— ¿Qué hay de las clases? —consultó Tea
—Empiezo está semana, cuando llegue a casa me debe haber llegado la información del colegio, el uniforme, los libros y demás —respondió —como fue cambio de país me pondrán en la misma clase a la que iba.
— ¿En qué salón vas? —preguntó ahora Eiko.
—Segundo de prepa.
—Igual que yo —Mai levantó una mano e Izzy la chocó.
— ¿Y cómo está su familia chicos? ¿El señor Solomon? —consultó amablemente.
—El abuelo está muy bien, gracias —sonrió Yugi.
Y así siguió una larga charla de diversos temas mientras hacían el recorrido de vuelta a casa
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Luego de despedirse de Valon, Alister, Eiko y Raphael, el viaje en autobús fue mucho más tranquilo que el de hace un par de días, la mayoría iban dormidos, entre estos Yugi estaba tiernamente apoyado en el hombro de Yami, Seto tenía en brazos a Joey y Tristán estaba acomodado en los asientos dobles con Duke sentado en su regazo.
Ryou por otro lado iba despierto, leyendo algo en su teléfono mientras Bakura cabeceaba a su lado, casi sobre su hombro. Malik por otro lado cubrió con su cola a Marik quien se movía por lo menos cada quince minutos, colocando la cabeza en el hombro del zorro o contra su pecho o entre su cuello y al menor no podía parecerle más tierno.
Mai y Tea iban dormidas también en su asiento, Izzy estaba compartiendo silla con otra chica e iba mirando por la ventana con audífonos en sus orejas, se sentía un poco incomoda, había pretendido subirse al otro piso o incluso a otro autobús, pero entre Mai y Yugi la habían arrastrado de algún modo entre el tumulto de gente.
El aroma de Bakura la seguía mareando de alguna forma, aunque era más que obvio que estaba mezclado con el de Ryou y, a ser sincera, encajaban de forma perfecta, pero había algo más allí, una esencia ligeramente diferente que se debilitaba por momentos. Fue cuando se dio cuenta, era una esencia ajena al albino, seguramente de alguien que pululaba a su alrededor de forma constante.
Llevó una mano dentro del bolsillo de su falda, palpando la conocida forma de su colgante… Quería conocer a esa persona.
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Para cuando llegaron el sol ya se estaba ocultando
—Yugi.
—Mmm —el hanyou neko solo se movió un poco.
—Ya llegamos, hay que bajar —le tocó la mejilla con el índice —vamos gatito dormilón —no había caso, Yugi ni abría los ojos —bien, tú lo pediste —Yami se levantó y luego acomodó a Yugi en su espalda para poder bajar del autobús. El oji-amatista simplemente se acomodó con un pequeño bostezo tierno.
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—Ba-Ku-Ra… oye Bakura, ya llegamos —el nombrado se sobresaltó un poco mientras se llevaba una mano a frotarse los ojos.
—Ah ¿Qué? —murmuró somnoliento.
—Jejeje —Ryou rio con ternura —hora de bajar, dormilón —Bakura atinó a sonrojarse un poco y se levantó como si hubiesen prendido un petardo a sus pies, seguido de un sonriente Ryou.
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—Marik… Marik —Malik meneó la punta de su cola sobre la nariz del mayor —Marik —le llamó suavemente al oído.
Marik estornudó de repente — ¿qué? ¿qué? ¡ya… ya estoy despierto! —dijo con un ojo más abierto que el otro.
Malik se mordió el labio inferior para no reírse a carcajadas de aquella reacción —de acuerdo, en ese caso bajemos de aquí —Malik le dio un último toque a su nariz con la punta de su cola, la cual deslizó luego por su mejilla hasta su mentón; le dio la espalda para salir contoneando sus caderas, dejando a su paso un embobado Marik que no dejaba de mirarlo.
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Joey soltó un ahogado aullido cuando sintió presión en su oreja — ¿Qué demonios…? —miró a su pareja — ¡Seto ¿Por qué me mordiste?! —se quejó con un puchero.
—Porque no hay quien te despierte por las buenas cachorro —se rio quedadamente al levantarse —llegamos —le anunció yendo hacia la puerta.
