Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sintomas por Abyss

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bien, para ahorrarme la explicacion mas abajo lo explicare de una vez aqui.

En este capitulo ocurren dos cosas al mismo tiempo.

Una le ocurre a Byron y la otra les ocurre a Riley y Jun.

¿Que pasa con esto?

Pues bien, ambas cosas se desarrollan el mismo dia pero en distinto tiempo.

En ambas partes llega un momento en el que especifico la hora, pero solo para que sepan, que ambos sucesos pasan el mismo dia.

Y si, eso era todo. Ahora adelante, lean en paz :)

En Canalave City se encontraba desatando algo parecido a una tormenta… Corrección, aquello sí era una tormenta. No sería tan problemática de no ser que se encontraban justamente al lado del mar, y debido a la constante lluvia toda la ciudad parecía correr el riesgo de sumergirse finalmente en el mar —algo que no preocupaba a nadie, pues así era siempre cuando había tormenta así que al parecer, a casi todo el mundo le daba lo mismo, excepto a los marineros— lo único realmente molesto a aquellas horas de la madrugada —dos de la mañana para ser exactos— eran los constantes truenos, rayos y centellas que bailaban a su son en el cielo y asustaban a más de la mitad de los que viven allí, incluyendo claro, él constante riesgo de que se fuese a ir la luz.

El realmente no tenia ningún problema con la tormenta, desde que empezó la lluvia —a las once de la noche— simplemente paso de ella como si no fuese la gran cosa, total, ya había estado presente en varias de ellas y no eran cosa nueva, se encontraba ya lo suficientemente acostumbrado a ellas, que al igual que al resto, ya le daba prácticamente lo mismo.

El factor problema, por supuesto, era su querido hijo.

Roark tenía ya diecinueve años, y desde hace dos días se estaba quedando con él en la ciudad con la excusa de que quería pasar más tiempo con él como padre e hijo, algo no realmente convincente pero prefirió no decir nada. Obviamente su llegada tenía que ver con cierta parejita que solía vivir casi incomunicada en cierta isla, quienes recientemente tomaron la decisión de retirarse de la Isla hierro para dirigirse a Twinleaf Town.

Una buena idea si se consideraba que la tormenta tenía una semana de estarse formando y que por obvias razones, en la isla solían ser peores .

—¿Papa?

Byron alzó una ceja mientras su mirada continuaba perdida en el techo, sintió a su hijo removerse encima de su pecho en la búsqueda de una posición más cómoda, abriendo las piernas y poniéndola cada una al lado de su cintura, somnoliento como se encontraba restregó su cabeza contra el pecho del mayor antes de volver a quedarse quieto y continuar en su profundo sueño, algo confirmado fácilmente con la forma tan lenta y calmada en que se movía su pecho contra el propio.

Si.

Roark, su hijo, con diecinueve años, continuaba corriendo a su habitación para resguardarse en días de tormenta. Aquella no sería molesto, de no ser que desde hacía algunos años —ocho para ser exactos— ir a buscar cobijo en la cama de su padre no sólo era simplemente para dormir, en ocasiones, se volvían excusas para algo más.

El líder de gimnasio de Canalave City suspiro mientras pasaba una de sus manos por la cintura del menor y se movía en la cama, de tal forma que el mismo encontrase una posición cómoda —pues no era fácil dormir con alguien encima— cerró los ojos una vez más, decidido a conciliar el sueño de una vez por todas e ignorar el hecho de que se encontraba en la misma cama que su hijo, por una razón aparentemente inocente —cuya apariencia era terriblemente engañosa— e intentó por todos los medio de concentrarse en la lluvia y en la suave y constante respiración del menor que ignoraba olímpicamente los ruidos externos —algo que no hacía si dormía solo—.

Estuvo a segundos de dormirse, cuando su oído subdesarrollado —y atento— logro captar un sonido que no era agua golpeando aleatoriamente los alrededores, ni los estruendosos relámpagos… Más bien, parecían golpes dados contra la madera de manera precisa, muy distinto al sonido de que hacia la lluvia...

¿Golpes?

0.o.0

Jun y Riley observaron con interés y curiosidad la enorme caja que momentos antes Graziella le había pedido a Riley que le ayudará a bajar del ático. La caja era grande, no exageradamente, pues cabía y la podían subir y bajar del ático fácilmente, sea lo que sea que estuviese ahí adentro debía de estar por piezas, y por el peso, debían de ser un buen de piezas.

