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Sexting por Princesa de los Saiyajin

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6

Dilema

 

Limpió sus lágrimas y sonrió amargamente. Tenía que ser fuerte, por él y por su mamá. No podía abandonar tan fácil sus sueños, debía mantener la frente en alto y luchar contra todos los retos que se le cruzaban. Se miró en el espejo del baño, sus ojos enrojecidos delataban lo mucho que sufría, y sus ojeras que apenas estaban apareciendo mostraban lo mal que había estado esos días.

     Tomando aire profundamente y soltándolo con lentitud se armó de valor para lavar su rostro con el agua del grifo y salir del baño. Pese a que el dolor le estaba quemando la garganta, que sentía que su estómago lo haría regresar todo lo que desayunó y que su cuerpo se estremecía tan sólo de recordar aquella conversación prohibida, siguió.

     Fue a su salón de clases, tratando de ignorar todo aquel dolor que lo carcomía y que lo hacía sentir vulnerable. Inconscientemente a su cabeza llegaron ideas de lo que posiblemente pensaban sus compañeros de clase. ¿Acaso lo estaban viendo a él disimuladamente? Porque sentía sus vellos erizarse y una mirada fija sobre él que no lograba identificar. Y las risas, ¿eran por él?, ¿acaso sus compañeros se reían de su persona? Y qué había del hecho que, hasta ahora, ninguno se había acercado con intención de entablar una amistad, ¿tanto los asqueaba por el simple hecho de tener gustos diferentes?

     Bueno, no es que fueran diferentes, al contrario, incluso la naturaleza había estipulado su normalidad considerando la existencia de los donceles. Tomando en cuenta eso como un punto aparte, la verdad era que nadie elige a quién amar, sin importar lo que dicte o no la biología, en el caso del corazón las cosas se vuelven más complejas y no se puede mandar.

     La pesadez de su ser se hacía mayor, su cuerpo estaba tenso, era incapaz de pasar al lado de las personas sin creer que era el motivo de sus cuchicheos o de sus carcajadas, tampoco se animaba a acercarse a alguien para poder entablar una conversación o iniciar una amistad. Simplemente no se sentía capaz de hacer un nuevo amigo.

     ¿Qué pasó con el Goku amigable, que le agradaba a todo mundo?, ¿dónde quedó ese niño alegre que hacía amistades en todos lados? Ahora sólo quedaba un niño solo, arrepentido por un error y desliz que tuvo y que perdió a sus mejores amigos, un joven pelinegro que llevaba ya muchas noches que dormía tras haber llorado por horas y que había sido abandonado por su propio padre.

     La hora del receso, al igual que el día anterior, la pasó en soledad. Su cuerpo tembloroso por las ráfagas de aire casi impedían que disfrutara de su almuerzo. El delicioso sabor de la comida preparada con mucho amor por su madre alivió un poco su alma,  agradeció a Kamisama el tenerla a su lado y terminó de comer.

     A lo lejos veía ocasionalmente a Yamcha, su exmejor amigo. No pasó desapercibido para él que el chico, pese a que estaba con sus amigos, de vez en cuando miraba hacia su dirección por fracciones de segundos antes de volver su mirada hacia otro lado. Le causaba un intenso dolor interno aquella situación, el ya no tener a su amigo y apoyo junto con él, ser señalado por muchos que pasaban a su lado y, además, ser el blanco de las burlas de aquellas personas que no se preocupaban por su estado emocional.

     El resto de las clases fueron igual, él solo y sin que nadie quisiera formar equipo con él en algún proyecto. Y, por si fuera poco, el maestro a cargo no hacía nada para remediar la situación, como si estuviera completamente consciente de que nadie querría pasar tiempo con él debido al incidente de esa fotografía, incidente del que todos en esa escuela ya tenían conocimiento.

     Sonó el timbre de salida y todos salieron corriendo despavoridos. Tomó aire y se colgó la mochila, para salir del aula. Evitaba a toda costa levantar la mirada, sus ojos se perdían en el suelo sin encontrarse con los de alguien más. Sentía los choques de hombros de quienes pasaban atrás de él, sabía que eran intencionales. Sentía su agresión completamente directa, pese a que intentaban disimularlo ante el resto del mundo.

     El nudo en su garganta apareció, y con él las lágrimas en su rostro. Salió de la escuela y metió las manos en sus bolsillos, para caminar como alma en pena en ese día que amenazaba en soltar una tormenta.

     ã…¡Gokuã…¡se detuvo al oír su nombre y ser sostenido por el hombro. Con nerviosismo y su corazón latiendo al mil por hora se giró, encontrándose con ese par de ojos azules que lo veían desde unos centímetros más arriba.

     ã…¡Diecisiete...ã…¡susurró. Con sus ojos vidriosos y la vista nublada se quedó un par de segundos admirando su rostro, serio e inexpresivo.

     ã…¡Goku… tenemos que hablar, por favorã…¡pidió. Su voz era baja, pero no sonaba brusca ni agresiva, mostraba gran compasión.

     ã…¡Pero… debo ir a casa... ã…¡lentamente se fue separando. El de cabellera lacia lo tomó del otro hombro, viéndolo de frente.

     ã…¡Por favorã…¡insistióã…¡. Te invito a comer en la cafetería de la próxima calle. Pero realmente necesito que hablemos.

