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Un fuego que queme al sol por dark kirito

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Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Muchas gracias por su apoyo a Yayoi, aiculpp, el anónimo  y todos los que leen¡¡¡¡¡¡ >///<.

Escrito en el móvil, errores son sin querer jujuju.

 

Definitivamente Alibaba no es de las personas que sientan lastima de si mismas sentándose a llorar sus penas sin más, pero perder a su madre ha sido demasiado.

Sus ojos están tan hinchados que no puede abrirlos con facilidad, las lágrimas no bajan más por sus mejillas, siente que las ha derramado todas en un par de días, pero ni así encuentra alivio para su afligido corazón.

Se siente débil, no ha probado alimento ni dormido con propiedad desde el funeral, esta cansado pero su cuerpo no parece permitirle el descanso.

Se queda mirando el cielo desde su ventana, el día esta tan soleado que pareciera reírse de su desgracia, no quiere mirarlo aunque tampoco tiene la fuerza necesaria para girarse al lado contrario, simplemente cierra los ojos...después de unos minutos por fin se queda dormido.

Sin saber cuanto tiempo ha pasado y algo desubicado, intenta despertar, se siente más débil que la última vez, abre un poco los ojos notando que hay una persona sentada en su cama...¿acaso le cuida? Se vuelve a quedar dormido.

Tiene la sensación de levitar en el aire, pero es extraño, su cuerpo se siente demasiado pesado...¿acaso esta murierdo? Una enorme felicidad le embarga...por fin podrá ver a la gente que ama.

Cuando miles de punzadas en toda su piel provocada por el agua le traen de vuelta a la realidad, despertandole por completo.

-¡¿Q-qué demonios te pasa?!

Le pregunta a un hombre pelirrojo que al parecer le ha lanzado a la tina sin miramientos, este solo le mira en silencio con un semblante serio y un tanto aterrador.

...............................

El día del funeral de Anise.

-Ya veo, gracias por decirme-articula un hombre que cuelga el teléfono apesadumbrado.

Ya lo sabía, temía que este día llegara, pero sucedió, la mujer que admiraba y que le cuidaba como a un hijo murió, siente un dolor terrible en su pecho, pero intenta ser fuerte, si el esta tan herido en estos momentos ¿cómo estará el pequeño de Anise? ¿Cómo estará Alibaba?

Fue al funeral y le vió ahí, para nada le parece la persona que tantas veces describiera su madre, no brilla como el sol, se nota claramente que se derrumba ante el dolor.

¿Por qué nadie lo ayuda? ¿Es que no se dan cuenta?

El solo verlo le provoca tristeza y furia, por instantes tenía deseos de golpearlo por idiota, y en otros de abrazarlo con fuerza entre sus brazos y consolarlo, estaba confundido con respecto a que pensar de el, pero iba a cuidarle lo había prometido.

Cuando el funeral finalizó el rubio se dirigió a casa, estaba tan absorto en sus sentimientos que no se dió cuenta de que esa persona le seguía de cerca, abrió la puerta pero olvido cerrarla, como pudo entró en su habitación, se tumbó en la cama y lloró como nunca antes.

Aprovechando la distracción del menor, el pelirrojo entró en el sitio y el si tuvo la precaución de cerrar, se dirigió a los aposentos del joven y se recargó sobre la puerta, escuchaba con claridad su llanto, se dejó caer en esta para sentarse en el suelo...iba a ser un día muy largo.

Pasaron varias horas y el menor continuaba con sus lamentaciones y el poco a poco se estaba quedando dormido, pero su sentido del deber no le permitió hacer tal cosa, el oji miel se quedó dormido antes que el, al no escuchar sonido alguno fue a verle preocupado pero sonrió al darse cuenta de que este solo descansaba, se veía muy delgado, seguramente debido a la pena que le embargaba al enterarse de la enfermedad de su madre, y aún así ese rostro tan lindo movió algo en el corazón del mayor que tocó suavemente su mejilla y retiro algunos mechones de su frente.

  Se sentó sobre la cama sacando una computadora del portafolio que tenía consigo, prometió cuidar de Alibaba, pero también tenía que hacerse cargo de los asuntos de la compañía para que el rubio pudiera heredarla algún día.

