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Finding true love por hannastony

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Notas del capitulo:

Wow me impresionó bastante el volver a recibir gran cantidad de comentarios :* muchas gracias! Eso significa que me siguen leyendo y me siento bastante alagada y complacida por ello. Una ENORME disculpa por tardarme más de un mes T.T , pero es que el capítulo es muy largo y quería que quedara perfecto. Oficialmente el cap más largo que he escrito. Nos leemos en las notas finales.

Tuve que insistir demasiado para que cediera, ya que Loki es una persona de lo más floja a la que jamás le interesa hacer nada que no tenga que ver con Thor o travesuras. Pero yo siempre obtenía lo que quería, por lo que después de unos minutos pude hacerlo ceder. En estos momentos nos encontrábamos en mi auto, encaminándonos hacia la mejor pastelería de la ciudad para nuestra próxima compra.

Ya iba a ser el cumpleaños de Steve, el domingo para ser exactos, pero como él iba a pasar ese preciso día con su familia fue que entre todos nosotros (Bucky, Nat, Pepper, Clint etc…..) decidimos el hacerle un pequeño festejo sorpresa al final de clases el día de hoy viernes. De hecho todo estaba organizado perfectamente. Hoy festejaría con nuestros amigos, mañana acapararía todo el día exclusivamente para mí y el domingo se iría con sus parientes a festejar. Con Steve no se podría esperar menos al ser una persona amada por todos, por lo que los tres festejos diferentes eran necesarios para cada una de las personas que lo apreciaban y querían celebrar su cumpleaños.

Por ser su novio, un genio y sobre todo una de las personas que tenía coche, me ofrecí a saltarme algunas clases para ir rápidamente por el pastel y volver para antes de que dieran el timbre de salida. Yo podía ir solo por el pastel y las cosas de decoración, no necesitaba que nadie me acompañase, sin embargo, le había insistido a Loki su compañía porque necesitaba hablar o más bien decir pedirle un consejo acerca de un tema en especial que ya llevaba planeando desde la semana pasada.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres? Porque sé que no solo me pediste que te acompañara para no venir tu solo —dijo un Loki  fastidiado, con la cabeza recargada en la ventana del copiloto mientras se permanecía mirando sin ningún interés en particular el paisaje que se iba recorriendo.

—Quiero pedirte unos consejos algo íntimos —respondí incómodo y tragando con algo de dificultad. Me apenaba el tener que comentar este tipo de cosas personales pero no sabía a quién más recurrir, sin contar que Loki era un buen confidente y por sobre todo un experto en el tema.

—Jooo joooo creo que ya sé por dónde va la cosa —comentó con una sonrisa pícara y volviéndose para verme con ojos centellantes. Había pasado de estar completamente desinteresado a estar con toda su atención  puesta en mí de la nada—. Prosigue prosigue.

La verdad es que cuando planeé el traerme a Loki para poder hablar en privado nunca me imaginé que me costaría tanto trabajo el comentarle mi situación. El caso era el siguiente: Steve y yo íbamos a cumplir 6 meses de noviazgo y en ningún día de todos esos meses habíamos tenido relaciones sexuales. Los besos conforme el pasar del tiempo subían de intensidad y no solo eso, sino que el manoseo de vez en cuando también se incluía en nuestras sesiones de deliciosos fajes, porque solo habíamos llegado hasta eso, fajes. Pero en cuanto el calor y la excitación subían para poder pasar a la próxima base, Steve se separaba de mí y terminaba con nuestra sesión. Al principio no lo tomé como algo extraño, pero cuando comenzó a pasar más frecuentemente fue que comencé a pensar que probablemente una de las razones por las que no quería pasar a la etapa final era porque no se sentía tan cómodo con el entorno en donde nos encontrábamos. No es como si yo quisiera a Steve solamente para tener sexo con él, pero mentiría si dijera que las ansias quemaban cada milímetro de mi piel. Joder si desde antes de que fuéramos novios ya tenía bastantes fantasías sexuales con él, ahora después de sentir su calor y gustar el sabor de sus labios comenzaba a sentir que mis deseos se tornaban a un punto incontrolable.

Es por ello que ya tenía todo planeado para el día de mañana, donde aparte de hacer que Steve pasara un día increíble, iba a saciar nuestros apetitos carnales, porque yo sabía que no era el único con este tipo de necesidad. El cómo Steve me besaba, el cómo Steve me miraba, el cómo se dilataban sus pupilas, eran algunos de los muchos signos que me hacían pensar que él me anhelaba tanto como yo a él.

—Vamos genio, no tengo todo el día. Suelta lo que quieras saber —habló Loki nuevamente al ver que yo no decía nada. Suspiré para finalmente complacer todas mis dudas.

—¿Cómo es exactamente hacerlo con un hombre? —pregunté sintiendo como mis mejillas comenzaban a colorarse y manteniendo mi mirada fija en el volante.

—Jajaja mira que adorable. Todo un engreído pero te pones colorado con este tipo de cosas —comentó con gracia sin apartar la vista de mi rostro.

—Es solo que soy nuevo en todo esto del sexo gay y quiero que mi primera vez con Steve sea inolvidable, no quiero cometer errores —me excusé ya más relajado al sentir con Loki la confianza necesaria para este tipo de temas.

—¿Será su regalito de cumpleaños? Me parece estupendo a decir verdad —expresó Loki divertido por la situación. Le agradecí internamente que no haya hecho ninguna pregunta acerca de porque aún no lo habíamos hecho si ya llevábamos algo de tiempo. Era algo a lo que no le quería tomar mucha importancia y si no lo comentábamos mucho mejor. Centré toda mi atención nuevamente a su voz que volvía a hacer presencia—. Pues que te puedo decir…. Como aun eres virginal de tu lindo trasero te puedo asegurar que dolerá, puede que te duela poco o mucho, cada organismo es diferente, pero veras que después te va a fascinar y vas a rogar por más. Tiene que haber preparación con algún tipo de lubricante, eso es plenamente fundamental para que te pueda penetrar y más aún si es Steve, que por lo que me imagino debe tener una gran anaconda guardada en los pantalones.

Al acabar de decir eso yo lo miré con reproche. No es como si yo no tuviera conciencia de eso pero en cierta forma no me gustaba que otras personas se lo imaginaran.

—Ya ya  solo era una bromita —comentó un entretenido Loki para poder proseguir—. Si planeas que sea una larga noche te recomiendo que también le hagas una gran mamada, eso los vuelve locos. Por tu inexperiencia infiero que jamás se lo has hecho a un hombre pero no te preocupes, no es tan difícil, solo imagina que es una dulce paleta que estas hambriento por probar e incluso si te tragas todo su semen te puedo asegurar que se excitara muchísimo más.

—Vale no necesitaba tantos detalles. Ahora que lo pienso… ¿Cómo es que tan rápido asumiste que yo sería el pasivo? —cuestioné con una sonrisa ladina al ver como Loki podía ser tan desvergonzado en este tipo de cosas.

—¿Qué? Si a mil kilómetros se nota, además es lo que yo te recomiendo, se siente genial el recibir placer de dos lados al mismo tiempo —fue su defensa con un tono de voz “inocentona”—. Solo déjate llevar Tony, no te preocupes si al principio te sientes extraño con las nuevas sensaciones, créeme que después te acostumbraras y hasta querrás que tu chico te coja hasta el amanecer. ¡Ah! Por cierto, procura limpiarte muy bien esa área en particular, ya sabes, después de todo ese orificio no solo está hecho para que hombres te follen y si tienes higiene vas a hacer más placentera la experiencia para ambos —aconsejó Loki como si nada a lo que yo pensé que no podía estar más en lo cierto.

—Jaja ¿gracias? Supongo —dije entre risas sin poder evitarlo a la vez de que me estacionaba a lado de la pastelería. O el local estaba cerca de la escuela o el tiempo se me había pasando en un dos por tres. Una de dos.

—Por nada nerd, pero a cambio tienes que contarme absolutamente cada detalle de cómo te fue con Steve —contestó mientras abría la puerta del coche. Yo sencillamente rodé los ojos con una sonrisa puesta de por medio.

Cuando llegamos vi tanta variedad de pasteles y decoraciones que no sabía cuál pedir para mi amado. Pero después de unos instantes recordé que su favorito era el de Mantequilla de nuez, por lo que no lo pensé dos veces al pedir específicamente ese sabor junto con unas velitas mágicas que ahí también vendían.

Me percaté de que frente a la repostería había una dulcería, por lo que pedí a Loki esperar por el pastel mientras me cruzaba la calle para comprar lo que sería cañones de confeti, desechables, globos y serpentinas. Cuando estaba tomando las cosas que necesitaba me llamaron la atención unos gorritos de cartón que se usan normalmente para las fiestas infantiles. Steve no era un niño, pero me pareció muy graciosa la idea de comprar aquello solo para provocar unas cuantas risas entre nuestro exclusivo grupo de amigos.

Ya con las cosas pagadas y en bolsa, me dirigí nuevamente hacia la pastelería en donde a Loki ya le estaban entregando el pedido. Revisé que todo estuviera en orden y pagué con el dinero de todos para finalmente dirigirnos al auto y encaminarnos devuelta a la escuela. Yo había pensado el pagar yo mismo el pastel, pero todos habían insistido en cooperar para hacerlo un regalo general, por lo que no puse objeción alguna.

La conversación de regreso prácticamente se trató de las experiencias de Loki con Thor al momento de estar en plenos actos sexuales y a pesar de que yo no tenía interés alguno en su intimidad, no lo callé por pensar que probablemente entre esas anécdotas surgiría información que me serviría.

Llegamos con el tiempo justo, por lo que rápidamente nos encaminamos al aula que Natasha había pedido permiso para usar con anterioridad, no fue muy difícil al ser ella y Clint de los favoritos del director Fury. Mientras yo me mantenía acomodando el pastel e inflando los globos, Loki permanecía marcándole a todos para que se reunieran con nosotros y nos ayudaran a decorar. No pasaron muchos minutos para que todos los demás aparecieran, incluyendo Clint que había llegado horas atrás. El único que no se encontraba ahí con nosotros era Bucky, ya que él iba a ser el encargado de encaminar a Steve a la sorpresa sin tratar de levantar sospecha alguna. Sin más que esperar todos comenzaron trabajar en la decoración (inflar los globos, armar los gorritos de cartón, esparcir las serpentinas etc. ) y como éramos 7 personas acabamos más rápido de lo que creíamos.

Cada quien se puso un gorrito de cumpleaños con bastante gusto y diversión una vez terminando, incluso Loki que se podría decir era el que más cuidaba su imagen. Tuvimos algunos minutos de sobra para platicar sobre como algunos de los presentes se tuvieron que escabullir de clase al no haber conseguido el permiso de los profesores, pero no pasó demasiado para que Thor recibiera el mensaje de Bucky avisándole que estaban a nada de llegar. Rápidamente tomé el encendedor y prendí las velitas que ya se encontraban incrustadas en el pastel a la vez de que veía como los demás cerraban las persianas y se escondían debajo de las butacas. Acabando de encender las velas sentí como Bruce me pasaba uno de los tres cañones de confeti que había comprado para la ocasión, por lo que le sonreí agradecido y me agaché cerca de la puerta. Estaba tomando tiempo el  callar todas las risillas que se escapan de una que otra boca, pero cuando las voces de Bucky y Steve se fueron escuchando a lo lejos fue que el silencio, la emoción y espera se hizo presente en todos.

—¡¡¡SORPRESA!!! —gritaron todos al unísono al momento de que la puerta fue abierta con un Steve sorprendido y también algo asustado al escuchar como de la nada los cañones de confeti estallaban cerca de su rostro.

—C-chicos ¿q-que es todo esto? —preguntó Steve conmocionado mientras lentamente se recuperaba del sobresalto para ir formando una enorme sonrisa en su semblante.

—¿Qué no es obvio? ¡Es por tu cumpleaños! Bueno prácticamente tu cumpleaños es el domingo pero como no todos te podíamos acompañar ese día fue mejor idea el hacerte nuestra pequeña celebración adelantada —respondió una alegre Natasha para después abalanzarse hacia el cuerpo de Steve y darle un efusivo abrazo—. ¡Felicidades!

Complementó, por lo que todos comenzaron a formar una fila en dirección a Steve para darle su merecido abrazo y felicitaciones. Yo me posé hasta al final de la fila a propósito para poder obtener el abrazo más largo y sobre todo, poder besarlo sin la presión de que siguiera alguien esperando detrás de mí. Steve para entonces ya se había sonrojado lo suficiente como para que mi corazón reventara a la vez de que mantenía una sonrisa nerviosa de lo más adorable.

Cuando finalmente fue mi turno prácticamente me enganché a su cuerpo como un koala mientras escuchaba las risas de todos por mi singular abrazo. Steve también rio con insistencia para después tomarme de la cintura y corresponder mi abrazo.

—Felicidades muñeco —dije una vez despegando mi rostro de su cuello para poder mirarle aun sin deshacer el agarre que tenía en él.

No recibí palabras de respuesta, simplemente vi como él me miraba con aquellos ojos que expresaban lo mucho que me quería para pasar a darme un corto pero no por ello menos satisfactorio beso. Con eso me di por bien servido y me descolgué de él para poder continuar con la celebración.

Enseguida comenzamos a cantar las mañanitas a todo pulmón sin preocuparnos ni un segundo si estábamos haciendo demasiado escándalo. Aplausos, risas y gritos de festejos se dejaron escuchar a continuación y una vez que Steve había soplado todas las velas con gozo fue que las persianas se volvieron a abrir para que entrara la luz.

Steve supo que no se iba a poder escapar de la “mordida” una vez que todos empezaron a aclamarla, sin embargo, sus reflejos fueron demasiado rápidos como para evitar que le embarraran toda la cara de merengue, provocando que el empuje, que en especial Thor y Bucky mantenían, solo embarrara su boca y parte de su nariz. Todos se reían y entretenían por la situación mientras que yo no podía dejar de prestar atención a lo lindísimo que se veía Steve con parte de su cara embarrada de pastel y su sonrisa relumbrante. Sin pensarlo demasiado me acerqué a él para después ponerme de puntillas y darle una lambida en la esquina izquierda de su labio.

—Fuchiiii eso es del diablo —expresó Loki sarcásticamente seguido de risas por parte de todos por su comentario.

Steve también rio para después cerrar los ojos y acercarse más a mis labios. Me contentó el gesto y justo cuando estaba a nada de besarme me hice un poco hacia atrás evitando el contacto solo para ver su reacción. El seguía con los ojos cerrados y el piquito parado, pero ahora a su gesto también se añadía un ceño levemente fruncido. Se veía TAN TAN TAN mono. Para cuando vi que él se estaba proponiendo a abrir los ojos en busca de la falta de mis labios fue que rodeé su cuello con mis brazos y los besé con satisfacción.

Posteriormente Pepper fue la encargada de repartir a cada quien una rebanada de pastel mientras todos conversábamos amenamente, haciendo una que otra broma y riendo con comentarios tontos salidos de la nada. No había vez en la que todos estuviéramos reunidos y no pasáramos un buen rato.

Al apreciar a todos ahí reunidos, carcajeando y disfrutando de la compañía, pensé que no podía ser más afortunado con mis amistades. Cada uno tenía su propia personalidad, pero cuando nos juntábamos claramente éramos todo un caso, dejando de lado las diferencias para convivir con pleno gusto. “Esta es mi nueva familia” me dije a mi mismo al sentirme tan dichoso por todo lo que la vida me regalaba día a día.

—A propósito Bucky, ¿Qué es eso? —se dejó escuchar la voz curiosa de Thor a la vez de que me sacaba de mis pensamientos para poner atención a lo que se refería exactamente. Al ver a donde su mirada se dirigía pude comprender que había preguntado por unas cajas que parecían de regalo que Bucky había traído en la mano al momento de entrar junto con Steve, pero no le había tomado tanta importancia al estar inmerso en las expresiones de mi querido novio.

—Son los regalos que recibió Steve. No fuimos los únicos que quisieron adelantarse en vez de esperar hasta el lunes —respondió Bucky sin más para volver a concentrarse por completo en su trozo de pastel.

—¿Regalos que recibió Steve? —pregunté tratando de sonar de lo más natural aunque por dentro una chispa de celos se había encendido.

—Uhhh Steve, ya te van a comenzar a tirar bronca —bromeó Clint con humor a lo que todos rieron por su comentario.

—No son nada —dijo Steve con desinterés para tratar de dejar el tema por la paz.

—Así es, Steve tiene razón, no son nada —complementé socarrón para después  pararme de mi asiento y dirigirme hacia los presentes para verlos más de cerca—. ¡Oh! ¡Miren que tenemos aquí! Parece ser una carta de amor —dije a la vez que tomaba el estúpido sobre rosado que traía una de las cajas. Steve me miró con desconcierto haciéndome ver que ni siquiera él se había percatado de la pequeña carta que venía pegada—. Bueno…. Supongo que no dice nada importante —y con esta última frase rompí en pequeños pedacitos el escrito, viendo fugazmente como efectivamente, se trataba de una carta de amor. Mi acto había salido en un arranque de celos, pero es que de verdad a veces no soportaba el cómo las personas ignoraban el hecho de que Steve ya estuviera apartado.

