Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Finding true love por hannastony

[Reviews - 637]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

De acuerdo a los votos en sus reviews gano T'Challa, así que disfruten mis queridos lectores y una disculpa por los que querían a Sam. Nos leemos en las notas finales ;) 

BUCKY:

¿Alguna vez se han preguntado si jamás encontrarán en amor? si sencillamente fuera algo que no está hecho para que todos lo disfruten y solo algunos pocos son los privilegiados en disfrutar ese sentimiento que te desborda lentamente hasta distorsionar tu realidad. Yo sí.

Yo nunca creí en las historias con finales felices y en las que el principie después de todos los obstáculos podía ser feliz con su querida princesa, jamás me dejé engañar por aquellas absurdas fantasías que te hacían creer que existía una persona en especial en todo el mundo que fuera tu otra mitad, tu media naranja, tu alma gemela y sin embargo, me vi abofeteado por el amor y la realidad al mismo tiempo que descubrí como nuevos sentimientos brotaban en mi interior al conocer a alguien como Anthony Edward Stark.

Puede que esos cuentos de hadas no sean del todo falsas y se centren en la pareja ideal que en el caso de mi vida se tratarían de Steve y Tony, pero jamás  se llegan a enfocar en el chico que también estaba enamorado de la princesa y fue terriblemente rechazado por ya tener al príncipe en su corazón. Yo era ese chico. El chico al que no le toca la felicidad eterna y se tiene que conformar con ver a la persona que él quería a lado del amor de su vida.

Desde que comenzó mi pubertad me di cuenta que el salir con chicas era algo bastante entretenido y placentero para mí. Solo una vez me intereso una niña cuando estábamos a penas en secundaria, pero ella a pesar de aceptar ser mi “novia” (porque claramente solo éramos de manita sudada) me engañó con un chico de mi mismo salón y desde ese instante perdí el completo interés en las relaciones formales. Era muchísimo más divertido el tener sexo sin compromiso con mujeres diferentes y disfrutar del placer aunque solo fuera por un instante. Así no te dolía, así no te afectaban, así no te herían.

Yo sabía que era mi culpa, al adentrarme más en Tony e intentar pasar más tiempo con él a pesar de ya saber que él solo tenía ojos para mi mejor amigo, pero fue algo que simplemente no pude evitar al poder llegar a sentir como poco a poco mi interés por aquel castaño crecía a tal punto de querer mantener una relación completamente formal con él. Nunca había sentido algo igual y por primera vez después de tanto tiempo pude sentir esas insaciables ganas de pasar el tiempo con una persona en específico.

No estaba resentido, ni enojado, ni mucho menos ardido por como el surgieron las cosas después de aquello. Steve era mi hermano y Tony la persona que yo quería, deseaba que ellos dos fueran felices y más aún al ver la gran intensidad de sentimientos que el uno reflejaba por el otro.

¿Me dolía? Joder doler se quedaba corto con lo que sentía cada vez que los veía juntos, pero era lo correcto, no había lugar para mí en aquel hermoso corazón del ojimiel y tenía que respetar que dos de las personas más importantes para mí decidieran compartir el amor mutuo que ambos mantenían.

En cierta parte me lo tenía merecido. Siempre había criticado los estúpidos y ridículos sentimientos que las personas describían cuando se trataba del tema y mi experiencia solo era como un golpe bajo del karma para hacerme callar toda clase de maldiciones que reprendía hacia las empalagosa parejas.

Vi pasar por mis ojos como Tony se encontraba acurrucado en mis brazos mientras yo me mantenía besando la coronilla de su cabeza de forma tierna e ideal. Lentamente él se fue levantando, su mirada hacia mis ojos para después sonreírme con esa característica sonrisa marca Stark que me hacia descontrolarme y finalmente proporcionarme un duradero, pasional y exquisito beso en los labios a la vez de que yo correspondía su gesto.

Poco a poco la imagen se fue difuminando por iluminantes rayos de luz que hacían desaparecer la escena por completo hasta hacerme caer en mi cruda realidad de ver que en todo este tiempo solo me la había pasado sumergido en el mar de los sueños, sintiendo como lentamente mis parpados se adaptaban a luz del sol que entraba por una de las ventanas de la habitación en la que me encontraba. La cabeza me punzaba, el cuerpo me dolía y la iluminación me encandilaba.

Parpadeé pesadamente un par de veces para enfocar mejor mi vista y notar que me encontraba en una habitación que no era la mía. Giré mi cabeza hacia un lado y vi como a mi lado se encontraba una espalda desnuda descansando tranquilamente entre las sabanas. Era un chico, de piel acaramelada, baja estatura y cabellos castaños, dando la impresión e ilusión solo por un instante de que la persona que se encontrara a mi lado fuera Anthony. Pero yo al recuperar completamente mi conciencia supe que eso no era verdad, porque yo más que nadie sabía que en estos días solamente me la pasaba buscando a chicos atractivos que se asimilaran a Tony en su apariencia para poder revolcarme con ellos y fingir que efectivamente era él con el que compartía cama cada noche.

Era una estupidez, una mera ilusión que no me llenaba para nada, pero a pesar de saberlo simplemente lo seguía haciendo, me seguía torturando a mí mismo una y otra vez con el mismo pensamiento como si fuera una clase de masoquista al que le encanta sufrir.

Volví mi vista a la habitación para tratar de que las memorias de la noche anterior me invadieran hasta hacerme comprender como había llegado a aquella habitación de motel. Lentamente fui recordando con más claridad al respecto.

Tony había organizado una fiesta en su mansión, invitando prácticamente a todo el instituto provocando así que la fiesta se volviera una completa locura llena de sexo, alcohol y drogas, literal.

Obviamente no solo habían asistido los estudiantes de nuestra academia, sino también los amigos de los amigos de los amigos provocando así, que hasta las personas se tuvieran que salir a la cochera gracias a la enorme cantidad de gente presentes.

Había sido una gran fiesta, hasta que comencé a tomar demasiado al ver como Steve y Tony se besuqueaban y manoseaban con deseo y pasión. El perder la entera cordura gracias al alcohol me hacía soportar las punzadas de mi pecho cada vez que veía a Tony de aquella forma y un remedio todavía aun mejor era conseguirme un barato remplazo con el cual pasar la noche en lujuria y sexo sin sentido.

El cuerpo presente a un lado mío me hacía confirmar que efectivamente había hecho eso una vez más, perdiéndome entre mis imaginaciones sin siquiera poder recordar el nombre de aquel chico que vi al otro lado de la pista para después acercarme a él y comenzar a coquetearle hasta terminar teniendo sexo casual.

Vi como la espalda desnuda de aquel desconocido comenzaba a removerse e instintivamente me alerté al darme cuenta que debía de darme prisas si no quería tener que enfrentarme con nuevos cuestionamientos o problemas.

Rápidamente me levanté de la cama y comencé a buscar mis prendas para írmelas poniendo una sobre otra hasta finalmente encontrar todas mis cosas y salir de aquel lugar de una vez por todas. Revisé que nada de mis cosas personales me faltara y justo cuando ya tenía una mano sobre la manija de la puerta fue que escuché la voz de aquel extraño llamarme.

—¿Ya te vas? —preguntó con lo que parecía ser un tono un tanto afligido que a mí no me afecto en lo más mínimo e incluso hice un esfuerzo sobrehumano para no poner una mueca de exasperación en el instante.

—Recordé que tengo un compromiso, yo te llamo —dije secamente sin siquiera voltearme a verlo para finalmente abrir la puerta y salir de cualquier compromiso que se pudiera formular.

Obviamente jamás lo iba a llamar, joder ¡ni siquiera me sabía su maldito nombre! Mucho menos iba a tener su número celular. Pero era algo que siempre decía a todos mis amantes para tratar de apaciguar aunque sea un poco sus ansiedades.

Sin sentir ni un gramo de culpa o resentimiento por los posibles sentires de aquel chico fue salí de aquel lugar y me dirigí a mi departamento para descansar tranquilamente en mi cama.

No tenía ningún problema con respecto a mis padres, ya que a corta edad yo había decidido independizarme y llevar todos mis gastos por mi cuenta evitando cualquier tipo de regaños que ellos pudieran formular. Trabajaba haciendo encargos y cosas por el estilo, no era la gran cosa pero el dinero que ganaba de ahí me bastaba para vivir cómodamente, eso y una que otra ayudadita que mis padres también me daban.  Quería a ambos de mis padres y los iba  a visitar unas dos veces a la semana, pero ciertamente vivir solo así como traía dificultades, también traía beneficios y uno de ellos era que no le tenías que dar ninguna explicación a nadie con respecto a tus comportamientos. Ciertamente me fue muy difícil el adaptarme en un principio, pero para el día de hoy ya estaba completamente organizado con mi vida y solo podía pensar que el haber decidido independizarme había sido una buena elección a pesar de todo.

Todo el fin de semana restante me la pasé encerrado en mi lugar sin nada que hacer. Nada en si me emocionaba o me llenaba como antes. Podría decirse que estaba en una muy minúscula etapa de depresión en la prefería tocar guitarra en mi habitación por todo el día en vez de salir en busca de nuevas citas que en los días de antes me divertían. En sí, no lo quería llamar precisamente como depresión, no es como si no estuviera agradecido con lo que la vida me daba o con mis grandiosos amigos ni tampoco es como si no saliera a convivir de vez en cuando, es solo que por unos instantes me gustaba alejarme de la realidad y sumirme completamente en mis pensamientos que algunas veces no hacían más que abrir heridas.

Al final del domingo decidí salir solo un poco para visitar a mis padres y sentir un poco de amor y calor familiar que en estos momentos sentía del todo necesario.

El día lunes llegó y con esto el inicio de una nueva semana en el instituto. Cuando llegué a mi salón de clases ya había varias personas dentro, por lo que me limité a buscar mi lugar y sentarme en completa tranquilidad, aunque mi estado de paz solo duró pocos segundos al sentir como una chica rubia se sentaba en el asiento que estaba delante del mío para poder comenzar una conversación.

—¡Bucky! Te me perdiste por completo en la fiesta de Stark ¿Dónde te metiste? —preguntaba Candase curiosa y coqueta a la vez. Yo en respuesta simplemente me encogí de hombros, restándole importancia al asunto—. Bueno, como sea, quería saber si en la última clase estarás libre, ya sabes, para que la pasemos bien un rato —sugirió con una sonrisa picarona a la vez de que deslizaba su mano derecha hacia mi rodilla más cercana para después subirla y  comenzar a acariciarme el muslo con ligereza.

Yo sonreí falsamente en un gesto de “satisfacción” para después tomarla de la barbilla y susurrarle.

—Ya sabes que para ti tengo todo el tiempo del mundo —ronronee mientras la miraba con seducción.

—Perfecto —expresó finalmente con regocijo para parase e irse a sentar a donde era su verdadero lugar.

La maestra Gregoria se retrasó 15 minutos, cosa que no era para nada normal y al ver que alguien más la acompañaba fue que pude comprender que probablemente había algo relacionado con ello. Cuando la profesora hizo presencia en el aula junto a su acompañante todos guardaron silencio y se acomodaron en las butacas. No es como si fuéramos bastante ordenados al respecto, pero la vieja amargada de la primera clase siempre era bastante estricta con nosotros, por lo que no nos quedaba de otra más que hacer caso a sus reglas si no queríamos repetir materia.

Mientras que la  frustrada sexual (maestra Gregoria)  se mantenía con el ceño fruncido a más no poder y una cara de pocos amigos, el chico que estaba a un lado de ella se mostraba sereno y ajeno a cualquier comportamiento de los demás. Era  joven, de mi edad probablemente, alto, fornido, de piel oscurona y mirada intimidante para cualquiera. Su rostro completamente serio lo hacía ver aún más imponente y desde el momento en el que había pisado el salón de clases había llamado la atención de cualquiera que estuviera presente.

—Atención todos, quiero introducirles al nuevo compañero de clases que tendrán de ahora en adelante. Joven T´Challa, por favor introdúzcase a la clase —ordenó la educadora mientras se hacía a un lado para que el nuevo integrante se posara en medio del salón.

—Mi nombre es T´Challa y soy un estudiante de intercambio. Vengo desde Wakanda para poder pasar una temporada y prepararme con la mejor educación que este país pueda ofrecerme. Un placer conocerlos —terminó con la presentación más seca que había conocido sin siquiera cambiar ni un poco sus facciones de completo desinterés.

Pero todo esto cambió al notar como su mirada lentamente se posaba en la mía y se mantenía ahí, mirándome fijamente mientras poco a poco cambiaba su neutra expresión por una más interesada. Me estaba incomodando un poco el sentir aquellos ojos tan penetrantes sobre los míos, pero por alguna extraña razón no quería ceder ante su mirada, por lo que yo también le sostenía la vista haciéndome el fuerte. Afortunadamente la voz de la maestra lo hizo reaccionar, dejando de lado su acosamiento visual y posando nuevamente su atención ahora a toda la clase.

—¿Alguien tiene alguna pregunta? —cuestionó la maestra a toda la clase a lo que se vio como absolutamente todos a excepción de mí levantaban la mano en busca de una aprobación para poder comenzar a bombardear con curioseos—. ¡Perfecto! Porque realmente no me interesa en lo más mínimo lo que ustedes chiquillos quieran saber respecto a nuestro nuevo alumno, tendrán tiempo para preguntarle lo que quieran en el receso. Ahora es tiempo de clase así que bajen todos sus manos que ya vamos a comenzar con el tema de hoy —contestó socarronamente la vieja para que después todos hicieran muecas de disgusto. No se podía esperar más de alguien como ella así que no era del todo extraño—. Novato, si gusta tome asiento a lado del joven Barnes —y con esto dicho apunto hacia mi dirección para que el nuevo alumno viera a que asiento vacío se refería.

Él solamente asintió con cortesía para después acercarse cada vez más hacia mí y sentarse a la butaca que específicamente se encontraba a mi lado derecho.

Al sentirlo más cerca fue que me tensé y extrañamente me puse un tanto nervioso. Toda mi incomodidad solo aumentó aun más al sentir como en toda la maldita hora de clase él no había despegado la vista siquiera un segundo de mi figura. ¿Y a este tipo que le sucedía? ¿Tenía algún problema conmigo o qué rayos? Normalmente me hubiera molestado demasiado e incluso le hubiera hecho frente para preguntarle qué tanto me veía. Pero no podía, su presencia era demasiado potente y hacia ver a cualquiera como una persona insignificante y pequeña, sin contar los músculos que lo acompañaban. No es como si yo fuera un flacucho que no se sabe defender, pero con la simple aura de aquel T´Challa se te ponía la piel de gallina, definitivamente no era alguien con el que yo quisiera iniciar una pelea.

Tuve que aguantarme hasta que la profesora dio permiso para retirarnos del aula de clases. Inmediatamente después de otorgarnos libertad fue que yo tomé mis cosas y salí disparado de ahí para no tener que volver cruzar mi mirada con aquel hombre de tez negra.

Mis clases transcurrieron con la normalidad correspondiente de todos los días. Era cierto que mis clases  habían cambiado bastante, después de todo, hacia 2 semanas que el nuevo ciclo escolar había comenzado y con ello nuevos maestros, nuevos compañeros, nuevas materias etc. Debo admitir que si me deprimió un poco el que esta vez no me tocara compartir ninguna clase con ninguno de mis amigos como lo era antes que tenía las primeras clases con Natasha y las ultimas con Steve, pero al segundo día de que habían comenzado las clases ya me la llevaba bastante bien con la mayoría así que casi no había problema de ello. Al final no había dejado de ser de los más cotizados y populares y el que la mayoría de gente se me quisiera acercar era del todo normal.

En el receso me encontré con Thor y Natasha, por lo que me senté con ellos a conversar y pasar el rato. Thor aprovecho el tenerme ahí para comentarme que el entrenamiento programado para el día de hoy se había cancelado y que volveríamos a tenerlo ya hasta el miércoles. Al parecer el entrenador había pasado por cada salón para informar aquello pero por alguna extraña razón yo aún no estaba enterado. Quien sabe, probablemente me la había pasado demasiado sumido en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de la noticia, lo bueno era que ahora ya lo sabía.

Después de aquello pasaron las horas y unos minutos antes de que comenzara la última clase fue que  una impaciente Candase me acorraló en uno de los pasillos para comenzar a besarme. Al principio sí me sorprendí y hasta asusté bastante por el repentino acto, pero después recordé que había quedado con ella de saltarnos la última clase para pasar el rato. Me resigné a mis palabras dichas y correspondí aquel ardiente beso que estaba comenzando a ser cada vez más candente.

