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Order Vampire por ScarlletParaise

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Notas del capitulo:

Hola, aquí les traigo un capitulo más de esta gran historia. antes que nada, habiso de ante mano que pronto llegara el momento crucial de este hecho.

Sin más, les dejo disfrutar del espectaculo. XD

Se estaba retorciendo al escuchar la gran cantidad de gritos, ya no soportaba más ser testigo de lo que pronto ocurriría, deseaba la libertad, ser como un ave libre de su cautiverio. Sentía como de sus ojos rodaban amargas lágrimas, su rostro tan lindo, suave y delicada como la misma porcelana, lleno de moretones y de algunos cortes; trataba de manotear el cuchillo que estaba a unos pocos centímetros de sus manos para así quitarse las ataduras, sus amigos estaban allí afuera, tratando de rastrearlo pero Minos hizo de las suyas, borrando lo que sucedió en verdad, desde el viernes, hasta ese mismo día – “Aguanta Camus, quedan unas pocas horas para que él te rescate. ¡Trata de soportar un poco más! ¡Esto ya va a terminar! Va a terminar esta película de horror psicológico, esto terminara” – Se decía mentalmente, trataba de evitar que más lagrimas salieran de sus ojos, ya que escuchar el sonido de cómo lo azotaban con cosas pesadas y frias, de cómo el chico inocente por lo ocurrido sufría una y otra vez las múltiples violaciones de esos tres. Estaba consciente de que su cometido fue hecho, lograría acabar con el reinado de Radamanthys en el colegio y trataría que el padre de estos tres, termine quemado vivo junto a sus hijos y su esposa.

(Opening - Voodoo Doll de VIXX)

El domingo había llegado, y Camus seguía desaparecido. Degel parecía estar bastante nervioso con la situación, pero con la visita de sus amigos parecía hacerlo sentir más calmado. – Ya no puedo aguantar más la necesidad de quedarme aquí un minuto más, sin hacer nada, de pensar las cosas horribles que le estén haciendo. ¡No quiero que pase por lo que yo pasé! – Grito esto a todo pulmón mientras se llevaba las manos a la cabeza tratando de agarrarse como si esta se le fuera a caer, Kardia no parecía estar consciente de que el tranquilizante de anoche hiciera efecto, sin embargo, con la cálida visita de dos amigos de secundaria, estaba algo tranquilo, pero aquello no parecía afectarle a Degel.

 

- Degel, trata de calmarte un rato y no deseamos llamar al señor Luco para que te inyecte una vez más el tranquilizante – Se acercó el joven de cabellos largos, lacios y rubios, para así tomar a su amigo de las manos.

 

El muchacho de cabellos verdes parecía tratar de encontrar paz en su mente, pero los traumas que obtuvo por lo que le sucedió hace casi tres años, lo más lastimero era que no recordaba quienes lo secuestraron y por qué Unity estaba allí, prácticamente la adrenalina del momento le hacía retorcerse del dolor, llevándose la mano derecha a su vientre – Todavía la siento, después del altercado, todavía está aquí en mi barriga, ansiosa de estar con nosotros, con sus padres, ¡conmigo! – Kardia se rasca la nuca con nerviosismo al sentir la mirada inquisidora del esposo de su amigo, deja salir un suspiro de derrota, manotea el teléfono fijo de la casa, para así dárselo a su pareja.

 

- Toma Degel, levanta la denuncia a la policía por la desaparición de tu primo, ya pasaron cuarenta y ocho horas desde que él desapareció para así ver que hacen al respecto – Degel asiente ante lo que decía su amado, toma el teléfono y llama a la comisaria, debía llamar a su paz interior, ya era momento de calmar esos malos presentimientos cuando antes.

------- /////// -------

Milo se había marchado de la casa de Degel, para ir hasta la suya para cambiarse de ropa y releer todos los documentos que habían sacado de los archivos del lugar donde se llevaba a cabo las reuniones de los miembros de la orden vampírica. No le tomo mucho para llegar, dado que tenía la necesidad de hacer diferentes visitas, primero hablaría con una personita clave y era Saori, aquella muchachita idéntica a Sasha, tendría que decirle algo al respecto; después de eso vería que haría.