—¡Tony! —me reprendió Steve mientras trataba de mirarme con “reproche” pero por su tono usado yo sabía que no estaba para nada molesto conmigo. Yo le sonreí con complacencia para volver a mi lugar.

—¡Wow! Thor y luego te quejas de que yo soy celoso, solo dale una miradita a Tony —dijo con ironía Loki al apreciar mi impulso—. A veces no sé cómo lo aguantas Steve.

—Jajaja mira quien habla —dijeron Natasha y Clint a la vez como si se hubieran puesto de acuerdo y eso solo causo en todos una prolongada risotada.

Terminando el pastel permanecimos ahí como otra hora entera, platicando entre todos y sencillamente disfrutando del momento. Pepper tenía deberes, Thor y Loki tenía un compromiso familiar y Clint no tenía dinero para salir, por lo que entre todos decidimos dejarlo así por hoy y aplazar una salida para después. Tuvimos que limpiar todo el desorden que habíamos ocasionado en el aula antes de retirarnos, después de todo esa había sido una de las condiciones para que no la prestaran, pero gracias al excelente trabajo en equipo que hacíamos pudimos acabar en 15 minutos. Me despedí de todos viendo como cada quien partía a una dirección diferente fuera del instituto y me entretuve un pequeño momento con Steve para acordar lo que tenía planeado mañana.

—Entonces mañana paso por ti ¿ok? —pregunté solo para confirmar que todo seguía como lo habíamos acordado.

—Está bien. ¿Tan siquiera podría saber a dónde me vas a llevar? —cuestiono con media sonrisa a la vez de que me tomaba de la cintura.

—Nope, es sorpresa. Estate listo como a las 12:00 pm. —dije para cortar los curioseos de Steve, después de todo si él supiera a donde lo llevaría perdería todo el encanto.

—Tony, respecto a los regalos …..—cambió su semblante a uno apenado-preocupado a la vez mientras desviaba su mirada de la mía.

—No te preocupes Steve, de hecho consérvalos. Sé que para ti no significan nada y no tiene nada de malo, lo único que me molesta es que sean doble intencionados, pero veo que es algo inevitable —dije resignado para después convertir mis gesto en una sonrisa, mostrándole que de verdad no había nada de qué preocuparse.

—Sabes que solo tengo ojos para ti ¿verdad? —expresó juguetón mientras me juntaba más a su cuerpo.

—Lo sé —finalicé con sinceridad para poder besarlo una vez más.

Saliendo de la escuela pisé el acelerador para poder alcanzar a hacer todos los pendientes y compras que me faltaban para que el día de mañana fuera perfecto.

El plan era el siguiente: por el día lo llevaría a visitar los mejores museos de arte de toda la cuidad y por la noche le prepararía una cena especial en mi casa para finalmente terminar con la mejor sesión de sexo de toda mi vida, oh sí. Tenía planeado llevarlo antes de la cena a su hogar para que él pudiera darse una ducha y arreglarse medio-formal, al igual que yo, que sobre todo necesitaría de ese pequeño lapso de tiempo para poder mantener todo en orden.

Es por ello que no perdí más tiempo y me adentré al centro de la cuidad en busca de todo. Para la cita del día no necesitaría más que la compra de los boletos, por lo que no tenía nada de que apurarme, sin embargo, para la cita de la noche necesitaría más de una cosa para hacer todo de forma única y memorable.

Primero compré unas sábanas de seda de la MEJOR calidad color crema que daban un aura pacífica y tranquila, aunque yo estaba más que seguro que al momento de utilizarlas no tendríamos esa aura rodeándonos. De hecho había dudado considerablemente entre el color rojo o el crema, pero al final me había decidió por el ultimo pensando que podría complementar con rosas obteniendo así, el rojo pasión que quería adquirir. También compré velas aromáticas en forma de corazón para poder ambientar aún más el lugar en el momento. A mí me parecían un tanto ridículas, pero estaba plenamente seguro de que a Steve le encantaría el detalle de la forma, por lo que no dudé ni un solo momento en comprarlas, al final Steve me había convertido en un meloso cursi que jamás había pensado ser.

Después me fui a comprar nueva ropa interior, pero no iba a usar cualquier bóxer para nuestra noche, no señor, yo mismo me encargué de mandar a hacer un bordado especial para que Steve se llevara más de una sorpresa el día de mañana. “Propiedad de Steve Rogers” era la frase que le encargué a la sonrosada muchacha para obtener mi pedido en un par de minutos. Sabía que eso no era en si romántico, pero tenía el presentimiento de que al momento de que lo descubriera le haría bastante gracia, y yo con tal de ver aquella esplendida sonrisa estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario.

Aproveché ya estando por la zona para también comprar un lubricante íntimo adaptado a mis necesidades, a fin de cuentas  yo no tenía ninguno al haber tenido experiencias sexuales solamente con mujeres. No me sorprendió ni un poco encontrar de varios tipos, colores y sabores, sin contar que no eran los únicos tipos de artefactos que vendían ahí para hacer el acto sexual más placentero, no obstante no compré nada extravagante al ser nuestra primera vez, ya después con más practica tendría oportunidad de probar todo tipo de juguetes sexuales con Steve, de eso estaba convencido.

Cuando iba de camino a mis próximas compras noté una tienda de mascotas del todo llamativa por lo que no dudé en adentrarme para comprar croquetas para Capitán. Ya estando dentro vi un accesorio que me llamó bastante la atención. Era un tipo collar para perro pero tenía la forma de cuello de una camisa junto con un moño rojo pegado por en medio. Era ¡genial! Yo no era fan de los accesorios para perros e incluso algunos me parecían tontos pero ese me encantó al ser el indicado para la ocasión. Al parecer Steve y yo no seriamos los únicos arreglados para la futura cena, después de todo capitán también tenía que estar presentable para su papi.

En seguida después de hacer mi compra inesperada fui en busca del regalo de Steve. Ya estando paseando por los diferentes locales que vendían sinfín de cosas me di cuenta que no tenía ni idea de que era lo que quería comprarle como regalo.

¿Materiales de dibujo? No, eso ya se lo había regalado, ¿una botella de vino? No, Steve no era de los que les gustaban las bebidas alcohólicas, ¿un caro reloj? seguramente no querría algo demasiado ostentoso así que la idea de un auto o una nueva moto también se desechaban.

Me estaba comenzando a exasperar al no encontrar el regalo utópico para alguien como Steve hasta que paré en una tienda de electrónica donde vendían unas bonitas cámaras instantáneas. A Steve le encantaban capturar los momentos en imágenes y que mejor que una cámara para poder sustentar más su sentido del arte. Hasta ya me estaba imaginando el verlo tan emocionado tomando fotos de absolutamente cualquier cosa con su hermosa sonrisa de por medio, ¡era estupendo!

Al adentrarme más y preguntar por las funciones que incluía me di cuenta que no eran tan baratas como había pensado, pero eso no importaba, tenía la seguridad de que cuando Steve la viera no tendría ni idea de cuánto me había costado por lo que no cuestionaría el aceptar mi obsequio.

Saliendo de aquella tienda me paré un instante en seco para poder recapitular todas mis compras. Lo único que me hacía falta eran los ingredientes para poder completar la cena y ya así poder encaminarme a casa. Debo admitir que dudé bastante en hacer la cena yo mismo después de todos mis fracasos obtenidos en el arte culinaria, pero al final me armé de valor y decidí el hacer mínimo el intento por preparar el platillo favorito de Steve, si ya definitivamente no me salía pondría en práctica el plan B que consistía en pedir a un restaurante el mismo platillo a domicilio. También aproveché para comprar una botella del mejor champan que tenían para poder hacer la cena aún más satisfactoria y romántica.

Teniendo el montón de pesadas bolsas sobre mis brazos y manos fue que partí hacia mi coche para de una vez por todas llegar a mi casa y dejar todo listo para el provenir. 

En toda la noche no pude pegar el ojo gracias a los nervios que me consumían con el pasar de los minutos. La sensación de hormigueo por todo mi estómago no me dejaba descansar y aunque tratara de tranquilizarme con mis propios pensamientos sencillamente no podía. Me encontraba excesivamente emocionado, preocupado, intranquilo, apasionado... y no era para menos, al final había terminado con la idea de que tendría mi primer encuentro sexual con Steve  y pese a que ya no era virgen, sentía como si fuera a ser mi primera vez. Yo más que nadie sabía que a veces ese tipo de cosas no se planean y simplemente suceden, pero con Steve sentía que no debía de ser algo momentáneo, debía de ser algo propio y extraordinario.

Al final solo pude dormir cuatro horas, por lo que tomé mi tiempo de sobra para poder comenzar a alistarme. En parte fue bueno el que me haya levantado más temprano de lo planeado, ya que no había pensado en el enorme tiempo que me tomaría escoger un outfit ideal para la ocasión y eso que aún no me estaba preparando para la noche. Después de un largos minutos fue que me decidí por una playera con manga ¾ de color mostaza que contenía formulas químicas y matemáticas como estampado (de mis playera favoritas), unos jeans a la medida, unos vans negros y finalmente  unas gafas de sol que me quedaban de puta madre. Después de terminar de acomodarme mi peinado me di la vuelta hacia al reloj que casi marcaba la hora en la que había quedado de recoger a Steve. ¡Mierda! Había estado tan concentrado arreglándome para lucir perfecto que ni siquiera había sentido el pasar del tiempo.

Tomé mis llaves, cartera y celular con velocidad a la vez de que veía como Capitán me seguía a todos lados y ladraba en busca de atención. “Al ratito vengo, pórtate bien” dije a mi perrito (que ya no tenía nada de diminutivo al haber crecido tan rápido como si le hubiera dado Danonino) antes de cerrar la puerta, viendo como él esperaba del otro lado con la cola moviéndose con insistencia. 

Al final se me había hecho toda una costumbre el conversar con Capitán sin recibir respuestas con palabras, al principio me sentía tonto haciéndolo, pero después me percaté de que la mayoría de personas lo hacían con sus mascotas por lo que no lo tomé como una acción tan rara de mi parte.

Me la pasé la mayoría del camino mirando el reloj con insistencia pensando que así podría para el pasar de lo minutos. No llegué tan tarde gracias a algo llamado acelerador, pero aun así me sentía apenado por mi ligero retraso. Para todos era perfectamente normal que alguien como yo se presentara a sus citas o compromisos minutos e incluso horas después por la sencilla razón de que me valía madres, pero cuando se trataba de Steve, siempre procuraba ser lo más puntual posible para él.

No fue necesario el que yo tocara el timbre o mandara un mensaje a Steve avisándole que ya había llegado gracias a que él ya se encontraba fuera de su casa,  esperándome con ilusión y ánimo. Traía puesta una sencilla playera roja y fue en ese instante que pensé que Steve con cualquier cosa que se pusiera se vería bien. Seguramente hasta con unos harapos se seguiría viendo sexy el muy maldito. Al reconocer mi coche a la entrada fue que se acercó cada vez más a la ventana ya abierta.

—¿Esperas a alguien guapo? Si quieres te puedo llevar a donde sea que vayas —dije coquetamente mientras asomaba mi mirada por las gafas que traía puestas.

—Hmmm no me parece mala idea, esperaba a mi novio pero creo que tu estas más bueno —contestó con simpleza a la vez de que abría la puerta para subir.

—Así es precioso, te aseguro que conmigo te la pasaras mucho mejor que con tu noviecito ese —le seguí el juego para después inclinarme y darle un corto y chasqueante beso en la mejilla—. ¿Estás listo para el día más gratificante de tu existencia?

—Jajaja eso creo —dijo ya tímidamente mientras lentamente mostraba un muy leve sonrojo en su rostro. A pesar de ya tener casi 6 meses en una relación había veces en las que Steve se seguía sonrojando por cualquier cosa y eso a mí me embelesaba en creces.

Sin más tiempo que perder encendí el auto para dirigirnos a nuestro primer rumbo. El camino transcurrió con tranquilidad y armonía, haciendo el ambiente mucho más ameno para nosotros que poco  a poco comenzábamos a relajarnos. Por dentro yo aún seguía estando un tanto nervioso al igual que pude notar como Steve compartía mi emoción, pero yo sabía que no eran nervios de los desagradables, eran más bien de los que te hacen sentir que estás enamorado, por lo que decidí disfrutar al máximo el momento aun con mi mariposeo por dentro.

Después de unos kilómetros recorridos Steve decidió el poner un poco de música para el agrado de ambos y a mí me pareció buena idea. En la mayoría eran canciones que a Steve le gustaban hasta que se dejó escuchar la canción “Get lucky” de Daft Punk. Instintivamente comencé a mover mis dedos en el volante al ritmo de la música. No pasó casi nada de tiempo para que yo comenzara a cantar la canción con una grata sonrisa. Cuando comenzó la parte del coro fue que también se hizo sonar la voz de Steve en son con la mía para poder complementar mejor el sonido. Lo miré con galantería por unos instantes sin dejar de cantar aquella pegajosa melodía, aunque después de unos segundos ya casi no podía poner atención a ritmo usado gracias a que la voz de Steve me absorbía lentamente.

Una entusiasmada sonrisa se originó en el rostro de Steve al momento en el que nos aproximábamos al museo de arte, lo que me hizo notar que él ya estaba  empezando a suponer cual sería nuestro destino. Sus sospechas solo fueron confirmadas hasta que tuvo la gran edificación frente a sus ojos y como respuesta me miró con aquellos apasionados ojos azulados que iluminaban mi vida.

—Pensaba que a ti te parecía aburrido el venir a este tipo de lugares —dijo Steve aun sin creerse el que yo mismo lo estuviera invitando a aquel lugar.

—Amor, contigo nada es aburrido. Además, ¿Qué no tú te morías de ganas por que viniéramos aquí juntos? Si no mal recuerdo me insististe más de una vez —comenté a la vez de que fingía una expresión pensativa tratando de rememorar aquel momento en el que él me había comentado sus ganas por que lo acompañara a este tipo de sitios.

—Jajaja lo sé, es solo que como tú no me respondías nada llegué a pensar que no tenías muchas ganas de venir conmigo —reveló con pena mientras mostraba una ligera y encantadora sonrisa.

—Patrañas, sabes que contigo voy hasta al fin del mundo si es necesario —respondí con seriedad para después conectar nuestras miradas y apreciar el cómo lentamente él acercaba sus labios para juntarlos con los míos.

—¿Qué hice para merecerte? —preguntó sin abrir los ojos una vez terminado el beso pero aun manteniendo la cercanía de nuestros rostros.

—Esa frase definitivamente me queda más a mí que a ti —dije para finalmente darle un ligero toquecito en la frente y hacerlo reaccionar.

Fue bastante sencillo el adentrarnos a apreciar aquellas exposiciones y el hecho de que fuera un museo hacía que estuviera del todo despojado para nosotros. Si había una que otra persona paseando por ahí, probablemente estudiantes, pero era muy probable que el que fuera un día sábado influyera mucho en la ausencia de multitud. Steve hacía que nos paráramos en cada una de las pinturas y esculturas para poder leer con más claridad la descripción de ellas. Mientras Steve se encontraba observando con detenimiento y fascinación cada reliquia, yo me mantenía haciendo exactamente lo mismo pero con él. Joder que para mí él era la mejor obra de arte que pudiera existir, y no era para menos, si solo bastaba con verlo a los ojos para quedar completamente prendado a él y ni se diga de su sonrisa en perfecto estado que puede embobar hasta al más heterosexual de los hombres.

Pasaron unas cuantas horas para después poder encaminarnos a los próximos museos. En total fuimos a tres, unos más grandes que otros por lo que el tiempo que permaneciéramos ahí también variaba. En todo el trascurso Steve había estado de lo más risueño y sonriente, después de todo eran el tipo de cosas que le encantaban, por lo que su encandilante rostro lleno de felicidad me hacía ver que definitivamente había tomado la decisión correcta, sin contar que sus emociones positivas eran inevitablemente pegajosas, el solo verlo hacia que mi corazón explotara cada 5 segundos y eso que todavía faltaba lo mejor.

Fue en el último museo que decidí dejarlo solo un momento para ir a comprar bebidas. El asintió con simpleza sin despegar su atención de la pintura que se mostraba frente a nosotros. Como el lugar era un tanto grande tuve que preguntarle a un guardia de seguridad donde podía encontrar el área de cafetería. Pedí las bebidas y mientras esperaba a que me las tendieran escuché como una voz desconocida me llamaba.