Tomé a aquella chica de uno de los brazos y comencé a arrastrarla hasta el cuarto de limpieza donde guardaban todos los utensilios que fueran para mejorar el aseo, desde trapeadores hasta cubetas para el agua. No era la primera vez que yo usaba ese pequeño cuartito para hacer mis perversiones y más de una vez me habían cachado en el acto, pero claramente todo me venía importando poco, se podría decir que simplemente me valía.

Una vez cerrando la puerta fue que comencé a besarla nuevamente ahora tomando sus pechos entre mis manos y comenzando a masajearlos al son de los chasqueantes besos que se complementaban con nuestras lenguas de por medio. Ella se mantenía lo más callada posible para evitar el que alguien nos escuchara pero por más que lo trataba no podía dejar de suspirar y jadear en silencio. Con habilidad la despojé de su ajustada blusa y con exactamente la misma destreza fue que de un solo movimiento también pude desabrochar su blanco sostén de encajes para dejar a la vista sus despampanantes pechos y comenzar una vez más con el masaje ya anterior mientras la besaba en el cuello.

—Eres asombroso Bucky —susurró entrecortadamente mientras se restregaba más a mi cuerpo.

Todo era un simple mecanismo para mí. No me sentía del todo excitado y tampoco es como si se me pudiera formar una erección en estos momentos, de hecho ni siquiera sabía realmente porque lo hacía. Disfrutaba el tacto y los roces pero por alguna extraña razón no se sentía del todo bien. ¿Por qué?

Todo movimiento fue parado con miedo al escuchar como la manija se movía para abrir de un momento para otro la puerta. Lo primero que yo hice por instinto fue separarme de ella hasta casi empujarla, mientras que candase lo único que pudo hacer fue taparse los senos con ambas manos en busca de algún tipo de cubrimiento. Fue hasta que identifiqué claramente la expresión sorprendida que nos veía a ambos que sentí como lentamente me ahogaba en un mar profundo de desesperación.

Era Tony. Con una mano aun en la manija mientras que se mantenía con los parpados extendidos y la boca abierta al habernos cachado en tan indecorosa situación. No pasó mucho para que su expresión cambiara a una sonrisa divertida y unos ojos del todo relajados.

—Wow Bucky deberías de ser más pudoroso y cuidadoso ¿Qué tal si en vez de mí hubiera sido algún profesor? Por eso Steve y yo siempre ponemos seguro en la puerta antes de comenzar con nuestras deliciosas sesiones —dijo entretenido por la situación mientras pasaba a mi lado y tomaba un trapeador que se encontraba recargado en una de las paredes. Sus palabras me pesaron un poco a pesar de ser más que consiente de como Steve y él también se manoseaban e incluso seguramente tuvieran sexo. No obstante, no pude reprimir mi mente que trataba de dar una explicación al asunto.

—T-Tony n-no es lo que crees… —dije casi involuntariamente y en un tono bastante nervioso, no porque nos hubieran descubierto, sino más bien porque era nada más ni nada menos que Tony.

—Hey hey, no tienes que darme ninguna explicación, como si no fuera del todo normal hacer esto en la escuela —comentó con gracia a la vez de que me guiñaba un ojo y caminaba directo hacia la puerta—. No le diré a nadie Bucky y chica rubia —dijo ahora dirigiéndose a candase para que ella tampoco se preocupada al respecto, a lo que ella se sonrojó levemente sintiéndose vista sin ninguna prenda superior.

—¿Para que el trapeador? —pregunté para que volviera su atención hacia mí.

—Oh, es que accidentalmente tiré mi café y el maestro me mandó hasta acá para que limpiara mi desorden —explicó mientras se encogía de hombros para después volver con su sonrisa picarona— bueno, los dejo hacer sus cosas….yo no vi nada ¡y recuerden asegurar la puerta! —fueron sus últimas palabras antes de desaparecer del otro lado de la puerta y dejarnos nuevamente solos y en silencio. Duramos así por pocos segundos, ya que candase rompió la tranquilidad al echar un silbido del todo impresionado por lo que acababa de pasar.

—Ese Tony es todo un caballero ¿eh? Ni siquiera volteó a verme con morbo a pesar de tener mis pechos descubiertos —comentó con interés mientras seguía con su mirada clavada en el lugar donde Tony había desaparecido—. Probablemente le comience a hablar….. No estaría mal agasajarme a un tipo de su clase —dijo del todo segura y con una leve sonrisilla.

“Estúpida” fue lo primero que pensé mientras la volteaba a ver con un poco de desprecio, pero es que realmente solo una idiota podría pensar que tenía siquiera una sola chance con Tony aunque fuera para algo casual ¿Qué acaso no estaba enterada que Tony estaba más que perdidamente enamorado de su Steve? Era prácticamente imposible que Tony tuviera ojos para alguien más y era todavía más imposible que se fijara en alguien como ella.

—Oye no me veas así….. Pareciera que estás celoso —comentó picarona a la vez de que me atraía nuevamente a su cuerpo y me comenzaba a besar. A mí ya se me habían quitado todas las ganas de seguir con el encuentro y más por el sentir un tanto miserable con lo pasado hace unos minutos, por lo que la alejé sin consideración para finalmente agacharme para tomar sus prendas y tendérselas. Ella me miró un tanto desconcertada mientras yo mantenía una expresión fría y sin consideración.

—Mejor hay que dejarlo para después, tuvimos suerte de que fuera solo Tony —si claro, solo Tony…..

—Mmmm —me miró con un puchero molesto mientras tomaba su ropa y se la ponía con resignación.

No me esperé a que acabara de vestirse para salirme sin más explicación de aquel cuartito y alejarme lentamente de ahí.

No sabía a donde me dirigía y poco me importaba. Ni siquiera me di cuenta en el momento en el que paré mi andar y me senté en el rincón más cercano para poder abrumarme con todo lo que pasaba por mi cabeza.

Me sentía solo, triste y sobre todo estúpido. No podía creer que mi inconsciente lo primero que hizo fue tratar de darle una explicación a Tony sabiendo que no tenía ninguna obligación de hacerlo. Él no era nada mío, no tenía ni 1% de posibilidad con él. Lo sabía, lo sabía perfectamente y aun así había una pequeña parte de mí que estaba aferrada a él.

Nunca lo daba a demostrar, a pesar de que al principio si me costaba trabajo, fue cuestión de tiempo para poder simular completamente que la relación de Steve y Tony no me afectaba en lo más mínimo, pero la verdad era que seguía con esa pequeñísimo piquete en mi pecho al verlos cada segundo juntos y demostrándose amor.

 Mis actuaciones por fingir que todo siempre está bien conmigo son más que nada para que ambos no se preocupen por mí, se como es Tony y se como es Steve, mis sentimientos serian una molestia para ambos y jamás podrían estar tranquilos sabiendo que su relación en cierta parte me hace daño.

Estaba resignado, eso era enteramente seguro, sin embargo aunque hiciera el intento por iniciar una relación con alguien más simplemente no funcionaba.

Levanté mi vista y vi como todos los estudiantes comenzaban a salir de sus aulas avisando que las clases estaban finalizadas. Ahora que lo pensaba ¿Por qué no me había dirigido a mi casa si ya no tenía que hacer nada en la escuela desde hace rato? Quién sabe….

Con algo de pesadez tomé mi mochila y me dirigí lentamente hacia la salida para poder arribar sin más distracciones a mi departamento.

Cuando pasé por uno de los patios pude percibir a lo lejos a los integrantes de mis pensamientos. Steve se encontraba platicando con Tony sentado en la esquina de una banca de por ahí mientras que Tony se mantenía con su cabeza apoyada en el regazo de su queridísimo novio con su cuerpo extendido en el resto de la banca y una pierna flexionada de por medio. Steve solamente se dedicaba a mirar con regocijo el rostro frente a él a la vez de que con una mano acariciaba la cabellera castaña de Tony, enredando entre sus dedos cada mechón de cabello con suavidad y cariño.

Nuevamente pude sentir aquella punzada al verlos de tal forma sin notar que un sentimiento de admiración también florecía. Mira que llevar ya más de un año de noviazgo y notarse muchísimo más enamorados que los primeros días era todo un logro, normalmente para este punto las parejas ya pierden gran parte de su amor, nada que ver con aquellos dos.

Aparté la mirada de aquellos dos tortolos y caminé hacia el estacionamiento hasta meterme a mi auto y dejar correr mis recuerdos y pensamientos a todo lo que daban.

Steve era tan afortunado de tener a alguien como Tony a su lado ¿y porque no? Tony también tenía bastante suerte al encontrarse a un caballero fiel como Steve. Los dos eran gratamente afortunados con su relación de pareja.

Hace ya algunos meses me había enterado del como Steve finalmente se había decidido contarle a todo a sus padres y la respuesta de su papá no fue del todo buena. Y a pesar de no tener el completo apoyo de su familia él nunca se rindió y luchó por demostrarle a su padre que estaba más que decidido a no dejar a Tony, luchó para demostrarle que sus sentimientos eran completamente en serio y luchó para hacerlo entrar en razón. Tony tampoco se quedó atrás en el asunto, por muchos días supe que él había hecho de hasta lo imposible para demostrarle a su suegro que él estaba dispuesto a todo por Steve y finalmente después de largo tiempo de persistencia y consciencia fue que el padre de Steve finalmente aceptó a Tony.

Ahora ya sabía que el grandísimo genio ya se llevaba muchísimo mejor con la familia de Steve y hasta lo que yo tenía conocimiento ya lo invitaban a comer de vez en cuando. No era tan difícil de creer, Tony desde que lo conozco ha sido una persona realmente encantadora y por más que quieras es muy difícil el no caer impresionado ante sus virtudes y cualidades, ahora que se había propuesto complacer al padre de Steve… era factible el pensar que con sus tácticas poco a poco se lo ganó hasta ser finalmente reconocido.

Eran una pareja excelente, superando los obstáculos con fuerza y unión hasta lograr sus objetivos juntos. ¿Por qué no? El verlos tan felices me hacía sentir feliz a mí también, pero a la vez era un martirio el ver a la perfecta pareja mientras yo me mantenía completamente solo, solamente observando. Yo sabía que en el fondo de mi corazón también añoraba a alguien con quien compartir mis metas, mis sueños, mis experiencias.....

“Sería lindo el tener a alguien especial” fue lo que pensé mientras encendía mi auto y comenzaba a sacarlo del lugar donde estaba estacionado.

Estaba tan sumido en mis ridículas reflexiones que no pude darme cuenta cuando me estaba acercando demasiado al auto de mi derecha al momento de meter reversa y en un enorme descuido fue que choqué fuertemente con el parachoques en la puerta del auto contrario. El impacto fue tan rudo que todo mi cuerpo se movió abruptamente en mi asiento sin darme tiempo para progresar con claridad lo que acababa de suceder. Ya hasta después de unos segundos fue que mi mente progresó la situación y con algo más de control salí de mi automóvil para verificar que no fuera tan grave el golpazo.

¡Oh por todos los dioses! Esto no me podía estar pasando, jodida suerte la mía. El auto contrario se trataba sencillamente de un LAMBORGHINI GALLARDO, un jodido Lamborghini ¿Quién en todo el puto colegio tenía un auto de aquel lujo? (sin contar a Tony y los hermanos incestuosos) y no solo eso, sino que el choque había sido lo suficientemente fuerte como para abollar la puerta del superdeportivo color negro.

—¡MALDITA SEA! —grité a los cuatro vientos mientras me jalaba los cabellos y me paseaba de un lado a otro como león enjaulado al sentir como la frustración y desesperación se apoderaban de mí.

Mi auto no estaba asegurado, de hecho era completamente estúpido tomando en cuenta que el seguro es casi un requisito para cualquier automóvil, pero yo por ahorrarme unas cuantas monedas estaba a punto de pagar una cantidad inimaginable de dinero. De todos los jodidos coches que hay en la escuela tenía que haber chocado el de más lujo….. No podía creer siquiera que al haber estado tan inmerso en mis pensamientos había pasado por alto siquiera la presencia de aquel ostentoso medio de transporte.

¿Y ahora qué? Con solo imaginarme lo que iba a costar una puerta nueva para el Lamborghini se me bajaba la presión. ¿Y si me metía en mi auto rápidamente y me alejaba de ahí mismo como un vándalo? No, mi educación y conciencia simplemente no me dejarían hacer tal acto lleno de cobardía, tenía que aceptar mis errores y las consecuencias que estos traían.

Justo cuando había llegado a la conclusión de que lo mejor era tratar de llegar a un posible acuerdo con el dueño del costoso vehículo fue que levanté mi mirada de la abolladura y vi con más claridad al posible propietario que ya se encontraba ahí parado frente al auto.

¿Acaso el perverso universo estaba conspirando en mi contra? Seguramente, primero Tony me encuentra cachondeando y ahora esto….. Deseaba que la tierra me tragara en cualquier momento para evitar las responsabilidades que estaban por venir. No se veía del todo molesto, pero su postura rígida, sus brazos cruzados en el pecho y una de sus cejas levantadas en busca de alguna explicación lo hacían lucir muchísimo más amenazante que si se hubiera puerto a gritar como histérico por el daño hacia su automóvil.

—Supongo que estaría de más el preguntar si tú fuiste el causante de esto —dijo el nuevo estudiante con voz grave y mirada intensa ¿Thamana? Creo que se llamaba.

Yo antes su pregunta puse la sonrisa más nerviosa y culpable que podía existir, cavando mi propia tumba hacia una condena que ni yo mismo podía imaginar. Al ver mi obvia respuesta fue que suspiró con cansancio y descruzó sus brazos, relajando cada uno de sus músculos y acercándose más hacia donde yo estaba para poder ver con más claridad el daño creado.

—¿Y cómo piensas pagar esto? —preguntó secamente mientras pasaba las yemas de sus dedos por la abolladura reciente.

—Ejem…. De hecho es de lo que quería hablar con el dueño al respecto. Mira Bro, la verdad mi carro no está asegurado y ahorita no cuento con el dinero necesario para poder reparar los daños de un auto de este lujo, quizá si me dieras algo de tiempo podría juntar una partes el dinero e irte abonando conforme pasen los meses. Sé que es un trato nada favorable para ti pero es lo único que te puedo ofrecer —dije DEMASIADO apenado por la situación. Me sentía como un completo idiota y el decirle tanta sarta de mierdas me hacía sentir mal. Si yo estuviera en su lugar, definitivamente me mandaría al diablo y me empezaría a gritar todas las groserías existentes en el diccionario.

—¿Sí sabes que te llevara probablemente años juntar el dinero? Además, yo no pienso andar con la puerta toda abollada hasta que a ti se te ocurra juntar el dinero. No pienso aceptar tu trato. —sentenció con firmeza mientras levantaba su mirada para mirarme fijamente de abajo hacia arriba con superioridad. ¿Entonces qué coño quería? Ya le había dejado en claro que no tenía nada más para pagarle y el prostituirme no era una opción por el momento—. Estoy muy seguro que no es lo único que tienes para ofrecerme —comentó a la vez de que una leve sonrisa algo maléfica se asomaba por su rostro.

 Al ver sus gestos fue que sentí un gran escalofrió recorrerme por toda la espina dorsal hasta hacerme tragar saliva rígidamente por la sequedad que se creaba en mi boca. Tenía temor por lo que este tipo pudiera pedirme pero yo no estaba en ninguna posición de poder negarme.

—Veras…. Como acabo de llegar a la escuela necesito ponerme al corriente con todas las tareas y trabajos hechos, sería bueno recibir una ayuda extra —y con esto dicho sacó todos sus cuadernos y libros para después aventármelos en la cara y yo cacharlos en un impulso al entender de qué iba la situación—. No solo eso, sino que también me agradaría demasiado que todos los días alguien me compre mi almuerzo, ya sabes, para no tener que hacer fila y esas cosas, y de ahí en adelante , no estaría de más tener a alguien a mi completa disposición para cualquier cosa que se me pueda ofrecer. Es todo —finalizó satisfecho con mi mirada que lentamente se comenzaba a tornar un tanto furiosa.

Este hijo de puta, quería ser tratado como todo un rey y lo peor de todo es que quería convertirme en su vil sirviente. Nunca había tenido una primera impresión tan mas asquerosa y odiosa de alguien como lo era con él, y por más que quisiera yo mismo me había metido en esta situación y lo único que quedaba por hacer era obedecer sin hesitar. Ganas de mandarlo al diablo no me sobraron, pero con todo mi autocontrol posible fue que evité el lanzarme hacia él y propinarle unos buenos puñetazos en su cara de ególatra.

