Capítulo 4
La brisa fresca entraba por la ventana abierta, Tony se encontraba encerrado en su taller en esos momentos, muchas veces Pietro se mantenía cerca mientras trabajaba, observando todo, ayudándolo en todo, pero sabía que el genio necesitaba su privacidad. Miró el reloj, sólo lo dejaría un par de horas más antes de bajar con él, respetaba su espacio, pero no dejaría que esos tiempos de matarse trabajando para compensar el dolor volvieran. De su cuenta corría que no sería así.
Su mirada se perdía en el techo, cuando escuchó unos ruidos en la ventana, se movió con rapidez y pronto tenía al intruso contra la pared.
—Hey, hey, calma, soy yo—El muchacho se retiró la máscara, mostrando al pequeño amigo de Tony. —Peter, Peter Parker… jugamos videojuegos y comemos pizza. —Intentó decir, podía quitarse al otro de encima, pero sabía que era su culpa por entrar allí.
—¿Qué haces entrando así? Hay una puerta, ¿Sabes? —Le dijo soltándolo lentamente, caminando a la cama para sentarse.
—Necesito tu ayuda—Respondió el menor de traje rojo, sentándose en el suelo frente a él, en posición india, cruzando sus piernas.
—¿Dije algo, o hice algo que te haga pensar que podemos ser amigos? —Le preguntó el peli blanco. A lo que el otro hizo un dulce puchero. —¿En que quieres que te ayude?
—Las cosas… contigo y con Tony, ¿Van bien… verdad? —Preguntó, a lo que Pietro enarcó una ceja. —En cómo avanza, es decir… lo que quieres, bueno, que tú lo quieres, que te gusta…y él, tu sabes…
Maximoff soltó un bufido, echándose un poco el cabello hacía atrás—No lo sé, eso supongo. Quiero decir, Tony no es que me haga mucho caso, pero al menos sabe que estoy allí, creo que sabe que estoy allí, y eso es un avance, lo considero un avance, que no se sienta solo—Dijo sincero, con un pequeño encogimiento de hombros.
—Eso es lo que quiero también—Susurró el pequeño arácnido, a lo que Maximoff le puso atención, mirándole fijamente—Hay… hay este chico….—Comenzó y el mayor soltó una pequeña risa. —Hey, no te burles, es que… en realidad no es un chico, es… es un hombre, algo mayor que yo…
—¿Mayor? ¿Mayor que tan mayor? —Preguntó, interesándose un poco más por la plática.
—Pues…—Pietro se cruzó de brazos—Tiene 30 años….
—Bueno… no es tanto, ¿Y tu tienes…?
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—Ahora veo el problema—El gemelo se acomodó de mejor manera en la cama, mientras este se encogía de hombros.
—Se que puedo parecer un niño.
—Eres un niño.
—¿Es lo que quieres que Tony te diga? —Pietro soltó un bufido, y aceptó que el otro siguiera—Se que le puedo parecer un niño, pero siento, siento que me necesita, esta tan solo, y él cree que puede permanecer así, que no necesita a nadie, y piensa que va a dañar a todo el que se acerque.
—Ya sé porque viniste conmigo—Dijo Maximoff como una pequeña broma.
—Si, él es así. Es en realidad alguien como nosotros.
—¿Cómo nosotros? —Aquello tomó aún mayor interés en el alterado.
—No es alguien común, y no enfrenta problemas comunes. Le llaman Daredevil, es el vengador de Hells Kitchen.
—Si que suena como alguien amable. —Pronunció recibiendo un almohadazo en el rostro por parte del adolescente—Bueno, Daredevil, ¿Cómo se conocen?
—Hemos luchado juntos, pero aparte de eso, conozco su identidad secreta, uno de los novios de Tía May, tuvo un problema hace un tiempo, y él lo ayudo, no como Daredevil, si no como “él”
—Y supongo que no me dirás quien es “él” —Peter negó con la cabeza.
—Bien, lo conoces de allí ¿Y luego?
