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Tan distintas e iguales por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

De acuerdo, tardé más de lo que esperaba para actualizar pero menos de lo que acostumbro, supongo que es un récord para mí(?)

Y nada, dado que tengo el capítulo listo se los dejo, espero sea de su agrado.

—Erm... Esto es raro ¿Sabes? Dejé abandonadas muchas cosas en la banca que está por allá y no quiero sufrir un robo —miró a la escritora esperando que la soltara—. No tengo idea de que quieres ofrecerme pero si no es sexo ni alcohol puedo aceptarlo.


—Claro, vayamos a recoger tus cosas... O ve y yo te espero aquí, como prefieras —soltó su muñeca apenas dándose cuenta de lo extraño de su reacción.


—Creo que iré a dejar mis cosas a casa, no quiero tener que llevarlas a ningún otro lugar. Sólo dime en donde estarás esperando y yo te alcanzaré allí.


—Me quedaré aquí, no te preocupes y ve a guardar tus cosas —no dijo más, sólo se dedicó a mirar a la chica correr hacia donde sus cosas estaban.


Seguía pensando que era una chica bastante extraña y esa misma razón era la que la mantenía tan insistente en acercarse a ella. Ni siquiera sabía que se suponía que iba a invitarle si no conocía más que bares y el café en que se reunió con su editora en la última reunión.


Intentaba recordar otro lugar que hubiera visitado, y que no acostumbrara frecuentar porque sabía que seguro habría alguien de la prensa esperando su aparición y lo que menos quería era tener que dar explicaciones si la encontraban con la más baja, pero por más que lo intentaba a su mente no llegaba ninguno y fue demasiado tarde pues la chica había vuelto.


—Listo —se paró junto a ella mirándola unos instantes aún sin estar del todo convencida de ir con ella—. ¿Pasa algo?


—Pensaba a que sitio debería llevarte, no conozco mucho por aquí —omitiría los detalles, no era momento de hablar de sus problemas.


—Conozco uno, a esta hora debe estar abierto y tienen bastantes opciones: bebidas, desayunos, ese tipo de cosas —se estiró mientras comenzaba a caminar seguida por la escritora.


Caminaron en silencio hasta el lugar, tenía una pequeña terraza y su decoración era sumamente sencilla, con algunos carteles con diferentes paisajes. Era completamente distinto a los sitios que acostumbraba visitar pero no iba a negar que era agradable y bastante tranquilo pese al volumen de la música para ambientar que podía escucharse fuera del establecimiento y el ruido del exterior.


—Vayamos a la terraza, prefiero estar allá —y sin más caminaron hasta uno de los lugares disponibles en la terraza mientras la chica jugaba un poco con su flequillo mirando hacia el exterior—. Esa es la carta, yo sé lo que quiero.


Observó el menú sin encontrar nada que llamara su atención así que terminó por pedir únicamente un cappuccino mientras la menor ordenaba un frappe de moca, una crepa de queso crema con zarzamora y waffles con salsa de chocolate y frutas.


—De verdad sabes muy bien lo que quieres —arqueó una ceja mirando alrededor prestando atención a la decoración del lugar mientras la chica mecía sus pies aprovechando la distancia entre sus pies y el suelo—. Aunque creo que es mucho por comer.


—Sí, bueno; no me interesa. No he desayunado y no comí nada por la noche, así que no tiene ningún problema que lo coma ahora.


—Está bien, come lo que quieras. Después de todo no te dije que saliéramos por esa razón —suspiró mirando hacia donde ella lo hacía sin intenciones de hablar.


—A todo esto ¿Qué quieres? Dijiste que no es por el dinero así que no entiendo para que me invitas y dices que el tema no es lo que estoy comiendo —mostró una gran sonrisa cuando la chica se acercaba a la mesa con su pedido.


—¿Aceptan tarjeta? No acostumbro cargar con efectivo... —preguntó en un susurro al darse cuenta que su pedido estaba por llegar.


—No tengo idea, apenas tengo dinero así que no necesito una tarjeta —le indicó a la chica lo que cada una había ordenado con una sonrisa.


—Disculpa ¿Puedo pagar con tarjeta de crédito?


—Claro ¿Van a pedir algo más? Si no puedo traer la terminal y así confirmar que no haya problema, a veces tiene problemas para pasar algunas —la chica sonrió mientras terminaba de conversar con la escritora.


La menor dejó de escuchar lo que pasaba a su alrededor mientras comenzaba a comer, probaba un par de cucharadas de cada alimento dando pequeños sorbos a su bebida entre cada uno. No era sólo el hambre quien la llevaba a actuar de esa manera, seguía con cierta tristeza por lo ocurrido el día anterior e intentaba olvidarlo con la comida.


