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El descongelar de un corazón. por Corgi

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Notas del capitulo:

       

[ Regresando a 2 días antes ]

“Perdón, Elsa. Pero estoy segura de que tú harías lo mismo por mí” Justo en el momento en que Anna dio un paso en dirección a la puerta, esta se abrió. 

“¿Anna? Pero, ¿Qué haces aquí? ¿Y cuándo fue que…?” Elsa comenzó con aquel interrogatorio puesto que se encontraba confundida. Su vista se fijó en aquella arrugada y un tanto húmeda bola de papel que la joven princesa cargaba en su mano. “¿Qué tienes ahí?” 

La pelirroja rápidamente escondió la hoja tras de ella luego de escuchar la pregunta 

“Nada, ¿Qué debería tener? Yo solo…” Se mantuvo callada mientras pensaba en cuan acorralada estaba ¿Qué escusa podía utilizar? Y ante su nerviosismo se mordió medio labio inferior. “Yo…”

“¡Anna, Anna! Te he estado buscando por todas partes” Se escuchó repentinamente de parte de Olaf; aquel muñeco de nieve que había cobrado vida meses atrás gracias a la magia de la Reina. 
El que el pequeño invertebrado apareciera justo ahora fue la salvación de Anna, pues al instante y en cuestión de segundos la pelirroja se inventó la excusa perfecta.

“Solo… me estaba… escondiendo, sí, ¡De Olaf!” Exclamó con una gran sonrisa. “Estamos jugando a las escondidas ¿No es así?” Preguntó la pecosa como último al muñeco de nieve, a lo que este se mostró confundido. 

“¿Jugando a las escondidas? ¿Por qué nadie me lo dijo? ¿Quién está buscando? ¡Ya se! ¡Yo contaré y ustedes se esconden!” Y luego de decir aquello, Olaf se cubrió los ojos y comenzó la cuenta regresiva. “Uno, dos…”

Ambas hermanas mantuvieron su vista en el pequeño hombre de nieve hasta que Elsa dirigió la suya a Anna. 

“¿Decías?” Habló Elsa mientras alzaba una ceja.

“Ahg, ¡Bien! Mentí, no estaba jugando con Olaf” Declaró la pelirroja a lo que su hermana respondió con un: “No me digas” en un tono irónico que poco usual era en la reina.

“Entonces, ¿Qué haces aquí? Sabes que no puedes entrar a mi despacho, tengo documentos importantes y . . .” 

“¿Secretos?” Interrumpió Anna con molestia haciendo que Elsa se sorprendiera por la acusación.

“¿Cómo dices? Anna, no tengo secretos” Afirmó la rubia.

“¿A no? ¿Y cómo explicas esto?” La princesa descubrió de su escondite la bolita de papel y extendió esta para luego mostrar como una irrefutable prueba la hoja arrugada; perteneciente a la carta que antes la reina había escrito. “¡Somos hermanas, debes contarme estas cosas!”


“Espera, ¿De dónde sacaste eso? Eso debía estar…” Elsa comentó con un tono aterrado. Dejando de lado el hecho de haberle ocultado el matrimonio a su hermana ¿Por qué Anna tenía la carta que se suponía hace un momento fue enviada al valle? 

Anna se percató que se había delatado así misma por lo que bajo la carta con vergüenza. 

“Oh, ¿Sabes? Lo olvidaremos, entiendo tus razones por ocultarme estas cosas y…”

“¡Anna! ¿Qué hiciste?” Elsa preguntó alterada. 

“No tienes por qué sacrificarte, el pueblo te necesita ¡Yo te necesito y tu deber es quedarte aquí! Yo tomare tu lugar, es la mejor solución ¡Estoy dispuesta a hacerlo!” Esas palabras sonaron con gran decisión, pero aún con ese coraje por parte de su hermana, Elsa se mostró más horrorizada que agradecida por la intervención de Anna. 

