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Order Vampire por ScarlletParaise

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Notas del capitulo:

Hola! Aquí les traigo un capitulin más!!!! Yey! 


Lamento por no actualizar antes, pero tenia un debate interno con lo que sucederia en este capitulo, ya que, habra más salseo de lo ya traía.


Sin más preambulo, pasen y lean.

Notaba que la luz que le iluminaba en los ojos le molestaba, pero tratando de tocar aquel joven que poco a poco sentía algo y percatarse de que algo le obstruía. Abre sus ojos enormemente al ver que un joven de cabello largo y carmesí, su mirada rojiza como el mismo fuego le destellaba tristeza y a la vez felicidad al verlo, extiende su mano para tocarlo, pero las palabras de este lo detuvieron – Él te ama en el fondo y no dudes en amarlo – Fue un instante cuando aquella persona desapareció ante sus ojos, lagrimas brotaban de ellos, era él, estaba seguro de ello, pero, ¿Qué quiso decir con eso?, la respuesta  la obtendría cuando despertara.


 


(Opening - Voodoo Doll de VIXX)


 


- Milo – Le estaba llamando en un tono bastante suave, moverlo no parecía estar atrayéndolo a la realidad y la hora de descanso terminaría – Milo, ¿Te encuentras bien? – El joven de cabellos rizados y rubios abre lentamente sus ojos al escuchar su nombre, lo que soñó le pareció algo extraño, ver a su amado en ellos y a la vez ver aquel chico que ahora estaba desaparecido por alguna razón en particular.


 


- Por fin despiertas – Dijo alegremente Deathmask al ver como su mejor amigo se reincorporaba en su asiento, verlo dormir toda la clase y no prestar atención a esta le pareció de lo más extraño.


 


- ¿Qué sucede? – Pregunto perezoso Milo, mientras miraba como el salón comenzaba a vaciarse poco a poco.


 


- Te quedaste dormido – Respondió  Aioria de manera severa, provocando que otras voces rieran. Alza sus cejas al ver aquel par de chicos, jamás pensó que su grupo de amigos había crecido sin haberlo notado.


 


- Ah – Dice vagamente, mientras guardaba sus cosas en la mochila, debía estar listo mentalmente para lo que vendría a continuación, era él día en que tenía que tomar una decisión y sabía muy bien que dormir durante las clases le ayudaría.


 


Aioria y Deathmask cruzaron miradas al notar que Milo andaba con algo entre manos, lo conocían bastante bien, como para decir que algo lo estaba inquietando o tramando - ¿Qué ocultas? – Preguntaron al unísono logrando que el de cabellos rubios los mirara a ambos, y al círculo se unieron Afrodita y Shaka, quienes estaban al margen de las cuestiones de ellos tres.


 


- Llamen a todos los del grupo y díganles que nos reunimos después del segundo módulo de clases, en el aula de Música – Todos intercambiaron miradas confundidos ante lo que dijo Milo, quien ya estaba parado y dispuesto a irse.


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Todos en el instituto no dejaban de mencionarlos a los dos, estaban reunidos en solitario al pie de las escaleras del segundo piso al tercero. No sabían que decirse al respecto, tenían un gran peso en sus hombros a causa del pasado oscuro entre los dos.


Manigoldo no dejaba de mover sus piernas de arriba hacia abajo, se sentía extraño al tener al lado a su ex novio, lo había amado con todas las letras, pero nunca supo cómo perdonarlo después de aquella mentira. En cambio, las cosas para Albafica eran peores, ya que le dolía muy en su interior por lo de hace cien años atrás, cuando los dos eran novios, la mejor pareja de todas en el pueblo, era respetado por ser el novio de un noble italiano, su padre lo adulaba cada vez que él entraba a su pequeña casa. Pero todo eso había acabado aquel día, donde él regreso aquella casa, todo lastimado, con las ropas arruinadas y su cabello mal arreglado; era domingo por la tarde, el sol se estaba ocultando, pero había claridad.


 


- Lo siento por lo de ayer, no quise llorar frente tuyo – Hablo Albafica mientras juntaba sus piernas contra su pecho y escondía su rostro entre ellas, sentía vergüenza al pedirle compañía, dado que no deseaba hablar con sus únicos amigos, era tanta la vergüenza que ya no podía ser el mismo de antes.


