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La Persona Que Es Para Mí por DanyNeko

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— ¿Marik?

— ¿sí?

—Que tengas dulces sueños —deseó, sabiéndose al borde del sueño, acurrucándose más en su lugar, sintiendo aun las caricias en sus orejas.

—Que descanses Malik... —respondió el mayor, acomodando su cabeza contra la del hanyou, quedando ambos muy juntos.

Marik se quedó allí, acariciando el sedoso cabello hasta que el mismo se quedó dormido.

-x-

Malik se despertó con la sensación de algo cálido bajo su cuello y en su pelo. Se revolvió un poco ante de dar un bostezo, aun sin abrir los ojos, y cuando respiró profundo, el seductor aroma de Marik inundó sus pulmones, activando una alerta en su cabeza que le advertía que si no ponía distancia en ese momento iba a tener una tienda de campaña matutina en sus pantalones.

Abrió los ojos de golpe al tiempo que se sentaba en la cama, descubriendo que, aquello tibio que había sentido, no era otra cosa que el brazo de Marik bajo su cuello, y su mano aun en su cabello, cerca de sus orejas, donde recordaba haberla sentido justo antes de dormirse.

Había sido una noche de excelente descanso.

Y no era para menos. Al ver la postura del mayor pudo deducir que en algún punto de la noche ambos se habían acercado, eliminando la barrera tacita que habían creado al acostarse la noche pasada... tampoco que hubiera sido de mucha distancia, recordó.

El kitsune se mordió el labio inferior cuando respiró profundo de forma involuntaria y sintió su cuerpo calentarse más de lo que podía permitirse. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, se había acurrucado de nuevo al lado del mayor y olfateaba tenuemente cerca de su cuello; se relamió los labios, consiente de sus propios deseos, pero se detuvo a tiempo de cometer cualquier tontería y se levantó de la cama definitivamente, agitando la cabeza mientras se dirigía al baño.

Necesitaba algo de agua fría.

-x-

Joey se levantó temprano, cosa muy rara en él, pero estaba emocionado por el día que les aguardaba, cosa que su cola reflejaba claramente, la muy desgraciada no dejaba de agitarte... realmente le estaba provocando mordérsela.

Suspiró para apartar ese impulso y se sentó lentamente en la cama, estirando los brazos con un ahogado bostezo. Miró luego a su lado en la cama, Seto reposaba tranquilamente, bocabajo y con la cabeza ladeada hacía él, estaba prácticamente abrazando una almohada y tenía el pecho descubierto, igual que él mismo.

De acuerdo, era cierto que, tras regresar de dejar a Mai y a Tea la noche pasado, con Seto se habían puesto 'algo cariñosos' no habían llegado a demasiado, ambos mantenían sus prendas inferiores donde 'debían' estar.

El rubio miró con amor a su pareja, le encantaban esas muy escasas ocasiones en que podía despertar antes que el castaño y verlo dormir. Eran momentos muy raros e igual de encantadores; Seto durmiendo se veía tan tranquilo y sereno, no parecía el mismo chico serio y frio que era ante el resto del colegio, no era uno de los herederos de la importante Kaiba Corp., era simplemente Seto Kaiba, su pareja.

Joey tomó la camisa azul blanca que había usado el castaño la noche pasada y se la encimo, dejando que medio cubriera su pecho y luego se inclinó lo suficiente para dejar una cariñosa lamida en la mejilla del muchacho durmiente antes de levantarse para ir al baño. Trató de agudizar su oído para ver si alguien más ya estaba despierto, pero no escuchó nada en la sala y, recordó que las habitaciones estaban insonorizadas.

-x-

Ryou se despertó cuando sus orejas se levantaron al oír el cascabeleo de los dijes de su sortija al moverse. Se removió con pereza en su lugar, cuando estaba tan cómodo le costaba mucho espabilarse; palpó torpemente el lugar de donde debería haber provenido el sonido y se topó con tela arrugada, una piel tibia y el contorno de su dije; tacto que, finalmente, le obligó a abrir los ojos.

