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Nuevo Exorcista Nuevas Experiencias por Sakura Taisho

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Notas del capitulo:

Buenas a todos y todas XD hoy presentamos...

*Un descubrimiento de Lavi,

*Un descubrimiento de Allen y,

*Un descubrimiento doloroso para Lavi.

 

Los dialogos entre asteriscos* son pensamientos.

READ READ!!

Luego de aquella rabieta, Lavi y Kanda decidieron “hablar seriamente” como pocas veces lo hacían, en la habitación del pelirrojo.

-¿Y bien? Habla. ¿Qué fue esa escenita en el comedor?

-No seas tan malo conmigo. No lo sé, solo...estallé. No comprendo porque.

-Pues creo que te cae mal...Suzuki. –dijo Kanda de manera despectiva.

-¡Oh vamos! ¿Desde cuándo llamas a la gente por su nombre? ¿A ti también te embrujó con esa actuación de niño bonito? –dijo Lavi de manera alterada.

Kanda solo se limitó a mirarlo de manera aburrida como si no le interesara su molestia lo cual solo irritó más al pelirrojo.

-¡Di algo! ¡Admite que te agrada el nuevo al menos! –dijo comenzando a alzar la voz.

-¡Escúchate maldita sea! –dijo tomándolo del cuello de la camisa. -¿Cuándo demonios dije que el enclenque me agrada? ¡Deja de inventar historias! Reacciona de una vez, no me hagas decirte lo obvio.

-¿Lo obvio? No sé de qué hablas. Sólo sé que el tipo me cae mal. –bajó la voz Lavi mientras se liberaba del agarre de Kanda.

-¿Quieres que llame al Moyashi para que te lo explique?

-¡NO! ¡No quiero verlo ahora! Estoy enojado con el mocoso. –comenzó a elevar la voz otra vez.

-¿Mocoso? ¿No que son amigos?

-Si... pero. –se arrojó a la cama mirando el techo. –Estoy enojado con él.

-¿Por qué? –preguntó Kanda.

-No lo sé. Tal vez porque me ha estado ignorando.

-¡Piensa de nuevo inútil! –dijo Kanda ya molesto por la lentitud del pelirrojo para resolver su problema. –Has estado pegado casi las 24hs del día junto al Moyashi ¿y dices que te enoja que te ignore? ¡Piensa! ¿QUÉ ES LO QUE HIZO QUE EXPLOTARAS COMO IDIOTA EN EL COMEDOR? ¿¡QUÉ!? ¡RESPONDEME O TE ROMPO LA CARA! –Kanda ya comenzaba a fastidiarse y sujetó a Lavi de su camisa nuevamente para zarandearlo un poco.

-¡No lo sé! Yo... ¡NO SÉ! Deja...de...sacudirme...me mareo...Yuu!

Kanda dejó de sacudirlo y lo miró fijamente al ojo y le dijo de manera sádica. -¿Sabes que vi hoy?

-¿Qué? –preguntó Lavi con algo de miedo por saber.

-El Moyashi salió del cuarto del nuevo esta mañana con el cabello revuelto y con una camisa de aquel tipo puesta.

Lavi se impactó de tal manera ante la noticia que solo podía decir incoherencias mientras intentaba alejarse de las manos de Kanda que aún lo sujetaba reacio a querer soltarlo.

-No es verdad. ¡ESTAS MINTIENDO! –comenzó a balbucear Lavi. –Allen jamás haría eso...no, no, NO ES VERDAD! NO PUEDE...SER...SUELTAME!!

-¿Qué es lo que te enoja? –preguntó Kanda sin soltarlo.

-¡El idiota me enoja!

-Piensa de nuevo baka usagui.

-Me... me enoja... que se apegue a Allen. –dijo intentando serenarse.

-Bueno, eso es algo. Pero no es la respuesta que busco –dijo Kanda soltándolo y dejándolo caer al suelo de rodillas. -¿Por qué el Moyashi y no Lenalee?

-No es lo mismo.

-¿Por qué? ¡Responde sinceramente idio...! –Kanda fue interrumpido por el sollozo de Lavi.

-Me gusta. –dijo muy bajo. –Oh diablos. Me gusta... Allen. –gritó finalmente dejando caer algunas lágrimas.