 


- No debes disculparte y menos por eso – Respondió de manera monótona y seria, estaba algo enojado al rememorar aquellos días donde era feliz amándolo, los había borrado de su cabeza, pero estos regresaban como un tornado furioso.


 


- Debemos hablar y no sé por dónde empezar, Manigoldo – Su voz se quebraba al articular aquellas palabras y más llamándolo por su nombre, lo quería todavía, tenía ilusiones de regresar con él, cubrir la enorme herida que él mismo se hizo, recuperar el tiempo perdido desde la ruptura.


 


- El que debe disculparse soy yo, Albita, te deje solo aquella noche – Hablo Manigoldo logrando que el de cabellos celestes lo mirase con confusión, estaba bastante seguro al tocar el tema – Si no lo hubiera hecho, sino me hubiera ido con aquella muchacha y estaba a tu lado, jamás Minos te hubiera tocado un pelo, pero lo hizo, te engaño, te manipulo a su antojo, te hizo la peor ramera de todas, y eso jamás lo hubiera permitido – El de cabellos cortos y azules, agacho la mirada para así dejar salir un suspiro y enfocar su mirada azulina en su ex novio, quien lo miraba con confusión y aturdimiento – Lo único que te pido, es que te animes a ir hasta Milo y decirle todo lo que sabes y donde esta Camus, porque si haces eso, yo te protegeré de Minos y de Radamanthys – Al escuchar aquello, sus ojos se inundaron de lágrimas de felicidad al recuperar el perdón que necesitaba, simplemente lo que hizo fue abrazar a Manigoldo y dejarse derrumbar en sus brazos. Cuando sintió cada lagrima que caían, los gritos de lamento de esa persona que amo alguna vez lo estaban consumiendo en la desesperación, pero no podía permitirse recuperar lo que ya perdió, eso no le permitiría madurar como persona, debía llenarse de orgullo y ser valiente, demostrarle a Albafica que lo de ellos ya fue y cada uno cometió sus errores, lo que sucedió en el pasado queda en el pasado.


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Las cosas en el instituto le parecían de lo más normal, ya iba a ser la hora de regresar a los salones, y él acompañado de un chico un tanto peculiar, lo conocía. Pero jamás pensó que sería un sustituto en su grupo de amigos, más saber que su hermano Shion seria quien se encargara de él.


Cierra sus ojos por unos segundos lamentándose, en el instante que sentía la mirada de todos en él. Y más las miradas del grupo de amigos de la persona que más amaba, al abrirlos se topa al verlo, allí parado, con aquel rostro serio y observar el destello de aquellas esmeraldas pidiéndoles una clara explicación. Se niega retroceder, dada las circunstancias que estaba, eran demasiadas comprometedoras. Lo único que hizo era ingresar aquella oficina que tanto rogo no ingresar en compañía de su hermano mayor y más teniendo aquel chico de cabellos largos y de un tono rosa chillón.


 


- ¿Qué lo trae por estos lados? – Pregunta el vice-director quien parecía estar observando al trio de personas que ingresaron a su oficina, el sonido del timbre se dejó oír, anunciando que las clases comenzarían.


 


Shion toma asiento en una de las sillas, se cruza de piernas y observa de manera despectiva al vice-director – Quiero pedir todo los papeles de mi hermano menor Mu, para así transferirlo a otro instituto, lejos de este y en donde puede estudiar correspondientemente – Contesta a detalle por detalle, provocando que el mayor de aquella sala cerrara sus ojos y dejara salir un suspiro desganado al escuchar tremenda estupidez.


 


- ¿Por qué haces esto Shion? ¿Por qué no asimilas lo que ocurrió hace unos cuantos meses atrás? – Esta vez pregunta Alberich quien alzaba su mentón demostrando su altanería, haciendo que el joven de cabellos verde lima lo mirara de mala manera.


 


- Eso no es de tu incumbencia, solo limítate en hacer tu trabajo – El chico de mirada verde observa al mayor de los Balani, lo conocía perfectamente como para ser que es lo que pensaba.


- Hasta el límite de hacerle pagar por tus errores a tu pobre hermanito – Susurra esto hasta el punto de hacer que el vice-director carraspeara para calmar el ambiente que se estaba tornando incomodo, todo por el hecho de no saber de qué estaban hablando.


 


- Mu, ¿Estás seguro de irte? – Pregunta el hombre de largos cabellos blancos al menor quien se había mantenido callado en todo el instante, sabiendo que aquello iba a ser rápido.


