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La Persona Que Es Para Mí por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Yugioh! ni sus personajes me pertenecen

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—Aquí tienes Malik —Ryou había ido a buscar algún cambio de ropa que Malik se había dejado en casa de Yugi para que el moreno pudiera cambiarse —puedes usar mi baño si gustas.

—No te molestes conejo blanco —dijo con una sonrisa —usaré el de abajo, más bien ve tu a cambiarte antes de que empieces a temblar —le aconsejó, llevando una mano a la mejilla de Ryou, haciendo notar su piel fría por la lluvia.

—De acuerdo, zorrito —le quiso regresar la broma. Terminó su taza de té y se levantó para dirigirse a su habitación, no sin antes depositar un beso en la mejilla de su mejor amigo.

Malik sonrió, viéndolo desaparecer escaleras arriba y se tomó lo que quedaba de su taza para ir al baño que quedaba al fondo del primer piso.

-o-

Yugi salió de baño con un abrigador pijama puesto, estaba secando su cabello con una toalla cuando el tono de su teléfono lo sorprendió. Rápidamente lo tomó de su cama y sus ojos se abrieron de más al ver el nombre del remitente, no quiso hacerlo esperar más -no fuese a colgar- y presionó para contestar.

—M-mochi, mochi?

Hola Yugi —dijeron del otro lado de la línea, una seductora voz ligeramente grave a la que Yugi empezaba a acostumbrarse.

—Ho-hola Yami —respondió aun sorprendido —que sorpresa que llamaras.

Disculpa ¿es un mal momento? ¿Estas ocupado? —consultó preocupado de importunar.

—Oh no, para nada —negó de inmediato —justo acababa de salir del baño —explicó.

Ya veo... Bueno, yo... Yo sólo, etto ¿llegaste bien a casa? —preguntó finalmente, agradecido de que Yugi no pudiese ver su sonrojo en ese momento.

"¿estaba preocupado por mí?" se cuestionó enternecido —sí, Ryou, Malik y yo llegamos a casa justo antes de que apretara la lluvia. Gracias por preocuparte.

Yami se guardó un suspiro de alivio —Me alegra oír eso —dijo con sinceridad.

— ¿Y tú? ¿Llegaste bien? —ya más en confianza, Yugi se dejó caer bocabajo en la cama, abrazando una almohada mientras sonreía.

Sí Yugi, gracias —respondió Yami, también con una sonrisa.

—No me imagino como estarán los demás... Esos chicos que querían ir a jugar fútbol con esta lluvia —comentó distraídamente.

Son unos tontos, seguro que los atrapó la tormenta.

—Espero que no suceda nada malo, el viento está muy fuerte y la lluvia no parece querer ceder muy pronto que digamos —Yugi estiró una mano para apartar un poco las cortinas, dejando ver el tremendo aguacero que regaba toda la ciudad.

Tienes razón, me pregunto ¿Cuánto durara esta tormenta?

Yugi miró por la ventana y su cola se ondeó suavemente —Hmm, diría que alrededor de un día, o por lo menos hasta bien entrada la noche —dijo distraído, observando las nubes negras que estaban sobre su casa.

Yami se sorprendió un poco por la facilidad con la que lo decía — ¿Por qué piensas que será así, Yugi?

Yugi se ruborizó un poco, inseguro de responder a esa pregunta —etto... Creo que puedes llamarlo... Instinto animal —dijo —esta mañana le dije a Ryou 'creo que hoy lloverá' y él sólo me lo confirmó.

Yami emitió un sonido de curiosidad e incertidumbre — ¿Y qué? ¿Pueden predecir el clima o algo así?

Yugi rió un poco —No es tanto así... Nuestros ancestros tenían una gran habilidad de empatizar con la naturaleza, es por eso que nosotros heredamos la capacidad de percibir cambios bruscos en el clima —explicó —cuando vienen una tormenta, o nieva y cosas así, algo notorio.

