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El descongelar de un corazón. por Corgi

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Notas del capitulo:

¡Capitulo 5! ¡Disfrútenlo! 

[ Un día atrás (Media noche) ]


¡Nuestro Kristoff ha vuelto a casa!” Se volvióa escuchar con fervor a lo que la multitud de trolls gritaron con felicidad ante la noticia.

Todos y cada uno de los seres de roca se acercaron para recibirle, unos cuantos más (Los más chicos) se le lanzaron encima para que los atrapara. Todavía Kristoff con la impresión por la noticia que había alcanzado a escuchar, reaccionó justo a tiempo para sostener a uno de los pequeños de roca sobre sus manos. Poco a poco uno tras otro se le colgaban en espalda o piernas, demostrando así el cariño que le tenían.

El hombre pudo solo soltar una risa nerviosa ante las muestras de afecto de su familia. Cuando los adultos comenzaron con sus preguntas acerca de si quería comer o que se sacar la ropa para lavarla, volvió a la realidad recordando lo de recién.

“Aguarden, woh, woh” Dijo al dar unos pasos hacia atrás cuidando de que no se le despojara de ninguna prenda antes de continuar hablando. “Antes que nada, ¿Qué es eso de que me voy a casar?” Indagó con cierto carácter indiferente mientras bajaba a los niños.

“¡Kristosfo se va a casar!” Exclamó uno de los pequeños que yacía en el suelo junto con sus demás compañero que al escuchar la declaración festejaron.

“No me voy a casar, ¿De dónde escucharon eso?”

La pregunta no solo fue dirigida a los menores, si no de igual manera a todos en general. El silencio llegó a todos los presentes, se mantuvieron callados viéndose unos entre otros con cierta complicidad. Ante esto, Kristoff arqueó una ceja y ahí fue cuando la expresión en el rostro del bonachón hombre decía claramente que le dijeran.

Aun en silencio todas las rocas se hicieron a un lado haciendo un espacio en forma de camino, dejando ver como la troll; Bulda, se acercaba.

“Oh, basta ¡Deja eso por un momento! Primero que nada… ¡Mi niño!” avanzó Bulda con los brazos extendidos a lo que Kristoff se hincó apoyándose en su propia rodilla, buscando quedar a la altura de su querida madre a la cual recibió con los brazos bien extendidos.

“También te extrañe, mamá” Se expresó el hombre mientras que su fiel amigo se acercaba hasta ellos para poder unirse al abrazo, apoyando su hocico contra la cabeza de aquella figura materna.

“Ohoho, los extrañé mucho a ambos” Acarició la troll ambas cabelleras con un tanto de fuerza al igual que cariño. Sven movió la cola de un lado a otro en sinónimo de alegría seguido de un pequeño bufar.

“Solo han pasado unos cuantos días” Entre hablo Kristoff un tanto sofocado por el fuerte agarre en su cuello, parte del abrazo que ahora le estaba casi asfixiando.

“¡Unos terribles días!” Obtuvo como respuesta en un exagerado lamento antes de que su madre le soltara, no sin antes darle unas pequeñas palmaditas amistosas a ambos jóvenes compañeros.

“Kristoff, Kristoff ¡Mira lo que conseguí!” “¡A mí me salió mi primer hongo!” “¡Yo obtuve mi cristal de fuego!” Se escuchaba de algunos trolls mientras se acercaban al joven adulto para darle la bienvenida de igual manera e informarle con orgullo sus logros y de lo que había pasado durante su ausencia.

“Ahora no, todo eso puede esperar ¡Necesitamos preparar todo pues mañana al amanecer tendremos una boda!” Anunció alzando los brazos en alto para alborotar a su gente y durante ese anuncio se escuchó un: “¿Qué?” Por parte del rubio. “Shu shu, todos a sus deberes. Quiero este lugar en condiciones para recibir a mi futura hija” Ordenó Bulda con aplausos y una voz de ensueño mientras juntaba ambas manos haciendo que los trolls se marcharan con rapidez.