  Pasó varias horas revisando documentos, facturas, contratos y varias cosas más, comenzaba a sentir hambre, pero se sentía culpable de probar alimento cuando el chico no lo hacia, así que continuó con sus actividades, pero por más empeño que puso, no pudo evitar quedarse dormido.

Por la mañana se despertó con los primeros rayos del sol, cerró su computadora que había quedado encendida sobre la cama, suerte que no se hubiera caído.

Salió del lugar con rumbo a su casa, no quería dejarle solo, pero tenía que ir a cambiarse de indumentaria.

Llegó a su hogar, tomo un baño se puso ropa limpia y con portafolio en mano se metió a su auto, iba a casa del rubio pero decidió pasar al supermercado a realizar unas compras.

Estaba tan preocupado que todo esto lo logró en tan solo media hora, a saber como lo hizo, volvió y dejó las bolsas sin acomodar en la cocina, subió para ver como estaba el joven encontrandolo en la misma posición, al parecer no había despertado, se sentía mal por el, seguramente estaba agotado lo mejor sería dejarle dormir.

Regreso a la cocina y acomodó las cosas en el lugar que le pareció indicado, pues al no ser su hogar era imposible que supiera con exactitud el lugar designado a cada una, entristeció al notar que no había nada, es normal que hubiera pocas cosas, pues las últimas tres semanas Anise estuvo en el hospital, pero Alibaba...¿Acaso no se alimentaba? ¿Cuánto tiempo lleva haciéndolo?

Subió al cuarto del chico furioso, le movió de un hombro con fuerza con la intención de despertarlo.

-Mamá-dijo en un susurro y sonrió.

Fue la más hermosa sonrisa que el oji carmín haya visto en su vida.

-Sueña con Anise.

Pensó que lo mejor era dejarle ser feliz en sus sueños al menos por ahora, así que se resignó y bajó a preparar algo para comer, para su fortuna su primo  que le visitaba con frecuencia sabía cocinar y tuvo la amabilidad de enseñarle a hacerlo, en habilidades culinarias se podría decir que no tiene nada que envidiarle al oji celeste, rápidamente preparó una sopa de verduras, pues pensaba que en caso de despertar el rubio, le caería bien algo ligero, por su parte no tenía hambre, pero no puede descuidar su salud si pretende protegerle, así que decide comer.

Lava los trastes y una vez fría la sopa, la guarda en el refrigerador, el chico no ha despertado por lo que se sienta en su cama realizando las mismas actividades del día anterior hasta caer dormido.

Una vez más, el sol le despierta y vuelve a su casa para tomar un baño y ponerse ropa limpia, regresa rápido pues no tiene razones para desviarse, sube a ver al joven, se da cuenta de que tiene las mejillas muy rojas, toca su frente notando que tiene fiebre, se pone serio, bueno aún más serio y le coloca un paño húmedo esperando que baje su temperatura, se queda en la cama observando su estado mientras continúa con el papeleo de la empresa, durante un momento el joven abre los ojos, pero esta tan débil que vuelve a quedarse dormido.

Al ver que no mejora el pelirrojo baja a la cocina a preparar avena, y una vez lista se dirige al baño, llena la bañera de agua y va por el joven, le toma con cuidado entre sus brazos, sale del cuarto, se dirige al lugar y sin más le tira al agua, con todo y ropa puesta, el menor despierta y se sorprende al ver al pelirrojo pues no le conoce, pero peor aún le ha tirado a una tina con el líquido helado o eso cree el.

-¡¿Qué demonios te pasa?!

  -Lo mismo digo idiota, no puedes pasarte la vida lloriqueando.

-¡No es asunto tuyo!

-Sea o no mi asunto me molesta que desperdicies de esa manera tú vida, o que ¿los esfuerzos de tú madre por protegerte se irán a la basura?

Ese comentario desarmó por completo al rubio que bajo la mirada, oída admitirlo pero tenía razón, no podía continuar de esa manera, aunque estaba molesto con el patán por lanzarlo a la bañera.

-¿Y por qué demonios me lanzaste al agua? ¡Esta helada!

-No, esta tibia, tienes fiebre por eso la sientes así, es para que se te baje la temperatura.

-Supongamos que tienes razón, ¿Por qué me lanzaste con la ropa puesta?

-¿Preferías que te viera desnudo?