     ã…¡E-está bien...ã…¡respondió con la voz quebrada. El más alto empezó a caminar despacio, el pelinegro lo siguió a su lado, sin despegar la vista del suelo. Acarició sus brazos al sentir la corriente de viento helado que circulaba por las calles en un intento de que, por la fricción, su cuerpo lograra recuperar un poco de temperatura.

     ã…¡Pequeño, te vas a resfriarã…¡comentó el mayor quitándose su abrigo y colocándoselo al menor.

     ã…¡No tienes que hacer todo estoã…¡susurró. El más alto soltó aire pesadamente.

     ã…¡Tal vez no es necesario… Pero quiero hacerlo…

     Siguieron caminando hasta llegar a la esquina. Ahí estaba estacionada una motocicleta color naranja. El mayor sacó del bolsillo del abrigo las llaves y le extendió el casco al menor. Goku con duda se lo colocó y silenciosamente se sentó detrás de 17 abrazándolo por la espalda, el de cabellera lacia sólo encendió la moto y emprendió su trayecto hacia la cafetería más cercana.

     El establecimiento tenía una fachada de un rosa pastel y letras blancas, con grandes ventanales que permitían ver su interior en el frente. Adentro había asientos acojinados y mesas cuadradas junto a las ventanas laterales, mientras que al centro del establecimiento había mesas redondas blancas y sillas color dorado.

     Cuando se adentraron al lugar se sentaron junto a una ventana, en una mesa del fondo. Los vidrios unidireccionales ayudaban a que los transeúntes de allá afuera no los vieran. El menor lucía levemente inquieto, sólo veía fijamente la mesa color ocre.

     ã…¡Recuerdo que habías dicho que el pastel de chocolate era tu favoritoã…¡mencionó el más alto, Goku sólo atinó a asentirã…¡. Y preferías la malteada de fresaã…¡el más bajo asintió otra vezã…¡. Mesera, ¿podría tomar nuestra orden?ã…¡pidió amablemente, la chica se acercóã…¡. Pastel de chocolate y malteada de fresa para él, y pastel de zanahoria y café para mí, por favor.

    ã…¡Sí, señorã…¡hizo una reverencia y fue por sus pedidos. A los pocos minutos volvió y les entregó su orden.

     ã…¡Diecisiete, ¿por qué haces todo esto?ã…¡preguntó el menor picando el pastel con el tenedor.

     ã…¡Goku… ayer mi hermana me mostró una imagen que le enviaron… varias imágenesã…¡corrigió. El menor tragó grueso al entender a qué se referíaã…¡. Pequeño, ¿en serio eras tú? ¿Tú… tú de verdad eres ese chico?

     ã…¡Yo… sí...ã…¡cerró sus ojos fuertemente. El mayor soltó aire.

     ã…¡¿Por eso me golpeaste?

     ã…¡No quería recordarte odiándome por esoã…¡las lágrimas corrieron y las limpió con la manga del abrigoã…¡. Se me salió de las manos y… arruiné todo…

     ã…¡Pequeño… ¿a él te referías cuando dijiste que ya había alguien antes de mí?

     ã…¡Sí...ã…¡empuñó sus manos con fuerzaã…¡. Pero sólo era una farsa… No vi la realidad hasta que ya era tardeã…¡empezó a sollozarã…¡. Después me di cuenta de lo estúpido que fui y de lo mucho que perdí… Mi mejor amigo me odia, mi familia se desmoronó y yo… fui un imbécil por no esperar si después se aparecería en mi vida alguien que de verdad me quisiera… yo...ã…¡calló al sentir los brazos del mayor rodearlo y abrazarlo con cariño.

     ã…¡Mi hermana lo tomó como burla pero yo no soporté… Pequeño, yo no podría odiarte… De verdad no puedo hacerloã…¡acarició su cabello, tratando de calmarloã…¡. Me hubiera gustado saberlo de ti, pero entiendo que te es difícil hablar de ello.

      ã…¡Diecisiete, ¿por qué eres amable conmigo? Nadie lo es ahora...ã…¡susurró apresando entre sus manos la ropa del mayor, sintiendo esa suave calidez de su abrazo y de su cuerpo junto al suyo.

     ã…¡Goku, te quieroã…¡besó su cabeza y lo abrazó con más fuerzaã…¡. Pequeño, en serio te tengo un gran cariño.

     El menor sólo soltó aire y sacó todo ese dolor que se estuvo guardando durante varios días, dejó salir ese pesar que lo consumía por dentro y que no tenía con quien liberar. Por primera vez en ese lapso se sintió querido por alguien aparte de su madre.

     ã…¡Te confiesoã…¡se separó con cuidadoã…¡que me hubiera gustado apoyarte en todo esto, a tu ladoã…¡el mayor acercó su plato para comer esta vez al lado del más bajo. Goku también se permitió continuar degustando aquel postreã…¡. Goku, no podré estar contigo.

     ã…¡Lo entiendo...ã…¡murmuró, sintiendo aquellas palabras como un adiós por lo que hizo.

     ã…¡Pequeño, me iré del país. No porque no quiera estar contigoã…¡el Son abrió los ojos completamente y volteó a verloã…¡. Me voy mañana en la tarde.

     ã…¡¿Te vas?

