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Million Dollar Man por Sakkura Princess Yaoi

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Notas del capitulo:

Pues, creo que tarde un poco más de lo que habia pensando, sin embargo creo que la extensión del capítulo valdrá la pena, además de que en teoría, no fue tanto como se pensaba. 

 

Espero sea de su agrado!!

 

CITAS CAP CINCO IMAGEN

—Visión volvió—Comentó Pietro durante el desayuno, viendo a Tony muy concentrado en su trabajo.

—¿Y ya lo amenazaste con que no se acerque a tu hermana?

—Estuve a punto, pero es algo… extraño—Se encogió de hombros, dándole un trago al zumo de naranja que bebía. —¿Tiene planes para hoy, Señorr Starrk?

—Pues ahora que lo dices, tengo un…

—Una cita, conmigo… y no aceptaré un no por respuesta. —Le interrumpió, haciendo que el genio le viera con una ceja enarcada—Has estado encerrado en tu taller todo el fin de semana, y yo me estoy aburriendo.

—Puedes salir sin mí, no estamos pegados ni nada por el estilo.

—Quiero salir contigo—Dijo a manera de berrinche, mirándole de una manera especial, con sus enormes ojos azul grisáceo, que hizo que el genio soltara un suspiro.

—No me convencerás con esa cara ¿Esa fue la razón de tu nuevo tono de cabello?—Preguntó divertido, ya que él menor llevaba ahora un tono castaño casi rubio en lugar de su usual blanco, pero este no cambió su expresión, causando una risa en el genio. —Más vale que sea a un lugar divertido.

—¡Si! —Pietro alzó los brazos, tomó una manzana del cuenco de frutas que había en el centro, y se puso de pie, desapareciendo en un instante, con una sonrisa.

Tony bajó su vista de nuevo a los planos que analizaba al lado de la masa, sintiendo su cabello agitarse por una nueva ráfaga de aire.

—Nos vamos a las 4—pronunció Pietro, antes de volver a desaparecer. Tony sentía que se estaba jugando mucho, al aceptar de manera tan sencilla los avances del gemelo, pero las fuerzas se agotaban, además… era imposible decirle que no a los ojos o sonrisa de este.

 

A Peter le gustaba la altura, sentado en la orilla de ese enorme edificio, podía contemplar gran parte de la magnificencia de la ciudad. Porque aún llena de crimen e injusticias, Nueva York era hermosa.

—¿No se supone que debes estar en la escuela? —Peter se giró a la voz que era tan perfectamente conocida para él, tanto que hasta la soñaba. Su máscara estaba alzada hasta la mitad y sus mejillas se encontraban llenas de una hamburguesa que estaba comiendo, y había un par de migajas en las orillas de sus labios.

—¿No se supone que debas estar en el trabajo? —Le preguntó al tragar el bocado que tenía, sintiendo al otro sentarse a su lado. Daredevil era sencillamente sensual.

—Tuve un trabajo extra—Respondió limpiándole las pequeñas migajas de las esquinas, sonrojando al menor, haciendo que dejara la hamburguesa  de lado y volviera a bajar su máscara, a lo que Matt sonrió ante el hecho. —Pero no me has respondido; ¿Por qué no estás en la escuela?

—Clase de deportes a la última, tengo un pase de la enfermera para no entrar—Dijo sacando el papel de su mochila, que estaba tirada a su costado.

—Chico listo.

—¿Qué clase de trabajo extra? Es muy raro verte cuando hay luz.

—Un secuestro, que sabía que se iba a llevar a cabo.

—¿A plena luz del día? —Murdock asintió—¿Y lograste impedirlo? —Asintió de nuevo.

—¿Cómo?

—Policías corruptos, que no quieren que alguien atestigüe.

—¿Necesitas ayuda?

—No, no, realmente ya está todo resuelto.  Lo demás lo trataré por la vía legal, pero si te necesitaré  en el juicio mañana a medio día.