—¡Listo!—exclamó Graziella feliz cuando finalmente logró abrir la bien sellada caja, llamando la atención de los jóvenes— Riley, Jun, esta es la cuna que usó Jun cuándo nació.

Los dos jóvenes de la casa se miraron entre sí con obvia sorpresa, para posteriormente pasar al alegre rostro de la madre del rubio, no tardando mucho tiempo en tomarle la palabra y se acercaron para confirmar el interior de la caja.

—Wow… Es grande…

Mencionó Jun mientras veía el montón de piezas que de alguna forma estaban guardadas perfectamente en la caja de cartón, quien quiera que las haya guardado, deba de tener un doctorado en tetris.

—¿Tiene hasta el colchón?—preguntó Riley observando y tocando las piezas que había dentro de la caja, asombrado con el color del mismo, pues a pesar del tiempo continuaba manteniendo su común color blanco.

Graziella simplemente sonreía sin responder a ninguna de sus incógnitas —probablemente esperaría hasta ver la cuna armada para poder explicarles las dudas finales— y simplemente se dedicó a observar las piezas bien conservadas de la cuna, lo suficientemente grande que mantuvo a Jun desde que nació hasta que cumplió los cuatro —casi cinco— años, era lo suficientemente ancha como para tener a casi tres niños durmiendo ahí —recordando cuando cuidaba de Hikari, y como fácilmente ella y Jun cabía perfectamente dentro de la cuna— así como lo suficiente fuerte como para sostenerlos.

A simple vista no se veía ni desgastada ni vieja, aunque en realidad la cuna ya tenía partes donde se estaba descarapelando la pintura blanca con la cual había sido pintada en un principio hacía más de treinta años.

—¿En verdad podemos usarla?

La mujer de cabello castaño alzó la mirada de la cuna —sin darse cuenta de cuándo exactamente se había sumergido en sus recuerdos— para cruzar vista con las orbes naranjas de su único hijo, tan naranjas como las de ella.

—Claro que sí cariño, es tradición—comentó pensando un poco más en sus palabras, para simplemente ser para sí misma—Por decirlo de alguna forma, mi suegra, es decir tu abuela paterna, me la dio antes de que tu nacieras.

Jun se mantuvo en silencio tras dichas palabras —observando como Riley tomaba algunas piezas pequeñas de la cuna, notando también que la cuna tenía dosel— en su vida había conocido a la parte paterna de su familia, casi toda su infancia se la había pasado con su abuela materna —viuda desde hace diez años y residiendo en Jhoto— y una única tía que residía en la región de Johto junto a su esposo y sus primos a los que en su vida había vuelto a ver. La parte de su familia que faltaba raramente había sido mencionada por su madre, claro, ella era demasiado amable como para guardarles rencor o algo similar.

Por lo que decidió seguir su ejemplo y sonreír… Hasta que recordó un minúsculo detalles.

—Amm… ¿Mama?—llamó Jun, ligeramente avergonzado y notando como Riley se encontraba leyendo el instructivo de como armar la cuna que sabrán los dioses como lo encontró.

—¿Que ocurre cariño?—respondió amablemente Graziella, quitando polvo del delantal blanco que usaba casi siempre encima de su ropa.

—Lo que pasa… Es que estoy esperando gemelos… ¿No te dijimos?

—…¿Que?

0.o.0

Byron maldijo en voz baja mientras se movía de un lado hacia otro en la cocina de su hogar, calentando agua y sacando café como buen anfitrión que era, recibiendo amablemente a su invitado con toda la amabilidad del mundo.

—¿Se puede saber que haces aquí?

—¿Hay alguna prohibición en pisar tu hogar?

El líder de gimnasio se giró con cara de pocos amigos, aun en pijama —si es que usar una camisa blanca y pantalones de chándal se podía llamar pijama, entonces si, seguía usando su pijama— puesto que a su reciente invitado se le había ocurrido ir a visitarlo en medio de la tormenta, a tan altas horas de la noche.