—Perdió a su secretaria, y a su mejor amigo, y yo bueno, me ofrecí como una especie de ayudante general, no tiene nada que ver con mi carrera, ¿Sabes? Pero quiero estar cerca de él, y apoyarlo.
—Comprendo eso a la perfección, pero eres muy joven, y es probable que él tenga muy presente ese factor. Más porque si lo llegas a pensar, tener algo contigo es ilegal.
—Y que es muy católico.
—¿Qué?
—Es católico, de la religión católica, ya sabes, cruces y esculturas e iglesias y esos padres que juran celibato, como el papá.
—Ah…—Abrió la boca ligeramente volviéndola a cerrar—Eso también puede suponer un problema.
—¡Lo sé! —Exclamó dejándose caer hacía atrás sobre la alfombra—Pero me gusta demasiado, no puedo sacarlo de mi cabeza. Primero me enamoré de él, cuando lo conocí sin la máscara, y luego cuando lo vi con ella, y cuando descubrí que eran la misma persona, me di cuenta que estaba perdido.
—Porque lo estás—Respondió en un suspiro, bajando a sentarse a su lado. —Conozco esa sensación. —Le miró con un pequeño gesto de lado.
—¿Entonces, vas a ayudarme?
—No sé en que pueda ayudarte. Por lo que me dices, lo estás haciendo bien, en personas como estás, supongo, lo único que importa es que tu estés a tu lado, que él sepa que estás allí, aunque creo que también es importante que sepa que eres fuerte. —Le dijo firmemente, haciendo énfasis con sus manos—Tiene que tener claro que no va a herirte, ni a alejarte haga lo que haga, que no debe de tener miedo a perderte, porque no lo necesitas para protegerte, que eres autosuficiente, que incluso puedes cuidar de él, no dejes que te sienta débil, es como una especie de batalla, te ve débil…pierdes.
—Wow… eso es … profundo. —dijo girando su rostro un poco, para contemplar al otro.
—¿Querías mi consejo o no?
—Si, pero creí que me dirías algo como seducirlo o algo así…
Pietro comenzó a reír bastante divertido, él era joven claro, pero el chico Parker lo era aún más, se notaba en sus facciones y en sus gestos. Por otro lado, entendía lo que era estar enamorado de alguien así, alguien que en la menor oportunidad, quizá te sacaría de su vida porque piensa y asume que es lo mejor para ti sin preguntarte. —Antes de hablar de la seducción, tiene que estar seguro que no va a ir a la cárcel si te pone una mano encima. —Le dijo recargándose mejor en la cama. —No le digas nada aún, no actúes como si quisieras algo más de él…
—¿Por qué no?
—Podrías asustarlo.
Peter rió ligeramente—Le llaman el hombre sin miedo.
—Todos temen, pero unos lo disimulan mejor que otros. Si de verdad te interesa, lo importante es que te vea como algo que quiere cerca, hasta que… te necesite. —Le miró fijo. —¿Y es guapo? —Le preguntó con una sonrisilla bailarina.
—Demasiado—Sonrió Peter de lado. —Es… es un sueño.
—Y tú que decías que no te gustaban los ancianos.
—¡El no es un anciano! Es… un adulto maduro—Pronunció muy seguro, causando que el otro riera, y él hizo lo mismo.
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Las risas eran fuertes, pero la distancia era demasiada, y el genio estaba demasiado concentrado para si quiera escucharlas. Incluso estaba tan ensimismado, que no notó una presencia a sus espaldas, hasta que esta le tocó en el hombro, haciéndolo soltar un respingo de sorpresa.
—¡Visión! ¡Dios! No entres… así, no debes interrumpir así a las personas.
—Mis disculpas señor, pero acabo de volver a la base y quería ver como se encontraba—Pronunció este.
—Estoy… estoy bien—Respondió Tony, bajándose del banquillo, ya que se encontraba encima de un pequeño banco, para tener acceso a la parte que quería de la armadura. —Bueno, no del todo, suponiendo que casi me matas de un susto.