“Espera, espera un minuto ¿Boda? ¿No es mía cierto? Porque recién escuche que…”

“¡Shu! Por supuesto que es tuya ¿De quién más? ¿O quieres que le consiga pareja a Sven para que también se case?” Luego de esa pregunta con aquella sugerencia, el reno volteó a ver con alarma a su compañero el cual lo tranquilizó dándole unas suaves palmaditas para luego seguir a su madre que caminaba frente a él.

“No, mamá, escucha. Aprecio tu intención pero, no voy a casarme… ¡Estoy bien solo! Digo, estamos bien solos.” Hizo referencia a su cuadrúpedo amigo.

“Por supuesto que no lo estás, nunca has tenido novia ¡Necesitas amar a alguien! Eres encantador y guapo, no seas tímido ¡La flecharas en un instante! No tienes nada de que preocuparte”

“No lo entiendes, no quiero casarme. No voy a casarme” Afirmó sonando lo más calmado posible pues no quería ser insolente. Se detuvo y al momento, su madre igual. Esta se dio la vuelta y lo miro confundida.

“¿Pero porque no?”

“Porque, no puedo. No conozco a esa mujer y créeme que no tengo interés en hacerlo. Tengo un trabajo que amo y debo cuidar, los tengo a ustedes y tengo a Sven. No necesito a nadie más. . . Las mujeres son problemáticas ¡Exactamente!” Se respondió así mismo luego de hablar por su amigo con aquella característica voz.

“Kristoff” Habló la troll dejando una pequeña pausa. “Vas a casarte”

El gran suspiro que soltó el hombre no fue de resignación, no, él no iba casarse ¿Pero cómo ganarle a su madre? Necesitaba un aliado, alguien que le apoyara y le hiciera ver a la troll que no era correcto darlo en matrimonio, sobre todo sin su consentimiento previo. Fue en ese momento que el que sus ánimos regresaron cuando vio a Gran Pabbie acercándose.                                              

“¡Abuelo! Por favor, ¿Podrías explicarle a mi madre que no puedo casarme?” Pidió con aire confiado. El gran troll miró a ambos para así luego suspirar.

“Lo siento, creo que estoy de acuerdo con Bulda” Confesó el jefe de los trolls ocasionando en Kristoff una expresión de sorpresa.

“¿No son ustedes los que siempre me han dicho que debo casarme por amor? ¿Qué amor puedo tener hacia una completa desconocida? No lo entiendo, ¿Por qué ahora? ¿Por qué casarme con ella?”

“Son nuestros motivos egoístas los que te han dejado en esta situación, nos vimos en la necesidad de tomar esta decisión y eres el único que puede hacer esto” Luego de escuchar esas palabras de Gran Pabbie, el rubio le miro extrañado, no entendía que es lo que estaba pasando y no era el único, pues Sven; que se encontraba a su lado, ladeó la cabeza mostrando confusión.

“Tienes que hacerlo hijo, surgieron cosas importantes y se es necesario contraer nupcias con la princesa de Arendelle ¡Dicen que es una jovencita encantadora y muy hermosa, estarás en buenas manos!” Intentó su madre persuadirle con ánimo pero la única respuesta que esta pudo obtener es ahora la sorpresa en el rostro de joven adulto.

Kristoff quedo paralizado un segundo junto con el reno, ¿Había dicho princesa de Arendelle? Sabia de ella pero a la única que había visto era a la reina y solo de vista. ¿Qué era tan importante que decidieron optar por casarlo con alguien de la realeza? Al parecer no podía hacer muchas preguntas por ahora, solo veía los rostros ansiosos y preocupados por una respuesta.

“ . . . ¿En verdad es muy necesario?” Indagó con ese aire intranquilo.

