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Sintomas por Abyss

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Notas del capitulo:

Bien! Al fin ;D.

Estamos al sexto mes y todavia falta la platica entre Hikari y Jun... Pero no creo que eso tome mucho tiempo pues Jun no guarda ningun rencor (?) lo mas probable es que solo me falte Kouki, pero probablemente ponga que hablen mucho despues, asi que en el siguiente capitulo espero finalmente poder hacer un salto de tiempo ;-; no miento cuando les digo que ya quiero acabarlo. Principalmente porque tengo miedo de arruinarlo en algun punto

Por eso no me gusta hacer fics tan largos >_< Al menos ya pense en como acabarlo (...)

En fin, finalmente quiero decir que la primera parte estaba destinada a ser parte de San valentin, lamentablemente como no sabia cuantos meses tenia Jun y ese dia iba a estar trabajando pues... No la tenia facil para escribir ._. ... Ni modo, se hace lo que se puede :)

Y hasta aqui los dejo porque quiero ver si alcanzo a escrbir mas :D

Byee

Respiro profundo antes de decidirse finalmente a entreabrir los ojos. Tenía aproximadamente diez minutos que había despertado, tras sentirse repentinamente incómodo en su posición de costado en la cama, tras mirar fijamente unos minutos la pared volvió a cerrar los ojos e hizo un sonido parecido a un gruñido antes de volver a esconder su rostro en la almohada. Su molestia nacía de la necesidad de tener a Riley durmiendo a su lado, algo que obviamente no estaba ocurriendo pues él mayor ya se había levantado a una hora que no podía calcular. Conforme los dias transcurrian, la ansiedad de todo lo que le estaba pasando crecía junto a ellos, la necesidad de sentir él brazo de un tranquilo y durmiente Riley rodear parte de la circunferencia de su abultado vientre cada día era más que necesaria para permitirle respirar con tranquilidad.

Cada día se sentía más pesado, algo que tanto él doctor como su madre le habian dicho que pasaría y sería todavía más notorio según siguieran creciendo los bebés, esto también significaba que cada dia tenia menos energía para mantenerse de pie y los dolores en su espalda poco a poco se iban incrementando. Su novia solía darle masajes para ayudarle a sentirse un poco mejor, y aunque funcionaban muy bien para él dolor físico eso realmente no le hacía sentirse más tranquilo. Había veces en que antes de dormir aún podía ser capaz de sentir perfectamente él montón de energía que no había podido usar durante el día, lo que le impedía conciliar él sueño y —por insana envidia— también se traducía como patear a Riley para impedirle dormir.

Que si, era un envidioso de mierda, pero no le importaba. Si él no dormía, Riley tampoco.

En lugar de molestarse, él mayor no solía hacer otra cosa más que reír y entonces, mantenerse despierto junto a su joven pareja y siempre que era posible intentar ayudarle a conciliar él sueño. Cuando se trataba de que él menor aún tenía energía para usar, la mayoría de las veces él sexo solía ser la solución a la falta de ejercicio durante el dia. Las pocas ocasiones en que esto no solía ocurrir, era que la razón por la cual era incapaz de conciliar él sueño, era porque los bebés no tenían ganas de dormir, Jun no negaba en ningún momento que la sensación de pequeño golpecitos o sentirlos moviéndose en su interior —o lo que él suponía eran ellos moviéndose— fuera molesta, lo único molesto era no poder dormir cuando en verdad quería hacerlo. Esas veces Riley solía quedarse despierto a su lado, besando su vientre, acariciándolo o simplemente abrazandolo mientras le hacía mimos en la cabeza, siempre a su lado, nunca dejándolo solo.

Con estos pensamientos en mente abrió los ojos una vez más, últimamente las cambios en su cuerpo —aparte del peso y los dolores— se encontraban siendo una molestia diaria. La forma en que su piel se tenía que estirar le causaba cierta picazón, eso sin mencionar que en ocasiones sentía sus pies hormigueando… Justo como en este momento, razón por la cual siguió mirando la pared sin emoción alguna y movió sus piernas bajo las cobijas, en un intento de dejar de sentir aquella molesta sensación.

Sin embargo, un extraño sonido en la cama debido al recien movimiento llamó su atención, parecía como si hubiese golpeado algo y este algo simplemente rebotó de su lugar tranquilo cerca de sus piernas. Curioso y medio despierto, se movió como pudo en la cama sin levantarse, buscando él extraño que minutos antes escuchó, más que nada porque a pesar de que lo habia oido, no sintio haberlo pateado. Lo que vio cerca de sus piernas llamó lo suficiente su atención que —con toda la rapidez que pudo— finalmente se sentó en la cama, solo para notar que parte de la cama y toda la habitación se encontraba llena de aquel objeto…

Globos.

Él no se podía ver de todos los globos que se encontraban amontonados en el lugar, de distintos colores e incluso de distintos tamaños —lo que no le sorprendía, pues uno nunca sabe cuanto inflar un globo antes de que decida explotar— aquellos que parecían llamarle para ser destruidos mediante algún alfiler o aguja. Sus ojos literalmente estaban brillando mientras observaba todos los globos que se encontraban viviendo tranquilamente en su piso, aquellos que pateó cuando finalmente se sentó al filo de la cama y se estiró para tomar uno entre sus manos y abrazarlo.