—Hola —dijo con un poco de modestia un chico solo un poco más alto que yo (bueno aunque me costara admitirlo la mayoría de hombres eran más altos que yo), estaba vestido con ropa de buena marca y a simple vista se veía que era alguien ricachón.

—¿Hola? —dije extrañado a la vez de que levantaba una ceja. No recordaba haberlo visto en algún otro lugar por lo que su saludo se me hizo inusual—. ¿Nos conocemos?

—Bueno fuera… —dijo con una leve sonrisa—. La verdad es que te vi pasar y te me hiciste muy atractivo por lo que me dije a mi mismo que no podía perder la oportunidad para hablarte —finalizó con un tono suave y haciendo aún más grande su sonrisa.

Yo me quedé algo impresionado por su flirteo y la forma tan directa en la que se había dirigido hacia mí. No es como si fuera la primera vez que me sucediera algo parecido, pero definitivamente si era la primera vez que lo hacía un HOMBRE con tanta seguridad. El chico después de unos segundos se aclaró la garganta para poder seguir hablando.

—¿Vienes solo? —preguntó con curiosidad al ver que no le respondía.

—No. —dijo una voz extra agregándose a la conversación.

Fue cuestión de milésimas de segundos para que yo pudiera notar que Steve se encontraba frente a ambos con el entrecejo del todo arrugado.

—Si me disculpa, me voy a llevar algo que me pertenece —y sin más palabras por decir, Steve se agachó y me tomó de las piernas y la cadera para poder cargarme como un vil costal de papas en su hombro.

Me asusté por el repentino movimiento y al estar de cabeza me aferré a su camiseta por miedo a que me fuera a tumbar.

—¡¡Steve!! ¡bájameee! —grité con miedo para después sentir como nos alejábamos de aquel punto, yo aún sobre su hombro y con los cabellos totalmente parados gracia la gravedad—. Steve ¡hablo en serio! N-no me gusta estar de cabeza —y con esas palabras Steve pareció reaccionar, ya que lentamente me fue bajando haciendo que mis pies tocaran nuevamente el sagrado piso. Ya estando abajo me di cuenta que nos habíamos alejado bastante de la cafetería y que nos encontrábamos en un punto totalmente nuevo. Me acomodé mis ropas y desarrugué mi playera para una vez acabado finalmente encararlo—. ¡¿Qué fue todo eso?! —pregunté a un Steve que aún se encontraba con el ceño fruncido y un puchero de lo más tierno.

El no respondió, simplemente volteó su mirada a otro lado sin dejar su gesto de lado.

—¿Por qué tienes que ser tan atractivo para cualquiera? —respondió con una nueva pregunta a la vez de que me volvía a encarar.

—Hay, holaaaaaa ¿Quién es el que recibió cartas de amor el día de ayer? Si hacemos una encuesta de quien es más atrayente a los ojos de los demás sabemos claramente quien ganaría —dije con normalidad mientras me encogía de hombros.

—Eso es porque no te has visto en un espejo….

—Ohhh créeme Steve que si me he visto más de una vez y se lo galante que puedo ser. Pero con alguien tan apuesto como tu es difícil competir —contesté nuevamente viendo como el mostraba una sonrisa ladina.

—¿Ahora vamos a competir a ver quién es más guapo? —dijo para después tomarme del brazo y jalarme, pegándome así, una vez más a su cuerpo.

—Hmmm mejor no, no me gusta perder —dije con sutileza para terminar colgado de su cuello y sentir sus labios en contacto con los míos.

Con eso se dio por terminado el tema y a pesar de que al principio Steve seguía un poco mosqueado gracias a los  celos, fue solo cuestión de tiempo para que olvidara completamente el asunto.

Pasó el tiempo entre más cuadros, modelados, lienzos….. y en menos de lo que pensábamos ya estábamos de vuelta hacia la casa de Steve. Aproveché el viaje de regreso para comentarle que nuestra cita aun no acababa y que todavía le tenía preparadas varias sorpresas para la noche, por lo que también le dije a qué hora lo recogería y que si quería se arreglara medio-formal para la ocasión. Él aprobó la proposición con normalidad, aunque un ligero sonrojo en sus mejillas me hizo notar que no estaba del todo sereno. Decidí no tomarle tanta importancia, al final conforme se acercaba la noche yo me ponía cada vez más nervioso y no quería ni siquiera imaginarme como seria en el momento.

“Nos vemos al rato” fue la última frase que salió de sus labios una vez fuera del coche. Me le quedé viendo los segundos que se tardó en abrir su puerta y desaparecer dentro de su hogar, de hecho aun cuando él ya había entrado yo me había quedado un momento observando por donde se había ido de mi vista. Estaba bastante inquieto y agitado, sentía como un nudo se formaba en la boca de mi estómago y los latidos de mi corazón retumbaban hasta mis oídos. Al final aunque ya tuviera absolutamente todo planeado, nadie sabría el cómo iba a terminar la noche.

Decidí sacudirme todas mis dudas y seguir para poder poner mi plan en marcha. Ya había hecho la mayoría de las compras y era muy tarde para echarse para atrás. “Recuerda Tony, el que no arriesga no gana” fue lo que me dije a mi mismo para poder encaminarme a mi casa no sin antes hacer otras paradas.

STEVE:

Daban las 7:00 pm. En punto.  La mayoría de mis camisas se encontraban extendidas alrededor de la mi cama.  Yo me encontraba de pie, con mi brazo izquierdo cruzado por mi abdomen mientras que mi codo derecho se mantenía apoyado en él y mi mano se hallaba como apoyo en mi barbilla, creando así, un gesto plenamente pensativo que complementaba con lo revuelta que se encontraba mi mente en estos instantes.

“Medio-formal” era lo que había dicho Tony en el auto, sin embargo, no tenía la más mínima idea de que sería lo correcto para usar, sin contar que quería lucir especialmente bien para Tony el día de hoy ¿la razón? Ni yo la sabía, solo me estaba dejando guiar por mi instinto que me decía que hoy iba a ser un día muy importante y especial para nuestra relación sin siquiera saber lo que me esperaba.

Suspiré pesadamente aun sin saber que usar, por lo que decidí meterme a dar una ducha a refrescar mis ideas y pensamientos, al fin y al cabo todavía tenía tiempo hasta que Tony viniera a recogerme una vez más.

Me encontraba particularmente nervioso por lo que podría originarse en las próximas horas aun sin tener razones para ello. Talvez me encontraba un tanto acelerado por la ansiedad y curiosidad que sentía por saber que era lo que Tony realmente planeaba para esta noche. Para mí no pudo haber mejor regalo que aquella bella cita con Tony en el museo de artes. Recordaba a la perfección como le había rogado por ir a aquel lugar juntos y el mostraba una cara de fastidio como respuesta, por lo que había enterrado mis esperanzas de que Tony me acompañara a apreciar lo que a mí me apasionaba. Pero he ahí un acto más del enorme amor que él me tenía al haber preparado todo para que pudiéramos disfrutar del paseo. Yo sabía a la perfección que a Tony le aburrían los museos de cualquier tipo (a menos que fuera uno de tecnología) pero el con tal de complacerme se había aguantado el “aburrimiento”, regalándome con gusto su compañía que me hacía sentirme completo.

En todos estos meses que me encontraba en una relación con Tony me había dado cuenta de que él era único, inmejorable, insuperable, magnifico, estupendo y mil cosas más. Debo de confesar que cuando le pedí que fuera mi novio fue porque sentía que estaba en el punto máximo de amor y que si no lo tenía a mi lado podría morir, pero ahora me daba cuenta de que estaba en una completa equivocación, ya que lo que llegué a sentir por él en aquel entonces no se comparaba en lo más mínimo o con lo que él llegaba a significar para mí en estos momentos. ¿Cómo es posible que mi sentimiento de plenitud amorosa aumentara cada que lo veo? De verdad que no me cabía en la cabeza como era que lo llegaba a querer cada vez más si sentía que era prácticamente imposible.

Cada que salía con él era un sentimiento nuevo en aumento que se complementaba con las irremplazables experiencias que vivía día a día con mi Tony.

Cuando estaba con él sentía que podía hacer cualquier cosa, me sentía invencible, me sentía con ganas de vivir al máximo cada segundo de mi existencia, con él ahí, a mi lado, sin soltar mi mano ni yo la suya. Él me daba cosas que sentía que absolutamente nadie más me podría dar. Él me hacía cambiar mi forma de mirar las cosas, haciéndome ver al mundo con otros ojos. Junto a él hasta el trozo de basura más insignificante se veía como todo un diamante.

No sabía si estaba del todo bien el sentir con más frecuencia sentimientos tan más potentes a su persona, al final había una pequeña parte de mí que tenía miedo de depender tanto de él, pero por más que tratara de intentar sencillamente no podía reprimir mis emociones. Él me había mostrado lo que se sentía ser totalmente amado por alguien, él me había enseñado la calidez experimentada al saberse querido por alguien más, él me había mostrado una parte del ser humano que yo desconocía totalmente, con todo aquello era prácticamente imposible querer cada vez más y más de aquel satisfactorio sentimiento.

Tony era como un tipo de droga: enteramente adictivo. Sus caricias, sus besos, sus expresiones, sus palabras, sus abrazos, TODO sencillamente TODO provocaba en mí una sensación insaciable. Siempre quería más y más, había veces en las que no me bastaba con pasar todo el día con él, porque con él era yo mismo, con él podía ser aquel chico debilucho e inseguro de sí mismo, porque sabía que él jamás me juzgaría, porque sabía que él me apoyaba y sobre todo, porque sabía que él me amaba.

Por dentro deseaba y esperaba que Tony también pensara lo mismo de mí. Desde que admití el grave error de haberlo rechazado fue que me propuse el ser un gran apoyo para él, por lo que no dudaba ni un segundo en hacer cualquier detalle o mostrarme ante su presencia cuando tenía problemas. Porque con cada gesto quería hacerle saber que yo siempre estaría a su lado si él me lo permitía y que por nada del mundo planeaba separarme de él, así fuera necesario enfrentar a los mismísimos dioses para estar a su lado.

Ya no había retorno. Había caído en las redes del amor y la perdición y no había cosa que me hiciera ver a Tony con  otros ojos.

“Lo amo demasiado” fue lo que pasó por mi mente a la vez de que cerraba el grifo y tomaba la toalla más cercana.

Mientras me secaba el cabello y me adentraba nuevamente a mi habitación, pude notar que la lucecita de mi celular que me notificaba la entrada de nuevos mensajes estaba encendida. Con despreocupación tomé el aparto para poder ver lo que me quitaría el aliento segundos después.

Era un mensaje de Tony, diciéndome que les avisara a mis padres que lo más seguro es que me quedaría a pasar la noche en su casa, por lo que no era necesario que me esperaran en casa hasta el día de mañana.

Tragué saliva en seco al releer una y otra vez las palabras de aquel texto. Yo no era tonto y sabia a la perfección que era lo que significaba quedarme a lado de Tony al anochecer. Sexo, habría sexo. Era irracional el pensar que Tony me estuviera pidiendo eso solamente para dormir, yo  lo sabía, mi conciencia me lo decía. No es como si yo no me muriera de ganas por poseerlo de una vez por todas y hacerlo gemir mi nombre como ya lo he hecho en mis incontables sueños húmedos y fantasías, pero ese no era el problema. El asunto era que a pesar de ya tener completa confianza en Tony, hasta la fecha no le había confesado que yo era virgen. Y muchos pensaran ¿Cuál es el problema en ello?, era simple. Tony ya había tenido bastantes encuentros sexuales con diferentes personas, haciéndolo alguien completamente experto en el asunto, mientras que yo era todo un renacuajo en el tema. Me apenaba, no quería que cuando llegara el momento Tony pensara que yo era muy poco placentero, que no me sabía mover bien, que era patético o algo por el estilo. Era por ello que cada vez que nosotros comenzábamos a subir de nivel yo me detenía abruptamente, por la inseguridad, por la inestabilidad, por tener miedo de no ser lo suficientemente bueno para alguien como él. Era un sentimiento algo extraño el que me invadía, me moría de ganas y al mismo tiempo me sentía vulnerable.

Decidí el dejar de concentrarme en toda la incertidumbre que de la nada había aparecido en mí. Solo eran simples suposiciones y en todo caso de que se convirtieran realidad yo tendría que enfrentarlo con todo. Yo tenía bien presente que este día llegaría y ya había bastado de darle vueltas. Era Tony de quien se trataba, y si era Tony no había nada que temer.

Un poco más despejado del asunto fue que volví mi vista a las camisas que aún permanecían sobre mi colchón para tomar finalmente una color blanca junto con un elegante moño color azul obscuro que había sacado de una de mis cajoneras. No me pondría saco ya que no quería verme demasiado formal para el asunto y algo dentro de mí me decía que mi atuendo así estaba más que correcto. Me peiné, perfumé y arreglé con rapidez para finalmente tomar mi celular y bajar a la planta baja donde mi mamá ya se encontraba.

Ninguno de mis dos padres sabían de mi relación con Tony, no porque no fuera formal ni mucho menos porque Tony no fuera importante para mí, era por el simple hecho de que no sabía cómo ambos se lo tomarían, al fin y al cabo el decirle a tus padres que eres gay no es de lo más fácil o común.

Por mi madre no tenía mucha preocupación, sabía que ella me apoyaría en todo momento por lo que no tenía que dudar de su apoyo incondicional que hasta al momento ha mantenido hacia mí. El dilema era mi padre. Él siempre se mostraba como un gran hombre y a pesar de que jamás lo había escuchado hablar mal sobre los homosexuales, tenía el pequeño presentimiento de que cuando él se enterara las cosas no iban a ir del todo bien.

No sabía decir a ciencia cierta si ambos ya sospechaban algo. No era como si yo me la pasara escondiendo cualquier indicio de nuestra relación ni tampoco fingiendo acerca de lo que Tony significaba para mí. Si bien no era del todo claro ya había pistas, de eso tenía completa certeza. Pese a ello no había recibido ningún cuestionamiento por parte de alguno de los dos, como ¿Por qué sales tanto con Tony? ¿Te gusta alguien hijo? ¿No eres demasiado cercano a él? nada, absolutamente nada de su parte. No sé si era en cierta parte porque probablemente si era más discreto de lo que yo pensaba, o porque simplemente no les importara. En cualquier caso yo agradecía en cierta forma su falta de preguntas, pero si algo tenía más que claro en la mente era que no siempre mi noviazgo estaría sin conocerse y que más pronto de lo que yo pensaba tendría que enfrentarme a la situación.

Cuando bajé me encontré a mi mamá dentro de la concina, probablemente preparando la cena, por lo que me posé a un lado de ella con una sonrisa y sin tratar de interrumpir sus tareas.

—¿A dónde vas tan guapetón? —preguntó con gracia sin despegar su mirada de las patatas que se encontraba pelando.

—Tony me invitó a festejar mi cumpleaños con él —dije con normalidad aunque por dentro los nervios me asaltaban.

—¿Ah sí? —dijo con lo que me pareció un tono astuto y picaron—. ¿Que no saliste hoy en la mañana por eso mismo?

—Si jajaja —contesté con risa nerviosa sin poder evitar el sentirme descubierto—. Ya sabes cómo es de extravagante Tony, le gusta hacer fiesta por cualquier cosita. Además de que ahorita será junto con otros amigos —mentí estúpidamente tratando de cambiar el tema.

—Aja—dijo una leve sonrisa y sin creerse ni un poco todo lo que le decía—. ¿A qué hora piensas regresar? —mierda. Aquí venia lo más difícil.

—Eso es lo que te quería comentar. Tony dijo que el festejo se iba a acabar muy tarde y que lo mejor sería que me quedara en su casa a dormir ya que quedaba más cerca del lugar, que por él no había ningún problema —maldita sea, Tony me estaba convirtiendo en un completo mentiroso. Antes ni loco podría decirle mentiras tan naturalmente, pero ahora de la nada salían. ¡Era inevitable! No podía decirle a mi mamá “oye mamá ¿Qué crees? Tony es mi novio y me quedaré en su casa probablemente a tener relaciones sexuales” NO definitivamente no.

—Oooh ¿mira que cosas? —expresó con ironía. Usaba esos tonos como si ella supiera absolutamente todo lo que pasaba por mi mente y en cierta parte no lo dudaba. Eso que dicen sobre que las madres lo saben todo en cierta parte llega a ser tan cierto que es aterrador. Dio un ligero suspiro para finalmente despegar su vista de las patatas y voltear a verme del todo sería—. Puedes ir, no hay ningún problema,  yo te cubriré con tu padre.  A fin de cuentas ya mañana cumples los 20 años y no por siempre te voy a poder tener retenido aquí en la casa. Solo cuídate mucho mi niño y recuerda actuar siempre con responsabilidad —finalizó mostrándome una pequeña sonrisa.

Mi madre sencillamente era la mejor de todas, de eso no cabía duda alguna. Asentí alegremente para después tomarla de la cabeza y besarla en la cabellera. Instantes después se dejó escuchar el timbre de la puerta por lo que me separé de ella y la vi a los ojos en busca de su última aprobación.

