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Order Vampire por ScarlletParaise

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Notas del capitulo:

¡Buenas! Antes que nada, me disculpo por no actualizar Order Vampire, tuve un problema con esta, tenia dudas al respecto desde que finalize de escribir Un Lago de Recuerdos


Aprovecho para comentarles, que hace 2 o 3 semanas atrás e cumplio el primer aniversario de este fanfic tan grandioso, me gustaria saber si desean conocer un poquito más de los detalles con un poco de humor. (Aclaro que puede ser un fanfic aparte, pero en la misma serie)


Desde ya espero que les guste.

- ¿Por qué veo luces en colores oscuros? – Era lo primero que decía, desconocía el motivo de formular aquella pregunta vaga en su mente – Acaso ¿Sigo vivo? – Las dudas flotan en su mente, abre sus ojos notando que estaba en el medio de la oscuridad, lleva su mano a su cabeza, se levanta sin esfuerzo alguno y se percata que a lo lejos veía a un joven que le parecía conocer - ¿Camus? – Se pone de pie, comienza avanzar hasta el cuerpo que parecía estar acostado en una camilla de hospital, trataba de fijar su mirada en el muchacho que poco a poco estaba empezando a sentir cosas, esos sentimientos hacía él, los nervios que sintió cuando lo rescato, deseaba recordar que sucedió antes de verse envuelto en todo ese misterio.

 

(Opening - Voodoo Doll de VIXX)

 

- Milo – Parecía estar sumergido en el país de los sueños, la voz que escuchaba era lejana si eso suponía – Milo – Una vez más escucha su nombre, se removía perezoso en el lugar donde dormía, no sentía la necesidad de despertarse, pero el suspiro de la persona que lo llamaba le demostraba que ya se estaba impacientando con su comportamiento despectivo – Milo ¿Cuándo te dignaras en despertar? – De su boca salió un simple gruñido, abre sus ojos con pesadez, trataba de tantear su zona visual, para así percatarse que todavía estaba en movimiento.

 

Deja salir un bostezo, estira todo su cuerpo y se acomoda en su asiento – Ya estoy despierto ¿No ves? – De respuesta recibe un gruñido de su hermano mayor, él le devuelve el gesto, pero al cabo de unos segundos comienzan a reír por sus acciones inmaduras.

 

- Espero que te hayas sacado todas tus dudas acerca de tu amor, porque los documentos que tu necesitabas leer, yo sabía que te servirían como un apoyo moral – Milo frunce el ceño al no entender nada lo que le decía su hermano mayor, Kardia repara en esa expresión para posteriormente fijar su mirada en la carretera – Para serte claro, lo que me refiero es que tu llevas bastante tiempo teniendo ese comportamiento tan rancio desde que el joven Monthay falleció – Milo se cruza de brazos y hace un pucherito, no deseaba discutir con su hermano mayor, conocía su carácter y sabia cuando él se preocupaba por su bienestar.

 

- No entiendo el punto que vas con tus monólogos, porque lo único que escucho son puras tonterías – Kardia deja salir un suspiro, ya parecía estar harto con las palabras directas de su hermanito, deseaba recuperarlo, verlo ser como era antes, un joven adolescente que disfrutaba de la literatura, la buena música, ir de fiesta e incluso, pasar tiempo con sus mejores amigos y familia. Todo aquello en su pequeño hermanito se había esfumado, cuando lo envió a Francia, con la idea de que esa sería una buena forma de hacerlo cambiar de aires, pero lo que conllevo a eso es que su hermano experimentaría un terrible cambio en su personalidad.

 

- No son monólogos y mis palabras no son tonterías, acá las tonterías que se escuchan siempre, son las que tú mismo dices – Milo se abalanza contra su hermano con la idea de matarlo, no quería escucharlo decir eso y menos aquello. El auto había perdido el control, los dos peleaban a los empujones, sacando sus colmillos, gruñéndose como si fueran animales salvajes, todo aquello en un espacio tan pequeño. Colisiono en un accidente de tránsito, el coche se había volcado pero ambos salieron expulsados del auto.

