Eran aproximadamente las 10:00 am. Del día sábado cuando escuche como mi celular sonaba con insistencia notificándome la entrada de una llamada. Yo estaba completamente dormido, la noche pasada me había desvelado en el karaoke y no tenía planeado el levantarme tan temprano, maldita sea ¿Quién será? ¿Quién es el idiota que se lo ocurre interrumpir mi sueño? Me las pagara. Aun semidormido fue que conteste la llamada sin siquiera ver la pantalla para poder saber a quién le había contestado.
- ¿bueno?-. dije con voz bastante cansada y adormilada.
- ¿Tony? Oh por dios ¿te desperté?-. he inmediatamente mis sentidos se despertaron al cien. ¿acaso seguía soñando? No, estaba casi seguro que esa era la hermosa voz de Steve.
- ¿¡st-steve?!-. dije con voz bastante nerviosa y alterada. Mierda, hubiera preferido otro tono para mi voz. Inmediatamente sentí como los palpitares se aceleraban de nuevo.
- Si soy yo Tony, ¿te desperté cierto? oh Tony lo siento pensé que a esta hora ya estarías despierto-. Comento con voz bastante apenada.
- No te preocupes Steve ¿Qué sucede?-. dije ya más tranquilo.
- Veras, tengo algo para ti y quería saber si podía ir a para a tu casa para poder dártelo, si estas indispuesto lo entiendo perfectamente, es mi culpa por llamarte tan imprevisto-. Dijo con voz aún bastante apenada, como me encanta este hombre.
- Solo me daré una ducha ¿ok? Puedes venir-. Dije bastante seguro, por supuesto que podría venir, solo un completo idiota desaprovecharía esta oportunidad.
Segundos después le dicte mi dirección y le di referencias para que se le hiciera más fácil el encontrar el camino hacia mi casa. Inmediatamente después de colgar fue que corrí hacia la ducha para poder asearme y estar presentable. Una vez hecho esto fue que me dirigí a la sala de estar para poder limpiar un poco y que mi casa no se viera tan desordenada, tenía que estar perfecta para cuando Steve llegase. Paso aproximadamente una hora hasta que escuche como el timbre comenzaba a sonar. Mierda, yo todavía no acababa de limpiar, pero por lo menos la casa ya se veía mucho más presentable que antes. Me mire una última vez al espejo acomodando un poco mis cabellos. “Sigues igual de sexy Tony” me repetía a mí mismo en la mente para después encaminarme a abrir la puerta y dejar ver un Steve tremendamente lindo y sensual, como siempre.
- Hola Tony! Lamento esta visita tan inesperada-. Decía con su gran sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas ¿acaso este hombre planea matarme de una sobredosis de lindura?
- No hay cuidado Steve, adelante-. Dije a la vez de que me hacía a un lado indicándole que podía entrar. Al momento en el que entro vi que traía una peculiar caja en sus manos, parecía una caja de regalo algo grande, decorada con respectivo papel dorado.
- Wow Tony tu casa es inmensa-. Decía Steve a la vez de que se adentraba completamente.
- Bueno, como ya te había dicho Steve, el dinero nunca me ha faltado-. Dije con simpleza a la vez de que encogía en mis hombros restándole importancia.
La verdad es que mi casa si era muy grande a comparación de las de otros alumnos en el instituto, hasta podría apostar que yo era el más rico entre ellos, pero claramente a mí nunca me gusto el presumir mi situación económica ni mucho menos las enormes ganancias que yo obtenía con la empresa que aun ni siquiera dirigía. Antes, cuando era más social, obtuve bastantes problemas gracias a mi dinero, ya que mis amistades solamente se juntaban conmigo por mi dinero, ni siquiera valía para ellos como persona, solamente como una alcancía supongo. También había bastantes rumores sobre mi familia y sobre todo sobre mí, hasta un punto que me llegaron a molestar. Esto llego a ocurrir casi al mismo tiempo en el que mis padres murieron, así que esa fue una razón más para alejarme completamente de todos los hipócritas que me rodeaban y no permitir que se me volvieran a acercar. Claramente los únicos que permanecieron conmigo fueron Bruce y Pepper ya que ellos eran los únicos sinceros con respecto a su amistad y hasta la fecha no han mostrado ningún interés por mi dinero, solamente por mi persona. Esa es la razón más importante del porque no me gusta hablar sobre mi dinero. La voz de Steve fue la que me saco de mis pensamientos para poder aterrizar de nuevo en el presente.
