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¡Voy a robar tu corazón! por Milkin_Black

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Notas del capitulo:

Hola hola *u*/

Me alegra mucho poder saludarlos. Pido una disculpa por el enorme retraso, pero para ser sincera este capítulo dió muchísimos problemas y es que creo que lo escribí como 5 veces y siempre terminaba en drama, pero bueno, según yo, quedo mejor ahora.

Quiero también agradecer de corazón a todos los que han leído, y especialmente a quienes han comentado pues me han permitivo ver ciertas cosas sobre la historia.

Al respecto quisiera resolver una duda que quizá varios han tenido. Aunque coloqué en el resumen a la pareja de ShakaxAfrodita antes que la MiloxCamus, lo cierto es que para este fic ambas son protagónicas, y el resto de las parejas que no mencioné quedan como secundarias. Esto es porque bueno, amo a esas dos parejas.

La razón por la que quizá hasta el momento han leído más de CaMilo que de Dita y Shaka, creo que se debe a dos factores, uno, es mucho más facil (al menos para mi) bromear con CaMilo, y dos, porque siento que con pocas palabras era posible describir el tipo de relación pura, dulce y perfecta entre los novios oficiales, en cambio con la otra pareja tal vez me explayé más, debido a que su relación empezaba desde cero al inicio del fic, y bueno, solo tienen 15 días para enamorarse. 

Quizá mis razones no les parezcan muy validas, pero esa es la realidad.

Con respecto a los siguientes capítulos quisiera rogar un poco de paciencia, pues las cosas que van pasando en la historia son muchas y aunque se que varios quieren leer mucho más de CaMilo, otros gustan más del ShakaxDita, e incluso habrá algunos que se inclinen por alguna de las otras parejas, y siceramente quiero darle a cada parejita su momento de gloria en medio de todo aquel desastre entorno a la boda. Sin embargo, aun cuando los capítulos son largos a veces no logró incluir en uno solo todo lo que quisiera.

En fin,  sin aburrirlos más los dejo con el siguiente capítulo esperando que sea de su agrado...

Poco después de la partida de Afrodita y Shaka, solo quedaron en el jardín las tres primas Lindberg, junto con Aioria y Kanon. Las jovencitas habiéndose percatado de las constantes miradas que Kanon le dedicaba a Aioria, decidieron hacer lo más oportuno, así que excusándose con tener que ir a ayudar con algo a alguna de sus muchas tías los dejaron solos.

Aunque Kanon era un hombre de mundo, al estar junto Aioria, repentinamente las palabras le faltaron y por más que trataba de buscar en su mente algún tema para iniciar conversación, todo le parecía muy tonto, ridículo o trillado.

-¿Siempre es así?- cuestionó de pronto el guapo castaño haciendo gala de su encantadora sonrisa –Es decir, parecen ser muy intensos.

Kanon quien se sentía en la gloria ahora que el otro había iniciado la charla se acercó un poco, no sin  cierto nerviosismo –Emmm, quisiera decirte que no, pero no quiero mentirte…Y de hecho, ahora se han quedado cortos, hay ocasiones en las que realmente se arma toda una batalla campal –explicó recordando que casi siempre que se reunía toda la familia irremediablemente terminaban peleando.

-Wow, ¿en serio?...No sé si decirte que me parece divertido o estresante –dijo el menor imaginando toda una pelea con platos y comida volando.

-Uff, lo que te puedo decir es que a veces me avergüenza está familia –comentó en tono divertido provocando que la divina sonrisa de Aioria se ensanchara, lo que hizo que su corazón se agitara y golpeara fuertemente en su pecho - ¿Y qué dices tú? ¿cómo es tu familia?

-Jaja, mi familia definitivamente es mucho mucho más seria. Son personas amables y sencillas, y quizá porque somos solos mis padres, mi hermano y yo, no tenemos tantos conflictos.

-¿Entonces no tienen contacto con el resto de la familia?

-No realmente, mi madre siempre dijo que era debido a la distancia o la falta de tiempo, pues mi padre casi siempre está muy ocupado con las cosas del hospital. Pero sinceramente yo creo que la verdad es porque somos muy diferentes, y cuando nos llegamos a ver se hacen silencios incómodos y nos faltan temas de conversación…es horrible.

Kanon lo veía hablar totalmente embelesado, distraído por la armonía de aquellas varoniles pero bellas facciones que cada tanto se contraían por las múltiples sonrisas del castaño.

-No puedo creerte, ya he comprobado que tú tienes miles de historias interesantes de tus viajes.

-Sí, puede ser, pero creo que a veces les resultan aburridas…No lo sé.

-Entonces deben ser unos tontos, yo creo que podría escucharte hablar todo el día –soltó Kanon sin pensarlo, sorprendiendo por completo a Aioria que inmediatamente se puso rojo.

-¿De verdad?...Eso sonó…lindo…-musitó el biólogo bajando la mirada apenado.

Cuando lo vio, Kanon se percató de lo que había dicho, y sin poder evitarlo su rostro también se tiñó de rojo. Los nervios en cuestión de segundos aumentaron, pero al ver que Aioria no se había marchado, sino que permanecía a su lado adorablemente sonrojado y algo cohibido, decidió arriesgarse de una vez por todas, y tras aclararse la garganta, preguntó –Ummm…Aioria…yo me preguntaba si te gustaría salir un rato…Es decir, acabas de llegar y no conoces el lugar…así que si tu quieres…yo podría…bueno…ya sabes…

Aioria lo miró un momento sin saber muy bien que contestar lo que puso en alerta a Kanon quien supuso se había apresurado demasiado.

-Pero si no quieres está bien, no te sientas obligado, yo solo…

-Está bien. Me encantaría –respondió Aioria con esa magnética sonrisa conquistadora de gemelos.

Y sin más, ambos se dirigieron brevemente a la casa para avisar que estarían fuera  el resto del día.

 

Mientras caminaban de regreso a la mansión un grito los hizo saber que algo malo estaba pasando.

 

Cual si fuera un dejavú  Milo corría desesperado por toda la casa, pero en esta ocasión no lo hacía de la mano del francés, sino perseguido por un furioso Saga que no paraba de culparlo por aquel pequeño incidente del beso.

-¡¡Ven acá cobarde!!...¡¡Te enseñaré a no aprovecharte de la inocencia de Camus!!-gritaba a todo pulmón Saga dispuesto a darle una lección a ese pervertido rubio.

Durante todo el trayecto fueron seguidos de cerca por Camus quien decidió no intervenir luego de escuchar decir a Milo que aquello había sido un simple beso sin importancia que le había dado imaginando que era la princesa del cuento, así que desde la distancia disfrutaba a su modo de aquel divertido espectáculo.