 

Pasaron los minutos y fueron socorridos por la policía, los bomberos e incluso hasta una ambulancia tuvieron que llamar. Ninguno de los dos se hablaban, parecía que el amor fraternal se había esfumado; pero lo malo de aquello, era que un hombre alto de cabellos blancos y largos hasta las caderas, con ropa de etiqueta, era un conjunto en color negro y blanco, su mirada parecía ser severa, los zafiros claros que tenía como ojos estaban clavados en los cuerpos magullados de aquellos dos hermanos.

 

- Ya sabemos lo que nos vas a decir – Dijeron al unísono, no dudaron en fulminarse con las miradas, prácticamente se estaban debatiendo en un duelo de miradas.

 

Aquel hombre deja salir un suspiro de resignación, niega ante sus pensamientos paternales, era el tutor de aquellos dos hermanos, estaba muy decepcionado y mucho más – No sé qué decirles a ustedes dos – Kardia y Milo enfocaron sus miradas en el hombre que los había ido a recoger – Yo los crio como si fueran mis hijos, ya perdí a mi hijo Unity y tengo a mi pequeña Seraphina en un estado anímico que esta hasta por los suelos, y ahora ustedes dos parecen estar locos de remate – Los hermanos Diamantidis agachan sus miradas, parecían niños regañados, pero el hombre tenía muchísima razón, casi provocan un accidente de tránsito fatal – Será mejor que se suban a mi coche, que los llevo a la casa de Degel y de ahí no se mueven, ¿Entendieron? – Un leve “Sí” se dejó oír, García esboza una media sonrisa, ya satisfecho con aquello. Ambos hermanos se ponen de pie para así avanzar hasta la camioneta que tenía su tutor.

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Recorría solo los pasillos, no sabía qué hacer, pareciera que dejar a solas a Mu con Saga le había parecido lo justo, ahora tenía duda de lo que podría estar ocurriendo, pero lo que cruzaba por su mente era donde podría estar Camus o la otra pregunta era donde se habrá metido Shaka. Deja salir un suspiro y a medida que avanzaba por el pasillo de la segunda planta, hacia un berrinche, todo aquello le parecía muy injusto por parte de sus mejores amigos.

Detiene su caminar cuando ve a Deathmask, los dos se miraban sin saber que hacer o decirse, era lamentable, ambos no encontraban la lógica de esa casualidad, pero el sonido de la puerta de un salón abrirse era la indicación de algo, Afrodita fija su mirada en la puerta abierta para posteriormente divisar a Shaka en compañía de Aioria, ambos tomados de la mano.

 

- No… me lo puedo… ¡Creer! – Shaka se espanta al escuchar la voz chillona de Afrodita, ya no encontraba palabras para expresar su disgusto, sin embargo, Deathmask va al rescate de ahora la parejita.

 

- No comiences a sacar teorías, porque lo que tu mente anda imaginado es cierto – Afrodita se ruboriza al sentir la cercanía de Deathmask, ambos tenían una corta distancia entre los dos. Aioria y Shaka cruzan miradas, pero ninguno de los dos se retuvo las ganas de reír – Ellos dos salen – Death se gira hacia su mejor amigo, para después susurrarle la pregunta - ¿Cierto? – Al escuchar la pregunta, Aioria asiente automáticamente con una sonrisa en sus labios.

 

- Una parejita se separa y otra que se arma – Empieza hacer cuentas de todos los sucesos que ya sabe, sus compañeros parecían no entender el punto al que deseaba ir el de cabellos celestes – Digamos que esto si es una novela de amor y desamor, porque escuchar lo que me conto Mu y ver la cara de no entender de Saga, prefiero no recordar, porque ¡ya me dio la maldita curiosidad! – Todos intercambian miradas, ver a Afrodita hacer un berrinche era algo que no sabrían como expresarlo, pero Shaka simplemente se acerca a su mejor amigo para brindarle un abrazo amistoso, tratando que los ataques de euforia disminuyan con un simple abrazo.