—Buenos días Jun~

Él rubio —tan sonriente, feliz y con un globo entre sus brazos— giró él rostro para ver a su novio observandolo desde la puerta, recargado tranquilamente en él marco de la misma con los brazos cruzados y sonriendo.

—¿Te gusta?—preguntó Riley con una sonrisa finalmente quitándose del marco de la puerta y caminando con dirección al rubio, haciendo que los globos volarán a distintas partes por donde él pasaba.

—¡Me encanta!—exclamó emocionado él rubio apretando aún más él globo en su pecho, mientras sentía como la cama se hundía a su lado, en señal de que Riley se acababa de sentar a su lado—Pero… ¿Porque?

Jun continuó admirando él montón de globos antes de girar él rostro y ver a su novio sentado a su diestra, con una gran sonrisa en él rostro y sosteniendo un globo amarillo con una sola de sus manos.

—Lo que pasa es que no se me ocurrió que otra cosa regalarte—comentó avergonzado Riley antes de hacer contacto visual con su novio, y finalmente notar que no, no había entendido a que se refiere—Jun… Estamos a la segunda semana de Febrero.

Él rubio se encogió un poco en su lugar y continuó mirando a Riley esperando una respuesta más completa. Que si, si estaba consciente de que ya estaban en Febrero, de hecho ya se encontraba en su semana veinticuatro de embarazo, por lo que no se encontraba sorprendido en lo más mínimo porque ya fuera Febrero.

—Es San Valentín.

Explicó finalmente él guardián del aura antes de agacharse y besar de manera casta los labios del confundido rubio, quien cuando finalmente logró reaccionar solo alcanzo a ver al mayor una vez más en él marco de la puerta.

—Yo voy por él desayuno, tú esperame aquí con los globos.

Él globo que había estado sosteniendo entre sus manos desapareció y se mezcló con él resto de sus primos en el suelo, mientras él rubio en la cama mantenía su rostro oculto entre las palmas de sus manos, totalmente sonrojado. Que sí, que estaba embarazado, si, también era verdad que ya vivían casi como si estuviesen casados y si, no era la primera vez que Riley le hacía un detalle de esos en alguna fecha específica —cumpleaños, aniversario— pero eso no quitaba el hecho de que fuera algo tan dulce.

Tan lindo que le hacía sonrojar.

Un sonrojo que desapareció casi instantáneamente cuando a la habitación entró un hiperactivo Riolu que compartía la misma necesidad de explotar los globos —y que de hecho era lo que estaba haciendo penas y los vio—que él. No faltaba decir que el sonido fue como música para sus oídos.

0.o.0

—No estoy segura de hacer esto.

Cynthia intentó —por todos los medios posibles— un bufido que mostrará su exasperación por las palabras recién escuchadas. A su lado —y sin bajar del barco— se encontraba Hikari totalmente congelada mientras miraba él final de las escaleras para bajar como si fueran su peor enemigo.

—¿Y si mejor volvemos otro día?

La rubia empujó cariñosamente a la menor con un intento de sonrisa, no es que no quisiera complacer a Hikari en su deseo de huir y luego volver otro dia, el problema realmente radica en que dudaba enormemente que la liga pokémon le concediera más días libres, suficientes permisos había estado teniendo ese año, y eso que ni siquiera iban por la mitad del año. Al paso que iba se quedaría sin vacaciones.

—Ya estamos aquí Hikari—dijo con una voz tranquila mientras la continuaba empujando en contra de su voluntad—No hay que desaprovechar la oportunidad.

—¿Y si vamos por Kouki y luego volvemos?—propuso Hikari antes de girarse y tomar los brazos a Cynthia, ya estando ambas en tierra firme.

—Eso era antes de subirnos al barco—respondió la rubia alzando una ceja, antes de agregar—Eso sin contar que yo misma te lo dije antes, de subirnos.

Un incomodo silencio se mantuvo entre ambas, siendo acompañado por el sonido de las olas golpeando las orillas de la playa, y atrayendo los ojos curiosos —y chismosos— de los marineros que les habían llevado amablemente hasta la isla. Cynthia espero pacientemente a que los ojos de Hikari finalmente la vieran directamente, para poder darle algo de apoyo emocional mirándola directamente, algo que lamentablemente nunca paso, pues la de cabello azul prefería continuar mirando él suelo como si fuese lo más importante del mundo que establecer contacto visual. Algo que obviamente le hizo soltar un suspiro.

—No entiendo Hikari—confesó Cynthia en un tono que mostraba que ya se encontraba cansada—¿A que le tienes miedo?

La joven con bufanda blanca alzó él rostro tímidamente, finalmente mirando directamente a la campeona de la región Sinnoh.

—¿Y si me odia?—preguntó Hikari al borde de las lágrimas.

Eso, por supuesto, le hizo soltar una carcajada.