Entre tropezones y una continua carrera dieron vueltas al comedor, cruzaron la cocina, dieron dos vueltas a la casa, y al regresar a la estancia se cruzaron con Shaka quien tan perfecto como siempre caminaba por ahí disfrutando de un delicioso helado de fresa.

-¡¡Shaka, muévete!!- ordenó Saga tratando de atrapar a Milo que olvidando por completo la distancia mínima permitida para acercarse al hindú, lo tomó de los brazos por la espalda, usándolo como un escudo humano.

El rubio, sin prestar mucha atención a lo que estaba pasando, se dejaba mover de un lado al otro sin parar de degustar su rico postre.

-¡¡Entiende que solo estábamos jugando…era una historia, una actuación!!...¡¡Además lo que Camus y yo hagamos es algo que no te incumbe!!-gritó el menor jaloneando al hindú de derecha izquierda para protegerse de la cólera del otro.

-¡¡Claro que me incumbe…yo lo quiero, y tú simplemente vienes lo besas y dices que no fue nada!!

-¡¡Entiende!!...¡¡Fue un simple beso y ya!!

-¡¡Nadie besa a otro nada más porque si!!

Milo ya cansado de todo eso, decidió que una demostración sería lo mejor para acabar de una vez con esa pelea, por lo que sin pensarlo ni medir consecuencias jaló el rostro de Shaka y le dio un beso en la mejilla.

Al instante Saga se paró en seco, y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo…-Tú…¡¿acaso estás loco?!

-¿Lo ves?...Un simple beso y ya –se jactó Milo viendo al otro en shock, momento que pensó usar para huir, pero entonces algo atrajo su mirada hacia la escalera.

-¿Puedes repetir lo que acabas de decir?-preguntó con voz espectral un radiante Afrodita avanzando con el cuerpo rígido por la ira hacia un muy asustado Milo que recién se daba cuenta de que corría peligro su vida.

-Afrodita…no…no es…lo que crees…No…espera…no…¡¡NOOOOOO!!

 

 

-Jajajaja, no puedo creer que le hicieras eso, pobre Milo –dijo divertida Rebecka mirando a su primo quien desde el incidente de la tarde no se había despegado ni un minuto de Shaka.

-Quiero mucho a Milo, pero se lo merecía por atreverse a tocar a Shaka…¡Él es solo mío! –dijo en sueco que permanecía sentado sobre las piernas de su novio abrazándolo posesivamente por el cuello, dificultando al pobre la simple tarea de llevar la taza de té hasta su boca.

-Yo creo que Rebecka tiene razón…tal vez exageraste un poco amor…-comentó Shaka ganándose una mirada molesta del peliceleste.

-No puedes decirlo en serio…¿acaso…te gustó que te besara?

Shaka al escucharlo y ver ese tierno puchero en el hermoso rostro de su novio casi se atraganta con el té –Bueno, no realmente. Es decir, fue solo un ligero contacto y ya, algo así como un saludo como el que se la a un padre o un hermano, así que  no creo que se mereciera lo que le hiciste, fuiste muy duro con él.

-Yo solo hice lo que debía…por eso soy tu novio- repuso Afrodita cruzándose de brazos molesto.

Shaka al verlo no pudo evitar sonreír, embobado por esa actitud tan tierna e infantil del otro –Eres tan lindo cuando te pones celoso –dijo dulcemente haciéndole cosquillas en el torso.

-Jajaja…¡Shaka, no!...jaja…no…espera…¡estoy molesto contigo!-dijo retorciéndose ante en tacto de su novio que cada tanto le daba besitos en la mejilla –Te amo.

Tan solo oírlo bastó para que Afrodita olvidara por completo su enojo y lo capturara en un demandante beso, sin reparar en los presentes que  sonrojándose se esforzaban por mirar hacia otro lado y no ver esa intensa muestra de afecto. Obvio, salvo sus tres primas que discretamente inmortalizaban el precioso momento con su celular.

 

-¿Aun te duele?- cuestionó Camus sosteniendo la bolsa de hielo sobre la cabeza adolorida de Milo donde se elevaba triunfal un lindo chichón.

-Auch…nunca pensé que Afrodita pudiera tener la mano tan pesada –se quejaba el pobre rubio tratando de acomodarse en la cama –Y todo por culpa de tu acosador…¡Si él no hubiera llegado entonces nada de esto habría pasado!...Además, ahora que lo recuerdo, ¡tú tampoco me ayudaste Camus!

El francés se sentó a su lado mirándolo con el ceño fruncido -¿Y qué esperabas luego de haberme llamado princesa frente a Saga? Además, creo que te lo merecías por besarme sin mi consentimiento –dijo en un fingido tono ofendido cruzándose de brazos.

-¡¡¿Eh?!!...¡Pues yo no recuerdo que te hayas resistido!...¡Además ya se los dije, soy tan buen actor que me deje llevar por la lectura y…simplemente pasó!- explicó el heleno levantando ligeramente el cuerpo lo que hizo que aumentara su dolor.

Camus sonrió de lado mientras lo ayudaba a recostarse de nuevo. Si Milo quería jugar, entonces el también lo haría –Debo decir que tu lectura fue…aceptable…pero- dijo poniendo una mirada sensual al tiempo que se acercaba al rostro griego –el beso…fue tan…-murmuró en tono sexy muy cerca de la boca de un sorprendido Milo que sentía a sus mejillas arder mientras sus labios vibraban en espera de un inminente contacto…-fue tan…

-¿Si?...-cuestionó Milo bastante excitado por la nariz de Camus que suavemente rozaba su oreja…

-Regular…

-¿Regular?- repitió el rubio sintiendo que su nube onírica se rompía.

-Así es –afirmó Camus poniéndose de pie –Creo que besando mereces algo como…un seis.

-¡¡¡¿Eh?!!!...¡¿Cómo que seis?!

-Lo siento Milo, pero creo que tienes que mejorar –repuso el pelirrojo poniendo una sonrisa inocente.

-¡¡Oh no, esto no se va quedar así!!...¡Ven, ahora mismo te mostraré como te hace vibrar mi seis! –gritó tratando de ponerse de pie, pero al tener el cuerpo adolorido eso le fue imposible.

-Oh, si…ya estoy vibrando, de verás –se burlo Camus sintiendo el dulce néctar de la venganza –Ahora si me disculpas voy a darle las buenas noches a Afrodita, porque ya sabes…yo si puedo moverme –no dijo más, pues fue silenciado por una almohada que apenas si pudo esquivar.

Milo se quedó en la cama totalmente indignado, sintiendo como justo ahora su orgullo dolía mucho más que ese infeliz chichón en su cabeza –Ja, ¿seis?...¿cómo se atreve ese franchute?...Pero ya verá, en cuanto pueda levantarme sabrá de lo que soy capaz.