Dedujo que posiblemente la sortija había sonado al moverse Bakura, el chico parecía acabarse de voltear hacia él y tenía las mantas a medio cubrirle, así como su playera que dejaba a la vista parte de su abdomen. Ryou se guardó una risilla al notar una marca en esa zona con forma de su sortija, delatando que el mayor probablemente se había movido más de una vez durante la noche.
Otra cosa que lo delataba era el hecho de que uno de sus brazos le rodeaba la cintura y, lo que más le sorprendió, fue el hecho de que su cola estaba medio enrollada en dicho brazo

¿Qué tan profundamente había dormido?

Su estómago se hizo notar de pronto, así que se levantó a ir al baño y lavarse la cara para salir y tomar algún bocadillo del frigorífico; sabía que tendría que esperar a que todos despertaran para poder desayunar algo en condiciones.

...

Justo salía del baño, secándose el rostro con una pequeña toalla cuando sus orejas reaccionaron a un bostezo ahogado con su nombre.

— ¿Ryou?

—Ah... Buenos días, Bakura —se quitó la toalla de la cara, para ofrecerle una amable sonrisa a su compañero de cuarto.

El mayor se perdió unos segundos en esa linda sonrisa —...buen día —correspondió al fin.

-x-

Con los hanyou despiertos y empezando a prepararse, los chicos que aún estaban dormidos no tardaron en levantarse e imitarlos. Tenían un largo día lleno de diversión por delante y era algo que no desaprovecharían.

Entre Duke, Ryou y Yugi prepararon el desayuno para todos, cada uno había tomado un traje de baño y lo llevaban puesto debajo de la ropa, listos para irse a la cascada, su primera parada.

— ¿Creen que Mai y Tea estén bien para ir? —preguntó Tristán con cierta burla.

— ¿Estarán si quiera conscientes? —añadió Seto.

—Seguro que lo están —respondió Joey, tomando su plato.

—La resaca no nos afecta casi, luego de un buen sueño —concluyó Duke.

—Siempre que no haya nada de alcohol cerca —añadió Malik.

-x-

—Mi cabeza — se quejó Tea, sentada a la mesa.

—Eso te pasa por entusiasmarte con las copas, niña —se quejó Izzy, dejando una taza de café al alcance de la castaña, no sin antes hacer chocar la taza de modo que hiciera un ruido fastidioso que le provocó a la chica fruncir del entrecejo. La pelinegra sonrió divertida.

—Oh, cállate —renegó, tomando la taza.

Izzy rodó los ojos —buenos días, Mai ¿quieres un poco de café? —ofreció también a la rubia que venía saliendo del baño con un camisón blanco que resbalaba un poco por sus hombros.

—Muchas gracias, querida —Mai alborotó un poco su melena rubia con sus garras de la mano derecha —creí que no te gustaba el café.

—No me gusta, tengo aquí mi leche con chocolate —señaló su propio vaso.

—Eres un encanto —Mai se sentó en la barra comedor a tomar su café.

—Lo sé —ronroneó la pelinegra, meneando su cola de un lado al otro mientras bebía su chocolate con gusto — ¿qué piensan hacer hoy?

Mai quiso darse un golpe en la frente — ¡es cierto! ¡Tea, quedamos con los chicos para ir a la cascada temprano y luego a nadar al arrecife! —recordó.

—Oh, es cierto —suspiró la castaña.

— ¿Qué dices Izzy? ¿Vienes con nosotros?

La pelinegra sonrió amablemente —quizás nos crucemos más tarde, chicas —guiñó un ojo, yendo a darle vuelta a unas salchichas que tenía en una sartén.

—Iré a vestirme, date prisa Tea —la rubia se dirigió a su cuarto.

—Ya lo sé, ya lo sé —suspiró la castaña, con la cabeza recargada en la mesa. Isabella rio con más ganas.

-x-

—No sé ustedes, pero yo estoy dispuesto a dejar atrás a las chicas para llegar a la cascada —dijo Joey con emoción cuando se encontraron, ya fuera del edificio, con Valon y sus amigos.

—Jajaja, yo voto en favor.

—Son muy amables —Mai aterrizó entre medio de ambos, de un solo salto, golpeando sin mucha fuerza sus cabezas con las manos empuñadas.

Tanto Joey como Valon se alejaron de golpe, sobándose las cabelleras —así me agradeces que te haya llevado sana y salva anoche a tu piso —se quejó Joey.