“No, no… Tú no puedes… No debiste…” 

La pelirroja intentó explicarse a duras penas, pues parecía ser imposible completar una sola oración ya que cada que decía algo; Elsa le interrumpía con una respuesta negativa y contradictoria.

En segundos, una brisa helada yacía recorriendo toda la habitación como una advertencia a lo que se aproximaba. Los copos de nieve se hicieron presentes y poco a poco el poder frio de Elsa se plasmó en la vidriería, dejando un rastro de hielo como un decorado que advirtió de forma a Anna sobre lo que ocurría. Era Elsa quien estaba causando esto, sus emociones estaban a flor de piel y no podía controlarlas, se notaba en esa expresión y lenguaje corporal de la hechicera. 

Tal como la primera vez, Anna fue la causante del detonante para que Elsa perdiera el control; y eso le hizo sentir una dolorosa nostalgia. Debía hacer algo por lo que en una forma por calmar a su hermana, Anna se acercó hablándole y tomándola de las manos.
 
“Elsa, ¡Elsa! Tranquilizate, por favor…” Esa suplica hizo que los ojos azules de la realeza se centraran en los de su sangre. La miro, observó aquella mirada casi llorosa y logró tranquilizarse antes de desatar una tormenta dentro. “Ya está hecho… Lo hice porque te amo. No quiero verte infeliz a lado de alguien que no amas solo por cumplir una tonta obligación real, además, ¿Qué haría yo? No se dirigir un país, si tú te machas; Arendelle no será nada” Finalizó Anna con notoria preocupación, pero aun mostrando una sonrisa a su hermana.

“Anna…” 

“No tengo obligación aquí, soy un botón extra en una camiseta… inútil” Comentó con gracia y burla a su persona antes de continuar hablando. “Si puedo ser de ayuda, déjame serlo. Tal vez ese es el propósito de que yo esté aquí, de que sea la ‘segunda’, un cero a la izquierda; la ignorada ¡Porque mi propósito es estar para ti! Porque si tú me necesitas, yo debo pelear por ti” 

La brillante sonrisa en ese rostro pecoso de la princesa era oro, aun cuando se mostraba feliz, esos ojos llorosos hacían sentir a Elsa una increíble culpa. Siempre, Anna siempre terminaba involucrada en sus decisiones y en consecuencia la menor era quien salía herida, además, ¿Era así como su hermana menor se sentía? ¿Cómo es que hasta ahora se enteraba?

La manos de Elsa se apartaron de las de la pelirroja para luego redirigirlas a las mejillas de esta.


“No Anna, no eres inútil. Eres mi única familia, lo más importante en mi vida y la persona más valiente que he conocido. Tú siempre has estado para mí cuando yo ni siquiera lo he estado para ti, lo lamento tanto…” Dijo en un sollozo la reina. “Pero no voy a perderte, no permitiré que hagas esto” 

“Y yo no dejaré que tú te cases” Respondió la princesa luego sujetar una de las manos de su hermana las cuales aún seguían acariciándole la mejilla. 

“Anna, no pued…”

“ … 98, 99, 100 ¡Listas o no, aquí voy!” Exclamó Olaf destapando sus ojos con intenciones de salir corriendo a buscarlas, pero ese ánimo desapareció al ver que estas continuaban en la misma habitación que él. “Ah, ya las encontré ¿Saben? Si quieren ganar deben esconderse mejor”. 

Ambas hermanas observaron al muñeco de nieve para luego volver a cruzar miradas y soltar una pequeña risa. No recordaban siquiera que Olaf estuviese en la misma habitación que ellas, tampoco escucharon que este contara aun cuando el invertebrado tenía ese peculiar gusto por contar en voz alta y ser bastante escandaloso.

“Bueno, creo que las escondidas será nuestro juego favorito; porque nos mantendremos ocultas para siempre si ninguna de las dos deja a la otra casarse” Añadió Anna a lo que Elsa le replicó diciendo su nombre en signo de regaño.