-Ya era hora. Pon en orden tus asuntos y no vuelvas a armar tremendo lio frente a todos, y para que lo sepas... Jamás vi al Moyashi saliendo de su habitación. –dicho esto Kanda se retiró.

-*¿Me gusta... Allen?* -pensaba Lavi. –*No  puede ser verdad. Al menos, “eso” no ocurrió.*

.....

Esa noche el pelirrojo no fue a cenar, y por pedido de Kanda nadie fue a buscarlo a su cuarto porque Lavi así lo quería. Allen y Lenalee estaban preocupados de que su amigo estuviese enojado con ellos por no haberle prestado suficiente atención en los últimos días, tanto fue la preocupación de ambos que decidieron pedirle a Komui-san que los sustituyeran en la misión encomendada de cuidar a Suzuki y evitar tener más problemas con el pelirrojo.

.....

Era de noche y Allen estaba en su cuarto recostado intentado dormir. Giraba hacia un lado, hacia el otro, boca arriba, boca abajo y nada. Allen no podía dormir. Incluso intentó conciliar el sueño tomando un té con miel, leyéndose un libro de cuentos y contando ovejas, pero no lo logro.

La intriga de saber si su amigo Lavi no fue a cenar por su culpa lo estaba matando, así que decidió ir a hablar con él. Era  pasada la medianoche, y Allen caminaba lentamente por los pasillos con sus pantuflas a rastras pensando y practicando el que le diría su amigo una vez que llegase.

-“Perdona por haberte ignorado...” No, eso no. “Perdóname pero siempre estamos juntos” No eso tampoco. “Eres mi amigo y te quiero pero ¡También puedo tener más amigos!” Noooo, eso sonó horrible...

Y antes de que el albino lo notase, ya estaba frente a la habitación de su amigo. Respiró profundo y tocó la puerta. Espero un momento pero nada, así que volvió a tocar más fuerte.

-¡Panda! Ya te dije que no quiero hablar sobr... –Lavi abrió la puerta de golpe.

-Hola. –respondió Allen asustado.

Lavi estuvo a punto de cerrar la puerta cuando Allen puso su mano y parte de su cabeza para evitar que escapara de él.

-Espera, espera por favor habla conmigo, Lavi. No quiero que estemos enojados. –dijo Allen con su mejor cara de cachorro dolido.

-No quiero hablar ahora. *Vete* -pensaba Lavi mientras empujaba la puerta.

-Por favor. Hablemos. –decía mientras empujaba la puerta.

-Vete Allen, quiero dormir y te lastimaras la cabeza. *Vete por dios. No resisto verte* -los pensamientos de Lavi eran un lio.

-Mentiroso. –dijo mientras dejaba de empujar y la puerta de cerraba. –Perdón. No quise lastimarte, perdón. –hablaba Allen desde el otro lado de la puerta.

-*Vete, vete, vete. No quiero herirte* -pensaba Lavi mientras tapaba sus oídos.

-Lavi. –comenzaba a sollozar. –Perdón, eres mi mejor amigo y te quiero mucho no quería ignorarte yo solo...me emocioné con la llegada de Suzuki. Creo que...me sentí muy feliz de... poder cuidar de alguien y no ser yo a quien estén cuidando. ¡Perdóname! –gritó Allen y comenzó a llorar mientras Lavi oía del otro lado.

Lavi no salió de su cuarto y Allen esperó de pie frente a la puerta limpiando sus lágrimas durante algunos minutos. Una vez calmado, supuso que su amigo no saldría y que era en vano seguir insistiendo si se encontraba tan enojado. Así que solo pidió perdón por última vez le dio las buenas noches y se marchó.

El pelirrojo cerró su cuarto con seguro por si a su amigo se le ocurría adentrarse sin su permiso, y se recostó sobre su cama nuevamente para intentar descansar. Pero su mente se lo impedía, la visita del albino lo había tomado por sorpresa y agitó su corazón de sobremanera.

-*¿Qué estoy haciendo? Allen no se merece que lo trate tan mal.* -pensaba Lavi. -*Me gusta, pero eso no significa que pueda aislarlo de los demás. Debo disculparme, debo decirle la verdad... ¡Maldición! Jaja el enano me tiene completamente atontado*

Luego de unos minutos -Toc-toc. –Tocaron su puerta. Lavi se levantó de su cama como una flecha y abrió la puerta con la esperanza de que fuese Allen nuevamente pero no era así.

