Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Four seasons por kurotsuki_mikoto

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Advertencias: situaciones incomodas (¿) randoms xDD

Aclaraciones:

  • Este fic es un songfic, pero como era un huevo buscar canciones que se adaptaran a los capítulos y no quería que se convirtiera en un fanfic de Disney por musicales o High School Musical, las canciones empezaran a adaptarse de forma salteada en los capítulos ;) porque yolo.
  • Ningún personaje aquí presente me pertenece, derechos reservados a dreamworks y sus respectivos colaboradores, etc.

Espero que disfruten leyendo este capítulo de la misma forma que yo disfrute escribirlo –les lanza corazones gays- disfrútenlo

Decir que había sido fácil contarle a sus amigos lo que sucedió la noche de la fiesta, sería una mentira. Fue una de las cosas más difíciles que Jack había hecho hasta ahora, y era en serio, ni siquiera la vez que tuvo que presentar la historia completa del surgimiento de la música tuvo tantos huecos o huevos inventados como la que estaba dando en ese momento.

No podía decirles todos los detalles y entre los huecos que su orgullo dejaba en su relato, tenía que utilizar toda su imaginación para decirles que no había ingerido tanta bebida alcohólica, que olvidaba cual de todos los integrantes de rugby había sido el que empezó con los juegos de destreza, la hora en que se retiro (tuvo que mentir y decir que había sido casi al amanecer) y sobretodo, omitió el hecho de haber cantado, cargado y guardado en un cuarto ajeno por un sexy...por un chico de deportes.

—Jack.

Y la primera llamada de atención sería cortesía de Rapunzel, la cual no tenía muy buena cara desde que menciono lo de las bebidas prohibidas, Merida estaba más entre divertida y con el semblante ligeramente fruncido, como él cuando intentaba buscar el comentario sarcástico perfecto del repertorio que tenía en su cabeza. Aquellas expresiones ya las esperaba, pero quien lo dejo con la sorpresa fue su hermano ante la radiante sonrisa que tenía en todo momento.

—No espera Punze, aún no termina.

Jackson levanto la mano para darle oportunidad a seguir hablando, pero para ese momento Jack ya había dicho todo (o al menos lo que planeaba decir).

 

—No, es todo.

 

—No, te falta decir “oh hermano, he perdido a la apuesta. Ahora es decisión tuya que prenda usare para el día de hoy” — y antes de que Jack pudiera hablar luego de poner los ojos en blanco, su hermano lo interrumpió sin dejar de sonreír —Eso y contarnos sobre tu príncipe encantador. Ya sabes, el que te recogió y con el que dormiste anoche.

 

Sentía como todo el calor se elevaba de forma abrupta a sus orejas y sus mejillas al captar la mirada picara de su hermano, la boca abierta de Merida y los ojos incrédulos que Rapunzel tuvo en lugar de los molestos.

 

— ¡¿Qué?! — ambas preguntaron al unisón, emocionadas y con su instinto de inmiscuirse en chismes ajenos que toda mujer tenía hasta la medula de su ser. Ahora la opción de ahogarse con el brócoli que tenía en su plato resultaba tan seductora como un plato entero de nieve de limón.

 

— ¿Quién?

 

— ¿Cómo?

 

— ¿Cuándo?

 

— ¿Dónde?

 

— ¡DETALLES JACKY, NECESITAMOS DETALLES!

 

Otra cosa que debía quedar en claro era que si Merida y Rapunzel tenían un objetivo común para sacar información, era imposible que lograran su objetivo. Porque si Jack no soltaba la lengua ellas terminarían inventándose una historia digna de una película romántica combinada con drama y suspenso.

 

—No fue la gran cosa. Fue un amigo de esos tipos, supongo que se sintió responsable.

 

— ¿Y por qué no te llevo a tu cuarto?

 

—Porque yo no estaba en condiciones de decirle en que edificio estaba y alguien iba a vernos— no era mentira y agradecía tener que aclarar eso antes de que la sonrisa burlona de Merida se ensanchara más. Ahora su entusiasmo bajo a simple inconformidad por algo tan simple y cliché. Perfecto.

 

— ¿Y cómo era él?

 

Ahora era Rapunzel quien iba a la carga con las preguntas.

 

—No lo sé, no recuerdo...

 

—Es alto, castaño y muy educado— Jackson sonrió al darle armas a ambas damas que volvían a tener ese brillo que cualquier depredador tendría al tener frente a frente su presa sin opciones de escape.