Wow... Definitivamente eres una cajita llena de sorpresas Yugi —alagó Yami, con genuino interés.

Yugi se ruborizó un poco —en realidad no es... para tanto —respondió algo abochornado.

Cuanta modestia —rió suavemente —debes comprenderme. Para un humano, todas esas habilidades que ustedes poseen, resultan sorprendentes.

Yugi jugueteó un poco con sus sabanas mientras su cola vacilaba distraídamente en el aire, enrollándose y desenrollándose — ¿no piensas que soy extraño? —preguntó algo temeroso.

— ¿Extraño? ¡No! ─negó de inmediato —Yo, más bien diría... diferente, como especial —balbuceó, tratando de dar con la expresión correcta. Pero al analizar detalladamente en lo que pensaba de Yugi, Yami se dio cuenta de que, para él, no había palabra suficientes para describir al de bonitos ojos amatistas.

Yugi se ruborizó un poco —Gracias Yami, es lindo oír eso viniendo de ti —expresó sincero —es que, ya sabes, la razón por la que los hanyou, hoy en día, cubrimos tanto nuestra existencia es porque, en su momento, muchos humanos nos despreciaron y agredieron por ser diferentes a ellos —estableció el menor, dejando salir un suspiro.

Bueno... No todos los humanos somos así —Yami vaciló su mirada color vino por toda su habitación, pensando en un modo de animar a su amigo —admito que, cuando supe lo de Joey, me sorprendió bastante pero... aun así, creo que lo primero que pensé, en cuanto me puse a analizar bien la situación, fue que él seguía siendo el mismo de siempre, mi mejor amigo y que sólo estaba descubriendo algo nuevo de él —rememoró con una ligera sonrisa.

— ¿Sabes algo Yami? Eres una persona increíble —con una dulce sonrisa, Yugi se dio la vuelta en la cama, quedando bocarriba —muy pocos seres humanos piensan como tú, y... sinceramente, me alegra haberte conocido —dejó a su corazón hablar mientras cerraba los ojos con un dulce suspiro.

Yami no pudo evitar sonrojarse de nuevo, con un demonio ¿por qué ese niño tenía que ser tan tierno?

Sin saber muy bien que hacía, Yami acercó más el celular a su boca y, como si le estuviera hablando al oído a Yugi, respondió en un bajo susurro con su voz seductora — ¿Te digo algo? ... —hizo una pequeñisima pausa —yo también soy muy feliz por haberte conocido Yu-Gi —enfatizó su nombre, saboreando ambas sílabas.

Yugi no pudo evitar estremecerse al oír la forma en que Yami le habló; juraría que, si se lo hubiera dicho personalmente, hasta su cola y orejas se habrían erizado.

—Amm etto... yo... —balbuceó el menor sin saber bien que decir, mientras Yami disfrutaba el hecho de saber que lograba ponerlo nervioso.

— ¡Yuuuugi! —le llamaron desde el otro lado de la puerta, tan alto que hasta Yami lo escuchó a través del teléfono — ¿ya te cambiaste?

Yugi apartó un poco el móvil de su boca —Ah, sí ¿Que pasa Ryou?

—Sal de allí y ven al salón con nosotros ¡vamos a ver alguna película! —apuró.

—De acuerdo, en un momento bajo.

—No te demores —sentenció el albino, regresando a las escaleras.

Yugi suspiró y regresó su atención al móvil —disculpa por eso, yo...

Tranquilo, escuché a tu primo —respondió amable —anda, ve ¿nos vemos mañana? Bueno, si la lluvia deja que allá clases.

—Sí, nos vemos mañana Yami —correspondió Yugi, esperando a que fuese el mayor quien cortase la llamada.

Cuídate —y con esa sencilla palabra, Yami colgó su teléfono.

—Y tu... —musitó por lo bajo, aun cuando ya no escuchara más que el insistente pitido que indicaba que la comunicación había terminado.