 

Deathmask deja salir un suspiro resignado ante las palabras poco coherentes de Afrodita, lo quería muchísimo, pero teniendo muchas cosas en la cabeza no hace de la situación algo favorable. Aioria se acerca a su mejor amigo, le intrigaba el motivo del porque lo pillo besando a su ahora novio, pero analizando el semblante de Death, pudo descifrar el motivo de todo aquello.

 

- Qué ocu… - No pudo terminar su pregunta cuando el sonido estrepitoso del timbre anunciando el ingreso a clases, los cuatro se miraron para posteriormente irse a su salón de clases.

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Todos ingresaban al salón muy alterados, algunos molestaban otros, Shaka y Afrodita eran los molestados como siempre, Mu también era molestado por dos de sus compañeros. Lástima que no había rastro de tres personas, el docente ya estaba al frente de la clase, como todo los días, harto de ver la falta de puntualidad, lo irrespetuosos que eran y siempre molestando a sus compañeros, toda esa lista siempre se repetía.

 

El director carraspea tratando que sus alumnos dejaran de hablar y de molestar, no consiguió lo que pretendía y opto por tomar una medida drástica, frunce su ceño, arruga el entrecejo, mira de manera gélida a cualquiera que lo mirase a los ojos para posteriormente hacerse notar con un simple regaño - Dejan ya de molestar a sus compañeros, toman asientos en sus respectivos lugares o sino ¡recibirán un castigo colectivo por retrasar la clase cinco minutos! – Un “Oh” colectivo se dejó oír, el hombre de mayor edad, deja salir un suspiro resignado, relaja sus facciones y se limita a sacar el cuaderno con los nombres de los alumnos de la clase que estaba dictando su asignatura. Alza su mirada y las enfoca en los tres lugares vacíos, era extraño, entendía que el coordinador de esa clase se había retirado por asuntos personales, lástima que jamás fue notificado de que alguien haya autorizado un retiro y menos avisarle a él - ¿Alguien sabe que ocurrieron con sus tres compañeros? – Nadie evito murmurar aquella pregunta, algunos señalaron los lugares vacíos, donde se sentaba Camus y el de Milo, lo más alarmante era ¿Dónde estaba Albafica?

 

Aioria estaba detrás de su mejor amigo Deathmask, pero opto por sentarse en el lugar de Milo y hablar con su amigo del tema, ya se estaba alarmando con todo los murmullos y escuchar los pensamientos atropellados de sus compañeros de clase - ¿Sabes dónde demonios esta Milo, Death? – El de cabellos cortos y azules, se voltea para mirar a su mejor amigo transmitiéndole su desconcierto, hasta el punto de señalarle el lugar vacío donde debería estar sentado Camus.

 

- Kardia lo retiro y no sé el motivo, además antes de eso, Camus no regreso más al salón – Aioria había perdido el aliento por unos pocos segundos, ya no sabía que pensar, algo malo le habría ocurrido al primo de Degel, pero algo le inquietaba y era Albafica.

 

- ¿Sabrías decirme donde estaría Albafica? – Le pregunta en un hilo de voz ya temiendo lo que podría estar ocurriendo en el instituto, lo más lamentable era que las piezas no seguían encajando desde que Camus comenzó actuar de manera extraña y todo producto del uso de un poder vampírico que costaba años en aprenderlo a manejar de una manera impecable, la hipnosis en humanos.

