Shiryu dormía con tranquilidad, y cualquiera habría jurado que Hyoga estaba igual de sereno en su asiento junto a la cama. La verdad, para desdicha del joven que estaba sumido en sus sueños, era que el rubio esperaba las horas de oscuridad con impaciencia.
El alumno de Dokho no había puesto trabas al tratamiento indicado por el doctor, y el sedante no había tardado mucho en hacerle efecto. Cuando el personal médico del turno nocturno finalmente hizo su ronda, el Cisne les informó que no había problema alguno; un par de horas después, todo a su alrededor era silencio.
Como Hyoga había pronosticado, nadie volvió a entrar en el cuarto; por tanto, luego de observar brevemente a su víctima, fue a asegurar la puerta.
____ Shiryu… ____le murmuró al volver junto a él, y lo sacudió levemente.
El aludido no contestó.
____ Shiryu… ____repitió Hyoga, moviéndolo con más fuerza.
El Dragón musitó unas palabras ininteligibles, pero sus ojos no se abrieron. Satisfecho, el Cisne se frotó las manos.
____ ¡Ahora sí te llegó la hora, precioso!; agradécele al cielo que será conmigo.
____ ¡Tú agradécele al infierno que esté lleno, ruso del demonio! ____replicó Ikky desde la ventana, y estuvo cerca de provocarle un infarto al alumno de Camus.
____ ¡Fénix! ____gruñó el Cisne____. ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo…?
____ ¿Cómo supe que estaban en el hospital? ____lo interrumpió Ikky, caminando hacia la cama____. Regresé para decirle a Shiryu otro par de cosas, y descubrí que se había roto la pierna al caer de la escalinata. Para averiguar cómo te aprovecharías de la situación, me mantuve oculto; luego, sencillamente, los seguí. He estado acechando, aguardando hasta que realizaras tu jugada; no era complicado adivinar que ocurriría entre la medianoche y el alba. Entonces… ¿Qué pretendías, ganso en engorda? ¿Violar a Shiryu mientras está drogado y con la pierna enyesada?
____ ¡Desde luego que no! No me confundas contigo; mis propósitos no son tan viles y depravados.
____ ¡Ah, claro! A ti sólo te interesan las fotografías ____el Fénix le devolvió su celular____. ¡Adelante! Toma las que gustes, si te atreves.
Hyoga revisó enseguida su teléfono.
____ Ni te molestes. Ya las borré ____le informó el joven del cosmos ardiente___; del mismo modo, apenas se presente la oportunidad, eliminaré las que encuentre en tu computadora.
____ ¿Quién te has creído? ¡No tienes ningún derecho sobre Shiryu! ____le reiteró el rubio____. ¡Deja de interponerte entre él y yo!
____ ¡Cuento con los derechos que la palabra del Dragón me otorgó!
____ ¡El muy inocente no imaginaba a qué se estaba comprometiendo! Ninguna promesa es válida en tales condiciones.
____ ¿Quieres apostar? ____Ikky se tronó los dedos.
____ ¡Arreglemos esto de una vez! ____Hyoga estaba tan irritado que no se amilanó ante el reto del Fénix____. ¡Vamos afuera! El que gane esta batalla, se queda con Shiryu. ¿De acuerdo?
El ave de fuego soltó una carcajada.
____ ¿Piensas que existe la mínima posibilidad de ganarme, patito de mamá?
____ ¿Es miedo lo que detecto en tu voz, pollito al carbón?
Ikky enfureció.
____ ¡Será tu funeral, ruso! Después de que te aplaste, no te quiero a menos de cincuenta metros de distancia del Dragón. ¿Comprendes?
____ ¡Por supuesto que entiendo! ¡No soy Seiya! Va lo mismo para ti si yo gano.
____ ¡Sueñas!
Sin parar de discutir, los dos muchachos abandonaron el lugar por la ventana. De este modo, ninguno se enteró de que alguien conseguía forzar hábilmente el seguro de la puerta para colarse en la habitación.
El intruso en cuestión usaba una bata blanca, un gorro y un cubre-bocas. Aproximándose con sigilo hasta el lecho donde descansaba el indefenso caballero de bronce, lo alzó en brazos y sin más se lo llevó de ahí.