 

 

Camus reía como un chiquillo por su reciente travesura, pero el gusto le duro poco pues apenas dio unos pasos lejos de su habitación, al levantar la vista se topó con Saga.

-Camus, tenemos que hablar- pidió el peliazul con una seriedad que hizo al pelirrojo sudar frío.

Sin poderlo evitar, lo acompañó hacia los jardines.

-Camus, ¿hay algo entre tú y Milo? –preguntó sin rodeos tomándolo completamente por sorpresa.

Camus analizó la pregunta, y bueno, realmente no era como que estuvieran saliendo ni nada de eso, pero para estas alturas resultaba innegable que al menos sentían algo de atracción por el otro, aunque eso realmente no tenía importancia dado que su objetivo era sobre todas las cosas quedarse con el corazón de Afrodita –No, no hay nada…solo somos…mmm. alguna clase de amigos, supongo.

Saga asintió complacido por la respuesta del galo –Bien, me agrada oírlo, porque bueno, me debes aun una cita, así que me gustaría que saliéramos mañana.

Camus permaneció de piedra escuchando ese…¿aviso?...porque claro estaba que más que una invitación parecía una orden, pero estaba atrapado, lo había prometido frente a toda la familia así que no podía negarse.

-Bien, lo haré- dijo con el mismo ánimo con que iría a  su propia ejecución.

En cambio, ante su respuesta,  los bellos y sexys ojos verdes de Saga se iluminaron, seguro de que esa sería la perfecta oportunidad para demostrarle a Camus la fuerza de sus sentimientos guardados por años, y su nivel de compromiso. Estaba tan emocionado que sin pensarlo lo abrazó –Gracias…soy tan feliz –susurró a su oído para luego darle un beso en la mejilla.

“Oh, Dios”…pensó Camus sintiendo el alma en un hilo mientras veía al mayor de los gemelos caminar feliz rumbo a la mansión “¿Y ahora qué voy a hacer?”.

 

 

Luego de haber pasado a ver que Milo estuviera bien, Afrodita volvió a su habitación extrañamente callado, meditando en lo dicho por su novio durante la cena.

-¿Ocurre algo?- cuestionó Shaka notándolo  pensativo.

El peliceleste lo meditó un momento, y luego luciendo su bonita carita preguntó –Amor, ¿de verdad piensas que soy muy celoso?

A Shaka en un principio lo tomó por sorpresa la pregunta. Sonriéndole dulcemente levantó con delicadeza su rostro y lo besó, pensando en que a veces olvidaba que el otro era mucho más sensible –Yo te amo Afrodita, y nunca dejaré de hacerlo, así que puedes dejar de preocuparte. No hay forma de que mire o sienta algo por ninguna otra persona ¿de acuerdo?

Afrodita respondió con un fuerte abrazo mientras apoyaba la cabeza en el hombro de su prometido. Lo amaba tanto que era natural querer atesorarlo como lo más precioso en su vida, y mientras esos cálidos brazos lo rodeaban podía relajarse,  y sentirse realmente tranquilo y seguro.

 

 

A la mañana siguiente todos disfrutaban muy contentos del desayuno. Incluso Milo quien se sintió mejor luego de que Afrodita fuera a verlo temprano para disculparse en cierto modo, no por golpearlo, pero si por su rudeza excesiva, lo cual lo hizo sentir inmensamente feliz y le ayudó a recuperar sus fuerzas.

Así pues, todo era paz y felicidad, hasta que la puerta sonó. De inmediato las tías Lindberg se pusieron de pie y con unas sonrisillas sospechosas  salieron disparadas hacia la puerta. Poco después Antonieta, la madre de Alexio, volvió…-Afrodita, cariño…alguien viene a buscarte.

Acto seguido hizo su aparición un guapísimo hombre alto, de larga cabellera platinada, quien vestía un elegante traje negro y llevaba en sus manos un enorme ramo de rosas.

-¡¡Feliz inicio de las festividades prenupciales!!- gritaron las tías al unísono provocando un gran alboroto entre los presentes, quienes muy divertidos animaban al peliceleste a ponerse de pie.

Milo y Camus se miraban entre sí, sin comprender de que iba todo eso, al igual  que Shaka quien repentinamente se había puesto demasiado serio, y miraba con recelo a aquel desconocido hombre que no apartaba la vista de su prometido.

-Afrodita, cariño, ven –dijo la madre de Saga prácticamente arrastrando al menor hacia el recién llegado, a quien Dita saludó amigablemente pues se conocían desde la infancia.

-Bien, corazón, como aun falta que llegue parte de la familia nos pareció mejor comenzar los tradicionales juegos previos a la boda con las “Citas de despedida”, y Minos Griffo fue el afortunado para ir primero, así que corre y alístate porque hoy pasaras todo el día en una cita con él.

-¡¿Qué?!...-cuestionaron al mismo tiempo Camus, Milo y Shaka.

Este último bastante enfadado y confundido se levantó de su asiento, atrayendo la atención de todos por su inusual conducta- ¡Deben estar bromeando! ¡No hay manera de que permita que eso pase! –indicó con una profunda seriedad, haciendo sentir muy extraño a Afrodita quien tan acostumbrado estaba a ser quien celaba, que se sorprendió por la repentina actitud de su novio.

-Amor, tranquilo…esto es solo una tradición…-dijo una de las tías tratando de acercarse al rubio.

Y así lo era. Desde hacía varios años en la familia Lindberg,  al igual que en gran parte de Suecia, días antes del enlace nupcial se llevaban a cabo una serie de eventos a los que llamaban “Festividades nupciales” que eran básicamente un conjunto de tradiciones con el fin de recolectar para la pareja amor, felicidad, alegría y buenos deseos para el inicio de su propia familia. Y uno de los principales eventos era precisamente las “Citas de despedida” donde uno o ambos miembros de la pareja debían tener citas sorpresa con l@s mejores solter@s de la región quienes durante todo un día tratarían de robar su corazón. Si al final, la pareja no caía en la tentación, podían estar seguros de que su matrimonio sería fuerte y no se estropearía por infidelidades y deshonras.

Shaka escuchó atento la explicación, y aunque comprendía teóricamente el buen  motivo que había detrás de todo ello, simplemente no dejaba de parecerle una locura. Pero al mirar los rostros felices de todos los miembros de la familia que veían todo aquello como algo normal, no tuvo más opción que apretar los puños y aceptar.

-¿Y cuántas citas deberá tener? –dijo concentrando todo su autocontrol en parecer calmado.

-Los mismos que llevan de conocerse.

-¡¿Qué?!...¡¿Deberá tener tres citas?!- gritó esta vez Milo para sorpresa de todos –Ejem, es que yo, ya saben…estoy preocupado por Shaka, ¿no creen que esto es muy raro y difícil de aceptar para él?  – dijo logrando arreglar las cosas, además de que se le había ocurrido una brillante idea -¡Ya se!...Si gustan yo puedo ayudar con una de las citas, porque como saben, Afrodita y yo somos amigos desde hace tiempo, y así Shaka no se preocupara.