 

- Ya estoy en casa, y ahora… - En ese preciso momento, un dolor agudo en su estómago le incitaba la necesidad de vomitar, corre hasta el baño más cerca y deja salir todos los fluidos necesarios – “Otra vez no… ¡¿Qué me sucede?! ¿Por qué siempre tengo que vomitar cuando estoy bien conmigo mismo?” – Sacude su cabeza al pensar aquellos disparates, estaba consciente de que algo malo tendía que ser, pero ¿Qué?

---- Flashback ----

Continuaban con su castigo en conjunto, ya habían hecho las paces, omitiendo las constantes miraditas que le dedicaban los mayores, y ellos dos, solamente concentrados en la tarea de ciencias.

 

- Camus ¿Qué resultado te dio en la ecuación número doce? – Pregunto Milo mientras se acercaba al joven de cabellos aguamarina, quien por su lado se ruboriza al sentir la aproximación de su compañero de clase.

 

- E…Es… Es… E… - Trata de reprimir las ganas de gritar, sus mejillas se tiñeron de un rosa intenso, sus manos estaban entrelazadas entre si y encima de sus piernas. Milo lo nota tenso, pero esboza una media sonrisa enternecido por apreciar el casto rubor que podía ver.

 

- No tienes por qué decírmelo, ya que veo que tú ya las terminaste antes que yo – Desvió su mirada hacia las hojas para leer los cálculos y los ejercicios, internamente se ríe al verse derrotado, pero admitía que esa derrota por lo sucedido minutos atrás.

 

No sabía cómo comportarse, sentirse en esa situación lo avergonzaba muchísimo, quería gritarle un millón de improperios, en todos los idiomas que se sabía, no podía pensar el siguiente movimiento. Pero, no supo cuando aguantar al ver como Milo tomaba sus hojas, estaba por llamarle la atención al momento sé que volteó. Ahí estaban, los dos enfrentados, a pocos centímetros del otro, sus respiraciones entre medio y sus ojos puestos encima de los otros.

---- End Flashback ----

Se tiraba una gran cantidad de agua a la cara, debía admitir que recordar ese momento lo hizo regresar a la normalidad. Deja salir un suspiro mientras niega al sentir como sus mejillas se teñían de un rojo no tan intenso,  los sentimientos y las emociones que descubrió aquel momento regresaron a tatuarse en su piel, un escalofrió recorre su columna vertebral, debía admitirlo y darle la razón a todos aquellos que le dijeron lo mismo, “Eso lo que sientes es amor, afecto hacia ese muchacho que tanto le llamas un engreído y una basura”, vuelve a suspirar desgarrado, le dolía admitirlo, pero rememora aquella visita al psiquiatra hace una semana atrás.

---- Flashback ----

Ahí estaba, sentado en uno de los sofás de aquel horrible y minimalista de consultorio. Niega al notar la poca luz natural del sitio, no deseaba estar una vez más ahí, contándole sus experiencias del díaa aquel hombre poco competente.

 

- Agradezco que tu hermano haya utilizado lo que le entregue la última vez que nos vimos – Aquel hombre de cabellos rizados, largos hasta por debajo de los hombros, en un tono rojizo con unos detalles en castaño, aquel par de ojos celestes más claros que el mismo cielo siendo ocultos por unos lentes ovalados, vistiendo una polera negra con el cuello alto, un pantalón blanco crema ceñido a sus largas piernas, y de calzado un par de zapatos negros de taco bajo.

 

Le gruñe al ver el recipiente que este le mostraba, podía leer el nombre de la botellita y aquello no le gusto para nada - ¿Tan loco estas como para soportar a uno más de tus pacientes “enfermos”? – Le decía aquella pregunta en un tono bastante cargado de sarcasmo e ironía, pero el médico deja la botellita de lado, para así comenzar analizar a su paciente estrella.

 

- Yo no me considero loco, sabiendo que tus constantes quejas a tu pobre hermano, por el simple hecho de venir a tus consultas de rutina Milo – Le responde en un tono tranquilo y destellante de seguridad, pero el joven le dedica una de sus miradas más asesinas – Con mirarme de esa forma no conseguirás intimidarme y menos hacerme participe de tus constantes delirios – El muchacho frunce el ceño algo extrañado al escuchar aquello, pero una pregunta rondaba por su cabeza.