—No la hay, pero un día de estos la pondré si es que así logró tener al menos unas horas de sueño—respondió molesto mientras le daba la dichosa taza al invitado que estaba hecho sopa, literalmente, pues aunque le abrió la puerta apenas y capto que, en efecto, estaban tocando a su puerta, todavía le dejo afuera empapándose aun mas, al no caer en cuenta que realmente lo tenia a él, en la puerta.

Posteriormente el silencio inundo el lugar mientras el invitado bebía un poco del café que amablemente le habían ofrecido, Byron por su parte se recargo en el marco que dividía la sala con la cocina, bostezando sonoramente y rascándose la parte posterior de la cabeza en un gesto cansado.

Ya estaba demasiado viejo para esta clase de cosas.

—¿Y entonces?—volvió a insistir el líder mirando a su amigo, quien prestaba más atención a la mesa que a su anfitrión—Dudo mucho que atravesará la región desde la Battle Frontier, hasta acá, viendo la hermosa tormenta que se desenvuelve encima de nosotros… Solo para tomar café, Palmer.

El adulto de cabellos rubios continuó con la mirada perdida en la mesa de madera, donde tenía el café a la espera de continuar siendo bebido. Byron observó el gesto pensativo que mantenía distante a Palmer, casi podría jurar que había ido a pedirle ayuda —o algún consejo— debido a lo ocurrido pocos días atrás.

—No tenía pensado llegar contigo—finalmente soltó el rubio cerrando los ojos, mostrándose como si fuese aun más grande de edad de lo que realmente era—Escuche rumores de que mi hijo estaba viviendo en la isla hierro, y tu casa quedaba de paso.

Byron se quedó pensativo sin apartar su vista de Palmer, curioso ante aquella oración.

—Pues, estás de suerte—comentó con un ligero tono de gracia en su voz, captando la atención de Palmer quien finalmente le dirigió la mirada— Tu hijo y su novio se fueron el día de ayer con tu esposa, querían darle la noticia lo más pronto posible.

—¿Desde ayer?—repitió el mayor de cabellos rubios, viendo como Byron dejaba de recargarse en el marco de la puerta para tener una mejor visión de un calendario que no había notado.

—Si, ayer vinieron a decirme que iba con ella en una visita sorpresa—respondió el líder de gimnasio después de haber verificado la fecha—Me avisaron que no iban a volver pronto, pero que intentarán regresar unos cuantos días antes de la siguiente cita de Jun con el doctor, ya sabes, para el seguimiento de… Del bebe.

El de cabello purpura/marrón dudo durante un instante si decirle o no a Palmer la noticia de que no era un solo bebé el que venía en camino, pero prefirió guardar el secreto, total, en algún momento tendría que ir a hacerle frente a su hijo y yerno, aunque por el día de hoy parecía que no iba a tener suerte.

—Podrías ir a casa de tu esposa, tal vez los alcances allí.

Un nuevo silencio se instaló entre ellos, Byron dando la mejor opción del momento y Palmer pensando en si hacer o no caso al único consejo que se encontraba recibiendo —además de la noticia de que su hijo no estaba en donde debería— estuvo a punto de contestarle algo a Byron, pero su boca simplemente se quedó abierta cuando ambos escucharon un ruido provenir de la habitación contigua, así como una somnolienta voz surgir de la sala.

—¿Papa?

El líder de gimnasio se giró rápidamente, solo para ver como su único hijo se tallaba uno de sus ojos de la manera mas tierna del mundo —de aquella manera que le hacía recordar cuando su Roark tenía seis años—por un instante olvido que tenia a Palmer a sus espaldas, lo mismo que pasaba con la tormenta de afuera, la cual había pasado a segundo plano y a ser ignorada olímpicamente desde que comenzó la extraña charla.

—¿Qué haces despierto a estas horas?—cuestión Roark en su tono somnoliento mientras terminaba de acercarse a su padre, ignorando por completo si había alguien más en el lugar o no.

—Yo…

Las palabras se olvidaron de un instante a otro, así como un montón de cosas que pasaron por su cabeza —de las que no recordaba nada en absoluto— cuando sintió los brazos de su hijo rodear el cuello de manera amoroso e inocente. Algo que logró hacer que se pusiera rojo de inmediato cuando escuchó un extraño ruido siendo hecho por Palmer, como si se estuviese ahogando.

—Volvamos a la cama.