 

- ¡Ustedes dos! – Ambos se giraron hacia el frente, escuchar el llamado de atención del director, algunas risas se dejaron oír, pero lo más desagradable para Aioria era la mirada severa que le estaba dando su novio – Para la próxima se les echara de mi clase si de nuevo hablan en mi hora ¡¿Comprendieron?! – Aioria y Deathmask se miraron prácticamente humillados ante toda la clase, pero tenían que contestar con un “sí” en un tono demostrando su frustración. Algunos pocos continuaron con sus risas, pero el carraspeo de Kanon hizo que más de uno se callara – Abran sus cuadernos de actividades, sacan el libro que les pedí que leyeran hace unos días atrás, aclaro que no acepto las mismas escusas de siempre, si no lo leyeron se juntan con un compañero que tampoco lo hizo y se las apañan solos – Ni los grillos emitían sonido, Sage parecía estar atento a todo y más observador que antes – Muy bien, para lo que sí hicieron la tarea, se juntaran con otro compañero que también cumplió – Los murmullos se dejaron oír, el director simplemente recogió algunos papeles que tenía en su portafolios, hasta que se topa con un alumno que tenía su brazo en alto - ¿Qué desea agregar joven Bécquer? – Balder parecía estar algo nervioso ya que todas las miradas de sus compañeros se enfocaron en él.

 

- Yo… yo… yo no quiero sonar grosero, profesor Sage – La máxima autoridad del instituto abandona su labor y se cruza de brazos para escuchar las palabras de ese muchachito de cabellos largos y plateados – Pero… ¿Quién nos mantendrá constantemente vigilados? – Balder siente los abucheos de alguno de sus compañeros, pero Sorrento les fulmina la mirada haciéndolos callar.

 

- No sé preocupen, esto será algo rápido y lo único que les pido es que mantengan tranquilos evitando hacer mucho bullicio – Todos asintieron con una sonrisa de angelitos, Sage parecía estar algo divertido con verlos a todos sus alumnos con esas caritas de “ángeles” sabiendo que no lo eran, toma sus cosas y se limita a salir del salón.

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Todos allí dentro se quedaron en un silencio sepulcral, era extraño sentirse la mayoría en ese silencio; Los que eran activos en hacer bromas, travesuras, molestar a otros, parecían estar incomodos e intercambiaban miradas con otros compañeros; Los que eran más tranquilos se limitaron a cumplir la tarea impuesta por el docente, y los que hablaban la mayor parte de la clase hacían casi lo mismo o usaban sus celulares a escondidas para hacer más rápido los deberes.

En cambio, Death y Aioria se limitaron a tomar sus cosas e ir a los lugares donde estaban compartiendo sus dos tesoritos. Afrodita parecía estar bastante triste y preocupado, aquella expresión la había visto Death y se limita a tomar asiento en el banco donde se sentaría Camus. Por otra parte, Aioria escribe una notita para colocársela en la superficie donde estaba sentado y concentrado su ahora novio, Shaka lee la nota y se enternece al recibir esas dulces palabras, alza su mirada hacia el frente encontrándose con el rostro hermoso de su ahora novio.

Sin embargo, las cosas para Kanon no pasaban desapercibidas, estaba algo preocupado e inquieto con siempre ver al chico que amaba en secreto. Acerca su banco hasta el de su compañero de clase, para así indagar el motivo del porque estaba así de ausente.

- Terminaras por perder el habla si continuas guardándotelo – El de cabellos largos y lilas, se voltea para mirar con asombro al gemelo menor, su interlocutor parecía estar dedicándole una cálida sonrisa y él simplemente desvía la mirada ocultando su vergüenza. Kanon deja de parecer un simple adolescente que esta embobado con otro individuo, ya parecía estar captando todas las indirectas, no deseaba seguir siendo rechazado por ese hermoso y difícil chico, estaba consciente de sus acciones pero no podía dejar de pensar aquella noche en la fiesta de Radamanthys, el beso que le había dado y todo por la simple confusión de ese chiquillo, no era Saga, pero su mente parecía estar diciéndole que disfrutara el momento - ¿Acaso sucedió algo malo en tu vida privada? – Mu trata de tranquilizarse al escuchar la pregunta que le acababa de decir Kanon, simplemente asiente para posteriormente sentir el contacto frio de su mano con la del gemelo menor.