-¡No!

-Porque si quieres ahora mismo...

-¡No! ¡Yo solo puedo tomar el baño!

El rubio se puso rojo hasta las orejas, mientras el mayor solo le contemplaba con rostro impacible.

-Será mejor que no te tardes, porque tengo hambre.

-¡No puedes obligarme a hacerlo rápido!

-Oh, puedo y lo haré, a menos que prefieras que entre a media ducha y te siente desnudo en la mesa.

El menor volvió a ponerse rojo, bueno en realidad de ese color siempre estuvo, pero si le daba mucha pena la actitud del desvergonzado sujeto que ni siquiera conoce...ni siquiera...conoce...

-¡No puede ser!-gritó el oji miel.

-¿Qué sucede?

-¡Eres un violador!!!!

-¿Qué eres estúpido? Tú insípido cuerpo no es de mi agrado-entrecerro los ojos pareciendo psicópata-tú madre me pidió  hacerme cargo de la empresa y de ti.

El chico abrió los ojos completamente sorprendido al tiempo que sus labios se movían sin emitir sonido alguno y señalaba al hombre con un dedo acusador.

-¡¿Eres tú?!!

-¿Qué no acabo de decirlo?

-¡Ay por dios! ¡No puede ser!

-Si vas a seguir con tus idioteces yo mismo te doy el baño, te lo dije, tengo hambre.

-¡Lo haré! ¡Solo vete de aquí!

El pelirrojo salió del lugar para dejarle solo mientras el salía de la tina para quitarse la ropa y volvió a entrar a ella, se sentía extraño y no era debido al mareo y malestar que le producía la fiebre, tampoco era la tristeza por la muerte de su madre, estaba furioso, si furioso con el sujeto que no tuvo respeto ante su dolor y que solo parecía burlarse de el.

Decidió no tardar mucho tiempo pues temía que ese hombre cumpliera su promesa y le viera desnudo, se colocó una bata y una toalla en la cabeza y se dirigió a su cuarto para ponerse ropa limpia, pues el mayor no tuvo el tacto de llevarle nada de nada, bueno, es lo más normal, no sabía en donde tenía la ropa, y no quería invadir su privacidad.

Una vez arreglado bajó a la cocina pues comenzaba a sentir un poco de hambre y sabía que ese sujeto le estaba esperando, lo vio parado por ahí...que incómodo.

  El oji rubí por su parte le miraba maravillado, tenía fiebre, estaba muy delgado y agotado, pero a la vez algo llamaba su atención, bueno en realidad ya lo sabía, Anise le ha contado tanto de el, que tendría que ser de piedra para no sentir nada.

-¿Te sirvo de comer?-le preguntó.

-¿Eh?

-¿No creeras que dejaré que hagas un desastre cuando lo intentes? ¿O si?

-Ah...yo.

-No me hagas repetirte las cosas.

-Si, tengo hambre, aunque siento náuseas.

-Es obvio si no has comido por dos días.

-¡Dos!

-Si, ya me tienes harto con esa actitud.

El rubio definitivamente estaba molesto, no, furioso ¡lo que le sigue! Pero esta muy débil para protestar.

Le fue servido un plato de avena que el otro también se sirvió a si mismo.

-¿Lo hiciste para mi?

-Ya quisieras, me gusta la avena y punto, ahora come.

El chico tomó la cuchara con enojo en su mano, y apuñalo su alimento imaginando que con algún tipo de vudú cerraba la boca de tan odioso sujeto, aunque en realidad ahora esta callado, lo que le pone un poco nervioso, mete el alimento en su boca y lo degusta con calma, para su sorpresa le sienta bien al estómago, por un momento pensó que iría corriendo al baño pero no fue así.

-Te quedó bien-dijo sin mirar al mayor.

-Lo sé.

-¡Ay por dios! ¡Eres tan patán!

-Esa es solo tú opinión.

Alibaba sintió deseos de estrellar su cabeza contra la mesa para quedar inconsciente, pero terminar en ese estado en compañía de ese sujeto podría llegar a ser muy peligroso, y si bien aún tenía deseos de morir, al menos esperaba que encontraran su cuerpo.

-¿En que tonterías estas pensando?

-¿Cómo lo...? ¡¿Cómo que tonterías?! Y tú muy inteligente.