 

Pero Jack ya no sabía en que concentrarse más, si en sus respuestas que debía elegir con cuidado, en no dejar que le tomaran el pelo los tres frente a él y lo arrinconaran a decir más de la cuenta o en la pregunta que su hermano había sembrado en su cabeza.

 

— ¿Tú como sabes?

 

Al final, la última duda fue la causante de desmoronar todos sus objetivos planteados a lo largo de ese almuerzo.

 

—Entonces si es educado— comentó la rubia con una sonrisa emocionada.

 

— ¿Es guapo? — Merida ya no dirigía sus preguntas a él y eso dejo al albino con un mal sabor de boca. Si, el también quería saber porque su hermano sabía esos datos pero tampoco tenían que pensar que sabría todo al respecto.

 

—Ese no es el punto.

 

— ¿Es feo?

 

—No pero...

 

—Aah~ entonces si es guapo.

 

Primer error, cometido.

 

—Y es tan educado que te manda esto— Jackson dejo caer unas pastillas en la bandeja de comida a la que Jack recurría de vez en cuando durante la conversación para evitar ser demasiado evidente.

Era consciente de lo que su hermano quería lograr al hablar con ese tono que oscilaba entre acusador y burlón junto con sus acciones, pero eso tampoco lo dejaba controlar sus reacciones, mismas que lo delataron cuando abrió los ojos más de la cuenta con sorpresa.

— ¿Cuándo...?

 

—Mientras te buscaba lo encontré y creo que es fácil deducir que somos hermanos. Ya sabes, desde que somos gemelos y todo ese asunto.

 

—Oh, por, dios... ¡Jack! ¡Que lindo! ¡No te olvido después de que pasaron la noche juntos!

 

—Punze no lo digas así ¿ok? Además dormimos en lugares diferentes...

 

— ¿Y tu como puedes estar seguro cuando no podías ni decir donde esta nuestro edificio?

 

Jack no quería darle la razón a Mérida, pero admitía que tenía un punto a su favor.

 

—Bueno...

 

—Dijo que era para el dolor, al parecer te pegaste en la cabeza— la observación de su hermano no tuvo otro efecto que no fuera euforia por parte del par femino que parecía tener más de una teoría en mente y ninguna de ellas era buena para el orgullo o reputación de Jack.

 

—Me caí.

 

—O te puso contra la pared...

 

— ¡Merida!

 

A pesar de la réplica, Rapunzel parecía tan emocionada como su amiga del alma y eso solo aumentaba la temperatura que el interrogado tenía en ese momento.

 

—No, míralo. Todavía se puede sentar.

 

—Tienes

 

—Y.

 

Los tres se quedaron callados cuando Jackson volvió a tomar el protagonismo en la conversación y por su sonrisa, todo indicaba a que había dejado lo mejor para el final.

 

— ¿Dijo algo más?

 

— ¿Acaso hubo besos, abrazos?

 

Ahora si estaba perdiendo la calma, su segundo error

 

— ¡No hubo besos!

 

— ¡Entonces si hubo abrazos!

 

—Me dijo que te diera un mensaje de su parte, Jacky.

 

— ¡¿Qué?! ¡¿Qué?!

 

— ¡Vamos Jacks dilo!

 

Para ese punto Jack no podía decir ni una oración tan simple como “no me importa” por culpa de la vergüenza.

 

—Dijo...

 

Quería saberlo, pero no iba a darle gusto a su hermano al también preguntar él.

 

— ¡SUELTALO JACKS!

 

—“creo que tiene futuro en las artes con esa voz”

 

Ambas pegaron un grito tan fuerte y agudo que el albino no fue el único que se vio obligado a taparse los oídos para evitar que su sentido del oído muriera en ese momento.

 

— ¡¿CANTASTE?!

 

— ¡¿TÚ?!

 

— ¡¿AL FIN?!

 

— ¡JACK ESO ES TAN ROMANTICO!

 

— ¡NO ES ROMANTICO CANTARLE A UN EXTRAÑO MIENTRAS TE ESTAS DESMAYANDO! — frunció el ceño al perder completamente su lógica de mantenerse callado para no ganarse más burlas por parte de ese trío.

 

— ¡Ósea que si le cantaste!

 

—Al menos si fue cantando y no haciendo otra cosa.

 

— ¡MERIDA!

 

Ambas soltaron en una fuerte carcajada que Jack estuvo a punto de ahogarles con su jugo de manzana que tenía justo a un lado de él.

 

—Es el destino Jack, quizá el es la persona con la que debes...