 

- “¡¿Qué hago ahora?! Amo a Saga, no quiero complicar más las cosas… ¡Ya para Kanon! No quiero seguir con esto” – Siente como su cuerpo le fallaba, automáticamente se voltea quedando frente a frente con aquel chico que le hacía perder casi siempre los estribos.

 

- No quiero sonar grosero y menos quiero hacerte hablar porque se me da la gana o tenga curiosidad, solamente quiero ofrecerte mi oído para lo que tú necesites decir o desahogarte – Decía Kanon muy seguro de sí mismo, quería ayudarlo y deseaba empezar con un buen pie. Sin embargo, el sonido del suspiro que dio el joven de cabellos lilas, cierra sus ojos y se limita a meditar las palabras que diría a continuación.

 

- Kanon, ¿me prometes que no se lo contaras a nadie y menos a tus mejores amigos? – El gemelo menor esboza una sonrisa, se lleva su mano derecha al pecho en la zona donde estaría su corazón, alza la mano izquierda para después hacerse entender que lo prometía; Mu ríe al ver aquel comportamiento gracioso de su compañero de clases, Kanon abandona su semblante para posteriormente ruborizarse por unos castos segundos y se mantiene tranquilo, mientras esperaba a que la personita que amaba en secreto dejara de reír ante su actuación.

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No le quedaba mucho tiempo para marcharse de casa e ir directo a su trabajo, corría de un lado al otro buscando libros, apuntes, carpetas con listados, etc. Muchas cosas importantes para un profesor de instituto, se había encariñado muchísimo con la enseñanza, ya había sido elogiado por muchos padres al ver el arduo trabajo que hacía con esos chicos, daba clases en varios salones, su primera vez como docente, la recordaba muy bien, era en Kínder Garden, se había instruido muchísimo para eso, el colegio de Everglades había abierto sus puertas para los más pequeños, a los niños de primaria y hasta en la actualidad pretendían abrir las puertas para los jóvenes universitarios, ya de ahí no sabía si seguiría con la enseñanza.

Degel parecía estar estresado con todo los asuntos, atender su vida personal, lidiar con su primo mal aprendido, pero lo amaba muchísimo, echaba mucho de menos a su padre, deseaba llamarlo pero había algo que le dictaba que no era el momento oportuno. Sin embargo, al tomar sus cosas, un abrigo, abre la puerta del frente para toparse con la cálida imagen de su amado Kardia y al inexpresivo de su cuñado, Milo.

 

- Parece que ya te vas al trabajo amor mío – Degel asiente ante las palabras de su novio, se hace a un lado para dejar pasar a los hermanos Diamantidis, no obstante, repara en Milo, el muchacho traía el bolso de su primo, frunce el ceño dudoso ante la extrañeza al ver aquello, y ya no soportaba más, algo malo estaba ocurriendo y debía sacarse una duda.

 

Se voltea hacía su cuñado, quien se disponía a dejar la mochila que sería de su primo en el perchero – Milo ¿Qué haces con las cosas de Camus? – El de cabellos rubios y rizados, se voltea algo anonadado por la repentina pregunta, Kardia también repara en el detalle y su sorpresa fue otra.

 

- ¿Milo? – Asevera Kardia mientras avanzaba hasta su querido hermano menor, toma las cosas del primo de su amado, para posteriormente mostrárselo a su hermano - ¿Cómo explicas esto? – Milo se sentía algo atemorizado, no sabía si contarlo, no quería preocupar a Degel, lo conocía por su vulnerabilidad y lo cálido que podría llegar a ser, pero lo más severo que podría sentir era la mirada inquisidora de su hermano mayor.

 

- A su debido tiempo te lo cuento Degel, este no es el mejor momento y tú debes de ir a dar clases -  El de cabellos verdes parecía no comprender la respuesta, prácticamente se sentía insatisfecho.