—Ve. —fue la única palabra que necesitaba de ella para poder tomar mis cosas y salir camino hacia la entrada.

Al abrir la puerta pude percibir su silueta parada al frente con una enorme sonrisa de por medio. Cerré detrás de mí para poder acercarme más y apreciarlo en todo su esplendor. Traía puesta una camisa color tinto junto con un saco gris que lo complementaba a la perfección. Los pantalones y zapatos iban a juego haciendo que luciera aún más apuesto de lo que ya era. No hizo falta que me acercara mucho a él para percibir su exquisita fragancia en mis fosas nasales. Se veía plenamente galano y su encantadora sonrisa solo hacía que irradiara aún más.

—Te ves tan enloquecedor Tony. Tan increíble, tan embriagante, tan fascinante…… —solté las palabras que pasaban por mi mente sin ponerme a pensar realmente en ellas mientras lo miraba embobado.

—Jajajaja y luego dicen que porque soy un creído. Tú también te ves estupendo —dijo lo último con entera elegancia para después aclararse la garganta y hacer un ademan con el brazo para que me pasara hacia su auto.

Yo sonreí con pena y alegría a la vez de que tomaba su pase. Ya estando frente al coche permití que él fuera el que me abriera la puerta como se había visto que él había planeado. Tony estaba peculiarmente atento y por nada del mundo lo iba  a desaprovechar. Ya estando dentro fue que comenzó a entablar una nueva conversación a la vez de que manejaba para tomar nuestro rumbo.

—¿Si te dejaron quedarte a dormir? —preguntó neutralmente aunque yo por dentro sabía que esa pregunta llevaba más significado consigo.

—Si. Mi madre se mostró muy tolerante al respecto, tanto que hasta me sorprendió —respondí a la vez de que volteaba mi mirada hacia las iluminadas calles que pasábamos.

—Tus padres aún no saben ¿verdad? Ya sabes, de lo nuestro —hizo la pregunta casi como afirmándolo. A fin de cuentas ya le había comentado a Tony parte de mis pensamientos respecto al tema y él hasta la fecha se había mostrado bastante paciente y comprensivo.

—No sabría decirlo con exactitud. Aun no le he dicho nada a ninguno de los dos pero tengo la ligera sospecha de que mi mamá desde hace ya tiempo lo sabe, más aun por las palabras que utiliza cuando tu sales al tema —declaré con precisión recordando la conversación que tuve con ella hace unos momentos—. Solo no ha tocado conmigo el tema seguramente porque está esperando a que yo sea el que se lo confiese.

—Wow ¿y aun así te sigue dejando salir conmigo? Definitivamente mi suegrita es la mejor de todas —dijo con humor y una sonrisa que yo le seguí para después de unos segundos cambiar nuevamente a su expresión seria—. No quiero que te sientas presionado al respecto. Solo te pregunto para estar al tanto de la situación. Sabes que yo estoy dispuesto a esperar años si es necesario, lo único que deseo es que tú te sientas seguro al respecto y quiero aprovechar que estamos en el tema para decirte que a pesar de cuales sean las reacciones de tus padres, yo siempre me mantendré a tu lado, sabes que tienes todo mi apoyo. Y quiero que sepas que estoy preparado para cualquier problema u obstáculo que se atraviese en nuestro camino, porque sé que juntos podremos superar lo que sea. —manifestó con entera sinceridad mientras volteaba conmigo solo unos segundos para poder volver su vista nuevamente al camino.

—Muchas gracias Tony —agradecí después de haberme quedado un rato asimilando las palabras dichas por el mejor novio que pudiera existir.

El camino después de eso surgió en un agradable silencio. Cada quien hundido en sus propios pensamientos y los que pasaban por mi cabeza eran relacionado con mi reciente conversación.

Tony tenía razón, al final lo tenía a él y aunque podían pasar todo tipo de cosas al momento de confesarlo abiertamente a mi familia, él iba a seguir ahí, conmigo. Fue por ello que sus palabras me dieron el valor que necesitaba, haciéndome tomar la idea de que muy probablemente el día de mañana se los confesaría. Pero eso ya iba a ser historia del futuro, ahora lo que importaba era que disfrutara al máximo el presente tan más grato que me estaba ofreciendo Tony y dejar mis pensamientos del tema para otro momento.

Cuando llegamos a su casa pude notar por detrás de las ventanas una leve iluminación presente.  Me parecía un poco extraño, hasta ahora Tony no me había dicho nada de lo que planeaba hacer por lo que mi pulso no dejaba de acelerarse conforme nos acercábamos más. Por insistencia de Tony dejé que fuera una vez más él el que me abriera la puerta, sintiendo un pequeño calorcito dentro de mí.

—¿Desea que lo acompañe a la entrada joven Rogers? —dijo Tony con voz fingida mientras me tendía la mano en un signo distinguido de caballerosidad.

—Será todo un placer —respondí con gratitud a la vez de que aceptaba su mano para poder tomarla entre la mía.

Al momento en el que Tony abrió la puerta y dejo ver todo lo que me tenía preparado fue que perdí todo el aliento que llegué a tener. A pesar de ya tener bastante tiempo conociendo a Tony, a pesar de convivir con él prácticamente a diario, a pesar de que ya conocía a la perfección su personalidad, Tony nunca dejaba de sorprenderme. Sentía como la quijada se me caía y mis ojos se abrían por completo al apreciar todo con más claridad.

La casa se encontraba con una iluminación tenue que hacía el ambiente algo íntimo. la decoración estaba puesta de tal forma que la vista de cualquier ser humano se centrara específicamente en una mesita de dos que hace ya tiempo había visto por ahí, pero ahora era diferente, se encontraba adornada con jarrones cilíndricos de cristal que contenían rosas inundadas por agua natural haciendo que resaltaran su belleza y tamaño con el efecto creado. Al tope se encontraban flotando velas pequeñas y redondas haciéndolo todo incluso aún mejor, sin embargo, toda aquella mesa preparada no era lo que más resaltaba. Al fondo de todo se encontraba un letrero tamaño promedio hecho con lo que parecían foquitos led de color rojo,    creando entre todos la frase:

“FELIZ CUMPLEAÑOS STEVE”

Sentía que en cualquier momento mis piernas me iban a fallar y me iba a desfallecer ahí mismo de la total impresión y felicidad que cada detalle causaba en mí. Cada pequeña cosita se veía hecha con bastante precisión y suponía que desde hace días ya tenía todo esto planeado. A veces me cuestionaba si sería del todo normal la cantidad de sentimientos y emociones que me invadían cuando lo tenía a mi lado, pero carajo ¿Cómo alguien podría resistirse a la cantidad de encantos que este hombre tenía? Claramente no era mi culpa que cada día me enamorara más, todo era obra de Tony y más aún al dedicarse a hacerme este tipo de cosas que me robaban el alma. Él era la pareja perfecta, mi pareja perfecta.

Justo cuando iba a encararlo para poder tomarlo entre mis brazos fue que apareció un animado Capitán corriendo hacia nuestra dirección. Traía puesto un accesorio del todo formal que lo hacía ver completamente adorable y curioso, al parecer Tony y yo no éramos los únicos presentables en aquel lugar. La ahora enorme bola de pelos se abalanzó sobre mí  provocando que casi perdiera el equilibrio por el gran peso que había adquirido en los últimos meses.

Mientras yo reía y lo sujetaba de las patas delanteras para que pudiera sostenerse con más facilidad, él se dedicaba a lamber todo mi rostro con regocijo y ánimo.

—¡Capitán! ¡bájate de Steve en este instante! ¿Qué no ves que yo soy el único que puede lamberle la cara? —expresó Tony en un tono que haría creer  a cualquiera que hablaba en serio.

Capitán después de unas lengüetadas más se deshizo de mi agarre y se fue a lado de Tony para mover la cola con gusto. Parecía ser que Tony iba a decir algo relacionado con el tema, pero yo me adelanté con el fin de poder expresarle un poco de todo lo que sentía antes de que pasara más tiempo.

—Tony todo esto es magnífico, no tienes idea de todo lo que significa para mí el que te hayas esmerado tanto en esta velada. Agradezco cada detalle, cada pequeñita cosa, pero sobre todas las cosas lo mejor  es que me permitas la dicha de tu compañía, la dicha de compartir cada momento contigo, de verdad lo agradezco infinitamente. Muchas gracias Tony —dije aun algo conmocionado por todas las emociones que me invadían al ver todo lo que Tony había creado especialmente para mí.

—Sabes que no hay nada que agradecer Steve, mi paga es ver esas hermosas expresiones en tu rostro, no creas que todo lo hago por gratis —comentó con socarronería mientras me mostraba sus perfectos dientes alineados por la curva de sus labios—. Y aun no has visto nada querido, aún falta lo mejor de la noche.

Y con eso último se puso de puntillas para darme un corto beso, no obstante después del contacto de nuestros labios hizo una mueca de disgusto mientras sacaba la lengua.

—¡Qué asco Steve! sabes a baba de perro, será mejor que te limpies si quieres seguir besando mis dulces labios —dijo mientras escupía en un gesto exagerado. Yo simplemente sonreí por su actitud y me dirigí hacia el baño más cercano para hacer lo pedido, al fin y al cabo Tony tenía razón y yo también me sentía un tanto incomodo con la cara pegajosa.

Cuando regresé me encontré a un Tony preparando la mesa para poder comenzar a cenar, por lo que me acerqué a su lado para poder apoyarlo en todo lo que pudiera a pesar de que él insistía en que estaba bien y que no necesitaba de mi ayuda. Hice caso omiso a sus palabras y me dispuse a acercar los cubiertos para acabar más rápido la tarea.

Se me hizo un poco raro el ver que Tony me pedía que también pusiera tenedores de pinchos sobre la mesa, pero después pensé que probablemente comeríamos algo relacionado con ello por lo que no le di más vueltas al asunto. Efectivamente acabamos en solo segundos y al ver la mayoría del trabajo hecho fue que por fin hice caso a Tony e incluso hasta permití que él me separara la silla de la mesa para poder sentarme con mayor facilidad. Él quería tratarme como un rey y aunque yo no estaba del todo de acuerdo, solo por este día le permitiría consentirme como él lo deseaba.

Tony se tomó su tiempo para servirle de comer a Capitán cerca de nuestra mesa, suponía que era porque probablemente quería que Capitán también nos acompañara y de cierta forma eso me agradaba. Después desapareció por la cocina y cuando regresó lo hizo con dos platos de sopa y una botella de champaña.

—Le presento la entrada joven Rogers. Consiste en una sopa tradicional del carnaval de Basilea que está confeccionada con una salsa de harina tostada y cebollas cortadas en aros. Verá que le va a encantar —comentó Tony mientras acomodaba los platos y destapaba la champaña para servirla en nuestras copas.

—¡Impresionante Tony! huele delicioso —manifesté mientras sentía como el agua se acumulaba en mi boca—. ¿Tú hiciste todo esto? —pregunté solamente para saber su respuesta. Yo sabía a la perfección que a Tony hasta el agua se le quemaba, por lo que era prácticamente imposible que él pudiera hacer aquel platillo con facilidad.

—Por supuesto ¿Quién crees que soy? —dijo “ofendido” a la vez de que tomaba asiento y se acomodaba la servilleta en su regazo. “Si claro, como no” pensé en mi mente mientras sonreía por fuera al ver como Tony trataba de engañarme—. Brindemos —levantó la copa con una sonrisa ladina sin dejar de mirarme—. Porque cumplas muchos años más a mi lado.

—Salud —respondí levantando también mi copa y sonriéndole de igual forma. Chocamos nuestras copas y bebimos de aquel singular líquido burbujeante.

Al finalizar la deliciosa entrada y dar comienzo al plato fuerte fue que me llevé una nueva sorpresa. Tony había llegado con una cacerola entre sus manos cubiertas por guantes de cocina y al momento de abrirla fue que me invadió el agradable olor que yo ya conocía de memoria. Era fondue, fondue de queso para ser más exactos. Ahora entendía el uso que le daríamos a los tenedores especiales. Antes de que pudiera decir algo vi como Tony había desaparecido nuevamente para traer consigo los trozos de pan que sumergiríamos en aquella deliciosa mezcla que en lo personal, era mi favorita.

—¿Cómo es posible que me conozcas tan bien? —dije mientras tomaba un tanto ansioso el primer trozo de pan y lo sumergía para poder probarlo y deleitarme con su sabor. Tony rio con la cara de placer que probablemente se estaba formando en todo mi semblante para después acompañarme en la comida.

—No sabes lo difícil que fue encontrar un lugar en donde vendieran este tipo de platillo —dijo inconscientemente y de la nada abrió los ojos como platos y comenzó a toser fuertemente al ver la clase de confesión que había realizado.

—Así que todo lo habías hecho tú ¿eh? —me burlé mientras una divertida sonrisa se creaba en mis facciones. Yo ya lo sabía, pero de vez en cuando también me gustaba molestarlo solo para ver como sus mejillas se sonrojaban adorablemente, como en estos instantes. Dio un fuerte suspiro una vez recuperó el aliento y se aclaró la garganta para darse finalmente como descubierto.

—La verdad es que si lo iba a hacer todo yo, lo consideraba un detalle más especial si salía de mis manos, pero joder Steve  que hacer una comida es más difícil que cualquier tipo de problema matemático —expresó un poco fastidiado consigo mismo por no haber podido mantener la farsa—, con decirte que el queso EXPLOTÓ ¡explotó Steve! ¡No estoy de coña! ¿Cómo rayos un simple fundido se convierte en una bomba atómica? De verdad que ahora más que nunca admiro a los que se dedican a la gastronomía. Es un trabajo demasiado arriesgado —explicó con una expresión seria que pasó a desanimada en tan solo un instante—. Perdón si te mentí, pero de verdad quería que creyeras que lo había hecho yo —declaró bajando la mirada.

—Sabes que a mí no me importa nada de eso Tony. El simple hecho de saber que lo intentaste para mí es un detalle especial. Talvez no eres muy bueno en la cocina pero tienes muchísimos más talentos que lo compensan, así que no te atormentes por ello —lo reconforté con sinceridad a la vez de que tomaba una de sus manos para ver como nuevamente subía sus mieles ojos a mi mirada y me mostraba una pequeña sonrisa reparadora.

Comimos entre palabras, disfrutando al máximo la agradable sensación que se presentaba en ambos al vernos acompañados del otro, como si nos complementáramos, como si hubiéramos sido hechos para estar juntos….

Cuando terminamos Tony fue por los últimos platos. Cada uno traía un pequeño trozo de pastel en forma de corazón cubierto agraciadamente con chocolate suizo que hacía a cualquiera derretirse al igual que aquel chocolate. No solo traía eso, sino que en la otra mano pude percibir que llevaba una caja de regalo de tamaño proporcional.

—No tenías que comprarme un regalo, deberías de saber que con todo esto estoy más que satisfecho —dije algo retraído al tener que aceptar todavía más.

—Y tú deberías de saber que a mí me encanta regalarte cosas —respondió a la vez de que dejaba su regalo a un lado mío—. Vamos ¡ábrelo!

Negué levemente con la cabeza al saber que tenía posibilidades nulas de ganarle a un Anthony Stark. Cuando abrí el presente me asombré al ver que contenía una cámara instantánea dentro. Era increíble, pero eso no era lo mejor. A lado pude ver que había un portarretrato con varios espacios para llenar, algunos ya contenían fotografías de nosotros dos a lo largo de estos casi 6 meses de relación y algunos otros aún seguían vacíos para en un futuro poder llenarlos con nuevas fotografías. Todo era tan bonito, que hasta considere ese el mejor regalo de todos los que había recibido a lo largo de mis 19 casi 20 años de vida.

—¿Qué te parece? La verdad es que al principio solo pensaba darte la cámara pero en último momento se me ocurrió la idea de recopilar momentos nuestros —comentó algo inseguro al ver que no había dado respuesta alguna, pero la verdadera razón de mi silencio era que me había perdido en las memorias de aquellas fotografías, por lo que apenas ahorita caía nuevamente en el presente.

—Es precioso, nunca pensé que fueras tan detallista en este tipo de cosas. Muchas gracias, un me gustó o me encantó no bastarían para poder describir mi sentir —contesté una vez separando mis ojos de aquel Tony en 2D para poder contemplar con más claridad al que tenía frente a mí con una sonrisa pura y clara. Él me devolvió el gesto y fue así como dimos paso al último alimento.

Charlamos un rato más sentados en aquellas dos sillas, esperando a que se nos bajara un poco la comida. Capitán ya desde hace un tiempo se había retirado de ahí, dejándonos solos al acabar su comida e irse a dormir a su cama para sumirse en su propio descanso.  

