La fuerte luz del sol que le pegaba justo en la cara hizo que Dean se despertara, se dio cuenta entonces de que no se encontraba más en el hotel, por lo que podía observar estaba en una cabaña rustica bastante acogedora, su cama era muy cómoda, no tenía intenciones de levantarse hasta que recordó lo que había pasado la noche anterior, recordó haber tomado del cuello a su hermano y haberlo besado, recordó estar hirviendo y haber quemado a Sam y recordó haber estado al borde de la muerte. Rápidamente se levantó de la cama pero casi cae al suelo ante un fuerte mareo, se sostuvo como pudo de un lado de la cama, para cuando miro hacia abajo quedo perplejo al descubrir cuán grande estaba su vientre, tenía la apariencia de una mujer embarazada de al menos unos 7 meses.
-no, no, no, esto no puede estar pasando.
-lamento decirte que si lo esta
Dean dirigió la vista hacia una esquina de la habitación donde se encontraba Sam, estaba sentado en una mecedora con un gran bulto en su estómago, su embarazo también era muy notorio y además estaba llorando. Dean se apresuró y fue en su dirección, rápidamente le abrazo y no pudo evitar derramar lágrimas, estaba desesperado, si llevaba bien la cuenta tan solo les quedaban cuatro días antes de que el embarazo culminara y con ello sus vidas.
-Dean ¿Qué vamos a hacer?, vamos a morir –dijo Sam con una total desesperación, por primera vez en su vida sentía que no había nada más que hacer.
-no digas eso Sam, encontraremos la forma de salir de esto, hemos estado en peores situaciones ¿lo recuerdas?
-JAMAS HABIAMOS ESTADO EMBARAZADOS CON UNOS MALDITOS MONSTRUOS CRECIENDO DENTRO DE NOSOTROS!!!!
La puerta de la habitación se abrió y entro Castiel, con una evidente preocupación en su rostro.
-chicos están bien, que alivio, -les dijo mientras corría a abrazarlos, lo cual fue muy extraño para ambos.
-amm chicos yo entiendo que no se encuentren en la mejor de las condiciones pero necesitamos hablar, abajo hay alguien a quien deben escuchar, el los salvo anoche.
-¿de quién hablas?
-solo vengan, ya lo verán
Los chicos bajaron las escaleras, solo para encontrarse en la sala ante un hombre alto de unos 60 años, cabello largo expresión seria y con barba, tenía cierto toque de atractivo pero a la vez su sola presencia demandaba imponencia. Castiel se paró a un lado de él y dijo.
-chicos sé que no van a creérmelo cuando se los diga, pero les juro que es verdad, él es Dios.
Los chicos miraron escépticos a los ojos de Castiel y luego a quien había nombrado como Dios, finalmente Dean rompió el incómodo silencio con una carcajada.
-Cas, muy gracioso, pero yo espero que entiendas que no es el lugar ni el momento para tus bromas, que no te das cuenta que…
-Dean –fue interrumpido por Sam cuya mirada se dirigía a su pecho con ojos de miedo y asombro a la vez, entonces Dean se percató de que era lo que estaba mirando, el amuleto que siempre llevaba al cuello estaba brillando, el brillo era cada vez más intenso y casi cegador que Dean tuvo que quitárselo y guardarlo en su bolsillo. Recordó entonces cuando Castiel se lo pidió para ayudarse a encontrar a Dios. Dean y Sam se miraron asombrados y nuevamente dirigieron sus miradas a ese hombre frente a ellos quien no había movido ni un musculo o mucho menos hablado desde su encuentro, su impresión se vio transformada en miedo, Sam comenzó a marearse y al percatarse de esto Dean y Castiel le ayudaron a tomar asiento, Dean se sentó a un lado de él y le tomo de la mano. Aquel hombre sin desviarles la mirada tomo asiento en un sofá justo enfrente de ellos, cruzo las piernas y colocó ambas manos sobre ellas y finalmente le escucharon decir
-ayer por poco mueren chicos
Escucharlo fue mucho más impresionante que verlo, su vos era estremecedora, era como escuchar a un tenor, sabían que tenían que responderle algo pero las palabras sencillamente no podían salir, no importaba cuanto pensaran en que o como responderle, no podían hablar, después de todo, tenían ante su presencia a Dios, Castiel solo dijo.
-chicos no saben lo cerca que estuvieron de morir anoche por el lazo, Dios me rescato anoche y tras eso fuimos en su búsqueda, de momento están a salvo pero mientras sigan embarazados su vida peligra, él puede localizarlos por la energía que emanan, los hijos que llevan en sus vientres.