—¡No te rías!—exclamó molesta Hikari finalmente soltando a la rubia y golpeando infantilmente él suelo con uno de sus pies—¡Esto es serio!

—Es que… Oh por Arceus—Cynthia respiro varias veces antes de poder decir algo mas, no podia creer que su novia realmente tuviera miedo de algo tan absurdo. Jun era tan amable como sincero, imposible que una persona como él pudiese guardar alguna clase de rencor, o incluso si lo hiciera en determinado momento, dudaba mucho que fuese durante un largo periodo de tiempo—Mi amor, te estas ahogando en un vaso de agua—sonrió aun con una sonrisa tatuada en su rostro debido al comentario anterior—Es imposible que Jun te llegue a odiar por algo asi, es mas, te puedo apostar que cuando aún eran vecinos, tenía más razones para odiarte cuando confesabas las travesuras que hacían juntos.

Hikari sintió sus mejillas arder ante lo ultimo, cuando aun eran vecinos, mucho antes de poder conseguir un pokemon y salir finalmente del pequeño pueblo donde vivían, Jun simplemente se la pasaba maquinando travesuras, aquellas en las que de una u otra forma siempre lograba conseguir su ayuda. Y de la misma forma, siempre era ella la que terminaba soltando todo lo que había hecho, incapaz de guardar él secreto tal cual como se lo pedía él rubio. Y que por lo mismo, siempre terminaba castigado.

—Tienes razón… —admitió la de gorro blanco mientras sonreía ligeramente al recordar aquellos días.

Esos días que se veían tan lejanos.

—Aun sigo sin creer que va a tener un bebé.—confesó Hikari finalmente alzando él rostro con decisión y dándole la espalda la Cynthia.—Me gustaria mucho poder verlo.

La sonrisa de Cynthia simplemente se ensanchó al ver finalmente como Hikari mostraba seguridad y se determinaba finalmente en ir a ver a quien se supone, era su mejor amigo.

—Debido a los meses que han pasado, creo que ya ha de estar más rellenito—mencionó emocionada Cynthia caminando con dirección a donde los marineros les habían dicho, vivían Riley y Jun.

—En mi vida había pensado en ver a Jun gordito—admitió con una sonrisa Hikari, caminando a la par de su novia.

La rubia asintió dándole la razón, sin duda alguna, la imagen de un Jun rellenito nunca había pasado por su mente, lo cual tenía sentido, siempre, sin importar el dia o el mes, uno podía verlo correr de un lado para otro. Sin duda alguna diariamente debía de hacer mucho ejercicio.

—¡Mira, los marineros tenían razón!—exclamó Cynthia mientras señalaba a la distancia—La casa realmente no está muy lejos del puerto.

0.o.0

Riley se encontraba afuera. Entrenando en la cueva con Lucario y él pequeño Riolu después de haberle acompañado a caminar durante casi dos horas por los alrededores de la isla. No es como si él realmente quisiera quedarse en casa sin hacer nada, si por él fuera justamente en estos momentos se encontrara al lado de ellos mirándolos entrenar a la distancia. Lamentablemente él peso extra había comenzado a ser una molestia, eso sin olvidar que ultimamente habia estado sintiendo sus pies hinchados y tener que ponerlos dentro de sus tenis era cada vez más difícil. Por lo que se sintió obligado a regresar a casa para descansar la espalda y acomodar sus pies en un calzado más cómodo. Sin olvidar claro, que Riley no estaba realmente seguro con la idea de que él rubio se encontrara junto a ellos dentro de la cueva.

No era exageración, era simple precaución.

Se lamió los labios tras sentirlos ligeramente secos, y de repente la necesidad de tener la boca ocupada se hizo presente. Por lo que soltando un suspiro y haciendo un poco de esfuerzo, se alzó de su lugar en él sofá antes de hacer su camino con dirección a la cocina, dispuesto a buscar algo que llamara su atención. Probablemente una zanahoria o un tomate. Sintió su boca llenarse saliva ante él pensamiento de comer una zanahoria.

Lamentablemente su misión se vio interrumpida por el sonido de la puerta al ser golpeada. Inmediatamente dejó de lado lo que se encontraba haciendo y camino rápidamente —lo más que su cambiado cuerpo le permitía— con dirección a la puerta, era imposible que quien tocara fuera Riley, pues aparte de traer su propio juego de llaves estaba consciente de que de vez en cuando la puerta no tenía seguro alguno —como en ese momento— por lo que las primeras personas que vinieron a su mente fueron Palmer y Byron. Su padre había prometido ir a darles una vuelta de vez en cuando para asegurarse que todo se encontrara bien, mientras que Byron continuaba con su costumbre de ir a entrenar a la isla hierro, aunque ahora en lugar de pasar directamente a entrenar se tomaba un momento para ir a ver si alguien se encontraba en al casa.

—¿Si?

Saludo él rubio apenas y abrió la puerta, curioso por la persona que podría estar al otro lado tocando su puerta.

—Hola Jun.

Una curiosidad que facilmente fue reemplazada por la sorpresa. Sin duda alguna, ver a su mejor amiga del otro lado, no se lo había esperado.


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