“¿Casarse? ¿Las dos? ¿Habrá una boda doble? ¡Que emoción! ¡Felicidades!” Se acercó Olaf hasta ellas y les abrazo las piernas debido a su baja altura.

Elsa no pudo decir nada, en su rostro se le miraba preocupada. Insistiera o inclusive le ordenara; Anna seguramente no cambiaría de opinión, era tan terca y decidida que podría asegurar que la pelirroja sería hasta capaz se escaparse con tal de casarse ella en su lugar.

Anna le había complicado mucho las cosas, si ninguna se matrimoniaba: todo el reino estaría condenado. La rubia no estaba dispuesta a sacrificar a su pueblo, pero tampoco quería entregar a su única hermana.

Quedaba la segunda opción, pero si ella se casaba, ¿Quién gobernaría el Arendelle? Anna había dejado claro que no podía con la responsabilidad…

La pelirroja notó la expresión ansiosa y preocupada de su hermana. 

“Encontraremos una solución, juntas. No sé, inclusive podemos traer a Hans y obligarlo a pretender ser yo para que él se case, sería un buen castigo ¿no?” Dijo aquello vagamente soltando luego una risa. Ese comentario lo hizo para crear otro ambiente menos tenso con una de sus bromitas, aunque quizá mencionar al príncipe de las islas del sur no debió ser lo correcto pues a Elsa no le hacía gracia que se le mencionara desde lo ocurrido en el eterno invierno. “ Haha… ha…” 

“Podría funcionar” Increíblemente la reina respondió positivamente a la idea dejando ver que en verdad estaba planteando la posibilidad en su cabeza, lo cual a Anna el sorprendió al punto de dejarla impresionada.  

“Espera, ¿qué?” 

Elsa no esperó mucho. Con prisa camino hasta su escritorio y tomó lo necesario para redactar una nueva carta.

“¡Hans! . . . ¿Hans? ¿Tu ex prometido que ahora no es tu prometido porque no te ama?” Preguntó Olaf a la princesa mientras volteaba a verla desde abajo.  

“Ese mismo” Respondió Anna con rapidez para luego dirigir su mirada a Elsa nuevamente. “Era una broma, es imposible y… ¿Estás en verdad escribiéndole? ¿Y qué vas a escribirle? ‘De la forma más atenta posible te pido que regreses para que te cases con un desconocido porque se lo debes a la princesa de Arendelle’ ¿Eso?” Preguntó con cierta indignación.

Elsa no respondió. Terminó, sello y mando a llamar alguien por medio de una fina cuerda en la pared que conectaba con la planta baja del castillo haciendo sonar una campanilla. En menos del minuto alguien ya estaba tocando la puerta fuera del despacho. La reina con prisa se dirigió a atenderle sin dirigir palabra o siquiera una mirada a Anna.

“Ya me perdí” Agregó el muñeco de nieve.

“Entreguen esto de inmediato. Necesito que llegue a más tardar hoy, es urgente” Avisó la real mujer y entrego el sobre con la carta a un hombre de servicio que se encontraba más que dispuesto a servir a su majestad. 

“¡Un minuto! Aunque lograras convencerlo, ¿Es una buena idea?” Indagó la pecosa con un preocupación e incertidumbre plasmadas en su voz y rostro.  “¡Lo dije como una mala broma! ¡No debió pasar de una broma a un plan!” 

“Estoy desesperada… Es lo único con lo que cuento ahora. Se me acaba el tiempo, Anna. Habrá que intentarlo” Contestó a su hermana con una actitud decaída.

Elsa reconocía la locura que había hecho, dudaba pero, solo contaba con esa ridícula idea que Anna comentó como simple broma ya que en su cabeza nació una esperanza de que podría funcionar. Su cuerpo solo se había movido por si solo y en ese impulso había escrito la carta. No había tiempo para arrepentirse. Además, si se presentaba otra solución solo regresaría al príncipe de vuelta, no era la gran cosa. Hans seria su plan de reserva.