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Sentía como su cuerpo era pesado, trataba de abrir sus ojos pero algo se lo impedía, se removía incomodo en lo que parecía estar tirado en el suelo. Abre un poco su boca para llamar alguien, pero había otro obstáculo que le impedía una vez más cumplir esa necesidad, trataba de hacer mover sus brazos pero el dolor en sus hombros era debido que estaba atado en esa zona e igual forma sus piernas.

 

- “¿A caso me secuestraron?” – Esa era una de sus preguntas, se alarma cuando el sonido de una puerta abrirse le indicaba que alguien acaba de llegar, trata de moverse con más intensidad buscando alguna forma de sentirse cómodo.

 

Se sentía satisfecho al ver como esa personita se removía como un simple cerdo, deleitaba el como estaba, con poca ropa, una camisa blanca le cubría el pecho y solamente en la zona baja mantenía sus boxers pero con un color rojo vivo. Se pasa la lengua por sus labios humedeciéndolos, quería probarlo entero, pero estaba consiente que debía compartir con sus hermanos.

 

- Minos súbelo a la cama y átalo contra los barrotes – El mencionado asiente ante el pedido, se acerca al joven Afrontes para alzarlo como si un costal de papas fuera. Radamanthys parecía estar deleitando como el chiquillo se sacudía y gritaba, le estaba doliendo con el simple hecho de cambiar la postura de sus ataduras. – Perfecto – Solamente dice, se acerca a la cama, se saca el saco del instituto lo deja a un costado del lecho, se quita los zapatos, y nota que poco a poco se estaba excitando con la simple vista de aquel hermoso y tentador manjar – Por ahora seré el primero en probarlo, después más tarde será tu turno Aiacos y por último tu Minos harás en lo que crees útil – Los dos chicos asintieron a su orden, ambos se disponen a retirarse del cuarto dejando a Radamanthys a solas con Camus Afrontes.

 

- “No puedo ver… quiero irme a casa, quiero irme… Degel, tío Krest… Tengo miedo… tengo mucho miedo” – Siente como la luz regresa a sus ojos, pero se percata que arriba suyo estaba Radamanthys.

 

- Que lindo estas, estando con una simple camisa blanca y teniendo solamente una prenda abajo que oculta lo que más atesoras – Radamanthys esboza una sonrisa cuando termina de decir aquellas “dulces” palabras, estaba encantado al apreciar los zafiros que tiene ese muchachito que parecían estar despidiendo temor y sorpresa – Prontamente dejaras de pertenecer a ese desgraciado que tanto amas, él no te rescatara otra vez y eso tenlo asegurado – Ríe al terminar de hablar, saca la mordaza para después comenzar a saborear aquellos labios.

 

Trata de evitar ser besado, se remueve en su lugar, pero cada vez sentía como ese ser tan repugnante usaba su peso para evitar que se moviera, sus manos estaban atadas, sus pies parecían estar desatados pero no podía usarlos como escudo, había otra cosa que le impedía zafarse. Lo único que le quedaba era rendirse, amargas lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, no podía creer que eso le estaba ocurriendo solamente a él. ¿A caso algo les molesto a esos tres? No recordaba que habría hecho, será un castigo por no haberse molestado en preguntar lo de los clubes, se abran enterado por lo del club de cocina, sabiendo que fue él quien comenzó un pequeño incendio. Se niega a pensar el motivo, no encontraba otra excusa, estaba solo, completamente solo.

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Cada paso que daba aquella opresión en su pecho le estaba indicando que su mal presentimiento seguía vigente, sacude su cabeza al pensar en aquello, ya estaba recorriendo el pasillo principal del colegio, el timbre anunciaba el ingreso a los salones y él simplemente se demoró unos minutos en llegar.

Ingresa al salón que le tocaba dictar su clase, ve que todos estaban en sus lugares y lo más alarmante era que cuatro alumnos no estaban en sus lugares.

