Primero la oscuridad antes de que una pequeña luz ilumine la limitada visión que tenía Saga, escucha un gemido doloroso en medio de la luz a lo que le llamo la atención, gira la cabeza para descubrir que no podía soportar el peso del cuerpo.
¿En dónde estaba?, se pregunta, el limitado movimiento le causo mucho cansancio dejándolo postrado en medio de la oscuridad, las pupilas tratan de enfocar alrededor de él, mira un rostro, alguien lo observa, le resultaba tan familiar pero no recordaba en donde, mueve los labios que pasa su fortuna no sale ningún sonido, sigue observando hasta ver la sombra moviéndose de un lado a otro, así como todo su alrededor, una poderosa luz lo envuelve dejándolo por un momento ciego, al recuperar la visión, se sorprende que aquel sitio oscuro sea una habitación como las que poseía el santuario, un mueble donde guardar la ropa, una cama donde descansar y una lámpara que iluminaba la habitación por las noches, nada fuera de lo común que él podría tener en la tercera casa; nuevamente levanto la cabeza percatándose que tenía mayor libertad de movimiento, trata de incorporarse para ver para su desgracia que tenía las manos atadas a su espalda, así como las piernas unidas por la lazo, se movió buscando alguna forma de liberarse, pero nada, se lo remueve de un lado a otro en el suelo de la habitación, sólo rodando en el suelo de la habitación.
*¿Qué está pasando aquí?* pensó estaba por volver a hablar cuando una serie de sonidos lo hicieron desistir, giró el cuerpo buscando de donde procedía el ruido, gira el cuerpo hacia la dirección de donde provenían el ruido, se percata que sobre la única cama de la habitación, había dos cuerpos uno sobre el otro, uno de ellos soltaba gemidos, aunque no sabía cómo describirlos, mientras el otro apenas y podía responder a la actividad, podía percatarse el tiempo y el labor que tenía aquella persona en esa posición, a lo que hizo que el gemelo solo gruñera de indignación; la persona que estaba encima se deja caer cesando los gemidos, buscaba con desesperación recuperar el aire, así como tranquilizar los latidos del corazón, se levanta apenas tomando una prenda cubriéndose la parte baja de la cintura, se peina un poco los cabellos , separándose por unos momentos antes de salir y desaparecer de la vista del peliazul, sin ver o tener el mínimo interés de la otra persona. Esto fue aprovechado por el gemelo que comenzó arrastrarse por el suelo, tenía que ver como estaba esa persona, no podía dejarlo así o al menos saber en dónde estaba.
Se fue arrastrando hasta el lecho, apoyándose en alguna de las oscuras esquinas, levantó la cabeza aunque no mucho para no asustar a la persona arriba de ella, miró con atención tratando de verla.
Las pupilas se dilataran y reprimió un gemido de sorpresa por lo que venía, aquella piel a porcelana manchada por los morenotes y la sangre seca, cubierta un algunos trazos de telas, unos finos labios con una línea de sangre, la mirada perdida, pero aquel exótico color carmesís y esos cabellos rojizos los podía reconocer.
-¿Andreas?-El mencionado parecía no escucharlo, solo miraba un punto fijo en la pared, Saga vuelve a llamarlo pero nuevamente no lo escucha, un ruido hizo que tanto Saga como el medico se pusieran tensos, el extraño había vuelto, acercándose hacia él, tomándolo de la cabeza, aventándolo sobre la cama y abriéndole las piernas, se retiró la prenda, que para asco de Saga, estaba ya erecto adentrándose sin consentimiento del médico a ingresar en él.
-¡Andreas!-murmura exaltado sin que el mencionado y la otra persona que lo poseía nuevamente pudieran escuchar, podía ver con hombre asgardiano con varias heridas en la mirando un punto fijo en la pared, tenía un rastro de lágrimas en el rostro que caían sobre él, las muñecas estaban atadas en un extremo de la cama, el pelirrojo evitaba mencionar algo, sin embargo eso no le evita a Saga sentir miedo y enojo, así como desesperación por la situación que estaba, nuevamente se remueve hasta que siente que pudo aflojar un poco más las ataduras de las manos, el lazo que lo tenía atado cae al suelo, saga desato las manos y las piernas y corriendo hasta el segundo hombre lo toma del hombro para separarlo, pero la mano atraviesa la figura del hombre.
r13;no importa si estas consiente, un cuerpo caliente es un cuerpo caliente*r13;habla esa voz ronca, desató las muñecas del pelirrojo dejándolas caer, él no menciona nada sin embargo para el gemelo esa más que claro que el hombre llevaba mucho tiempo en ese estado y nada lo haría reaccionar, tomándolo de los cabellos fue arrojado a la pared más cercana, el golpe fue tan duro que pudo ver como este quedo aturdido, momentos aprovechadas por el hombre abriendo nuevamente las piernas, percatándose para horror de Saga, lo desgarrado que estaba el cuerpo del pelirrojo.