—De verdad tienes hambre —dio un sorbo a su café sin dejar de mirar a la chica—. Pero bueno, lo que realmente quería saber ¿Por qué estabas tan molesta ayer cuando pregunté y hoy llegaste a contarme todo sin problema?


—Ni te conté todo ni estaba molesta ayer —dio un largo sorbo a su bebida mientras la miraba—. Me molesta la gente insistente, no quería pensar en el tema y por eso accedí acompañarte a beber así que era obvio que me molestara —cortó un pequeño trozo de crepa jugando con él sobre su tenedor antes de comerlo.


—Ok, quizá fue demasiado que siguiera preguntando cuando me dijiste que no querías hablar pero creo que fuiste un poco lejos con tu reclamo —tomó otro sorbo de café mirándola fijamente mientras esperaba una respuesta de su parte.


—Ya acepté que fue un error de mi parte lo que ocurrió, no necesitas repetírmelo. Y si lo único que quieres es seguir reclamando por eso hubiera sido mejor que ni siquiera me invitaras —hizo un pequeño puchero antes de seguir comiendo.


—¿Por qué sigues insistiendo con eso? No puedo decir nada sin que te sientas agredida...


—Si tanto te molesta deberías dejar de buscarme ¿Por qué lo haces? —la interrumpió mientras daba un largo sorbo a su bebida antes de apoyar sus codos sobre la mesa y su rostro sobre las palmas—. No me conoces ni yo a ti, no hay razón para que sigas intentando acercarte a mí.


—Y allá vas otra vez ¿En serio es tan malo que quiera saber más de ti? No te conozco, eso es cierto, pero no veo cual es el problema si quiero hacerlo.


—Justo ese es el problema ¿Por qué lo quieres con tanta insistencia? Para que te quede claro: aunque seas mayor de edad no hay manera de que salga con alguien más joven que yo, estoy enamorada de alguien y aún si no me corresponde no voy a cambiar de parecer y por último los "free" no me van —tomó el último trozo de crepa y luego dio un largo sorbo a su bebida.


—Estás imaginando cosas y sacando conclusiones sin ningún fundamento. Puede que no dude en llevar a quien se me dé la gana a mi cama pero definitivamente no estás en la lista ¿Para qué querría involucrarme con alguien a quien puedo toparme cada día? Y eso sin mencionar lo poco atractiva que eres, tu mal carácter y tu nula feminidad —tomó otro sorbo de su café hasta casi terminarlo—. Lo que me interesa de ti no es eso, simplemente me intrigas. No sé cómo explicarlo pero pareces tan libre, como si no hubiera nada que te atara a este mundo —porque sí, eso era lo que ella deseaba y luego del éxito con su primer libro lo perdió.


—¡Sí, claro! Libre, sin ataduras —no pudo contener la risa, en ese preciso momento se sentía mucho más atada que nunca y que la chica viniera a decirle eso la resultaba irónico—. Mira, no todos tenemos la vida solucionada y menos aun cuando a los veinticinco sigues sin hacer nada de tu vida y por si fuera poco estás actuando por pura inercia ¿Libre...? Perdón, pero tu concepto de libertad está bastante tergiversado.


—¿Por qué siempre menosprecias lo que tienes? —apoyó su rostro sobre sus manos mientras la miraba—. Entiendo que no te conozco lo suficiente como para hablar de tu vida privada pero yo hablé de mi percepción, a mí me pareces libre y fue justo eso lo que dije. Quizá estás llena de cosas que te atan y que no te dejan sentir esa libertad que revolotea alrededor de ti.


—Sí, bueno. La percepción es bastante graciosa ya que es más subjetiva que nada y no sólo cambia de persona a persona, también puede cambiar de un lapso a otro y sin que haya motivos aparentes —giró su rostro mirando hacia un punto fijo en la nada intentando no pensar en lo que la otra decía—. Simplemente, lo que tú piensas sobre mi vida y lo que yo misma pienso son dos cosas totalmente distintas. Aun así, sigo sin entender que pasa por tu cabeza para seguir tras de mí.


—Y yo no entiendo qué pasa por la tuya. Tienes amigos ¿No? Imagino que entiendes que ya sea tú o ellos se acercaron al otro por alguna razón y que hasta después de eso su relación se volvió más estrecha —hizo una pequeña pausa esperando su reacción, sin embargo, se dio cuenta de que con sus palabras podía causar un malentendido y era lo que menos quería considerando la personalidad evasiva de la mayor—. No estoy diciendo que quiera ser tu amiga o que espere tener una relación cercana contigo, sólo quiero saber más de ti.


—Sigue sin tener ningún sentido para mí, en realidad me parece hasta algo acosador ¿Sabes? Está bien si de vez en cuando quieres hablar con una persona pero esto es extremo.