Mai se sonrojó un poco y las risas del grupo no se hicieron esperar.

—Buenos días, muchachas —saludó Duke.

—Buenos días —Tea se acercó con una sonrisa a Yami, meneando su pomposa cola cerca del brazo del tricolor.

— ¿Nos ponemos en marcha o qué? —apresuró Marik.

—Cuenta con ello ¡Vamos! —insistió Malik, meneando su cola como un cachorro emocionado. Marik se permitió una sonrisa al verlo.

Como aún era temprano, no había casi gente fuera; el cielo estaba muy claro y la brisa del mar hacia mover las palmeras y los arboles de forma suave. El camino fue muy ameno, lleno de risas y bromas.
La cascada estaba prácticamente vacía, solo había un par o dos de grupos pequeños que se acomodaban a la ribera del rio.

— ¡Que ganas de entrar al agua! —chilló Eiko, ya quitándose el vestido rosa veraniego que llevaba por encima del traje de baño de dos piezas color plata.

—Ya lo dijiste, linda —Mai la imitó sacándose la falda y la remera para quedar en un favorecedor bikini de color violeta, luego amarró un pareo blanco alrededor de su cintura, a juego con la cinta con la que recogió su cabello en una coleta baja.

Tea estaba a punto de hacer lo mismo cuando los chicos distrajeron su atención, todos los hanyou del grupo, a excepción de Raphael, estaban en la base de los arboles cercanos, preparándose para saltar.

—Hoy no me quedo con las ganas de cruzar ¿Quién viene conmigo? —dijo Joey entusiasmado.

—Yo voy —Valon se puso a su lado.

—Yo también —Malik se preparó para saltar.

—Suena a un buen reto para mi —sorprendentemente, Tea también se les unió.

Yugi y Ryou por otro lado no estaban muy seguros de eso —no estoy muy seguro de esto —a pesar de que había planteado la posibilidad de cruzar por entre las ramas la tarde pasada, ahora no se mostraba muy confiado —no creo que yo pueda...

—Vamos, estoy seguro de que eres capaz de eso —lo alentó Yami en voz baja, inclinándose un poco para recostar su hombro en el de Yugi y empujarlo juguetonamente.

Yugi se sonrojó un poco pero esa sencilla frase le llenó de motivación, todo lo contrario Tea se molestó al ver como Yami le prestaba tanta atención a Yugi y a ella 0.

—Yo paso, me quedaré a verlos desde aquí —Ryou caminó hasta un sitio cómodo y se recostó contra una roca liza —el desayuno aun no me baja por completo —se excusó simplemente, reposando su cola sobre su vientre.

Yugi resopló, acercándose a un árbol cercano mientras Bakura ahogó unas risillas, las cuales fueron interrumpidas cuando vio a Alister caminando con prepotencia en la mirada hacia Ryou; rápidamente caminó hasta el mitad conejo y se sentó a su lado, obteniendo una dulce sonrisa del de tiernos ojos chocolate.

Joey y Valon subieron por el mismo árbol, tal como Tea y Malik por otro, finalmente Yugi y Duke. Los seis se acomodaron a la misma altura, por donde las ramas altas de los árboles se entrecruzaban con algo menos de frecuencia, preparándose para saltar.

— ¿Estás listo, Valon?

El aludido flexionó sus rodillas, visualizó una rama aparentemente resistente —Te veré del otro lado, Joey —le guiñó el ojo y saltó.

—Tarzán te crees, amigo —el rubio no tardó ni dos segundos en imitarlo.

Todos miraron sorprendidos la velocidad a la que ambos se movieron, Valon fue el primero en pisar la rama y saltar al otro árbol pero Joey le siguió de cerca, provocando que muchos pétalos amarillos cayeran justo sobre Mai y Eiko.

—Qué lindo —sonrió la tanuki peli-magenta —bien hecho Valon, llegaste sin problemas —le aplaudió a su primo.

—Buen salto Joey —añadió la rubia.

—Gracias Mai —rio el rubio —Vamos Duke ¿a qué esperas? —apuró al pelinegro, quien se preparó para saltar.

— ¡Animo Malik, tu puedes! —vitoreó Ryou, colocando sus manos alrededor de su boca.