“Lo es, no es posible cancelarlo. No cuándo ya falta tan poco” Respondió el troll. Pabbie se sentía mal, no era correcto todo lo que había decidido. Lo conseguido se sostenía en mentiras, mentiras a la reina y mentiras a su nieto, lo peor es que siempre luego de una mentira vienen más. No sabía cuanto podría seguir pero por el momento no podía hacer nada para remediarlo pues, ¿Si cancelaba todo no le resultaría extraño a la reina el que se negara después de tanta insistencia? ¿Qué podía decirle? ¿Qué todo en un principio fue por miedo a la profecía? ¿Qué le tenían miedo y debían recurrir a casarla? No lo tomaría bien y quien sabe, la reina era muy inestable y una noticia así seguramente no le caería nada bien. Solo quedaba esperar que no fuera muy desastroso el rumbo que sus acciones estaban tomando.

“Muy bien, lo haré” Termino por aceptar ya resignado. Su familia lo necesitaba, no podía abandonarlos luego de todo lo que han hecho por él y Sven, es su forma de agradecer. “Pero me gustaría saber toda la historia” concluyó.

“¡Ya verás que serás muy feliz con tu nueva esposa ¡Haremos todos los preparativos para que sea la boda perfecta! Y claro, te daremos un baño y mientras tanto te cuento, veras….”  Bulda no espero nada para demostrar su entusiasmo y tomó de la mano a Kristoff llevándoselo consigo mientras el reno les seguía el paso.

[ Actualidad ] 

“ . . . Y eso fue lo que paso” Finalizó Anna con una voz nerviosa junto con aquella sonrisilla traviesa que la delataba por completo.

“Te dije muy estrictamente que no quería que te le acercaras” El regaño de Elsa hizo que Anna se encogiera de hombros y agachara la cabeza cual cachorrito castigado. Hans en otro momento no hubiera interceptado por la princesa pero, la situación lo ameritaba así que habló.

“A fin de cuentas, ¿Está bien no? Me refiero, pasó una hora a solas conmigo y sigue intacta”

Los ojos de Anna se abrieron al mismo tiempo que recupero la postura y volteó en dirección al príncipe de las islas del sur.

“¡Así es! Aún conservo mi cabeza en su lugar” Se expresó de manera divertida luego de que Hans hablara, sintiendo más confianza pues todo indicaba que tenía un aliado. A la reina no le hizo para nada gracia el comentario y lo dejó en claro con la mirada molesta que regalaba a ambos presentes.

“Anna, basta. Y tú, no interfieras en asuntos que no te conciernen… Lo dejare pasar por esta ocasión” Finalizo Elsa con la discusión haciendo que el ambiente dejara de sentirse tan tenso luego del profundo suspiro de alivio que la pelirroja soltó. “Ahora, hemos perdido mucho tiempo. En unas horas se pondrá el sol y no luces en nada a una mujer…”

“Ni siquiera a mujer muy fea”
Añadió la princesa en broma causando el brote de una leve risa por parte de la rubia.

“Ja, muy divertido… Me reiría con ustedes de no ser por la ajustada ropa y corcet que no me deja respirar” Habló con un tono irónico mientras buscaba optar una postura más cómoda donde no sintiera que se le iba el aire. 

“Tendrás que acostumbrarte al corcet, con la ropa… creo que podemos arreglarlo” Dicho esto, la puerta se abrió por fuera, entrando así tres mujeres de la servidumbre cargando consigo una cantidad considerable de ropa femenina con distintos tonos de colores, cortes y bordado. Anna quedó impresionada mostrando una gran sonrisa mientras que Hans se lamentaba en silencio.

La tarea disimular las facciones masculinas del príncipe había comenzado. A su buena suerte, el rostro de Hans y rasgos de este, eran fáciles de disimular puesto que el pelirrojo tenía un rostro fino y no tan tosco como comúnmente los caballeros tendrían. No le maquillaron mucho, solo fue un leve retoque. La piel pálida, ojos verdes, pestañas largas y labios rosas naturalmente hacían todo el trabajo pues era lo que más llamaba la atención.

