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Nuevo Exorcista Nuevas Experiencias por Sakura Taisho

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Notas del capitulo:

Hace mil años no usaba esta cuenta jaja. Me pasé a Wattpad desde ese día que la página fue  bloqueada por no sé quien. Pueden buscarme allá como DemonTaisho ¡Me encantaría leerlos por allí tambien!

Al día siguiente, a las 6 am

 

Un pequeño albino se encontraba revolviendo una y otra vez su pequeño armario, estaba tan nervioso por su salida con el pelirrojo que no había podido dormir durante la noche sin sobresaltarse. Pensando en que no podría pasar una buena noche de sueño, opto por levantarse, darse un largo baño y hurgar entre sus cosas para elegir algo que ponerse, grave error.

Ya eran casi las 7 de la mañana y Allen había llegado a la conclusión de que no tenía nada decente que ponerse. No tenía gran variedad de cosas pero las que tenía estaban desgastadas o dañadas por luchar contra los akumas.

-Ay no ¿y ahora qué hago? –se preguntó tomándose de los cabellos.

El albino miro el pequeño reloj que reposaba sobre su escritorio, ya eran 7:20 de la mañana. Allen quería beber al menos un café antes de salir con Lavi, después de todo no sabía si su salida incluiría desayuno, ni siquiera sabía si era una salida o... una especie de cita. Odiaba no entender sobre esas cosas.

Luego de unos minutos de lamentarse de sí mismo, recordó algo, Johnny confecciona ropa. Rápidamente se levantó del suelo de su habitación y salió a toda prisa a buscar a Johnny, solo esperaba no perderse.

Que suerte recordar justo a tiempo que su amigo de lentes viene de una familia de sastres, tardó unos minutos en encontrar donde estaba, para ese entonces solo contaba con tiempo suficiente para vestirse, adiós a su idea de un café.

Tan pronto como llego con su amigo se tiró a sus pies suplicando por algo de ropa decente.

-Todavía no entiendo por qué tanta prisa Allen. –dijo el científico mientras hurgaba entre unos enormes  percheros con ropa de toda clase y todos los tamaños.

-Es que... que tengo cosas que hacer y no tengo ropa decente. Debería ampliar mi guardarropa, supongo. –divagaba el albino intentando no delatarse.

-No tengo mucho de tu talla. –dijo mientras probaba la ropa por encima del menor. –Tal vez pueda darte alguna camisa, aunque no son de tu estilo  Allen-kun.

-No importa, es mejor que nada.

-Toma, esto te quedara. Seguiré buscando algún pantalón. –dijo dejando solo al albino para poder vestirse, mientras él aun hurgaba los percheros del almacén.

El pequeño albino se vistió tan rápido como se lo permitían sus nerviosas manos, ya eran 7:50 y aún estaba lejos de estar listo. Johnny tenía razón al decir que esa camisa no era de su estilo, era más ajustada y estilizada de lo normal, además era negra, lo que resaltaba su blanca piel.

El pequeño quinceañero no lo quería admitir pero se sentía... bonito.  A pesar de no tener un espejo cerca para mirar mejor su figura lo poco que apreciaba de sí mismo le gustaba mucho, sentía su pecho enorgullecerse un poco, se sentía un poco más ¿adulto? tal vez, no estaba seguro de cómo llamarlo.

-Mira, mira Allen-kun encontré esto, de seguro que te va muy bien. Lo lamento por no tener más que ofrecerte, prometo tener más ropa de tu talla para la próxima.

-Muchas gracias, Johnny eres el mejor. –Allen tomo rápidamente el pantalón que le tendió el científico  y se apresuró a vestirse, ya eran las 8 y él aún no estaba listo.

.....

Mientras tanto, un nervioso pelirrojo se encontraba mirándose al espejo una y  otra vez mirando su cabello. Lo peinaba de un lado, hacia el otro, con bandana, sin ella.

-Diablos, esto es difícil.

-¿Para esto me llamaste conejo idiota? –preguntó un hastiado japonés, el cual se encontraba sentado sobre una de las tantas pilas de libros que reposaban en el suelo.

-Vamos Yuu, necesito de tu imparcial ayuda  además...

-¿Qué?

-Vamos hombre, no me has dicho nada sobre lo que tienes con el nuevo.

- Porque no hay nada que decir idiota. –dijo el pelilargo mientras se levantaba de su lugar para marcharse.

-Oh vamos. ¿Me vas a decir que lo arrastras por toda la Orden porque Komui te lo pidió? Pasas más tiempo con él que entrenando. Y no puedes mentirme, lo sabes.

Kanda solo miro a junior con una de sus peores caras antes de susurrar un venenoso “muérete” y salir por la puerta, lo cual dejo un tanto asustado a Lavi.