—De verdad eres extraña ¿Acaso trataste así a todos tus amigos? Eso explicaría porque ahora todo el tiempo estás sola —dirigió su vista hacia el lado contrario del que miraba la chica, estaba consciente de que ese tipo de comentarios ponía en riesgo cualquier avance que pudiera tener con ella pero no estaba dispuesta a perder la oportunidad de recibir alguna respuesta que pudiera ayudarle.


—Tengo amigos, y si estoy sola es porque así lo he decidido —suspiró sin que su mirada cambiara de posición, no tenía intenciones de ver a la escritora y menos aún mientras hablaban de ello—. Fui yo quien los mantuvo lejos de mi vida luego de terminar la escuela, ellos sólo aceptaron mi decisión, aunque siguen buscándome cuando quieren reunirse y saber cómo van las cosas.


—Al menos aún esperan saber de ti, sería triste si ellos te hubieran borrado de su vida y no quisieran buscarte más —siempre terminaba por dejar ver más de sí de lo que esperaba pero por alguna razón cada que hablaba con ella no podía evitarlo—. Además, el tema no es ese. Estábamos hablando de la poca delicadeza que tienes para pedirle a la gente que se aleje de ti.


—Soy delicada y sutil, bien podría haberte corrido o incluso buscado apoyo de la policía por acoso o cualquier otro cargo que tenga que ver con lo que estás haciendo. El hecho es que preferiría que dejaras de intentar invadir mi espacio —volvió su vista hacia la chica, quería dejarle clara su postura ante la situación y que de una vez por todas dejara de insistir.


—No intento invadir nada, ya te expliqué que solo quiero conocerte más ¿Qué tiene eso de malo? De verdad tomas todo demasiado personal.


—¿Y cómo no hacerlo si se trata de mi vida? ¿Para qué necesitas saber más de mí? Tú misma dijiste que no tienes intenciones de ser mi amiga ¿Cuál es el problema si no quiero que sepas más de mí? —quizá estaba exagerando pero ese momento era el menos indicado para dejar entrar a alguien en su vida—. Sólo deja de insistir tanto, llega a ser molesto tenerte todo el tiempo alrededor de mí.


—¿Piensas que eso hago? —no pudo evitar reír, sabía que las probabilidades de que la más baja la malinterpretara eran altas pero no que llegarían a ese extremo. Sin embargo, la chica la miraba de mala manera, haciendo que su risa se detuviera—. No me burlo de ti, sólo que eso es lo más alejado de lo que realmente hago. No estoy tras de ti, digamos que estoy aburrida y como no tengo nada que hacer prefiero acercarme a ti para distraerme un rato.


—¿Eso debería hacerme sentir mejor? Me haces sentir como un animal de circo diciendo eso —se cruzó de brazos mirándola con cierto reproche—. De verdad, déjame tranquila. Consigue a alguien más para atormentar, suficientes problemas tengo ya como para ganarme uno nuevo.


—Ok, vamos a empezar de nuevo ¿Sí? No te veo como animal de circo, no estoy alrededor de ti todo el tiempo ni intento llenarte de problemas —suavizó su expresión, aunque no tenía mucho tiempo de conocer a la chica había entendido que no lograría nada si no se mostraba dispuesta a ceder—. Mira, yo no tengo intenciones de ser tu amiga y tú no quieres que lo sea, eso lo tengo muy claro. Seamos algo así como compañeras de trabajo.


—¿Disculpa? Si estás tan cómoda con tu trabajo no entiendo porque deberías cambiarlo para seguirme y si lo que pretendes es hacer que cambie de trabajo no vas a ganar nada —la miró seriamente, no le gustaba el curso que estaba tomando la conversación y quería dejárselo en claro.


—Está bien, creo que no estás entendiendo mi punto —sonrió una vez más, apenas podía creer lo mucho que estaba conociendo a la chica con tan poco que fluía la conversación—. No voy a cambiar mi trabajo ni quiero que cambies el tuyo, digo que seamos compañeras de trabajo sólo como una forma de llamarle a la relación que busco. Sólo quiero que de vez en cuando podamos encontrarnos y conversar de un par de cosas, quizá salir un día a beber mientras nos quejamos de lo mucho que nuestras vidas se van por el drenaje... Ese tipo de cosas.


—Tengo amigos para hacer eso, así que gracias por la invitación pero no —llamó a la chica que las había atendido antes de hacer un nuevo pedido con una sonrisa—. No es por ser cerrada ni nada por el estilo, pero dejar entrar a alguien en mi vida así como así no me va.


—Y sé que seguro piensas que soy una obsesionada y que no tendría por qué seguir insistiendo tanto en esto y menos aún luego de todas las veces que has rechazado mi oferta. De hecho, comienza a ser un poco frustrante que sigas haciéndolo —no había querido admitirlo, y menos aún en voz alta y frente a la mayor, pero era en ese momento apenas había podido mantenerlo oculto—. ¿Por qué te cuesta tanto dejar de ser tan obstinada y ver esto como una oportunidad?