Sin esperar mi respuesta, porque seguramente ya sabía que no me podía negar, subió a su superdeportivo y partió de ahí velozmente dejándome como el típico imbécil del que se aprovechan todos los abusadores. Una vez que desapareció por completo fue que tiré sus estúpidos libros al suelo con odio y comencé a dejar salir un poco toda mi rabia al agacharme y propinarle un fuerte puñetazo al pavimento, haciendo sangrar mis nudillos al primer golpe y dejándome sentir el dolor para poder calmarme poco a poco.

En momentos como estos sí era que sentía como mi vida era una completa mierda y eso que aún no había comenzado mi tortura.

Tuve que hacerme un espacio en todo lo que me restaba del día para hacer sus putos deberes que al checarlos con más claridad me daba cuenta de que eran bastantes. Algunos a mí ya me los habían dejado en los días pasados, por lo que agradecí enormemente el tener uno que otro apunte y tarea ya hecha para ya nada más copiarlo hacia su cuadernillo. Otras tareas con bastante frustración, cansancio y enojo las tuve que hacer paso a paso hasta poder terminarlas en limpio. Aunque no termine todos para el día siguiente, sí me había consumido varias horas que hacían exasperarme hasta hacer berrinches a solas. Y pensar que así iba a ser por meses si no es que enteros ciclos escolares. Yo no era ningún amante de los deberes escolares y el hacer trabajo extra solo era una completa tortura para mí. Una vocecilla en mi interior me decía que me lo tenía merecido, por descuidado, engreído y despreocupado, pero de igual forma no dejaba de sentir como un odio hacia aquel T’Challa crecía en mi interior. Jodido cretino.

Al día siguiente al llegar a la escuela y pasar por el estacionamiento para dejar mi auto fue que vi aquel Lamborghini negro que se había quedado grabado en mi mente del todo renovado. La puerta donde había ocurrido el accidente había quedado como nueva y no se veía ni un solo rasgo del impacto creado el día de ayer.

No era algo del todo inesperado, si el maldito tenía dinero para mantener un auto de aquel lujo obviamente tenía dinero para reparar su puerta sin ningún puto problema. Debió de haberme perdonado mi tropiezo y dejarlo pasar como si nada, él no perdía nada, seguramente se ahogaba en dinero e incluso hubiera sido su buena acción del día, pero no, el imbécil quería hacerme pagar de una u otra forma. Desde ese acto se veía que tipo de persona era con la que estaba a punto de tratar y por dentro rezaba para tener paciencia y poder aguantarlo a él y sus exigencias.

Al llegar al aula él ya se encontraba sentado en su lugar a lado del mío y como si hubiera presentido a metros mi llegada fue que se encontraba con la mirada enteramente posada en mí, sin expresión alguna, simplemente analizándome de arriba hacia debajo de forma detallada. Un ligero espasmo me recorrió a la vez de que me acercaba hacia él y observaba la forma en la que él me veía. No pude evitar comparar su mirada con la de un depredador, asechadora y escrutadora, esperando cualquier movimiento en falso para atacar a su presa. La mirada de una pantera. ¿Acaso el me veía como un indefenso conejito o qué? Por ahora tenía que obedecer todo lo que él me ordenara, pero estaba seguro que esta situación no duraría mucho, me revelaría, oh sí que me revelaría, y al final él iba a terminar siendo la caza y yo el depredador. Ya lo vería, yo no era una persona con la que pudiera jugar a su antojo.

Cuando ya estuve frente a él saqué de mi mochila lo que había alcanzado a hacer durante el día anterior y se lo entregué de mala gana sin ninguna palabra de por medio. Él solo me mantuvo la mirada unos instantes más, para finalmente doblegar a las tareas que le estaba entregando. De ahí en mas no hubo más conversación, ninguno de los dos dijo nada, simplemente cada quien siguió con lo suyo “ignorando” la presencia del otro. Y no digo ignorando literalmente, ya que el todo el resto de la clase se la pasó mirándome como si yo fuera la pizarra del aula o inclusive el maestro que daba la clase a pesar de que me mantenía calladito y sin hacer mi desmadre como normalmente lo hacía. Al principio si me irritó un tanto sus ojos posados en mi figura, pero después de un rato decidí ignorarlo por completo y fingir que él no estaba posado a mi lado.

Al momento en que la horrible bruja Georgina dio por terminada la clase sentí que nuevamente podía respirar con tranquilidad al pensar que ya no tendría que ver a ese hostigador hasta mañana. Gran error. No solo me dirigió la palabra para encargarme sus próximas tareas, sino que también me ordenó verlo en la hora del receso para que le comprara su almuerzo y tomar el descanso a lado suyo. El desde ayer ya me había comentado lo que quería de mí, por lo que sus órdenes no me hicieron extrañarme, al contrario, con un suspiro resignado comenzaba a aceptar que probablemente lo seguiría en todo lo que restaba del día, y así fue.

En el lapso de tiempo que correspondía al almuerzo intercambiamos solo muy pocas palabras y en la mayoría reinaba le silencio en absoluto. Eso en cierta parte se me hacía tremendamente absurdo, yo ya había comprado su desayuno, entonces ¿Por qué no me dejaba ir?

“Quédate aquí” fue lo único que dijo de forma rotunda para decir de cierta forma que le hiciera compañía. De todas formas no éramos amigos ni nos entendíamos del todo bien. Estaba seguro que él tenía conocimiento de como sentía aborrecimiento por él y lo hacía enmarcar aun más con mi ceño del todo fruncido y mis brazos cruzados, pero aun así él prefería tenerme ahí, a su lado, sin hacer nada más que mostrar muecas desagradables. Este hombre sí que era raro.

Los días próximos a ese fueron exactamente iguales e incluso había veces en las que era peor. Me dejaba sus tareas para que yo las hiciera, me mandaba siempre a comprar su desayuno y a acompañarlo mientras veía como él se acababa su almuerzo e incluso llegaban veces en las que simplemente me perseguía por doquier hasta encontrarme para simplemente pedirme que permaneciera con él. ¡Era una locura! ¡Completamente ilógico e irracional! Se permanecía pegado a mí a cada instante y en cada pequeño lapso de tiempo para pasar de una clase a otra me buscaba como loco hasta encontrarme y quedarse junto a mí. Prácticamente ya no tenía tiempo ni de pasar ratos con mis amigos o manosearme con algún chico o chica del instituto al pasar la mayoría de mis pequeñitos ratos libre con él.  Lo más raro de todo era que ni siquiera manteníamos conversación alguna cuando nos encontrábamos juntos, por más que obvias razones yo no tenía ni un poco de ganas de dirigirle la palabra y él tampoco se esforzaba ni un poco por sacar algún tema de conversación, lo único que hacía era mantenerse con expresión neutra y mirarme como si el ver mi rostro fuera su cosa favorita por hacer.

Era extremadamente lunático, insoportable y fastidioso. En un momento de valentía me atreví a hacerle frente y preguntarle el porque me veía tanto, claro, con una que otra pequeña grosería de por medio. Ese día él no me contesto nada, simplemente me miró con sus cejas enmarcando aún más su potente mirada haciéndome casi temer por mi seguridad.

Para mi gracia llegó el viernes de la semana y con ello dos días completos sin tener que verle su irritante rostro. En estos momentos me encontraba con el respectivo susodicho, sentados en una banca cerca de la cafetería mientras veía sin interés alguno como devoraba el sándwich en sus manos. ¿Y si me resignaba? ¿Y si lo mejor era tratar de sacarle provecho a su cercanía para comenzar una amistad y así evitar que los momentos fueran tan molestos? Probablemente yo tampoco estaba poniendo de mi parte y era por eso que él estaba siendo bastante grosero. Debía de admitir que cuando él no mantenía su mirada fija en mí, yo aprovechaba para verlo con detenimiento y analizar su comportamiento con los demás estudiantes. No parecía ser tan mala persona con los demás, los trataba con seriedad y respeto a todos por igual. Pero a mí, a mí me hacia la maldita vida de cuadritos y no veía la razón por la cual. Pero… ¿Qué tal si de ahora en adelante me la trataba de llevar bien con él? si cambiaba mi estrategia probablemente y hasta podría conseguir que me perdonara el choche de su Lamborghini más pronto de lo que esperaría e incluso cabía la posibilidad de que finalmente me dejara libre. No era tan mala idea después de todo.

Como si mi mente se hubiera aclarado y hallado la respuesta para el problema con el que estaba lidiando fue que me tranquilicé un poco más a su alrededor. Pero justo cuando iba a comenzar mi plan y sacarle algún tipo de conversación fue que una voz extra se incluyó a nosotros, interrumpiendo por completo cualquier cosa que yo pudiera decir.

 —¡Bucky sigues vivo! Hasta pensé que ya te había ocurrido algo por no verte tan seguido como antes —. Expresó la melodiosa voz que yo reconocía al instante llenándome con sorpresa.

Era Tony, que instintivamente me tomó por detrás en un abrazo para poder llamar mi atención y así reclamarme mi ausencia. No era raro que en ratos Tony hiciera esas pequeñas acciones, como un abrazo hacia mi persona y me hablara como si nunca me le hubiera confesado. Al final, como yo ya lo sabía, mi persona se había convertido en exceso buena con respecto a la actuación y después de un largo tiempo pude engañar a todos los de mi alrededor haciéndoles creer que ya no sentía nada por esa hermosura castaña, incluyendo a Tony y a Steve.

—¡Tony! —se me salió casi como una expresión ilusionada al tenerlo frente a mi después de tener casi toda la semana sin volver a verlo. En ese momento me quise dar topes en la frente por mi estúpida reacción y esperaba que no se hubiera visto demasiado obvio mi verdadero yo. Afortunadamente Tony no se extrañó ni un poco y me dedicó una sonrisa, pero había algo más.

T’Challa de la nada estaba ¿furioso? Sus ojos se mantenían como rifles en la figura de Tony mientras su entrecejo se fruncía cada vez más y más. Casi hasta podía sentir que sus ojos sacaban fuego de lo cabreado que se encontraba. ¿Y a este que rayos le sucede? En los pocos días que tenia de conocerlo a veces se mostraba un poco molesto conmigo por mi seca actitud hacia él, pero jamás me había tocado verlo tan enojado como en estos momentos.

Obviamente Tony   rápidamente sintió como lo estaban aniquilando una y otra vez con la mirada y no tardó demasiado en separarse de mí y mirar a T’Challa con una ceja cuestionante hacia el inesperado odio que estaba recibiendo de lo que para él era un completo desconocido.

—Al parecer Bucky boy nos cambió por un amiguito un tanto gruñón —dijo Tony con simpleza mientras se sentaba en el asiento que estaba al lado de ambos. Tony siempre tan imprudente y descarado con sus comentarios….—. Hola yo soy Tony ¿y tú eres? —preguntó curioso sin intimidarse siquiera un poco por la enorme aura oscura que emanaba el cuerpo de T’Challa.

—T’Challa…. —respondió entre gruñidos a la vez de que lo miraba aún más desafiante de lo que ya lo hacía—. ¿Qué quieres de Bucky? —preguntó tajante sin despegar ni un poco su oscura mirada de los ojos de Tony.

Fruncí el ceño instintivamente mientras posaba mi mirada enteramente en T’Challa al no comprender nada de lo que acababa de decir. ¿Qué ondaaa? ¿Qué era lo que estaba pasando? T’Challa se estaba comportando más extraño de lo que normalmente hacia y su pregunta parecía de una novia celosa, era incoherente y absurdo. Tony lució solo un poco sorprendido pero no por ello mostró más expresiones ante pregunta tan más anormal.

—Oye tranquilo viejo, solo vine a saludar Bucky, ya ni siquiera se junta con nosotros en el receso —explicó como si fuera lo más común del mundo mientras se encogía de hombros.

No hubo oportunidad para que T’Challa continuara con la conversación, ya que de un minuto para otro Steve se encontraba detrás del cuerpo de Tony, tapando repentinamente los ojos de su pareja con ambas manos para poder sorprenderlo un poco y así hacernos desviar la atención hacia él, tanto mía como de T’Challa. Tony sonrió segundos después y aun con los ojos tapados fue que echó su cabeza para atrás y paró lo labios en espera de un beso que rápidamente fue dado por su rubio con diversión y amor.

No quería soportar a aquellos dos melosos, por lo que volteé mi vista hacia T’Challa el cual había revolucionado completamente sus expresiones a unas un tanto impactadas para después pasar a unas relajadas y ¿aliviadas? ¿alegres? No lo sé.

De verdad que no entendía para nada cada uno de sus actos pero al parecer ya me estaba acostumbrando a sus singulares comportamientos, ya que decidí restarle importancia su bipolaridad y posar mi ojos a la nada hasta finalmente escuchar como Steve y Tony se separaban.

—¡Steveeeee! ¿Ya viste que Bucky ya nos cambió? Seguramente todos estos días se la ha pasado con su nuevo amigo y creo que no le caigo muy bien —esto último Tony lo dijo en un puchero y voz de niño como si se estuviera quejando con Steve en un comportamiento enteramente infantil.

Steve solamente sonrió sin remedio por su novio para después voltear su mirada a T’Challa y presentarse.

—Steve Rogers, mucho gusto —dijo amablemente mi mejor amigo mientras extendía su mano en signo de cortesía.

T’Challa no tardó nada en responderle el saludo y mirarlo con serenidad

—T’Challa —se presentó con cordialidad como una persona completamente diferente a la que cuando estaba solamente Tony.

—¡¿Ehhh?! No se vale, al parecer tú si le caes bien mi amor, aunque no lo entiendo, si yo a simple vista soy más simpático —dijo Tony bastante confundido relajando todo el ambiente que se presentaba y con ello también haciendo que las risas se escucharan. T’Challa no rio, simplemente sonrió un poco como para seguir la corriente de todo.

Como su fuera una persona completamente diferente a la que yo conocía, fue que T’Challa siguió la conversación de Tony y Steve con agrado y sencillez, dándome a conocer una nueva faceta de él que solo había alcanzado a observar muy poco y de lejos. Los tres se sumían en charlas amenas mientras que yo me mantenía del todo callado e invisible para el trio. Estaba algo asombrado por el como aquel chico malhumorado de la nada se había convertido en alguien, para mi desagrado, bastante amigable e interesante. No se parecía ni un poco al engreído apático al que siempre tenía que acompañar en los recesos, al contrario, era alguien sociable, atento y sencillo que hacía que al primer contacto tuvieras cierto tipo de admiración hacia él.

¿Acaso estaba fingiendo? Aunque cabía la posibilidad no pareciera que fuera la respuesta correcta, entonces ¿Por qué conmigo se comportaba como una vil mierda? La personalidad que me estaba mostrando en estos momentos T’Challa era de alguien humilde, considerado y respetuoso que no le hubiera importado en lo más mínimo que hubiera chocado su coche al no tener el dinero necesario para repararlo. ¿Quién era este hombre? Debía de admitir que tenía solo pocos días de conocerlo pero aun así era un completo misterio para mí.

—¡¿Wakanda?! —preguntó Tony asombrado por el origen de mi “nuevo amigo”

—Así es —respondió T’Challa con orgullo de su nación.

—¡¿Con Wakanda te refieres al Wakanda que tiene la principal fuente de vibranium en su posesión?! Por todos los dioses ¿¡te das cuentas de lo que eso significa Steve!? ¡ESTE CHICO TIENE QUE SER MI AMIGO! —expresó un animado Tony a la vez de que hacía gestos exagerados haciendo comprender su punto. T’Challa lo miró un tanto divertido al igual que Steve y yo no pude más que quedarme boquiabierto con todo lo que estaba pasando.

Sin darme cuenta de un momento a otro Tony y Steve pasaron a estar enteramente fascinados con T’Challa a tal punto que veía como sonreían con sinceridad y gusto por su nueva amistad. Era demasiado difícil que Tony considerara a alguien un amigo y el maldito de T’Challa lo había conseguido en menos de 15 minutos con solo un poco de conversación. De verdad ¿Qué era lo que estaba pasando? No quise quedarme atrás ni un poco así que decidí finalmente adentrarme a la conversación e intentar socializar un poco con lo que sería la persona con la que estaba destinada a pasar la mayoría de mi tiempo por obligación.

—¿Qué es vibranium? —pregunté un poco interesado y llamando la atención de los tres chicos que hasta el momento no habían mencionada para nada mi ausencia de palabras.

Vi como los ojos de T’Challa que se habían posado en mí comenzaron a contentarse a la vez de que una minúscula sonrisa se formaba en su rostro. Era como si él hubiera estado esperando cualquier momento para que yo me integrara a la conversación y le dirigiera la palabra.