—…Espérame —corrió tras él.
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Tristán salió, igual que Yami, con Duke aun durmiendo en su espalda. Mai y Tea salieron bostezando, cada una con un brazo alrededor de la otra e Izzy a su lado las miraba divertida pero con una expresión también cansada. Por fortuna las limusinas ya estaban listas para repartirlos a todos a sus hogares.
Izzy tomó sus maletas y se acercó a despedirse de Ryou ya que Yugi estaba dormido —estaremos en contacto ¿vale? —le guiñó un ojo —fue muy divertido conocerlos a todos, espero volver a verles —agitó su mano libre con una sonrisa.
—Te llamaré para que salgamos de compras un día de estos —le gritó la rubia con diversión y la pelinegra le gritó de regreso en acuerdo antes de subirse al vehículo que la llevaría a ella y a otras dos parejas a casa.
Malik se despidió y caminó hacia el auto en que se irían ellos para empezar a guardar las maletas, Marik y Bakura lo ayudaron mientras Ryou abría la puerta para que Yami entrara con el dormido Yugi, el albino los siguió y poco después los pelicenizos con Bakura para poder irse a descansar.
Ryou tuvo que despertar a Yugi cuando estaban a punto de llegar a su casa — ¿regresarás hoy? —le preguntó el somnoliento gato negro.
—Claro, tengo los libros en tu casa —dijo el hanyou albino —te veo en un rato —le guiñó el ojo y lo dejó bajar con Yami — ¿vendrás tú, Malik? —miró a su mejor amigo, acomodado en el hombro de Marik.
El moreno negó —no creo, a Ishizu no le caería en gracia que me quedase a dormir allá luego de estar fuera todo el fin de semana —se disculpó.
—Cierto —Ryou suspiró, a veces olvidaba que Malik si tenía que responder ante un familiar —salúdala de nuestra parte.
Malik asintió —les diría que vinieran a cenar a casa pero conociéndolos pedirán un pollo a domicilio y se irán a dormir hasta mañana, dúo de gatos perezoso —estiró una mano para revolver el flequillo de Ryou.
Ryou se rio —calla, tonto —se quejó, justo cuando el conductor freno en la puerta de su casa —nos vemos mañana —se inclinó para besar la mejilla de su mejor amigo y se despidió de Marik para bajar con Bakura que igual se despidió antes de ir a sacar las cosas de ambos de la cajuela —Gracias Bakura.
—Por nada —le sonrió —gracias a ti por este fin de semana.
Ryou le regresó la sonrisa —no tienes por qué darlas, ha sido divertido —se acomodó un mechón de pelo — ¿quieres pasar un rato? —cabeceó hacia el pasillo pues estaban en el recibidor.
—Creo que no está vez —negó sin quererlo realmente —ya es un poco tarde y Akefia me tiene que estar esperando para cenar —rodó los ojos —le dije que llegaría a comer.
—Oh, está bien. Supongo que te veré mañana en clases entonces —le sonrió.
—Sí, hasta mañana —tomó sus cosas y estuvo a punto de marcharse cuando el menor le llamó una última vez
—Bakura… ah, etto… mi~ —señaló su propio pecho.
Bakura se miró a sí mismo, notando la sortija en su pecho —ah sí, lo siento —con cierto dolor en el pecho se quitó la cadena del cuello y le regresó la sortija —gracias por esto.
—No-no hay problema —se mordió el cachete interno y agitó la mano —nos vemos.
Bakura también hizo un gesto con la mano y se fue.
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—Me gustaría invitarte a pasar a casa un rato pero estoy seguro de que mi hermana estará allí —se disculpó apenado al notar que ya llegaban.
—No te preocupes por eso, igual tengo que llegar a casa —le restó importancia.
Malik le sonrió —bien, por cierto… mi collar —por él le dejaría su collar a Marik pero si su hermana notaba que no lo tenía, ¡ay! la que se le liaba.
—Oh sí —Marik se lo quitó y se lo regresó —gracias por prestármelo.
—Fue un placer —susurró en cuanto el auto frenó.
