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Tan distintas e iguales por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

He vuelto de la muerte, no tengo excusas salvo la poca inspiración de estos días. Intentaré no desaparecer demasiado y volver pronto.

—¡Te volviste loca! Sólo a ti se te ocurre que una niña como tú va a ser útil para avanzar con la historia —estaba molesta por lo que acababa de escuchar, le parecía la idea más absurda y no sabía que esperar.


—Ya te dije que es mayor y pensé que era la musa perfecta para mi personaje ¿Cómo iba a saber que es un caos peor que yo? —entendía la molestia de su editora, pero había tomado una decisión precipitada y no podía cambiarla.


—Y ahora no tienes idea de que vas a hacer con la historia y necesitas ayuda para negociar con la editorial ¿O no? ¡Maldita sea, Verónica! ¿Cuándo vas a dejar de actuar como niña?


—¡Perdón por no ser lo suficientemente madura para estar con una editora de tu nivel! ¿Por qué no vas y le reclamas a Víctor también? Te recuerdo que él nos presentó y tuvo mucho peso para la elección de la editorial —no esperaba esa reacción por parte de la mayor y no sabía que más hacer.


—No se trata de eso ¡Maldita sea! ¿Qué se supone que harás ahora? La editorial no va a aceptar retrasos y sabes a la perfección que los tiempos están establecidos desde antes.


—Ya sé, y no es eso lo que te estoy pidiendo. Ni siquiera pensaba decírtelo porque estaba segura de que esto pasaría —tomó la lata de cerveza que se encontraba sobre el escritorio para dar el último trago—. Encontraré la manera de arreglarlo, de cualquier manera necesito sacar esto.


—¿Pretendes tenerla aquí mientras tanto? —miró a la chica quien seguía sobre el sofá ajena a lo que estaba ocurriendo.


—Ya había dicho que ese tema es complicado... No se va a ir en este momento si es lo que quieres saber. Pero tampoco pienso terminar involucrada con ella, no es una de mis conquistas y no necesitas pagarle para que desaparezca porque no tiene idea de quien soy.


—No quiero oír más de esto... De cualquier forma ya dije lo que debía, así que me iré —tomó las cosas que llevaba antes de caminar hacia la salida seguida por la escritora—. Y no hagas estupideces, por favor —le dedicó una rápida mirada a la chica que seguía sin prestar atención antes de salir.


—Tu mamá no quiere que esté aquí ¿Verdad? —no despegó la mirada del teléfono y tampoco bajó el volumen de la música, pero era evidente que se sentía incómoda por la situación.


—Carolina es especial, ya te dije que es quien se encarga de espantar a mis conquistas para que no sigan sobre mí —suspiró de manera pesada mientras tomaba asiento en el sofá obligando a la chica a retraer sus piernas—. Ignórala, no volverá en estos días así que no tienes de que preocuparte.


—Me iré pronto así que eso no importa. Sólo odio que me miren como bicho raro —siguió sin mirarla mientras apoyaba su cabeza sobre el reposabrazos.


—Ella es así, no es nada personal —apoyó su codo en el otro reposabrazos sacudiendo un poco su cabello—. Iré por algo de beber ¿Quieres una cerveza o algo? —no recibió respuesta, así que simplemente se levantó y fue por una nueva lata antes de caminar hacia el estudio—. Estaré aquí, si necesitas algo sólo toca la puerta...


No estaba segura de si la mayor había logrado escuchar algo, o si sólo se había sentido incómoda por la manera en que su editora la trató, pero tampoco tenía intenciones de explicarle a la chica lo que ocurría o escuchar reclamos de su parte.


Aun tenía cigarrillos sobre el escritorio junto a la libreta en que solía hacer anotaciones antes de escribir, tomó el cigarrillo mientras repasaba lo que tenía escrito intentando encontrar algo que le ayudara a retomar su trabajo luego de chocar contra la pared al ver en ese estado a la chica.


Claro que había pensado en la posibilidad de que las cosas no fueran lo que esperaba y tenía un plan para ello, pero no pudo evitar sentirse perdida luego de descubrir que no podría avanzar por el rumbo que ella quería y que debía recurrir a su segunda opción de inmediato.


Pese a que el cigarrillo estaba encendido sólo reposaba sobre sus dedos y de vez en cuando daba un par de vueltas antes de volver momentáneamente a sus labios aspirando sólo unos instantes el tabaco quemado. Necesitaba cambiar lo que llevaba escrito antes de tener un bloqueo y no poder avanzar ni retroceder.


Pasó un par de horas encerrada trabajando hasta percatarse de que había anochecido y en todo ese tiempo ni siquiera había recordado que la chica estaba en el sofá. No sabía si era necesario, pero sentía que debía preguntar si necesitaba algo de comer o para beber.