-¿Yuu? ¿Qué haces aquí?

-El Moyashi pasó llorando como idiota frente a mi puerta. ¿Qué le hiciste? –preguntó serio Kanda.

-No le hice nada. Bueno, más o menos. –Kanda lo miraba con enojo mientras esperaba una respuesta. –Él vino a disculparse conmigo pero...le cerré la puerta en la cara... y luego se fue.

-¡Pues más te vale arreglar las cosas si no quieres que te rompa un hueso! –dijo mientras lo tomaba por el cuello del piyama.

-¿Y tú porque estas tan enfadado?

-¡Él imbécil no solo pasó llorando! ¡¡¡Abre las puertas al azar buscando su habitaciooón!!! –comenzó a gritar Kanda. –Y cuando encontró la mía, me fastidió con la excusa de que lo dejase pasar la noche conmigo porque estaba perdido. Lo corrí a patadas y vi que tomo otro camino, vine aquí a decirte que te hagas cargo del enano si no quieres que muera congelado en los pasillos. –dicho esto Kanda soltó al pelirrojo arrojándolo al suelo y comenzando a marcharse. – ¡Más le vale no volver a abrir mi puerta!

-Hehe. Pobre Allen, creo que debo salvarlo. Tal vez así pueda hablar con él. –murmuró un esperanzado Lavi para luego salir detrás de Kanda y buscar a su albino.

.....

Luego de que Lavi ignorase a Allen, este decidió irse rumbo a su habitación nuevamente. Le dolía el pensar que su mejor amigo estaba enojado con él, más aun le molestaba el pensar que era por su culpa. Sin haberlo notado, había estado ignorando a Lavi a causa del pelinegro, no era su intención hacerlo enojar y mucho menos herirlo.

-*Debí ser un mejor amigo.* -pensaba Allen mientras caminaba por el pasillo. Hasta que se detuvo frente a una puerta y la abrió. -*Mañana intentaré hablar de nuevo con él* ¿Eh? –la puerta que había abierto era la de un armario lleno de escobas. -¿Dónde estoy? –Dijo asustado -¡Me volví a perdeeeer!

Allen camino por unos minutos intentando dar con su habitación y buscando algún indicio de que estuviese cerca pero no lo logró. Así que decidió abrir tantas puertas como encontrase abiertas, abrió una, dos, tres...siete, ocho...catorce, quince... nada. No había rastros de su habitación por ningún lado hasta que dio con una muy particular.

-¡KANDA! –grito emocionado. -¡Ayúdame por favor! –dijo lanzándose sobre la cama del japonés.

-¡MOYA...! –despertó Kanda asustado del salto del menor sobre su cama. En cuanto vio que Allen estaba por levantar la cabeza de entre las sabanas lo tomo de la ropa y lo aventó fuera de su cuarto. -¿Qué demonios haces aquí? –le grito desde el umbral de la puerta totalmente cabreado.

-Me... Me perdí... –comenzó a sollozar de nuevo.

-¿Y por eso entras a mi cuarto? ¡Lárgate antes de que te rebane en dos!

-Pe...Pero. –balbuceo Allen.

-¡PERO NADA! ¡LARGO! –gritó cerrando su puerta, dejando a un albino triste sentado en el suelo.

Allen muy entristecido y asustado comenzó a caminar por los pasillos nuevamente. Cuando estaba por girar en otro pasillo escuchó una canción que provenía de las escaleras. Se detuvo unos minutos y se dedicó a oír la canción. ¿De dónde proviene? Se cuestionaba el albino, era muy tarde para que alguien estuviese despierto, a menos que...

-¡Deben ser de la división científica! –dijo alegre Allen, pensando que podría encontrar a alguien que lo ayudase. Así que decidió subir las escaleras que lo llevaban directo a aquella canción*.

“No quiero correr, lo saben mis zapatos. No quiero pedir, lo saben los ingratos. Quiero que aparezcas. Quiero verte cerca...”

-*Que bonita canción* -pensaba el albino mientras subía cuidadosamente evitando hacer ruido.