 

- Parece ser que hoy todos deciden adelantar su fin de semana ¿No es así? – Sonaba irónico al acabar de reparar en lo que dijo, ve a sus alumnos a los ojos y veía que algunos no se privaron de murmurar entre ellos – Sin embargo, les pido que vayan pasando al frente y comiencen a exponer sus ensayos – Un leve “Si” pudo apreciar, esboza una media sonrisa y toma asiento en su escritorio, veía la lista de alumnos, recuenta sus alumnos para cerciorarse cuales eran los que tendría una sanción por saltarse un examen oral.

 

Al fondo del salón las cosas parecían turbias, prácticamente se diría que la mayoría parecía estar en un funeral con el silencio que había. Aioros deja salir un suspiro sonoro pero precavido, conocía a sus compañeros de clases, el mayor desgano era ver como su mejor amigo Saga, era víctima de un dolor.

Se voltea para mirar como el primero de la lista pasaba al frente para comenzar a exponer, frunce su seño cuando repara el asiento vacío, donde supuestamente estaría sentado Radamanthys, después se voltea al otro asiento que estaba al frente de su fila, para percatarse que el asiento de Aiacos también estaba vacío y lo que más llamaba su atención era que el asiento donde se sentaría Minos también permanecía vacío. Aspira un poco de aire, dentro del salón olía a gato encerrado, no podía creer que los cabecillas de su clase no estuvieran presentes en un examen, jamás creyó lo desprevenidos que eran y descuidados con sus notas. Sin embargo, el castaño mayor enfoca su mirada en el profesor de Gramática, trata de forzar en usar su poder vampírico para cerciorarse que todo estuviera bien con Degel, pero un arrebato del de cabellos largos y verdes, se topa con aquel rostro delicado siendo el medio que le indicaba lo angustiado que estaba.

 

- “No puedo creer lo que estaba tan cerca de ser imposible, ahora las cosas se volverían turbias, si…” – Se gira a su costado para posteriormente cruzar mirada con Manigoldo, quien le pasaba desde su lugar un papel escrito en italiano. // Spero che tu abbia già preso le tue teorie, amico mio. Io sostengo che Camus sia stato rapito da quei tre, perché è impossibile saperlo Unity è scomparso da settimane.

Tuttavia, attendere per noi di Kardia ulteriori informazioni su di esso o scoprire il male. (Traducción: Espero que ya hayas sacado tus teorías, amigo. Sostengo que Camus ha sido raptado por esos tres, porque es imposible saber de Unity, él ya lleva semanas desaparecido.

No obstante, espera a que Kardia nos dé más información al respecto o enterarnos por las malas.) // - “Manigoldo, no es posible” – Arruga aquel papel, para posteriormente mirar a su mejor amigo, quien parecía decirle con su mirada y una sonrisa cálida de que todo estaría bien – “Jamás creí que esto ocurriría, ya aposte mi vida que el joven Monthay había sido raptado por esos tres engendros hace siglos atrás, y ahora no entiendo el motivo de secuestrar al inocente Camus Afrontes, él es nuevo en este instituto, hay cero posibilidad que los lastime o será qué… ¿Acaso es posible?” – Su mirada se enfoca en un punto vacío, ya estaba en un estado de shock, no sentía como su cuerpo se desvanecía, hasta que se cae al suelo inconsciente.

 

Todos en ese salón se alarmaron cuando un sonido sordo se dejó oír, Saga y Manigoldo se acerca a socorrer a Aioros, Degel se levanta de su escritorio muy aterrado por lo que acababa de ver. Sin embargo, Regulus parecía estar algo anonadado al ver como su hermano mayor se desvanecía y todo eso por el misterio que residía en el salón.

(Ending – Apology de IKON)

Notas finales:

Me olvide mencionarles arriba, que tenia pensado subir este capitulo con más escenas y hacerlo tipo pelicula, pero veo que no seria propio saltearme los detalles para la historia central, dado que tenia pensado acortar tiempo de curso, ya que pretendo hacer una segunda temporada. No les spoileo más de la cuenta.


 


Dejen un comentario con sus opiniones, no se priven y no se sientan obligados. Desde ya, me despido hasta el proximo capitulin.


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