     ã…¡Intercambio a Franciaã…¡le dedicó una tierna sonrisaã…¡. Haré una especialización técnica, volveré en dos años…

     ã…¡¿Especialización?ã…¡se quedó pensativo unos segundosã…¡. Ya sé a qué te refieres. Esa oportunidad sólo se la dan a la mejor nota de una dependencia educativaã…¡sonrióã…¡. Felicidades, te lo mereces.

     ã…¡Pequeñoã…¡soltó aireã…¡. Te juro que quiero estar contigo, pero no puedo perder esta oportunidad. Goku, permíteme pasar este día contigo, por favorã…¡pidió.

     ã…¡¿En serio quieres pasar tu último día en Japón conmigo?ã…¡sus mejillas se sonrojaron mientras su mirada se perdía en los ojos azules del mayor.

      ã…¡Si tú me lo permitesã…¡se acercó a su rostro con lentitud, sus narices se rozaron y sus respiraciones se combinaron.

     ã…¡El restaurante les obsequia este pastel de fresas como muestraã…¡llegó la joven mesera interrumpiendo su momento, ambos se separaron al acercarse ellaã…¡. Que lo disfruten.

     Lapis suspiró y miró al de cabellera alborotada, quien estaba con su rostro enrojecido y jugaba nerviosamente con sus dedos tras su intento de beso.

     ã…¡¿Hice algo que te molestara?ã…¡preguntó con serenidad.

     ã…¡No… Pero quisiera terminar de comer e ir a casa a ver a mamá antes de que vaya a trabajarã…¡sonrió tímidamente y miró al mayorã…¡. ¿Irías conmigo?

      El de cabello lacio lo miró unos segundos. Goku le mostraba una sonrisa sincera, tan dulce que era imposible resistir, ese par de ojitos negros lo veían con ilusión y un gran cariño. Así que, sin pensarlo, le respondió:

     ã…¡Sí, por supuesto.

 

***

 

ã…¡Puedes meterla en la cocheraã…¡sugirió el menor abriendo la puerta corrediza para que el más alto colocara la motocicleta dentro de aquel lugar techado donde sólo había una camioneta. La lluvia había llegado con gran intensidad que ahora estaban completamente empapados, pero soltando risas pese al viento helado que circulaba.

     ã…¡Por Kami, ¡está helando!ã…¡dijo el más alto cuando ambos se adentraban a la casa, sintiendo su interior tan cálido como una tarde de primavera.

     ã…¡¡Brr! ¿Quieres chocolate caliente?ã…¡ofreció el menor.

     ã…¡Por favor.

     ã…¡Goku, ¿eres tú?ã…¡se escuchó la voz femenina acercarse, dando finalmente la presencia de la mujer en la recepción de la casaã…¡. Ah, no sabía que venías acompañado...ã…¡dijo mirando con sorpresa al apuesto joven que estaba al lado de su hijo.

     ã…¡Buenas tardes, señora Son. Me llamo Lapis, es un placer conocerlaã…¡mencionó el pelinegro extendiéndole la mano, la cual fue estrechada con algo de torpeza.

     ã…¡Hola...ã…¡alcanzó a decir.

     ã…¡Mamá, él es chico que te conté que conocí en la feriaã…¡ella se sorprendió, el menor continuó hablando para que no hiciera un comentario que delatara su interés por el chico o algo parecidoã…¡. Pasará la tarde aquí.

     ã…¡Oh, está bien, no hay problemaã…¡soltó una risita nerviosa.

     Gine miró unos segundos a los chicos. Su Goku se veía feliz, se veía algo animado en comparación con las veces donde él aguantaba el llanto. Y ese muchacho… no quería pensar mal, pero ¿era normal que un chico de dieciocho años se fijara en uno que apenas cumpliría trece? Bueno, su hijo era apuesto, ¿pero tenía como trasfondo una intención oculta? Jamás se perdonaría que algo así pasara nuevamente.

     ã…¡Hijoã…¡mencionó en voz neutra viendo al de ojos azulesã…¡. Me llamaron del hospital, tendré que ir en dos horas.

     ã…¡¿Eh? Está bienã…¡sonrióã…¡. Diecisiete me hará compañía.

     ã…¡Bien...ã…¡relajó su expresión y vio a su hijoã…¡. Hay un cambio de ropa que era de Raditz en su armario, creo que le quedará a tu amigo. Vayan antes de que se enfermen, iré a ducharme.

     ã…¡Sí, mamáã…¡miró al más altoã…¡. Ven conmigo.

     Goku guio a 17 hacia su habitación, indicándole que podía, si lo quería, tomar una ducha, a lo que el mayor accedió. Mientras, él fue a la habitación de su hermano, sintiendo nostalgia por verla igual de desordenada como la dejó antes de que su padre se lo llevara. Abrió el clóset, donde sólo quedaba la ropa que ya era demasiado chica para él.

     Rebuscó hasta encontrar una playera blanca de mangas verdes y unos jeans de mezclilla. Se dirigió hacia su alcoba y sacó de su cajón un paquete de ropa interior nueva, en ese momento salió del baño el mayor.

     ã…¡Era para mi hermano, pero no es de su talla, jamás lo usó. Y es muy grande para míã…¡dijo entregándole el paquete, el más alto lo tomó sonriendoã…¡. Me ducharé, puedes vestirte aquíã…¡tomó un cambio para él y se adentró al cuarto de baño.