 


Alza su rostro juntando así el valor y poder demostrar el poco orgullo que le quedaba, debía admitir, debía alejarse de Saga, a pesar que todos los momentos felices que pasaron terminarían en el olvido, lo único que se conformaría era rememorar aquel primer beso que tuvo con él, sintió lo que siempre deseo por meses – Si, señor Hakurei – Contesta con firmeza haciendo que su hermano mayor esbozara una sonrisa de orgullo, algo bueno en su hermano, y por eso estaba contento.


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Todos en el salón parecían mantener el rumor de lo que supuestamente ocurrió con Camus, algunos pocos se enteraron que fue secuestrado, otros fuera de esa clase, especulaban que se fugó con un noviecito que no es Milo.


 


- No puedo creer que lo dices, nunca pensé que el presidente fuera capaz de hacer algo como eso – Dijo en un tono consternado Frodi al escuchar lo que comentaban sus compañeros de clase, sin embargo, la conversación siguió su curso en voz baja, sabiendo que el profesor de Geografía había entrado al salón.


 


- Buenos días clase – Saludo el docente a sus alumnos quienes parecían tener pocas ganas de estar allí en la escuela por todo lo que está ocurriendo últimamente, tenía empatía con todos los alumnos de ese salón, pero le preocupaba muchísimo al verlos decaídos – Creo que los rumores se esparcen peor que la pólvora en medio de una guerra cívica – Al hacer ese comentario poco propio de su persona, escucha las risas de algunos cuantos. Él sonríe al verse empático con ellos, por algo estudio para ser maestro de Geografía, sentía que esos chicos lo hacían experimentar cosas nuevas y siempre escuchar los descubrimientos o hazañas que tuvieron en sus fin de semana, algo bastante novedoso – Es mejor que cambien esas caras, porque las cosas se arreglaran y retomaran su curso con normalidad, sin embargo – Hace una pausa para mirar a cierto muchacho que parecía estar observando lo que haya fuera del edificio, lo conocía y más estando al tanto de las ocurrencias de ese muchachito – Abran sus libros de geografía, saquen los mapas que les pedía hace unos meses atrás, porque empezamos con los esquemas de transportes de nuestro país – Sugirió haciendo que el bullicio comenzara a sentirse, algo bueno, eso era lo mejor que podía hacer por ese día y más obteniendo la atención del joven Diamantidis – “Se lo que piensas Milo, pero ten paciencia, que las respuestas que buscas las obtendrás” – Se dijo mentalmente El Cid, mientras avanzaba por todo el salón para así cerciorarse de que todo está en orden.


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Los de la clase G, estaban en examen de Ciencias, algunos pocos hablaban entre ellos pero teniendo la constante vigilancia de la profesora Marín, era algo tedioso en hacer. Como siempre era visible, Aioros y Saga eran los primeros en concluir con sus exámenes, sorprendiendo a más de uno. Todo era normal, hasta que paso medio módulo de clases en evaluación y la mayoría había concluido.


 


- Ya que todos terminaron de hacer sus exámenes, les pido que se mantengan en orden y no hagan tanto ruido, que voy a dejar estos exámenes en la oficina del vice-director  y regreso enseguida – Al decir lo que tenía en mente, se retira del salón dejando aquel grupo de alumnos con la incomodidad del ambiente.


 


Radamanthys se sentía observado, se sentía criticado, y todo porque sus compañeros de salón sospechaban de él - ¿Crees que saben lo que hicimos? – Pregunto en un susurro el de cabellos rubios a su pariente, quien había acercado su banco hacía de él para así los dos charlar con tranquilidad.


 


- Es lo más seguro – Contesto sin pelos en la lengua Minos, mientras se sacaba la chaqueta para así utilizar su celular – Porque los rumores corren en este colegio, y ambos estamos siendo la crítica de todo – Le comenta en el mismo tono, recibiendo así una mirada intranquila de su mejor amigo.


 


- ¿Cómo puedes decirme eso, sin tenerme miedo? – Dice sin más, entre cierra sus ojos y lo observa con frialdad, no llegaba a comprender lo retorcido que era Minos.