El kitsune desvió sus ojos a su amigo y le sonrió por sus ánimos, enseguida sus ojos se cruzaron con los de Marik quien le dirigió una sonrisa ladina y un guiño de ojo, logrando un sonrojo, perfectamente disimulado por la altitud a la que estaba.

Duke saltó primero, apoyándose en la misma rama que Joey y Valon, dio una elegante voltereta y aterrizó de espaldas a la derecha de los ya mencionados. Tristán se llevó dos dedos a la boca y silbó en adulación.
Malik le siguió de inmediato, luego de pasar la rama intermedia dio también un giro para aterrizar de manos en la rama junto a Duke antes de sentarse.

— ¿Cuándo se volvió esto un concurso de gimnastas? —se burló Joey.

—Ven Yugi, te estoy esperando —alentó Malik a su amigo.

El pequeño tricolor tragó en seco, concentrándose totalmente en la rama a la cual saltaría, saltar nunca era un problema para él pero ver tanta agua debajo lo ponía un poco nervioso.

Tea afiló su mirada en el tricolor a su lado, preparándose para lo que tenía en mente, debía ser precisa y que pareciera un accidente.

Yugi dejó que Tea saltara primero, y tal como sus amigos, le siguió dos segundos después pero hubo algo diferente; Tea saltó más alto y se demoró un poco más en el aire, lo suficiente como para que ella y Yugi aterrizaran al mismo tiempo en la rama intermedia; con un veloz movimiento de su pie le hizo una zancadilla al tricolor, ayudándose de su cola para sacarlo de balance.

Todo eso lo suficientemente rápido para no ser visible.

Sin embargo, no contaba con que la caída de Yugi provocara que la rama se quebrara, mandándolos a ambos de cara a una caída segura al agua.

— ¡Yugi! —gritó Ryou, reaccionando a tiempo para levantarse y jalar a Bakura de su sitio, antes de que les salpicara el agua. Mai y Eiko no corrieron con la misma suerte, quedaron empapadas de pies a cabeza, por suerte ya tenían sus trajes de baño.

Tea salió primero a la superficie, escupiendo el agua de su boca y sacudiendo su cabeza para apartar el agua de sus orejas; Yugi no demoró en salir, tosiendo por un poco de agua que se le había pasado a los pulmones.

— ¡¿Por qué lo hicisite?! —se quejó el tricolor.

—No sé de qué estás hablando —negó Tea —la rama se quebró sola.

—No, tu... ¡ah! —Yugi fue sorprendido por un par de brazos que lo sujetaron con seguridad — ¿pero qué...? —lo primero que vio al abrir los ojos tras cerrarlos por instinto fue el rostro entre sorprendido e indignado de Tea, luego escuchó esa voz.

— ¿Estás bien, Yugi? —era Yami.

En efecto, el oji-vino al verlo caer no se lo pensó ni dos segundos para quitarse la ropa -quedando en traje de baño- y saltar al agua para ayudar al neko.

—Sí, lo estoy —Yugi se permitió agarrarse al cuello de Yami, permitiéndole al mayor sostenerlo mejor, aunque a Yugi no le costaba nada nadar —solo tragué un poco de agua —apartó el rostro, tosiendo suavemente.

—Ven te llevaré a la orilla —le dijo dulcemente.

—Gracias Yami, no debiste molestarte —acomodó su rostro en el cuello del mayor, dejándole que lo llevara a la orilla mientras Tea se quedaba allí, con un rostro por demás perplejo y furioso.

—No es ninguna molestia.

— ¡Yugi! —Malik aterrizó al lado de Ryou y Bakura, justo cuando Yami dejaba a Yugi sentado en la orilla para salir él mismo. Los demás no demoraron en volver a ese lado también.

—Yugi ¿estás bien? —preguntó Ryou, en cuanto el hanyou tricolor se puso en pie.

—Claro que no ¡Toda mi ropa esta empapada! —tembló en su lugar, pisando con fuerza con el pie derecho.

Malik buscó, de entre las cosas quien había llevado, una toalla y se la pasó a Ryou.

—Pobrecito, ven aquí —Ryou abrió la toalla y se acercó a su primo, empezando a secarle las orejas con suavidad — ¿no te entró agua?