Después del trascurso de algunos minutos fue que Tony de la nada tomó un pequeño control que ya traía en el bolsillo de su pantalón para después apuntar directo hacia el estéreo y comenzar a reproducir una suave y sensual melodía de baile. Se paró abruptamente de su lugar y me tendió la mano en una invitación.

—¿Me concedería esta pieza apuesto caballero? —preguntó con cortejo esperando mi mano.

—P-pero yo n-no se bailar —tartamudeé nerviosamente al verme en aquella situación inevitable.

—No te preocupes, yo te enseño —y sin esperar a que yo lo tomara de la mano, me jaló hacia él para ponerme de pie y conducirme a un lugar espaciado donde los muebles no estorbaran.

Él mismo condujo mi mano a su cintura, mientras la otra la sostenía delicadamente entre su otra mano y como si fuera algo completamente natural, comenzó la danza, dirigiéndonos a ambos al son de la música. No todo fue perfecto, al principio su hubo unos cuantos pisotones de parte mía, por lo que yo reía nervioso y completamente acalorado, pero conforme pasaba el tiempo me iba acostumbrando cada vez más a aquella sensación hasta que finalmente me deshice de la tensión y me dejé llevar por la música que llegaba a mis oídos.

 Danzamos como si estuviéramos flotando en nubes y en algún punto Tony reposó su cabeza sobre mi hombro al agarrar un tono más calmado en la canción haciendo que yo pudiera olfatear con más precisión su increíble aroma. Era un momento único y mágico. Casi ya al terminarse la hermosa melodía fue que Tony levantó su cabeza para mimarme a los ojos con atención.

Fue en ese momento que pude valorar con más intensidad aquellos enormes ojos marrones que a la luz del sol se tornaban de color miel junto con largas y espesas pestañas. Mi corazón bombeaba con más rapidez, mi cosquilleo en el estómago se intensificaba, mi aliento me faltaba… Todas y cada una de esas cosas eran las que Tony automáticamente  provocaba en mí. Era precioso, él era precioso. Nunca en mi vida me llegué a imaginar el sentir este sentimiento tan fuerte al que se le conoce como amor. Era tan impredecible, tan atemorizante, tan venerable, tan primoroso, que no dudaba el que muchas personas dudaran de su real existencia. Sin querer fue sintiendo como mis ojos se tornaban acuosos al apreciar el rostro de la persona que le daba un gran sentido a mi vida.

El rostro de Tony por obvias razones se trasformó en uno preocupado y angustiado.

—Steve ¿Qué ocurre? —preguntó muy suavemente sin soltar mi agarre.

—Nada. Es solo que significas tanto para mí, que a veces tengo el horrible miedo de perderte por completo —exterioricé con honestidad. Era verdad. El tener conmigo este enorme sentimiento también significaba enormes riesgos y yo no sabía si realmente estaba preparado para algún día desligarme de esta persona que hacia mi mundo girar. Vi como la preocupación de Tony se disipaba para dar paso a uno enternecido, por lo que comprendí que había captado mis palabras.

—No hay nada que temer mi amor. Yo te  quiero con la intensidad y brillo de 1000 soles y nada ni nadie puede cambiar ese hecho. Jamás me vas a perder, te lo prometo y ¿sabes por qué? Porque tú no solo te mantienes a mi lado físicamente, sino que aunque no te des cuenta, también vives aquí —y dicho esto quito su mano de mi hombro para apuntar con el dedo índice el lugar donde se encontraba su corazón—. Y yo estoy plenamente seguro de que yo también vivo aquí —y ahora fue que apunto a mi pecho de lado izquierdo—. Así que basta de malestares, porque yo sé que todo lo demás es banal si tú también estas a mi lado —finalizó con esos ojos expresivos que me hacían temblar. Él tenía razón, como siempre. Fue ahí, aun viéndolo directo a los ojos, que sentí como mi corazón se fue ensanchando, como si una porción más de amor se sirviera en él. Esa sensación ya era muy conocida para mí, porque con Tony siempre era así.

Con seguridad me acerqué a él para poder perderme una vez más en aquella sensación tan familiar de mis labios contra los suyos, haciendo que mi corazón se consolara ampliamente por las dudas invadidas de hace unos instantes.  El beso fue muy agradable, lento y consistente, hasta que Tony tomó mi nuca con la palma de su mano e hizo presión en nuestros labios, convirtiéndolo en uno mucho más rudo, profundo y pasional, acabando así, toda clase de baile que estábamos realizando. Instintivamente yo posé ambas manos sobre su cadera y comencé a pegarlo más hacia mí, sin parar en ningún momento los movimientos que mantenía con mi boca.

Me estaba dejando llevar, yo sabía lo que venía a continuación pero el fuego dentro de mí estaba comenzando a intensificarte sin poder siquiera pararlo.

Los muy leves suspiros se hicieron presentes en ambos mientras continuábamos con la tarea de saborear cada centímetro de dulzura que los labios del otro proporcionaban. Sentí como, sin dejar de besarme con pasión, Tony posaba sus palmas en mis hombros y con leves pasitos me empujaba y encaminaba hacia un lugar que no podía percibir, ya que me estaba manteniendo bastante concentrado en sentir el movimiento brusco de sus labios contra los míos.

Finalmente advertí como él cortaba nuestro contacto y me empujaba con fuerza al sofá que de la nada ya se encontraba detrás de mí. Caí en los suaves cojines con algo de sorpresa, pero Tony no me dio ninguna oportunidad de reaccionar, ya que en un movimiento rápido ya se encontraba sentándose a horcajadas sobre mí, posando ambas pantorrillas a lado de mi cadera y sintiendo como su gran trasero se encontraba sobre mi miembro que lentamente se comenzaba a despertar. Así, en esa misma posición, fue que rodeó mi cuello con ambos brazos y comenzó de nuevo con el juego de bocas que ya llevábamos con anterioridad.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que yo sintiera que mi bóxer me aprisionaban y apretaban demasiado, sintiendo el estremecimiento que normalmente surge cuando yo ya estoy comenzando a excitarme. Toda mi tortura empeoró aún más cuando pude notar como Tony comenzaba a restregar sus deliciosas nalgas en mi miembro semi-erecto. Yo comencé a jadear muy tenuemente ante el nuevo movimiento y fue en ese momento que decidí parar una vez más, como ya lo había hecho varias veces cuando nos encontrábamos en tal punto, solo que ahora no era con las mismas intenciones con las que lo hacía las veces anteriores.

—Tony…. espera…mgn… espera un momento… t-tengo algo que decirte —dije entre jadeos mientras trataba de recuperar la respiración. Al momento de escuchar mis palabras el detuvo sus deliciosos movimientos de cadera y posó sus ojos en los míos, atento a cualquier cosa que pudiera decirle con el detalle de que su pecho también se movía más rápido de lo normal, al igual que el mío—. Esto que estoy a punto de admitir es terriblemente vergonzoso, pero siento que tu mereces el derecho de saberlo por lo que no me contendré en expresarlo —comencé a decir con demasiada pena, estaba seguro de que me encontraba en el punto máximo del rubor, pero al final era algo realmente inevitable, iba a confesarle mi mayor secreto por lo que no se me hacía raro el sentir el desasosiego en cada fibra de mi ser.

—¿Qué sucede? —preguntó Tony un poco intranquilo por mi estado a lo que decidí soltarlo de una vez por todas para hacer más rápida mi humillación.

—L-la verdad es que…… soy virgen —lo último lo dije casi en un susurro inaudible, pero al ver como la impresión se formaba en el rostro de Tony pude comprender que lo había escuchado a la perfección.

—¿De verdad? —preguntó incrédulo sin dejar de expandir sus parpados. Yo solamente asentí quedamente, viendo cada una de las reacciones que se formaban en su cara sin dejar el calor de mis mejillas de lado.

Repentinamente su cara pasó de estar completamente sorprendida a una ¿triste? ¿Decaída? No lo podía creer ¿de verdad tanto le importaba? No pude impedir el sentirme bastante mal al respecto, toda la excitación había dado paso a un abatimiento inigualable, y es que yo que con el corazón en las manos había pensado que él lo comprendería, que a él no le afectaría, pero al parecer la experiencia si era algo fundamental para Tony. Estaba a punto de alejarme de ahí cuando su voz volvió a resonar en la sala.

—Ahora entiendo todo, soy un completo idiota —dijo con una sonrisa abatida, pero ese abatimiento se veía que lo estaba sintiendo para sí mismo, como si estuviera decepcionado de su propia persona—. Perdóname Steve, soy lo peor, planeé todo sin siquiera tomarte en cuenta, debí de considerar lo que tu podías pensar al respecto y en cambio solo me concentré en mis necesidades. Sabes que no hay ningún problema ¿verdad? Yo no te voy a obligar a nada y si tú te sientes más cómodo puedes quedarte en la habitación de huéspedes. De verdad te pido una disculpa por mi egoísmo… —sonaba realmente arrepentido, aunque por mi parte no comprendía absolutamente ninguna de sus palabras dichas.

—Pero ¿de que estas hablando? —expresé incrédulo  con una ceja levantada sin lograr entender todo el asunto, hasta que un foquito se prendió en mi cabeza—. Escucha Tony, no es porque sea virgen que te estoy deteniendo. Es cierto que tengo inseguridades pero no por hacer el amor contigo, sino más bien por no ser lo suficientemente satisfactorio para ti, así que deja de pensar que no quiero hacerlo contigo que no te imaginas las ganas que te traigo desde que comenzamos nuestras relación sin contar las veces que he fantaseado contigo en situaciones prometedoras, de verdad —solté con una determinación que de la nada había aparecido en mí sin siquiera pensar en lo vergonzoso que todo aquello sonaba. Tony me miró nuevamente sorprendido por mi confesión y lentamente fue formada la sonrisa más satisfecha que había visto en su rostro a lo largo de mi tiempo con él.

—No sabes lo jodidamente eróticas que acaban de sonar tus palabras para mis oídos —comentó campante para después aclararse—. Para mí el que sea tu primera vez no es algo malo, de hecho cuando lo mencionaste me cuestione “¿cómo es que este hombre puede ser más perfecto?”, no miento, ahora siento que eres como algún tipo de diamante o algo por el estilo. Además, no te sientas mal por ello, que en cierta parte yo también soy virgen así que estamos a mano.

—Mentiroso —dije mientras sonreía por sus intentos parar hacerme sentir mejor.

—¿Qué? Es verdad que ya lo he hecho con varias mujeres, cosa de la que no estoy orgulloso por cierto, pero te puedo asegurar que JAMÁS lo he hecho con hombre, así que prácticamente soy virgen de mi hermoso culito —dijo como si nada mientras se encogía de hombros.

No pude evitar soltar una risa por el cómo usaba palabras y tonos tan simples para el hecho. Tony podía llegar a ser un completo descarado, eso era un hecho. Mostró su sonrisa al ver como mi buen humor había vuelto y  después de una pequeña pausa volvió a hablar con ahora tono más severo.

—Igualmente, aunque no lo creas, también va a ser mi primera vez, porque por primera vez no solo será sexo vacío como lo ha sido con mis anteriores relaciones, por primera vez hare el amor con mi amado —finalizó con convicción mientras me miraba con esos ojos transparentes, sin secretos, sin dobles intenciones, llenándome de fe y desapareciendo por completo las inquietudes que en algún momento llegué a sentir. ¿Cómo es que había sido tan tonto como para dudar de él? una vez más me mostraba que era la persona en la que más podía confiar, que él era el indicado. No me arrepentía ni un poco de haberle comentado mi virginidad. Ahora sentía como un peso se liberaba de mí y no podía de ser de mejor forma.

Con más confianza en mi ser fue que me aventure a retomar el beso en el que nos habíamos quedado antes de aclarar todo el asunto. Tony gustoso correspondió mi roce y en un parpadear ya nos encontrábamos nuevamente degustando nuestras cavidades bucales. Fui el primero en meter mi lengua en juego, buscando con un poco de ansiedad la contraria que fácilmente encontré para comenzar un beso mucho más excitante. Para esto Tony ya había vuelto con su movimiento de cadera que en lo personal me volvía loco.

Sin parar la caricia nuestras lenguas fue que bajé ambas manos a aquel apetecible trasero que superaba cualquier fantasía obscena que pudiera crear. Lo estrujé con fuerza por encima del pantalón, complaciéndome con la textura que este me ofrecía. Al sentir mi agarre Tony se separó solo un poco de mi boca para gemir sutilmente con voz ronca para después continuar con el besuqueo.

Dios santo, no podía creer con la enorme facilidad con la que me estaba calentando y en menos de lo que yo había previsto ya tenía nuevamente mis pantalones aprisionando ahora una completa y bien formada erección en mi entrepierna. Tony pudo sentir el bulto sobresaliente, ya que distinguí como él formaba una sonrisa entre nuestro continuo beso y hacía sus movimientos aún más certeros de lo que ya eran. Ahora ya no solo era el bóxer el que me mantenía apretado y acalorado, sino todas y cada una de mis prendas puestas, las sentía estorbosas. Comprendí que Tony estaba pensando exactamente lo mismo que yo, ya que sus manos que se habían mantenido en mi cuello y nuca pasaron a deshacerse del moño que traía puesto, para después, escurrirse hacia los botones de mi camisa y comenzar a desabrocharlos uno por uno hasta dejar mi pecho totalmente a la vista.

Fue en ese mismo segundo que él cortó nuestro beso para pasear su mirada escrutadora y lentamente hacia mi piel expuesta con deseo y lujuria marcada en cada una de sus pupilas, quedándose de  todo quieto. Automáticamente yo sentí como el bochorno me atormentaba, y es que sus ojos eran tan intensos, que sentía que me traspasarían en cualquier momento. Escuché como un deseoso suspiro salía por su boca a la vez de que posaba las yemas de sus dedos en mi desnuda piel, provocando así, que me estremeciera con el nuevo contacto creado.

Nuevamente se abalanzó sobre mí, pero ahora su boca se dedicaba a atacar mi cuello mientras paseaba las palmas de sus manos por todo mi torso y movía sus caderas, haciendo el roce algo increíblemente agradable.

Aproveché su entretenimiento en mi cuello para dejarlo en los mismos términos.

Aunque me estaba encantando la tarea de masajear sus redondas nalgas, tuve que dejarla a un lado para hacer exactamente lo mismo con él. Con delicadeza y codicia fui desabotonando su saco para en seguida hacer exactamente lo mismo con su camisa. A comparación de él, yo si me deshice completamente de ahora aquellas fastidiosa prendas que cubrían su exquisito abdomen, aventándolas a un rincón de por ahí una vez que las deslicé por sus hombros y brazos con un poco de su ayuda.

Al resbalar mis manos sobre cada músculo y línea marcada fue que él tuvo que dejar los besos en mi cuello a un lado para tomar el aire que poco a poco hacia cada vez más falta. Tony era la descripción perfecta de un hombre sensual. A pesar de que sus músculos no estaban  tan anchos y grandes como los míos, se defendía bastante bien con unas entradas en el abdomen muy marcadas y seguido de unos abdominales que parecían ser creados para mi entera satisfacción. Desde la primera vez que había apreciado ese abdomen en toda su gloria había fantaseado con él, y ahora que tenía la gran dicha de poder besarlo y tocarlo podía notar un sentimiento sencillamente insuperable, mucho mejor de lo que alguna vez pude llegar a imaginar. Su piel se palpaba bastante caliente, sentía que el contacto me quemaba hasta los huesos e instantáneamente me di cuenta como mi erección comenzaba a palpitar en busca de una desesperada atención.

Tony no se quedaba atrás en todo el asunto. Desde que nos habíamos comenzado a deshacer de las prendas yo pude divisar el tamaño creciente en los pantalones de Tony que con los segundos se agrandaba cada vez más y más y eso en cierta forma me gustaba, después de todo no quería ser el único con desmesurada estimulación y el ver que yo también lo calentaba me subía la autoestima considerablemente.

Dejé de pensar cualquier cosa en la que mi mente se estuviera distrayendo al experimentar como la mano de Tony que se había mantenido acariciando mi abdomen pasaba a desabrochar mi cinturón y cremallera y por consiguiente, a deslizarse por debajo de mi bóxer, acariciando con total sutileza y a la vez  impaciencia mi tremendamente duro miembro.

Sin poder evitarlo gemí, gemí con el gran placer que me invadía al sentir la mano de mi Tony acariciar toda mi extensión como si fuera una encomienda importante. Me encontré recargando mi frente en su hombro a la vez de que cerraba los ojos y me concentraba en aquella deliciosa y apasionante sensación que él me estaba proporcionando. Pero al parecer esa no era la principal intención de Tony, ya que la masturbación no duró demasiado, en cambio, dio comienzo a besos chasqueantes y lengüetadas a lo largo de todo mi tronco, bajando lentamente por mis hombros, pecho, pezones y pectorales, seguido de mis abdominales y ombligo para finalmente detenerse en mi pene que alcanzaba asomarse por el resorte de mi ropa interior. Para esto Tony ya se había bajado de mi regazo, quedando ahora de rodillas entre mis piernas con mi erección frente a él.