Salió de la habitación y fue directamente al mueble donde la chica seguía exactamente igual que cuando regresaron del bar, incluso los audífonos seguían puestos y su posición seguía siendo la misma que recordaba. Dudó unos instantes antes de invadir el espacio que ocupaba y aun así no recibió reclamos o algún comentario cuando lo hizo.


—¿Quieres algo de comer? Es algo tarde para pedir comida a domicilio, pero seguro hay algo que puedas comprar en la tienda donde compro cerveza, se mantiene abierta hasta tarde.


—Más cerveza, papas, leche de chocolate y galletas bastan; quizá por la mañana pueda comer otra cosa pero hoy no tengo ganas —siguió sin mirarla mientras la chica se cruzaba de brazos—. Preguntaste si quería algo, eso quiero —pudo notar su expresión, pero no se sentía de humor para ser amable.


—Intentaba ser cortés, no me estaba ofreciendo a traerte comida —mantuvo su mirada fija en ella mientras se levantaba y desconectaba los audífonos para guardar nuevamente el teléfono en su bolsillo.


—Las llaves —extendió su mano sacudiendo un poco su cabello para arreglarlo—. Si tengo que ir necesito poder entrar de nuevo, dame las llaves.


—¿Vas a insistir con ser mandona? No tolero que intenten darme órdenes.


—Tampoco yo, y ya que no tienes intenciones de traer lo que quiero la única opción es que vaya por mi cuenta y ya que esta no es mi casa no tengo llaves —había intentado mantenerse al margen para no molestar a la escritora, pero luego de regresar del bar su poca voluntad para ello había desaparecido.


—Exacto, no estás en tu casa y habíamos acordado que harías lo que dijera.


—¿Y qué se supone que significa eso? —se cruzó de brazos mientras la miraba, su paciencia había llegado al límite y sentía que de un momento a otro estallaría.


—No vas a ir a ninguna parte sola. Además no puedes hacerlo, nadie aquí te conoce y parecerás sospechosa —se levantó del sofá caminando hacia la puerta—. Y date prisa, no me hagas esperar.


—¡Eres horrible! No soy una niña, no voy a salir contigo como si fueras mi mamá.


—Te lo acabo de decir, nadie aquí te conoce y si ven entrar gente extraña sola no dudarán en llamar a vigilancia. Deja de ser infantil y vamos —abrió la puerta esperando en el umbral mientras la mayor iba tras ella.


—Te odio, de verdad lo hago —a regañadientes salió del lugar cruzándose de brazos mientras comenzaba a bajar las escaleras—. ¿Sabes? Fue una completa estupidez de mi parte recurrir a ti, incluso quedarme bajo un puente hubiera sido mejor elección...


—Sí, sí; como digas. Todos cometemos estupideces, pero es inútil llorar sobre la leche derramada —no es que en verdad estuviera molesta, sólo no tenía intenciones de discutir con la chica—. Date prisa, elige lo que llevarás mientras yo espero aquí —fueron juntas hasta la entrada donde la escritora se apoyó en la pared sacando un cigarrillo para ponerlo sobre sus labios.


—Te odio —fue lo último que dijo antes de entrar al establecimiento para comprar lo que deseaba.


Luego de unos minutos la mayor salió con un par de bolsas de frituras iguales a las de su primer encuentro, un six-packde cervezas, un envase de leche con chocolate y un paquete de galletas. Caminaron en silencio de vuelta al departamento mientras la chica comenzaba a consumir lo que había llevado.


Una vez dentro volvió al lugar que había ocupado desde su llegada dejando las cervezas en el suelo mientras las frituras viajaban a su boca en cuestión de segundos. Mantenía su vista clavada en la pantalla desplazándose cada cierto tiempo antes de buscar las cervezas para abrir una de las latas y empezar a consumirla.


La escritora no hacía más que observarla apoyada en la pared, la chica no mostraba intenciones de conversar y tampoco tenía muchos ánimos para hacerlo. Terminó por ir a la cocina para buscar un vaso y servir, de la botella casi vacía, un poco de vodka antes de buscar los cigarrillos y su encendedor.


Luego de un par de minutos por fin la mayor dejó a un lado el aparato, aunque sólo para buscar el cargador, antes de comenzar a recorrer el departamento buscando donde conectarlo mientras la menor sólo la miraba con curiosidad sin intenciones de darle la respuesta que buscaba, incluso si ella no la esperaba.


Sin embargo, estaba a punto de hacer un comentario burlón sobre lo desesperada que estaba en su búsqueda intentando molestarla o causar que por fin le dirigiera la palabra; y así habría sido de no ser porque la mayor estuvo a punto de abrir su habitación, causando que sus planes se esfumaran y corriera a detenerla.


—Ni se te ocurra, ahí no —es cierto que las chicas a las que había llevado las dejó entrar sin problema, pero ella era un asunto totalmente diferente.


—¿Disculpa? No es mi culpa que no haya ningún enchufe por aquí, lo necesito urgentemente.