        
[ Actualidad ]

“¿Es una de tus bromas de mal gusto no?” Preguntó el príncipe esperando que fuera así, una broma.

“¿Por qué supones que todo lo que digo es una broma?” 

“ . . .  “

El silencio permaneció en la habitación durante varios segundos, pero para el pelirrojo esos segundos fueron eternos. No podía creer lo que le estaba contando la reina de Arendelle.

“Lo tomaste mejor de lo que esperaba” Dijo Elsa con tranquilidad.

“¿¡Estás demente!?” Cuestionó Hans en forma retórica, su tono de voz hubiese intimidado a cualquiera, la rubia únicamente frunció el ceño en señal de desaprobación a tal conducta e insulto a su integridad mental. 

“Retiro el comentario” Suspiró la rubia. 

“En serio que estás mal de la cabeza… ¡Loca!”
   
“Esa acusación es ofensiva viniendo de un príncipe, deberías disculparte”
 Ordenó la real mujer.

 “No lo haré” Se negó. Había llegado a su límite de tolerancia. “Acepte tu desquiciada idea aun cuando mencionaste lo de hacerme pasar por Anna, bien. Estoy vestido como una mujer aceptando el hecho de que me casare con otro hombre ¿Y ahora me dices que ese hombre no es un hombre si no un troll? Ese tipo de cosas se estipulan antes de hacer un trato” 

“No hubieras aceptado de habértelo dicho”

“¡Por supuesto que no! Desde el principio me rehusaba…” Mencionó Hans con molestia para luego suspirar con pesadez. “Pensé en seguirte el juego, ¿Hasta dónde llegaría la reina de Arendelle para humillarme? Sigo creyendo que es una broma en venganza así que… ¿Hay algo más que debería saber?” Indagó el príncipe con un tono altanero de voz.  

“Es verdad que no te conté todo desde un principio, decir algo así puede tomarse como una mentira, pero es cierto. Todo lo que te he dicho es cierto. Si te solicite es porque te necesito, creas o no en esto, espero que en verdad cumplas tu parte del trato. Yo cuento con eso” Declaró la reina con total seriedad lo que hizo que el príncipe creyera en sus palabras. “Y no, es todo. Lo que sabes ahora es todo lo que yo sé” Finalizó juntando sus manos al frente fortaleciendo su postura real mientras miraba al pelirrojo, notando como este ahora; lucia más calmado.

“ . . . Bien” El hombre se movió un poco y volteó hacia el espejo frente a él. Una vez más se observó así mismo, era extraño ¿Cuándo imagino un día estar vestido con ropa de mujer y maquillado? Respuesta: Jamás.

Hans hizo uso de una de sus manos para tocar aquella cintura formada por el corset y de igual manera, sintió con sus dedos el fino tacto de las ropas que portaba. Ahora dudaba un poco de que esto se tratase de una broma, tenía la esperanza de que en efecto fuera una simple y vengativa broma por parte de ambas hermanas pero, la forma en que la reina hablaba, su seriedad y como todos actuaban le hacían cuestionarse sobre lo verídico en la situación…

¿En que se había metido?

Notas finales:

¡Una enorme disculpa por la ausencia! Cosas personales me han tenido desconectada por lo que apenas puedo volver a retomar mi Fic.

Quiero agradecer por la paciencia y los bellísimos comentarios que me han dejado, muchísimas gracias.
 
Y volviendo al escrito, ¿Qué tal? ¿De quién más que de Anna podría venir la idea de Hans transvestido? Vaya niña, espero le esté yendo bien allá con Oaken. También contamos con la presencia de Olaf  ¡Por fin! ¿A que creyeron que no lo incluiría? Era justo y necesario.

Mañana sin falto subo el próximo capítulo que ya se encuentra listo para publicar ¡Nos leemos pronto!

P.D: Dejo nuevamente mi página de Fb donde publico actualizaciones y cosas relacionadas con el fic al igual que futuros proyectos 
FB: https://www.facebook.com/TheCorgi


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