Anna ayudaba en todo lo que se le permitiera y Elsa se dedicaba a hacer la mayor parte del trabajo, les acompañaba una mujer de servicio que asistía en lo que fuera necesario pero prácticamente, el trabajo de la transformación de un príncipe a una princesa estaba en manos de ambas hermanas, no dormirían y pasarían en vela hasta lograrlo.

“¿Y qué tal un color rosa viejo?” Opinaba la pelirroja acercando uno de los vestidos a Hans para que su hermana se diera una idea de cómo lucia.

“Me gusta. Empaquémoslo” Dicho esto, la joven sirvienta se acercó a tomar el vestido para así doblarlo y empacarlo en un baúl ligero donde se transportarían las pertenencias que el príncipe necesitaría.

“¡Oh! Este verde” Dijo con ánimo volviendo a acercar otro vestido.

“¿Puedo siquiera opinar con respecto a lo que YO me pondré?”
Indagó Hans.

“No” Obtuvo como una respuesta por parte de ambas lo que provocó en él un suspiro mientras escuchaba las continuas sugerencias de Anna con respecto a los vestido y la opinión final de Elsa.

Se opinó hasta de los mismos calcetines, cada prenda que había sido seleccionada y aprobada se encontraba resguardada en aquel baúl con un grabado hermoso digno de una pertenencia real.
Tomó tiempo pero ya se encontraba todo casi listo. Hans se encontraba vestido con sus ropas que consistían en un vestido de falda rosa y busto cereza, mangas a ¾ del mismo color al igual que el bordado. Calzaba unas botas marrones, ideales para el lugar a donde iría.

El hombre tuvo la oportunidad de verse al espejo y en cuanto lo hizo, quedo sorprendido.

“Nunca dude de mi visión pero estoy sorprendida, luces. . . irreconocible, claro para alguien que no te conozca. Ahora solo nos falta…”


“¡La peluca!” Terminó la princesa la frase iniciada por su hermana. La sonrisa de Elsa se hizo presente, esa sonrisa sincera luego de ver la energía que proyectaba Anna.

“Mande a traer unas cuantas, son los tonos disponibles. Por desgracia no hay un tono que se te iguale al original de tu cabello. ¿Quién diría que los pelirrojos son tan escasos en estas tierras?”

“No en mi tierra” Declaró el príncipe mientras observaba como la sirvienta empujaba un carrito con unas 5 pelucas con su respectivo soporte hasta la reina.        

Le probaron primeramente un color rubio, a pesar del tono claro de la piel del príncipe, el color no le lucia con aquellas pecas que no siempre podría ocultarse. Así, probaron hasta la más oscura que tampoco convencía del todo a los presentes ni al pelirrojo.

“¿Y si me quedo con el cabello así? Puedo decir que un caballo se lo comió”

“¡Hey! Solo me ocurrió una vez” Se defendió Anna haciendo que Hans le mirada con extrañes.

“No, una cabellera es esencial para tu imagen, es el complemento más importante para que logres pasar desapercibido… Quizá un color caramelo pueda sentarte bien”


“No funcionara, ¿A caso no tienen la idea de que Anna es pelirroja?” Ante esas palabras por parte de Hans, Elsa se quedó callada. Pensó intentando no perder la calma pues se sentía intranquila ¿Tanto esfuerzo y ahora para qué?

La joven princesa de Arendelle observó ese nerviosismo por parte de su hermana, no le gustaba verla así.

“Ya sé, iré a buscar una. No puede ser que sea lo único que haya en todo el reino. En la tienda de Oaken siempre hay cosas muchas cosas, puede que tenga una peluca del tono correcto” Sugirió Anna y sin esperar aprobación se aproximó hacia la puerta a punto de salir por esta hasta que Elsa le detuvo.