—Allí estaré…. ¿Hamburguesa? —Ofreció extendiéndosela y Matt la tomó con una sonrisa, dándole una mordida, con todo el trabajo la verdad es que no había desayunado. Spiderman lo notó, y le pasó también su refresco.

—Eres más irresponsable que un chico de 17 años—Le dijo Peter, sacando él mismo de su bolsillo, un paquete de Skittles*, para subirse la máscara, servirse unos cuantos en la mano, y echárselos luego a la boca.

—¿Eso crees?

—Sí, eso pienso. Suerte que me tienes a mí para cuidarte—Le dijo mientras lo veía terminar la hamburguesa.

—Entonces te debo de estar muy agradecido.

—Deberías si… Es por ello que saldrás conmigo esta tarde, ya sabes… para compensarlo.

—¿Qué? —Interrogó, sintiendo como el otro se ponía de pie.

—Es una cita, te veo en tres horas, en esa esquina dónde salvamos a los ancianitos la otra noche.

—Peter… espera…

—¡Nos vemos Señor Murdock! —Se despidió, saltando del edificio hacía otro, dejando a Matt bebiéndose la soda, sin entender cómo es que se estaba permitiendo tener tanta cercanía con ese adolescente.

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—No sé cómo decirte esto, pero ambos somos demasiado viejos para una cita en este lugar—Fue lo primero que dijo Tony, al bajar del auto.

—Tu eres viejo para una cita, pero aquí estamos—Se burló tomándole de la mano, de esa manera que tanto le gustaba a Tony; Pietro sujetaba su mano, entrelazaba sus dedos, y acariciaba con el pulgar el dorso de su mano, en un trato tan dulce, lejano de la actitud sarcástica entre ambos.

—Vamos entonces—Tony se colocó sus lentes, y avanzó de la mano del gemelo hasta la taquilla del gigantesco parque de diversiones dónde se encontraban. —Aún no me has dicho, ¿Por qué el nuevo tinte? —Interrogó mientras hacían fila para pagar los tickets.

—El blanco me agradaba, pero… nunca fue mi color natural de cabello, se me tiñó así por las pruebas. Las recuerdo cuando lo veía, quise olvidarlas por un rato—Allí fue el turno de Tony de acariciar la mano ajena y apretarla. Ganándose una de esas sonrisas por parte del alterado, que le ponían a temblar las piernas como a cualquier colegiala enamorada. —¿Te gusta?

El genio llevó una mano a perderse entre los bucles rizados, eran tan suaves justo como imaginaba, tan perfectos para jalar y estrujar, que muchas imágenes poblaron su mente, y supo que fue obvio por la mirada que el otro le dirigió, se miraron a los ojos, y pronto los labios de Stark, estaban siendo sellados por los de Maximoff, Tony paseó su mano por el cabello de arriba, el de la nuca, sintiendo la lengua joven invadir su boca, y una fuerte mano en su cintura que lo pegaba a un cuerpo fornido, hasta sacarle el aire.

—Es su turno, ¿Pueden moverse de una maldita vez? —Ambos fueron interrumpidos por la voz de un tipo malhumorado a sus espaldas. Era alto, fornido y bastante apuesto, venía acompañado de un adolescente, que no podía tener más de 21, con cabello plateado, un look bastante original, y unos enormes audífonos colgados en su cuello.

—Relájate Logan. ¿Igual quieres besitos? —Se burló este, colgándose del cuello, dándole pequeños besos de piquito—Papá se fue de viaje con el profesor, vamos a pasarla bien mientras tanto. ¿Si? —Le dijo, haciendo que la otra pareja les viera con curiosidad.

—Sí, sí, como digas pequeño cleptómano, como dije es su turno…—Señaló la taquilla, y aún tomados de la mano. Tony y Pietro avanzaron, comprando el par de boletos, perdiendo luego de vista a los otros.

—Eso fue raro—Dijo Pietro mientras ingresaban entre el ruido de la gente, los juegos y las diversas atracciones.