 

- ¿Desde cuándo deliro? – Pregunto sin más Milo mientras apreciaba como el psiquiatra anotaba en su block de notas, cruza sus piernas, apoya su espalda en el cabezal del sofá, tira su cabeza hacia atrás y aprecia el techo de un color blanco puro.

- ¿Quieres escucharte por medio de grabaciones por parte de tus amigos? – Milo quita su mirada del techo para volver a fulminar aquel hombre, que no parecía ni un poquito intimidado, solamente él continuaba con la necesidad de matarlo.

 

- Entonces, si te cuento que tengo un compañero en mi clase que es idéntico a mi difunto prometido, cada vez que lo tengo cerca, la cara de mi amor eterno se junta con la de él… A eso ¿Le llamaríamos un delirio? – El psiquiatra lo mira con extrañeza, era la primera vez que escuchaba aquello, con sus años de experiencia que tenía empleando su profesión, jamás escucho por parte de sus pacientes algo relativamente parecido.

 

- “¿No será que ese jovencito que me habla se le parecerá o será él con otra apariencia? Mmm, no lo creo, eso sería imposible” No es un delirio Milo, los delirios son cuestiones tuyas, tu deliras de otras maneras, hasta llegas a confundirte más, tu comportamiento sin límites te hacen cometer tantas cosas malas y sin tener conciencia acerca de la realidad – Milo lo escuchaba atentamente, el psiquiatra lo podía apreciar con tan solo leerlo como si fuera un libro abierto – De seguro que la respuesta está en tu corazón, si lo que me contaste un mes atrás, lo que puedes llegar a sentir por él es una atracción tanto física como espiritual, todo eso se podría resumir, en amor – Milo bufa al sentirse derrotado por un simple anciano fastidioso y poco competente, pero el hombre sabía lo que había logrado y era hacerlo entrar en su propio terreno donde los perros lo tenían acorralado.

 

- ¡¿Cómo podría enamorarme de una persona que no conozco?! ¡ESE IDIOTA, ESA BASURA NO SE PARECE EN NADA A MI AMADO CAMUS MONTHAY! – El psiquiatra abre sus ojos asombrado al escuchar los repentinos gritos que daba su paciente, prácticamente se muerde el labio inferior conteniendo las ganas de reír, pero debía mantener la compostura.

 

Cierra sus ojos, se quita los lentes, deja el block de notas y sus lentes encima de la mesita de café. Deja salir un suspiro mientras esbozaba una sonrisa llena de tranquilidad y seguridad, los vuelve abrir para así mirar aquel muchachito a los ojos – Grita todo lo que quieras, insúltalo todo lo que quieras, pero… - Hace una pausa, para así ponerse de pie e ir hasta Milo, al llegar, se agacha a su altura y mirarlo a los ojos, podía notarlo, una gran cantidad de dolor, frustración y lleno de ira, debía darle las herramientas exactas evitando así los medicamentos – Milo, eso lo que sientes es amor, afecto hacia ese muchacho que tanto le llamas un engreído y una basura, pero ten muy presente mis palabras – Se quedó callado, había perdido la batalla y debía admitirlo, el doctor Luco, le había ganado desde el minuto cero.

---- End Flashback ----

------- /////// -------

Ya había llamado a la policía, se sentía más tranquilo, pero ahora era el turno de llamar a su padre - ¿Qué le digo a mi papá, Kardia? No quiero preocuparlo, tengo mucho miedo que termine cometiendo un crimen – Se cubre el rostro para contener las ganas de llorar, Kardia lo abraza, mientras miraba a sus dos amigos.

 

- No tienes por qué preocuparte por eso Degel, tu padre entenderá si le explicas como sucedió y evitas los detalles – Sugirió Asmita, quien estaba sentado en el sofá en compañía de su amado esposo.

 

- Gracias Asmita – Le dice Kardia, mientras él marcaba el numero en el teléfono fijo para después al tercer pitido darle el aparato a su pareja – Todo estará bien, evita los detalles cielo – Le murmura para así dejar que su amado hable con su progenitor, toma asiento al lado de sus dos amigos quienes parecían estar algo tensos ante la idea de soportar todo el drama montado por Degel.

