Tras aquella conversación atravesamos la casa en silencio, hasta llegar a un amplio jardín, en el que un chico que parecía tener unos 6 años más que yo aproximadamente, estaba agachado contemplando las rosas blancas.
- ¿Puedes dejarnos solos Watari…? – Preguntó el muchacho de pelo azabache, el cual tras decir esto intentó agarrar una de las rosas que crecía frente a él, pinchándose en un dedo y comenzando a sangrar.
- ¿Estás bien? – No estaba seguro de si debía preguntarle.
- Sí… -Sin embargo el chico, el cual sorprendentemente me recordó mucho al chico que me encontré en la biblioteca, estaba dejando que la sangre se derramase por su mano formando hilos rojos, después alzó la mano hacia la rosa que le había producido la herida y dejó que su sangre se derramase sobre ella.
- ¿Tú eres L…? – Preferí no alargar más la situación, la cual ya se estaba tensando con cada gota de sangre que era derramada.
- Es curioso como la sangre acaba salpicando siempre al causante de la herida.
Su voz, no lejos de ser dulce, sonaba melancólica, y la tristeza se iba apoderando poco a poco de su rostro, el cual hasta el momento se tornaba neutro.
- Acompáñame – Tras esa filosófica frase su voz sonaba diferente, su rostro volvió a su forma neutra, sin embargo su tono de voz no sonaba tan frio como el que había utilizado con el anciano anteriormente. Caminamos hasta llegar a una especie de laberinto verde, en cual se adentró el azabache.
- ¿No nos perderemos?
- Estoy al tanto de tu inteligencia, sé que eres capaz de memorizar el camino de vuelta si eso ocurriese, sin embargo, es algo que no va a ocurrir, así que no debes temer por eso. – Tanto misterio me estaba empezando a sacar de quicio pero a la vez me impulsaba a descubrir el por qué me había hecho llamar, y si en verdad el chico que tena delante era L.
- ¿A dónde vamos? – Pregunté ansioso.
- Solo camina. – Quería desconfiar, largarme de allí en cuanto me fuera posible, pero mi curiosidad era mayor que el deseo de salir huyendo, y si aquel anciano me había dejado a solas con él, ¿no podía ser peligroso, o sí? Caminamos durante por lo menos diez minutos por entre aquellas paredes de verdes rosales, hasta que por fin llegamos al centro del laberinto. – Normalmente no dejamos a los niños entrar en el laberinto, ni siquiera dejamos que se acerquen al jardín de rosas.
- En ese caso no deberíamos estar aquí… al fin y al cabo, tú también eres un niño.
- Tú y yo no somos como los demás Light… tenemos un sentido común y una inteligencia más avanzada que el resto, y me imagino que ya te habrás dado cuenta.
- ¿Qué es lo que quieres de mí? Si no te molesta, me gustaría volver a mi lectura.
- Solo deseaba conocerte
- ¿Solo conocerme? ¿Qué significa esto?
- Tu intelecto, como ya dije anteriormente, está por encima de la media común, lo que hace que esté bastante cerca del mío, piénsalo Light. ¿A quién no le gustaría conocer a una persona con las mismas capacidades mentales en un mundo en el que todo el mundo es inferior a ti?
- Solo son especulaciones, no tienes pruebas que corroboren, que nuestros intelectos están próximos.
- Si las tengo, Light, yo soy el primer niño, el motivo de la fundación de la Wammy´s House, todos los exámenes pasan por mí, todos los papeles, con los historiales de los niños, conozco cada nombre, cada experiencia y cada cociente intelectual de todos los niños que habitan en esta casa. – El azabache se sentó en el césped del interior del laberinto, y acto seguido se tumbó boca arriba mirando las nubes.
- ¿Qué es lo que quieres? No creo que solo me hayas traído aquí para conocerme.
- Como ya he dicho antes, tu intelecto está muy próximo al mío, por ese motivo me imaginaba que no te bastaría con que te dijese eso.
Verás Light, lo que te voy a decir ahora es importante, así que deberás escuchar y obedecer, esta casa fue fundada por Watari, el hombre que te trajo ante mí, ¿entiendes?
- Si, por el momento sí.
- De acuerdo. Watari me encontró en la calle, después de que yo viese ante mis propios ojos como asesinaban a mis padres. – Aquella revelación me dejó un poco sorprendido, cualquiera hubiese dicho que aquel chico que estaba tumbado tan relajado pudiese estar contando tal historia sin ni siquiera inmutarse. – Tras aquello, me hicieron muchas pruebas psicológicas, físicas e intelectuales, lo que hizo que mi intelecto fuese revelado a un pequeño número de personas, de las cuales, solo Watari sigue con vida, el resto fueron asesinados. Hoy en día no puedo vengar la muerte de mis padres, puesto que su asesino murió poco después de que los matase a ellos, sin embargo aquel hombre tuvo un hijo antes de morir.