 

—Punze, esto no es como en las historias de romance que tanto te gustan. Es la vida real.

 

—Pero ella tiene razón. Cuesta creer que por casualidad te topas con un chico alto, guapo y educado a la semana que tú mismo dijiste “prefiero volverme gay”

 

— ¡ESO LO DIJE PORQUE USTEDES ESTABAN APOSTANDO CON QUE CHICA SALDRÍA!

 

— ¡TU SABES QUE TE MUERES POR LAS DOS!

 

—No, preferiría ser... asexual— se corrigió ante la sensación de “deja vu” que tenía en ese momento.

 

—Vamos Jack, todos en esta mesa sabemos que eres bi. Bueno, todos menos tú.

 

Y ahí estaba Jackson, dando más argumentos al porque no era bueno tener un gemelo propulsado en su nivel de sarcasmo e irritación al doble que el tuyo. O bueno, al menos solo a él le dedicaba sus bromas más irritantes que se le pudiera ocurrir.

 

—No lo soy, que ustedes se inventen mi orientación sexual y mis problemas románticos no es mi problema.

 

—Es tímido.

 

Jack tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no dejar que el dolor de cabeza que persistía lo dejara noqueado directo en su almuerzo y no despertara hasta dentro de dos años o más. Quizá para el día de su graduación.

 

—Bueno, podemos hablar de eso después. Hoy tenemos dos objetivos entonces ¿no chicas?

 

—Oh vaya que sí.

 

— ¡Esto será divertido! — ni siquiera en labios de Rapunzel eso le dejaba más tranquilo.

No sabía que tramaban con esa mirada que ahora lanzaban los tres contra él, pero intuía que no debía ser nada bueno.

 

b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; 

 

Tal y como había previsto, los planes de su hermano y sus dos compinches fueron directo a atacar el orgullo, dignidad e imagen del albino que ahora tenía que caminar con toda la naturalidad que la vergüenza le permitía por aquellos pasillos de la escuela.

 

—“Lo diseñe yo misma” — repitió en voz baja mientras sus pasos tacan un ligero ‘tac, tac’ en cada momento en que sus tacones (si, SUS TACONES) chocaban con el piso.

 

Intento apelar cuando su hermano le ofreció incluso una corona de burla, medias y tacones. Pero lo único que recibía era la frase que los dos usaban contra el perdedor de cualquier apuesta.

 

Deudas de juego son deudas de honor

 

Así que ahora a Jack no le quedaba de otra más que ignorar las miradas curiosas con las que llegaba a cruzarse en el edificio, fingir que no era incomodo caminar con tacones y que llevar un maldito vestido que le llegaba poco más arriba de sus rodillas, recto pero con un maldito cinturón que le daba una figura casi femenina (las miradas de Rapunzel y Merida fueron suficientes para saber que si se veía como un travesti más hacia lo femenino que a lo masculino), incluso el moño blanco al estilo victoriano le parecía ridículo (aunque elegante, y no lo diría nunca) si lo comparaba con las estúpidas medias que su hermano le había dejado con la misma actuación que una persona deja una ofrenda en el altar y lo más ridículo no era eso o el cuello recto. No, tampoco eran las mangas con holanes o el moño que se veía en su espalda.

Lo peor eran los tacones, de un maldito color rosa con rojo fosforescente y no estaban en sincronía ni con su aspecto ni con su ropa. Ah y para colmo estaban más altos que los tanques que llego a usar en una ocasión, así que caminar no era tarea fácil en ese momento.

 

Entonces si quería pasar desapercibido, su pésima combinación no lo dejaba ser invisible. Al menos no para el cincuenta por ciento de la gente que reparaba en su presencia.

 

¿Qué podía ser peor?

 

Bueno, si algo era claro para la mayoría de la gente, era que nunca debía pensar alguien “oh vaya ¿esto puede empeorar? porque entonces la vida lo siente como un desafío donde ella siempre te termina aplastando.

Pues bien, esta ocasión no fue una excepción. Apenas iba a medio pasillo luego de haber presentado el examen de Jackson, cuando diviso a un grupo de extranjeros (así llamaban a los estudiantes que no pertenecían a la sección) haciendo jaleo y soltando bromas pesadas acerca de las peores cosas que a alguien le puede pasar en el escenario.

Jack no necesito que se acercaran para identificar al rubio de las rastas que discutía con su hermana mientras otro chico más fornido no dejaba de presumir acerca de su talento en las artes como en los deportes.