—Es un misterioso mineral el cual se podría interpretar como un tipo de metal con el cual se pueden hacer varios artefactos —respondió T’Challa con un minúsculo entusiasmo en su voz y gestos haciéndome creer por un momento que simplemente me lo había imaginado.

—¿¡Un tipo de metal?! Por favor T’Challa no seas modesto —interrumpió Tony para después posar su mirada en mí y mirarme con seriedad —escucha esto Bucky, es el metal ¡más poderoso y resistente del mundo! De hecho existen varias teorías que dicen que ni siquiera pertenece a este plantea por su extraña y fuerte composición, es un extraordinario enigma ¿no es grandioso? —Preguntó emocionado para finalmente dejarse caer en su asiento—. Steve, algún día TENEMOS que ir a Wakanda, al cabo ya tenemos a alguien que nos hospede en su hogar —finalizó Tony con descaro, pero al final nadie le tomó importancia a su realmente alocada proposición.

—¿Y qué hacen tus padres allá en Wakanda? —preguntó un curioso Steve a lo que vi como la expresión de T’Challa pasaba a una un tanto más reservada.

—Preferiría dejar el tema para después, si no les importa —respondió neutralmente al cuestionamiento pero a la vez haciéndonos entender que no era algo malo, como que sus papas no estuvieran con él o algo por el estilo, lo único era que no quería hablar de ello y eso era todo.

Obviamente ni Steve ni Tony se entrometieron más en su vida personal y continuaron la conversación con temas más triviales. Yo en ratos también me incluía, pero la mayoría del tiempo me la estaba pasando viendo cada uno de los gestos que el wakandiano creaba al momento de platicar con la pareja de tortolos. Era interesante el ver como se desenvolvía después de todos estos días y después de estarlo observando por todo lo que restaba del descanso pude comprender que él no tenía nada de extraño o anormal, simplemente él era el tipo de persona que era reservada y solo contestaba cuando le preguntaban, era por ello que siempre que nos encontrábamos juntos nos quedábamos callados. Porque con cada pequeña palabra que él me dirigía para tratar de platicar conmigo yo le hacía semblantes de desagrado y me mantenía del todo distante en mi posición, si con trabajos él daba inicio a una conversación normal, muchos más trabajos le costaba el tratar con alguien de mi fría actitud.

Dando por hecho mi nueva hipótesis fue que me adentré aún más a la conversación y comencé a dirigirle más palabras y preguntas a él mismo para ir viendo como poco a poco él parecía alegrarse con la situación y contestarme con toda disposición. De todo esto me percataba con DEMASIADO detalle, ya que T’Challa no era muy expresivo que digamos y solo daba pequeñas señales para darme a entender que realmente no le desagradaba en lo absoluto.

Para cuando terminó nuestro tiempo libre fue que junto con Steve y Tony me levanté de mi asiento y me despedí de T’Challa para poder alejarme ya de ahí. No me hubiera parecido tan extraño que T’Challa se aventurara a decirme que me veía a la salida para encargarme sus nuevas tareas o algo por el estilo, pero en cambio se limitó a simplemente sonreírme, así es, sonreírme con algo de gusto mientras se despedía de los demás aunque solo mantuviera la mirada fija en mí. Eso sí que definitivamente no me lo esperaba, jamás lo había visto sonreír a tal punto de que mostrara su blanca dentadura en las curvas de sus labios e inesperadamente me comencé a sentir un poco raro.

No sé si me quedé pasmado algunos segundos por su nuevo gesto, no obstante me reparé en seguida y decidí ignorar aquel picazón que se comenzaba a formar por dentro de mi pecho.

Pasó el tiempo hasta que dio el toque de salida y con ello mi retirada del colegio. Mentiría si dijera que no esperé el momento en el que T’Challa se volviera a aparecer frente a mí para hacerme de su esclavo como lo estaba haciendo toda esta semana, sin embargo, la hora para que él llegara prepotente para mandarme mil y un cosas jamás llegó.

En parte era algo bueno para mí, estaría completamente chiflado si me proponía ir a buscarlo para decirle algo como “Hey T’Challa, se te olvidó dejarme tus deberes ¿recuerdas que yo te tengo que hacer toda tu puta tarea hasta que liquide mi deuda?” no, definitivamente no, toda esta semana realmente había sido un martirio nivel supremo y por nada del mundo quería que se arruinara todo mi fin de semana por estar haciendo cosas que en parte ni siquiera me correspondían, por lo que decidí finalmente que entre más rápido me retirara del colegio, sería menos probable que me lo encontrara rondando por ahí.

Me fui hasta mi departamento sin más señales de T’Challa y en todo el fin de semana no volví a saber de él. T’Challa tenía mi numero celular, me lo había pedido a principios de la semana para cualquier “emergencia” así que el tipo si tenía forma de contactarme, no había excusa alguna. Pese al hecho, no recibí ninguna llamada, ningún mensaje, ninguna señal siquiera que me pudiera advertir que él había recordado el dejarme sus tareas por hacer. ¿Acaso ya se había cansado de mí? ¿Tan rápido? No, era improbable, él estaba obstinado en hacerme pagar lo que le debía de una u otra forma y al momento de dar sus órdenes e instrucciones había sido bastante claro al respecto, entonces... ¿Qué era lo que había pasado?

No podía creerlo, en vez de que me despreocupara  por completo y disfrutara mi libertad por aunque sea un momento, me la pasaba pensando en las mil y un razones que podían haber hecho que T’Challa no me dejara sus tareas. Este hombre me estaba afectando en creces, desde que llegó a la escuela no había parado de pensar en él, de mala forma, pero aun así no quitaba el hecho de que ocupaba mi mente constantemente cuando en realidad yo le quito importancia a absolutamente todo.

Al momento que llegó el día lunes pasó por mi mente que iba a ser el momento de poder aclarar aunque sea un poco de mis dudas al respecto de la actitud de T’Challa.

Cuando llegué al aula de clases él ya se encontraba sentado en su lugar y al verme pude ver como una chispa se encendía en sus ojos. No no no, Bucky, te estas imaginando cosas, eso es todo.

Avancé, me senté y esperé  cualquier palabra que pudiera salir de sus labios.

—¿Sigues prendado de él? —preguntó directa y firmemente mientras se volteaba un poco para quedar frente a mí.

—¿Qué? —pregunté sin siquiera entender un poco la pregunta que me acababa de hacer a la vez de que complementaba mi confundida expresión con un ceño incrédulo.

—¿Que si sigues prendado de él? el chico castaño con el que hablamos el día viernes —comentó ásperamente mientras yo sentía como mis nervios comenzaban a subir.

¿Qué jodida forma era esa de iniciar una conversación? Y sobre todo ¿Cómo mierdas sabía que sentía algo por Tony? con trabajos y tuvimos una sola conversación en la que no se tocó en ningún punto el rechazo que él tuvo hacia mí. Me molesté un poco al respecto, ¿a él que le importaba? Al fin y al cabo era mi problema y él no era siquiera mi amigo como para que se estuviera metiendo con mis cosas de aquella forma. Sentía que el enojo dentro de mí solo era una excusa para no verme del todo débil y descubierto, pero no podía permitir por nada del mundo que esta persona viera lo que el tema me afectaba.

—Eso es algo que verdaderamente no te incumbe, y fuera cual fuese mi respuesta ¿acaso significa algo? No sé si viste bien al momento de estar todos juntos pero estoy casi seguro que te percataste de que él tiene novio. Ah, y solo por si no lo notaste, están más que enamorados así que tu pregunta está totalmente fuera del tema —respondí indignado mientras lo veía de mala gana y con una mueca de disgusto.

—Eso es un si —susurró más para si mismo que para mí a la vez de que bajaba la mirada un tanto pensativo. Lo dijo en tono bajo pero no lo suficiente como para que yo no lo escuchara y me apurara para que no hubiera ningún malentendido.

—No estoy prendado de él ¿ok? En algún momento sí me llegó a interesar pero eso es historia pasada, además, su novio es mi mejor amigo y él es bastante feliz con él así que yo no tengo nada más que decir al respecto. Ya, fin de la historia —dije lo último con voz severa para que le quedara más que claro que no debía de pensar cosas que no eran.

—Ok…. —dijo no muy convencido pero en cierta forma dando por sentado el tema a lo que yo agradecí internamente.

De ahí pasó a un tema completamente diferente, me comenzó a preguntar qué tal había ido mi fin de semana y cosas por el estilo bastante comunes entre una conversación sin real importancia. Yo le contestaba ahora de mejor manera y en muy pocas oportunidades también aprovechaba para saber lo mismo de él.

Sentía que si cambia mi actitud con él podría sacar algún provecho de la situación en la que me encontraba y en cierta parte era muchísimo mejor a pasarme todo el rato sin hablar de absolutamente nada y tener que soportar silencios incomodos.

Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes…… pasaron como si de minutos se trataran sin nada en particular y en un parpadeo ya era fin de semana nuevamente.

Desde la primera vez que a T’Challa se le “olvidó” el encargarme su tarea ya no me había dejado más trabajos por hacer. Toda la semana se la pasó persiguiendo mi compañía como ya lo venía haciendo desde la semana pasada, pero ahora lo que cambiaba era que ya no me mencionaba para nada el hacer sus deberes o encargarme cosas de la escuela por hacer. Otra cosa que también había cambiado en su comportamiento era que ya no me hacía pagar el almuerzo, al contrario, me daba el dinero suficiente para que alcanzara a comprarle algo a él y de paso algo para mí también. Siempre me invitaba. Al principio me rehusé rotundamente dándole por razón que no quería deberle más dinero del que ya le debía, pero él había insistido en que las cuentas de nuestro almuerzo no contaban para nada en la deuda y que quería invitarme sin poder aceptar un “no” como respuesta. Eso me daba algo de tranquilidad al aceptar sus invitaciones y con la conciencia más tranquila era que lo acompañaba a los almuerzos sin gastar ni un solo peso.

Otra cosa nueva era que el estar junto a él ya no me resultaba tan irritante. Al iniciar conversaciones y adentrarnos a temas de la vida común pude darme cuenta de que T’Challa era una persona de lo más interesante. Tenía ideales, principios, y visión. Compartíamos varias opiniones al respecto de diferentes temas y de vez en cuando compartíamos experiencias que tuvieran que ver con lo que fuera que estuviéramos hablando.

En uno de esos días fue que por obligación tuve que presentárselos a todos mis amigos exceptuando a Tony y Steve que ya lo conocían desde la semana pasada, y como esperé, a todos les fascinó la personalidad de mi “nuevo amigo”. De hecho, prácticamente todos habían tenido la misma reacción de Steve y Tony al conocer por primera vez a aquel misterioso hombre de piel oscura. Nadie sabía el accidente que había ocurrido ni mucho menos la deuda que tenía con él, pero era algo que realmente yo consideraba innecesario por mencionar sin contar que no quería que nadie se metiera en mis asuntos. Era mi propio problema y como tal lo iba a solucionar.

Escuché mi celular timbrar en la habitación y con ello sacarme de mis recuerdos recientes. Me encontraba acostado en mi cama sin absolutamente nada que hacer más que descansar, después de todo era sábado y aun no tenía planes para la noche por lo que me la estaba pasando de flojo en mi departamento en vez de aprovechar mi descanso con algo productivo, como debería de hacer.

—¿Hola?  —contesté sin poner real atención en la pantalla de mi celular al momento de tomarlo.

—Prepárate para salir, paso por ti en 15 minutos —se escuchó la otra voz de forma demandante al otro lado de la línea.

—¿Disculpa? —pregunté algo indignado hacia aquel hombre que últimamente mantenía mi mente ocupada en él—. ¿Y si no quiero? —dije solo para provocar y escuchar la respuesta que daría.

—¿Quieres que te pase la cuenta del reparo de mi puerta? Por mí encantado —respondió burlón mientras me hacía fruncir el ceño con fastidio.

—Tsk…. Está bien —y con esto colgué sin esperar respuesta de T’Challa.

De todas formas no tenía nada que hacer y podía perder el tiempo hasta que llegara la tarde-noche y surgiera algún plan para salir.

Tomé una ducha rápida y me vestí tomando mi tiempo para peinarme y perfumarme hasta que me di cuenta de que estaba tomando mi rutina normal para cuando salía con una chica. ¿Qué estaba pensando? Era solo T’Challa, fácil podría salir con una simple pijama sin importarme un bledo lo que él piense, ni que tuviera que quedar bien con él o  algo parecido. Con algo de astucia desarregle el peinado que me había hecho para poder lucir un poco más andrajoso y que así T’Challa no llegara a pensar siquiera que me estaba arreglando para él.

Al escuchar leves toques en la puerta fue que me apresuré para tomar todo lo necesario y abrir. T’Challa llevaba puesta una playera negra junto con un collar en el cual colgaba una especie de colmillo que apenas hasta ahora yo notaba, se veía peculiarmente más apuesto de lo que normalmente lucia. ¿Apuesto? No, no más bien decir con mejor porte, sí, mejor porte, no apuesto.

—¿No me vas a invitar pasar?  —preguntó curioso mientras asomaba su cabeza por mi hombro para echar un vistazo hacia mi apartamento.

—No. De igual forma ya nos vamos —corté rápidamente y lo empujé un poco para que me dejara salir y por siguiente cerrar la puerta.

Bajamos las escaleras del edificio hasta llegar a donde se encontraba estacionado su lujoso auto a las afueras de ahí. Esperé su permiso para subirme al asiento de copiloto y segundos después ver como él se subía en el asiento de conductor. Estaba levemente emocionado al estar sentado en un auto tan más ostentoso y llamativo, era algo normal al ser algo nuevo para mí por lo que me tuve que limitar a no parecer  impresionado al respeto. Esperé a que él estuviera totalmente acomodado para preguntar algo que me venía rondando en la cabeza desde su llamada.

—¿A dónde vamos?

—Tengo que ir por la despensa. Normalmente en Wakanda tenía quien comprara los víveres, pero ahora que estoy aquí no he contratado personal para hacer este tipo de tareas —respondió neutral mientras encendía el auto y comenzaba salir de donde estaba estacionado.

—¿¡Qué?! ¿Para eso me estás haciendo perder mi tiempo? ¿Para ir a hacer las compras? —expresé fastidiado al saber que solo lo que se avecinaba a continuación sería gran aburrimiento.

—Te apuesto lo que quieras a que ahorita no estabas haciendo nada de real importancia, seguramente estabas echado en tu cama sin hacer nada más que estar de holgazán así que deja de estar quejándote —contestó dejándome sin palabras para poder responderle ya que tenía razón.

Yo con resignación me crucé de brazos e hice un puchero para ignorarlo aunque fuera solo por el camino de ida. Obviamente no pude, ya que a mitad del camino comenzó a sacarme conversación y por más que quise sencillamente no pude el no hacerle caso a sus pláticas y preguntas casuales, dejándome llevar una vez más por su voz y palabras olvidando por completo que estaba ahí por obligación.

Cuando llegamos varias miradas se posaron en el lujoso coche, pero al igual que T’Challa, decidí ignorarlas por completo. Lo seguí hasta que vi como tomó un cochecito de compras para poder hacer el mandando.

Se me hacía bastante curioso el como tenía todo apuntado en una lista y conforme íbamos tomando lo que estaba apuntado, lo iba tachando. Yo antes acompañaba a mi madre a hacer las compras y recuerdo que ella jamás ocupó de un registro para poder tener todo en orden. Algo que también noté con precisión fue que él tomaba los utensilios y comida de la mejor marca, o más bien dicho, de la marca más cara. No era algo fuera de lo común con aquel coche que  portaba, pero yo estaba más acostumbrado a comparar precios para ver que era más barato y de mejor calidad, nada que ver con él, que solo tomaba lo que veía más caro probablemente pensando que era lo mejor. Iluso.

Sus padres seguramente le habían dado demasiado dinero antes de venir de intercambio, cosa que me hizo recordar que aún no sabía siquiera a que se dedicaban, por lo que estando ahí me aventuré a preguntarle una vez más al respecto, ya si volvía a evadir la pregunta dejaría el tema por la paz.

—Si te digo ¿prometes que no me trataras diferente a como lo has hecho hasta ahora? —contestó ante mi pregunta sobre qué era lo que sus padres hacían exactamente.

Me dio un poco de miedo su repentina condición y tragué en seco tratando de que no se me notaran mis recientes nervios. ¿Qué acaso eran alguna clase de narcotraficantes? Me aterraba el saberlo. Asentí sin saber que más hacer al respecto y vi como el soltó un leve suspiro.

—En Wakanda no usamos constantemente la palabra gobernador, nos referimos a la mayor autoridad con reyes, así que por así, decirlo mi padre es rey de Wakanda —respondió  como si nada desviando su mirada nuevamente hacia las compras.