-Bueno, tomaré eso como un sí.

.....

Allen iba caminando cohibido y a paso lento por los pasillos de la orden pensando en donde podría estar su chico de rojos cabellos, solo esperaba que no fuese demasiado tarde. Para su sorpresa, a los lejos diviso una cabellera muy vibrante y con paso apresurado.

-¡Lavi! –grito alegre agitando su mano.

-Oh, Allen. Iba de camino a tu habitación, lo lamento se me hizo un poco tarde yo...

-No, no descuida. Yo también me retrase un poco. –dijo un poco avergonzado abrazándose a si mismo buscando darse algo de confianza. –Así que no pasa nada...

Ante esa extraña reacción, Lavi observo más detenidamente al menor. Se veía tan diferente.

-Bueno, entonces vamos ¿listo? –dijo ofreciéndole su brazo al albino para que lo tome.

-Tonto. –murmuró aceptando algo avergonzado la proposición.

Ambos exorcistas salieron a paso tranquilo de la Orden hasta la ciudad vecina, no podían tomar el arca, así que se retrasaron más de lo que les gustaría. Una vez allá, Lavi le propuso a su acompañante ir a desayunar, no quería ser grosero ni mofarse de él pero, podía sentir las vibraciones provenientes su estómago, claramente Allen tenía hambre. El desayuno transcurrió de manera tranquila, con un albino con la cara manchada de cremas y migajas, Lavi solo se había limitado a beber café y probar algún que otro bocado que el albino le ofrecía a probar y no podía negarse a su linda expresión al compartir sus dulces favoritos.

Luego del desayuno, ambos muchachos decidieron dar un paseo por una feria de artesanos, como esas en las que Krory caía siempre estafado. La mañana transcurría entre risas cómplices e insistencias por parte del pelirrojo por tomar la mano del menor en público. El mayor aprovechaba el tumulto de gente para convencer a Allen de que siempre que su mano se posara alrededor de su cintura u hombros era para no perderse, aunque la verdad, era picardía de un astuto bookman junior.

Lavi terminó por comprarle algún que otro recuerdo o tontería de la feria que hacían los ojos de Allen brillar, sabía que el albino no es el tipo de persona que se toma un tiempo para turistear, su vida solo gira en torno al conde y sus horribles maquinas, así que supuso que darle un pequeño tour por lo que llamaría un “día normal en pareja” no sonaba nada mal, y eso incluía los pequeños recuerdos que el albino miraba una y otra vez en su mano.

-Oye Allen, vamos allá.

El joven exorcista llevo su vista hasta donde su acompañante señalaba y pudo notar un bonito paseo de flores y plantas repletas de vitalidad y bellos colores vibrantes, le encantó la idea pero algo lo hizo ponerse muy incómodo, estaba repleto de parejas y familias disfrutando del lugar también.

-Lavi... –susurró con incomodidad jalando de la ropa del chico intentando darse a entender.

-Creo que sé a qué te refieres, pero no deberías sentirte incómodo, después de todo nosotros también estamos en una salida ¿no?

-*Salida* -esas palabras resonaron en la mente del menor. –Sí, supongo.

Allen comenzó a seguir a Lavi hasta el paseo, declinó la posibilidad de ir caminando con el pelirrojo del brazo como lo hicieron antes, la verdad era que,  luego de oír la palabra “salida” su pobre cabeza empezó a imaginar diversas cosas con respecto a esa “salida” ¿Era de amigos? ¿Colegas? ¿Solo una salida? Tal vez era solo un pequeño paseo entre conocidos, nada importante, pero claro nuestro albino era un inexperto total incapaz de leer esas estúpidas “atmósferas” y no sabía cuándo las cosas iban de un modo “normal” o “romántico”, definitivamente odiaba su inexperiencia para ser un adolescente corriente.

Mientras Allen divagaba fingiendo ver las flores, un pobre pelirrojo caminaba desanimado pensando en que momento había fallado para que el pequeño terminase así de lúgubre, tenía que pensar en cómo arreglarlo, y rápido.

Pero antes de siquiera poder pensar en algo, un escenario que no pensó posible estaba ocurriendo frente a sus ojos; el General Cross paseando con la General Klaud Nine. Tan pronto reconoció al General una frase resonó en su cabeza: “Si vuelves a hacerlo llorar créeme que ese mocoso de Tiedoll será el menor de tus problemas”

Mierda, mierda. De todos los lugares y días posibles para topárselo ¿tenía que ser ese día? El pelirrojo sentía como se le erizaba la piel de solo pensar de lo que Cross sería capaz, y en ese mismo instante un pesado suspiro lo sacó de sus pensamientos, Allen estaba con una mirada muy triste incluso se atrevía a decir que iba a llorar en cualquier momento, y eso era lo último que necesitaba.