Ambos bajaron y tomaron sus cosas —fue divertido, gracias por invitarme —sonrió Marik.
—Yo también me divertí —en un momento de valentía Malik se empinó y le besó la mejilla —hasta mañana —con las mejillas rojas el kitsune sacó sus llaves y se dirigió a la puerta de su casa para entrar.
Marik se le quedó mirando hasta que cerró la puerta y él se encaminó a su propia casa, tenía que poner su cabeza en orden… ¿realmente le gustaba Malik o era simple calentura? Entre más lo pensaba más se inclinaba la balanza peligrosamente hacia la primera opción.
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— ¡Estoy en casa! —anunció Malik nada más entrar.
—Bienvenido Malik —escuchó quedadamente la voz de su hermana desde lo que parecía ser su habitación —disculpa, estoy tomando un baño.
—Tranquila, también iré a ducharme —anunció de camino a su propia alcoba.
Malik dejó sus cosas al pie de su cama y se lanzó a la misma, cubriendo sus ojos con su propia cola mientras suspiraba, balanceando su dije entre sus dedos con una sonrisa boba en sus labios que aún tenían el sabor de la piel de Marik en ellos.
Con pereza se dio la vuelta en la cama para estirar una mano por el borde de la misma para abrir su equipaje y sacar su toalla, se sentó en la cama para empezar a desvestirse. Pasó una mano por sus cabellos alborotándolos y paseó sus uñas descuidadamente por su propio torso con la mente en otro lado… ¿qué habría soñado Marik aquella madrugada?
Suspiró para calmarse antes de que su deseo empezara a aflorar y sacó su ropa sucia para ponerla a lavar antes de meterse a su baño en ropa interior, iba a lavarse a conciencia el pelo y su esponjosa cola con su champú con olor a caramelo; después bajaría a cenar y a charlar con su hermana que seguramente le preguntaría mil cosas respecto a la acampada para luego subir a dormir.
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Yugi se despertó cuando se sintió algo incómodo y abrió los ojos a la vez que agitaba sus orejas solo para descubrir a Ryou acurrucado en la cama a su lado y abrazándolo como manos y cola como si fuese su peluche favorito.
¿En qué momento su primo se había colado en su cama?
— ¿Ryou? ¿Te pasa algo, Ryou? —lo meneó un poco pero no obtuvo respuesta alguna así que, como pudo, se zafó de su abrazo para poder salir de la cama y empezar con el día. No apagó la alarma para que el albino despertase a tiempo y se ducho rápidamente, se vistió y bajo a preparar tanto el desayuno como sus almuerzos -que básicamente eran recalentados de la cena de anoche- Cuando tuvo todo listo subió a ver porque su primo no bajaba y descubrió su alarma apenas sonando en el suelo bajo un almohada y Ryou enrollado con las sabanas hasta las caderas de forma realmente graciosa —pero bueno ¿y a este que le pasa? —con una sonrisa felina en sus labios, Yugi entró en el baño, se mojó una mano y luego regresó junto a Ryou para pasársela por el rostro sin contemplaciones.
El mitad usagi por supuesto se levantó sobresaltado — ¿qué pasa? ¿qué?... —adormilado se tomó un momento para aclararse la vista y observar a su alrededor — ¿Qué… qué hago en tu cuarto, Yugi? —pregunto en un bostezo.
—Eso quiero saber yo —le regresó con una ceja arqueada.
Ryou volvió a bostezar —no lo sé… habré caminado hasta aquí sin darme cuenta en la noche —le restó importancia — ¿Qué hora es?
—Te diré que estuve a punto de desayunar sin ti —Ryou miró a su primo ya uniformado y comprendió que se les hacía tarde por lo que se levantó de un salto de la cama para salir del cuarto.
—Está haciendo más calor ¿no crees? —comento el oji-castaño de pronto, mientras bajaba las escaleras.
— ¿Calor? —murmuró Yugi al oírlo, la temperatura estaba igual que cuando llegaron el día anterior, de hecho diría que un par de grados más frescos. Agitó la cabeza cuando Ryou lo llamó desde la mesa y dejó pasar ese extraño comienzo de mañana.