—No fue mi intención señor, no pensé que…
—Si, si, olvida eso, ¿Cómo te fue en tu viaje para reencontrarte a ti mismo? ¿Hallaste algo divertido, interesante?
—Los sentimientos humanos… son extremadamente complejos—Pronunció sentándose, en uno de los sofás del genio, que parecían la parte trasera de un auto.
—Dime algo que no sepa—Se burló, limpiándose las manos de grasa, para caminar hasta dónde estaba el prototipo en formato tridimensional de una de sus nuevas armaduras.
—Esto llamado amor es una nueva experiencia para mí.
Tony le miró con una pequeña risa—Creo que tenemos el mismo problema, con el mismo apellido—Sonrió sentándose a su lado, leyendo una serie de información que apareció ante sus ojos, en sus paneles.
—Por un momento pensé que debía ser suprimida, y aislada como un virus.
—Cada vez tenemos más en común—Exclamó Tony, que estaba realmente contento de verlo, pero antes quería que este hablara, hablara y le dijera todo lo que había pensado y encontrado en ese tiempo.
—….Pero es casi imposible. Además de que me di cuenta que no quiero eso, yo…—En sus ojos se reflejaba la confusión ante sus propias palabras—Estoy enamorado de Wanda, y… no quiero dejar de estarlo.
—¿Intentaste buscarla y decírselo? Porque de nada sirve que me lo digas a mí—Le aclaró cruzándose de brazos.
—Lo sé. Pero sentía que debía exteriorizarlo de alguna manera—Miró sus manos—La concentración de sentimientos acumulados en mi cuerpo eran demasiados. Y comprendí, que no fueron esos sentimientos, lo que causaron que yo fallara en batalla, si no fue mi falta de conocimiento sobre ellos.
—¿Falta de conocimientos? —El genio le miró con una ceja enarcada y Visión aceptó.
—El amor, y todas las emociones no nos hacen más débiles o vulnerables, nuestra falta de capacidad para apreciarlos, comprenderlos y usarlos es el problema. Entre más conozcamos y aceptemos lo que sentimos, mucho más sencillo es controlarlos, de otra manera, estos se pueden volver en su contra. —Explicó.
—Eres todo un filósofo del amor, en menos de… ¿Qué? Un mes, estoy impresionado, me encantará cuando apliques esos conocimientos y capacidades a otras cosas, como preparar bebidas.— Se rió , estirándose un poco, para servirse un Whiskey.
—¿Usted acepta sus sentimientos por el señor Maximoff? —En ese momento el aludido giró a verle, con una facción de sorpresa—Es obvio que parte de su mal humor, se debe quizá a que no este dispuesto a afrontar, comprender y utilizar sus sentimientos.
—¿Ahora quien eres? ¿Mi terapeuta? ¿La Dra. Corazón?
—Usted señaló, que ambos tenemos el mismo problema, y con el mismo apellido. Es obvio que se refiere a Pietro Maximoff, más si tomamos en cuenta los múltiples archivos y referencias que ya hay sobre ustedes en revistas, periódicos y cientos de mensajes en la red.
—Los medios siempre mienten.
—Y usted igual, señor. Pero es obvio lo que le ocurre respecto a Pietro.
—Menos de 15 minutos a mi lado, y ya sabes que es lo que me ocurre.
—Usted programó a JARVIS, para que le comprendiera, entendiera y le recordará diversas acciones, y JARVIS esta aquí—Se señaló a la cabeza—Al menos gran parte de él, incluyendo sus datos sobre usted, señor.
Tony suspiró y se sentó, mirando fijamente al humanoide. —Te desapareces semanas, y ahora estás aquí, diciéndome que debo afrontar mis sentimientos. En momentos como estos, me arrepiento de ser tu… co-padre.
—Es difícil, lo sé señor, pero estoy en vías de hacer lo mismo, no creo que sea algo imposible. —Le indicó a lo que Tony negó con la cabeza.