Yugi se puso en pie y guardó su celular, se quedó un momento mirando el aguacero por la ventana hasta que decidió bajar pues sabía que lo esperaban.

-o-

Durante el resto de la tarde el agua no paró ni un instante, parecía que el cielo iba a caerse a pedazos, las calles estaban desiertas y la mayoría de casas y locales bien cerrados.

Los desafortunados que habían quedado en la calle se mantenían resguardados en los centros comerciales u oficinas.

—Es una suerte que no hayas decidido ir a Kaiba Corp., después de clases —le dijo Joey a Seto, estando sentado en el alféizar de la ventana del salón, acurrucado sobre la delgada colchoneta que lo recubría.

Seto dejó un momento la portátil en la que preparaba el ensayo que les habían dejado para el viernes, uno que Joey seguramente ni se acordaría de hacer hasta el último día, para levantarse e ir hasta donde el mitad perro se hallaba, mirando el agua caer por la ventana con una auricular en su oreja izquierda y su cola meneándose lenta y descuidadamente.

—Por supuesto que no se me ocurrió ir. Tengo sentido común ¿sabes? —le reprendió, tomando entre sus dientes el cable del auricular para halarlo suavemente y poder depositar un par de besos en la oreja canina del rubio.

Joey tembló —Seto... no hagas eso ahora —ladeó su oreja libre hacia la esquina contraria del salón donde Serenity estaba haciendo un dibujo para la clase de artes mientras Mokuba terminaba los problemas de matemáticas —para, sabes que mis orejas son sensibles —pidió, tratando de empujarlo un poco con su codo pero le resultó imposible, la boca de Seto en su oreja provocaba sensaciones demasiado agradables.

—Así que ¿cuándo entras en celo Joey? —murmuró con voz ronca de deseo, sin separarse de su oreja —llevamos casi cuatro meses saliendo y aún no lo has tenido ¿cierto? No debe de faltar mucho.

Joey tembló en su sitio "Mierda, y yo que pretendía ahorrarme esto" se quejó mentalmente —lamento desilusionarte Seto, pero ¿recuerdas que hace como un mes Serenity y yo nos fuimos de visita donde unos tíos?

—Sí ¿cómo olvidarlo? Me dejaste solo por tres días y la noche anterior estabas bastante inquieto y... —fue cuando Seto cayó en cuenta de lo que Joey trataba de decirle — ¿tu...?

—Sep —afirmó, desviando la mirada.

Seto frunció el ceño y tomó la muñeca de Joey con rudeza sin tomar en cuenta sus quejas.

—Mokuba, Serenity, regresamos en un momento —dijo sin más, jalando al rubio consigo escaleras arriba, hacia su habitación.

Los dos menores se miraron entre sí, encogiéndose de hombros con miradas confundidas, no era raro que esos dos discutiesen de un momento a otro por tonterías, así eran antes de ennoviarse y así lo serían siempre.

— ¿Crees que sea algo grave? —preguntó la chica, dejando su lápiz rosa sobre la mesa.

— ¿Quién sabe? —respondió el pelinegro, sin darle demasiada importancia — ¿vamos a la cocina por galletas? —ofreció con una sonrisa.

— ¡Sí! —aceptó de inmediato.

—Seto... Seto... ¡Oye, Seto, ya sueltamente! —cuando Joey se dio cuenta de que Seto pretendía arrastrarlo dentro de su cuarto frenó en seco y se sacudió de su agarre — ¿Qué se supone que haces? —lo confrontó.

El castaño lo tomó por ambas manos y lo puso contra la pared casi sin esfuerzo — ¿tuviste tu celo cuando se fueron de viaje? —le preguntó directamente.

Joey tragó en seco, Seto se veía algo amenazante —sí, así fue, creí que había quedado claro —respondió, tratando de no verse intimidado.

Seto tensó su mandíbula — ¿estuviste con alguien? —murmuró con su perfecta dentadura apretada.