 


Sonríe con sadismo, alza su mirada hacia Radamanthys para después reírse en su cara – Jaja, yo no te tengo miedo, jamás lo tuve y más cuando los tres somos medios hermanos, con un padre asqueroso y una madrastra que no desea ni vernos, ¿Qué podrías decir con esa clase de información?, tu eres el único que figura para obtener todo, pero ¿Qué hay de nosotros?, no obtendremos nada a cambio, solamente obediencia hacia ti y a nuestro padre – Decía con un tono melancólico y seguro de sí mismo, eran hermanos, eran primos, eran todo los tres, todo a causa de un solo hombre. Radamanthys medita las palabras dichas por su amigo, él estaba en lo cierto, pero algo no le cuadraba y era el cómo todo el instituto sabe del secuestro de Camus y por qué sospechan de él.


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El timbre había sonado, Milo junto a sus amigos salieron del salón bastantes apresurados. Debían llegar antes que los demás a la sala de Música que preparar todo para que la reunión sea un éxito y entendible, ya que no le quedaba bastante tiempo como para dar su respuesta.


 


- ¿Qué excusas darás ahora Milo? – Pregunto Manigoldo logrando que el grupito de cinco se detuvieran, el mencionado se voltea para sorprenderse al ver que el hermano mayor de su mejor amigo estaba acompañado de Albafica.


 


- La tengo en mente, ya le avise al director de esta reunión y no creo que ese sea el nombre correcto a para una excusa bastante clara y lógica, porque no podría ser tan idiota como lo es mi hermano – Dijo sin más, logrando que el peli azul mayor riera a carcajadas. Albafica trata de no perder la paciencia con su ex, sabiendo que este lo arrastro hasta las escaleras.


 


- Eso siempre es claro, tu eres inteligente pero no lucido, y Kardia es un idiota sin cerebro y si es lucido, hermanos totalmente opuestos y atrayentes – Deathmask le gruñe a su hermano ante el comentario poco despectivo e insensato, sin embargo, el ambiente jovial cambia a uno serio – Será mejor que nos apuremos si deseamos concluir lo antes posible – Dice mientras mira a Albafica quien siente como las miradas le quemaban, más cuando Shaka y Afrodita parecían transmitirle unos deseos de insultarlo con todas las letras, no los culpaba, pero debía asimilar la realidad, él ya dejo de ser el victimario y pasar a ser una víctima en toda esa historia, como también había que tener en cuenta era que sus días como la diva terminaron de una manera poco digna.


 


- No te preocupes por eso, tendremos todo el tiempo disponible para nosotros y después de esto puede que los profesores tengan asamblea mañana – Comento Milo con una sonrisa pícara, provocando que los que estaban allí lo miraran con confusión y duda.


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El grupo se había reunido después de varias décadas, Kardia estaba en compañía de Degel, quien estaba de licencia a causa de lo que está ocurriendo con su primo. Milo parecía estar esperando que Aioria y Deathmask terminara de colocar el material que habían conseguido, ver archivos, planos, etc; le parecía un tanto peculiar a Aioros, como si esa reunión se trátese un juego de niños pequeños.


 


- Ya que todos nos reunimos en el instituto y más en horas de clases – Dijo Kardia en un tono severo provocando que su hermanito lo mirara de mala manera, siempre era así, un chico poco despreocupado e indigno de tener una inteligencia, pero debía admitirlo, algo se traía en manos su adorado hermanito menor – Es mejor que empecemos a hablar de cosas más delicadas, sabiendo que nuestro grupo se agrando con la integración de los amigos de Camus – Shaka y Afrodita esbozaron una sonrisa, al sentirse bien recibidos por aquellas personas que ya conocían. Sin embargo, el único que no se sentía así era Albafica, quien estaba sentado al lado de Manigoldo, que parecía estar abrazándolo por la cintura, extraño podría decir, pero el sentimiento entre ambos parecía estar vigente.


 


- Antes que nada quisiera proponerles un trato, a tu grupo de amigos y a ti – Habla Milo mientras enfocaba su mirada celeste en la de su hermano, quien lo observaba con una seriedad digna de él.


 


- Habla – Le dijo sin más, obteniendo aquella sonrisa que hace mucho no conseguía por parte de su hermanito, pero en su interior estaba feliz que por fin las cosas para él cambiaran para bien y que no empeorara.