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Malik le mandó un mensaje a Yugi en la mañana para decirle que se fueran sin él a clases, que se encontrarían en el colegio. Se le había hecho un poco tarde y sabía que no llegaría a tiempo si pasaba por casa de sus amigos primero.
Se le había complicado un poco conciliar el sueño la noche anterior, a pesar de estar cansado luego del fin de semana que habían pasado, de alguna manera se sentía incómodo en su cama, cosa que lo hizo dar vueltas y vueltas sobre la misma para tratar de acomodarse. Llegó a la penosa conclusión de se había habituado a dormir junto a Marik, a sentir su calor al otro lado del lecho, a que al despertar estuvieran muy cerca el uno del otro y sobre todo a sentir su delicioso aroma inundando todo a su alrededor.
Para cuando se había dormido su despertador digital ya llevaba un rato marcando fecha de martes y a la mañana siguiente le costó al menos 10 minutos más de lo habitual despertarse y vestirse, por suerte Ishizu se había tomado el detalle de preparar el desayuno por lo que ahora se hallaba saltando por los tejados, rezando por llegar antes de que sonara la campana.
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A fin de cuentas lo había logrado, entro junto a otros tres chicos a dos minutos de que sonara la campana y que llegara el profesor por lo que de inmediato tomo su lugar al lado de Ryou quien estaba con una cara de aburrido que no podía con ella, con la cabeza apoyada en su mano cuyo codo reposaba en la mesa y sus ojos perdidos en la cristalera de la ventana, además ¿se estaba abanicando el rostro con un abanico de papel?
Volteó a ver a Yugi, estaba charlando con Yami pero miraba de reojo a Ryou. Cuando el profesor llegó los tricolores dejaron de hablar para prestar atención al frente pero Yugi se tomó un momento para ver la mirada confundida de Malik quien cabeceó hacia el albino a su lado -que aparentemente ni se había enterado del ingreso del profesor al aula-, obteniendo solo un encogimiento de hombros de Yugi, quien estaba igual de confundido con las acciones de su primo.
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—…That's why it's the right way to use- —el profesor de Inglés fue interrumpido por el sonido de la campana que indicaba el finalizar de las clases —bien, pueden retirarse, tendremos un examen de los últimos tres temas la próxima clase —anunció, ganándose un quejido de más de la mitad del salón —por lo tanto les sugiero que repasen, los veo el jueves clase —añadió tomando su maletín para salir del salón.
— ¿Vamos a algún lado? —le preguntó Duke a Joey mientras iban saliendo.
El rubio negó —le prometimos a Mokuba y Serenity que llegaríamos temprano, quieren que les contemos a detalle de la Koya no Tabi —explicó —viejo, ayer llegue con un sueño que toque la cama y no supe nada hasta que Serenity me levantó esta mañana —dijo con gracia.
—Ya, yo también —rio el pelinegro, recordando que el ama de llaves había tenido que llamar por lo menos tres minutos sin descanso a su puerta esa mañana.
—Qué te parece si vamos a tomar algo solo tú y yo —le propuso Tristán a su pareja, pasándole un brazo por sobre los hombros.
—Suena bien —Duke le dedicó su sonrisa coqueta al moreno.
—Bueno, hasta mañana amigos —se despidió el rubio en voz alta para marcharse con Seto.
—Sí, nos vemos —Duke y Tristán igual se despidieron para tomar su camino.
Los seis restantes respondieron para luego encaminarse a sus propios hogares pero una voz femenina los interrumpió — ¡Yugi, Ryou! —una pelinegra con uniforme escolar diferente al suyo estaba esperándolos a fuera del colegio —hola chicos.
Ellos la reconocieron de inmediato pero antes de decir nada Mai había aparecido de vete tú a saber dónde e iba corriendo hacia la chica, dejando atrasa a Tea y una molesta Rebecca —Hola Izzy.
Las dos chicas se saludaron de inmediato con sonrisas, los muchachos saludaron a la pelinegra de vuelta y pronto las alcanzaron las dos hanyou faltantes.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó Tea con las manos en las caderas, al contrario que Mai ella no había hecho buenas migas con la pelinegra.