-Al menos no tan tonto como tú.

El joven decidió no ponerle atención, pues a este paso le va a matar de un coraje, terminó con su comida, la agradeció y se puso de pie para retirarse a su habitación, o lo intentó, porque un súbito mareo le atacó y no supo más.

El mayor le tomó entre sus brazos, pues se había desmayado, así que le llevó a su cama para dejarlo dormir.

-No puedo creer que te pusieras a discutir cuando no te sientes bien, no es mi deseo pelear contigo, pero si estando furioso evito que te sientas triste...por mi esta bien, prefiero verte gritar que llorando.

Recostó al chico, le cubrió con la sábana y le dio un dulce beso en la frente, aún tenía alta la temperatura, le miró un momento.

-Aunque es muy divertido molestarte, sin duda eres tan interesante como me contaba tú madre.

  De nuevo se sentó en la cama y abrió el portafolio para realizar las labores que se estaban volviendo su rutina, cuando se estaba quedando dormido bajó a la sala.

............................

El rubio despertó por la mañana pensando que todo había sido un mal sueño, ¿cuál sueño? ¡Pesadilla! Se lavó la cara, se puso ropa limpia y bajo a hacer el desayuno, cuando de camino a la cocina encontró al pelirrojo dormido en un sofá, se la había pasado toda la noche haciendo papeleo.

Sintió mucho coraje al recordar todo lo que había hecho el día anterior, pero luego sintió un poco de pena, pues ese hombre le había estado cuidando al parecer sin descanso y el había sido un malagradecido. ¿Por qué se preocuparía tanto por alguien a quien no conocía? ¿Qué ganaba cuidándole?

-Anise...-palabra que salió de sus labios.

El chico se dio la media vuelta con el corazón roto en mil pedazos, no sabía porque, pero escuchar el nombre de su madre  había causado un gran dolor en su pecho, se retiro a la cocina para preparar el desayuno dejando solo al hombre que aún dormía.

-Anise...-decía nuevamente-lo siento...me he enamorado de tu hijo.

...............................

Cuando el joven terminó de preparar algunos hot cakes fue a despertar a su huésped, quedó impactado al mirar su rostro, ahora que estaba dormido tenía un semblante tan tranquilo, pero de la nada frunció el ceño para relajarse otra vez, el rubio no pudo evitar reír ligeramente, era un hombre muy extraño, lo tomo suavemente por el hombro para despertarle, el movimiento fue sutil pero logró su objetivo.

-¿Qué quieres?-le cuestionó.

-¿Te mataría ser más amable?

-Contigo si, además soy todo un caballero.

Una vez más el chico sentía que la furia recorría cada centímetro de su ser.

-¿Cuál es tú problema?

-En realidad tengo muchas quejas y todas tienen que ver contigo.

-¿Ah si? ¿Cómo cuál?

-Para empezar eres patético.

-¡¿Y con eso empiezas?! ¡Mejor no sigas!

-Tú preguntaste.

-Si, pero ya no quiero saber.

El hombre se sentó en el sitio y le miro intensamente entrecerrando los ojos poco después.

-¿Q-qué?

-Eso es lo que más me molesta-dijo señalando su cabello.

-¿Qué tiene de malo? ¿Te molesta el color?

-Ese maldito cuerno me desquicia.

El menor lo cubrió con sus manos completamente rojo para después comenzar a reír.

-¡Eres extraño! Ja ja ja ja ¡Nunca me habían dicho algo así! Ja ja ja ja.

El chico casi se partía de risa, pero estaba bien, ese era su objetivo pues no le gustaba verlo sufrir y parecía deprimido por alguna razón, además había mentido, si bien es cierto que el joven parece unicornio ama cada parte de su ser, desde que lo conoció, no, antes, cuando su madre le contaba acerca de el, es culpa suya que ahora este tan enamorado.

-Ja ja ja ja si mi cabello te molesta ¡tú barba es aún más rara! Ja ja ja ja.

  Esta vez el oji carmín le miró molesto, tragó duro tal vez no había hecho el mejor comentario.

¿Cómo iba a saber él que su barba es motivo de orgullo para ese hombre?...

Notas finales:

Hasta la próxima¡¡¡¡¡¡¡¡¡


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