- Aun así Tony, no pensé que fueras millonario-. Decía con gran inocencia e impresión.- ¿Qué otras cosas me ocultas Tony? De verdad no me dejo de deslumbrar contigo-. Dijo a la vez que se giraba para voltearme a ver.- pero claramente el dinero es algo insignificante a comparación de tu persona, talentoso Tony-. Decía con una pequeña sonrisa burlona a la vez de que me miraba atento. Cada vez que me dedica una sonrisa en combinación con su preciosa mirada, mi corazón se comienza a descontrolar. Sentía como me empezaba a sonrojar ¿desde cuándo soy una chica en plena pubertad? Maldito Steve Rogers y su sonrisa perfecta. Rápidamente decidí cambiar de tema.
- ¿Qué es eso que llevas en la caja Steve?-. dije fingiendo curiosidad y mirando la caja dorada que traía en las manos, justo en ese momento vi como la caja se comenzó a mover por si sola y daba pequeños brincos en las manos de Steve, el ante este acontecimiento solo sonrió aún más.
- Es para ti-. Fue lo único que dijo para después tenderme la caja en mis manos.
Yo tome la caja para después quitar la tapadera de encima y ver como se asomaba la cabeza de un pequeño cachorrito bastante animado, moviendo la cola insistentemente de un lado para otro. Un hermoso detalle era que traía un listón rojo con un moño alrededor del cuello. El cachorro era raza Golden retriever, tenía el pelaje color dorado y unos enormes ojos azules que me miraban con gran felicidad. Instintivamente pensé en Steve al ver a ese pequeño cachorrito, no podía evitarlo ¡se parecían demasiado! era como si Steve hubiera adquirido una forma canina. Aun algo confuso fue que mire a Steve exigiéndole una explicación ante aquello.
- Es un regalo-. Fue lo único que dijo, también con algo de emoción y felicidad al igual que el estado del cachorro.
- ¿un regalo?-. dije a la vez de que enarcaba una ceja. Poco a poco fui dejando al pequeñín en el suelo para poder escuchar atentamente a Steve.
- ¡si! Un regalo de mi para ti, veras Tony no me agrada para nada la idea de que vivas solo en esta enorme casa así que pensé que era una buena idea el regalarte un perrito, ya sabes lo que dicen “el perro es el mejor amigo del hombre” y creí que a ti te haría feliz el tener un poco de más compañía-. Contaba con una gran sonrisa.- obviamente antes de traerte este obsequio investigue si a ti realmente te gustaban los animales con Pepper y Bruce a lo que ellos me dijeron que si, que hace tiempo habías pensado en adoptar un cachorro pero que no te habías animado ya que creías que no serias los suficientemente bueno para poder cuidarlo, a lo que yo pensé que eran simples patrañas, ya que tú eres una increíble persona, has demostrado ser responsable con lo que te importa y estoy bastante seguro de que serás un excelente dueño para este animalito tan más hermoso-. Dijo a la vez de que llamaba al perrito con sus palmas y se hincaba para que el pequeño se acercara gustosamente a él y lo comenzara a acariciar. Yo estaba algo desconcertado, pero no me desagradaba para nada la idea de cuidar un mini-Steve en forma de perro, de hecho me agradaba bastante la idea ya que se parecía bastante a él y eso me gustaba, sin mencionar que era un regalo que el mismísimo Steve me había traído para mí, claramente no iba a despreciar algo que viniera de Steve.