 

- Hola, ¿Degel? – El mencionado trata de reprimir la angustia en su corazón, toma un poco de aire para así dejarlo salir con suma paciencia.

 

- Hola papá, ¿cómo te va todo por haya? – Le contesta con mucha alegría, tenía que pensar muy meticulosamente sus palabras evitando los detalles acerca de Camus.

 

- Me esta llendo todo bien hijo, pronto regresare a casa, tengo grandes noticias que debo darte a ti y a tu primo, a cierto ¿cómo esta Camus? – Su corazón da un vuelco al escuchar aquella pregunta, trata de buscar apoyo en las miradas de sus amigos quienes parecían destellar paz, pero cuándo mira a su pareja, nota que las palabras se le esparcían de su mente.

 

- Él no está en casa ahora, pero todo esta llendo de maravilla aquí en casa, jeje – Un silencio había, Kardia se golpea la frente al escuchar aquella pregunta poco factible, por otro lado, Degel ya parecía estar descubierto.

 

- No me mientas jovencito, ¡¿qué demonios sucedió con tu primo?! ¿Dónde se fue? ¿Con quién está? – Traga grueso, se lleva la mano derecha a la boca reprimiendo las ganas de decirle todo los detalles, pero el tono que usaba su padre, destellaba enojo.

 

- Papá es difícil contarte todo lo que ocurrió, pero ¿Podrías regresar a casa? Y no me hagas más preguntas, porque ya llame a la policía – Al decir aquellas palabras bastantes valerosas, pudo sentir el sermón que le estaba tirando su padre, pero dudo unos segundos, hasta que un leve “Llegare para la hora de la cena” le lleno de temor, y el repentino abrazo de su pareja y la sonrisa que este le estaba dedicando, lo mantuvo de pie – Está bien, estaré esperándote, papá – La llamada se cortó y de sus ojos comenzaron a brotar amargas lágrimas, no podía con el dolor y la preocupación, lo único que deseaba era que su primo este bien.

------- /////// -------

Al salir de su casa fue de lo más tranquilo, conducía su coche deportivo de un color azul oscuro, amaba esa marca y al vehículo lo cuidaba muchísimo, no era como Aioria que se compraba un coche cada tres semanas o Deathmask que siempre tenía más autos pero los que tenía bajo su nombre no los usaba, diría que su amigo es coleccionista bastante ambiguo.

Recorrió todo el centro, preguntando por si vieron a un chico de cabellos largos, lacios y de un color aguamarina, pero la respuesta que tenía era que no lo habían visto. Deja salir un suspiro cuando se estacionaba al frente de aquella casa, apaga el motor y se baja del vehículo, apreciaba la fachada, numerosos recuerdos brotaban de su cabeza y aquella opresión de su pecho había regresado, lo que podría pensar, era que ese presentimiento le incitaba entrar.

 

- “No sé si es lo más normal volver a tus raíces, apreciar aquellas dulces imágenes donde tú y yo éramos felices…” Debo hacerlo, por Degel – Al murmurar aquellas palabras, comienza avanzar hasta la entrada de la Mansión Monthay, aquel lugar digno de llamarse una réplica exacta como el patrimonio del pueblo. Al ingresar, nota que había muy poca gente circulando dentro. Frunce su seño algo confundido, pero podría pensar que eran turistas. Niega el hecho de que las cosas seguirían igual, y se dispone a recorrer lo que podría ser el recorrido habitual de Camus Afrontes.