— ¿Eh? —musitó el rubio, más por no creerse lo que pensó oír que por no entenderle.

— ¿Qué si te acostaste con alguien? —dijo esta vez casi en un gruñido, dejando su rostro a escasos centímetros del rubio.

Los ojos de Joey temblaron ¿tan poca confianza le tenía su novio? La tristeza se convirtió rápidamente en ira y, sin que Seto lo viera venir, Joey soltó una de sus manos para darle una perfecta bofetada en la mejilla izquierda a su pareja. El castaño retrocedió por el impacto, dejando libre al rubio.

— ¿Me crees capaz de traicionarte de semejante manera? —cuestionó Joey en voz baja y forzada, con el cuerpo entero temblando y los ojos cubiertos bajo el flequillo rubio —por supuesto que no estuve con nadie, a pesar de que tuve más de una propuesta para ello y hasta Serenity fue testigo de algunos de mis rechazos —relató con el mismo tono, luego estiró una mano para tomar el dije del collar de Seto — ¿ves esto? Significa que me perteneces tanto como yo a ti. Significa que eres al único que amo y con el único que deseo estar —el rubio levantó su mirada y Seto pudo ver las lágrimas que a duras penas contenía —eres mi compañero y me duele que pienses que podría haberte sido infiel... Kaiba —dijo, realmente dolido.

Seto supo que había metido la pata -o mejor, las cuatro- hasta el fondo cuando Joey lo llamó por su apellido y pasó por su lado sin tan siquiera rozarle el brazo.

—Joey... —le llamó arrepentido pero sin saber bien que decir.

— ¡Déjame! —Joey corrió hacia el otro lado del pasillo y se encerró en una habitación que Seto había mandado a arreglar para él cuando recién empezaban a salir, aludiendo que quería que se sintiera cómodo en aquella gran mansión y que tuviera un espacio propio cuando deseara quedarse allí. Alcanzó a echar llave justo antes de que Seto se abalanzara al pomo de la puerta, tratando de abrirla.

— ¡Joey! ¡Joey! —Seto sacudió el pomo mientras golpeaba con violencia la puerta —Wheeler, abre esa puerta —dijo serio, tratando de imponer autoridad sobre su pareja.

Mientras Joey, quien se había quedado recostado contra a puerta, tembló en su lugar, llevó sus manos contra su cabello para cubrir sus orejas aunque eso le lastimara —lárgate, ya déjame sólo —le gritó de regreso.

—Joey, ábreme... Podemos hablarlo ¿Sí... Cachorro?.

—No hay nada que hablar Kaiba —respondió seco —púdrete —y con esa sencilla respuesta se apartó de la puerta y se dirigió a la cama individual, donde se dejó caer de panza para ocultar su rostro en la almohada. Preferiría haberse ido de aquella casa pero gracias al tremendo aguacero esa idea no era muy viable.

Seto recostó su cabeza contra la puerta, con las manos en puño aún sobre la misma —Joey... —murmuró con voz arrepentida, sin embargo, concilió que no lograría nada por el momento, así que decidió dejar que a Joey se le bajaran un poco los humos.

Trató de pensar en positivo, cuando hiciera más frío, su chico probablemente saldría de la habitación en busca de comodidad y de su calor.

Así pues, regresó al salón donde los hermanos menores de ambos terminaban sus deberes y trató de concentrarse en el estúpido ensayo que, previó certeramente, le iba a causar un gran dolor de cabeza.

 

Continuará...

 

Notas finales:

Bueeeeeeno, tenía pensado actualizar 'Persiguiendo Sueños' este fin de semana pero aun me falta un poco para terminar el capitulo y me voy a ir de viaje mañana (sabado) temprano para regresar domingo en la noche.... ¡así que, les dejaré esto por aquí y me iré a alistar la maleta!

¡Os amo!

Ja ne~nya! 

 


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