     Estando dentro aprovechó para relajarse un poco con el agua de la regadera, sintiendo por fin paz en esa tormenta que lo seguía a donde fuera. ¿Era acaso 17 esa persona que estuvo esperando por tanto tiempo? Mordió su labio inferior al pensar en esa posibilidad y soltó una sonrisita juguetona.

 

***

 

ã…¡Gracias por la ropaã…¡dijo tan sólo el de cabellera alborotada salió del baño.

     ã…¡No es nadaã…¡soltó aire y se recargó contra la puerta.

     ã…¡¿Sucede algo malo?

     ã…¡Olvidé que debo hacer una maqueta para la clase de mañanaã…¡miró con pena al chicoã…¡. Supongo que puedes ver TV mientras trabajo, no creo tardar mucho.

     ã…¡O te puedo ayudarã…¡el menor sonrió tímidamenteã…¡. Anda, vamos…

     Los dos bajaron a la sala, aprovecharon la mesita frente al sofá para que el menor colocara todos sus materiales y comenzar a hacer su maqueta. En cuestión de minutos lo que parecía un montón de cartón y de papeles se convirtió en la estructura de un teatro a escala.

     ã…¡Goku, es el quinto bostezo que das. ¿Por qué no duermes un poco?

     ã…¡Quiero terminar esto antes de dormirã…¡miró con tristeza la mesaã…¡. Estos días han sido muy difíciles para mí, no he dormido bien.

     ã…¡¿Te preparo chocolate caliente?ã…¡acarició su cabellera mientras el menor asentíaã…¡. Ahorita vuelvo.

     ã…¡Está en la alacena arriba de la estufaã…¡mencionó antes de que el mayor se perdiera tras la puerta que conectaba a la cocina.

      17 se permitió prepararlo con calma. Calentó la leche en la estufa antes de mezclarlo con el chocolate en polvo. Sonrió antes de tomar la taza y llevársela al menor. Se sorprendió al verlo reposando su cabeza sobre la mesita. Colocó la taza sobre la mesa y movió al menor con cuidado, lo cargó y lo recostó sobre el sofá. Subió a la habitación de Goku, tomó una cobija y la almohada y bajó nuevamente para cubrirlo con la colcha.

     Tan sólo acomodó su cabeza bajo la mullida almohada se sentó en el suelo para continuar con el proyecto del pelinegro, sin importarle que no era su trabajo o que no era responsabilidad continuarlo, o que había acompañado al más bajo sólo para pasar tiempo de calidad juntos y ahora yacía dormido. Lo único que le importaba era el bienestar del pelinegro, que pudiera descansar de su pesar aunque fuera un par de horas.

     Sí, estaba consciente de su malestar, el estado en que lo vio esa tarde era demasiado lastimosol, sintió su alma desquebrajarse al observar sus ojitos llenos de lágrimas y las ojeras en su rostro. Miró un segundo su rostro dormido, se veía tan relajado. Se quedó embelesado su figura, ese niño era demasiado atractivo sin perder ese toque inocente. Sonrió tiernamente y siguió haciendo aquella tarea.

 

***

 

Cubrió su boca con su mano antes de que las lágrimas cayeran por su rostro, amenazando con correr su maquillaje. Llevaba varios minutos espiando el comportamiento de ese chico de ojos azules. ¿Se había acercado a Goku por inseguridad con las personas de su edad? ¿Se debía acaso a un trastorno que en un futuro le generaría pedofilia? Al verlo en un inicio fue lo único que pudo imaginarse, ya que era demasiado apuesto como para estar soltero y querer algo con alguien menor.

      Pero en ese tiempo que lo observó se dio cuenta de que tenía buenas intenciones. No cualquiera hacía lo que hizo: acompañarlo a casa, prepararle una bebida caliente, ayudarlo en sus deberes, no sobrepasarse cuando estaba dormido, cubrirlo con una manta cuando caía rendido en los brazos de Morfeo… Ese tipo de gestos le demostraron que era una buena persona de alma pura, se sintió agradecida con la vida de que apareciera Lapis a la vida de su hijo.

     Dejó de ocultarse y fue a su habitación, ya más tranquila de que estaría en buenas manos. Sin embargo sintió un poco de nostalgia al recordar cuando Bardock hacía eso por ella en sus años de preparatoria, cuando ambos sólo eran amigos porque ella siempre salió con otros chicos y a él lo vio sólo como mejor amigo, hasta que cierto día el de cabellera alborotada se le confesó y se dio cuenta de que era la mejor persona que podría encontrar.

     Y por muchos años así parecía. Hasta hace unos días cuando todo se fue al diablo y su amor se desvaneció en cuestión de segundos. Pero no doblegaría en su decisión pese a que amara a ese hombre: nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a tratar mal a sus hijos. Y eso incluía a Bardock, sin importar que fuera el padre no podía tratar mal a su Goku.

     Se permitió sonreír por la felicidad de su hijo. Tomó su bolso y las llaves del auto para después ir con el pelinegro de cabello lacio, cuidando de no hacer ruido para Goku. El muchacho volteó a verla, dejando el pincel sobre un papel para ponerse de pie frente a ella al ser llamado.

     ã…¡Señora Son, ¿ocurre algo?