“...Quiero pelear, lo saben los cobardes. Quiero celebrar, lo saben los que arden. No quiero olvidarme, no quiero escaparme...”

A medida que se acercaba la canción se hacía más y más fuerte; y pudo notar que la voz le pertenecía un hombre. Pero, ¿a quién?

“...Yo.... te quiero matar y no lo sabe nadie, no lo sabe nadie. Te quiero matar de amor...y no, no lo sabe nadie...”

Cuando Allen estaba a unos escalones de llegar arriba su pie izquierdo resbalo y cayó al suelo.

-Lo lamento, no era mi intención espiar...te. ¿Suzuki-kun... tú estabas...? –pregunto sorprendido al ver quien estaba frente suyo, sentado sobre la orilla de una gran ventana.

-¿Cantando? Sí. –respondió, sorprendiendo aún más al albino.

-¡HABLAS! –grito alarmado. -¿Cómo es...posible? Tu garganta estaba...

-Descuida, ya sanó. –respondió mirando hacia afuera de la ventana. –Es muy tarde para que estés despierto.

-Hablas...pero...eso... –balbuceaba anonadado el albino, mientras lo miraba allí sentado observando el cielo nocturno por la enorme ventana.

-Si Walker. Ya deja de mirarme de esa manera. –respondió Suzuki.

-¡Ah, perdón! No era mi intención incomodarte.-dijo Allen intentando acercarse avergonzado.

-73...

-¿Disculpa?

-Con esta van 73 veces que te disculpas conmigo desde que llegué a este lugar. –dijo mientras giraba su vista hasta el albino frente suyo.

 -¡Waaa,  perdón es solo que...yo! ¿De...De que te ríes? –preguntó al ver que el pelinegro cubría su risa con una mano.

-De nada, tranquilo. Eres demasiado inocente ¿lo sabias? –preguntó acariciando su cabeza.

-¿Por qué lo dices? –preguntó avergonzado por el acto del mayor.

-No importa, lo descubrirás tarde o temprano. Ven, siéntate conmigo. –dijo para luego hacerle un lugar junto a la ventana. –Prometo no morderte.

El albino se sentó y miro hacia afuera de la ventana, maravillándose con la hermosa vista nocturna que el paisaje y el cielo despejado le ofrecían. Mientras él admiraba el oscuro y estrellado panorama que le ofrecía el mundo, no pudo notar que cierto pelinegro se acercó a unos centímetros a su cara.

-¿Estabas llorando? –le pregunto sorprendiendo y trayéndolo a la realidad nuevamente. –Tus ojos, están algo rojos. –dijo Suzuki y poso uno de sus dedos sobre su marca de maldición.

Allen se encogió en su lugar intentando ocultar su cara. –No, no estuve llorando es solo que...tengo sueño. –mintió dirigiendo su mirada nuevamente hacia la ventana. –Oye, Suzuki-kun como... ¿Cómo es posible que te hayas recuperado tan rápido? –intentó cambiar el tema. –Además, esa... esa canción era muy... bonita.

El menor se quedó de piedra al notar que Suzuki se había acercado nuevamente y le había tomado por las mejillas con ambas manos, mirándolo a los ojos. -¿Te han dicho que tampoco sabes mentir? Y dime Suzu, Suzuki-kun es demasiado largo. –dicho esto él se acercó y besó su frente.

Mientras, desde la otra punta del pasillo un pelirrojo desde su perspectiva veía otra cosa, otro tipo de beso. –Llegue demasiado tarde, Yuu. –decía mientras se sujetaba de las ropas de su amigo.

Kanda tampoco sabía cómo reaccionar, así que solo se limitó a colocar su mano derecha sobre la cabellera roja de su sollozante amigo, mientras este rompía en un llanto silencioso.

Notas finales:

*CANCIÓN: Lo saben mis Zapatos de Pablo López.

Necesitaba mi niño hablara en algún momento ¿no? XD Y que mejor manera que hacerlo cantar???

Además ultimamente adoooro esa canción junto a "El Mundo" y "Tu enemigo" del mismo artista. Las pueden encontrar en YouTube sin nungún problema. ;3

 

Espero que les haya gustado!!

 

hasta la proxima byee...


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