 -Allen ven conmigo. –dijo mientras tomaba su mano jalándolo hasta una espesa arboleda.

-¿Qué ocurre? –preguntó confundido al ver al pelirrojo cubriendo su cabellera albina con hojitas sueltas.

-Es que... no quiero meterme en problemas. Lo siento.

-¿Problemas?

Lavi señaló con cautela en dirección a los generales y a Allen casi se le escapa el alma, aunque no por los mismos motivos que a Lavi. Mientras el pequeño albino pensaba en que problemas lo metería su maestro, Lavi buscaba la escapatoria más rentable para ambos, hasta que vio una oportunidad única.

-Sígueme, rápido. –murmuro Lavi tomando la mano del menor. Caminó a paso veloz entre los arboles evitando lo mejor posible ser descubiertos, hasta llegar a un pequeño callejón entre dos locales de la zona.

-¿Nos vieron?

-Lo dudo. El General estaba demasiado concentrado en su cita.

-Mmh, supongo. –murmuró algo decaído el albino.

-¿Qué pasa Allen? Todo estaba bien hace un rato y ahora...

-No es nada. –interrumpió el menor.

-Vamos, no seas así. –insistió Lavi picando con su dedo el vientre del albino logrando sacarle una risa traviesa. Al notar ese detalle, no se pudo resistir a provocar más de esa preciosa risilla.

-Basta, basta me muero jajaja... –reía alegre Allen intentando detener las manos del pelirrojo que recorrían sus zonas más sensibles.

A pesar de que estaban escondidos en un callejón el ambiente pesado de hace unos minutos había cambiado rotundamente con esas carcajadas lanzadas al aire de forma despreocupada.

Irónicamente mientras el albino moría de risa en lo que parecía un divertido jugueteo inocente, el pícaro junior no solo se deleitaba con ese tintineante sonido de su risa sino que también se aprovechaba de delinear con sus manos el cuerpo delicado del joven exorcista, tal vez Allen no podía notarlo pero Lavi disfrutaba el pasar sus manos por su cintura y caderas.

-Eres muy jaja muy malo. –hablaba entre risas el albino intentando terminar de retirar las manos del mayor.

-Eso te pasa por no querer hablar conmigo de lo que te pasa en nuestra cita.

-¿Cita? –preguntó sorprendido.

-Eh sí. ¿Por qué lo dices así?

-Es que... –dudó desviando la mirada. –Pensé que solo era una... salida.

-Bueno una cita es una salida, básicamente. Allen... –dijo tomando el mentón del chico para que lo mirase a los ojos. –No me digas que estabas así de raro por pensar en eso.

-Mmh, no. –dijo desviando la mirada.

-¡Moyashi! No puedo creer que estuvieras pensando en esa tontería todo este tiempo.

-¡Lo lamente! En serio, lo lamento tú sabes que yo no entiendo de estas cosas y yo estaba nervioso y n... no yo.

-Hey, tranquilo. No te pongas así, la culpa es mía por dar por hecho que entendías mi propuesta. –dijo del modo más calmado el pelirrojo abrazando al menor. –Tú perdóname.

-No sirvo para ser un chico normal. –dijo con una de sus sonrisas falsas que tan bien tenia ensayadas.

-No digas eso, estar nervioso en una cita es parte de ser un chico normal, huir de los padres también.

-Jeje el General Cross no es mi padre. –dijo abrazándose más a su amigo con una ligera sonrisa.

-Pero me asusta como si lo fuera jaja. Sabes, hay otra cosa que los chicos normales hacen cuando sus padres no lo ven.

Lavi apartó ligeramente al menor de su pecho para poder mirarlo a los ojos, hizo presión con sus manos sobre la cintura de Allen, lo que hizo que éste se pusiera en estado de alerta. Allen no sabía muy bien que estaba pasando, pero de seguro era algo que el mayor resolvería pronto. Lentamente Lavi comenzó a acortar la distancia entre ambos, el albino tuvo una ligera idea de lo que ocurriría a continuación, así que dejó sus parpados caer e intentó controlar los latidos de su desbocado corazón mientras su acompañante se acercaba lentamente a su cara.

-¿Puedo? –susurró casi rozando sus labios, recordando ese primer beso a las afuera del hospital que le valió un golpe.

-Cállate y hazlo. –y así sin más, ambos exorcistas tuvieron su segundo beso juntos.

Notas finales:

 Gracias por leer. Los amo 

(en wattpad tengo un Yullen y otros fanfic) ;)


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