Miro a todos lados, dando media vuelta de forma discreta y buscar un lugar donde pudiera ocultarse hasta que el peligro pasara. No tenía en claro porque quería evitar que los integrantes de rugby lo vieran así, pero su instinto le decía que ellos eran tan boca floja y burlones como él y su hermano lo eran con el otro e incluso con sus amigas.

Si la razón era para evitar burlas, chismes o que “el” se enterara no lo pensó demasiado. Quizá era por una sola razón o por todas, pero si algo debía hacer era mantener oculto el tiempo necesario para tener una vía de escape libre.

Quiso creer que su suerte daba un ligero vuelco al toparse con la puerta que lo dirigía a los baños de hombres, un lugar a donde debía entrar rápido antes de que alguien viera a “una chica” de pelo blanco y corto entrando a la sección de varones.

Imaginarse a ese grupo diciendo cosas como Si, ese chico que jugó con nosotros parece tener tendencias de travestismo. Y ni siquiera tiene un buen gusto, maldito bicho rarole daban un retorcijón desagradable en el estomago. Y ahora que Rapunzel, Merida y Jackson sabían sobre el chico que le había ayudado, la idea de que fuera el típico crush imposible que toda estudiante tiene durante la escuela, se elevaba a una probabilidad que lo dejaba con un mal sabor de boca.

 

—Es lo último que necesito.

 

Porque desde su punto de vista aquello no era más que distracción y obstáculos para llegar a tener buenas notas. Y si aún con todo su esfuerzo le costaba mantener su estado académico, ahora imagínense como sería con su mente envuelta en otros asuntos.

Aprovecho que había entrado en el sanitario para bajar la tapa y sentarse a solas en el cubículo. Repasando lo sucedido en las últimas veinticuatro horas

Necesitaba eso, un momento a solas para concentrarse en lo tonto e infantil que era asumir tener un repentino gusto por un extraño cuando solo lo había visto unos minutos. Porque las horas no contaban, no cuando estaba más con su mente por los suelos que su consciencia por las nubes.

 

—Bonitos zapatos.

 

Jack se sobresalto al escuchar esa voz a un lado de su cubículo del baño. Agradecía en su mente el no tener que hacer sus necesidades en ese momento o ese susto habría sido suficiente para cortar toda inspiración que llevara en el momento.

 

—Gracias.

 

No tuvo que esforzarse mucho para ver los tanques desgastados que estaban a un lado de la pared que los separaba, era fácil imaginar una sonrisa burlona al otro lado del compartimento que veía los estúpidos tacones fosforescentes casi imposibles de no ver.

Una buena idea era desertar e ir en busca de otro escondite (a estas alturas los integrantes de rugby ya deberían estar pasando de largo los sanitarios) pero la voz hablo de nuevo, llamando su atención por lo bizarra de aquella escena.

 

—Hay mucho ruido en este edificio, no puedo escuchar ni siquiera lo que pienso ¿no te ha pasado?

 

—Si, a veces es bueno pero en otras no tanto.

 

—A veces uno solo quiere paz.

 

— ¡Y ni siquiera en el baño la obtienes por su música de fondo!

 

—Creo que se toman su papel de artistas muy en serio.

 

—Pero te toco suerte— señalo Jack al empezar a disfrutar aquella conversación sorpresa en los retretes —hubo una vez que pusieron una canción de heavy metal. Era difícil concentrarse.

Se escucho una risa de su lado izquierdo y Jack solo pudo agradecer que no mencionara ni fa del extraño calzado que tenía.

 

— ¿No tienen un momento relajante? Como, no sé, horas de estudio o algo así.

 

—Si y no, ¿Quiénes crees que somos? ¿Los del área de letritas?

 

—Letritas— repitió el chico del otro lado con algo de ironía —allá también hay música pero no tanta.

 

—Aquí ya lo adoptaron más como un rito satánico o costumbre.

 

—Podrían poner una canción cantada por alguien mudo y sin instrumentos.

 

Ambos rieron al imaginar el seco gruñido que las bocinas del edificio emitirían por culpa de la estática y un audio inexistente que daría al menos tres minutos de silencio al edificio.

 

—No, creo que eso sería más como un funeral o la entrega de notas.

Jack apenas iba añadir un comentario a su favor cuando tuvo que taparse la boca para no soltar una carcajada al vislumbrar que el chico de al lado estaba estirando la mano por debajo de la pared que los separaba en los baños.

 

—Por cierto, mucho gusto.

 

—Igualmente, me llamo Jack.