     ã…¡Lapis, tengo que irme de urgencia a mi trabajoã…¡miró a Goku quien seguía dormidoã…¡. ¿Podrías cuidar de él?

     ã…¡Por supuestoã…¡soltó aireã…¡. Sé que no confía en mí por ser mayor que él, pero quiero que sepa que mis intenciones con él son buenas. Señora Son, su hijo en verdad me gusta.

     ã…¡...ã…¡soltó una risillaã…¡. Te delatas mucho.

     ã…¡¿Qué?ã…¡el muchacho se sonrojó completamente.

     ã…¡¿Qué tan en serio vas?ã…¡preguntó con seriedad tomando sus manos y viéndolo a los ojos, por su misma estatura no se le dificultaba toparse con su mirada directa.

     ã…¡Señora Son, le seré sincero. Yo estoy demasiado interesado en su hijo, pero… no puedo estar con él ahora. Mañana parte mi vuelo a Europa, tengo que estudiar en el extranjero dos años.

     ã…¡¿Goku lo sabe?ã…¡preguntó bajando la voz.

     ã…¡Sí. Por eso quería pasar este día con élã…¡sonrió de medio ladoã…¡. Sería muy egoísta de mi parte pedirle que me espere dos años. Pero si vuelvo y él sigue sin pareja, tenga por seguro que enamoraré a su hijo.

     ã…¡Lapisã…¡la mujer sonrió un poco sintiendo las lágrimas acumularse en su rostroã…¡. Por favor, cuídalo bien, es lo único que me importa en esta vida.

     ã…¡Tranquila, estará bienã…¡ella limpió sus lágrimas y sonrió.

     ã…¡Bueno, ya me voy. El número del hospital está en el refrigerador, llámame si pasa algo.

     La mujer besó la frente de su hijo antes de retirarse. El pelinegro soltó aire y fue a la cocina a ver el número, estaba escrito en un papelito. Lo guardó en sus contactos por si se presentaba una emergencia y volvió a la sala a continuar trabajando en la tarea de Goku.

     Bebió aquel chocolate para mantenerse despierto y terminar aquel pendiente, sintiéndose joven nuevamente con tareas de ese tipo, ya que en la preparatoria las tareas y proyectos eran completamente diferentes. Se permitió sacar el artista que llevaba dentro para poder pintar una mini escenografía.

     ã…¡¿Qué hora es?ã…¡escuchó al menor decir mientras se removía en el sofá, enfocando su mirada en el chico.

     ã…¡Las seisã…¡el menor se sentó abruptamenteã…¡. ¡Tadá!, ¿qué te parece?ã…¡dijo mostrándole la maqueta.

     ã…¡Wow, es increíble, pero no tenías que hacer esoã…¡miró con el ceño fruncido al mayor.

     ã…¡No te sientas mal, fue divertido, hace mucho no hacía algo de este tipoã…¡miró fijamente el rostro del menorã…¡. ¿Tienes otra tarea?

     ã…¡No, es la única, supongo que ya podemos charlar o algo.

     ã…¡O puedes ir a dormir.

     ã…¡¿Eh?ã…¡el mayor se acercó y posó su mano sobre su frente.

     ã…¡Te está dando fiebre. Te llevaré a tu habitación para que descanses un poco, yo te haré compañía esta noche si no te molestaã…¡el menor se sonrojó aún más, fue cargado hábilmente por los brazos del más alto y llevado lentamente a su habitación. Rodeó el cuello del mayor mientras subían las escaleras, sintiéndose en las nubes por ese momento tan extraño.

      ¿Era por la fiebre o sentía como si volara? Fue recostado con cuidado en la cama, 17 fue al baño para mojar con agua fría una toalla y regresar para colocársela en la frente.

     ã…¡Llamaré a tu mamáã…¡fue sostenido por la muñeca, miró al menor que lo veía con súplica.

     ã…¡Ya le di muchos problemas a mi mamá, no le des otro. Estoy bienã…¡17 volvió a sentarse en la orilla de la cama, viéndolo llorar nuevamente pero con mayor preocupación.

     ã…¡Pequeño…

     ã…¡Diecisiete, ¡estoy solo! Por esa estúpida fotografía mi padre nos abandonó y se llevó a mi hermano, mi mejor amigo se alejó de mí, todos mis compañeros sienten asco por mí y mamá ahora está pagando con soledad mis estupideces...ã…¡sollozó quitándose la toalla de la frente.

     ã…¡Pequeño… no estás solo…

     ã…¡¡Si no fuera por mi mamá estaría completamente solo!ã…¡refutó cerrando los ojos con fuerza.

     ã…¡Gokuã…¡se acercó a élã…¡. Sé que me iré mañana, pero eso no quiere decir que quiero perder contacto contigo. Sin importar la distancia, me tienes a mí.

     ã…¡¿Qué dijiste?ã…¡levantó la mirada y lo vio con ese par de ojitos vidriosos.

     ã…¡Tú no estás solo. Me tienes a míã…¡acercó su rostro al suyo, uniendo sus frentes.

     ã…¡Diecisiete...ã…¡susurró, entrecerrando sus ojos. Tragó saliva y con timidez subió sus manos hasta posarlas en la cabellera del mayor, sintiendo el calor de su respiración mezclándose con la suya.

