-¿Cómo osáis llamarle así? –dijo indignado Tiberio. –Extranjeros insolentes, deberían de mostrar respeto ante mi pequeño Arius. –el Emperador tomó al albino por la barbilla y besó su frente.

-Emperador mío... nunca os vuelva a dejarme solo en este mundo. –dijo el albino.

-Bueno esto ya se está tornando muy extraño. ¡OYE ALLEN! –gritó Suzuki. -¡DESPIERTA! NO ERES ARUIS O COMO SE LLAME ERES NUESTRO AMIGO.

-¡SILENCIO! SI CONTINUÁIS... OS JURO NO TENER PIEDAD DE VUESTRAS VIDAS.

-¡NO ESPERÁBAMOS MENOS EMPERADOR DE CUARTA! –gritó el pelirrojo.

-¡SUFICIENTE! –el Emperador elevó su mano y cuatro gladiadores salieron del cuarto bajo el palco principal del Emperador.

-¿Recuerdas el plan? –susurró Suzuki a Lavi.

-Sí y más  te vale cumplir con tu parte. –dijo Lavi.

El Emperador volvió a mover su mano dando inicio a la pelea, Lavi fue el primero en hacer un movimiento activando su martillo, seguido de Suzuki. El pelirrojo rápidamente dio inicio a la pelea con su sello de fuego.

-¡GOUKAN KAIJIN, HI-BAN! –Lavi dirigió la enorme serpiente al medio de la arena logrando así crear una barrera entre ambos bandos.

JIGOKU NO DANSU!* –dijo Suzuki saltando a las llamas y comenzando a mover sus pies y manos como si estuviese bailando al compás de las ardientes llamas.

Gracias a la enorme serpiente de fuego de Lavi el Emperador Tiberio fijó toda su atención a la arena, dos de los gladiadores habían quedado atrapados entre las llamas mientras que los demás intentaban acercarse al pelinegro que se mantenía en movimiento constantemente para controlar las poderosas llamas a voluntad y evitar que los gladiadores se acercasen. Mientras Suzuki continuaba controlando el fuego, Lavi se escabullo cuidadosamente por detrás hasta llegar a las gradas, una vez allí caminó con mucho cuidado de no llamar la atención.

-¡Junior-dono! –susurró una voz desde las gradas superiores.

Lavi miró confundido para todos lados hasta que dio con el dueño de la voz. -¿James? –dijo acercándose lentamente hacia él. -¿Dónde diablos te habías metido? –dijo regañándolo.

-Escondido. Luego de que el Emperador capturara a Walker-dono se habían olvidado de mí así que...decidí esconderme. Incluso el Emperador se había olvidado de mí.

-Bueno, perdón por eso. –se disculpó apenado Lavi.

-No se preocupe. Además, gracias a que se olvidaron de mí pude averiguar un par de cosas. Por ejemplo, sé que el joven Walker-dono está bajo el control de esa corona dorada.

-Gracias, es bueno saber lo que debo hacer. ¿Algo más?

-Bueno...no estoy muy seguro pero creo que la Inocencia está en la corona del Emperador. Vera, cuando Tiberio despertó a Arius éste intentó quitarle los laureles de la cabeza pero Tiberio se negó rotundamente con la excusa de que eso los volvería a separar.

.....

Mientras Suzuki enfrentaba a los gladiadores, el Emperador veía muy entretenido la pelea abrazando al pequeño albino. Ambos estaban totalmente distraídos viendo el fuego majestuoso frente a sus ojos por lo cual no notaron que faltaba Lavi, que aprovechó la distracción y se acercó por detrás.

-Tiberio amor mío, iré en busca de más vino para que mi Emperador disfrute de vuestra diversión.

-Ve Arius, complace a tu Emperador.

El albino se levantó de su silla y se encaminó al interior de la habitación. Una vez dentro Lavi rápidamente tomó a Allen cubriéndole la boca para que no gritase.

-Tranquilo, tranquilo. Soy yo. –intentó calmarlo porque Allen se removía entre sus brazos.

-Suélteme, suélteme. –decía  ahogadamente por la mano del pelirrojo. -¡Tiberio, amor!

-Allen, ya es hora de que despiertes. –Lavi le quitó la corona de laureles de la cabeza.