Yo ante el impacto pasé saliva de forma incorrecta y por consiguiente comencé a toser audiblemente llamando la atención de todos los presentes hasta el punto de sentir que me estaba ahogando de la impresión. T’Challa me miró preocupado pero no hizo nada más que esperar a que yo me calmara y recuperara la compostura al respecto.

¿Acaso era una jodida broma? ¿EN SERIO? ¿REY? No podía ser posible. En cierta parte eso podría explicar como parecía tener más dinero que todos los alumnos del instituto pero aun así era bastante difícil de creer. Definitivamente lo googlearia solamente para confirmar, no es como si T’Challa se viera del tipo presumido y mentiroso, pero si esa era la verdad, definitivamente era difícil de digerir.

—¿Estás bien? —preguntó con leve consternación al ver que mis tosidos habían cesado, aunque en cierta parte aun me mantenía en shock por sus palabras.

Me compuse al escuchar su voz y carraspeé mi garganta una cuantas veces antes de hablar, tratando de lucir lo menos sorprendido posible al respecto.

—Wow, es un poco impresionante a decir verdad. Príncipe de Wakanda, nada mal —dije con burla todavía sin creerme que estuviera conviviendo estos instantes con alguien de la realeza. Vi en su mirada como él estaba esperando más palabras de mi parte, por lo que continué un poco más calmado—.  ¿Por qué  no querías mencionarlo antes? —pregunté viendo como él hacía una larga pausa para continuar hablando.

—Al mencionar la palabra “rey” o “príncipe” las personas por instinto comienzan a tratarte diferente e incluso a respetarte como si fueras una persona completamente diferente. El respeto se gana con acciones y actitudes, no simplemente por un status social. Es lo que me molesta de la mayoría de las personas que ni siquiera llegan a conocerme, comienzan fingir con tal de quedar bien con alguien que tiene el poder que yo tengo. Me gusta que los demás me vean como alguien normal e intenten ganarse mi amistad sin intereses de por medio, que me busquen porque les agrado, no simplemente porque soy el príncipe de Wakanda. Es por eso que prefiero mantenerlo oculto, pasando desapercibido entre las personas y siendo una más en un millón sin recibir tratos especiales ni hipocresía de los demás. —dijo mientras paraba el carrito de compras y se quedaba viendo a la nada en un semblante pensativo.

Por obvias razones yo no comprendía exactamente su sentir al ser un chico completamente normal, común y corriente. Pero el ver su inusual preocupación en su rostro fue que sentí como mi corazón se ablandaba ante este chico que por fuera parecía irrompible aunque por dentro fuera solo un ser humano al igual que todos los demás.

T’Challa no era quien parecía ser en un principio. Con cara intimidante, postura rígida y mirada desafiante te hacía creer en un principio que era el tipo de persona prepotente, ricachona y soberbia que ve a los demás como insignificantes cucarachas, sin embargo, era exactamente todo lo contrario a lo que yo creía en un principio. El hombre que se estaba mostrando frente a mí era alguien, que a pesar de ser de las personas más ricas del mundo, era lo suficientemente humilde como para salir a comprar la despensa en un carrito de supermercado, era alguien que se preocupaba por lo que había en el interior de las personas y no solo en el exterior, era alguien que veía más allá de las cosas materiales centrándose también en las emociones y sentimientos de los demás. Alguien que aunque podía presumir de todo lo que él quisiera era lo suficientemente sencillo y modesto que hasta ocultaba su verdadera identidad con tal de no recibir tratos especiales.

No tuvo que pasar mucho para que yo cayera en cuenta que probablemente lo había juzgado mal en un principio. “Probablemente no sea tan malo después de todo” fue lo que pensé al momento de  concentrar mi mirada en el que aun seguía perdido en sus inmensos pensamientos para después pasar un brazo alrededor de él de forma amigable y hacerlo reaccionar finalmente.

—Bueno bueno, ciertamente ser príncipe de una nación tan importante no es algo “normal” por así decirlo pero verás que hay varios alumnos en la escuela que te seguirán tratando de igual forma, a lo que he visto has conseguido buenos amigos en lo que llevas en el instituto y ese buen trato que ellos te dan es totalmente por tu grandiosa personalidad —dije en forma de apoyo y palabras reconfortantes para hacer que se destensara un poco al respecto. Aunque por alguna inusual razón al momento en el que sintió mi brazo alrededor fue que lo sentí aún más tenso de lo que ya estaba, por lo que retiré mi contacto y lo miré nuevamente para poder seguir—. Igual si tú no quieres comentarle nadie al respeto es aceptable. Yo soy una tumba así que puedes estar seguro que tus secretos se guardaran conmigo —e hice un gesto como si estuviera cerrando mi boca con un cierre para que le quedara más claro que podía confiar plenamente en mí.

—Jajaja está bien —dijo mientras sonrió plenamente mostrando sus blancos dientes mientras mantenía su mirada fija en mis ojos.

Yo me quedé plenamente aturdido al ver ese repentino y fresco gesto en su rostro. Hasta ahora sí había alcanzado a presenciar una que otra sonrisilla por ahí en sus labios, peor era la primera vez que podía distinguir con detalle esa completamente nueva expresión de verdadera felicidad que en estos momentos el me dedicaba sin reservación alguna.

Poco a poco fui sintiendo como el corazón me comenzaba retumbar en mi pecho y el calor aumentaba en mi ser. ¿Qué era esto? Mis reacciones se asimilaban muy levemente a lo que sentía cuando Tony estaba cerca, pero no eran iguales, estas me hacían sentir algo muy profundo en mi pecho. Era raro.

Me comencé a sentir bastante incomodo, por lo que carraspee un momento para poder cambiar súbditamente de conversación.

—¡Oh mira! Las ciruelas están de promoción, deberías llevarte mínimo dos kilos —dije tontamente mientras tomaba una ciruela y la checaba para ver si estaban buenas.

—¿Te gustan las ciruelas? —preguntó con una ceja levantada como si fuera algo muy peculiar en mí.

—¿A quién no le gustan las ciruelas? —respondí con gracia mientras hacía un malabar con ella.

Vi como él relajaba su semblante para lucir apacible a comparación de hace unos instantes y justo cuando vi que él estaba abriendo la boca para decir algo fue que mi celular comenzó a sonar dando por interrumpido cualquier cosa que fuera a salir de los labios de T’Challa.

—Disculpa —dije mientras sacaba mi celular del bolsillo y contestaba sin interés alguno.

—¿Bucky? Soy Karen, te llamo para saber si estarás ocupado mas al rato, después de todo es sábado en la noche —dijo la voz que se dejaba escuchar de mi aparato electrónico.

—Karen ¿Qué tal? Supongo que no voy a hacer nada para la noche ¿Por qué? —pregunté ya más que por costumbre que por nada, porque al ser Karen ya sabía de qué iba el asunto.

—Hmmm es que me siento muy sola Bucky, últimamente no me he reunido contigo y te extraño —expresó con voz fingida de niña pequeña a la vez de que le daba un toque sugerente a sus palabras.

—¿Te parece si nos reunimos en mi departamento? Yo estoy más que disponible —dije con galantería mientras formaba una cara coqueta inconscientemente.

—Me parece una idea exce- —y sin poder terminar su frase fue que dejé de escuchar su voz al momento en el que mi celular fue arrebatado con brusquedad de mis manos por el mismo T’Challa que ahora parecía estar poseído por algún tipo de ira sobrenatural.

—¡Hey! ¿Qué crees que haces? Devuélveme mi celular —dije un poco irritado ante el repentino ataque a lo que vi como T’Challa miraba la pantalla digital y colgaba sin inmutarse siquiera un poco— ¡oye! No sé si lo notaste, pero estaba teniendo una conversación importante antes de tu  patoso arrebatamiento —me quejé en voz alta mientras veía como él no cambiaba para nada sus cejas fruncidas y su mirada precisa.

Pasaron unos segundos en los que él se quedó completamente callado sin mover siquiera un musculo, no obstante después de que pasó más rato fue que él se decidió por entregarme el celular evadiendo mi mirada expectante por alguna explicación.

—Será  mejor que no hagas planes para esta noche. Tengo bastante tarea que entregar por correo para mañana y saliendo de aquí pasaremos por mi departamento para recoger los apuntes —habló finalmente dándome la espalda y avanzando para que yo lo siguiera mientras yo ponía cara de ni siquiera entender lo que acababa de suceder.

¿¡¿QUÉ?!? ¿Qué pensaba este cretino? Habíamos estado platicando tan cómodamente e incluso había sonreído para que de la nada pasara nuevamente a su actitud fría e indiferente hacia todo lo que le rodeaba. Otra cosa era que también me estaba dejando nuevamente sus deberes ¡cuando en toda la semana ya ni lo había mencionado! ¿Eso significaba que realmente no lo había olvidado? Y ahora estaba fastidiándome nuevamente como un tipo de venganza hacia su enojo enteramente inexplicable que había surgido de un momento para otro.

En estos precisos momentos retiraba absolutamente todo lo que mi mente llegó a pensar acerca de que él era un gran tipo con una gran personalidad. Maldito bipolar.

Suspiré audiblemente mientras me resignaba y lo seguía solo para poder terminar las compras.

Después de su cambio de humor fue que pareció que todo volvía a ser como el primer día en el que nos habíamos conocido. Él no hablaba, me miraba atentamente en ratos y sobre todo se mantenía inexpresivo. Acabamos de completar su lista sin intercambiar ni una palabra y nos dirigimos a su auto para después ir camino a su apartamento que al parecer no estaba muy lejos de donde nos encontrábamos.

No me sorprendí ni un poco al notar que su morada se encontraba en la mejor zona de toda la ciudad ni mucho menos me exalté al ver que no solo era un “departamento” sino que se trataba del mejor pent-house de todo el edificio al que nosotros nos dirigimos para poder subir por el elevador. No era para más, después de haberme confesado que era el REY de Wakanda nada me podía desconcertar, de eso estaba 100% seguro.

A entrar a su pent-house me pude dar cuenta que era el que se encontraba hasta el último piso de la torre. Las ventanas que se mostraban parecían paredes al mostrar con gran claridad un maravillosa vista de todo lo que parecía ser la cuidad en sí. Los colores de todo el aposento eran de colores claros creando un ambiente muchísimo más elegante y confortable para cualquiera que pusiera un pie ahí, sin contar con los muebles y decoración que hacían ver todo mucho más ameno para el ser humano.

Sentí una presencia de más a mi lado olfateándome los pantalones y con precaución fue que bajé lentamente mi mirada hacia la moustrocidad que se mostraba ante mí.

—¡¡¡AHHH LA MIERDA!!! —grité espantado mientras inconscientemente busqué a T’Challa y me ubiqué detrás de él, tomándolo de los hombros y asomando mi cabeza para usarlo como un tipo de escudo o protección ante aquella creatura.

—Jajajaja Bucky, te presento a Black Panther, la puedes llamar solo Panther para que sea más corto —rió y comentó T’Challa recuperando todo el buen humor que había perdido desde mi llamada con Karen.

—¡ES UNA PANTERA! ¿¡¿Tienes una jodida pantera viviendo contigo como mascota?!? —exclamé exaltado al no poder dar crédito a lo que mis ojos veían. Y yo que decía que nada más me podía desconcertar.

—Jajajaja ay Bucky, no es una pantera —rió aún más a la vez de que se ponía un brazo en el estómago sin poder parar su diversión— sé que lo parece pero solo es mi gato.

Yo voltee incrédulo a mirar nuevamente a su mascota, que se encontraba sentada y curiosa, para poder colaborar lo que me acababa de decir. Al verlo con más detenimiento pude mirar que las facciones del “gato” era mucho más finas que las de una pantera y al juzgar por la forma de su rostro pude darme cuenta que T’Challa me estaba diciendo la verdad. Pero joder que era un gato ENORME. Nunca había visto uno de aquel tamaño y al ser su pelaje completamente negro y cortito fue que daba la ilusión a simple vista de ser una pantera en pleno desarrollo, y luego todavía le pone “Panther” como nombre ¿Qué quería que pensara?

Al ir perdiendo lentamente el miedo fue que me di cuenta que estaba más que aferrado a la espalda de T’Challa y con un movimiento súbdito fue que me separé de él para poder perder cualquier tipo de contacto que me hacía sentir del todo avergonzado.

—Miau —maulló su “gatito” para después acercarse hacia T’Challa y comenzar a restregarse entre sus piernas. Ok, si era un gato.

Como si me hubiera leído la mente fue que T’Challa me volteó a ver un poco expectante a mi reacción, con una mirada que decía claramente “¿ves?”

—Aun así da un poco de miedo —murmuré bajito mientras fruncía un poco el ceño y volteaba mis ojos hacia otro lado, tratando de evitar a cualquier costo el que me pudiera sonrojar en cualquier momento.

Él solo se limitó a verme con una ligera sonrisa, sin apartar sus ojos ni un segundo de mi rostro. Al sentir su mirada fue que me comencé a sentir como mi corazón iba más rápido de lo normal mientras comenzaba a sudar de la nada, por lo que con cualquier excusa fue que cambié rápidamente de tema y comencé a hacerle preguntas de sus tareas para entregar. Para este punto él ya se veía muchísimo más relajado que cuando nos encontrábamos en el supermercado y gracias a esto fue muchísimo más fácil el poder convivir con él como si el incidente de mi llamada telefónica jamás hubiera ocurrido.

A simples palabras su tarea “importante” para el día de hoy era una completa estupidez. Ni siquiera era un trabajo en concreto, solo era hacer el resumen de una corta lectura en la que te tardabas como máximo 15 minutos. Eso no fue lo más tonto, sino que prácticamente él me ayudó lo suficiente en hacerla como para decir que él solito la hizo toda. Era como si solo me quisiera tener ahí retenido para no dejarme ir a mi cita con la chica.

Todo eso era lo que yo pensaba, pero me propuse el no dejar salir mis pensamientos y simplemente seguirle el juego para poder evitar cualquier enojo repentino nuevamente de parte de él.

Entre pláticas, trabajos y exploración de su pent-house fue que se me pasó toda la tarde hasta llegar la noche. Al voltear a ver mi reloj pude darme cuenta que se había pasado tan repentinamente rápido el tiempo que ya eran las 11:00 de la noche, el cielo obscurecido solo lo confirmaba.

Justo después de checar la hora fue que recibí un mensaje de precisamente de Karen. “Eres un imbécil.” era lo único que se podía leer en la pantalla sin más explicación alguna.

Me la había pasado tan concentrado en T’Challa que ni siquiera había recordado el enviarle un texto a Karen diciéndole que no llegaría a mi casa hasta después.

No tenía siquiera caso el apresurarme para salir de ahí directo a mi hogar, seguramente ella ya se había retirado de ahí por lo que me imaginaba en exceso molesta y sin tener ganas de saber nada de mí.

Por alguna extraña razón no me importó en lo más mínimo aquello. Karen era una chica con la que ya había tenido relaciones más de una vez. Era alguien en cierta parte especial porque siempre estaba ahí para un buen polvo sin buscar ni un solo compromiso y el sexo con ella era estupendo. Era de mis preferidas, entonces ¿Por qué no me afectaba el que se hubiera molestado? Peor aún, ni siquiera pasó por mi mente el buscarla en el colegio para aclarar las cosas, al contrario, sentía que así ya no tendría nada que ver con ella y no sabía porque eso en cierta parte me hacía sentir mejor.

—¿Está todo bien? —preguntó T’Challa un poco consternado por mi repentino estado pensativo.

—Sí sí. Creo… que ya es hora de retirarme —dije a la vez de que tomaba mis cosas y me dirigía a la puerta.

—Te llevo —demandó sin llegar a ser siquiera una pregunta.

—No es necesario —y así de rápido como contesté, abrí la puerta y me retiré de ahí tratando de dejar de sentir como poco a poco el sentimiento de ansiedad me invadía.

Mis pensamientos solo me estaban comenzando a hacer sentir muy nervioso y abrumado a lado de T’Challa. Ese hombre era raro, diferente, desde el principio había tenido un efecto potente en mí y era hasta ahora que sentía que si me acercaba más a él las cosas podían terminar muy mal para mi ser.

Al día siguiente me despertó el timbre de mi departamento sonado exactamente dos veces antes de que cesara el sonido por completo. A pesar de solo haber sonado dos veces fue lo suficientemente ruidoso para que yo me alejara de mi sueño y me comenzara a acercar, con bastante pesadez,  hacia mi puerta para ver de quien se trataba.

Al abrir me extrañé bastante al no ver ni a un solo ser humano frente a mí. Salí un poco para asomarme y ver si veía indicios de que ya se había retirado la persona misteriosa. Nada. Estaba a nada de cerrar nuevamente la puerta cuando dos cajas paradas frente a mis pies llamaron mi completa atención.