—Por suerte, creo que no —sacudió su cabeza mientras su cola se enrollaba en su cintura.

Por mientras Tea se acercaba a las orilla, por donde estaban las chicas —creo que esta no es tu mañana, querida —Mai le ofreció una mano a la castaña para ayudarla a terminar de subir.

—Cállate Mai —gruñó ella, sentándose a su lado solo para sentir la pesada mirada de Ryou sobre su persona. Aparentemente, mitad conejo también había descubierto su triquiñuela.

Sin darle mucha importancia se sacó la blusa amarilla sin mangas y la mini falda roja que había escogido para ese día, quedando en un ajustado bikini color fucsia con detalles en rosa palo. Exprimió su ropa y la dejó en una roca cercana, a la luz del sol.

—Eso está mejor, ya quítate esa ropa —Ryou terminó de secar suavemente la parte interna de sus orejas.

—Sí, y vamos a nadar —lo abrazó Malik, acariciando su cabellera, cuyos picos aun goteaban ligeramente, tratando de subirle los ánimos.

—Está bien —el pequeño tricolor se decidió a olvidar el asunto por el momento, aunque no entendía porque Tea le había hecho semejante cosa; eso sí, la satisfacción de haber visto su rostro molesto cuando Yami le ayudó no se le quitaba, le dejaba un mal sabor de boca sentir eso ¡pero ella le había querido jugar pesado! Él no se consideraba vengativo ni nada, pero tampoco era un niño tonto que se dejaría manipular o agredir ante cualquier persona.

Pasaron en ese hermoso lugar gran parte de la mañana, la mayoría nadaba en la parte baja de la cascada o tomaban el sol tumbados en la orilla. Joey, con Valon y Duke se aventuraron a subir por los muros aledaños a la cascada a saltos hasta llegar a la cima. Arriba el agua estaba un poco más calmada pues había formaciones de rocas lizas que parecían separarlas ligeramente en pequeñas piscinas y además dividían de cierta forma la cascada en tres partes.

Con cuidado se sentaron los tres en fila, uno tras otro, en la división más cercana al borde y finalmente se dejaron caer. Las rocas lizas y musgosas le hicieron de un suave tobogán que los hizo caer casi en vertical.

El clavado fue precioso.

Joey salió el primero del agua hacia la orilla donde estaba Seto con Yami y Marik, pues Bakura estaba con Ryou en el agua y se sacudió el agua de la cabellera con un grito de júbilo.

— ¡Hujuuuu! Este es uno de esos sustos que valen la pena vivirlos —se dejó caer en el césped junto a su novio mientras los otros dos hanyou salían del agua también.

— ¿Estabas asustado allá arriba? —estableció Yami, burlesco.

—No viejo, pero una caída de unos 30 metros le hacen alocar el corazón a cualquiera —contradijo con la adrenalina aun fluyendo con fuerza por sus venas.

—Puedes decirlo dos veces —aseguro Duke, tomando una toalla para secarse un poco el pelo antes de sentarse en la base de un árbol.

—Ante de irnos de la isla hay que volver a lanzarnos de allí —declaró Valon.

—Me convenciste —Joey levantó la mano para chocar palmas con el oji-cian, antes de que este fuera a sentarse junto a Alister, quien no le sacaba los ojos de encima a Ryou.

El mitad usagi llevaba ya un rato en el agua con Malik, Tristán y Eiko, pero sobre todo con Bakura; al ojig-gris le molestaba notar como el de fríos ojos cafés parecía no separarse mucho de 'su' Ryou, pues más de una vez había intentado acercársele para poder charlar a gusto pero nunca se separaba de sus amigos.

-x-

Luego de que pasara de media mañana decidieron irse a la playa, cerca de dónde estaba el arrecife antes de que fuese hora de almuerzo.

En esa zona había mucha más gente, también habían pequeñas casetas que no estaban el día anterior, administradas por más hanyou adultos, cada una con diferentes cosas.

—Miren esas olas —Mai se llevó una mano sobre los ojos cuando el sol la deslumbró un poco — ¿alguien quiere ir a surfear? —dijo en broma, viendo a unos seis u ocho surfistas ya montado las olas lejanas, entre ellos le pareció distinguir una melena negra con mechas moradas.