Cuando le retiró la corona el menor dejó de forcejear y sus piernas perdieron fuerzas por lo que Lavi debió de sostenerlo para que no cayera al suelo.

-¿Lavi? –dijo abriendo los ojos lentamente. -¿Dónde estamos?

-En el Coliseo, ¿te encuentras bien? –preguntó corriéndole unos mechones de la cara.

-¿Qué pasó? ¿Y Suzu? –preguntó enderezándose y mirando hacia todos lados.

-No está aquí, está distrayendo al Emperador. Rápido, debemos irnos. –dijo poniéndose de pie y ayudando al albino. –Has silencio o nos van a descubrir.

-Demasiado tarde. –el Emperador había ingresado a la habitación.

El Emperador dirigió sus laureles  hacia ambos exorcistas y los capturó.

.....

Suzuki se encontraba en la arena entreteniendo a los tres gladiadores que aún se mantenían en pie a pesar de las llamas, las llamas iban de un lado a otro sin parar para alejar a los guerreros y poder darle más tiempo al pelirrojo, pero cuando creyó que todo iba según el plan un gritó llamó su atención.

-¡SUZUUU! –era la voz del albino.

-¡Allen! –dijo deteniéndose al ver al chico junto a Junior atrapados por los laureles.

-Creo que ya es hora de terminar con esto. –dijo Tiberio haciéndole una seña a los gladiadores.

Como los movimientos del pelinegro se habían detenido las llamas también lo habían hecho dejándolo desprotegido. Los gladiadores se lanzaron al chico para exterminarlo, lo cual asustó a Allen, pero por suerte Suzuki aun tenia suficientes fuerzas para crear una espada de fuego y seguir peleando. Mientras tanto, Lavi intentaba liberarse de los laureles al igual que Allen.

-Tengo una idea, Allen. Acerca tu garra a mí. –susurró Lavi, a lo cual el menor obedeció.

Lavi se libró de los laureles y atacó a Tiberio, pero el Emperador logró evitarlo.

Ambos forcejearon por unos momentos hasta que Lavi finalmente logró acercarse lo suficiente para alargar el mango de su martillo y quitarle la corona de laureles al Emperador. En el  instante en que la corona cayó los gladiadores desaparecieron para suerte de Suzuki, y Tiberio se convertía en polvo lentamente mientras repetía el nombre de “Arius” mirando al albino, hasta que finalmente desapareció por completo.

Junto a la muerte del Emperador, los laureles que tenían capturado al albino aflojaron su agarre y se unieron a los laureles de la corana de Tiberio que yacía en el suelo. Mientras Lavi dudaba si era seguro o no tomar la corona, Allen ya había tomado la corona dorada entre sus manos.

-Lavi... ¿Quién era Arius? –preguntó con un deje melancólico.

-Bueno, hay una historia que dice que el *Emperador Tiberio tenia extrañas cualidades y algunos no respetaban sus decisiones por ser el hijastro de Julio César y no su hijo de sangre. A pesar de las difamaciones en su persona Tiberio hacia lo que quería, después de todo era el Emperador, pero según algunos escritos Tiberio tenía un “favorito” al cual trataba como a una esposa, muchos decían que era su mejor amigo o amiga otros...su amante. Y por lo que hemos visto hoy, al parecer era hombre y no exactamente su amigo. De hecho, las relaciones entre hombres eran bastante comunes en esa época aunque no lo dijeran en voz alta.

-Ya veo... pobre chico. Pude ver parte de su vida cuando tuve la corona. Realmente estaba enamorado del Emperador... –decía comprensivamente el albino. –Estaba muy feliz de volver a verlo, al parecer Arius murió a manos de unos ladrones...y murió diciendo el nombre de Tiberio.

-Bueno, supongo que...el amor no se altera con los siglos. –dijo avergonzado Lavi al ver al albino con su túnica, que dejaba mucha de su piel a la vista, mirando la corona en sus manos. –Será mejor que bajemos.

-¡ES VERDAD! –dijo alterado y salió corriendo rumbo a la arena.

Una vez que logró bajar del palco, por uno de los pilares que cayeron formando una especie de puente, el albino se dirigió a toda marcha hasta Suzuki que estaba recostado en el suelo ensangrentado.