—Bueno, me enteré que mi escuela queda cerca de la suya así que pedí indicaciones y aquí me tienen —respondió sencillamente, llevaba una chaqueta escolar de color morado sobre una blusa negra y una falda a juego con la chaqueta pero de un tono bastante más oscuro, las medias le llegaban a medio muslo y usaba zapatos escolares; llevaba una bandolera gris con el tirante cruzando por su torso.
— ¿Sí? ¿Dónde estudias? —preguntó la rubia, sin reconocer el uniforme.
—Preparatoria Korium —respondió, enseñando su carnet de estudiante.
—Y tan cerca, a cinco cuadras —reconoció Ryou.
Mai la miró con cara de pena —te invitaría a ir a algún lado pero mi madre me pidió que llegara temprano para no sé qué cosa.
La pelinegra negó de inmediato —no te preocupes, yo tampoco puedo hoy, tengo que hacer algunos mandados.
La rubia aplaudió —perfecto, entonces quedamos otro día con más calma —sonrió y se despidió de todos para irse seguida de una callada Rebecca.
— ¿y a Becca que le pasa? —le preguntó Bakura a Tea.
—Sigue molesta porque no pudo ir con nosotros el fin de semana —dijo con una pequeña sonrisa, e iba a abrazarse a Yami cuando se dio cuenta de algo que la dejó congelada.
— ¿entonces tienes algunos encargos? —preguntó Yugi amablemente a la pelinegra.
—Sí, tengo que ir a este sitio a firmar unos tramites —sacó una hoja de su bolsillo y se las enseñó.
—Es aquí cerca —dijo Bakura —dos cuadras hacia allá y das vuelta a la derecha —señaló.
— ¿Sí? Muchas gracias —le sonrió al albino mayor. Fue a decir algo más pero el claxon de una moto la interrumpió.
—Oye Bakura, vinieron a buscarte —señaló Marik.
En la acera una moto de color rojo oscuro se había parado, manejando había un chico un par de años mayor que ellos que vestía una camiseta roja bajo una chaqueta de cuero y jeans oscuros. El conductor se quitó el casco justo cuando todos volteaban ante lo dicho por Marik, dejando ver su piel morena y el cabello apenas corto, rebelde y de color platinado.
— ¿Qué rayos? —murmuró Bakura para sí mismo al verlo.
— ¿Ese es tu hermano mayor? —le preguntó Ryou, quien había estado bastante callado durante el día.
El cuestionado afirmó mientras caminaba hacia la moto — ¿Qué haces aquí, hermano?
— ¿Izzy? —Ryou chasqueó los dedos frente a la pelinegra cuando la notó algo tensa, mirando aun hacia la moto o más bien al dueño de la misma — ¿qué pasa? ¿viste algo interesante? —le miró de forma pícara.
Izzy se sonrojó y llevó de inmediato su mano, cubriendo parte de este al sentir sus mejillas calientes —yo… yo… —balbuceó sin saber que decir.
— ¿Pasó algo? —le preguntó Yami a Bakura.
—Tengo que irme, Akefia necesita que lo acompañe a hacer algunas cosas, dice que tiene que salir de la ciudad unos días —explicó. Al oírlo la pelinegra sintió que ese nombre empezaba a repetirse como eco en su mente ‘Akefia’ —nos vemos mañana —chocó puños con Marik y Yami y se despidió de los cinco hanyou presentes, aunque las dos hembras le respondieron más distraídamente, ambas algo atónitas por distintos motivos —vámonos pues —tomó el casco que le dio su hermano y subió tras él en la moto.
—Veo que tienes más amigos —le dijo el peliplata con una sonrisa de lado a lo que su hermano solo bufó. El mayor fue a saludar con la mano a los amigos de su hermano solo para fastidiarlo/avergonzarlo un poquito, aunque su mirada se vio atrapada en los ojos chocolate de una pelinegra que lo veía apenada; sintió algo extraño cuando sus ojos chocaron por lo que se apresuró a encender la moto — ¿y esa es tu novia? —preguntó casual, al notar que el uniforme no concordaba.
— ¿Quién? —preguntó con el ceño fruncido.