¿Un paquete? Era raro que lo hubieran dejado en mi puerta y no en la sección de correos del edificio, por lo que con algo más de curiosidad me agaché para poder tomar de lo que se trataba.

Ambas cajas venían con una tarjetita. No decía nada, lo único que tenía impregnado en tinta negra era un pequeño dibujo que se podría identificar fácilmente como una pantera negra.

Una pantera negra……. Con más expectación fue que abrí en un dos por tres las cajas para poder ver su contenido y asombrare con ello.

Eran ciruelas. Dos cajas de ciruelas frescas para ser exactos. ¿Qué mierdas? ¿Era en serio T’Challa? ¿Ciruelas? La pregunta más importante de todas era ¿Por qué? En primera ¿Por qué me regalaba algo? Y en segunda ¿Por qué jodidas ciruelas? Sí, eran deliciosas, pero y ¿eso qué?

Asomé nuevamente la cabeza en busca de cualquier indicio que delatar que T’Challa aún se encontrara ahí pero a pesar de mis intentos no pude encontrar nada más.

Finalmente me encogí de hombros y tomé ambas cajas llenas de ciruelas para poder adentrarme nuevamente a mi morada. Al parecer el día de hoy iba a desayunar, comer y cenar cosas relacionada con ciruelas y no tenía la más mínima idea del porqué este peculiar obsequio creaba una ligera calidez dentro de mí.

Para cuando llegó el momento de empezar nuevamente una tediosa semana en el instituto fue que se me ocurrió algo en especial para pedirle una explicación concreta a aquella persona que estaba rondando mi mente más de lo que quisiera, a decir verdad.

Era algo temprano. Sin embargo, T’Challa ya se encontraba más que acomodado en su asiento a lado del mío y claramente, con su mirada fija en mí al momento de haber cruzado ya puerta del aula. Poco a poco ya me estaba acostumbrando de más a sus miradas constantes así que eso fue lo mínimo que me importó para lo que estaba a punto de hacer.

Me acerqué con bastante decisión hasta ya estar posicionado frente al para sacar firmemente de mi mochila una ciruela y posarla en su escritorio en busca de alguna respuesta o explicación que me sacara de la confusión en la que estaba sumergida mi mente en estos instantes.

Él no dijo nada. El imbécil solo miró la pequeña fruta por unos instantes para volver su mirada nuevamente a mí y verme de la forma que me hacía sentir un cosquilleo por toda la columna.

Carraspeé y enarqué una ceja con fuerzas tratando de simular lo mejor que podía el nerviosismo que de la nada me estaba asaltando, tratando de no verme como un completo indefenso chiquillo delante de él. Porque eso era lo que él me estaba haciendo sentir últimamente, en su presencia me sentía desprotegido, sin mis mascaras para cubrir mis verdaderos sentimientos, sin mi caparazón que me protegía de las demás personas para que no vieran lo que se escondía dentro de mí. Y ahí estaba él, que con una sencilla mirada hacia desmoronar toda aquella protección para dejarme completamente al descubierto.

—Es una ciruela —dijo finalmente para mi rescate como si fuera lo más natural del mundo.

—Genio —respondí mientras rodaba los ojos a la vez de que trataba de tranquilizarme un poco más al estar con él frente a mí—. La cuestión aquí es que casualmente alguien dejó dos cajas llenas de estas cosas afuera de mi apartamento y la verdad que si es algún tipo de regalo debo de admitir que es el más extraño que he recibido hasta ahora —finalmente pude decir lo que me venía mentalizando a la vez de que recuperaba el control de mis palabras y cuerpo.

—Dijiste que te gustaban las ciruelas……. —respondió en voz baja convirtiéndolo casi en un susurro a la vez de que mantenía su faz del todo calmada.

Yo ya no sabía que contestar a ello. Por una parte acababa de confesar que él me las había enviado y sobre todo que sí era un obsequio para mí, no obstante, no había dicho realmente cuales eran sus verdaderas intenciones con aquel acto tan más inesperado de su parte. Estaba a punto de cuestionárselo cuando fue su misma voz la que interrumpió cualquier pregunta que estuviera a punto de formular.

—Hoy te ves de lo más atractivo —dijo como si nada mientras mantenía sus ojos posados en los míos como si quisiera adentrarse en los más profundo de mi alma.

¿¡¿Qué JODIDOS?!? ¿Acaso había escuchado bien o ya tendría que ir con un otorrinolaringólogo? Mentiría si digiera que esas palabras no me habían tomado por sorpresa. Joder hasta estaba seguro de que en cualquier descuido hasta me hubiera ahogado con mi propia salive del impacto creado por aquellas palabras. ¿Era un cumplido? Coño obviamente era un cumplido y no es como si fuera la primera vez que yo recibiera un cumplido viniendo de incluso algún hombre, pero esto era diferente. Al momento de escucharlo decir aquellas palabras con su voz tan ronca y seductora fue que hizo que todo el control que estaba manteniendo hasta el momento se esfumara como si de cenizas se trataran. Sentí como un ligero temblor me recorría por todo el cuerpo a la vez de que un cosquilleo se formaba en la boca de mi estómago. Eran sensaciones nuevas, diferentes, potentes que con toda sinceridad me creaban un miedo sin igual.

Después de percatarme de todo lo que estaba sintiendo fue que pude caer en cuenta de que me había quedado mirándolo sin respuesta alguna como un completo imbécil. No podía evitarlo, su simple oración me había trasportado a un lugar completamente diferente en cuestión de segundos sin poder percatarme de lo que pasaba a mí alrededor.

No sé cómo es que de ese pensamiento mis ojos pasaron de estar en sus ojos a sus labios. Mi mirada había viajado cortamente por su rostro hasta quedarse fija en aquellos enormes labios que con el simple hecho de mirarlos te daban la sensación de querer probarlos. Eran grandes, muchísimo más que los de cualquiera que recordara, la forma de cómo se delineaban las líneas en su boca era más que precisa y su pigmentación se acercaba bastante al color de toda su piel que acentuaba su atractivo regional. ¿Cómo sería besar aquellos labios? ¿Qué se sentiría el probarlos? ¿Cuál sería su sabor? Eran preguntas instantáneas que cruzaban por mi mente sin ningún propósito en particular.

— ¡JAMES BUCHANAN BARNES! Por tercera vez le repito que tome asiento en su lugar o si no me veré obligada a enviarlo con el director —fue lo que prácticamente gritó como vieja histérica la que se hacía llamar nuestra profesora.

Su escandalosa e irritante voz a todo volumen fue la que me sacó completamente del trance en el que había entrado y me hizo parpadear un par de veces para concentrarme con más certeza en mi realidad. Al volver mis ojos nuevamente a T’Challa y ver el como me había quedado mirándolo por un largo rato sin ninguna palabra de por medio fue que comencé a sentir como de un momento para otro la sangre se me subía a la cabeza hasta darle un tono seguramente colorado a mi mejillas.

Sin saber de qué otra forma escapar de su interesada mirada fue que me retiré de ahí y evité lo más que pude el siquiera míralo de reojo para tomar asiento en mi respectivo lugar y así evitar cuestionamientos  y un reporte con el director.

Para mi fortuna T’Challa no sacó el tema a flote en todo lo que quedó del día y de igual forma yo decidí dejar el tema de las ciruelas por la paz. No quería comenzar a atormentarme con sentimientos, pensamientos e ideas estúpidas para finalmente caer en cuanta de la cruda realidad. En cambio decidí el darle un cambio drástico a mi actitud con respecto al rey de Wakanda.

Desde aquel día las cosas entre nosotros dos fueron cambiando lentamente hasta hacerse algo evidente para mis ojos. Lentamente fui agarrando cada vez más y más confianza al estar a lado de él al punto de que inconscientemente lo buscaba a la hora del almuerzo e incluso en los pequeños descansos para cualquier cosa sin real importancia. No sabía si era porque en alguna parte de mi mente se había metido la idea de que debía de estar a lado de él para pagar la deuda o sencillamente era porque sin darme cuenta mi pensamientos e ideas fueron cambiando lentamente acerca de su compañía al punto en el que me resultaba bastante agradable el tener una charla con él.

No puedo decir que todo era comodidad y confort a su lado ni que estando junto a él podía relajarme ¿Por qué? Ni yo mismo lo sabía….. habían veces en las que su simple mirada me hacía sentir más nervioso e inquieto de lo normal e incluso cuando sabía que estaba a punto de verlo era que mi estómago se revolvía de forma un tanto extraña haciéndome sentir varios nudos en mi interior que no se despejaban hasta estar fuera de su vista. Pero extrañamente no me molestaban, al contrario, como ya había mencionado anteriormente, habían ocasiones en las que yo era el que lo buscaba para poder estar en su compañía.

En todo este tiempo que llevaba de conocerlo debo admitir que también ya me había calmado bastante con respecto a mi vida sexual. Sin saber el porqué ya no tenía ganas de tener relaciones sexuales con cualquiera e incluso mi rutina  de los fines de semana de buscar a alguien parecido a Tony para llevármelo a la cama había desaparecido del todo. Había cambiado todas mis actividades sexuales, embargamientos y una que otra droga por estar en compañía de aquel fortachón te tez negra, haciendo actividades, ya fuera pasar el rato en su casa “haciendo sus deberes” o sencillamente saliendo a lugares a los que él me invitaba.

Sentía que paulatinamente mi relación con él iba mejorando considerándolo una gran persona e incluso un excelente amigo para mí. Porque eso era en lo que nos estábamos convirtiendo lentamente ¿no? En buenos amigos, solo buenos amigos.

Eso era lo que pensaba yo hasta que llegó el día en el que toda mi perspectiva acerca de él iba a cambiar completamente.

Al momento de despertar y alistarme para ir a la escuela pude notar como se avecinaba otro día normal común y corriente, siguiendo exactamente los pasos a mi rutina diaria. No había nada extraño, nada fuera de lo normal y al momento de pisar el instituto esta común aura no desapareció, fue hasta que ya me estaba acercando a mi aula donde tomaría la primera materia que pude sentir como algo no andaba bien ahí. Desde antes de cruzar la puerta podía sentir la tensión acumulada dentro del salón e incluso la angustia que a cada segundo crecía en el ambiente.

Mi curiosidad no aguantó ni un segundo más para abrir la ligera puerta que me separaba del resto de mis compañeros de clase y encontrarme con la escena causante de toda aquella incomodidad creada en el aire.

Todas las personas que conformaban nuestra clase ya estaban dentro e inclusive una persona extra a la cual no le correspondía ninguna materia, el director. Al parecer yo era el último que faltaba, y al haber interrumpido el inquietante silencio de todos los presentes fue que todas las miradas se posaron en mí al momento en el que yo crucé por aquella puerta.

Al principio no tenía la más mínima idea de a qué se debía todo este comportamiento y sentir tan mas extraño en todos, fue hasta eché un vistazo por todo el salón que pude ver cual era el problema que tenía a todos tensos como piedras.

En la pizarra se podían leer claramente varias frases escritas con plumón reflejando un odio y rabia realmente reprimida de lo que parecía ser algún alumno. ¿Qué decían? Claramente nada bueno.  Constaban de groserías y ofensas de muy mal gusto dirigidas específicamente a la profesora Georgina que criticaban tanto su aspecto físico como su irritante actitud en clase.

Era como si la pizarra dijera cada uno de los pensamientos que pasaban por absolutamente la mente de todos los presentes. Joder hasta yo la había llamado de diferentes formas y apodos, pero jamás había llegado al punto de ponérselo tan explícito y en su cara.

Sí. Me caía mal y probablemente a la mayoría de mis compañeros de clase también. Pero eran el tipo de cosas que no se pueden decir directamente. Ella a pesar de todo es la profesora y por dicho puesto todos los alumnos le debemos siquiera un poco de respeto. Porque es la autoridad, porque es mayor, porque simplemente está mal el insultarla de tal forma como si fuera uno más de nosotros.

Me tomé el tiempo de leer cada una de las groserías escritas, conteniéndome en ratos para no reír también con las ocurrencias que decían y al finalizar fue que voltee nuevamente la cara ahora directamente hacia la profesora Georgina para encontrarme con algo totalmente inesperado.

Pequeñas lagrimas salían por sus ojos mientras se cristalizaban cada vez más por su acumulo. Pero lo sorprendente no fue aquello, sino que su expresión estaba muy lejos de estar triste. Eran lágrimas de coraje. Un coraje profundo que jamás había visto antes y lo peor es que aquella mirada cargada de ira, aquella expresión con la cara roja, el ceño fruncido y la mandíbula apretaba iba dirigida nada más ni nada menos que a mi persona.

Un pequeño miedo me invadió al sentir como quería prácticamente aniquilarme con la mirada. ¿Qué rayos era lo que estaba pasando? Mi mente estaba totalmente en blanco y a pesar de pensarlo rápidamente no pude figurar ninguna razón por la cual de esa mirada. Porque sí. Lo único lógico para todo aquello que estaba pasando era que la maestra pensara que yo había sido el causante de aquellos insultos ¿por qué? ni yo lo sabía…..

—Tú….. —comenzó a hablar la vieja loca dirigiéndose solamente hacia—, tu ¡MALDITO DESGRACIADO! —gritó como histérica para después tratar de abalanzarse sobre mí y propinarme lo que serían unas buenas cachetadas o golpes.

Afortunadamente no tuvo oportunidad de siquiera tocarme gracias a que antes de que yo pudiera reaccionar, el director ya la había tomado fuertemente de la cintura para evitar así cualquier tipo de agresión que se pudiera crear en el instante.

—¡BASTA PROFESORA! O me tendré que ver obligado a tomar medidas drásticas por su comportamiento —demandó el mismo director con voz autoritaria dejando más que en claro que él era la máxima autoridad en aquellas cuatro paredes.

Con esa simple oración fue que la maestra dejó de forcejear y se quedó totalmente estática, considerando que cualquier cosa que ella pudiera hacer o decir podría ser usada en su contra y que incluso podría perder su empleo. No dejó de lado aquella expresión llena de odio, sin embargo sí dejó de intentar golpearme e incluso se mantuvo estática y firme para poder contenerse.

 —Director Fury, él lo hizo. Estoy segura de que él lo hizo —declaró la decrepita como si fuera un hecho bastante obvio.

Claramente yo no me iba a quedar callado ante tal acusación tan más grave, por lo que me dispuse a defender mi persona con toda la seguridad posible.

—¿Y se podría saber qué pruebas tiene en mi contra para hacer tal acusación? —pregunté lo más calmado que pude mientras veía como lentamente una sonrisa burlona se formaba en la cara de la misma anciana, como si tuviera pruebas suficientes para una sentencia de muerte.

—Tú, estúpido mocoso, olvidaste tu misma chamarra en la escena del crimen. Es obvio que la olvidaste sin querer una vez acabado tu travesura tan mas patética —sentenció mientras se daba la vuelta para tomar algo y regresar con lo que precisamente ella había dicho unos instantes después. Mi chamarra.

Ahí fue que la verdad me cayó como un balde de agua fría a la vez de que no podía creer la cantidad de mala suerte que se me estaba acumulando.

Si. Esa era exactamente mi chamarra que había perdido hace una semana en el instituto. Era una completa estupidez, la había olvidado un día en la escuela y al día siguiente que regresé para buscarla sencillamente no la encontré, fin de la historia. Eran ese tipo de cosas cotidianas e incluso al ver que ya no la recuperaría dejé pasar el hecho como si nada. Pero ahora ahí estaba, nuevamente frente a mis ojos aquel objeto extraviado que yo ya daba por perdido. La cuestión era que prácticamente era mucha casualidad que ahora que había surgido todo aquel embrollo también surgiera casualmente mi chamarra y justo en la “escena de crimen”

Alguien la había puesto ahí, era obvio que alguien la había puesto ahí a propósito para poder inculparme, pero ¿Quién?

Pasee mi mirada lentamente por el rostro de cada uno de los alumnos que se encontraban como simples espectadores de toda la escena hasta que finalmente encontré a las culpables con bastante facilidad a decir verdad.

Era Karen, Karen y otra chica a lado de ella cuyo nombre no recordaba con precisión pero de algo sí estaba seguro en esos momentos, con las dos ya me había acostado en más de una ocasión. Las dos me mandaban miradas de lo más venenosas mientras se podía apreciar como ambas traían una pequeña sonrisilla asomándose por sus labios. La típica sonrisa malvada que una persona hace cuando se sale con la suya. Ya estaba todo claro, ellas habían sido, no cabía duda y tampoco tuvo que pasar mucho tiempo para yo encontrar la razón de su venganza.