—Creo que podemos alquilar unas tablas por allá —señaló una de las casetas —indicó Raphael.

— ¡Yo voy! —dijeron Yugi y Malik a la vez.

—Yo también —se sumó Joey con emoción.

—Por esta vez paso —Alister negó con su cabeza hacia Valón.

—Quizá podamos conseguir una lancha o una góndola para que todos podamos llegar más fácil hasta el arrecife.

Entre tanta distracción Alister logró acercarse a Ryou sin ser notado y le pidió al albino hablar en privado.
Ryou, harto ya de su insistencia, accedió para intentar convencerlo de que le dejara en paz de una vez.

Ambos se habían adentrado un poco de regreso a los árboles cuando Bakura y Malik se dieron cuenta de su ausencia.

— ¿Dónde fue Ryou? —se preguntó Bakura, mirando en todas direcciones.

Malik movió sus orejas, tratando de captar la voz de su amigo pero solo escuchó pasos alejándose y fue el rastro del aroma del albino lo que le ayudó a ubicarlo —se fue por allá —señaló —pero, hay alguien más con él —Malik puso algo más de atención —creo que está con Alister —frunció el ceño.

Bakura imitó aquel gesto y echó a correr por el lugar que Malik había señalado; le había prometido a Ryou que no dejaría que Alister le fastidiara más y así lo haría.
Cuando los halló, Ryou estaba sentado sobre un tronco caído, de brazos cruzados y mirando ceñudo a Alister frente a él. Se acercó un poco más para escucharlos.

—Antes de que empieces a decir cualquier cosa, tan sólo escúchame ¿sí?

Ryou resopló con algo de fastidio, pero se descruzó los brazos, demostrando que estaba dispuesto a oírle, fuese la tontería que fuese.

—Sabes que nos hemos extrañado mutuamente, Ryou —el aludido rodó los ojos —me hiciste falta, y sé que yo a ti también, aunque no quieras admitirlo —siguió, convencido de ello y se plantó justo frente al de cálidos ojos chocolate —Dame otra oportunidad, minino —una mano del peli-magenta alcanzó la melena blanca y la acarició hacia abajo — ¿sabes? Siempre me ha gustado tu cola —alcanzó a rozar parte de la misma con la punta de sus dedos, antes de que Ryou la bajara —aunque debo admitir que unas orejas como las de tu primo te quedarían mucho mejor.

Ryou ahora sí se mostró molesto. Se levantó del tronco con postura firme y miró mal a Alister —si eso era todo, permíteme irme.

Antes de que pudiera dar un paso indignado, Alister lo tomó de la cintura con ambas manos y, reteniéndolo por la sorpresa, empezó a cantar.

Yeah, is it too late now to say sorry?
Cause I'm missing more than just your body
Is it too late now to say sorry?
Yeah I know that I let you down
Is it too late to say I'm sorry now?
I'm sorry, yeah
Sorry, yeah

(¿Es demasiado tarde para decir que lo siento?
Echo de menos no solo tu cuerpo
¿Es demasiado tarde ahora para decir que lo siento?
Sé que fui yo quién te defraudó
¿Es demasiado tarde para decir lo siento ahora?
lo siento, oh lo siento)*

Ryou admitió para sí, que eso le había sorprendido.

Bakura sintió que le hervía la sangre al ver a Alister tomar tan descaradamente a Ryou por la cintura y asirlo a su cuerpo con semejante propiedad.

En cuanto notó que Ryou ponía sus manos en el pecho del peli-magenta con afán de empujarle, corrió hacia ellos y tomó a Alister por el cuello de la playera gris que traía, apartándolo de Ryou de un solo jalón que lo tomó desprevenido.

— ¡No le vuelvas a poner las manos en cima! —gritó más molesto de lo que quiso admitir a sí mismo, colocándose inmediatamente frente a Ryou quien, asombrado, colocó ambas manos delicadamente en la fuerte espalda que ahora lo cubría casi por completo de los ojos grises.