-Lo siento Milo, pero solo puede salir con personas junto a quienes haya crecido, y este niño (refiriéndose a Minos que no había apartado ni un minuto la mirada de Afrodita) fue durante mucho tiempo su gran amigo de juegos. Ahhh, aun recuerdo cuando eran chicos y pasaban horas en el lago nadando los dos solos.

A cada palabra el pobre hindú se sentía peor. Como nunca antes, podía experimentar un ardor en el pecho que lo hacía querer gritar, pero en lugar de eso optó por tratar de contenerse y cerrar con fuerza sus puños.

Para Afrodita no pasó desapercibido el estado complicado de su novio, por lo que liberándose de las garras de sus tías, se sentó junto a él –Amor, ¿estás bien?-preguntó posando su mano sobre los blancos nudillos del otro, lo que hizo reaccionar a Shaka que solo volteo a verlo con una leve sonrisa que le había costado tanto poner –Cariño, son solo un par de inocentes juegos por nuestro matrimonio, lamento no habértelo dicho antes, pero es una larga y rara tradición familiar…Pero si no te agrada la idea podemos cancelarlo y…

-Ve…esto es importante para ustedes, y yo lo respeto. Así que no te preocupes, yo lo entiendo –dijo lo más tranquilo que pudo suprimiendo el fuerte deseo de tomar a Afrodita en sus brazos y encerrarse juntos en su habitación lejos de todas esas tías a las que ya no estaba tan seguro de querer invitar a la boda. Lo que lo frenó fue que desde siempre había sabido que sus culturas eran muy distintas, y ya en otras ocasiones habían sido Afrodita y su familia, quienes se esforzaban por entender y participar en algunas de las costumbres hindús, siempre con una excelente actitud y una enorme sonrisa, por lo que ahora se sentía en deuda.

-¡¡Muy bien, sabíamos que entenderías corazón!!...Además no tienes de qué preocuparte, todas las actividades están registradas  en este bonito itinerario, y por supuesto está prohibido cualquier tipo de contacto físico- dijo la madre de los gemelos dedicándole una enorme sonrisa  –Ahora amor (refiriéndose a Afrodita) ve a cambiarte, no hagas esperar a tu amigo.

Y así, empujado por sus muchas tías, Afrodita subió a cambiarse y poco después se fue en compañía de Minos para poner por primera vez a prueba su amor.

 

 

-¿Es idea mía o esto es una completa locura?-susurró Camus a Milo, mientras veían juntos como la familia Lindberg se alegraba luego de la partida de Afrodita y en vano trataban de hacen sonreír a un muy serio Shaka.

-Tienes razón, pobre Afrodita, sus tías están locas.

-Ja, pero seguro no dirías lo mismo si te hubieran dado la oportunidad de participar en las citas –señaló el pelirrojo mordaz, viendo de reojo a un sonrojado Milo.

-Bueno, al menos yo lo intenté, pero tú ni siquiera dijiste nada. Pero no te preocupes, sea como sea, nuestro deber ahora es tratar de averiguar a donde fueron y seguirlos –dijo el rubio emocionado en parte por poder actuar al menos una vez como todo un agente encubierto.

-Lo siento no puedo- repuso Camus regresando hacia su habitación.

-¿Qué?...¿por qué no puedes?- cuestionó Milo siguiéndolo.

-Porque hoy yo…yo…

-Camus- interrumpió Saga quien iba justo en dirección contraria –¿te parece si nos vemos en la entrada en una hora?

El aludido solo asintió.

-Bien, entonces te espero- y acto seguido, el gemelo mayor siguió su camino.

A Milo le tomó solo un momento darse cuenta de lo que ocurría, y con los ojos demasiado abiertos y una voz increíblemente fuerte dijo -¡Camus!...¿Enserio vas a tener una cita con Saga?

Camus se sobresaltó por la indiscreción del otro, y tapándole la boca lo arrastró hasta su recamara.

-¡Por dios Milo!...¿no puedes ser más discreto?

-¿Discreto?...Conociendo a esta familia seguro soy el último en enterarse que saldrías con él…-expresó realmente molesto, pues ahora no solo debía lidiar con el hecho de que Afrodita fuera obligado a salir con otros hombres además de su perfectísimo prometido, sino que también Camus, su único aliado en esa casi imposible misión ahora lo dejaría para irse con Saga –Pues ojalá y te diviertas en tu cita –dijo cruzándose de brazos –Para que lo sepas, yo mientras iré a cuidar que el tal Minos no se aproveche de Afrodita –y sin más se marchó orgulloso.

 

 

-Todo esto es muy raro- dijo Rebecka a sus hermanas una vez que el resto de la familia se dispersó.

Ellas varias veces habían sido testigos de ese tipo de juegos tradicionales antes de las bodas, los cuales les parecían divertidos porque incluso los novios los disfrutaban. Pero por alguna razón, esta vez sentían que algo estaba mal…

-Tienes razón, lo mejor será averiguar qué está pasando –concluyó Stella antes de que las tres se marcharan a buscar a sus tías.

 

 

-Shaka cariño, no tienes que poner esa cara, es solo una inocente tradición.

-Así es Shakita, no tienes por qué estar celoso, es solo un juego –dijo la madre de los gemelos, al percatarse del semblante sombrío del rubio luego de que se fuera el hermoso sueco.

Shaka aun no comprendía del todo lo que le estaba pasando. Por primera vez en su vida sentía un extraño ardor en su cuerpo, estaba molesto, ansioso, y no podía dejar de pensar en aquel hombre que “por tradición” se había llevado a su novio –No estoy celoso…yo…yo solo…creo que iré a dormir, me duele la cabeza –e inmediatamente se dirigió hacia las escaleras dejando sorprendidas a las mayores con su actitud.

En cuanto llegó a su habitación se tiró sobre la cama, hundiendo el rostro en una almohada que logró ahogar su grito de frustración. En ese instante deseo como nunca hablar con su hermano, Dohko, o incluso con Aspros, pero ninguno estaba, pues por recomendación de la madre de los gemelos habían ido a dar un tour por la región junto a Lugonis y regresarían dentro de un par de días. Pensó también en Aioria, pero no lo había visto desde el día anterior…Estaba solo…

Lo más maduro era dejar de pensar en eso, aceptarlo como un simple juego y concentrarse en algo más útil o productivo, pero simplemente no podía hacerlo, no con esa molesta opresión en el pecho y el dolor de estomago al recordar lo que había pasado hacía poco más de media hora gracias a las tías del sueco.