—Eso se debe a que no es lo mismo para ti que para mí. Visión, Tú estás en blanco ¿Entiendes? Eres como un pizarrón sin mancha, yo tengo una serie de errores que no dejo de arrastrar, además, tu quizá puedas estar seguro respecto a tu chica. Pero yo…—Se quedó viendo a la nada—…solo puedo esperar el momento en que él se marche.
—Él tiene el mismo interés en usted.
—El interés pasa, la lujuria, la pasión, y sobre todo los caprichos de un adolescente, lleno de problemas. —Palmeó sus muslos—Como sea, no quiero pensar en eso, me alegra que estés de vuelta, todo está cómo lo dejaste.
—Gracias señor—Tony le quitó importancia con una mano y continuó en su trabajo, aquello tenía que ser una maldita broma. Un tipo mitad máquina, con menos de dos años de existencia, le decía que hace respecto a sus sentimientos y relaciones. Algo estaba fallando en su usual sistema de coraza, y no se refería precisamente a la armadura que estaba reparando.
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Corrió por la cima del edificio, no lo había visto en toda la noche, saltó al siguiente techo, caminando por el filo de la orilla. Ese era su territorio, ese era el lugar en el que vigilaba, era una ciudad enorme claro, y podía estar en cualquier sitio, pero eso no quitaba que Peter supiera exactamente sus lugares estratégicos.
—¿Buscas a alguien? —La voz detrás de él, le erizó la piel, era suave, baja y sedosa. Pronto sintió la presencia a su lado, tan cercana que sentía su pecho casi pegado a su espalda, aún sin tocarse.
—Creí que te habías desaparecido esta noche—Le respondió— Es aterrador que aparezcas así de la nada—Le increpó, escuchando una pequeña risa, girándose a verlo. Aún con el traje era realmente apuesto. Incluso tenía algo más sexy y peligroso, que sus hormonas revoloteaban, deseando saltar a besarlo.
Cosa que en realidad no pasaba desapercibida para el diablo de Hell’s Kitchen, quien sabía a la perfección quien era el chico. El sonido de su corazón era inconfundible, y se volvía aún más único al estar él cerca. Para Matt era obvio el sentimiento, e intenciones que el pequeño Parker tenía ante su persona. El olor lo delataba, el sudor, sus movimientos, su respiración… y lo mas gracioso de todo esto, es que el chico no tenía la menor idea de que Murdock sabía lo loco que estaba por él.
—No aparecí de la nada, solo no estabas prestando atención. ¿Qué te he dicho de estar alerta? —Le interrogó recargándose en la orilla del edificio.
—Estaba alerta… sólo que te estaba buscando.
—Me estabas buscando, ¿Y no pudiste advertir cuando llegue?
—Estaba algo distraído. —Aceptó.
—Ya me imagino que sí, pero aquí no hay tiempo para la distracción.
—Lo sé—Dijo cual niño regañado, causando que al mayor le pareciera aún más divertida la situación. —Pero es tu culpa, dijiste que en estos días iríamos a patrullar juntos.
—Sí, lo dije, pero tuve cosas que hacer. Parker.
El menor se alzó la máscara—No me llames Parker, yo no te voy llamando por allí, Abogado Murdock.
Matt se acercó, bajando su máscara. —Estás algo molesto el día de hoy—Apuntó.
Peter no estaba molesto, estaba nervioso, desde que había hablado con Pietro, había decidido cambiar su forma de ser, mostrarse más maduro, más fuerte ante Matt, intentando dejar de lado su interés romántico. Pensaba que el chico rumano tenía razón, que lo mejor sería ganarse su confianza primero.
—No es así—Se encogió de hombros. —Sólo estoy con algunas cosas en la cabeza. ¿Nos vamos? —Preguntó parándose en la cornisa.