     El mayor también tragó saliva. Pareciera como si el tiempo se hubiera detenido y ellos dos se encontraran en un momento mágico y sin interrupciones. Con lentitud acercaron sus labios, causando que sus narices se rozaran para finalmente unir sus bocas en un ansiado beso, tan puro e inocente que les causó un gran estremecimiento a ambos, cerraron sus ojos para profundizar la sensación de sus almas conectándose espiritualmente.

     ¿Cómo era posible que con un contacto tan simple sintieran como si fueran al cielo de ida y de regreso? Con cuidado se separó el mayor, su respiración era algo irregular y se veía muy sonrojado, incluso más que el menor. Acarició el cabello de Goku y le dedicó una tierna sonrisa.

     ã…¡Pequeño, el destino nos unióã…¡tomó sus mejillas con ambas manosã…¡. Goku, no te pido que me esperes estos dos años, no sería justo para ti… Sólo te digo que yo no te olvidaré…

     ã…¡Yo tampoco te olvidaré, Diecisieteã…¡volvió a unir sus labios con los del mayor, sorprendiéndolo. Pero Lapis no se molestó en separarlo, simplemente pensó en corresponderle.

 

***

 

Cambió el paño húmedo por otro, tras de una hora cambiando las telas por fin había conseguido bajar su fiebre. Luego de un par de besos Goku se había quedado dormido, la fiebre le había causado gran malestar al menor así que lo dejó dormir, ya que la depresión también le había quitado energías. Se recostó a su lado y se quedó mirándolo unos segundos, hasta que sintió sueño y se quedó dormido.

 

***

 

ã…¡Diecisiete, despiertaã…¡el menor removía el cuerpo del más alto en un intento de que abriera los ojos.

     ã…¡¿Eh?¿Qué pasa?ã…¡miró al menor, Goku tenía sus mejillas rojas.

     ã…¡Ya amaneció y debo ir a la escuelaã…¡el mayor se incorporó y rascó su cabeza con perezaã…¡. ¿Desayunas conmigo? Mamá llegó tarde y está dormida ahora.

     ã…¡Sí.

     Ambos fueron a la cocina, el mayor preparó huevos fritos mientras Goku se encargaba de hacer jugo de naranja para los dos. Su desayuno fue en silencio, sentían una extraña sensación de paz estando juntos, sin importar la diferencia de edades habían encontrado su complemento en el contrario.

     ã…¡Goku, ¿recuerdas que me pasaste tu número cuando estábamos en la fila de la montaña rusa?ã…¡el menor asintió y metió un bocado de comida en su bocaã…¡. Te intenté llamar días después, creí que me habías dado uno falso porque no respondías.

     ã…¡Luego de lo que pasó con Broly no quise saber nada y… ni siquiera me he tomado la molestia en cargar la bateríaã…¡el ojiazul asintió con lentitud comprendiendo su situación.

     ã…¡Entiendo…

     ã…¡Pero...ã…¡levantó la mirada para verlo con una sonrisa tiernaã…¡. Creo que sería bueno mantener contacto todavía, así que envíame un mensaje cuando llegues, para saber que estás bien.

     ã…¡Lo haré, pequeñoã…¡extendió su mano, para después ser tomada por la del menorã…¡. Te daré un regalo, es muy importante para mí.

     Se quitó la cadenita que llevaba puesta y se la extendió al menor, al verla notó que era de plata y tenía un dije con un número 17 grabado. Goku miró aquel objeto, posteriormente miró al mayor. Se levantó de la mesa para acercarse y darle un beso.

     ¿Qué tan efímera era esa experiencia con el más alto? No tenía idea, pero aquella paz que le brindaba, la calidez de sus abrazos y la magia que sentía con sus besos le hacían ver que tal vez valdría la pena aunque fuera sólo un día que estuvo con el mayor. 17 se había convertido en alguien muy importante para él porque le supo entregar cariño cuando todos le dieron la espalda.

     ã…¡Goku...ã…¡susurró y volvió a besarlo. En un simple tacto ambos jóvenes se transmitían sus sentimientos. Y es que es cuestión de química, no de tiempo.

      ã…¡Llegaré tardeã…¡se separó y terminó de desayunar de forma más veloz, sacándole una risita al de cabello lacio.

     ã…¡Goku, mi vuelo parte a la unaã…¡terminó de comer y lavó su plato y el del menor mientras éste guardaba sus útiles en su mochilaã…¡. Te llevaré a la escuela y de ahí pasaré a mi casa por mis cosas.

     ã…¡Está bienã…¡sonrió y se colgó los tirantes en los hombrosã…¡. Serán dos años muy largos…

   Luego de sacar la motocicleta de la cochera, se acomodaron sobre ella para que empezara su marcha hacia la secundaria donde estudiaba Goku. No llevaba prisa, al contrario, la velocidad a la que iba prolongaba su último momento juntos y cerca.

     ã…¡Te extrañaré, pequeñoã…¡dijo cuando el menor bajó. Le quitó el casco y le revolvió su cabellera. El de cabellera alborotada colocó en el suelo la maqueta que difícilmente pudo llevar y se acercó a abrazar al ojiazul.

     ã…¡Diecisiete, quiero que conserves estoã…¡dijo moviendo su mano hacia la del mayor sin separarse de su abrazo, entregándole algoã…¡. Tengo desde que era niño ese llavero, es muy importante para mí.