 

No muy lejos de allí, Radamanthys se disponía a salir del lugar con ropa cómoda y elegante, pero al cruzar la puerta, su mirada ambarina se posa en la figura de su archí-enemigo – No lo puedo creer – Murmura mientras se escondía atrás de la puerta observando de un forma bastante meticulosa a Milo, quien parecía estar maravillado al ver las cosas de ese sector, donde solamente había una gran cantidad de piedras preciosas y exóticas - ¿Qué se supone que hace aquí? – Se pregunta en voz alta y evitando ser escuchado, cierra la puerta de golpe, ya que Milo estaba a pocos pasos de él – “Demonios, ¿Se habrá dado cuenta?” – Trata de contener  el aire en sus pulmones, cuando escucha los pasos de aquel chico – “No quiero pensar en eso ahora, pero… ¿Qué hago si se entera?... No, eso sería imposible” – No pudo contener más el aire y se percata que los pasos siguieron de largo, lo deja salir, para así marcharse, sale de aquel pasillo, para cerciorarse que en ese sector no este Milo, al no verlo, esboza una sonrisa maquiavélica – Oh, esto es interesante… ¿Será que Milo no sabe nada acerca de que Camus fue secuestrado por nosotros tres?... Jm, si será idiota – Al especular estas palabras, sale con altanería y destellante de soberbia, ya podía saborear la victoria, pero no deseaba dejar ningún rastro de ese muchacho.

------- /////// -------

Ya parecía no saber por dónde buscar, le quedaba ir a la biblioteca pública del pueblo, pero, ¿Y si se comunicaba con uno de los amigos de ese chico? Milo esboza una media sonrisa mientras caminaba hasta su coche, saca su celular, lo desbloquea, entra a la aplicación de chat e ingresa al grupo que se hicieron.

---- Chat de WhatsApp ----

MiloD.: Buenas tardes chicos, quisiera pedirte algo Shaka.

Shaka: Buenas tardes Milo… Por supuesto, ¿Qué necesitas?

MiloD.: (Carita de diablo) Saca a tu novio de la conversación y también a Deathmask.

Shaka: O.O ¡¿Qué?!

Aioria:3: ¿De qué me perdí?

DeathM: ¡Milo! ¡¿Por qué demonios nos haces eso?!

Aioria:3 y DeathM fueron apartados del chat

MiloD.: Gracias.

Afrodita: ¿Qué deseas don ermitaño?

Mu: Si ¿Por qué le haces eso a tus mejores amigos?

Shaka: (Carita llorando) Aioria se va a enojar conmigo… :’(

Afrodita: Agradécelo a su “mejor amigo”

MiloD.: Gracias por ser tan rancios conmigo, se lo pedí a Shaka, porque me da vergüenza hablar de alguien frente a sus ojos.

Shaka: …

Mu: …

Afrodita: …

Mu: Entonces… ¿Qué deseas de nosotros tres?

MiloD.: Fácil… Quiero saber todo de Camus Afrontes.

---- Fin de la conversación ----

Al ver que no tuvo respuesta simplemente gruño ante esa acción por parte de los amigos de ese chico que poco a poco le daba intriga. Apaga su celular, para así conducir hasta la biblioteca del pueblo. No obstante, siente que el fijo de su auto sonaba y aquello le asombro muchísimo.

 

- ¿Quién será? Dudo que un número desconocido sepa este número, solamente Aioria, Deathmask y mi hermano saben el número – Aprieta el botón para después escuchar gritos al otro lado de la línea, frena de golpe al escuchar la respiración agitada de la otra persona y lo que acato su atención eran las risas.

 

- Oh, Milo – Su piel se eriza al escuchar aquella voz, la conocía y no podía dudar de ella – Parece que empezaste tu búsqueda, lástima que tu adorado hermano pagara por tu osadía – Un grito más agudo lo trajo a la realidad, había entrado en trance, al tan solo escuchar como ese desgraciado mencionaba a su única familia.

 

- ¡¿Qué quieres miserable?! ¡¿Por qué raptaste a Camus?! ¡¿Por qué lo haces, hijo de perra?! – La risa, aquella risa cargada de perversidad, altanería y hasta soberbia, aquellas tres virtudes hacían de la personalidad de esa persona.