—Un poco, si, aunque me siento mejor a no ser el único pedófilo en el sitio—Dijo viendo alrededor—Bien, ¿Ahora qué?

—Ahora, vamos a divertirnos un rato… Señorr Starrk… —Le jaló, para avanzar con velocidad hasta la primera atracción. Siempre le llamaron la atención las montañas rusas, el parque tenía varias y Pietro pensaba probarlas todas.

Tony no creía que estuviera haciendo eso, a su edad, en esos momentos, después de las crisis por las que pasó, después de todo lo que hizo, nunca se imaginó sentado en una montaña rusa, al lado de un adolescente más de 10 años menor que él, el cual no soltaba su mano, y le robaba pequeños besos, que hacían levantar sus pies del suelo…. Pero le gustaba, le gustaba sentir que podía relajarse, que no tenía que estar siempre en control, ni lamentándose por lo que pasó, o lo que no pasó. Que había otras maneras de distraer su mente además del trabajo.

—¿Te estás divirtiendo? —Pietro había sobrepasado un poco sus propios límites, y ahora no lo llevaba de la mano, si no abrazado de la cintura. Tony sintió varios paparazzis a su alrededor, y sabía que el menor igual los había notado, pero a ninguno pareció importarle mucho.

—Exceptuando porque casi escupo mi estómago en varias ocasiones, si… estoy divirtiéndome.

—Creí que con el traje, esto ya no sería nada para ti.

—El dinamismo del traje, es muy diferente a esto. Creme no se puede comparar, te haré usarlo un día...

—¿De verdad? —Pietro se detuvo, y Tony se giró a verlo, sin entender porque había parado.

—¿Me dejarías… usar uno de tus trajes? Pero creí que eso era  algo muy personal.

—No tanto como parece, no te emociones. De hecho estoy planeando diseñar algo para ti, pero…—De nuevo el chico le interrumpió, tomándole entre sus brazos, para darle un beso apasionado, que Stark no tardó en responder. Era sostenido con tanto candor, emoción y devoción, que le era imposible no ceder, e incluso demandaba por más de las apasionadas caricias.  Escuchó vagamente las cámaras, y eso incluso le pareció aún más divertido, eso era bueno, que el mundo supiera que se sentía bien, que estaba feliz.

—Vamos… quiero ganarte un regalo—Le susurró Pietro contra los labios.

—¿Un oso o algo así?

—Si un peluche cursi, o algo así—Asintió, volviendo a tomar su mano.

Pietro no podía creer eso, en el fin de semana, había dejado que Tony supiera más claramente sus intenciones, y este dejaba que lo abrazara en ocasiones, cuando estaba cansado por el trabajo. Siempre, estuviera haciendo lo que Tony estuviera haciendo, almorzaban, comían y cenaban juntos. Y habían vuelto a ver un par de películas en un ambiente parecido al que tenían cuando él estaba encerrado.

Aunque nunca se esperó que ese día pasará eso, quizá las defensas de Tony se relajaron, no estaba seguro de que era, pero Pietro se sentía bien y seguro, más porque sentía sincera la actitud de Stark. Era como si ese día solo fueran ellos. Sin problemas, sin enemigos, sin culpas.

Llegaron ante uno de los grandes puestos, llenos de peluches y diversos regalos, donde el objetivo era tirar una pirámide de botellas con una pelota.

—Esos juegos están arreglados—Le hizo saber al rumano.

—Deme una oportunidad, Señorr Starrk…—Le dio un rápido beso, antes de comprar la oportunidad, miró fijo la pirámide, y se cruzó dentro del puesto, en un abrir y cerrar de ojos, viendo efectivamente como las botellas, tenían una especie de ligero pegamento, pero con un empujón, logró que algunas se quebraran y las otras cayeran, arrojó la pelota y volvió a su lugar. —¡Eso! —Exclamó, ante el rápido parpadeó del hombre que no creía que las botellas se hubieran caído, a lo que tras verificarlo de nuevo, entregó un oso polar, adorable y bastante grande a Pietro, quien se lo otorgó a Tony.