Daredevil no sabía que pasaba exactamente con Spiderman, sus cambios de humor eran propios de un adolescente claro, pero el cambio de comportamiento más drástico que había sufrido en los últimos días, había sido muy repentino, y aún intentaba averiguar a que se debía. Pues los “coqueteos” las sonrisas, y la excesiva atención a su persona había cambiado, por algo más cordial y esquivo, no que él lo extrañara… claro que no, pero era imposible no notar el cambio.
—Ahora fuiste tú el distraído… Vamos—Le volvió a llamar el hombre araña. Matt asintió, sin creerse que pensamientos sobre ese chico hayan distraído su atención, se colocó a su lado, en la orilla del edificio, y luego ambos saltaron. Era fin de semana, y sentía que sería una noche agitada.
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El avión aterrizó en un viejo aeropuerto sin uso, que al parecer llegó a servir para que pararán avionetas pequeñas que esparcían los pesticidas por los campos.
—Bienvenidos a América— Clint fue el encargado de recibirlos, y saludarlos con una sonrisa alegre. El arquero se había quedado en América con su familia, pero más exactamente en el sur, hacía México. Ahora había vuelto a Estados Unidos al enterarse de lo que estaba pasando.
—¡Clint! —Wanda fue la primera en bajar, y saludar Barton, quien la abrazó con bastante cariño—Clint, mi hermano está…
—Lo sé, no podía creerlo cuando lo vi en las noticias—Le dijo este con la misma sonrisa de emoción. El arquero era uno de los más felices con la noticia, recordaba cuanto se culpó en su momento por la muerte del gemelo, aún no podía creer que Tony le hubiera escondido algo como aquello, sabiendo lo mucho que le afectó. Aunque tampoco era que a últimas fechas él y el millonario fueran los mejores amigos.
—¿Cómo están mis pequeños? —Natasha apareció tras la bruja, saludando de igual manera a su viejo amigo.
—Bien, preguntan por ti.
—Porque soy la mejor tía del mundo—Respondió esta—¿Recibieron mis regalos?
—Les encantaron. —Asintió, para luego saludar al resto de sus compañeros, hablando finalmente con el capitán, informándole que había unas camionetas que podrían usar para llegar a Nueva York, ya que se encontraban a alrededor de unas 7 horas por carretera, tenían que hacerlo así, pues no podían arriesgarse a que Tony supieran que irían.
Abordaron los vehículos, y partieron con rumbo a la ciudad.
—¿Quieres cambiar? —La viuda negra miró a su compañero, que mantenía la mira fija en la carretera.
—Estoy bien, he tenido mucho tiempo para descansar, demasiado en realidad.
—¿Qué piensas de todo esto, Clint? —Le interrogó viendo de reojo a Wanda, que venía dormida en la parte de atrás del auto que ellos habían tomado.
—No sé qué pensar Nat, es decir. Justo ahora, cuando nos separamos, cuando ya no somos “Los Vengadores”, resulta que él esta con vida, los médicos de SHIELD lo dieron por muerto. ¿A quien demonios le hicimos un funeral?
—No sé lo que pasó, pero no creo que… Stark, lo haya hecho de manera negativa.
—¿Lo estás excusando? ¡Oculto a Pietro de su hermana!
—Sabes que soy la primera en dudar de los Stark, pero algo no va bien aquí. Conozco a Tony, estuve con él mucho tiempo. Sé que él no haría algo así, no con la idea de dañarnos a nosotros o a ella.
Clint dio un hondo respiro—Nos encarceló a todos, ya no estoy seguro de en lo que puedo confiar. —La miró de manera significativa y la pelirroja soltó una risita.
—¿Aún me odias por los golpes de aquella vez?
—Quedé adolorido por una semana.
—¡Oh vamos! No seas un bebé—Le empujó ligeramente el hombro.
—No lo soy, pero sabes la fuerza de tu gancho derecho…—Sonrió—Como sea Nat, lo importante es asegurarnos ahora que él está bien. Que ellos estarán bien—Finalizó viendo de nuevo a la chica que dormía en la parte trasera.