- Vaya, pues creo que no tengo opción-. Dije con una sonrisa resignada a la vez de que me acercaba a ambos y me hincaba para también comenzar a acariciar la esponjosa cabecita dorada. En este acto fue que nuestras manos chocaron para yo poder sentir el suave tacto de su piel y después voltear a verlo directamente a los ojos. Nuestros rostros estaban demasiado cerca y solo podía escuchar los grandes latidos de mi corazón retumbar por todo mi cuerpo. El también sostenía su mirada en la mía con una expresión de estar en trance, pero rápidamente su mirada y semblante cambiaron a la vez de que se aclaraba la garganta y se levantaba del suelo para quedar de pie.
- Bueno Tony, no te debes de preocuparte por las vacunas, ya tiene la mayoría, a mí no me gusta el gastar en cachorritos habiendo la oportunidad de darles hogar a los que lo necesitan, así que fui a un centro de adopción donde me dieron los documentos necesarios y el cachorro ya venía con las vacunas puestas-. Dijo con una expresión seria, y de forma bastante casual a la vez de que sacaba los papeles de su mochila. Yo poco a poco me levante para también quedar de pie y poder coger los documentos que él me tendía con una mano. Pasaron unos segundos hasta que se pudo escuchar como el celular de Steve sonaba y él se disculpaba para después atender la llamada.
- ¿Bucky?-. contesto la llamada naturalmente-. Si ya voy para allá, estoy en casa de Tony.- dijo para después escuchar una pausa y segundos después proseguir-. Vine a traerle un obsequio-. Yo solo me quede mirándolo sin expresión alguna aunque por dentro pensaba que hasta contestando el teléfono se veía increíblemente atractivo-. Si si, como sea en unos minutos ya estoy allá, ahí te veo, adiós-. Dijo con un tono un poco fastidiado para después cortar la llamada.- lo siento Tony, era Bucky, había quedado con él para ir a comprar un nuevo balón de futbol americano y lo había olvidado-. Dijo con una sonrisa un poco nerviosa, ¡maldición! Yo que ya estaba planeando el pasar el resto del día con él, ¿Por qué el destino conspira en mi contra? Estúpido Bucky, acaba de arruinar mis planes. -¿quieres venir?-. Pregunto a lo que yo inmediatamente negué con la cabeza, seguramente me aburriría bastante y además, yo quería pasar el rato solamente con Steve.
- No Steve, paso, será para la próxima-. Dije algo resignado ante la idea de que él se quedara un poco mas
- Mmmm bueno está bien-. Dijo a la vez de que caminaba hacia la entrada, ya estando ante la puerta fue que se giró para voltear a verme. - espero de verdad que te haya gustado mi sorpresa Tony, te lo encargo es un gran cachorro-. Dijo a la vez de que sonreía y miraba al perrito una última vez.
- Muchas gracias Steve-. Dije con completa sinceridad, y esta vez no me quede con las ganas de darle un fuerte y prolongado abrazo, me podría justificar diciendo que era en acto de agradecimiento, poco después fue que sentí como él también me correspondía envolviéndome en sus fuertes brazos. Había anhelado esa satisfactoria sensación y en estos momentos podía volverla a sentir gratamente. Fui sintiendo como el poco a poco deshacía el abrazo y a pesar de que yo aún quería permanecer así, con todas mis fuerzas también me separe, ya que de lo contrario hubiera sido demasiado extraño mi comportamiento para él.
- No hay de que Tony-. Decía con una amable sonrisa-. Cuídate, nos vemos el lunes-. Decía a la vez de que salía de mi casa y me hacía un ademan de despedida. Yo me quede en el marco de la puerta, viendo cómo se subía a su moto para después ver como arrancaba y perderlo de vista. Suspire resignado, me hubiera gustado haber pasado más tiempo con él, pero no había nada que hacer. Me adentre a mi casa y mis ojos se posaron en el esa pequeña bola de pelos dorada que me miraba con gran entusiasmo. Una sonrisa se instaló en mi cara, me hacía feliz el que Steve se tomara tantas molestias conmigo, se supone que yo debo de conquistarlo a él, no el a mí, ya que a mí ya me tiene completamente a su merced.