-No puedo más- se dijo después de un tiempo, habiendo tomado una decisión.

                                                                                      

 

Después de haber pasado un día increíble con el gemelo, Aioria accedió sin problema a ver una película con Kanon…solos…en su habitación, aprovechando que Saga estaría todo el día afuera con Camus.

Ambos se sentían muy nerviosos, pues en la habitación flotaba esa salvaje atracción que hacía a su corazón acelerarse con la simple cercanía del otro.

Comenzó la película, una cinta de terror, para ya saben, justificar el asunto de la puerta cerrada y las cortinas corridas que oscurecían bastante el cuarto. Movidos por hilos invisibles, sus manos se buscaron entre la oscuridad, y solo eso bastó para dar lugar a un frenético beso que durante toda la noche habían deseado.

Kanon se colocó sobre Aioria, devorando sus carnosos labios mientras con caricias ansiosas iba delineando aquella impactante anatomía.

-Espera…te tengo una sorpresa…-dijo de pronto el mayor usando todo su autocontrol para detener el beso, y salir en busca de algo especial que había dejado en la cocina –ahora vuelvo…-se despidió con una sonrisa coqueta.

Aioria se dejó caer sobre la mullida cama. Todo su cuerpo aun vibraba de excitación por el toque del gemelo. Sonrió como un niño pequeño sintiendo la aceleración de su pecho. Mientras esperaba vio en la pantalla como la protagonista era aparentemente asustada por un espíritu o algo parecido.

Estaba tan inmerso en lo que veía que no notó a una sombra escabulléndose por el piso hasta que algo jaló con fuerza su pierna.

-¡¡¡Ahhhh!!!- gritó asustado dando un brinco en la cama -¡¡Por Dios Shaka!!...¡¡¿qué rayos haces?...casi me matas del susto!!- gritó alterado al descubrir que era su rubio amigo quien extrañamente seguía a gatas y rápidamente inspeccionaba toda la habitación, ignorándolo por completo.

-¿Y Kanon?- susurró el hindú al no ver por ningún lugar al gemelo.

Aioria frunció el ceño al no comprender esa extraña actitud del otro –Fue a la cocina por…

-¡Perfecto!…ven- dijo Shaka jalándolo del brazo.

-Espera, no puedo irme, Kanon está por venir-se excusó Aioria sin comprender la actitud del otro.

Shaka de inmediato volteó s verlo con esa carita tierna que ponía cada vez que quería convencerlo -Necesito tu ayuda...por favor - dijo con un tono tan tierno que Aioria quien era todo corazón no pudo resistirse y tras dejarle una nota a Kanon se fui sigilosamente con su amigo.

 

 

Greta, la madre de los gemelos caminaba alegremente por los jardines complacida por el rumbo en que iban las cosas. Y es que con esa cínica sonrisa era imposible ocultar que estaba detrás de todo lo ocurrido, la responsable de utilizar con la excusa de las “Festividades prenupciales” todas las armas y trucos posibles para impedir esa boda…¿Por qué?

Realmente Shaka le agradaba, le parecía un joven encantador, pero cada que lo veía le imposible dejar de pensar que sangre hindú corría por sus venas. Según sus estándares, no importaba que poderoso fueras, el origen era algo importante al momento de tomar una decisión que uniría por siempre a dos familias.

Y para ella, que era descendiente de una poderosa familia aria, no le parecía agradable terminar unida a gente de sangre impura, nacidos en un infortunado país subdesarrollado, lleno de gente rara, pobre e ignorante,  de piel morena. Tan solo imaginarlo la hacía temblar de desagrado.

Por eso era su misión como tía, era velar por el futuro del más querido de sus sobrinos, lo que la hizo dar un nuevo rumbo a las viejas tradiciones, y aprovecharlas para citar adrede al bello peliceleste con jóvenes no solo nobles y bien parecidos, sino que morían de amor por él. Quizá así, luego de tres grandes citas, Afrodita cambiaría de parecer y se retractaría de casarse con el rubio, quien al final no sería sino un simple capricho temporal.

 

 

Mientras tanto en una bella ciudad de los alrededores…

-¿Es enserio Shaka? ¿Me puedes explicar qué es exactamente lo que estamos haciendo aquí?- cuestionó Aioria quien junto al rubio se escondía detrás del mostrador a la entrada de un elegante restaurante, donde Minos y Afrodita acaban de ingresar –Shaka, esto no está bien, si tanto te molesta solo ve díselo.

Y no es que Aioria fuera una mala persona, o no quisiera ayudarlo, pero luego de haber seguido a la “pareja” por un gran invernadero, dos galerías de arte en un pueblo cercano, además del lago y a través de diversas tiendas en la ciudad, era obvio que el estado de su amigo era cada vez peor. Y si el itinerario que les dieron las tres primas Lindberg antes de salir de la mansión estaba en lo correcto, aun faltaban al menos 5 paradas más.

-Shhh…no puedo hacer eso…-musitó Shaka asomándose ligeramente solo para presenciar como el peliceleste sonreía emocionado ante algo comentado por el otro.

-Disculpen caballeros, ¿puedo ayudarles?- preguntó de pronto el hostess del lugar, que extrañado por su actitud además de sus sencillas ropas, los miraba con cierto desdén.

-Ah, sí, hola –respondió Aioria pensando rápidamente en una buena forma de salir de ese problema –Bueno, queremos una mesa, por favor –pidió con una hermosa sonrisa, pero el mesero viendo que seguían aparentemente ocultándose de algo, continuo sin moverse mirándolos sospechosamente.

Shaka estaba tan estresado con lo de Afrodita, que no tenía ni el tiempo ni la paciencia como para discutir con aquel hombre, así que sin más sacó su cartera –Solo denos la mejor mesa, y lo más caro del menú, ¿de acuerdo?- dijo deslizando sobre el mostrador una pequeña tarjeta negra que de inmediato hizo que el mesero cambiara por completo su actitud, al ver por primera vez en su vida una tarjeta  Centurion.

-¡Oh, claro, señores!... ¡Será un gran placer atenderlos, inmediatamente  los llevaré a su mesa! ¿Desean alguna otra cosa? Yo mismo los atenderé, así que no duden en ordenar lo que deseen.

-Ey, disculpe…-susurró Shaka llamándolo de regreso.

De inmediato el hostess volvió colocándose a su altura detrás del mostrador -¿Si?...Será un placer cumplir con cualquiera de sus deseos.

-Si, ok…-interrumpió Shaka que detestaba la forma en que la gente cambiaba ante ese simple pedazo de titanio–Necesitamos dos menús.

-¿Dos menús?- repitió el mayor sin comprender muy bien para que los querían.