-¡Suzu! ¡¡SUZU!! –dijo acercándose a él y tomándolo entre sus brazos desesperado.

-Deja de gritarme, me duele la cabeza...por el estúpido collar... –susurraba el pelinegro.

-¿El collar? –preguntó dudoso. -¿Activaste la Inocencia en el collar?

-No lo sé... cuando me hirieron el brazo izquierdo... se iluminó y arrojó al tipo lejos. –hablaba débilmente. –Pero me lastimó a mí también... –dijo para luego caer en la inconciencia.

Allen corrió a un lado la camisa y vio como una enorme marca rojo en forma de cruz surcaba su pecho. El albino se asustó por todas las heridas que Suzuki tenía en su cuerpo y que no paraban de sangrar, Lavi llegó poco después y vio la escena del chico ensangrentado en brazos de Allen.

.....

Era casi mediodía, y los exorcistas habían logrado salir del Coliseo junto a James y la Corona a salvo. Una vez fuera debieron de llevar al pelinegro a un hospital para que tratasen sus heridas.

-¿Crees que despierte pronto? –preguntaba Allen sentado a un lado de la cama de Suzuki.

-No lo sé. Debe estar muy cansado, será mejor dejarlo descansar.

Ambos exorcistas salieron del cuarto dejando solo al chico. Allen aún se veía preocupado por su salud y eso le provocaba cierto enojo a Lavi.

-Allen, ven conmigo. –dijo tomando su mano y haciendo que caminaran juntos.

-¿A dónde vamos?

-Al patio. Debemos despejarnos un poco ¿No crees?

Lavi guio al albino hasta el patio del hospital y se sentaron en una banca bajo un árbol. El albino seguía perdido en sus pensamientos mientras Lavi pensaba como entablar una conversación.

-Allen... ¿Sigues enojado conmigo? –preguntó con miedo Lavi.

-Sí. –dijo sin duda alguna el albino.

-¿Solo eso me dirás?

-Pues sí.

-Sabes, no me gusta que estemos peleados. Extraño hablar contigo.

-Me dices esto porque...? –dijo indiferente el menor.

-Porque quiero que me perdones. Allen, lamento mucho el haberte dicho esas horribles cosas, no quería hacerte llorar y me siento la peor persona del mundo por eso. También... quiero disculparme... por la forma en que insulté a tu padre, estaba enojado y no pensé antes de hablar.

-Aun no entiendo... porque estabas tan enojado. ¿Qué te hizo enojar tanto... para llegar a eso?

-Bueno... –dijo dudoso y avergonzado de seguir hablando. –Es...algo complicado...

-¿¡QUÉ ES TAN DIFÍCIL DE EXPLICAR!? –dijo enojado parándose el albino. -¡SOLO DIME!

-¡NO ES TAN FÁCIL! –decía con la cara roja. –No es...no es algo que haya dicho antes.

-Bien. Cuando te decidas a hablar búscame. Estaré con Suzu. –dijo enojado, yéndose del lugar dejando a un muy rojo y asustadizo pelirrojo.

Allen se fue hacia el edificio principal y con ayuda de una enfermera llegó al cuarto de su amigo.

Al llegar pudo notar que su amigo estaba despierto. -¡Buenos días! –ingresó saludando Allen.

-Buenas... ¿estás solo? –preguntó mirando como cerraba la puerta detrás suyo.

-Sí. Lavi está descansando en el patio. –dijo con una sonrisa. -¿Cómo te encuentras? ¿Te duele algo? El doctor dijo que te dio una dosis muy grande de calmantes.

-Tal vez por eso tengo tanto sueño hehe. –dijo riendo. –Oye... ¿Has hablado con el idiota? Creo que tenía algo que decirte.

-No me dijo nada. –seguía hablando con una sonrisa fingida en su rostro.

Suzuki se quedó mirando al albino y notó que lo más seguro fuese que estaba mintiendo, así que aprovechó ese tiempo a solas para cumplir con lo que había pactado con el pelirrojo.

-Allen... ¿Recuerdas que te iba a decir algo el otro día? Cuando tú niñero nos asignó esta misión...