—¿Oportunidad? ¿De qué? Te lo dije, tengo amigos que hacen justo lo que tú quieres y es mucho mejor eso que quejarme con una desconocida.


—La pequeña diferencia es que tus amigos conocen tu situación y si creen que exageras te lo dirán en cuanto preguntes. Conmigo tienes la ventaja de que no podré cuestionar lo que me digas ni intentaré sermonearte, probablemente incluso termina por darte la razón —estaba exagerando y yendo más allá del límite que ella misma había puesto pero en ese momento había obtenido tanta información de la chica sin planearlo que no podía perder la oportunidad.


—¿Oportunidad? ¿De qué? Te lo dije, tengo amigos que hacen exactamente lo que tú quieres. No sé porque los cambiaría por una desconocida.


—La pequeña diferencia es que ellos conocen tu situación y si creen que exageras no dudarán en decirlo. Yo no voy a juzgarte ni intentar sermonearte, quizá hasta termine por darte la razón —estaba yendo mucho más lejos del límite que ella misma puso pero había descubierto tanto sin tenerlo planeado que no podía ni debía dejar pasar la oportunidad.


—Esto comienza a cansarme ¿Sabes? No soporto que sigas insistiendo, en todo el tiempo que llevamos aquí no has dejado de insistir ni un momento —su mueca era de total desagrado y no tuvo más alternativa que cambiarla por una sonrisa cuando la chica regresó junto con la malteada que pidió.


—Cárgala a la tarjeta también, por favor —le indició la escritora antes de que partiera—. Entiendo que sea aburrido para ti escuchar que siga pidiéndote lo mismo y entendería que pienses que lo que hago es egoísta porque sólo estoy considerando lo que yo quiero y por eso es que no voy a insistir más —la más baja la miró con curiosidad y cierta desconfianza, no entendía la razón para cambiar de parecer tan pronto y menos aún que en verdad fuera a dejarla tranquila—. No tienes que decidir ahora, te dejaré tranquila el tiempo que lo necesites para pensar ¿Bien? Te dejaré mi número y no te buscaré en ese tiempo, cuando te sientas preparada para dar una respuesta llámame.


Iba a negarse, pues sabía mejor que nadie que no había manera de que su decisión cambiara y quería dejarle en claro a la pelirroja que su respuesta estaba tomada pero no pudo hacer nada pues antes de que pudiera hablar la chica se encontraba escribiendo su número sobre una tarjeta de presentación que se aseguró de rayar antes de entregársela. Sin siquiera darse cuenta el papel estaba ya en su mano y la más alta se limitó a despedirse antes de ir hacia el mostrador para asegurarse de firmar la compra y recoger su tarjeta.


Suspiró con pesadez jugando con el papel entre sus dedos, no tenía idea de como pero la chica había terminado por empujarla hasta donde quiso y eso le molestaba. Dio un largo sorbo a la malteada hasta sentir la vibración dentro de su bolsillo; tenía la esperanza de que se tratara de su amiga y no dudó ni un segundo en tomar rápidamente el aparato para revisarlo.


Para su grata sorpresa resultó ser quien luego de tantas horas en que se negó a contactarla por fin había enviado un mensaje para comunicarle que iba en camino a su casa y que era mejor que para cuando llegara estuviera ahí o simplemente perdería su oportunidad para hablar.


—Mierda... Esto va a ser horrible, lo presiento —suspiró profundamente antes de beber rápidamente el resto del contenido dentro del vaso antes de levantarse rápidamente y agradecer en el mostrador a quienes la atendieron.


No estaba segura de lo que la chica tendría por decir y en realidad el contenido del mensaje recibido no decía mucho al respecto pero estaba segura de que si la castaña por fin había aceptado verla era porque analizó la situación lo suficiente y tenía mucho por decir.


Volvió al departamento a toda prisa pidiendo que su amiga le hubiera avisado con el tiempo suficiente para volver o seguramente cumpliría su advertencia, eso sin mencionar la explicación que exigiría. Debía darse prisa y lo sabía, pero no podía apresurar el paso pues así como se sentía aliviada por saber que su molestia no duró mucho le preocupaba los motivos para que el tiempo fuera tan poco.


—¿Por qué decidí seguirla...? Debo estar volviéndome loca... —sentía un hueco en su estómago y cada paso lo incrementaba, sin embargo la chica aún no llegaba y tenía tiempo suficiente para entrar al lugar y fingir que siempre estuvo ahí.

Notas finales:

Eso fue todo, espero haya sido de su agrado e intentar´no desaparecerme durante tanto tiempo en este semestre que está por comenzar.

Nos seguimos leyendo.


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