Todo esto se debía simplemente por aquella vez en la que yo había dejado plantada a Karen sin más por haber pasado mi tiempo con el príncipe de Wakanda. No era la gran cosa, sin embargo después de esa ocasión ya habían surgido más veces en las que ella llegaba conmigo y yo la ignoraba o la pasaba de largo al estar prácticamente demasiado concentrado pensando el que me tenía que reunir con T’Challa a cada instante. Eso y que como ya venía mencionando antes, ya no tenía ganas de coger con quien fuera que se me pusiera en frente. Su amiga de al lado a la que también me había llevado a la cama seguramente también había participado en todo ese gran complot simplemente por seguirle la corriente a Karen, eso y que a ella también ya la había dejado con las ganas por preferir prestarle más atención al wakandiano.

¿De verdad me estaba metiendo en un gran lio solamente por ya no aflojar con cualquiera? ¿Me estaba metiendo en problemas solo por empezar a hacer las cosas bien? esta solo era una de las varias consecuencias que podían surgir por mi irresponsable comportamiento. Vale, puede que me lo tuviera un poco merecido, después de todo, ahora que lo pienso no es de lo más correcto el usar cuanta mujer y hombre quisiera para simplemente satisfacer mis vacíos apetitos sexuales para después sin más dejarlos atrás como si fueran cualquier cosa.

Otra cosa…… aunque yo ya sabía quienes eran las culpables no las podía inculpar así sin más con ninguna prueba en mis manos. Tampoco podría decir algo como “fueron ellas ya que estaban ardidas porque ya no me las quiero coger” no, simplemente no. Lo mejor a como yo lo veía era asumir la responsabilidad y esperar el castigo que me asignaran con resignación, no había nada más que hacer.

En todo este tiempo yo me había mantenido callado, sin decir ni una palabra y fue ya hasta que comprendí que no había forma de salir de esta que me decidí a hablar.

Lamentablemente una nueva voz interrumpió el completo silencio que se había creado y no solo eso, también había interrumpido cualquier cosa o mentira que yo estuviera a punto de decir.

—Fui yo —se escuchó clara y firmemente la voz de nada más ni nada menos que el mismísimo T’Challa que hasta el momento se había mantenido invisible en todo el ajetreo creado.

Yo instintivamente al escuchar confesión tan más falsa fue que voltee a todas partes hasta finalmente visualizarlo con esa seria y sólida expresión que lo caracterizaba sin igual.

—Yo soy el responsable de todo esto —dijo nuevamente con una seguridad inquebrantable mientras todos los demás alumnos lo miraban perplejos. Incluso el mismo director estaba bastante sorprendido de aquella ridícula confesión, como si no se esperara aquel acto por parte de T’Challa.

 Y por supuesto que no se lo esperaba, nadie se lo esperaba al ser el de los estudiantes más callados y disciplinados. Pero claramente había una explicación lógica para todo ello, él no había sido, él se estaba echando la culpa para poder salvar mi trasero y yo no tenía la más mínima idea del porqué. Esto era demasiado.

—¿Sí está tomando en cuenta que esto afectará muy seriamente su expediente joven T’Challa? —preguntó el director aun sin creerse lo que acababa de escuchar

—Por supuesto, y debo de tomar responsabilidad por mis actos —respondió sin flaquear ni un segundo.

—Acompáñeme a la dirección —fue lo último que dijo el director del todo furioso para finalmente salir disparado de aquel lugar aun sin creerse la farsa que estaba ocurriendo a su alrededor.

T’Challa lo siguió sin rechistar hasta que el aula quedó en un silencio completamente sepulcral.

Yo estaba estático en mi lugar y completamente boquiabierto. Maldito T’Challa ¿Qué era lo que estaba planeando con ese estúpido sacrificio? Yo aún no daba crédito a lo que había presenciado hace tan solo unos segundos atrás. De hecho, nadie daba crédito a ello, incluso la asquerosa vieja que tenía como profesora. Todos sabían que T’Challa no era el culpable. Era algo imposible. Sin embargo nadie dijo nada para poder reclamar aquello, ni siquiera yo.

Sintiéndome como un completo imbécil al no haber hecho nada, sintiendo como poco a poco la culpa me carcomía, fue que salí corriendo de ahí hasta poder encaminarme a la dirección y tratar de componer mi error.

La secretaria por obvias razones no me dejó pasar, por lo que simplemente me limité a esperar a que lo que estuviera ocurriendo en aquella oficina terminara.

Pasó un largo rato. Hasta que finalmente vi como T’Challa salía de lugar del todo sereno y el director se asomaba del todo tranquilo para finalmente cerrar la puerta de su oficina.

Al momento en el que T’Challa posó sus oscuros ojos en mí fue que una ligera sonrisa se formó en su semblante. Sin esperar más fue que lo tomé de la mano y lo jalé frenéticamente hasta llevarlo a un lugar donde estuviéramos completamente solos.

—¿Se puede saber que jodidos pasa por tu cabeza? —fue lo primero que reclamé del todo angustiado viendo como él se mostraba de lo más apacible—. ¿Sabes las consecuencias que traerá esto en tu expediente? ¿Acaso estas consciente de la estupidez que acabas de cometer? —seguí preguntando mientras elevaba mi tono de voz y sentía como las palabras se empezaban a cortar en mi garganta.

Joder ¿Por qué me afectaba tanto? ¿Por qué estaba tan reocupado al punto de casi querer llorar como un vil inmaduro?

—No pasa nada —respondió a la vez  de que ensanchaba su sonrisa mirándome con aquellos ojos profundos.

—¿¡Que no pasa nada!? Eres un imbécil ¿o qué? Si tus padres se llegan a enterar lo más seguro es que- —y no pude terminar lo que estaba a punto de decir. Ya que sentí como unos gruesos y carnosos labios se posaban sobre los míos para poder callarme.

Mis ojos se abrieron a más no poder y me quedé completamente paralizado al intentar procesar lentamente lo que estaba sucediendo en estos momentos. Me está besando, maldita sea ¡T’Challa me estaba besando! Sus labios se sentían grandes, cálidos y perfectos mientras que el cosquilleo de mi estómago comenzó a surgir a la vez de que sentía como a mi corazón le daba un ataque.

Una pequeña parte de mi mente me decía que reaccionara, que lo alejara inmediatamente de mi cuerpo y que incluso lo golpeara por tal acto. Pero mi corazón y mi cuerpo me pedían a gritos que correspondiera el beso, que me pegara a su cuerpo y que incluso lo intensificara. Todo era tan confuso, se sentía extremadamente bien el recibir aquel beso y no se sentía como un beso cualquiera. No se sentía como un beso casual que no conllevara ningún compromiso ni sentimiento de por medio, se sentía como un beso real, un beso lleno de amor y afecto,  un beso puro.

¿Qué era lo que yo tenía que hacer en esta situación? ¿Qué era lo que mi cuerpo me pedía en estos instantes? Toda mi mente era un revoltijo, me sentía mareado, con mi mente y vista del todo nublada y mi corazón explotado. Nunca nadie me había besado de esta forma, nunca había recibido un beso con tanta devoción como el que estaba sintiendo en estos momentos. Un temblor me recorrió como si me hiciera gelatina a la vez de que un suspiro inconsciente salió de mi boca que seguía junta con aquellos deliciosos labios.

T’Challa al sentí mi suspiro fue que lentamente se separó de mis labios hasta conectar sus abismales ojos con los míos.

Las personas suelen decir en ocasiones que una mirada vale más que mil palabras, y vaya que era cierto. Sin decir nada, sin soltar oraciones concretas, T’Challa me estaba expresando un completo libro simplemente reflejado en sus ojos. Se podía leer anhelo, deseo, pasión, aspiración, cariño… se podía leer amor.  

Un escalofrió me recorrió por todo el cuerpo al recibir aquella intensa mirada hasta que caí en cuenta de lo que realmente estaba pasando. Esa no era una mirada nueva, esa no era la primera vez que T’Challa me dedicaba aquella mirada, esa mirada ya tenía bastantes días posándose en mí. Incluso podría asegurar que fue desde el primer momento que nuestros ojos se conectaron. Desde el primero momento que nuestras miradas se cruzaron.

—Sé que todo esto probablemente te parezca muy repentino y sé que cabe la posibilidad que nunca te habías dado cuenta de mis verdaderos sentimientos hacia ti. Pero desde el primer momento que te vi, supe que te ibas a convertir en una persona completamente especial para mí. Te convertiste en segundos en una obsesión y al momento de “obligarte” a pasar tiempo conmigo fue solamente porque no sabía cómo poder acercarme a ti —habló finalmente después de todo el tiempo en el que ambos nos mantuvimos mirándonos a los ojos—. Te pido una enorme disculpa por haber actuado de forma tan infantil y no haberme sabido acercar a ti de la forma correcta, pero desde que te empecé a tratar cada día más y más, supe que no había vuelta para atrás. Te has convertido en alguien sumamente especial para mí y con seguridad puedo decir que es lo que siento por ti en estos momentos —confesó mientras acercaba una de sus manos a mi mejilla izquierda y me la acariciaba lentamente a la vez de que formaba una encantadora sonrisa.

Y fue en ese preciso momento en el que pude reaccionar y caer en cuenta de todas las cosas que significaban aquello, que un nuevo sentimiento surgió en mí ser. Miedo. Miedo y terror profundo al pensar que todo eso podían ser simples palabras vacías que no llevaran más de por medio. Miedo a ser desechado, miedo a ser engañado, miedo a ser dañado. Miedo a entregarme enteramente a una persona, miedo a comenzar a sentir nuevas e intensas cosas por aquel estudiante de intercambio. Miedo a amar.

—Así que de todo este tiempo se trató solo de esto —contesté socarronamente mientras formaba una sonrisa burlesca.

T’Challa lució plenamente una expresión confundida al no comprender mis palabras y mucho menos mi actitud prepotente que de la nada se apoderaba de mí.

—Todo este tiempo, atormentándome con mierdas y deberes que ni siquiera me correspondían ¿solamente para este tipo de ridiculeces? —pregunté “incrédulo” mientras rodaba los ojos fingiendo cansancio.

—Sé que fui un imbécil al tratar de pasar más tiempo contigo de esa forma pero no es lo que tú piensas. De verdad me importas, yo- —trató de explicar arrepentido y angustiado a lo que yo lo corté fríamente y sin ninguna pizca de compasión.

—¿Sabes? Si querías un buen polvo simplemente me lo debiste de haber dicho —dije mientras encogía mis hombros.

—No, no es lo que tú crees, de verdad, yo- —dijo nuevamente cada vez mostrando más tristeza en su rostro a lo que yo interrumpí nuevamente sin dejarlo terminar.

—Por favor es obvio que es lo único que quieres de mí. Te parezco atractivo y me quieres llevar a la cama, es lo que todas las personas con poder hacen ¿no? Solo les interesa lo material y superficial para después desecharse de las personas una vez que ya obtuvieron lo que querían de ellos.

Joder, no podía creer como tanta sarta de mentiras salían de mi boca. Yo más que nadie sabía que todo lo que estaba diciendo no era cierto, sabía que T’Challa no era así, era todo lo contrario a ello y aun así, mis palabras fluían como el agua dándole en su punto de inseguridad que tenía al ser un príncipe. Aprovechándome de él para poder alejarlo de mí a toda costa. Joder, era un imbécil.

Pero es que era lo único que se me ocurría decir para alejarlo de mí, para evitar encariñarme aún más con él y terminar completamente perdido ante su persona. Era aterrador, terriblemente aterrados el sentir cosas con aquella intensidad, porque cuando te enamorabas, cuando abrías tu corazón, salías lastimado, salías lastimado de formas inimaginables y era increíble el como la persona a la que le habías dado todo de ti, te podía destrozar en pedazos en tan solo instantes.

Voltee a ver a T’Challa una vez más para ver como su rostro mostraba una increíble melancolía pero sobre todo, decepción.

—Así que eso es lo que piensas de mí —habló en voz bastante baja para finalmente recomponer su semblante y poner esa seria y rígida expresión que yo estaba acostumbrado a ver. Esa expresión de un hombre inquebrantable, fuerte—. Lo siento, no volveré a molestarte

Y con esto último dicho de la forma más mecánica que podía haber existido fue que desapareció de mi vista.

Yo había tomado la decisión, eso parecía ser lo mejor tanto para él como para mí, sin embargo, ¿Por qué sentía que la había cagado? ¿Por qué sentía que había cometido el peor error existente? ¿Por qué estaba insatisfecho? Toda esta opresión en mi pecho que segundo tras segundo se iba acumulando dentro de mí me hacía sentir horrible, triste y deprimido.

Esperaba que con el paso de los días este profundo dolor que sentía en mi corazón fuera disminuyendo hasta ser inexistente y volver a mi vida de sentimientos vacíos como antes.

Tratando de recomponerme ante lo sucedido fue que decidí el encaminarme hacia la oficina del director y ver si tan solo podía aclarar las cosas para que cual fuese el castigo que le hubieran puesto a T’Challa, se disminuyera o se anulara.

Al hablar con el director lo primero que traté de hacer fue echarme enteramente la culpa, fingiendo que en realidad había sido yo el que había escrito todas esas cosas y que T’Challa solo se había echado la culpa para que yo no recibiera mi castigo. El director al no ser una persona tonta, notó claramente que yo le estaba mintiendo. Pero me dijo que no me preocupara al respecto, que T’Challa no iba a sufrir consecuencias algunas ya que él desde antes sabía que solamente se había echado la culpa para cubrir a alguien más. También me dijo que él sabía que no había sido yo el responsable, que a pesar de que en ratos le daba problemas, sabía que yo no era capaz de hacer algo tan irrespetuoso por lo que tampoco iban a caer repercusiones en mí.

El director confesó que no tenía idea de quienes pudieron haber sido los responsables de tal travesura, pero que por ahora no iban a haber consecuencias en nosotros al no tener realmente la culpa.

Yo sentí como un enorme peso se me caía de encima a la vez de que un gran alivio me invadía. No delaté con el director a las chicas causantes de todo aquello, ya que no tenía pruebas sólidas y era de lo más tonto simplemente acusar teniendo solo palabras.

Saliendo un poco más relajado del lugar fue que me pude encaminar hacia mis próximas clases. A pesar de que ya estaba más alivianado por el hecho de que T’Challa no hubiera sufrido ningún castigo, el estrujamiento en mi pecho no me abandonaba ni un instante por todo lo que llegué a decirle sin realmente pensarlo.

Lo que no esperaba para nada fue lo que surgió en los próximos días haciendo mi dolor aún más grande de lo que ya era.

T’Challa faltó a la escuela al día siguiente, al día siguiente del siguiente y así sucesivamente hasta completar la semana. Era demasiada casualidad que sencillamente se haya desaparecido justamente después de todas las terribles palabras que le había dicho. Yo tenía que ver, por Dios, obviamente yo era el causante de su ausencia ¿Qué otra cosa podría explicarlo?

Traté de llamarlo en repetidas ocasiones pero siempre me mandaba a buzón y los más de diez mensajes de textos que le mandé pidiéndole que se comunicara conmigo simplemente quedaban en visto. Joder estaba frustrado, irritado, cansado, agobiado, desesperado.

En todos estos días en los que no había visto ni las luces de T’Challa era cuando me sentía aún más exasperado por la situación. Lo echaba de menos, coño lo extrañaba de una manera sin igual. Extrañaba sus exigencias en el almuerzo, extrañaba el que estuviera buscándome todo el día hasta encontrarme y quedarse junto a mí, extrañaba sus conversaciones por mas triviales que pudieran llegar a ser y no solo eso…….. Extrañaba el como fruncía el ceño cuando algo le molestaba, el como sonreía cada vez que yo decía algo ocurrente…. Mierda extrañaba el como me miraba todo el maldito tiempo al punto de hacerme sentir “incomodo”.

Lo quería, lo quería a él.

Yo no sabía que era todo esto, yo no sabía siquiera que eran todas estas sensaciones que mi cuerpo estaba experimentando. Traté de compararlo con lo que en algún punto llegue a sentir por Tony y esto era diferente, muy diferente. Porque en esta ocasión yo la había cagado, la había cagado como un imbécil sin conciencia. Pero en cierta parte la intensidad de mis sentimientos apenas floreciendo llegaba a ser similar a lo que sentí por Tony en aquellos días, ya que últimamente ni siquiera pensaba en ello y hasta podía llegar a decir que Tony ya estaba casi enteramente superado y que esto por T’Challa era aún más grande que aquello.