 


Al conseguir el permiso de su hermano mayor, da un paso hacia el frente, inhala un poco de aire y calmar sus nervios, cierra unos minutos tus ojos y lo deja salir paulatinamente, los abre para enfocarlos en cada uno de los que estaban – Los he reunido porque pienso que es correcto contarles todo lo que me estuvo ocurriendo dentro de mí y fuera de mí, pero antes que nada – Hace una pausa sabiendo que era momento de disculparse con todos ante su cambio radical en actitud y su manera poco madura de pensar – Quiero pedirles disculpas a todos ustedes por si alguna vez herí sus sentimientos, son mi familia, la que me queda y sé que hay veces, que un hermano menor debe pedirle a su hermano mayor una disculpa al cometer algo que lo enfado o lo puso triste, no era mi intención en su momento, no estaba consiente de mis acciones, estaba estancado en el pasado y no veía la realidad ante mí, esa realidad que siempre me rodeo y me seguirá rodeando – Comenzó hablar Milo, todos cruzaban miradas entre los otros, hasta que Aioros se puso de pie dispuesto a hacer algo que a más de uno asombrara.


 


Un golpe certero, ese golpe que necesitaba en la cabeza, lo había hecho agachar la cabeza bastante avergonzado ante eso e incluso sintió que su orgullo era pisoteado por aquel castaño de mirada parda. Vuelve alzar su rostro para toparse con aquella sonrisa de oreja a oreja que tenía Aioros – Déjate de palabrerías y no tienes por qué disculparte con nosotros, sino contigo mismo Milo – Aioros abre de nuevo sus ojos para así enfocarlos en los turquesas del menor de los Diamantidis, quien parecía estar sorprendido – Hablo por todos – Se voltea dejando que Milo aprecie que todos asentían y otros le sonreían, eran pocos, pero se notaba que ya había obtenido las disculpas que deseaba tener. Lo vuelve a enfrentar para así limitarse a realizarle la pregunta – Entonces, ¿Qué es lo que deseas proponernos? – Milo cambia sus facciones de sorpresa y alegría a una llena de seguridad y seriedad ante el asunto.


 


- Lo que deseo proponerles es que se abstengan en mi lucha contra Radamanthys y sus perros, yo debo rescatar a Camus Afrontes, debo remediar mi error, por mi culpa deje que lo secuestraran y no puedo ni siquiera pensar lo que está sufriendo él ahora – Cierra sus puños de la impotencia al enumerar las razones que tenia de enfrentar aquel ser más retorcido, deseaba respuestas, muchísimas respuestas, todo entorno al pasado.


 


Kardia al escuchar aquello no pudo contenerse, ¿Acaso su hermano quería morir?, no eso no lo permitiría - ¿Qué demonios tratas de decir con eso Milo? – Le pregunta en un tono severo y alzando un poco la voz, le importaba un cuerno saber que estaban en un colegio, pero como hermano no podía dejar que su hermano tomara esa decisión tan idiota.


 


Al escuchar aquella pregunta, niega ante el recuerdo de aquel día, donde su hermano paso por lo mismo o algo similar y no podía creer que él se haya olvidado de ese detalle, se voltea para así enfrentarlo – Digo lo mismo que tu dijiste hace dos años atrás, que haría las cosas por mí mismo aunque me cueste la vida y mi dignidad como noble – Al escuchar aquellas palabras, Kardia parecía estar sorprendido por fuera pero en su interior estaba en verdad rebalsando de orgullo al ver que su hermano está creciendo.


 


Cierra sus ojos por unos segundos y los vuelve a abrir – Confío en ti, hermano – Milo sonríe al escuchar aquella frase, poco a poco las cosas regresaban a su lugar, todo como era antes.


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El silencio reino, algunos hablaban entre ellos. Pero los únicos que no parecían estar enterados de todo eran Shaka y Afrodita, quienes estaban sentados al lado de Degel y cada uno de un lado.


 


- Degel ¿Hay noticias de Camus? – Pregunto Shaka en un tono claro y carente de preocupación, ya que el mayor de los Afrontes se volteó a su lado izquierdo para observarlo con una sonrisa amarga.


 


- Por el momento la policía está haciendo investigaciones, y creo que puede que haya por este colegio detectives e investigadores allanando salones e interrogando a estudiantes – Aquellas noticias decayeron a oídos de todos, Degel quería exponer aquella notica, pero el único que sudaba en frío era Milo.