Las lágrimas continuaban saliendo sin que la segunda persona podía controlar, lo que provoca la ira del verdugo, se separó mirando, aprieta los puños conteniendo la ira.
-deja de llorar maldita puta- una bofetada cayó sobre el asgardiano rompiéndole el labio, los golpes caían sin que el medico pudiera defenderse y Saga detener a ese hombre, finalmente el sujeto se cansó, dejando al pelirrojo tirado en el suelo, uno de los golpe dio directamente en el ojo, los labios de Andreas se mueven despacio, sin ser vistos, hacia Saga formando una palabras
“Huye”
Despierta exaltado, el corazón estaba acelerado así como la respiración, algunas gotas caían sobre su frente, todo era una pesadilla, mira la habitación estaba en su cuarto, y por la oscuridad que se encontraba todavía era de noche, respira profundamente tratando de tranquilizarse, era solo un sueño, pensaba.
Ya más tranquilo se dejo caer, volviendo a dormir.
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Era un nuevo día cuando las actividades del santuario comenzaban, los gemelos era una fortuna que el estómago de Saga haya logrado contener algo de alimento, después de esta recaída, por lo menos Kanon estaría un poco más tranquilo, sin embargo aún tenía dudas e ir con el patriarca y Athena no era una opción, mientras los dos hermanos estaban por salir de la tercera casa hacia el coliseo, un llamado del otro lado de la casa hizo que se detuvieron y vieran a quien era él que cruzaba la casa, no esperaron mucho, cuando vieron desde las sobras a Aioros acompañados de Aioria, Milo, Shura y Afrodita.
-¡Saga!-comentó Milo entusiasmado acercándose al mayor abrazándolo por los hombros-es bueno verte mucho mejor.
-nos tenías preocupado-inquirió Afrodita, acercándose al lado contrario de Saga, el resto de los santos se quedaron conformes por la respuesta del mayor y sin más salieron de la tercera casa, fueron descendiendo las casas restantes hasta llegar al coliseo, el resto de los caballeros estaba ahí presentas y al ver al mayor, corrieron hacia el mayor, preguntando por su salud, Saga solo menciono que estaban mucho mejor, pero que se limitaría a observar el entrenamiento, al llegar el patriarca en compañía de Dohko así como algunas instrucciones los entrenamientos dieron lugar, Shion le hacía compañía al gemelo mayor, algo que agradecía, pero eso no significaba que en ese momento se sintiera inútil por no entregar.
-los chicos están preocupados por tu salud Saga, no deberías descuidarte
-debió ser algo que me hizo daño, Patriarca, pero ahora estoy mejor, estoy seguro que en unos días estaré mucho mejor.
-aun así, es mejor que descanses y te alimentes bien.
-si patriarca.
Los entrenamientos continuaron hasta que finalizaron, todos los santos se retiraron, Kanon iría al pueblo por algunas provisiones, así que el mayor regresaría solo a la casa.
-¿A dónde vas Saga?-Hablo Aioros a sus espalda, asustándolo un poco.
-Voy al templo de Geminis, voy a descansar un poco.
-voy contigo, para que no hayas solo.
-estoy bien Aioros, no quiero causar mucha molestia.
-no es molestia, vamos.
Sin mucho que decir, Saga acepto, comenzaron a caminar atravesando las dos primeras casa, las palabras de Aioros las escuchaba pero no las captaba, él estaba en su mundo, tenía mucho que pensar, pero la extraña sensación que le provoco ese sueño, estaba muy alterado por ello, que podía significar aquello.
-¿En qué tanto piensas?- hablo Aioros sacándolo de sus pensamientos.
-¿disculpa?
-te llegó hablando, pero no me escuchar, estas un poco perdido hoy Saga.
-no es nada, solo estoy un poco cansado.
Aioros no menciono nada más, no quería presionarlo.
-si quieres te puedo preparar un té para que te tranquilices.
-no Aioros, no es nada, estoy seguro que
-pero…
-enserio Aioros no es nada, soy a mi habitación a descansar.
-como digas, mira ya llegamos.
Como había dicho el castaño, estaba a los pies de la tercera casa, ambos ingresas, sin más palabras que decir, Saga ve desaparecer a Aioros entre las sombras de la tercera casa y el peliazul hubiera dado la vuelta e ir a sus habitaciones por donde regreso pero algo se le había caído a Aioros, lo recoge viendo a un llave gastada por el tiempo, la examina con atención.
-¿Dónde salió esto?
Continuara…