Entonces intervino Aioria, presintiendo que si aquella conversación se extendía, Shaka terminaría por explotar, pues aunque normalmente era un ángel, cuando de verdad se enojaba era mejor cuidarse –Oh, por Dios, ¿acaso no lo sabe?...En realidad no lo culpo, lo occidentales suelen ser tan indecentes, pero de donde  nosotros venimos es una gran falta de respeto ver a los demás comensales degustar sus alimentos  mientras caminamos hacia nuestra mesa….¡En serio es una horrible vergüenza, y una falta a la privacidad de los demás!- añadió con dramatismo haciendo unas muecas que en cualquier otro momento le habrían resultado divertidas a su amigo.

El hostress quien a estas alturas creería cualquier cosa que dijeran asintió exageradamente –Si, si, si, disculpen mi torpeza, creo que he escuchado sobre eso en alguna ocasión…lamento no haberlo pensado….aquí tienen, ojalá que con eso baste para que se sientan cómodos.

-No hay cuidado –dijo el castaño sonriente tomando los dos menús.

Así, lo más discretamente que pudieron, escondiéndose detrás de muros, meseros y altos arreglos florales colocados estratégicamente por todo el lugar, finalmente llegaron a su mesa donde quedarían parcialmente ocultos por un enorme arreglo floral.

-Eso fue sin duda lo más absurdo que he escuchado –comentó el rubio incrédulo de que aquel adulador hombre creyera una mentira como aquella.

-Bueno, lo que importa es que logramos entrar…ahora, ¿cuál es tu plan?- cuestionó Aioria jugando con su servilleta, pero al no obtener respuesta volvió su mirada hacia Shaka quien miraba fijamente en dirección a la mesa de su novio –No puede ser…¿es enserio? ¿ahora  lees los labios?- dijo con evidente burla.

-Chsss…podría si estuviera un poco más cerca.

En eso Minos volteo, haciendo que de inmediato ambos se cubrieran la cara con el menú mientras trataban de esconderse detrás de las flores.

No mucho después llegó su comida, y tras despedir al molesto adulador, Aioria se dispuso al menos a disfrutar de su platillo, pero se dio cuenta de algo importante.

-Eh, Shaka…-musitó jalando suavemente el plato del rubio que miraba distraído hacia la otra mesa, mientras picoteaba molesto la comida en su plato.

Shaka musitó entre dientes algo inentendible luego de ver reír alegremente a Afrodita, por lo que terminó clavando con fuerza el tenedor en su plato, tomando por sorpresa a Aioria que de inmediato desistió en tratar de quitárselo -¿Qué ocurre? –preguntó ante la mirada seria del castaño que le indicó que mirara hacia abajo -¿Pero qué…?- murmuró notando que su comida ahora era una masa amorfa de cosas que no reconocía.

-Shaka, yo, creo que no debes comerlo.

-No, solo está un poco revuelto –dijo analizando un raro trozo de una masa extraña de color verde oscuro.

El sonido de la risa suave y linda de Afrodita lo distrajo, y de mala gana se llevó aquel trozo a la boca…

-Shaka, no…no deberías…comer eso…-murmuró Aioria notando que había ocurrido lo inevitable.

–Ummm…¡Está rico!- comentó gratamente sorprendido tomando otro bocado.

Aioria intentó detenerlo, pero esa era quizá la primera vez en todo el día en que al menos lo había visto dibujar una ligera sonrisa, así que optó por dejarlo seguir, después de todo, ¿qué mal podía hacerle si no se enteraba?

Lamentablemente el hostress llegó a saber si los señores deseaban algo más, ocasión que aprovechó el joven Radhav para resolver su duda.

-Sí, me gustaría saber qué es esto, realmente está delicioso.

-¡Que gusto saber que le agradó!...Ese es nuestro platillo especial, es una mezcla exótica de de diversas semillas de la región, trigo, vino tinto y la más excelsa y especial carne de res, además…

Shaka dejó de escuchar luego de la palabra res. En instantes su rostro adquirió un tonó pálido y salió corriendo al baño, seguido por Aioria.

Media hora después al fin salió del pequeño cubículo. Se veía mal, algo sudado, completamente despeinado, pálido, triste y molesto.

-¿Estás bien?-preguntó Aioria preocupado.

Shaka negó suavemente con la cabeza –Regresemos a la casa.

-¿Eh?...¿no íbamos a seguirlos hasta la noche?

-No…no tiene caso…- dijo a sabiendas que aunque su mente comprendía que el sueco no actuaba por su propio gusto, su corazón simplemente no podía soportar verlo sonreír cuando estaba con otro.

 

 

Cuando comenzó a oscurecer, Minos optó por llevar a Afrodita a su casa. Era cierto que él,  desde hacía algunos años guardaba un secreto amor por el lindo sueco de ojos celestes, por ello cuando la tía Greta lo visitó para invitarlo a formar parte de las “Citas de Despedida” de inmediato aceptó, sobre todo al saber que el objetivo de tal evento no era otro que acabar con el compromiso.

Con esa idea había llegado a recogerlo por la mañana, pero no había pasado ni media hora cuando se dio cuenta de cuan equivocado estaba. Y es que Afrodita lucía feliz, no por los bellos, elegantes o modernos lugares a los que lo había llevado, ni mucho menos por su presencia.  No, la verdadera razón por la que el hermoso Lindberg no perdió ni una vez su sonrisa fue porque en todo momento estuvo hablando sobre Shaka.

Con el corazón inflamado por el más intenso amor, contó a un paciente Minos, la vida y obra del hindú, que según las palabras de Afrodita era un ser perfecto y hermoso.

Y bueno, Minos sabía ser un buen perdedor, así que optó por acabar lo más pronto posible con esa tortura que debía ser para aquel par de tortolos el estar separados durante tanto tiempo.

-Muy bien, llegamos –indicó galante abriendo la puerta del auto.

-Yo quiero agradecerte por lo de hoy, además, disculpa si te aburrí porque creo que estuve hablando sin parar todo el día –dijo Afrodita ligeramente apenado, pero muy feliz de estar de regreso en casa.

 -¿Sabes?...Creo que Shaka es el hombre más afortunado de la tierra, y sinceramente les deseo lo mejor – dijo entregándole un pequeño sobre –Es mi pequeño regalo por su compromiso.

-Gracias, no debiste molestarte.

-Bien, ahora me voy. Mucha suerte con todo. ..Ah, y dile a tu novio que espero que se encuentre mejor –y luego subió a su auto, dejando a un Afrodita confundido por ese último comentario.

 

 

En la habitación Shaka estaba recostado, totalmente agotado luego de pasar horas vomitando. Y es que si bien había adoptado por propia decisión un modo de vida vegano desde muy pequeño, lo cierto era que tampoco su cuerpo  contaba con la encima capaz de procesar ese tipo de proteína (algo que solo sabía su familia y Afrodita), en otras palabras, era alérgico a la carne, y como en otras ocasiones en que por accidente la ingirió, esta vez también se sentía fatal, con un molesto dolor de estomago y constantes nauseas –Afrodita –susurró aferrándose a su almohada, pues ahora mismo lo que más deseaba era un abrazo de su novio.