 


Las palabras dichas por Radamanthys seguían sonando en su cabeza “…Tienes hasta el martes por la mañana en reflexionar. Si tardas más de lo previsto, perderás a las dos opciones…”, como también la conversación que sostuvo con Alberich, aquel chico de su misma edad y apariencia, algo de todo aquello sucedido en tan solo un día sea a causa de su estrés mental - ¿Algo más que se pueda comentar Degel? – Pregunto de una manera ausente Milo, ya que todos los miraban a ellos dos.


 


- Por el momento eso me dijeron y lo que yo sostengo ante todo, además creo que hice bien en llamar a la policía – Termina de hablar mientras agachaba su mirada con su expresión triste y esa sonrisa amarga, era tanta la presión que había en el ambiente que ya ni nadie se atreve hablar del tema.


 


- Hicieron lo que no debían de hacer – Dijo Albafica en un tono triste y lleno de temor, las miradas se posaron en él, menos la mirada de Manigoldo, sabiendo que el mayor de los Doría estaba sonriendo con felicidad ante lo que se estaba dando.


 


- ¿A qué te refieres con eso? – Pregunto Kardia en un tono cargado de enojo y desprecio, provocando que el chico de cabellos lacios y celestes se encogiera en su lugar por unos castos minutos.


 


- Me refiero que no debían hacer eso, porque hace doscientos años atrás, los comisarios del condado arrestaron a empleados a disposición de las cuatro familias nobles, sospechando que ellos cometieron el delito en la mansión Monthay – Todos abrieron los ojos al escuchar aquella información, Aioria que había escuchado aquel rumor fuera confirmado, pero las cosas no quedaban ahí – Sin embargo, la familia de Radamanthys, Minos y Aiacos, borraron todo rastro del homicidio que cometieron cuatro jóvenes, pero la familia de Camus Monthay fueron llevados con una orden de protección por parte de la Orden Vampírica – Decía Albafica cada palabra lleno de seguridad, alza su rostro humedecido por las lágrimas que derramo en silencio, se pone de pie para así mostrarse digno de expiar sus pecados cometidos – Pero en realidad, los que conformaron en asesinato fueron personas conocidas y dignas de ser humanos, pero eso es un simple camuflaje – Agacha su mirada de la vergüenza, estaba dudando en revelarse, tenía miedo por la reacción de todos y más la de Milo, no quería lastimarlo de lo que ya estaba, por lo tanto, debía de hacerlo – Fui yo quien apretó ese gatillo cinco veces, fui participe de la humillación, las constantes torturas, del trato que recibía el joven Monthay, todo porque Radamanthys, Minos y Aiacos me orillaron hacerlo – Aioria se lanzó contra Albafica en un abrir y cerrar de ojos, Shaka se puso de pie para ir a despegar a Albafica de las garras de su novio, Aioros también fue ayudarlo, Manigoldo se puso de pie pero Saga lo detuvo sin mirarlo a los ojos.


 


Al escuchar eso, su alma lo abandono por unos segundos, sentía que su cuerpo se desplomaría pero no sucedió, solamente alzar su mirada y notar que su hermano mayor lo miraba con una preocupación tatuada en sus ojos turquesas. Todos estaban sorprendidos por la confesión por parte de Albafica, Degel no podía comprender cosas de las que hablaba Albafica e igual forma estaba Afrodita, pero él se puso de pie para ir hasta Deathmask, quien se mantuvo distante desde que la reunión comenzó.


 


- ¡¿Por qué vienes a decirlo ahora y no haber dado la cara antes?! – Le cuestiono a los gritos, sus colmillos estaban asomados por su dentadura, su mirada parda era sustituida por un color carmín bastante intenso, deseaba matarlo en ese preciso instante, sin embargo, no podía escuchar las palabras que decían sus seres queridos.


 


Hasta que Manigoldo se puso de pie para detener al hermano menor de Aioros - ¡SUELTALO! – El grito que soltó había sido escuchado por todo el instituto, había utilizado su poder vampírico, lo lamentaba, pero era necesario, ya que Aioria había regresado a la normalidad, pero el menor no se detuvo en el intento de hacer quedar mal al pobre Albafica, quien recibió una escupida por parte del castaño menor – Él no pudo dar la cara hasta ahora porque esos imbéciles lo tienen amenazado de muerte, algo que ni siquiera nosotros podemos hacer con los que respetamos, pero esos hijos de perra, lo único que les interesa es venganza, sabiendo que… - Tuvo que tragarse sus palabras, no deseaba abrir más el telón para Milo, sería una lástima que se entere algo que lamentaría de por vida.