 

- Que tomes una decisión, tienes hasta el martes por la mañana en reflexionar. Si tardas más de lo previsto, perderás a las dos opciones. Jeje – Aprieta sus dientes, gruñe a modo de respuesta, no podía pensar lo que podría hacer si entraba en su juego – La primera cosa que está en juego son tus amigos y tu única familia, la otra será tu amorcito, este engendro que está aquí retorciéndose como una lombriz – de nuevo los gritos, los pedidos de ayuda, y él ya había entrado en el juego de Radamanthys, aquel que su hermano también entro, pero algo no le encajaba en toda esa historia – Tú decides, cuando lo hayas hecho, búscame en la escuela, pero no lograras dar conmigo tan fácilmente… y te sugiero que te tomes todo tu tiempo – La llamada su corto con un leve grito por parte de quien ya podría pensar, “¡Milo! ¡Auxilio!” no sabía que elegir, la vida de todos sus seres queridos, y él no había conseguido con dar la puerta donde estaban sus sentimientos por Camus.

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Estaba tratando de huir de aquella mansión, deseaba juntar todas sus cosas y tratar de buscar apoyo, no quería regresar más, no quería volver a ver más aquella familia de locos psicópatas – “Debo apresurarme y encontrar a Milo, tienen que saber cómo esta Camus, tienen que rescatarlo o sino terminaran por fusilarlo y realizar un ritual bastante horrible” Tengo que apresurarme – Murmuraba Albafica, dado que los dolores en su cuerpo todavía estaban, no dejaba de rememorar los gritos, los llantos, hasta inclusos el sonido de cosas moviéndose le estaban quemando las neuronas. Se lamentaba mil veces al dejar solo a Camus Afrontes con esos tres psicópatas, eran unos locos obsesivos, su padre Hypnos lo era, su madrastra Pandora era una manipuladora nata, sus medios hermanos parecían estar inmersos en sus vidas lujosas, pero estaba consciente de que esa gran familia, simplemente deseaba una cosa, ser la única familia de nobles más poderosas e influyentes de todo el pueblo.

 

Recordaba las duras palabras dichas por Radamanthys cuando dio con el número de celular del auto de él, lamentaba al ser él quien había dado con ese famoso número privado. Se maldecía una y otra vez, estaba harto de cometer siempre los mismos errores, conseguía algo y esos tres se lo arrebataban, prácticamente, termino siendo la sirvienta de ellos.

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Apaga el motor del vehículo, se baja y comienza avanzar hasta la entrada a la biblioteca pública. Todo alrededor parecía estar en un completo silencio y una tranquilidad destellante de tensión, se detiene para mirar a todo lados cerciorándose que no le estén siguiendo o vigilando, al no encontrar nada, se dispone a ingresar.

Camina los pocos metros que había de la puerta de ingreso a la recepción, se percata que atrás del mostrador había una señora bastante mayor, le sonríe él a la mujer, que parecía recordarlo.

 

- Hace bastante tiempo que no te veo, joven Milo – Articulo la mujer de unos sesenta años, que parecía estar algo contenta con tan solo verlo.

 

- Es cierto, nana Flor, desde que me fui por unos largos años a Francia, tuve que volverme y mi hermano me ingreso al colegio del pueblo – La mujer asentía ante lo que contaba Milo, él solamente se apoyó en el mostrador y tomando las manos de aquella mujer que tanto agradecía, dado que fue una de las primeras personas que lo acepto como un vampiro de clase noble, pero podía notar que esa mujer veía más que eso.

 

- Esa no es excusa para que no me visites – Milo se ríe al sentirse regañado por aquella dama – Y cambiando de tema, ¿qué libro necesitas para ablandar tu alma? – Se respinga al escuchar aquella pregunta, desvía la mirada evitando que los ojos violetas claros de la mujer lo vieran sonrojado.

 

- Esto… Yo… Como decirlo… - ahora era el turno de la mujer reír, pero al evitar su sonrojo la vuelve a mirar pero esta vez dudoso.

 

- Ve en la sección del fondo, allí siempre un apuesto jovencito venía a buscar un libro especifico y podrías encontrar algo que podría orientarte – Hace un ademan con la cabeza mientras dejaba las manos de aquella mujer no antes besarlas ambas manos, la mujer ríe pero lo mira con un amor maternal, su familia trabajo por años para la familia Diamantidis y ella viendo a ese joven crecer en alma y en cuerpo, podría asegurar que cumplió su papel.