 

—Mucho gusto Jack, yo me llamo Hiccup.

 

—Debo deducir que es tu verdadero nombre y no un apodo artístico que adoptaste ¿verdad?

 

— ¿Qué te hizo adivinar tal cosa? — Jack no tuvo que verlo a la cara para saber que eso fue sarcasmo en su máxima expresión.

 

—Tengo un sexto sentido muy agudo, muy agudo.

 

—Puedo darme cuenta... ¿tu eres de artísticas, verdad?

 

— ¿También tienes un sexto sentido?

 

—Creo que sería más como un “séptimo” sentido.

 

Hubo otra risa entre dientes por parte de ambos.

 

— ¿Juegas algo como “dark souls” o algo por el estilo?

 

— ¿LOL cuenta?

 

— ¡¿Juegas League of Legends?! ¡Tienes que pasarme tu usuario!

 

Esta vez no hizo ningún esfuerzo por evitar reír cuando el teléfono de su vecino fue pateado hacia su lado. Para esas alturas del día Jack no sabía que era lo más raro, si la fiesta, la cruda, el vistazo fugaz con el chico de rugby que le había ayudado o esa platica que estaba teniendo (en el baño) con un sujeto de nombre gracioso (que conoció en el baño) y al que ahora le estaba dando su número de teléfono para pasarle por mensaje el nombre de su usuario (en el baño).

Pero al menos tenía una anécdota digna de contar en esas tardes aburridas en que no podían salir del edificio por el mal clima.

 

—Bueno Jack tengo que irme, hoy va a hacer una presentación una amiga en coro y tengo que alcanzar a los demás. Que todo te salga bien.

 

—Si, si. Muchas gracias— puso los ojos en blanco al escuchar que jalaba la cadena y el agua amortiguaba un poco el cuido de la puerta ajena abrirse y el grifo escupiendo agua en los lavabos.

 

— ¿Estarás libre esta noche?

 

—Creo poder conectarme a las once.

 

—Entonces vayamos a cazar algunos monstros a las once.

 

—Hecho.

 

Bien, ahora que su agenda tenía reservado un juego en línea para la noche, tendría que aplazar su discusión con su hermano y las otras para más temprano o tarde y tener libre esos momentos para concentrarse en subir su nivel.

Si bien no quería pensar en el castaño que vio fuera de la cafetería, una que otra ronda de media hora en juegos no le haría daño e incluso podía ser benéfico para su salud mental.

Eso y que todo lo ocurrido solo le provocaba una sonrisa por la absurda situación de la que fue participe.

 

—Bueno, creo que ya es hora de regresar a la habitación.

 

b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; b35; b34; 

 

—Hiccup apúrate, Heather va a cantar en cualquier momento.

 

No necesito que Astrid lo apurara para saber que debía apretar el paso, pero igual le sonrió en respuesta de agradecimiento.

 

— ¿Por qué tardaste tanto? ¿Te atoraste o no sabías como bajarle al baño?

 

—No, me encontré de nuevo con el chico de ayer. Bueno casi— se corrigió divertido al no contener su curiosidad y diversión cuando vio el calzado femenino a un lado de su cubículo y en seguida recordó que Jack entre gruñidos y balbuceos torpes, había dicho algo sobre perder una apuesta y otro usando vestido. No necesitaba ser un genio para enterarse de quien había sido el perdedor de esa dichosa apuesta.

 

— ¿Le diste la espalda de forma dramática o algo?

 

—No...Es algo divertido si lo ves desde un punto de vista externo— sonrió por su propia broma —Pero ya conseguí otro compañero para nuestro equipo de LOL

 

— ¿Patán no iba a jugar contigo y Patapez?

 

—Si el...

 

No hizo falta que agregara algo más cuando ambos voltearon a donde el mencionado estaba estampando su cabeza contra la de los gemelos y todos daban vueltas para probar quien tenía más fuerza, resistencia y equilibrio.

 

—Bien, entiendo tu punto. Pero si quieres coquetear con chicos de la escuela, te funcionaría mejor hacerlo cara a cara y no usando tu videojuego de excusa.

 

—No es ninguna excusa.

 

—Y yo soy rubia teñida.

 

—Quizá.

 

Aunque eso último lo hizo ganador de un golpe en el hombro por parte de su mejor amiga, al menos logro su cometido de cambiar de tema al utilizar las canciones de fondo del edificio como otro tema a tratar.

 

Hiccup no estaba flirteando, solo estaba saciando su curiosidad y no había nada de malo en eso.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).