Como por arte de magia su deseo se cumplió, y reconoció a lo lejos la voz inconfundible de su prometido. Por un momento se olvido de su dolor, y ansioso salió al feliz encuentro.

-¡Amor!...-gritó el peliceleste saltando en sus brazos -¡Te extrañé tanto!

Shaka permaneció en silencio, notando como aquel enorme vacío sentido durante todo el día, desaparecía con la cercanía del otro.

-¡Oh, no cariño! –interrumpió  la madre de Saga (otra vez)- No, no, no…no pueden hacer eso. Durante el periodo de citas no pueden dormir juntos, ni darse tan expresivas muestras de afecto,  así que Shaka, amor, acompáñame por favor- ordeno la mayor para sorpresa de los enamorados empujando al hindú por el pasillo.

Afrodita había crecido en comunión con tales costumbres, pero luego de tener que soportar todo un día sin Shaka y ahora ni siquiera poder dormir con él, comenzó a preguntarse si realmente valían la pena todos esos juegos de los cuales según las leyendas dependía la armonía y felicidad de su matrimonio. Seguro de que si no entraba ahora mismo, mandaría todo al diablo y se iría corriendo junto al rubio, se encerró en su habitación, comenzando a sentir que sus tías eran las peores personas del mundo.

 

 

Luego de llevar a Shaka por múltiples pasillos, escalones y puertas, al fin se detuvieron frente a una pequeña habitación justo al otro lado de la casa.

-Lo siento querido, pero este es el único lugar al que Afrodita no se atrevería a entrar –dijo la mayor abriendo la puerta. De inmediato se encontraron frente a un espectáculo sobrecogedor, y es que era un bello cuarto totalmente rosado, lleno de una cantidad enorme de muñecas, de todos tamaños, colores y orígenes.

Shaka examinó boquiabierto aquel lugar, notando que a donde fuera que mirase podía encontrar pequeños ojitos de vidrio mirándolo fijamente.

-¿Es lindo, no te parece?...Esta era la habitación de la abuela cuando era niña, ella amaba las muñecas y como te habrás dado cuenta, pasó gran parte de su vida coleccionándolas. Lamentablemente Afrodita siempre les ha tenido un miedo irracional, así que no se atreverá a venir hasta aquí, lo que los ayudará a mantenerse fuertes hasta que terminen con las citas. Te aseguro que es muy cómodo y cálido…Bueno, te dejo descansar cariño…Nos vemos mañana…- y sin más se marchó dejando al lindo hindú solo.

-Esto debe ser una pesadilla- musitó el rubio dejándose caer en la cama, presintiendo que aun le faltaban muchas más cosas horribles por conocer gracias a las tías Lindberg.

 

 

Al día siguiente, presionado por sus tías Afrodita salió muy temprano a su siguiente cita, esta vez con un educado y gentil jovencito llamado Sigfried, otro viejo amigo del peliceleste que también lo amaba en secreto. Debido a ello, y a que aunque buscó por toda la casa no  pudo dar con él, Afrodita tuvo que marcharse sin despedirse de su rubio amor.

 

“Amor, no logré encontrarte y mis tías me han apresurado para salir. Te amo mi vida, y te juro que todo el día estaré pensando en ti.    Con amor Afrodita”

En cuanto terminó de leer, Shaka dejó caer el celular sobre la cama. El sonido no lo había despertado, simple y sencillamente porque no había podido dormir en toda la noche. Y no era precisamente por los millones de ojitos de vidrio observándolo en todo momento. No, la causa de sus terrible aspecto, pálido y ojeroso, era el recuerdo de que ese día su hermoso prometido iría a otra de esas odiosas citas…-Y aun falta otro día- musitó lastimeramente hundiendo el rostro entre las piernas sin saber ya si reír como un loco, o mejor ponerse a llorar –Y esto es solo el inicio…

Como pudo, se puso de pie. Aun se sentía agotado por el vomito que prevaleció hasta muy entrada la noche, pero sabiendo que lo mejor era mantener la mente ocupada, se dispuso a salir a meditar. Luego de lo ocurrido el día anterior, había aprendido que era peor ser testigo de las infames citas, por lo que optó por mantenerse en la casa y tratar de entretenerse en algo para no notar el tortuosamente lento correr de las horas.

Así, con el mismo ánimo y postura que un zombi, salió de aquella recóndita habitación arrastrando descuidadamente su tapete para meditar.

Cada uno de los presentes en la casa, pudieron apreciar al menos una vez, al hindú que cual alma en pena iba de un lado a otro con su bendito tapete sin poder encontrar un lugar en el que pudiera concentrarse y poner la mente en blanco.

 

 

Aioria quien no había visto a su amigo a la hora del desayuno, se preocupó al verlo deambular por la casa con esas enormes ojeras. Quiso hacer algo, pero no sabía que, además de que aun no conocía por completo los costumbres de la familia, y temiendo todo lo que aun le esperaba al rubio con eso de las Festividades prenupciales, optó por la mejor solución…pedir refuerzos, y solo había una persona capaz de ayudarle y que sin duda acudiría si se trataba de Shaka…

 

 

Afrodita regresó algo noche a la mansión, pues su cita del día lo había llevado a un festival a tres pueblos de distancia. Estaba cansado, y lo único que deseaba era ver a Shaka y decirle que no podía más, y pondría fin a esas absurdas salidas con chicos, o a cualquier otra cosa que implicara estar lejos de él, sin importar lo que dijeran sus tías sobre la mala suerte y todas esas tonterías referentes a la boda. Intuyendo dónde podrían haberlo hospedado sus tías, se armó de todo el valor que pudo y sin titubear se dirigió a la recóndita habitación que tanto miedo le dada.

-Es por Shaka…es por Shaka…-se repetía una y otra vez mientras dirigía su mano al pomo de la puerta, y cerrando los ojos abrió de golpe -¡¡¡¡¡Ahhhhhhhhhh!!!!!!

 ........

-¡¡Exijo saber ahora mismo dónde está mi novio!!- gritó furioso el peliceleste quien luego de llevarse el susto de su vida se percató de que no había rastro de Shaka por ningún lugar de la casa.

-Amor…tranquilo…debe estar por ahí…- decía nerviosamente una de sus tías tratando de calmarlo –Además, lo importante es que te vayas a dormir porque mañana…

-¡¡¡Ya les dije que no voy a volver a salir con nadie!!!