Al escuchar las indicaciones él se dispone a caminar en un pasillo que supuestamente conduciría con exactitud la sección del fondo de la biblioteca. Cada paso que daba, cada vez el aire se comprimía, cuando por casualidad nota la presencia de una persona, era un muchacho de su estatura, de cabellos largos hasta por debajo de los hombros, lacios y en un tono amatista pura, abre sus ojos de lo anonadado al ver que ese joven le sonreír y al percatarse que aquella mirada esmeralda traspasaba más allá de su alma.

 

- Ve a buscarme cuando hayas hecho tu parte, de ahí en más veré – Sigue avanzando, pero el murmuro de aquel joven lo dejo bastante intrigado y lo único que se le cruzo por la cabeza era ignorarlo olímpicamente. Sin embargo, aquel joven deja el libro que estaba leyendo para después fijar su mirada en la espalda de aquel muchacho que ya conocía – “Sé que lo harás, porque requerirás de mis servicios, yo sé que camino escogerás y cual evitaras, sabiendo de que el destino ningún vampiro se salva” – Al pensar aquello se dispone a marcharse, pero en un casto segundo la visión que había visto se le hizo más clara, y pronto tendría que poner las cartas sobre la mesa.

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No había conseguido nada por parte de su familia, se dispuso a ir a la casa de su ahora novio, estaba aburrido, cansado de escuchar los constantes regaños de su tío y hermano. Gruñe al modo de respuesta ante el hecho de rememorar toda su buscada fallida, no podía decirles la verdad, porque sentía que ese no era el momento y el lugar, debía haber más gente donde únicamente estén los conocidos más cercanos.

Camino unas cuantas cuadras, dado que su casa estaba bastante cerca a la casa de su amado ángel. Se acomoda la ropa, se peina con los dedos su cabello algo alborotado, subió las escaleras, admitía que apresuro su paso para llegar aquella casa que moría vivir al lado de la persona que más ama. Toca la puerta unas dos veces y espera, al no recibir respuesta vuelve a tocar otras dos veces y vuelve a esperar, escucha unos pasos bajar por unas escaleras y gritar de manera casi impotente.

Estaba con un pantalón largo y de algodón, no llevaba puesta una remera, dado que estaba por irse a dar un baño, abre la puerta bastante irritado, cuando al abrir siente que no le dio tiempo para reaccionar, ya que la visita había entrado a una velocidad y cerró la puerta con llave y seguro, todo a la vez.

 

- A veces pienso que los rellenos están de más, pero también ayuda apaciguar las aguas – Shaka pestañea al no entender las palabras de aquel chico que era su novio, en cambio, Aioria lo miraba de abajo hacia arriba con muchísimo interés – Pienso que debes ir al gimnasio – Coloca su brazo derecho por la cintura de su novio, lo lleva hasta la pared más cercana y lo acorrala.

 

Sacude su cabeza para volver a la realidad, allí estaba su novio y él, casi desnudo - ¡Aioria! ¿Por qué vienes a mi casa sin avisar? ¿Con que derecho haces esos comentarios obscenos y sin sentido? – El castaño lo mira algo asombrado pero a la vez sin entender, solamente se dispone a esbozar una sonrisa pícara.

 

- No pudo cumplir mi misión y quiero que tú me ayudes a mi – Shaka quita el brazo de su novio de su cintura para cruzarse de abrazos y mirarlo de mala manera, no le gustaba el tono que usaba, no le agradaba el hecho de escuchar aquello, pero estaba consciente de lo consternado que estaba su novio.

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Ningún libro, ninguna pista, nada de información, como resultado de su fracaso un gran dolor de cabeza. Gruñe y maldice, hasta incluso se pregunta quien era ese chico que vio en la biblioteca. Saca su celular para mirar la hora, era casi la hora de ir almorzar, le había prometido a su hermano de almorzar con ellos, pero ya dudaba el hecho de que podría.