—Hey, mi nuevo compañero de cama—Exclamó, sujetando el peluche,

—Qué envidia le tengo—Le respondió tomando de nuevo la cintura de Tony para seguir caminando.

—No creo que tanta….Aunque fue ganada con trampa.

Pietro le regaló una pequeña sonrisa de lado, encogiéndose de hombros—Hacen trrampa, hacemos trrampa…—Dijo sencillo.

Subieron a un par de juegos más, esta vez pagando el precio de llevar a un “tercer acompañante”, entre su entretenimiento, el cielo comenzó a obscurecerse, y decidieron quedarse a cenar en uno de los restaurantes temáticos del parque.

Mientras Tony miraba el menú, Pietro no podía dejar de ver a su acompañante, estaba enamorado como un idiota de él, de sus manías, de sus problemas, de su orgullo, de su insensatez, de sus miedos, de su sonrisa, y de su  fuerza, estaba enamorado como un idiota, de cosas de las que nadie se debería enamorar, pero él las amaba.

Anthony sentía la mirada en su persona, pero lejos de ser molesta, era realmente agradable, demasiado en realidad, sentía que sus mejillas se sonrojarían, porque no podía asimilar como el otro le miraba con tanta admiración, deseo, cariño… y Tony no quería pensar en palabras más fuertes, porque empezaría a alucinar.

—¿Tengo algo divertido en la cara? —Interrumpió por fin a su manera.

—Arrugas—Le respondió Pietro con una pequeña risa, volviendo la vista a su menú, para decidir que ordenar.

 —Ya quisieras verte así a mi edad, chico—Le aseguró.

—No, pero quiero tener tu edad, y continuar viéndote—Declaró, moviéndose en el sillón redondo que giraba entorno a la mesa, para tomar de la barbilla al genio, disfrutando un dulce beso, recorriendo con su lengua el interior de la boca del castaño.

—¡Wow! ¡Lo lograste! —De nuevo la pareja se vio separada repentinamente, viendo entonces parados frente a ellos, a Peter, acompañado de un más que apuesto hombre, que llevaba unos lentes y un bastón de invidente.

—Parker—Saludaron a la vez, y el chico entonces se dio cuenta que la mirada de la pareja estaba en su acompañante. ¡Claro! ¡Era un idiota! Ahora Pietro sabría quien es él, bueno… podía deducirlo, pero no tenía pruebas, como fuera quizá lo habría arruinado.

—Matt Murdock—Extendió su mano el abogado, sin apuntar a ningún lugar en particular, al notar como su chico, se quedaba perdido en cavilaciones.

—Tony Stark—le respondió Edward, sujetando su mano.

—¿Iron man? —Interrogó, en un gesto extrañado ladeando la cabeza.

—El mismo. —Asintió—Su nombre igual me suena… déjeme adivinar, ¿Abogado?

—Exactamente.

—Sí, leí un poco de usted. —Tony miró luego a Peter, que por fin había reaccionado.

—El Señor Murdock es mi jefe, señor Stark, soy su interno. —Presentó.

—¿Y sales en una cita con todos tus jefes? —Interrogó Pietro, sabiendo a la perfección quien era el hombre, a lo que las mejillas de Peter se pusieron rojas, y Matt solo carraspeó.

—¿Por qué no nos acompañan? Apenas íbamos a ordenar. —Invitó Tony, y si Pietro sintió alguna incomodidad porque ver menguada su intimidad, no lo dio a notar, pues le llamaba la atención conocer al hombre que había captado la atención del chico arácnido.

Peter leyó el menú para Matt, y fue obvio para los otros dos, que el enamoramiento se leía en cada uno de los gestos del adolescente.

Al final las dos parejas ordenaron, y se enfrascaron en una plática común, dónde Tony presentó a Pietro, y hablaron sobre deportes, pasando luego a la música, para luego ceder pasó a un periodo de ciencia, dónde las únicas voces eran las de Parker y Stark. Finalizando con la escambrosa política.