     ã…¡Cuidaré de él, es una promesa.

       ã…¡Bueno, es hora que que entreã…¡se separó con lentitud, no quería despegarse de esa calidez que le brindaba el más alto.

     ã…¡Goku, quiero que seas fuerteã…¡tomó su rostro entre ambas manosã…¡. Nunca te rindas, pequeñoã…¡unió sus frentesã…¡. Nunca te rindas…

      Como una última despedida juntó sus labios en un beso que parecía eterno, donde ambas almas se preparaban para que la distancia se interpusiera entre ellas.

     ã…¡Adiós...ã…¡susurraron ambos, aguantando esas inexplicables ganas de llorar que invadían su ser.

 

***

 

ã…¡Estoy agotado...ã…¡pensó tras haber dado un largo bostezo. Esa semana había sido muy difícil, además de que no recibió el ansiado mensaje de 17, preocupándolo sobre si llegó a salvo a Francia u ocurrió un incidente en su vueloã…¡. ¿Eh?ã…¡murmuró al sentir su teléfono vibrar en su bolsilloã…¡. ¿Hola?

     ã…¡¿Goku?

     ã…¡¡Diecisiete!ã…¡sus mejillas se sonrojaron y sintió su corazón acelerarse. Se acercó a la pared del pasillo para recargarse y poder responder mejor su llamada.

     ã…¡Pequeño, perdona que no te llamara, pero tenía que comprar un nuevo teléfono y un chip de aquí.

     ã…¡E-está bien, no te preocupes...ã…¡mordió su labio inferiorã…¡. ¿Cómo te ha ido?

     ã…¡Bien, pero me costó mucho poder contactarte. ¿Estás en tu casa?

     ã…¡Apenas iréã…¡empezó a caminarã…¡. ¡Cuéntame! ¿Cómo es donde estás hospedándote?...ã…¡se detuvo al ver al otro lado del pasillo a la chica pelinegra con quien hace varios días había tenido el conflicto, ella hablaba coquetamente con Zarbonã…¡. No cuelgues, en un momento te respondo, iré a tomar el autobús.

     Goku metió el teléfono en el bolsillo de su camisa y caminó a pasos rápidos, evitando todo tipo de contacto visual con ellos, lo que menos quería era otra bromita como la del conserje. Era fácil, ¿no? Sólo tenía que pasar y huir de su alcance antes de que imaginaran dañarlo o algo.

     Y parecía funcionar, hasta que sintió unos brazos rodearlo por detrás y comenzar a arrastrarlo. Goku empezó a forcejear, tratando de liberarse y soltando quejas, siendo acallado con sus manos cubriendo su boca.

     ã…¡Hmph, ¡basta!ã…¡empezó a gritar, hasta que siendo arrastrado lo llevaron al baño de hombres, donde se podía percibir un aroma a cloro y detergenteã…¡. ¡Suéltenme!ã…¡gritó.

     ã…¡¡Cierra la boca, rarito!ã…¡dijo el peliverde dándole un rodillazo en el estómago, el menor sólo atinó a escupir y abrazarse su abdomenã…¡. Vamos a darte un baño para ver si así se te quita lo homosexual…

      ã…¡De… ¡Deténganse!ã…¡empezó a sollozar, pero el ser sostenido por tres chicos al mismo tiempo le impedía salir corriendo.

     Los mayores lo tomaron de sus extremidades y abrieron un cubículo, lo hiceron arrodillarse frente a un inodoro y metieron su cabeza en él, sacándoles varias risas por el sonido del aire escapándose de sus pulmones.

     ã…¡¡Basta!ã…¡pidió cuando su cabeza salió del inodoro, su cabello estaba empapado y sentía su rostro irritándose por los químicos de limpieza mezlcados con el agua.

     ã…¡¿Ya vas a llorar?ã…¡lo empujó al otro lado del baño, tirándolo contra la pared. El cuerpo casi inmóvil del menor era observado por aquel trío que reía frenéticamente al verlo en posición fetal llorandoã…¡. ¿Eh? ¿Qué se escucha?ã…¡rebuscó en el bolsillo del menor y sacó su teléfono.

     ã…¡¡Regrésamelo!ã…¡alzó su mano tratando de quitarle su celular, pero un puntapie en la boca de su estómago lo hizo gritar de dolor.

     ã…¡¡Goku! ¡Goku!ã…¡se escuchaban gritos desesperados saliendo de la bocina del teléfono. Zarbon sólo atinó a reír y meter el celular dentro de un mingitorio, haciendo que se apagara casi al instante por el agua dañando los circuitos.

     ã…¡Eres un asco, niñoã…¡se arrodilló frente a él y apretó sus mejillas con una mano, lastimándolo y marcándole sus dedos en su rostroã…¡. Ni una palabra o te irá mal...

     Y con una patada como despedida el trío de abusadores salió del baño. Goku se sentó y abrazó sus rodillas, llorando escandalosamente cuando el dolor recorrió su cuerpo entero, las palabras dichas por los mayores seguían haciendo eco en sus oídos y todavía le parecía sentir los golpes una y otra vez en su piel.

     Sacó el teléfono ya inservible del agua. Lo metió a su bolsillo y salió corriendo, atravesando los pasillos vacíos y finalmente el portón de la escuela, saliendo a ese ambiente lúgubre de la tempestad en la que se veía una lluvia intensa que golpeteaba más su piel herida.