Enciende su celular para chequear de los mensajes por WhatsApp, la sorpresa un mensaje de Mu, al leer no le pareció de lo más agradable, “Te hubieras tomado tan solo cinco minutos de tu valioso tiempo para conocerlo, hace casi tres meses atrás se mudó a este pueblo e ingreso al instituto; Pero lo único que hiciste es darle la peor experiencia i mala impresión de ti mismo, Señor popularidad. Ahora te las apañas solito”. Mira al cielo bastante fastidiado, no servía de nada, pero lo más rancio eran las cálidas palabras de Afrodita, “Camus es un chico que vivió por mucho, por lo que yo sé, perdió sus padres en un accidente aéreo, él de milagro se salvó. Lo malo de él, es muy meticuloso con algunas cosas, quisquilloso para otras, le gusta muchísimo hacer enfadar a su primo y fastidiar hasta matarlo a tu hermano mayor. Eso todo lo que se y lo que rescato de él.”. Sonríe al leer esas palabras, hasta se imaginaba a su cuñado y a su hermano con tan solo tener a Camus Afrontes frente de ellos, baja más los mensajes, se encuentra la mayor de sus sorpresas y algo bastante curioso, Shaka le había escrito algo, “Milo, sé que pasaste por mucho y por lo que paso Camus, puede que exista alguna luz entre medio de toda tu oscuridad. Sin embargo, volviendo a tu propuesta, Camus es una persona bastante frágil en todo el sentido, pero a la vez una persona fría y calculadora. Te sugiero que lo averigües tú, hazlo sin duda y sin penas, creo en ti y tu capacidad intelectual. ;)”. Al leer aquellas palabras un casto rubor su maquilla en sus cachetes, jamás pensó que ese muchacho le diera tantos cumplidos en un solo mensaje.

 

- “Parece ser que ese grupo de amigos es bastante peculiar” Me hace acordar los amigos de mi hermano, Manigoldo es como Mu, bastante autoritario y genocida, Aioros es como Afrodita, un hombre de pocas palabras y digno de confiar, Dhoko es como Shaka, una persona elocuente y sensible. “Prácticamente, es como si todo fuera casualidad” – Deja salir una risita divertido y niega ante el hecho de comparar a esos tres con los amigos de su hermano, continua conduciendo hasta un lugar que Saori le había mencionado por mensaje de texto, le agradecía, pero a la vez tenía un mal presentimiento cuando llego aquella casa.

 

Se baja del vehículo, le coloca la alarma y empieza avanzar hasta la puerta de la pequeña vivienda. No le gustaba el olor que despedía está, podía suponer que podría haber muchísimo ajo hasta inclusive plantaciones, siente la necesidad de irse, pero no debía, tenía que buscar ayuda o indicios de Camus.

Toca a la puerta unas cuatro veces seguidas y en menos de lo que esperaba la puerta se abrió, pasó sin más, con el miedo a flor de piel, pero lamentablemente no se había percatado del cartel, “Familia Alberich”. Al ingresar se lleva impresión que todo lo que había en las paredes de un color marrón rojizo, era pinturas raras, de animales, de hombres, etc. Un montón de cosas bastantes bizarras para él, camina sin haber preguntado si podía, sus oídos se endulzan con un sonido algo ensordecedor, como si un disco de vinilo  se estuviera rayando.

Llega a una zona que le pareció intuir como la sala de aquella casa, cuando se topa con que un montón de velas se encienden de manera sincronizada, dejando a la vista entre medio de la poca luz a un joven.

 

- Parece que por fin te me apareces, príncipe Diamantidis – Milo parecía estar perturbado con ver la decoración bastante exagerada de aquella casa, pero estar en frente de aquel joven de cabellos largos en un tono rosado chillón, sentir como esas esmeraldas parecían estar devorándolo con una simple mirada – Siéntete como en casa, su alteza – Aquel joven, se disponía a ponerse de pie para hacer una reverencia, sin embargo, Milo no parecía comprender ese extraño comportamiento y los motivos que a horilla aquel muchacho a ponerle títulos que ni él se sentía cómodo.

(Ending – Apology de IKON)

Notas finales:

Gracias una vez más por dar un apoyo a este fanfic, me encanta escribirlo y manifestar mediante los hechos mis sentimientos. Les doy la oportunidad para hacer teorias en los Reviews acerca de lo que podria sucederle a Camus, a Albafica, a Milo junto al joven misterioso y a Degel junto a Kardia contra su padre Krest; puede que más adelante vengan mas infartos que los que ya vengo dando.

Sin más, nos leemos en el próximo capitulo de Order Vampire


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