—Su discurso, sobre los llamados enmascarados que protegen la ciudad, fue realmente alentador. Señor Murdock—Le halagó Stark—Aunque quizá algo pretencioso y generalista.

—¿Le parece? No creí que pensará eso el hombre que se proclamó el escudo de Estados Unidos. —La sonrisa de Matt era de autosuficiencia, mientras Pietro y Peter solo los miraban a uno y a otro.

—Eso fue al comienzo, las cosas cambian, no podemos vivir siempre detrás de alguien que también se esconde. Hay consecuencias siempre a nuestras acciones, Murdock.

—Lo sé muy bien, aunque igual es algo drástico, acusar de vándalos a quien solo buscan protegernos. ¿No lo cree?

—Nadie los acusa, pero creo que me he cansado de los secretos.

—Los secretos no solo sirven para esconder algo malo, Stark. A veces también son herramientas para proteger a quien amamos.

Tony rió de manera dolorosa—Eso me dijeron antes, pero al final lo único que querían era protegerse a sí mismos. No se engañe Señor Murdock, a veces creemos que hacemos las cosas con la justificación de cuidar a alguien, pero solo estamos pensando en nosotros.

—No siempre, y no todos somos así.

—Francamente eso espero—Tony dio un trago a su bebida.

—¿Ya vieron la nueva película de The Purge?—Interrumpió Peter—Escuché que es mejor que las dos anteriores.

—Oh, Tony y yo quedamos de verla la semana que entra—Se apuró a decir Pietro. —¿No es así Tony? Ambos somos grandes fanáticos de Frank Grillo*

—Es un increíble actor de acción—Asintió el genio, prefiriendo tomar la salida que los otros le ofrecieron.

La cena transcurrió de mejor manera después de eso. Con chistes por parte de Murdock, sobre lo emocionado que estaba de “ver” las películas de las que hablaban. Encontrando otros temas en común, como el repentino cambio de color en el cabello de Pietro.

Al finalizar se despidieron a la salida del restaurante de manera cordial, tomando caminos diferentes.

—Entonces, ¿Qué es lo que sabes? —Preguntó Tony, caminando de la mano con el gemelo.

—No sé de qué hablas Tony. Te lo juro.

—Lo de ese par, tú lo sabías. Bueno, o sabías algo exactamente, te viste más divertido que sorprendido ante la situación.

—Quizá…. Peter me había comentado algo antes.

—¿Los dejo un rato y se vuelven mejores amigos?

—No es eso, sólo tenemos un par de cosas en común. —Dijo con un gesto de lado de la boca.

—¿Las hormonas alborotadas?

—No, ambos estamos demasiado interesados en un par de ancianos idiotas. —Le respondió, llegando hasta el auto.

—Él de él, es el abogado, ¿Y cuál es el tuyo?

Pietro le sonrió, y le respondió sin palabras, tomándole de la cintura, colocándole contra el auto, para tomar su boca; en un beso apasionado, sublime, explorando a conciencia la boca del genio, delineando su perfecta cintura, mientras las manos de este se aferraban a sus hombros, invitándolo a hacer la caricia más profunda, mordisqueándose los labios, llevando a cabo caricias más intensas, hasta que el genio decidió apartarle lentamente.

—Bueno, esperemos que tu anciano idiota, no te vea haciendo esto—Le dijo mirándole con una sonrisilla pícara.

—Crreo que parra estarr seguros.... continuemos en la casa… ¿Qué opina Señorr Starrk? —Exageró de nuevo su acento, a la vez que le abría la puerta del coche del lado del conductor. Tony no le respondió, sólo le dedicó una sonrisa antes de subir, viendo al menor abordar posteriormente a su lado.

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—No deberías de juzgarlo tan rápido Matt.

Parker y Murdock, se encontraban sentados en un lugar bastante alto, el techo de una atracción descompuesta, desde la que se tenía una vista magnifica de todo el parque.  Peter comía Skittles, que el otro le había comprado.