—La de pelo largo —detalló.
— ¿Izzy? No, es amiga de unos compañeros, recién la conozco —dijo sin más, colocándose le casco —estudia aquí cerca, la acaban de transferir de Inglaterra creo —añadió distraído, despidiéndose de Ryou con la mano — ¿arrancas o qué?
—Sí, sí. Calla, mocoso —le molestó, dio una última mirada a la pelinegra en cuestión y se le escapó una pequeña sonrisa antes de ponerse el casco e irse.
—Wow —murmuró para sí Izzy con un suspiro, antes de darse cuenta de que era observada por Ryou, Malik y Yugi —yo, bueno, ah… te-tengo que irme ya así que ¡nos vemos, chicos! —se despidió apurada y siguió la dirección que Bakura le había indicado antes. Cuando se perdió de la vista de los demás se recargó contra una pared y se abanicó el rostro “creo que ya encontré la fuente de ese delicioso aroma” pensó para sí reprimiendo un gemido-chillido de emoción, definitivamente necesitaba volver a ver a ese chico.
—Bueno, será mejor que nosotros también nos vayamos —dijo Marik con intensión de caminar al lado de Malik pero el grito de Tea interrumpió.
— ¡Yami! —soltó en un quejido que sonaba a reclamo.
— ¿Qué ocurre Tea? —le aludido reprimió las ganas de poner los ojos en blanco.
— ¿Por qué llevas puesto eso todavía? —la kitsune se mordió el labio inferior entre dolida e indignada.
— ¿Qué? —Yami la miró sin entender y ella le señaló la cadena que llevaba al cuello. El tricolor se miró a sí mismo, notando la pirámide dorada que aun colgaba por su pecho — ¡oh! —miró a Yugi —lo siento, olvidé devolvértelo ayer.
—No, no. No te preocupes —negó con las manos —yo igual olvidé pedírtelo —se reprendió en silencio por descuidado ¿cómo había ido a olvidar su colgante? ¡ni había pensado en ello! Era increíble.
Sin quererlo realmente, Yami se quitó la cadena y se la regresó a Yugi quejándose internamente del que Tea hubiese hablado.
— ¿Ya podemos irnos? —apuró Marik para salvar a su amigo, viendo que Tea pretendía seguir hablando.
—Sí, sí —apoyó Ryou — ¿Qué les parece si vamos por un helado de camino?
— ¡Claro, vamos! —Yami tomo la oportunidad para alejarse de Tea lo más pronto posible, jalando un poco a Yugi de la mano.
Malik miró al albino con una ceja arqueada — ¿ahora tienes antojo de helado?
—Sí, quiero algo frío —afirmó descuidadamente.
Malik intercambió miradas con Yugi pero ninguno dijo nada y los cinco fueron a comer sus helados antes de separarse para irse a sus casas.
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— ¿dices que estaba en tu cama esta mañana? —le preguntó Malik en voz baja.
—Sí, ni me di cuenta cuando entro a mi cuarto y según él, tampoco sabe —le respondió, guardando los trastes limpios.
—Hmmm —Malik se quedó pensando.
— ¡Ahhhh! Así está mucho mejor —Ryou bajó por las escaleras estirando los brazos hacia el techo, habiéndose cambiado el pantalón por un short gris hasta antes de las rodillas y dejado en su cuarto la chaqueta del uniforme.
Malik se miró con Yugi antes de decidirse —Ryou, ven acá un momento —lo llamó.
—Sí ¿qué pasa? —preguntó con su sonrisa amable. Sin decir una palabra Malik lo rodeó con su cola y cerró los ojos para empezar a olfatearlo sin recato —Malik ¿qué estás…? —Ryou empezó a reírse cuando Malik se acercó a su cuello, haciéndole cosquillas,
Luego de unos segundos el moreno se separó con los ojos muy abiertos —Joder —masculló.
— ¿Qué pasa? —repitió el albino.
—Ryou… está por venirte el celo —le dijo con gesto de pena.
— ¡¿Qué?! —el albino se dejó caer en la silla más próxima con expresión de angustia — ¡Noooooo!
Continuará…