De un certero movimiento bajó por completo todo mi bóxer, alzándose así, mi agobiado falo que ya estaba a nada de explotar. Probablemente en otra situación mi vergüenza hubiera sido incontrolable, peor ahora, el consumiente fuego que me quemaba de la excitación era muchísimo más grande, haciéndome ver del todo expectante a lo que pudiera surgir a continuación.

Tony al apreciar mi gran miembro con más detalle fue que se relamió lo labios y  tragó saliva como si estuviera viendo el más exquisito alimento del mundo, viéndose del todo hambriento y voraz ante mis ojos. Ese pensamiento solo me encendió aún más, haciendo que mi pene comenzara a moverse por sí solo gracias a la fogosidad implicada.

Tony sonrió para sí mismo para después acercar sus labios aún más a mi glande, manteniendo muy pocos milímetros de distancia entre ambos. Subió su mirada para voltear a verme cuestionante, esperando cualquier signo o gesto de afirmación para lo que él estaba a punto de hacer a continuación. Estaba eternamente seguro de que ninguna alma en todo el planeta podría decirle que no a esa carita expectante, más aun en una situación tan comprometedora y placentera. Tragué saliva a la vez de que asentía y fue ahí que no pude mantener los ojos abiertos por más tiempo debido a la totalmente nueva sensación.

Nuevamente gemí pero ahora más audiblemente al sentir a  Tony lambiendo todo el tronco de mi rigidez como si fuera una deliciosa paleta.  Paseaba su lengua por toda la base mientras cerraba los ojos para disfrutar al máximo mi sabor y en ratos dejaba húmedos besos alrededor para después seguir nuevamente con su tarea de chupar. Al estar todo el cuerpo de mi pene húmedo por su Saliva fue que acercó sus mágicos labios ahora a mi glande para poder comenzar a succionar como si quisiera sacar todo el líquido que contenía en mi interior. Hacia presión con su lengua sobre mi uretra causando que fuertes espasmos me recorrieran todo mi cuerpo a la vez de que ahuecaba las mejillas para poder sorber mejor. Finalmente sucedió la completa perdición de todos y cada uno de mis sentidos. Tony de un solo movimiento se dedicó a tragar TODA así es, TODA mi erección con detenimiento y precisión. Veía como su cabeza se movía de adelante hacia atrás, tragando todo mi miembro con una habilidad inconcebible.

—Ohhh dios Tony…….mmmmm… eres… eres incre- ahhh… increíble…. —solté entre gemidos al ver como aceleraba cada vez más sus movimientos ya haciendo que mi vista se nublara del placer.

No pude reprimirme al tomar sus cabellos con una mano e incitarle que siguiera con un ritmo más acelerado, cosa que hizo inmediatamente y aunque yo suponía que le molestaba un poco el agarre que yo mantenía sobre él, no dio ninguna queja ni hizo ningún movimiento para que yo lo soltara, al contrario, se esmeraba en abrir en totalidad su garganta para que la mamada fuera aún más deleitosa de lo que ya era. Mi erección brincó nuevamente ahora dentro de su boca al ver como él llevaba una de sus manos hacia su propio pantalón para bajarse el cierre y comenzar a masturbarse con necesidad, mientras que la otra pasó hacia mis testículos para iniciar un amasamiento en ellos. Ahora aparte de estar succionando mi pene como si su vida dependiera de ello, también gemía alrededor de él, provocando que su aliento también se mezclara en toda esa gran combinación de sensaciones húmedas.

Di un gimoteo más ronco y sonoro a los anteriores al ver lo que mi polla en su boca le provocaba, no alcazaba a ver con claridad su pene gracias a que mi vista estaba centrada en su boca, pero por los fuertes y rápidos movimientos que alcanzaban a percibir  de su brazo pude darme cuenta que él estaba igual o incluso más cachondo que yo (cosa que creía casi imposible porque yo me sentía en el cielo).

Jalé sus cabellos con fuerza para que me volteara a ver sin dejar su labor de lado y al momento de apreciar aquellos ojos que yo tanto amaba, entrecerrados, dilatados; aquellas mejillas sonrosadas, pintadas de un color carmín puro y finalmente aquella ensalivada boca subiendo y bajando por mi miembro fue que sentí como el cosquilleo que me avisaba que estaba muy pronto de terminar me vencía.

Tony estaba casi en las mismas condiciones que yo, ya que el movimiento de su brazo había aumentado de velocidad y con ello sus gemidos ahogados con mi pene se hacían más constantes. Con eso mi corrida se comenzó a avecinar más pronto, por lo que con toda mi fuerza de voluntad intenté separar la boca de Tony de mi falo, sin embargo, mis intentos fueron en vano, ya que mientras más le hacía entender que estaba a punto de venirme, mas engullía todo mi miembro. Aunque quise no pude retrasar mi orgasmo por más tiempo, por lo que terminé corriéndome en toda su boca soltando el gemido más fuerte que se había dejado  escuchar en la sala hasta ahora.

Tony termino seguido de mí, dando un último gemido mucho menos oíble que el mío seguido de jadeos y parando pausadamente el masajeo de su mano manchada de su semilla. Fue ahí que observé como fue recuperando todo el aliento y agarrando aire para después tragarse todo mi semen que hasta el momento había permanecido en toda su boca.

—L-lo siento Tony —dije bobamente y con un tono preocupado al  ver como no había podido evitar mis reacciones físicas.

—No hay cuidado, me gusta tu sabor —contestó como si nada para después relamer todo lo que había quedado de mi esencia en sus labios y acercar nuevamente su boca a mi ahora ya flácido miembro y comenzar a chuparlo tratando de dejarlo limpio de cualquier rastro de leche que pudiera haber quedado ahí.

Jadeé al ver sus acciones a la vez de que sentía un nuevo tirón en toda mi extensión. Una vez acabando de recolectar mi esperma fue que dio unos cuantos besitos en la punta de mi glande y se paró para sentarse una vez más sobre mí, no sin antes limpiarse su propia mano con unos pañuelos que se encontraba cerca de ahí.

De nuevo enredamos nuestras lenguas en una desesperad acción por recorrer la boca de otro, tomándonos nuestro tiempo para explorar hasta el más mínimo rincón. Se me hacía inexplicable el como un beso estaba provocando que mi miembro nuevamente comenzara a levantarse aun después de tan glorioso orgasmo que había sufrido tan solo hace unos minutos atrás. Después de largos movimientos de lengua y labios tuvimos que separar nuestras bocas en busca del aire que nos empezaba a faltar a ambos y fue ahí que Tony aprovechó para hablar.

—Vamos….Vamos a mi habitación —formuló agitado por la calentura que no parecía abandonar a ninguno de los dos.

Yo me limité a apreciar con más claridad aquellos hinchados, lubricados y completamente rojizos labios que se mostraban ante mi presencia de forma bastante provocativa. Volví  a asaltar su boca a la vez de que nuevamente posaba mis manos en su trasero y lo apretaba con gusto. Duré en esa misma acción muy pocos segundos, ya que casi enseguida fue que lo tomé aun con más fuerza y me paré de aquel sofá, provocando que él instintivamente enredara sus formadas piernas en mi cintura. El cargar a Tony era como levantar a una delicada pluma y no sabía si se debía a que él estaba en el peso ideal o que simplemente para mi fuera demasiado fácil cargarlo gracias a mis entrenamientos y músculos.

Se sentía tan desmesuradamente bien cargarlo en aquella posición, con nuestros pechos rozándose, nuestras bocas acogiéndose y sus piernas apretándose cada vez a mí provocando que nuestras intimidades se rosasen constantemente. Mi pene ya se encontraba medio de fuera, pero el de Tony aún seguía dentro de su bóxer a pesar de todo haciendo que se interpusiera junto con su pantalón que no estaba lo suficientemente abajo como para poderme hacer apreciar mejor la vista, pero de eso en unos minutos yo me iba a encargar.

Aproveché el tenerlo anclado a mis caderas de aquella forma para meter mis manos por debajo de su bóxer y apretujar su delicioso culo ahora sin ninguna prenda de por medio, sosteniéndolo así de forma más viable a mi parecer.

La gloria, esas nalgas eran el paraíso. La suavidad y textura se quedaba bastante lejos de lo que alguna vez yo me llegué a idealizar. Sin poder evitarlo encajé mis uñas en aquella blanda piel, apegándolo mas a mi cuerpo y jadeando aún más en el acto. Tony también se tuvo que separar de mis labios para poder tomar oxígeno para sus pulmones a la vez de que me miraba deseoso por mucho más con sus pupilas ensanchadas.

Su necesidad por más se me pegó en brevedad, por lo que me concentré en llegar a la habitación de Tony sin tropezar con ningún mueble y seguir el beso y el estrujamiento de su grandes asentaderas.

Fue un poco difícil el llegar sin perderme a cada instante en todo el frotamiento que adquiría de su cuerpo constantemente, pero como pude hice que llegáramos al cuarto donde lo dejé caer en la ancha cama, por fin separándome de él después de todo este tiempo. Estaba a nada de lanzarme nuevamente hacia Tony cuando capté un cambio radical en todo el ambiente.

Estaba tan perdido en la pasión que no me había dado cuenta en todo lo que se encontraba en mi entorno. Fue ahí que pasee mi mirada por aquella habitación que también se encontraba completamente decorada con flores, velas aromáticas y pétalos de rosa por doquier. La luz que esclarecía toda la habitación era proporcionada solamente por las velas ahí, proporcionando una atmosfera mucho más romántica, cursi y linda de lo normal siendo estas en forma de corazón.

Después de inspeccionar cada detalle con admiración y algo de sorpresa por la ornamentación inesperada fue que volví nuevamente mi mirada a Tony que en algún momento ya se había deshecho de su pantalón, quedando recostado de lado con su codo descansando en la cama y su cabeza apoyada en la palma. La otra mano la mantenía en su cintura, haciendo una pose del todo sugerente para mi mente pervertida junto con una sonrisa y mirada provocativa que estaban comenzando a hacer que nuevamente escalofríos recorrieran cada poro de mi piel.

Paseé mis ojos una y otra vez por esa rica figura, inspeccionando con deleite cada rasgo que sus músculos le ofrecían a mi vista hasta que finalmente mis ojos se quedaron estables en un punto fijo.

No solo era producto de la impaciencia por ver aquel falo que se encontraba apresado entre la delgada prenda, sino que también era la misma prenda lo que llamaba mucho la atención para cualquiera. “Propiedad de Steve Rogers” era lo que estaba escrito en sus calzoncillos con letra cursiva haciendo que una curiosa sonrisa se formara en mi rostro a la vez de que entrecerraba los ojos gracias a la complacencia que esas pequeñas letras provocaban.  

Imite su sugerente semblante y lentamente me fui acercando a donde su cuerpo me llamaba para quedar solo a pocos centímetros separado de él.

—¿Así que todo solo fue un plan para llevarme a la cama? —pregunté irónico mientras me subía a la cama y gateaba hacia donde él estaba.

—Me descubriste —respondió coqueto a la vez de que me jalaba de la nuca para fundirnos en un nuevo beso.

—Por cierto, me acabas de dar una excelente idea —dije entre sus labios mientras rozaba mi nariz con la suya—. De ahora en adelante tienes que usar esos boxers todos los días de la semana incluyendo también los fines —sentencié y me separé un poco para ver como una risa divertida salía de él.

—Jajaja estás loco Steve, no puedo usar los mismos calzoncillos todos los días, ni siquiera tendría tiempo de lavarlos.

—Fácil, manda a hacer más —propuse sin ningún toque de broma en mi voz, después de todo no era tan mala idea.

—Solo si tú también haces unos para ti que digan que eres de mi propiedad —condiciono acercándose nuevamente con sigilo hacia mí.

—Hecho —y con eso último dicho fui yo quien cortó la poca distancia que quedaba de nuestros labios.

Nos volvimos a besuquear como si no hubiera un mañana, al principio había sido lento y sensual, pero después fue que nuestras lenguas tomaron lugar en nuestro beso y la temperatura comenzaba a subir nuevamente para ambos.

Me di cuenta de que yo traía demasiadas prendas de más a comparación de Tony, por lo que sin romper el fogoso beso me dispuse a desaparecer mi camisa que ya estaba abierta y mi pantalón que por el momento me quemaba del todo. Ya estando en prendas menores fue que arremetí el cuerpo de Tony prácticamente tirándome sobre él, quedando entre sus piernas a la vez de que lo besaba cada vez con más apuro. Inconscientemente mis caderas comenzaron a moverse iniciando un vaivén glorioso que hacía que nuestros ya erectos miembros se friccionaran creando sensaciones más fuertes en los dos.  Ambos dimos comienzo a jadeos entre nuestros besos a la vez de que yo sentía como me empezaba a sofocar por el calor que estaba subiendo en mi organismo.

No me resistí más a pasear todas las yemas de mis dedos por aquel inesperadamente trabajado abdomen mientras degustaba su lengua y saliva con gusto. Poco a poco mis manos fueron bajando hasta llegar al borde de su bóxer, que a pesar de que me había encantado el diseño, en  estos momentos me molestaba. Mi palma de derecha se escabulló lentamente por aquella prenda hasta llegar a tener su firme e hinchado pene sobre mi mano.

Tony dio inicio a gemidos más intensos a la vez de que yo lo acariciaba una y otra vez con sosiego. Mis ansias fueron más grandes al escucharlo de aquella forma, por lo que precipité a despojarlo de la última prenda que le quedaba y admirar con hambre aquella polla tan más perfecta.

Era más corta que la mía, pero solo por muy poco, y la forma en la que se erguía la hacía ver de lo más apetitosa para mis ojos.

Me dejé llevar por mis instintos y naturaleza y en menos de lo que creía ya me encontraba lengüeteando su erección con afán. Tony aumentaba el sonido de sus gemidos y jadeos cada vez más y yo solo me concentraba en mi ocupación para escuchar más de aquella voz que era música para mis oídos. Era un capricho que simplemente no pude evitar al verlo de aquella forma. Me moría de ganas por probar el sabor que él tenía por lo que sencillamente me guié por mis reflejos.

 Mientras lo atendía con mi lengua me dediqué a pasear ambas manos por sus lisos muslos a la vez de que me perdía una vez más en la textura de su piel. Pasó un pequeño rato hasta que no resistí el intercambiar mis tareas para ahora ser mi mano la que atendía su erección mientras que mi boca se mantenía en sus muslos, chupando, mordiendo y succionando con la clara intención de dejarle varios chupetones y mordidas alrededor para dejar marcas difíciles de quitar. Era algo que me encantaba, cada vez que tenía la oportunidad me aprovechaba para marcarlo con mis besos y no dejar que nadie más se le acercase, al final sentía que Tony con aquellos chupetes se veía increíblemente sensual y más aún al saber que habían sido obra mía.

Dejé todo lo que estaba haciendo al escuchar como Tony daba gemidos más fuertes y puse un poco más de distancia entre los dos para poder estimar con más precisión aquel cuerpo que se encontraba retorciéndose bajo mí. Su vientre se encontraba subiendo y bajando con vigor al tener la respiración alterada, sus piernas estaban del todo abiertas a lado de mis caderas, sus muslos con mis mordidas que a los segundos se hacían más claras, su erección ensalivada y rosada, y finalmente su rostro, oh dios santo, su rostro se mostraba con coloradas mejillas y ojos vidriosos por el deseo.

Al haberme quedado completamente inmóvil, hipnotizado y hechizado por la imagen que Tony me estaba proporcionando, fue que ahora él el que actuó y me empujó con sus palmas por los hombros para yo quedar recostado sobre la cama. En un movimiento rápido se coló sobre mí, no sin antes quitarme por completo mi bóxer que ya lo único que hacía era estorbar, y en un brusco acto comenzó a restregar su primoroso culo sobre mi agrandado miembro mientras se apoyaba con sus manos en mis pectorales.

Por la tremenda acción tan más inesperada fue que mis parpados se cerraron y mis cuerdas vocales comenzaron a emitir sonidos increíblemente obscenos.  Cuando asimilé por completo lo que estaba ocurriendo pude abrir nuevamente los ojos y encontrarme con un Tony extasiado por la actual posición.

Mi mente cada vez se trababa más y más a la vez de que sentía como dejaba de pensar en todo para concentrarme en el sentir del momento.

Vi como Tony pasó una mano por sobre mi cabeza y tomo algo debajo de la almohada que estaba pocos centímetros arriba de mí. Al acercar la cosa que había sacado me di cuenta de que se trataba de una botellita de lubricante para actos sexuales. No es como si yo conociera mucho aquellos productos, pero supe rápidamente de que se trataba al reconocer la misma botellita que a veces Thor llevaba en su mochila. De hecho fue el mismo Thor el que me había comentado de su uso y el cómo le funcionaba bastante bien con Loki, por lo que yo ya me imaginaba que era lo que nos esperaba a continuación.