Alister, luego de retroceder un par de pasos, recobró una postura estable y miró con rabia al albino mayor. ¿Quién se creía ese imbécil para interrumpir sus intentos de enamorar a Ryou de nuevo? Primero se la pasaba todo el día con él y ahora lo defendía como su fuera su hermanito o su mascota? ¡Se estaba empezando a hartar de ese oportunista!

— ¿Y a ti quién te ha dado vela en este entierro? —le respondió, conteniéndose de no gritar —esto es entre Ryou y yo así que ¿por qué no mejor te largas de aquí?

—Ni en tus mejores sueños, imbécil —contestó sin dudarlo.

—Escucha idiota, ya me estás colmando la paciencia —Alister se acercó con toda la intención de tomar a Bakura por el cuello.

—Ni siquiera lo pienses, Alister —regañó Ryou, asomándose tras la espalda de Bakura.

El otro se mordió la lengua —entonces ven conmigo, Ryou —le tendió una mano —aún tengo que hablar contigo.

El mitad conejo ni se inmutó, permaneciendo junto a Bakura.

— ¿Acaso no entiendes el desprecio, tarado? ¡Deja a mi compañero en paz!

Tanto Alister como el propio Ryou se quedaron fríos ante lo dicho por Bakura.

— ¿Tu-tu compañero? —repitió sin creerlo —E-eso no es... no puede ser.

— ¿Ah no? —Bakura rodeó con uno de sus brazos a Ryou quien se había puesto a su lado, mientras con la mano libre levantó la sortija de su pecho — ¿acaso no reconoces este dije?... Oh perdón, olvidé que Ryou ni siquiera llegó a mostrártelo —se regodeó en su cara.

Alister miró incrédulo el accesorio dorado —No puede... ¿ese es tu dije? —miró ahora a Ryou, esperando tontamente una negativa

Luego de la sorpresa, Ryou encontró su voz para poder seguirle el juego a Bakura —de hecho sí, ese es mi collar —la cola blanca rodeó fácilmente la cadera del mayor —y, como vez, a mi compañero no le gusta que estés tan cerca de mí, así que, de una vez, déjame en paz, por favor —Ryou ahuecó su cabeza en el cuello de Bakura, permitiéndose abrazarlo —No quiero que mi compañero se moleste conmigo ni crea que le engaño, por eso, deja de insistir Alister —ofreció una inocente sonrisa.

—No lo creo —Ryou se tensó un poco —desde ayer, en ningún momento los he visto besarse, o tomarse de las manos ni nada parecido —se cruzó de brazos, tratando de parecer convencido con su argumento.

Ryou se mordió el labio inferior ¿qué podía decir a eso?

— ¿en serio quieres confirmarlo? Bien, que conste que tú lo pediste —Ryou sintió que su cuerpo dejaba de reaccionar cuando Bakura le tomó de ambas mejillas y empezó a bajar su rostro lentamente hacia el suyo.

¡¿De verdad iba a besarlo con tal de que Alister lo dejara en paz?!

Justo cuando intentó coordinar su cerebro y cuerdas vocales para decirle que no tenía por qué hacerlo, sintió los cálidos y finos labios de Bakura contra los suyos.

Ahora sí que su cerebro dejó de funcionar.

Notas finales:

Oh Ra! Me demoré más de lo que esperaba pero en esto si tengo una excusa valida n.nU

Me cogió Halloween entre medias y me ofrecieron participar de un concurso de fics con dicha tematica ¡así que accedí! y me centré tanto en ese OS que ni tiempo ni mucho menos inspiración le llegaban a este cap

¡Pero al fin logre terminarlo, espero que les guste!

A mi sí! El primer beso de Ryou y Kura! Kyaaaaaaaa! 

Por cierto ¿qué les pareció lo de Tea y Yugi? ¡Espero sus comentarios y opiniones al respecto! *w*

Ah! y si no han leido el one.shot de halloween os invitó a que se pasen por él, se llama Un Deseo En Halloween, es tender y puzzle, espero que lo disfruten ^^

Sin más que decir ¡me despido!

Ja ne~nya

.

*Pd: la canción, si alguien se lo pregunta,  es 'sorry' de Justin Bieber ^^U

Pd2: Creditos de la imagen a mi querida amiga y fabulosa artista Viki ¿te he dicho cuanto te adoro, querida?!  (no homo *tono de Yusei*)

xD

 

 


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