-ammm dices que
-lo que Castiel les ha dicho, es que mientras lleven a mis sobrinos en tu interior mi hermano será capaz de localizarlos por que podrá seguir la energía familiar que ellos poseen.
-¿hermano? –pregunto Sam quien estaba cada vez más impresionado de lo que escuchaba
-sí, su nombre es Camel, él fue con el que tuvieron relaciones carnales, es mi hermano menor.
Dean cada vez se sentía más mareado con solo seguir escuchando esto, tuvo que recargarse un momento puesto que los mareos que tornaron más intensos, Sam le miro preocupado, -Dean, ¿estás bien?.
-Permíteme Sam, -dijo Dios mientras se sentaba a un lado de Dean y coloco su mano en su vientre, una luz emano de esta y Dean pronto se sintió mejor.
-ammm Gracias
-de nada, lamento mucho el daño que mis sobrinos les están haciendo, comprenderán que al llevar dentro de ustedes a seres tan poderosos necesitan alimentarse de energía y por ello toman la suya, tienen que alimentarse cerca de diez veces al día sino quieren morir en un lapso de 20 a 30 minutos.
-¿energía?, ¿a qué te refieres con eso?, ¿Qué energía podríamos tener nosotros? –pregunto Sam totalmente desconcertados
-hablo de la energía de sus almas, las almas son energía pura, si continúan a ese ritmo ellos les comerán las almas y morirán.
-espera –dijo Dean con una obvia expresión de terror en sus ojos, -¿se están comiendo nuestras almas?
-ya no, los he detenido, cuando los rescatamos les he suministrado de energía extra, energía de la que se están alimentando en lugar de sus almas, pero sigan mis recomendaciones y coman en abundancia para reponerse, puedo reparar el daño en sus almas, pero el daño físico dependerá de ustedes, temo que es todo lo que puedo hacer, el poder de mi hermano me está impidiendo hacer más.
Sam con una expresión de desaliento en sus ojos tuvo que hacer una pregunta que temía ya saber la respuesta –¿ósea que no puedes terminar con este embarazo y salvarnos?
-no se trata de que pueda o no pueda, la verdad es que no deseo terminar con la vida de mis sobrinos.
-tienes que estar bromeando –dijo Dean con evidente enfado en su rostro -¿Cuántas veces hemos salvado a personas inocentes arriesgando nuestras vidas? ¿Cuántas veces hemos suplicado por tu ayuda cuando todo se ha visto perdido y tú nunca a apareciste y aun así nosotros no nos rendimos he hicimos lo imposible por salvar a TU CREACIÓN?
-Dean –dijo Sam tratando de calmarlo
-NO Sam, él nos debe una explicación, ¿Qué hay de cuando su descarriado hijo Lucifer desato el Apocalipsis y murieron muchos inocentes, donde demonios estabas? Eras consciente de lo que estaba pasando y aun así no hiciste nada. Y ahora estamos a solo cuatro días de morir si no detienes a estas bestias que hace casi nada estaban comiéndose nuestras almas y tú me dices QUE NO QUIERES MATARLOS, ¿QUE DEMONIOS TE PASA, ES QUE ACASO ALGUNA VEZ ACTUASTE COMO UN VERDADERO DIOS MISERICORDIOSO, O SIEMPRE FUISTE ESTE PATÁN?
-Dean por favor –trato de insistir Sam, pero la cólera de Dean era imparable.
-MALDITO SEAS, DESAPARECES EN MEDIO DEL CAOS Y SOLO DEJAS QUE LA DESTRUCCIÓN NOS MATE A TODOS
-Dean, quiero que entiendas algo, no podía estar siempre ahí para ustedes, debía dejar a mis hijos crecer y ser independientes, por eso he debido alejarme y te pido que no me confundas con tu padre o alguien que debe estar pendiente de ti todo el tiempo, recuerdo que hace no mucho tu decías no creer en mí, y te las podrías arreglar solo.
-sin embargo –dijo Castiel interrumpiéndolo, -tu si sabias cuanto te necesitaban, si me ayudaste a mi trayéndome de la muerte durante incontables ocasiones, y los ayudaste a ellos sacándolos del peligro cuando Lucifer fue liberado, ¿Qué te impide ayudarlos ahora?, sabes tan bien como yo que no saldrán de esta, no sin tu ayuda.
Lagrimas resbalaron del rostro de Dean, la impotencia era demasiada, su hermano y el morirían en días y la única persona que podría ayudarlos se negaba a hacerlo.