—Hmmm … no te preocupes por los condones….yo estoy limpio…ahh... así que no serán necesarios —dijo mientras tomaba aire pero  no me dejo procesar toda la información con tiempo, ya que de un segundo para otro él mismo había abierto la tapa de la botella y se había echado aquel viscoso liquido sobre sus dedos para después bajar su mano hasta su trasero y ver como comenzaba a introducirse un dedo con algo de impaciencia. 

De mi boca salió un tipo sollozo al admirar la escena tan más lujuriosa. Estaba 100 % seguro de que aquella imagen me atormentaría en los lugares menos deseados para formarme indebidas erecciones al recordar a Tony de tal forma. Era sencillamente lo más erótico que había visto en toda mi vida, pero todavía faltaba lo mejor, mi pene más que nada estaba consciente de ello.

 Paseaba mis ojos una y otra vez por aquel glorioso espectáculo, analizando cada mínimo meneo hasta que vi como introducía un segundo dedo en aquel orifico que comenzaba a ser profanado. Jadeé nuevamente con más claridad al ver eso y también el como con su mano libre Tony se estaba dedicando a guiar los dedos de mi mano derecha hacia su boca para después comenzar a ensalivarlos y chuparlos como hace unos instantes lo había hecho con mi propia polla. Maldición, en estos momentos estaba tan duro y caliente que sentía que me iba a desmayar.

Estaba perdiendo la cordura cada vez con más fuerza, por lo que no me resistí más a la señal que él mismo me estaba dando y una vez asegurado de tener la suficiente cantidad de saliva fue que dirigí mis propios dedos hacia su ano para dar inicio al tanteo. Tony enseguida que sintió como me dirigía hacia su pequeño agujero fue que sacó sus propios dedos para dejar su tarea y dejarme continuar.

Introduje tres dedos de jalón al sentir como la impaciencia combinada con un toque de lujuria se apoderaba de mí, haciendo que no me pudiera contener por más tiempo. Inicié a dar cortos desplazamientos mientras sentía como la acolchonada y deliciosa carne me apretaba repetidas veces. Tony dio un chillido por verse invadido de tal forma tan más abrupta y repentina a la vez de que hacía puño ambas manos que habían pasado otra vez a recargarse sobre mi pecho. Me angustié un poco al sentirme bruto por mi acciones, pero en seguida cualquier duda se esfumó al ver a Tony del todo sonrojado y con los labios entreabiertos, mirándome con la misma desesperación que yo traía en mi ser.

—Ahhh S-Steve… No…. Mmmm… no aguanto más, te necesito dentro…. Dentro de mí —formuló entre suspiros y jadeos que a mí me parecieron de lo más exquisitos.

No tuvo que decírmelo dos veces para que yo rápidamente sacara los dedos y  tomara mi erección, acercándome cada vez más a su altar prohibido. Conseguí la ayuda de Tony para que me guiara con una mano para obtener más exactitud hacia la abertura y cuando ya sentí en mi punta en el (a pesar de la preparación) cerrado anillo fue que con bastante lentitud me fui introduciendo en él. Tony gemía quedamente mientras sentía como me iba abriendo paso en su ser, pero fue hasta que ya tuve todo mi pene dentro que él dio un gran grito adolorido, nada comparado con el chillido de hace poco.

Subí mi mirada para contemplar como en su rostro se formaba una mueca de dolor a la vez de que cerraba los parpados con fuerza y rasguñaba mis pectorales. Se notaba que lo estaba lastimando, por lo que me dispuse a sacar mi miembro de ahí para dejar de hacerle daño, pero fue él mismo el que me detuvo al ver mis intenciones.

—E-estoy bien…… solo aguarda un…un poco para que me a-costumbre —expresó cortando toda acción que estaba a nada de realizar.

 Hice lo que me pidió aun con algo de preocupación dentro de mí, por lo que tomé sus manos entre las mías y comencé a darle pequeños besitos a sus nudillos tratando así de disipar aunque sea un poco el dolor de mi Tony. Volteé nuevamente a verlo al rostro al sentir como después de algunos segundos él había comenzado a mover su cadera con mi erección dentro. En su cara ya no se mostraba ningún indicio de pesar, talvez se reflejaba solo un poco de incomodidad, pero sus expresiones estaban más relajadas por lo que supuse que ya no había problema.

Fue en ese momento en el que me determiné comenzar a disfrutar el placer que en una oleada del todo repentina había vuelto, viendo como Tony se movía sobre mí cada vez con más insistencia y movimientos más certeros. Se movía de atrás hacia adelante repetidas veces como si me estuviera cabalgando y ese pensamiento solo hizo que sintiera como mi pene era apresado con más intensidad entre sus blandas y apretadas paredes. Si con su simple boca me había sentido a flote, ahora sentía que prácticamente volaba por las sensaciones que Tony estaba creando en mí, haciéndome soltar suspiros y jadeos entre las acciones.

Me percaté que yo no era el único que comenzaba a disfrutar del divino restregón al momento de escuchar como de la boca de Tony salían gemidos más constantes. Todos los sonidos que él dejaba escapar eran exclusivamente para mí y ese hecho solo me convertía en un desquiciado sexual.

Estaba seguro de que ni siquiera podía recordar mi propio nombre al sentir la épica autopenetración que mi amado estaba estableciendo, sin contar la inconcebible imagen de Tony brincoteando con vehemencia sobre mi extremadamente duro miembro. En estos momentos ya gemía sin pudor alguno, sin retener siquiera un poco toda clase de ecos que salían de mi garganta a la vez de que cerraba los ojos por el placer acumulado y es que Tony era tan sexy, que me era muy difícil el callar toda clase de barbaridades.

Con algo de esfuerzo abrí mis ojos nuevamente para encontrarme como la erección de Tony frente a mí también parecía querer estallar, por lo que  llevé una de mis manos a atender aquella polla necesitada de atención. Tony emitió un gemido más fuerte ante la fresca paja que estaba adquiriendo, pero no por ello dejó de lado sus cachondos rebotes haciendo que ahora yo comenzara a gruñir de la excitación. Dejé que él llevara el ritmo solo por unos momentos más, para después iniciar a dar movimiento a mis caderas y comenzar a penetrarle tan duro y fuerte como ya me lo estaba reprimiendo desde que había empezado el acto sexual.

Tony inmediatamente rasguñó mis pectorales con fuerza al sentir el cambio de velocidad en las embestidas, pero aun así no dejo de gemir fuertemente sobre mí e incluso pude sentir como él también intentaba acompañar mis penetraciones con su redondo culo. Ese acto solo hizo que quedara aún más encantado de lo que ya estaba y con necesidad de sentirlo más fue que dejé de masturbarlo para tomar ahora con ambas manos los costados de sus caderas y arremeterlo hacia mí como si no hubiera un mañana. Se sentía tan terriblemente bien estar dentro de él, el placer y la lujuria me estaban consumiendo por completo y no podía dejar de perderme en aquella única y singular sensación de su estrecho orificio apretándome con insistencia.

—Ohhh Tony… maldita….ahhhh… maldita sea… estas tan… mmm… estrecho —enuncié como pude entre bufidos, gruñidos y gemidos a la vez de que sostenía mi agarre en sus caderas aun con más fuerza para penetrarle más a fondo, viendo como su cuerpo botaba sobre el mío de forma veloz—. Ohhh dios mío…. Se siente tan bien tenerlo… ahhh ….dentro de ti….  

Tony  no contestó nada, simplemente siguió con sus rasguños en mi pecho y sus eróticos aullidos indecentes que me tenían absorto. Esa posición y los efectos creados eran embelesadores, pero me estaba costando cierta parte de dificultad el moverme con total libertad, de modo que no aguanté más y de una maniobra lo cargué y acomodé rápidamente para que ahora fuera él el que se mantenía con la espalda recostada en el colchón mientras que yo me retenía arriba de él. Como en ningún momento saqué mi erección de Tony fue que ahora se encontraba con ambas piernas del todo abiertas, flexionadas y levantadas para quedar completamente a mi merced.

Su disposición me desequilibraba a puntos inimaginables, razón por la cual una vez estando acomodado en aquella nueva posición, con mis manos apoyadas a cada lado de su cabeza y mis rodillas como soporte, fue que di paso una vez más a los embistes que ya había estado llevando con anterioridad. Tony gimió nuevamente al sentir como  arremetía mi polla de aquella nueva forma e instantáneamente enredó sus piernas en mi cadera y sus brazos en mi cuello, quedando así, nuestros cuerpos del todo pegados. Yo ya gruñía y rugía sin pudor alguno al poder moverlo plenamente a mi antojo y más aun escuchando como aullaba de placer sobre mi oreja dándome escalofríos y temblores en mi cuerpo que me hacían querer solo escuchar más y más de aquellos sonidos.

Tony se hizo de un pequeño espacio para colar su mano sobre nuestros abdómenes y comenzar a masajearse la entrepierna siguiendo el ritmo que mis penetraciones llevaban. Yo lo hubiera ayudado de no ser porque lo que sentía alrededor de mi pene era muchísimo más fuerte que yo.

Después de unas cuantas embestidas más fue que cambie un poco el ángulo de mis penetraciones y comencé a dar golpeteos en un punto diferente viendo como al primer roce Tony arqueaba la espalda enteramente y gritaba más fuerte que las veces anteriores a la vez de abría de más sus parpados. Instintivamente me alarmé por la reacción creada, pensando que probablemente por mi rudeza lo había lastimado en algún punto. Paré el movimiento de mi pubis para buscar su mirada con urgencia. 

—¿T-te lastime? —pregunté con miedo para ver como un ceño fruncido y molesto se hacía presente en sus facciones. ¿De verdad le había enojado aquello? Solo había sido un accidente….

—De verdad que no sabes leer para nada la situación Rogers…… solo…. Ahhh —jadeó nuevamente al ser él mismo el que movía su trasero en busca de el  mismo contacto que yo había creado hace solo unos segundos—, solo sigue moviéndote…. como lo hiciste ahorita ¡no te detengas! —ordenó ansioso y desesperado por mis movimientos.

Sonreí complacido al finalmente comprender la situación, admitía que a veces podía llegar a ser bastante despistado. Con entera satisfacción busqué nuevamente aquel punto que había tocado con anterioridad y una vez encontrado fue que renové mis embestidas haciéndolas cada vez más fuertes y veloces.

Los gemidos que ahora salían de Tony no se comparaban para nada con los de hace un rato, ya que estos estaba cargados de muchísima más pasión y excitación que me hacían compartir toda y cada una de las emociones y sensaciones creadas. Poco después fui sintiendo como sus uñas se encajaban en la piel de mi espalda, rasguñando con potencia mi carne y provocando que me encendiera más, por lo que di paso a más firmeza en mis penetraciones.

La suavidad de las sabanas de seda creaba un mayor placer al momento de estarnos friccionando sobre ellas. Nuestras pieles chocando contantemente hacían resonancia en el lugar creando efectos inigualables en el ambiente junto con los que salían de nuestras bocas. El sudor se hacía presente en ambos cuerpos, la llama del fuego a cada segundo se hacía más grande en nosotros y las enormes sensaciones de vivacidad nos atravesaban.

—Ohhh dios Steve ¡sí! Joder ¡Steve! —clamó mi nombre descontrolado varias veces y yo al escuchar mi nombre dicho con su voz en aquel tono fue que sentí una vez más el peculiar cosquilleo de mi vientre bajo.

—Mmng Tony… ya… ya casi —avisé entre últimos gruñidos esperando una aprobación.

—E-está bien… quiero… Ahhh…. Quiero sentirte cuando te corras dentro —expresó entre bramidos y con eso último dicho fue que busqué su boca para poder besarlo.

Sin esperar conecté mis labios y lengua con los de él a la vez de que daba los últimos asaltos con toda la fuerza que mi cuerpo me lo pedía. Al final tuve que romper el beso al tener que agarrar aire por las sensaciones que mi cercano orgasmo estaba creando, sin despegar ni un poco nuestros rostros, quedando así, nuestros alientos chocando entre sí.

Me vine, me vine dentro de él sintiendo como el conocido líquido salía de mi uretra mientras los interiores de Tony se contraían al estar también con el golpe cercano del orgasmo. Fue hasta ese momento que me di cuenta que desde que había dado en el punto g, Tony ya no se había tocado parar nada su erección, concentrándose simplemente en las sensaciones que mi pene provocaba dentro de él para poder correrse de forma magnifica.

Aspiré grandes bocanadas de aire al  finalizar y sentir como mi pene volvía a su estado natural. Salí con cuidado de su interior, sintiendo como se resbalaba con más facilidad gracias a mis fluidos.

Tony soltó un ronco gemido al sentirse nuevamente vacío y sin esperar ninguna palabra me dejé caer sobre él para poder recuperar el aliento que me había faltado, notando como mi vientre se llenaba un poco de la esencia de Tony al estar nuestros cuerpos del todo pegados. Con ello pude percibir como el pecho de Tony subía y bajaba una y otra vez agarrando todo el aire que le había estado faltando en los últimos minutos.

Era lo más extraordinario, placentero, magnifico y grato que había experimentado. No solo contaba el que me hubiera corrido dos veces de forma enloquecedora, sino que al momento de estar dentro de Tony fue que sentí que no solo nuestros cuerpos se conectaban, también lo hacían nuestras almas. Ahora al haber probado su sabor entero era prácticamente imposible no querer más, imposible el dejar de vivir con la nueva experiencia de sentir a Tony unido a mí, convirtiéndonos en uno solo como si fuera nuestro destino escrito en las estrellas.

Y fue en esos precisos segundos, estando recostado arriba de él, que supe que ya no había retorno para mi corazón.

TONY:

Fascinante, sencillamente fascinante. Nunca había sentido tanto jodido placer en todos mis miserables años de vida.

Al principio debo de admitir que me sorprendí bastante con la noticia de que Steve era virgen y aunque por un momento malinterpreté las cosas pensando que él no quería hacerlo conmigo, después me di cuenta de que mi lindo Steve solamente estaba inseguro por no ser lo suficientemente bueno parar mí.

De verdad que a veces pensaba que Steve era demasiado ingenuo ¿Cómo era posible que siquiera llegara a pensar aquello? ¿Qué acaso no sabía que aunque el llegara a tener un pene de dos centímetros lo seguiría amando por igual? Porque era Steve, y con Steve todo se tornaba en algo mágico y sensacional.

Claramente Steve estaba muy lejos de tener un pene de 2 cm. Coño si hasta yo me impacté bastante al ver su real tamaño en la sala de estar y por un segundo me aterré de pensar que tendría esa levantada asta en mi culito, pero extrañamente al tenerlo de tal forma y ver con más detenimiento su muy bien formada verga fue que la boca me comenzó a salivar sintiendo así mismo el enorme deseo de saborearlo con mi boca hasta exprimirlo por completo.

De ello solo le habían seguido cosas aún mejores al poder apreciar a Steve completamente desnudo con más claridad, el muy desgraciado está como quiere y con creces podría superar a cualquier modelo o artista de televisión.

A pesar de que en un inicio si sentí bastante dolor a decir verdad, solo fue cuestión de tiempo para que mi cuerpo se adaptara a la nueva sensación de su falo profundizado en mí. En un momento el muy idiota pensaba que me había lastimado cuando en realidad había rozado exactamente en mi punto transportándome a una dimensión completamente nueva. Y fue así como terminé al igual que él sin poder siquiera procesar todas las emociones en mi ser.

Fu en el momento de estallar que pude notar que ninguna de todas las veces que había tenido sexo con diferentes mujeres se comparaba siquiera un poco a esta vez. Porque ahora unas cosquillas y calor me recorrían todo el pecho y corazón haciéndome sentir pleno, haciéndome sentir feliz.

Sin embargo, a pesar de mis recientes orgasmos, había una parte de mí que aun quería más, necesitaba más de la excitación creada al sentirlo moverse hasta al fondo de mi ser, al final había pasado demasiado tiempo absteniéndome a mis deseos carnales hacia Steve, por lo que necesitaba recuperar todo el tiempo perdido en los últimos meses.

Decidí no perder más tiempo para poder lograr mi nuevo propósito.

—Ni te pongas cómodo, que esto aún no ha acabado —dije seductoramente bajo el cuerpo de Steve que estaba reposando sobre mí.

—¡¿Ehhh?! —preguntó asombrado por mi insaciable cuerpo, aunque no pudo mantener por mucho tiempo su mirada en mí, ya que para esto yo ya me estaba dedicando a orientar mi mano hacia su miembro y comenzar a masajearlo de arriba hacia abajo, pasando una que otra vez por sus testículos parar regresar nuevamente a la base y terminar en el glande para hacer presión, pronosticando como aquella perfección  se volvía a levantar poco a poco.