—He escuchado suficiente de Tony Stark y su trabajo.

—Y yo he leído suficiente de “El diablo de Hell’s Kitchen en los periódicos. ¿Debo quedarme con eso?

—No es lo mismo—Le respondió negando con la cabeza.

—Oh, claro que lo es. Mira Tony ha cometido muchos errores en su vida. ¿Pero que no todos los cometemos? No tengo mucho de conocerlo, y aún así se que se arrepiente de muchas cosas, incluso de las que no debería.  La verdad creo que  la mayoría lo juzga sin conocerlo.

—De verdad lo admiras. ¿No es cierto?

—A ambos, a él y al capitán. Ambos tienen sus problemas y virtudes. La gente a veces olvida que son humanos, que somos humanos. Que no tenemos porque siempre tomar las decisiones correctas. Pietro intenta que Tony lo comprenda. —Le miró fijo—y mi meta es que tú lo hagas también.

Matt concentró todos sus sentidos en el chico, en escuchar su corazón, su respiración, su voz, en percibir su dulce aroma. Peter era un chico, pero uno muy maduro para su edad, lo sabía. Y quizá fuera la mezcla de inocencia, torpeza y madurez, lo que le volvían loco.

—Va comenzar a llover.

—¿Qué? —Peter miró al cielo, no se había percatado de las nubes, que ocultaron las estrellas, sintiendo entonces una delicada llovizna sobre su piel. —Deberías dar el clima—Bromeó, con una pequeña risa, sintiendo entonces la gran mano en su mejilla; era rasposa, con una cicatriz en la base de la palma, el solo tacto le causó un escalofrío mayor que la lluvia y el viento.

—Eres un niño muy lindo—le susurró Matt, antes de acercarse a él, tomando sus labios en un beso tierno, y delicado, tomándose el tiempo de recorrer con las yemas de sus dedos, las mejillas, y el cuello de Spiderman.

Peter respondía embelesado, abría su boca suave, permitiendo el paso de la lengua ajena, soltando un pequeño jadeo al recibirlo. Matt lo abrazó por la cintura, le apretó contra su cuerpo. Peter se aferró a su camisa, temblando por lo intenso momento.

Al terminar, el adolescente soltó un soñador suspiro, escondiéndose en el pecho ajeno. Habían sido demasiadas emociones, ni luchar contra villanos le robaba el aliento así.

Murdock le abrazó, pegándole a él. Ni siquiera con Elecktra había deseado proteger tanto a alguien como al niño en sus brazos.

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En cuanto cruzaron la puerta de entrada a la sección de la casa, Tony tuvo al gemelo arrinconándolo contra la pared, y si durante el trayecto a casa, meditó sobre aquello, al final, mandó toda su cordura a la basura. Los sentimientos que revoloteaban por su cuerpo eran más fuertes e intensos, que su razonamiento.

Los brazos de Pietro le sostenían con pasión, sus manos apretaban sus muslos, y su boca le proporcionaba besos que lo transportaban a otro universo.

En cuanto a Maximoff, no podía calmar, ni saciar su hambre del hombre entre sus manos, acariciaba su cuerpo, le besaba, mordía sus labios, bajando incluso hasta su cuello, dónde dejo unas cuantas marcas que serían visibles para cualquiera que estuviera dispuesto a ver.

Entre un mar de pasión, llegaron a la recamara de Tony. Cayeron en la cama, rodando en ella. Era algo tan extremo… la pasión, la necesidad de perderse y reclamarse el uno con el otro.

Las ropas fueron desapareciendo de su cuerpo, Pietro se despojó primero de la camisa, continuando con la ropa del mayor. Lo hizo lento, besando cada retazo que iba dejando al descubierto. Adoraba la acanelada piel, repasándola con dientes y lengua, disfrutando de los gemidos de Tony.