-Ah sí, ahora que lo mencionas aun no me has dicho nada. ¿Qué era? –dijo sentándose a los pies de la cama del mayor.

-Bueno, veras... Cuando llegué a la Orden, noté cierta “cosa” y bueno, sé que tal vez no fue mi mejor idea pero, decidí aprovechar eso y jugar una pequeña broma. –hablaba nervioso Suzuki.

-¿Qué cosa? No te entiendo Suzu... ¿De qué broma hablas? –preguntaba inocentemente Allen.

-Yo...noté que al cabeza de escoba le gusta alguien. Y lo usé en su contra. ¡Pero se suponía solo sería una broma! ¡Argh! –dijo alterado y se quejó del dolor por tratar de erguirse para hablar.

-¡Oye! No te levantes... ¿Cómo es eso? A Lavi... ¿Le gusta alguien? ¿¡Qué hiciste!? –cambió su voz de duda por una más acusadora. –Acaso... ¿Te metiste con esa persona?

-Más o menos. Ella se apegó a mí, y yo...bueno, aproveché ciertas circunstancias para que él se enojara. Nunca creí que se volvería loco por ello, muchos menos que armaría un escándalo.

-¿Se apegó a ti? –dijo pensativo. –Hablas de... ¿Lenalee?

-¡Diablos, no! Si hubiese hecho algo con ella Lee-san ya me hubiera matado y enterrado lejos.

-¡Entonces quien! No soy adivino. –dijo haciendo un puchero por no poder comprender.

-Tú...al cabeza de antorcha le gustas tú. –dijo finalmente Suzuki. -¿Por qué crees que estaba enojado contigo? Fue por... mi culpa, que ustedes estén peleados ahora.

Allen miraba incrédulo la cara del mayor que al parecer hablaba en serio, era difícil de creer que Lavi, su supuesto mejor amigo, gustase de él y que para colmo, su nuevo amigo, haya sido quien provocó la ira del pelirrojo haciendo que se pelearan.

-¿Estás enojado? –preguntó temeroso. –Juro que no sabía que... ¡Argh! ¡DUELE, DUELE, DUELE!

Allen había tocado con uno de sus dedos una de las heridas en las piernas del mayor con suficiente presión como para hacerle sentir dolor.

-Sí. Estoy enojado. –sin retirar su dedo. –Pero... aprecio tu honestidad. –dijo sonriendo el albino.

-Bu...bueno, gra...graci..as. Po...drías, sacar... ¿sacar tú dedo? –preguntó adolorido.

-No. Solo un poquito más, como castigo. –dijo sonriendo como siempre sin retirar su dedo.

-¡Mooooo! ¡Ten compasión! –se quejaba y retorcía por no poder quitarse al albino de la herida.

.....

Mientras tanto en el patio, un pelirrojo estaba caminando en círculos recriminándose a sí mismo por no haber tenido la valentía de declararse a su querido albino. Entre sus vueltas y murmullos entre dientes, Lavi no había notado que cierto quinceañero lo estaba mirando desde la banca.

-Harás un pozo si sigues así. –dijo llamando su atención.

-¡A...Allen! ¿Qué haces ahí? ¿Cuándo llegaste? –preguntó nervioso Lavi.

-Hace un momento. Supongo que aún no estás listo para decirme porque has estado enojado pero Suzu me dijo que tenías algo que decirme. Quiero oírlo... de ti. Así que por favor habla.

-*¿El idiota le habrá dicho algo?* Bueno...veras... –comenzó a tartamudear. –No sé cómo...

Allen no dijo nada, solo se quedó paciente mirando como el mayor intentaba articular sus palabras con la cara completamente roja por la vergüenza.

-Allen...Tú...me gus...tas. Me gustas. –dijo al fin el pelirrojo, con el rostro rojo como su cabello.

El menor se quedó de piedra ante la declaración, aunque ya lo sabía por boca de Suzuki en un principio no se lo había creído. Al menos ahora, todo cobraba un poco más de sentido.

-¿Lo dices en serio? –preguntó el albino desviando su mirada de Lavi, que luego de declararse lo observaba de manera penetrante, en espera de una respuesta. -¿No es una broma?

-No. Es la verdad... es por eso...que yo... –comenzó a tartamudear nuevamente.