T’Challa era una persona sin igual. Fuerte, humilde, atento, amable, inteligente, justo… la lista de virtudes era interminable, pero lo más importante  de todo es que me quería, me quería y me apreciaba tal y como yo era a pesar de que en un principio lo traté como la vil mierda. Él se merecía a alguien mejor que yo, él se merecía a alguien que no estuviera tan manchado con sus pasadas relaciones, entonces… ¿Por qué jodidos no podía sacármelo de la cabeza?

También, el solo imaginarme a T’Challa disfrutando su vida con alguien más me hacía hervir la sangre a puntos inimaginables. A tal grado que me daban unas tremendas ganas de golpear a la persona imaginaria que surgía en mis mil y un pensamientos.

Los nuevos sentimientos que estaba adquiriendo por T’Challa eran como un virus, que poco a poco se iba expandiendo dentro de mi ser hasta invadir toda mi mente y todo mi corazón.

¿Sería posible que después de todo, el amor sí estuviera hecho para mí también? ¿Sería posible que yo también pudiera encontrar a alguien especial? No lo sabía, pero de algo estaba seguro. No podía seguir así.

Era viernes y estaba decidido a ir a su casa saliendo del instituto para poder arreglar siquiera un poco las cosas. Obviamente no le iba a confesar todo lo que estaba pasando por mi cabeza en los últimos días, joder ni siquiera yo sabía que era lo que estaba pasando conmigo en estos instantes. Simplemente quería que no se sintiera mal al respecto y que volviera a la escuela de una u otra manera. Era más que seguro que las faltas afectarían su promedio y esos no era bueno para él.

Estaba a punto de salir de la escuela, ya tenía todas mis cosas preparadas para marcharme, cuando de repente el nombramiento del susodicho en bocas ajenas llamo completamente mi atención.

—Supongo que T’Challa no soportó estar muy lejos de su hogar —comentó un chico con el que muy en ratos lo había visto convivir con el dueño de mis pensamientos.

—No es nada fácil, después de todo imagínate dejar a toda tu familia para irte a vivir completamente solo a un lugar desconocido, yo no lo hubiera soportado —respondió al comentario una chica que también estaba incluida en la conversación—. Lo voy a extrañar, me caía demasiado bien y siempre que le pedía ayuda él no dudaba en dármela —finalizó un tanto nostálgica la misma chica.

¿Qué? Simplemente ¿Qué? Lo que estaban comentando no era para nada creíble. Sin fundamentos, en exceso repentino, por lo que me valió un comino el interrumpir aquella conversación.

—¿De qué están hablando? —pregunté con un tono de voz anormal sintiendo como lentamente el temor me recorría.

—¿Que no te enteraste Bucky? —preguntó el mismo chico un tanto incrédulo—. Todos han estado hablando de que T’Challa decidió regresarse a Wakanda, por ello que ha estado faltando estos últimos días —respondió un tanto extrañado de que yo no haya recibido la noticia.

Eso no podía ser cierto, definitivamente no podía ser cierto. T’Challa no podía abandonarme de esta forma tan más cruel sin siquiera darme ni una explicación al respecto. Definitivamente todo esto era alguna clase de mentira  que se habría colado por allí.

Sentí como la presión se me bajaba hasta hacerme sentir un tanto mareado por toda la situación. El sudor frio empezaba a recorrer mi frente y mis manos comenzaban a temblar.

Sin responderle nada al chico que me dio tal información, fue que salí corriendo a todo lo que mis pies daban de ahí para poder encaminarme lo más pronto posible al departamento de T’Challa.

No, no y no, simplemente no. Esto no podía ser verdad. Esto no podía estarme pasando a mí. No podía creer que había dejado ir a la persona que más se había preocupado por mí por simple temor a poder perderlo o salir lastimado en un futuro. Joder era un tremendo estúpido.

Aquí es la parte en la que me quería dar de topes contra la pared hasta sangrar. Mierda, todo esto era bastante irónico de hecho. Yo en el pasado llegué a burlarme y mirar por debajo a Steve que en algún momento no llegaba a aceptar enteramente todos sus sentimientos por Tony, pensaba que él era un jodido imbécil que estaba dejando ir una oportunidad de oro y que no podía haber persona más tonta en el instituto. Pero ahí estaba yo, cometiendo exactamente el mismo erros por razones aún más estúpidas, ahí estaba yo siendo el mismo jodido imbécil que tenía miedo del verdadero amor.

Pero había una gran diferencia entre mi mejor amigo y yo. Que Steve pudo darse cuenta de su error a tiempo y pudo enmendar las cosas para darse la oportunidad de amar y ser amado y en cambio yo, ya lo había dejado ir. Ya era demasiado tarde.

Ya había casi la certeza de que lo había perdido para siempre y en la vida iba a volver a conocer a alguien como él. Se había hecho demasiado tarde para mí. Ya no podía enmendar mi error a millones de kilómetros de mi persona especial.

Mientras conducía mi auto a toda velocidad sentía como poco a poco se me iban humedeciendo los ojos hasta que las lágrimas eran lo suficientemente grandes para rodar por mis mejillas. No podía evitarlo, la opresión de mi pecho era lo suficientemente fuerte como para hacerme soltar unas lágrimas. Sin embargo, rápidamente me apuré a limpiármelas por instinto a la vez de que visualizaba como me iba acercando al edificio donde vivía.

No me importó el salir de mi coche a toda prisa como un vil loco y cruzar la recepción sin ningún registro de por medio. Gracias a dios los de seguridad no me taparon el paso, ese lugar al ser tan caro, tenía la más estricta seguridad para cualquiera que entrara al edificio, pero yo al ser ya un visitante de lo más concurrente y al saber que T’Challa desde hace ya tiempo había informado a todo el personal quien era yo y que me dejaran pasar siempre que se necesitara, fue que no tuve ningún problema por dirigirme rápidamente hacia el elevador y apretar el botón del último piso.

Mi corazón iba a mil por hora mientras me retumbaba en los oídos como si me fuera a dar un paro.

Debía de admitir que la mayor parte de mi ser ya estaba del todo resignada a entrar a su pent-house y encontrar todo completamente deshabitado, pero tenía que verlo. Tenía que cerciorarme con mis propios ojos como todo esto era la cruda y asquerosa verdad en la que se convertía mi vida.

No esperé más segundos al estar frente a la puerta para usar la llave exclusiva que él me había obsequiado y abrir abruptamente sin ninguna delicadeza la verdad ante mis ojos.

Todo el lugar se encontraba en un profundo silencio y obscuridad, como si realmente no se encontrara nadie en casa.

¿Así que era verdad? T’Challa se había largado a Wakanda para siempre y jamás volvería a saber nada de él.

Mis piernas no soportaron más el sostenerme de pie, por lo que inevitablemente caí de rodillas mientras apoyaba las palmas de mis manos contra el piso en un estado entero de shock y decepción.

Las lágrimas que había estado conteniendo en mi camino por fin salieron a la luz y sin vergüenza alguna fue que empecé a sollozar  sintiendo como lentamente me desmoronaba.

Maldito desgraciado. ¿Cómo se atrevía a llegar a mi vida y ponerla de cabeza para después largarse como si nada?

Sentí como los mocos comenzaban a escurrir por mi nariz al igual que las lágrimas, sin poder parar.

Se supone que mi rechazo hacia T’Challa lo había creado precisamente para evitarme este dolor tan abismal en mi corazón, pero… ¿de qué había servido si por ello me sentía peor?

El amor después de todo si apestaba….. Yo apestaba…

Estaba a punto de soltar un sollozo lastimero más fuerte cuando un sonido extra llamó completamente mi atención.

—Miau —maulló el bestial “gatito” que yo reconocía perfectamente como la mascota de T’Challa.

Incrédulo por aun encontrármelo ahí fue que levanté la cabeza para confirmar que realmente se trataba de Black Panther.

Esto era sumamente extraño, era imposible que T’Challa se haya marchado dejando a su preciada mascota atrás. A penas estaba tratando de conectar todas las piezas cuando mis ojos sintieron como la luz se encendía e iluminaba todo el lugar, mostrándome frente a mí al mismísimo T’Challa en persona, viéndome del todo consternado y angustiado.

—Por todos los cielos Bucky, ¿Qué te paso? —fue lo primero que dijo con voz preocupada para después ir rápidamente hacia mí y tomarme de los antebrazos para levantarme lentamente hasta quedar de pie.

Yo me quedé totalmente estático y con cara de imbécil, dejándome levantar por sus fuertes brazos para después levantar la mirada y ver que efectivamente, tenía aquellos profundos ojos una vez más sobre mí.

No esperé, no procesé, no pensé, lo único que supe en aquel instante fue que me dejé llevar por todas mis emociones contenidas hasta el momento.

Sin hacerme cuestionamientos acerca de ello, fue que prácticamente me abalancé sobre él, enredando mis brazos en su cuello y posando mi boca en la suya de una forma demasiado desesperante por tratar de comprobar que todo esto era real.

T’Challa no correspondió, simplemente sentí como se puso como piedra con aquel beso, pero solo fueron los primeros segundos, ya que después de un ratito en que yo me encontraba degustándolo con placer, fue que él correspondió gustoso haciendo aun más profundo el contacto y posando ambas manos en mi cintura para presionarme aun más contra su cuerpo.

Gemí quedamente con gusto para comenzar a llevar mi lengua en aquel juego e introducirla en la boca del príncipe, sintiendo como rápidamente él hacía lo mismo y enredaba su lengua con la mía haciendo del beso algo enteramente exquisito.

Mi temperatura rápidamente comenzó a subir a la vez de que sentía como ambos intercambiábamos nuestra salivas mientras succionábamos los labios ajenos con bastante hambre de por medio.

Lamentablemente ambos necesitábamos un pequeño respiro para poder darnos el tiempo de respirar y continuar, por lo que T’Challa fue el primero en separar nuestras bocas mientras jadeaba con bastante sensualidad, y tomaba todo el oxígeno que el planeta pudiera ofrecerle.

Yo hice exactamente lo mismo, mirándolo con demasiada pasión por él, para después abalanzarme nuevamente a su cuerpo y comerme su boca enterita.

No esperé el que él parara mi acto tan abruptamente ni que rechazara un nuevo beso por mi parte. Yo lo miré un poco extrañado buscando la razón por la cual el paró para después ir viendo como comenzaba a hablar.

—¿Qué fue todo eso Bucky? —preguntó en busca de alguna explicación por mi comportamiento.

Hasta esa pregunta fue que me di cuenta que había actuado de lo más extraño para los ojos de alguien más y que le debía a T’Challa una buena explicación por mis acciones de lo más  repentinas e inesperadas.

—Pensé que te habías ido a Wakanda para siempre —fue lo primero que dije sin pensarlo más.

—¿Wakanda? —preguntó del todo incrédulo.

—Sí, Wakanda, tu lugar natal. Escuché como todos andaban rumoreando acerca de como no habías soportado estar muy lejos de tu hogar y te habías regresado sin más explicaciones —traté de explicar sin dejar de mirarlo con intensidad—. Pensé que no te volvería a ver jamás —esto último lo dije en casi un susurro sin saber si realmente me había escuchado, a la vez de que bajaba mi mirada hacia el piso un tanto afligido.

Un silencio un tanto intrigador se hizo presente en la sala hasta que después de unos segundos él volvió a hablar

—Ja, es gracioso como se crean los rumores en el instituto ¿eh? No, no me voy a Wakanda. Tengo mis estudios aquí y no pienso dejarlos. Supongo que todos comenzaron a hablar de ello porque los últimos días comentaba el como extrañaba mi vida en Wakanda, pero no por ello me refería que me iba a retirar de aquí, supongo que algunas personas lo malinterpretaron y el que haya faltado unos días a la escuela hizo más propensa la malinterpretación.

—¿Unos días? ¡Faltaste toda la puta semana! —su explicación era creíble, después de todo los rumores y chismes corrían como pólvora en la escuela, pero yo me comenzaba a enojar demasiado al no saber nada de él en todo este tiempo, haciéndome creer cosas que realmente no eran—. Siempre rechazabas mis llamadas, no contestabas mis mensajes, joder T’Challa ¡estaba preocupado! No puedes desaparecerte así como así, de la nada.

—¿Disculpa? —Pregunto mientras ponían nuevamente su seria expresión y enarcaba una ceja—. Yo no te tengo que dar explicación de nada e independientemente de eso…. Pensé que ya no me querías cerca de ti después de lo último que ocurrió entre nosotros. Pensé que lo mejor era darte tu espacio algún tiempo para que no te sintieras incomodo con mi presencia. Al final según tú, yo solo te quería para un buen polvo ¿cierto? —contratacó pareciendo un poco molesto al respecto.

Ok, golpe bajo. Tenía razón en todo aquello pero ahora era mi momento de arreglar todo, era el momento para ser valiente y sacar valor de no sé dónde para poder dejar todos mis miedos atrás y conseguir lo que por dentro yo sabía que quería.

Vamos Bucky, se valiente, sí se puede… con aquel ultimo pensamiento fue que tomé aire por la boca y comencé.

—Escucha T’Challa, sé que dije todo aquello, pero créeme que también sé que no es nada cierto y que solo fue un estúpido intento para poder alejarte de mí —comencé mandando todo por la borda y diciendo lo que realmente pensaba—. No me malinterpretes, no es como si yo quisiera alejarte porque no me agrada el pasar tiempo contigo o porque me seas del todo indiferente. Es solo que….. yo he salido lastimado gracias al entregar todo de mí, ello me a traído decepciones amorosas que provocan un dolor grande en mi corazón. Tenía miedo el volver a intentarlo. Tenía miedo el salir nuevamente lastimado por ello, no quería confiar y dejarme llevar por lo que desde hace ya días estaba comenzando a sentir por ti.

—Bucky…. —dijo del todo atónito y asombrado mientras me veía como continuaba.

—Quiero decirte que yo soy una mierda en estas cosas del amor y mucho más en las relaciones. La mayoría de veces me la he pasado de cama en cama sin llevar nada en serio con alguien por tener desconfianza a algo con más responsabilidad y sentimientos reales. —Dije sintiendo como una tremenda seguridad se apoderaba de mí para poder continuar—, Soy totalmente nuevo en esto, joder ni siquiera yo sé qué onda con todo esto nuevo que estoy sintiendo dentro de mi corazón, solo quiero que sepas que estoy dispuesto a intentarlo contigo y ver que puede surgir de todas intensas emociones que me dominan.

Finalmente me animé a ver la expresión que se causaba en T’Challa con todas mis palabras dichas. Una sonrisa, la sonrisa más resplandeciente, hermosa, pura y sincera que había visto en toda mi vida. Sin duda alguna la mejor sonrisa que pudiera existir.

Estaba plenamente embobado por aquellos labios curvados hasta que nuevas palabras salieron de su boca.

—¿Está de más decir que yo estoy más que dispuesto a dar todo lo que tengo para demostrarte lo importante que eres para mí? —preguntó irónico para después enrollar un brazo en mi cintura y jalarme para apegarme a su pecho y envolverme en el abrazo más fuerte y cálido que había recibido hasta ahora.

Yo me dejé hacer plenamente complacido mientras también lo envolvía con mis brazos y posaba mi cabeza en su pecho donde se podía escuchar retumbando su corazón a todo lo que daba. Un corazón bastante acelerado, al igual que el mío.

Sonreí mientras me apegaba más a él y dejaba que toda la afectuosidad me invadiera.

Él no sabía que podía salir de esto, yo no sabía que podía salir de esto, pero sentía que juntos íbamos a construir un nuevo y mejor futuro para nuestras personas.

Nadie sabía que nos podía preparar el provenir, pero de algo estaba completamente seguro, jamás en mi vida me arrepentiría de volver a abrir mi corazón a tan grandiosa persona como lo es T’Challa.

Notas finales:

Ahora sí, con este capítulo el proyecto queda completamente cerrado. Lamento mucho decirles que no habrá segunda temporada ni más capítulos, ya que aunque si podría hacerlo, pienso enfocar mi tiempo de la escritura a nuevos proyectos e historias.

Una enormeeee disculpa por haber tardado como medio año jajajaja pero es que digamos que pasaron varias cosas en mi vida y lentamente se fue cortando la inspiración. Sé que lo más seguro es que mis lectores ya no lean esta última parte pero la tenía que publicar a como diera lugar. En verdad siento haber tardado tanto, espero que aunque sea una personita lea esto.

 

Una vez más muchas gracias por su apoyo y estoy casi segura que seguiré escribiendo, todo esto gracias a su apoyo. Gracias <3 

 

Ya comencé un nuevo proyecto el cual espero que también les guste muchísimo y publicare muy seguido, tengan la seguridad de ello. Gracias.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).