     Para los demás transeúntes no les podía pasar por la mente que había sido víctima de una agresión de ese tipo, sólo parecía que ansiaba llegar a su hogar a resguardarse. Con cada metro recorrido una bocanada de aire se adentraba a sus pulmones, seguía avanzando pese a que un dolor en su costado del torso le dificultaba tomar oxígeno.

     Por fin llegó a su hogar y entró corriendo, cerró rápidamente y colocó todos los seguros de la puerta con gran desesperación. Iba a correr a su habitación, pero su madre preocupada al pie de las escaleras lo hizo detenerse en seco.

     ã…¡Goku, ¿qué ocurre?

     ã…¡Sólo… olvidé el paraguas de nuevoã…¡tragó salivaã…¡Mamá, por favor, ya no preguntes...ã…¡pensó con dolor, sabiendo que si seguía preguntando no soportaría y soltaría el llanto.

     ã…¡Goku, parece que lloraste. ¿Estás bien?ã…¡el menor contuvo la respiración, tratando de idear algo rápido.

     ã…¡Es sólo que… Accidentalmente tiré mi teléfono al inodoro y ya no sirve, y ahí tenía las fotografías con Radã…¡explicó, mostrándole el celular, el que después tiró al bote de basura.

     ã…¡Oh, entiendo… Mañana te compraré uno nuevoã…¡trató de consolar.

     ã…¡No es necesarioã…¡forzó una sonrisa, caminó con lentitud hacia donde estaba su alcobaã…¡. Iré a ducharme, después tomaré una siesta.

     Escapó del posible interrogatorio de su madre y se encerró en su habitación. Se despojó de sus prendas y las arrojó al suelo del baño. Abrió la llave de la regadera y se metió bajo el agua helada, sin importarle que su cuerpo se entumiera y sus pulmones resentían con espasmos y dificultad  para respirar.

      ã…¡No debo decirle...ã…¡tomó su cabellera con frustración y se sentó en el suelo frío como el hielo, tomando aire repetitivamente con sus ojos llenos de lágrimas de dolor.

      Ahora se veía en un enorme dilema que se sentía incapaz de afrontar. La desesperación acumulándose en su interior lo llevó a liberarla arañando su piel mientras el aire dejaba de entrar a sus pulmones como debía. ¿Acaso ahora estaba condenado a vivir en ese martirio día con día? Seguramente, las palabras de ese chico le advertían de que su futuro sería así.

     Entonces, ¿por qué no delatarlo? Le dolía en el alma cuando su madre sufría y se preocupaba por él, cuando ella trataba de hacer un esfuerzo sobrehumano por ayudarlo y estar en todo cuando ni siquiera era capaz de sostener su propia persona en un estado de tristeza.

     Tragó saliva y miró sus manos. ¿En serio estaría dispuesto a hacerlo? ¿Se sacrificaría acallando sus males sólo porque ella nunca más derramara una lágrima o se preocupara por él? Claro. El amor que un hijo le tiene a su madre es incondicional, y el que Goku le tenía a Gine era mucho mayor, porque ella siempre estuvo para él y le brindó su amor sin restricciones.

     Ella había dado todo por él, desde que estuvo en su vientre nueve meses, cuando lo cuidaba las noches cuando enfermaba, cuando le preparaba su almuerzo con amor. También lo apoyó cuando cometió su error, cuando su esposo la abandonó ella no quiso dejarlo solo, al contrario, su relación madre e hijo se fortaleció a tal punto que ahora eran ellos dos contra el mundo.

     Así que sí, callaría sus problemas sólo porque ella únicamente mostrara sonrisas, estaba dispuesto a fingir que nada malo ocurría con tal de no darle problemas a esa mujer que no merecía derramar ni una sola lágrima.

     Miró sus brazos, enrojecidos por las heridas que se causó con sus uñas, incluso se podía divisar una que otra gotita de sangre siendo arrastrada por el agua de la regadera.

     Cerró sus ojos y dejó correr lágrimas de impotencia.

     Ahora le tocaba mentir por su madre, para no hacerle daño. Firmaría un contrato con la vida por que ella no se enterara de las agresiones que había estado recibiendo en la escuela.

     Nunca más sería una carga para ella.

     Creyó que las cosas por fin mejorarían. Que 17 era esa persona que estuvo deseando por tanto tiempo, que estarían juntos hasta que su química acabara. Pero no, se equivocó. Si fuera esa persona, hubiera permanecido a su lado, la vida no se lo habría llevado lejos de su lado. 17 era como los últimos rayos de sol antes de que un día se vuelva nublado y caiga un huracán. Tal vez, sólo tal vez, la vida le había dado una gran y última felicidad.

     Ahora estaba condenado a ser el blanco de las agresiones de los bullys de la escuela, ahora estaría solo a la hora de enfrentar problemas, no tenía a nadie a quién contarle sus problemas. Y ya se había resignado a tragarse todo para que su malestar pasara desapercibido para la mujer que le dio la vida, sin importarle que la tormenta se hacía cada vez más grande.

     Goku se tragaría todo el dolor, se mostraría fuerte ante el mundo aunque por dentro ya ni siquiera le estaba encontrando un sentido a continuar.

 

Notas finales:

(31/03/2019)


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