-Por eso estabas enojado conmigo y Suzu... porque estábamos juntos. ¿Estabas celoso?

-Si... –dijo avergonzado. –De hecho... aun lo estoy. ¿Porque le dices así?

-Porque él me lo pidió y de esa manera él me llama Allen, no Walker. –dijo poniéndose de pie.

-Allen... ¿Aún me odias? –preguntó mirando a los ojos al albino.

-Más o menos. Ahora...que sé la verdad, me siento extraño. –dijo ruborizándose levemente.

-Oh... ¡Ah! ¡No tienes que responderme ni nada! No...No es como si...esperase que simplemente respondieras que sí o algo por el estilo...sé que esto debe ser raro. Además, ambos somos hombres... y todo eso.

-¿Quieres decir que no necesitas mi respuesta? –dijo el albino mirando el suelo.

-Bueno, nunca pensé en que esto podría resultar...de hecho, no tenía pensado confesarme.

-¿Por qué no? Acaso... ¿Ibas a mantenerlo en secreto? ¿Fingirías ser mi amigo en lugar de decirme la verdad? –empezó a enfrentar con cierto enojo al pelirrojo.

-No, bueno... ¡no lo sé! –empezó a desesperarse Lavi. –Es... ¡Es la primera vez que hago esto!

-¿En verdad? –dijo conmovido el albino. -¿Soy...Yo soy... la primera persona? –comenzando a ruborizarse de sobremanera. –Bueno, tú...también eres... eres el primero en decirme esto.

-Sí...jamás había sentido algo así por alguien. –dijo acercándose al menor y tocando su mejilla.

A Allen se le tiñeron las mejillas de un intenso color carmesí por la mezcla de sensaciones que estaba sufriendo en ese instante, cuando Lavi tocó su mejilla no pudo soportar el estar tan cerca de él y optó por cerrar fuertemente sus ojos intentando ocultar su miedo de su amigo. Lavi que veía embelesado cada dulce expresión del rostro de su albino y cada reacción de su cuerpo ante su toque, no pudo evitar pensar que el menor se veía sumamente adorable e indefenso, por lo que sus instintos lo traicionaron por unos segundos, Lavi se había acercado a los labios de Allen. El menor al sentir la suave presión sobre su boca se asustó e instintivamente llevó sus manos hacia algún lugar para podes sostenerse, más exactamente a la chaqueta de la persona frente suyo.

Pocos segundos después, Allen abrió sus ojos y al hacerlo se topó con el rostro sereno del pelirrojo frente suyo con los ojos cerrados e instintivamente, otra vez, le dio una bofetada a Lavi.

-¿Qué...Por qué? –decía confundido Lavi tocándose la mejilla. -¿Eso porque fue?

El albino estaba totalmente rojo hasta las orejas. -¿¡POR QUÉ... POR QUÉ LO HICISTE!? –dijo avergonzado cubriéndose la boca.

-¿Qué? ¿Cómo que por qué? –preguntó contrariado el mayor.

-¡Siii! ¿Por qué me...por qué hiciste eso? –preguntaba aun confundido y avergonzado.

-¡Tenias los ojos cerrados! Me acerqué y cerraste los ojos ¿Cómo iba a interpretar eso?

-¿¡ESO QUE TIENE QUE VER!? –gritó inocentemente el albino.

-Pues yo creí que...que me estabas... dejando libre el camino... bueno, tú sabes...para eso...

-¡NO! ¡YO NO ENTIENDO ESAS COSAS! –dijo cubriendo su cara roja. -¡TE DIJE QUE JAMÁS SE ME DECLARARON! -luego de eso, Allen le lanzó una mirada de enojo a Lavi y salió corriendo del lugar.

Notas finales:

*Jigoku no Dansu -  地獄のダンス  Danza infernal

*Emperador Tiberio o Tiberius: sí existió. (lo dice la internet) pero Arius no, ese es invento mio XD (aunq pudo haber tenido su pequeño romance Tiberio, no?) hehe

 

¿Qué les pareció? ¿Valió la pena la espera? XD

bueno tal vez no pero al menos les traje una escena melosa XD

 

Nos vemos!! Los quiero minnaaa! byee! 


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