“Aguarda, la tienda esta en dirección a las montañas, necesitaras un caballo y está oscuro. Mandare a alguien”

“Elsa, puedo hacerlo. ¡Confía en mí!” Dicho esto, Elsa se mostró preocupada. “Además, no sería la primera vez que vago sola de noche por esos rumbos” declaró haciendo clara referencia a cuando se marchó a buscarla luego de la coronación. La pelirroja solo se retiró rápidamente dejando en la reina un vacío ante la angustia.

“Grecia, ve por favor a ayudar a Anna y pide que alguien la acompañe. Si se rehúsa no saldrá.” La sirvienta escuchó órdenes y salió de inmediato por la puerta dejando solos a la rubia y al príncipe en la habitación.

“Sí que confías en ella” Comentó Hans con ese tono irónico con el que molestaba a la contraria.

“No deberías cuestionar mis decisiones, se lo que hago, yo solo…”

“Te preocupas por tu hermana” Completó la oración.

“Si, hasta tu deberías conocer ese sentimiento teniendo tantos hermanos” Hans no le respondió. Fingió que aquello no le había afectado mucho, pero Elsa sintió que lo que dijo incomodo al hombre. La tranquila charla paso a un momento incomodo sin duda.

“Bueno, solo queda esperar a que Anna regrese y podemos por fin terminar. Espero no demore mucho, el tiempo se acaba” declaró Elsa en un intento por acabar con el poco confortable silencio.

“Me pregunto qué tan lejos llegara esto” Se escuchó de Hans a lo que la rubia le miro confundida.

“¿A qué te refieres?”

“No soy una mujer, podre engañarle de vista pero… ¿Qué se supone hare después de la boda?” Preguntó el príncipe dirigiendo su mirada a la reina que no parecía entender aun a lo que quería llegar por lo que opto por ser más directo. “¿Y si quiere intimar conmigo? ¿No descubrirá ahí que soy hombre?”

Elsa únicamente soltó una pequeña risilla tras escuchar la preocupación del pelirrojo. Este no entendía que le causaba tanta gracia a la reina ¿No era ese acaso un problema grave?

“No tienes por qué preocuparte. Créeme, no pasara nada de eso” Habló confiada.

“¿Cómo estás tan segura?”

“Porque ellos son más de amor espiritual, el matrimonio es un juramento muy preciado para ellos, su amor es de palabra. Dudo que sepan que sea el deseo carnal” declaró en respuesta a la pregunta del príncipe de las islas del sur. Hans con aquello se mostró indiferente y extrañado.

“ ¿Qué? Espera, ¿De dónde se supone que es ese prometido de Anna?”

“Oh, es un troll” Respondió con tranquilidad la real mujer.

“¿Qué?”  

“¿Acaso se me olvidó mencionarlo? Vaya, que penosa situación… Pero si, te casaras con un troll”.

“Debes estar bromeando”

Notas finales:

¡Kristoff! Nhg, hermoso. En fin, pobre Hans, ¿Cómo se sentirán que te quiten las patillas, te pongan un corcet, te vistan de mujer y te comprometan con un hombre que es un troll, todo el mismo día? Nada lindo supongo ¡El karma es poderoso, baby!

Ahora si ¡Se viene el Hansoff! ¡Oh sí! ¡Perdonen la espera! Debe ser tormentoso el que no haya yaoi hasta ahora, pero es que quería desarrollar en su totalidad toda la historia pues hay muchas cosas ¡Demasiadas!

Una lengüetada a ti, si a ti ¡Gracias por leer el fic! Me alegra compartir mi historia y aportar algo al fandom homo de Frozen ¡Nos leemos pronto!

P.D: Dejo nuevamente mi página de Fb donde publico actualizaciones y cosas relacionadas con el fic al igual que futuros proyectos <3

FB: https://www.facebook.com/TheCorgi


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