 


- No importa ahora, solamente – Hablo Milo mientras se acercaba hasta donde estaba tirado Albafica siendo socorrido por Aioros, quería darle las gracias por la información y así poder saber lo que en verdad ocurrió ese día – Albafica – El susodicho alza su rostro lleno por lagrimas amargas, ve aquel chico que amo en secreto y que ahora parecía estar dándole consuelo con aquellos ojos turquesas – Gracias por ser valiente, gracias por ser tu – Se tapa la boca evitando que un gemido de dolor o conmoción saliera de ella, ya que no pudo aguantar las ganas de llorar desconsoladamente, sin embargo, Milo lo abrazo y lo consuela con caricias – “Ahora entiendo mejor las cosas, Albafica es una víctima más en todo esto, pero…” – Se detiene por unos instantes meditar su conclusión para así, dejar a Albafica quien se había calmado, por ahora. Se pone de pie y mira a sus amigos quienes esperaban algo más de la reunión – No hace falta culpar a Albafica por un crimen que cometió, no tiene la culpa, solamente es una víctima de igual forma como todos nosotros. Simplemente – Hace una pequeña pausa, para así caminar hasta el escritorio sacando el collar que había traído desde su casa – Les pido que lean estos documentos y que alguien se atreva a visitar a cierto jovencito – Se gira para así sostener el collar en alto, todos lo miraban, pero el interesado en hacerlo se acercó a él.


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La reunión había terminado, todos estaban hablando entre ellos o continuaban con la reunión, pero él debía atender un asunto importante. Dar su decisión a cierto alumno destacado sobre los otros. Cada paso que daba demostraba su frialdad, su seriedad, la severidad que cargaba, algo que siempre conto, sin embargo, esas fachas de chico malo cambiarían por su yo verdadero, el que muy pocos conocían.


Llego a la puerta del salón donde usaban el centro de estudiantes para sus reuniones, un despacho pequeñito y cómodo. Milo siempre pensó, que Radamanthys eligió ese pequeño salón como su fuerte, como su centro de comando, el pequeño reino que se montó en su imaginación. Eso acabaría cuando él atravesara aquella puerta.


Toma el picaporte, lo mueve hacia la derecha anunciándole que la puerta se abrió, la corre hasta demostrarle el interior. Allí estaba, sentado en su silla giratoria de cuero negro, atrás de un escritorio de roble oscuro, vistiendo su uniforme escolar, sus cabellos cortos y rubios era el detonante de su figura entre toda la penumbra del lugar, las persianas estaban entre abiertas y cerradas, poca luz ingresaba de ellas, pero algo de claridad había. Da unos cuantos pasos y cierra la puerta tras de sí, acorta la distancia que los separa para posteriormente sentir que aquellos ojos ámbar se posaban en los turquesas de él.


 


- Y bien, ¿Qué decidiste? – Aquella pregunta bastante, Milo simplemente alzo su mentón orgulloso de sí mismo, era un noble, si debía pelear por todo lo haría, cosas de su crianza se acordaba, pero lo único que se mantenía con firmeza era que en la guerra y en el amor, todo vale.


 


- En estos momentos peleare por ambas cosas, pero jamás me dejare a orillar por tu estúpido y retorcido jueguito infantil, porque no soy una escoria como lo eres tu Radamanthys – El mencionado afila su mirada, frunce su ceño demostrando lo disgustado que estaba, des entrelaza sus dedos para posteriormente bajar sus manos y hacer dos puños, quería golpearlo en ese momento, pero se abstuvo en el intento. – No soy y no seré una marioneta, conmigo no lograras hacer cosas que te imaginaste, porque se todas las atrocidades que hiciste y lo que hicieron tu familia – Al terminar de decir lo que pensaba decir, Milo da media vuelta y marcha de aquella oficina, dejando a un Radamanthys a punto de explotar de la ira.


 


(Ending – Apology de IKON)

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado, porque después de este capitulo, preparare algo interesante que seria una continuación de este cap - (Parto de aquí y no de otro) - Sin embargo, les hare una pregunta ¿Quieren una pelicula tratando todo sobre el desenlace o prefieren una historia dividida en capitulos o partes? Ustedes eligen, dejenmelo saber con un Reviews, para así empezar a narrar el desenlace.


 


Nos leemos en el próximo capitulo o lo que sea que vendra después, XD, hasta luego. 


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