Byron posó sus dos manos en la pequeña cintura de su hijo —aquella que le recordaba tanto a su ex-esposa—haciendo un ligero intento por quitárselo de encima —principalmente porque había un pájaro en el alambre—sin que se viese demasiado obvio e intentando pensar en algo que decirle sin que sonara mal o se pudiera malinterpretar.

Algo que, por supuesto, no logró.

—Adelantate, en un momento voy contigo.

Comento con un intento de sonrisa, solo para sentir como su hijo se despejaba ligeramente de su cuerpo y movía su rostro —el cual momento antes se encontraba oculto en su pecho— para hacer un intento de verlo directamente a los ojos.

No contestó, inclinó ligeramente su cabeza antes de alzarse de puntillas y besarlo.

Ahí. En el marco de la puerta. Donde le daban casi la espalda a Palmer —quien ahora sí se atraganto con el café o la saliva, no sabía— Era un beso tranquilo, que mostraba cómo se encontraba el menor —medio dormido— inocente, casi en su totalidad.

—Quiero que vengas conmigo… Anda vamos.

El sonido de una silla golpeando duramente con el suelo, fue fácilmente ignorada por el hijo, pero no tanto por el padre. Quien segundos después pudo escuchar la puerta trasera abrirse y cerrarse con fuerza.

Genial.

Olvido ponerle seguro a la puerta trasera.

0.o.0

Riley se movió como pudo entre el montón de gente que se movía de un lado a otro en la tienda departamental. Su mano derecha había sido tomada por su suegra, Graziella, quien se movía como toda una experta en el lugar y los estaba guiando, tanto para no perderse como para evitar ser tragados por el gentío, la zurda por su parte se encontraba alrededor de la —que futuramente ya no existirá— cintura de Jun, a quien estaba cuidando y trataba de no jalar demasiado para no hacerle daño alguno.

—¡Mamá! ¡¿Falta mucho?!

—¡Ya casi!

Era poco más de mediodía, y la mayor parte de la gente se encontraba encaminado hacia el área de restaurantes para —obviamente— sentarse durante un momento para descansar y volver a recargar energías con la comida —claro, siempre y cuando encontrasen un lugar vacío en el lugar que siempre parecía estar lleno— por lo que la tienda a la que ellos se dirigían no iba a estar tan llena.

Lo contrario a los lugares por donde debían caminar, los cuales se encontraban al reventar. Como si fuese fin de semana, hasta parecía hecho a propósito que toda la gente hubiese elegido el miércoles para ir a pasearse.

—¡Llegamos!

Anuncio Graziella finalmente, soltando de la mano a Riley —que por consecuencia se detuvo frente al local indicado, sin dejar de sostener a Jun en ningún momento— alzando los brazos señalando el lugar, mucho más emocionada que cuando llegaron a su casa, incluso más, que cuando se enteró que iba a ser abuela. Casi tan emocionada que cuando se enteró que tendría nietos al dos por uno —claro, había que remarcar el "casi" pues cuando supo que serían dos se puso hasta a llorar de la emoción—y entonces insistió que fuesen a comprar las cosas para los bebés de inmediato.

La cuna no era necesario, pues las que les iba a ceder —como herencia básicamente— era lo suficientemente ancha como para tener ahí a dos bebés sin problema alguno—claro, a menos de que quisiesen hacer el gasto extra de comprar otra cuna—.La mirada de ambos se movió hacia los altos y limpios ventanales transparentes que mostraban parte de los de los productos que vendían. Principalmente se encontraban los más grandes y llamativos, como carreolas y periqueras. La cabeza de ambos se movió al mismo tiempo, alzándola para observar el nombre de la tienda en esa clase de letreros gigantes que se suelen usar en ese tipo de lugares.

"Baby Upsca**"

—Bien, ¿Que estamos esperando?—pregunto Graziella mientras se dirigía a la puerta— Entremos.

Notas finales:

¡Me duelee la espaldaaaa!

En fin, espero reviews, sino recibo al menos uno aqui o en ramo de flores, no va a haber continuacion(?) estan advertidos >:D

Nota: la tienda de bebe si tiene nombre, pueden ponerla en el buscador sin los asteriscos y les saldra, creo, que en sugerencias, no quise poner el nombre completo porque si (?)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).