—¿No quieres? —pregunté con voz “afligida” a la vez de que ponía los ojos de cachorrito a los que estaba seguro Steve no se podía resistir. No había dejado mi tarea de seguir frotando su semi-erección mientras me hacía la víctima, haciéndole prácticamente imposible el negarse a mis encantos. A todo me decidí sumarle sensuales besos que comencé a darle en su cuello intercalándolos con algunas mordidas para después pasear mi lengua y labios por la espacio.

—¡Maldita sea!..... Tony eres tan ardiente —dijo entre suspiros con una mirada profunda hacia mi ser a la vez de que sentía como su polla crecía más y más entre mis manos hasta sentirla enteramente dura y caliente.

Al ver las reacciones que yo provocaba en él fue que mi pene también se fue levantando e hinchando lentamente hasta divisar cómo comenzaba a palpitar en busca de frotamiento o fricción. A decir verdad fue bastante rápido el cómo se volvieron a formar nuestras erecciones y una parte de mi cerebro pensó que probablemente era porque ya estábamos más que sensibles con el reciente orgasmo.

No pude pensar en nada mas al ver como las pupilas de Steve se dilataban a un nivel extremo y de la nada se abalanzaba sobre mí para comenzar a besarme de forma muy obscena y excitante. En ratos separábamos nuestras lenguas para sentir nuestras respiraciones calientes en nuestros rostros y seguir a los pocos segundos nuevamente con el jugueteo oral.

—Te vas a tener que atener a las consecuencias Anthony —dijo de forma dominante en uno de nuestros descansos para tomar aire  mientras yo apreciaba el cómo su expresión había cambiado a una incontroladamente perdida en la lujuria.

¿Quién era este hombre? ¿Dónde había quedado el dulce y tierno caballero? La parecer mis jueguitos habían provocado una nueva faceta de Steve que aun desconocía y que inesperadamente me hacía casi chorrear liquido pre seminal con el solo pensamiento de poder obtener un sexo más rudo con él.

—¿Quieres más? te voy a dar más….. —resopló roncamente sin dejarme analizar las palabras dadas al voltearme con brusquedad en el colchón y dejarme boca abajo.

¡Oh por todos los dioses! La adrenalina que repentinamente me estaba golpeando comenzaba a crear un efecto muchísimo más fuerte en la excitación que yo traía y es que el ver a Steve convertido en un hombre totalmente nuevo en la cama me hacía perder los estribos sin condición.

Traté de incorporarme sosteniéndome de mis manos y rodillas, pero todo movimiento paró en seco al verme invadido por un gran estremecimiento por sentir precisamente a Steve posarse detrás mío  y segundos después percatarme de como el comenzaba a frotar su excepcional pene entre mis glúteos una y otra vez, teniéndome a mi posado en cuatro.

—Mmm S-Steve ….. —jadeé silenciosamente al agrado del refregón e instintivamente comencé a echar mis propias caderas hacia atrás restregando con provocación mis nalgas en su rígido miembro.

—Ohhh Tony…. —gimió con voz grave a la vez de que se inclinaba en mi desnuda espalda para dar inicio a besos chasqueantes en mi nuca y oído. Bajó con extremada lentitud sus besos, pasando por mis hombros, omoplatos y espalda baja, hasta llegar finalmente a mis posaderas, en donde se detuvo un momento, mirándolas con más detenimiento, para después atacarlas con sus dientes y labios y comenzar a besarlas y morderlas como si fuera el dulce más delicioso que pudiera existir.

Ante sus acciones no pude contener el gemir más fuerte y disfrutar de las nuevas evocaciones que surgían en mi firme pene. No pude contener nuevas contracciones en mi entrada por aquella húmeda boca y al parecer Steve también se dio cuenta de las nuevas reacciones de mi cuerpo, ya que gimió sin recato alguno a la vez de que me percataba como se incorporaba de nuevo no sin antes dar una ultimas lengüetadas y besos a mi culo.

—¿Quieres que te la dé? —preguntó prepotente mientras tomaba su miembro y comenzaba a proporcionarme pequeños golpes con él en mi trasero. Definitivamente el Steve que despertaba en momentos eróticos no se parecía en nada al Steve dulce y tierno, pero por claras razones eso no me molestaba en lo absoluto.

—Steve…. Tómame ya de una puta vez… —mandé autoritario y con voz segura para no sonar tan pasivo, sin embargo, pude escuchar como una risilla satisfecha se escapaba de sus labios.

—Tus deseos son órdenes —y con esto acabado dicho, metió su entera polla de una estocada en mi interior.

Grité como en la primera ronda al sentir nuevamente su vibrante falo enterrándose profundamente en mi ano hasta poder sentir sus bolas chocando contra mis nalgas. Mi orificio lleno de lubricante, semen y saliva no necesito más preparación para que Steve se introdujera de aquella forma y en cierta parte me sentía plenamente dilatado por la excitación.

No obstante la fresca experiencia aun me hacía sentir un poco raro y no pude evitar el sentir una vez más un dolor agudo al tener colosal musculo hundido en mí. Pero a pesar de que Steve estaba en su modo tosco y brusco, se tomó un ligero tiempo para quedarse quieto y dejar que me adaptara a el dolor que poco a poco se disipaba. Al final no dejaba de preocuparse y ser considerado conmigo.

Cuando ya estuve listo se lo hice saber moviendo mis caderas de adelante hacia tras en un muy corto vaivén para que él comenzara a moverse también. Gemidos pesados comenzaron a salir de Steve a la vez de que daba inicio a las embestidas que me hacían sentir tan bien.

Al principio fue despacio, tratando de hacer el momento más sensual y duradero, pero no pasó mucho tiempo para que su exigencia fuera mayor y emprendiera movimientos más rápidos y duros contra mí. Fue casi después que me rodeó con un brazo para poder alcanzar mi erección con su mano y comenzar a masturbarme al compás.

Para esto él y yo ya gemíamos a la par a la vez de que yo cerraba los ojos y apretaba las sabanas de seda entre mis manos. Se sentía tan malditamente bien y con el simple hecho de saber que era Steve la persona que me estaba penetrando con fuerza ahora mismo mi pene parecía detonar.

Probablemente fue por nuestra sesión de sexo previa a esta que Steve no tardó mucho en encontrar nuevamente aquel punto que me hacía literalmente ver pequeñas estrellitas en mi campo visual.

Evidentemente al sentir como su pene comenzaba a rosar constantemente mi próstata fue que grite-gemí  fuertemente mientras arqueaba la espalda y llevaba mi cabeza para atrás sin dejar de sentir como mi cuerpo me pedía más de aquella descubierta sensación.

—¡Ahhh! ¡Ahí! ¡AHÍ! —clamé y grité como pude para comenzar a gemir como poseído por sentir la gloria una vez más.

Esto pareció excitarle más a Steve, ya que escuché como bufó audiblemente mientras ahora posaba ambas manos en mi cadera y me empujaba con muchísima más potencia hacia él como si quiera partirme en dos.

Como él no perdió en ningún momento la habilidad y mi punto de placer, al momento de aumentar la velocidad fue que ahora yo ya me sentía aturdido y alocado por la increíble cantidad de placer que me invadía mientras el refunfuñaba incoherencias.

Mi cerebro sacaba humo de lo abrumado que se encontraba, mi vista se encontraba completamente nublada y mi voz comenzaba a sonar más rasposa de lo normal al sentir como mi garganta comenzaba a picar de lo mucho que estaba gimiendo. Mis brazos comenzaron a flaquear ante el consumo de fuerzas por los golpeteos dentro de mí e inevitablemente me dejé caer sobre el colchón con mi cara apoyada en la almohada. Mi trasero y rodillas también hubieran caído de no ser porque Steve las estaba tomando con bastante fuerza creándome un apoyo para poder seguir dejando mi culo a su disposición.

Así me seguía embistiendo dando en mi glándula prostática sin limitaciones ni titubeos. La cama rechinaba a más no poder gracias a nuestras acciones y se escuchaba con precisión el golpeteo de nuestras pieles chocando entre sí.  

Aunque no estuviera atendiendo mi erección directamente, el placer era más grande y tenía que dejar salir un poco todo lo que Steve estaba creando en mí, por lo que en un intento de desahogo  tomé la almohada de mi cara y comencé a morderla con desesperación a la vez de que la apresaba con mis dedos, apretándola con fortaleza.

—AHHH…. Te…. ¿te gusta? —preguntó entre gruñidos sin dejar de llevarme al punto máximo de placer.

—¡SI! Joder…ahhh… s-si Steve —exclamé sin decoro ni vergüenza por el momento dado. Era seguro que normalmente nunca lo hubiera admitido de aquella forma, pero ahora estaba tan perdido en sentirlo que no me importaba ni pensaba en nada más.

Steve gimió complacido por mi respuesta y siguió con sus penetraciones solo unos momentos más antes de sentir como me estaba aproximando al clímax.  Soltó su agarre de mi cadera y se apoyó completamente en mi espalda, acunando mi cuerpo en el suyo a la vez de que tomaba mis manos entre las suyas y entrelazaba nuestros dedos haciendo el contacto algo enteramente emocional y romántico.

Su aliento chocaba en mi cuello a la vez daba las últimas estocadas y apretaba mis dedos entre los suyos. Todo, absolutamente todo contribuyó para que yo me corriera una vez más en la noche y dejara salir mi semen en un glorifico orgasmo junto con jadeos y gemidos ruidosos.

A Steve le tomó pocos segundos después de mi éxtasis para él también dejar salir su esencia dentro de mí, llenándome por completo de su gustoso fluido y llegar, al igual que yo, a la tercera culminación de la noche.

Gimió junto con un suspiro, descendiendo con lentitud la velocidad de sus penetraciones hasta parar por completo y salir con mucha meticulosidad de mi interior. Sentí escalofríos recorrerme toda la columna vertebral al notar como su semilla se escurría por mis nalgas al haber dejado salir todo por completo. Era una sensación muy rara, pero no por ello desagradable.

Steve se dejó caer ahora como peso muerto sobre mí a la vez de que inhalaba y exhalaba rápidamente controlando su respiración al igual que yo para después intercalar cortos besos en mi cabellera y aspirar mi olor, olfateándome con gozo hasta hacerme sentir el común hormigueo en mi pecho.

Me hice a un lado para quitarme de debajo y quedar a un costado de él para poder verlo con claridad, cosa que no pude hacer en la mayoría del acto gracias a la posición. Él me facilito el trabajo también haciéndose a un lado pero cortando mi espacio personal al quedarse casi pegado a mí, con uno de sus brazos rodeándome la cintura.

Al ya estar más calmados y pudiendo respirar correctamente solo por la nariz fue que nos quedamos un buen rato inmóviles, sin decir nada,  solamente contemplando las facciones del otro con cariño y pasión.

Steve me estaba dando la imagen más tierna y a la vez erótica de él en estos momentos, por lo que yo estaba hipnotizado sin poder apartar la mirada de él.  Se encontraba con los labios hinchados y rosados, con una que otra gotita de sudor por su rostro, con las mejillas plenamente pintadas y los ojos brillosos, era hermoso. Steve pareció salir del trance en el que nos encontrábamos al poner de repente una cara cohibida y acentuando aún más su rubor.

 —¿L-lo hice bien? —preguntó con voz temblorosa y algo tímido al respecto. Con eso me di cuenta de que Steve volvía a ser el mismo de antes y no pude sino sentir golpeteando mi corazón a gran rapidez por lo que el lindísimo Steve me causaba.

—¿Qué si lo hiciste bien? joder Steve… ¿estás seguro de que eras virgen? Porque te movías como un maldito experto en la cama, créeme cuando te digo que es el mejor sexo que he tenido, dudo mucho que alguien te pueda superar  —alagué y alagué con seriedad para que en ningún momento el pensara que estaba siendo sarcástico, porque era la verdad, Steve había estado increíble con cada maniobra que realizaba al punto de hacerme delirar. Steve con mi respuesta solo sonrió divertido sin quitar su vista de mis ojos.

—Exagerado… —dijo sin desvanecer la curva de sus labios para después jalar mi cuerpo más hacia él y proporcionarme un beso en la frente.

—¿Te gustó tu ultimo regalo de cumpleaños? —dije coqueto una vez que separamos nuestros rostros pocos centímetros para seguirnos viendo.

—Debo decir que aunque la ida al museo, la cena, la cámara y las fotos me encantaron…….. Este último obsequio fue mi preferido  —contestó haciéndose el pensativo para finalmente mostrarme su expresión de alegría que casi siempre formaba cuando estábamos juntos.

Yo solté una sincera risita para moverme un poco hacia delante y besarlo ahora con más sosiego, disfrutando con paciencia el sabor de sus labios junto con mi querer brotando por doquier.

Después de un tiempo en un agradable y sabroso beso fue que nos separamos para volvernos a mirar por rato con júbilo. Pasado unos minutos en silencio fue que yo me acurruqué contra su pecho, poniéndome casi encima de él a la vez de que enredaba mis piernas entre las suyas y dejaba que su fragancia me poseyera.

Él ante mi acto solo atinó a abrazarme ahora con ambos brazos y pegarme lo más que podía hacia su cuerpo mientras recargaba su barbilla en mi cabellera.

Se sentía tan bonito el tenerlo de aquella forma, sin absolutamente nada interponiéndose entre nosotros, entregando nuestros corazones hacia la persona contraria con completa confianza y ceguedad, porque eso era lo que nuestros sentimientos provocaban, eso era lo que mi amor por él provocaba.

Y yo jamás pensé que aquella emoción que comenzó con un “me gustas” terminara en un “te amo”, porque a pesar de estar relacionadas, consisten en sentimientos con diferente significado e intensidad.

Desde aquel día en el que el profesor había decidido ponernos como pareja en el proyecto fue que el color de mi mundo lentamente comenzó a cambiar, y a pesar de que haya habido varias caídas, tropiezos y momentos de obscuridad, también se habían presentado momentos fascinantes, misteriosos y maravillosos que hacían que absolutamente todo valiera la pena.

Era cierto cuando yo pensaba que aunque tuviéramos bastantes obstáculos por atravesar, lo superaríamos, porque Steve me hacía ver que el amor si existe, Steve me hacía sentirme invencible, Steve me había vuelto a hacer sentí la calidez humana y sobre todo, Steve me había hecho ver una parte de mí que yo mismo me negaba, abriéndome los ojos y apreciándome realmente por lo que soy, sin importar mis errores, sin importar mis defectos.

Steve me había enseñado a amarme a mí mismo y eso era algo que jamás iba a olvidar, agradeciendo una y otra vez por el resto de mis días.

—¿Tony? —me llamó con voz muy suave por si ya me encontraba dormido.

—¿Mmm? —expresé con cansancio, sumiéndome poco a poco en mis últimos pensamientos.

—Te amo —dijo con confianza haciéndome sentir como mi corazón se agrandaba aún más por aquel hombre.

—Yo también te amo —contesté con seguridad para dejarme llevar por aquel contradictorio, extraño, entero e indescriptible sentimiento llamado amor.

Fin. 

Notas finales:

Y así es como concluimos esta historia de la que prácticamente me enamore. Perdón si fue demasiado largo y  puse mucho lemon pero es que quería dejarlos completamente satisfechos y puedo justificar si no es tan bueno porque es mi primera vez escribiendo lemon : )

 La verdad es que antes a veces me planteaba la posibilidad de escribir un fic. Pero me decía a mí misma que yo no podría igualar siquiera a las autoras que se dedican a esto, pero un día no pude más con todos los sentimientos que me provocaba el stony y al final, después de tanta desidia fue que me arriesgué a escribir en uno de los universos que más me encanta sobre estos dos.

Jamás me imagine el llegar a superar los 600 reviews y a contar con el gran apoyo de ustedes. Cada vez que leía un solo review una sonrisa se formaba en mi rostro al ver que les gustaba tanto como a mí. No tengo palabras para describir lo grato que ha sido todo este camino con ustedes y obviamente si me da un poco de tristeza el terminar la historia pero es algo inevitable :´(

Les agradezco desde el fondo de mi corazón a las personitas que llegaron hasta aquí y me dieron todo su apoyo. No saben lo que sus palabras significaban para mí y sin darme cuenta el escribir fics se ha convertido en un hobbie de lo más interesante. GRACIAS POR TODO <3 <3 <3

Solo les quiero recordar que aún falta el epilogo contado por Bucky donde saldrá su nuevo amor. Hasta la fecha me avergüenza decir que no me he decidido por la pareja de Bucky por tantas contradicciones y que mejor que pedirles su opinión. Estoy entre Sam Wilson y Tchalla, así que si quieren me pueden decir de entre ellos dos cual prefieren y ya viendo lo que prefiere el público decidiré.

Una vez más gracias, jamás me cansare de agradecerles y espero que les haya gustado y disfrutado  mi historia : ) los quiero muchísimo.

PD: como la historia de Bucky será muy larga también, lo más seguro es que me tarde un mes si no es que más. Lo sientooooo : ( 


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