Las manos de Anthony, se encontraban enterradas en la espesa cabellera de su amante, su cuerpo se arqueó involuntario, cuando la lengua de este se deslizó desde su abdomen hasta su miembro, cubierto ya solo por la ropa interior. Pietro chupó aún sobre la ropa, absorbiendo el sabor y el aroma de Tony.

—¿Cuánta experiencia tienes? —Le preguntó Tony, jalándole hasta la altura de su rostro, donde mordisqueó sus labios.

—¿Con un hombre?—Edward asintió—Ninguna…

—Eres un prodigio entonces…—Se rio, cambiando la risa por gemidos, cuando Pietro bajó a mordisquear sus pezones.

—Sólo tengo mucha hambre de usted… Señorr Starrk. —Le dijo succionando posteriormente.

—Eso veo… —Asintió Tony, relamiéndose los labios, aunque con un gesto de duda, que no pasó por alto para Pietro.

—¿Algo va mal? —Le preguntó. —Podemos parar en el momento que…

—No vamos a parar ahora, niño. Pero… tengo una mejor idea… sólo para no ir de lleno ahora. ¿Te parece? —La inseguridad de Tony era sincera, no quería… no quería entregarse a alguien por completo de nuevo… no todavía.

Pietro le miró sin entender del todo. Tony lo empujó, para así cambiar de lugares, besó el duro y marcado abdomen, mientras sus manos se deshacían del pantalón y la ropa interior, repasando su bajo vientre con su lengua, dejando la erección ajena, dura y palpitando.

—Esto te va a gustar, lo sé…—Se cambió un poco de posición, y jaló igualmente de lado al menor, formando entonces un perfecto 69. Viendo con deseo, la erección del gemelo, cuyo tamaño, le sorprendió al verla allí en todo su esplendor, comenzando a darle una felación experta a Pietro, quien alentado por la situación, no tardo de igual manera en devolverle el favor.

Ambos se dedicaban a devorarse, jugaban con el glande del otro, lo mordisqueaban suavemente y delineaban con su lengua, lo sujetaban suaemente en sus labios, llenos de excitación.

La piel blanca y la piel canela, brillaban juntas a la luz de las tenues lámparas, acentuadas por la delgada película de sudor que les envolvía.

Una de las manos de Maximoff viajaba por el trasero de su amante, presionando, amasando prácticamente, haciendo que Tony tuviera que sacar el miembro de sus labios por unos momentos para jadear y gemir audible, retomando casi enseguida sus acciones.

Para el final, el movimiento de ambos, estaba casi coordinado sin pretenderlo. El orgasmo los sorprendió prácticamente en conjunto. El semen del gemelo le llenó la boca, incluso Tony quedó realmente sorprendido de la gran cantidad, que se desbordó de sus labios, mientras que Pietro, complacido succionó, hasta dejar el miembro flácido en su boca, tragándolo todo.

—Eso… eso fue…—Intentó decir Pietro, mientras Edward volvía a girar, dejándose caer sobre el fornido pecho ajeno.

—Si… lo fue—Tony respiró agitado, sintiendo los brazos del alterado envolviéndolo, alzando un poco el rostro para besarse, compartiendo el sabor amargo de la esencia de ambos, con lo dulce de su saliva.

Se acomodaron de mejor manera, quedando frente a frente, aunque con los cuerpos aún pegados, y el brazo de Maximoff, colocado de manera posesiva alrededor de la cintura de Tony.

Se quedaron así, contemplándose en silencio, sin querer pensar en nada más que en el momento, memorizando los rasgos de ambos, acariciando sus mejillas, sus labios, para con vista y tacto conocer los gestos del otro. Quedándose dormidos de esa forma, siendo el playboy el primero, permitiendo que el más joven disfrutara el verle dormir, besando su frente y acariciando su cabello, quedándose dormidos así toda la noche… juntos, relajados, felices… 

Notas finales:

Espero les haya gustado! Ya saben comentarios! Sugerencias! Todo es muy bien recibido! Saludos! :D


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