-Pero la tradición es…

-¡¡Ya encontraremos otra cosa rara que hacer, pero  nunca más me volveré apartar de Shaka!!...Y si no lo comprenden, e insisten con lo mismo, en cuanto lo encuentre huiremos juntos a la India y nos casaremos ahí.

Al oírlo las mayores se sobresaltaron, pues no había nada peor que no estar presentes en la boda, o en el caso de la tía Greta no había nada peor que no poder impedir esa boda.

-Jeje…ya entendimos corazón…no más citas, ¿está bien?...- dijo la dulce tía Antonieta (la madre de Alexio) con tono conciliador- ahora, ¿qué tal si vamos por un té y pensa…

-¡¡¡Quiero saber ahora mismo dónde está Shaka!!!- gritó Afrodita perdiendo la paciencia, pues en verdad sentía la necesidad de ver al rubio.

 

 

-Afrodita ya llegó, ¿no creen que deberíamos despertarlo?- cuestionó Rebecka viendo junto a sus hermanas y Aioria, como el hermoso hindú dormía profundamente debajo de la cama de Alice, el único lugar donde Shaka había logrado encontrar algo de paz y tranquilidad luego de saber que las tías Lindberg lo estaban buscando. Originalmente el rubio entró a esa habitación a esconderse, porque lo menos que deseaba en esos momentos era tratar con esas mujeres, y a sabiendas de que jamás se les ocurría buscarlo ahí, prevaleció en silencio para no ser descubierto, y en algún punto lo venció el sueño.

- Déjenlo –intervino Aioria-Ayer no pudo dormir y ha estado todo el día estresado, así que lo menos que necesita es estar escuchando a sus tías pedir detalles a Afrodita sobre su día. Ya mañana podrán hablar y arreglar las cosas.

De inmediato las tres asintieron dándole la razón al bellísimo castaño.

-Entonces, ¿cuidarían de él por mí?

-¡¡¡Claro!!!- respondieron las tres entusiasmadas, pues adoraban a Shanka, y verlo dormir era un espectáculo tan bello que no podían simplemente dejar pasar.

 

 

A la mañana siguiente Aioria se levantó muy temprano, luego que de su refuerzo avisara que llegaría a primera hora. Sin hacer ruido salió de su habitación y corrió a recibirlo antes de que tocara el timbre.

-¡Gracias a Dios!...¡Qué bueno que llegaste! Juro que no sabía que otra cosa hacer- saludo el castaño atrapando al recién llegado en un cálido abrazo.

-Hiciste bien en llamarme. Según parece esa familia está dándole al pobre bastantes problemas.

-En realidad no es toda la familia –corrigió Aioria pensando sobre todo en cierto gemelo que le parecía muy, muy buena persona –Pero las tías son algo difíciles.

-Eso ya lo veremos…ahora dime, ¿dónde está?

Sin más Aioria condujo al recién llegado hasta la habitación de las chicas, que luego de escuchar el toque secreto abrieron, sorprendiéndose enormemente  al ver entrar a Aioria junto a aquel hermoso jovencito.

-Amor, despierta…-pidió con dulce voz el recién llegado, acariciando suavemente la mejilla del rubio –Corazón, abre los ojos.

-Afrodita…-musitó adormilado Shaka removiéndose ligeramente entre la pila de cobijas que le habían puesto para que no pasara frío..

-Te equivocas… Phir Yaad Tum Aa Rahe Ho (Te echado tanto de menos)

Al instante el rubio abrió los ojos de golpe, e incrédulo miro a su gran amigo.

-¡Estás aquí!...¡Pensé que no podrías llegar hasta la semana próxima!- dijo acercándose al otro, sin tomarle importancia a que estaba debajo de una cama en un cuarto desconocido.

-Tenía tanto sin verte, que no pude evitar adelantar el vuelo….espero que no les moleste.

-¡Para nada!...¡Estoy tan feliz de verte!

 

 

Afrodita quien había pasado la noche en vela en espera de algún mensaje o señal de vida de Shaka (quien según sus tías debía estar dormido en algun otro lugar de la enorme casa), casi vencido por el sueño comenzó a cerrar los ojos.

-Shaka…-murmuro abrazado a la almohada del rubio que conservaba su dulce aroma.

De pronto el sonido de varias voces y algunas risillas  lo despertó, y aprisa salió pensando que seguramente se trataba de su novio. Sin embargo, ya en el pasillo notó con sorpresa que todo ese ruido parecía originarse en la habitación de sus primas.

Intrigado avanzó lentamente identificando claramente ciertas voces. Su corazón saltó aliviado al reconocer claramente el tonó de su amado, pero entonces oyó el sonido de una melodiosa voz que lo hizo estremecer –No puede ser…-musitó deseando estar en un error, pero al llegar frente a la habitación comprobó con horror que su sospecha era cierta. Ese largo y brillante cabello morado, y aquellos expresivos y enormes ojos verdes solo podían pertenecer a una persona…

-¡Amor!....-dijo Shaka corriendo a abrazarlo muy feliz de verlo, depositando también un suave beso en su boca solo para después tomarlo de la mano arrastrándolo hacia la habitación -¡Mu pudo llegar antes!...Se quedará con nosotros hasta el día de la ceremonia, ¿no es grandioso?- dijo el hindú realmente entusiasmado, presintiendo que desde ahora todo estaría muy bien.

Afrodita y el pelimorado intercambiaron intensas miradas.

-Mu…-musitó Afrodita apretando la mano de Shaka.

-Afrodita, cuánto tiempo sin vernos –saludó el ojiverde dibujando una sonrisa que el sueco recordaba bastante bien, y que sin duda hubiera preferido no volver a ver, al menos no hasta después de la boda.

 

Notas finales:

Y ese fue...

Ya se, un capítulo largo y abrumador.

Ahora, en el recuento de los daños...

A partir de ahora creo que los personajes se divertiran con algunas extrañas tradiciones que encontré por ahí para las bodas.

Creo que en este capítulo se pudo apreciar un lado distinto de Shaka, a quien pudimos leer enfadado, celoso, e incluso vagamente infantil, y lo que me parece más importante, siento que ahora podrá comprender un poco mejor los celos del bello Dita.

Se que muchos querrán matarme porque esperaban algo más hot luego de aquel beso de CaMilo, pero bueno, eso deberá quedar para más adelante. Y precisamente respecto a ellos, ya se que se perdieron a la mitad del capítulo, pero como les dije al principio a veces me es imposible incluir todo lo que quiero decir, por eso en el siguiente capítulo sabremos que pasó con la cita de Camus y Saga, dónde rayos se metió Milo, y por què la llegada de Mu fue tan desagradable para Afrodita.

Ok, creo que ya los maree con tanta cosa.

De verdad gracias por seguir esta locura.

Les envío un fuerte abrazo y un montón de besos.

Cuídense mucho

Bye Bye

PD: odia a la mamá de Saga


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