—Pero ahí no entras. Sólo dame esto y vuelve a embriagarte donde estabas —le quitó el aparato avanzando hacia el estudio para completar la misión que tenía.


—¿Y cómo pretendes que vuelva allá si dejas mi teléfono tan lejos? —intentó enfrentarla pero tan pronto conectó el cargador tomó su encendedor y la cajetilla para salir de ahí—. Te hice una pregunta...


—Haz lo que quieras, sólo déjame tranquila —y sin esperar respuesta entró a la habitación dando un portazo antes de colocar el seguro.


What the...? ¡Loca! —gritó hacia donde estaba encerrada antes de volver por las cervezas y las frituras dispuesta a esperar que la carga estuviera completa o el sueño la venciera mientras se instalaba en el único asiento dentro de ese cuarto.


Al día siguiente ninguna de las dos dijo nada y la escritora volvió a encerrarse en el estudio intentando acoplar las nuevas ideas que habían surgido al resto de la historia. Quizá aun no lograba solucionar el asunto con "su musa", pero al menos había conseguido darle la vuelta a la frustración tras su aparente fracaso.


En todo ese tiempo ni siquiera había pensado en la chica y mucho menos se había preocupado por conseguir más información pese a que esa era la única razón para tenerla ahí. Ni siquiera se había preocupado por preguntarle si deseaba o necesitaba algo y no fue sino hasta que salió de la habitación en busca de más alcohol que se percató de que ya no estaba ahí.


No había notas o cualquier otro indicio que explicara lo que había sucedido. Suponía que el tiempo que necesitaba pasar fuera de casa había terminado y que estaba tan molesta que ni siquiera tuvo intenciones de avisar que partiría.


Y sí, le molestaba haber perdido el control de la situación y no poder hacer o decir nada para detenerla; no era lo que pretendía, pero tampoco esperaba que la chica huyera así sin más y menos aun ni siquiera tener la oportunidad de indagar un poco más en su vida esperando encontrar algo que le sirviera para su historia.


Conservaba su número telefónico desde el día que se contactaron y sabía que siempre podría encontrarla en el parque de siempre, pero no tenía ánimos para ir a buscarla y creía firmemente que debía ser la mayor quien se disculpara por irse sin decir más. Quizá era la peor idea pero no estaba dispuesta a ceder.


O al menos eso era lo que su parte consciente pensaba pues luego de terminar la cerveza que la había distraído de su labor no fue capaz de escribir una sola palabra y lo único que pudo hacer fue salir e instalarse en la banca de siempre mientras el cigarrillo se consumía lentamente sin que siquiera la mitad del tabaco llegara a ella.


No quiso darle importancia y simplemente pasó el resto del día entre cervezas y cigarrillos a medio acabar mirando de reojo su teléfono con la esperanza de que en cualquier momento recibiera la llamada de su editora con los reclamos de siempre, aunque de manera inconsciente lo único que esperaba era una explicación por parte de su invitada.


Y probablemente hubiera permanecido en ese estado por muchos días más de no ser por ese encuentro que tuvieron mientras se dirigía a la banca de siempre, justo donde ahora Angélica sólo miraba el cielo meciendo sus pies mientras varias hojas de papel se encontraban sobre la banca de manera desordenada.


—Tan caótica como siempre —no sabía de que otra manera confrontarla así que llego sin esperar su reacción y tomó las hojas para despejar el lugar y poder sentarse—. Necesitas poner en orden tu vida.


—Quería estar tranquila y vienes a arruinar mi día —le quitó los papeles dejándolos sobre sus piernas antes de volver a fijar su vista en el cielo.


—¿Por qué te fuiste sin avisar ese día? —buscó el cigarrillo que cargaba y lo encendió esperando una respuesta, quizá no debía ser tan directa pero no pudo evitarlo.


—Tenía cosas que hacer, no querías que te molestara y simplemente me fui.


—Pudiste dejar una nota o algo, no tenías que irte solo así...


—No somos amigas, no entiendo que carajos piensas que es una compañera de trabajo y suficiente hice con hacer lo que pediste mientras estuve en tu casa ¿Quieres dinero por eso? Perfecto, dilo y fin.


—Tranquilizate, sólo era una pregunta —suspiró profundamente antes de apagar el cigarrillo—. De acuerdo, no debí preguntar así y simplemente olvida lo que dije antes. Sólo necesito estar despejada ¿Sí? Te escucharé si no tienes con quien hablar o si quieres salir a beber cualquier día y a cualquier hora.


—Bromeas ¿Verdad? Yo... Ok, hagamos algo —suspiró de manera profunda antes de mirarla—. Ya me di cuenta de que no me voy a librar de ti así que lo mejor es buscar algo que nos beneficie a ambas. Sigo sin entender que esperas obtener buscándome una y otra vez, pero está bien. Quieres una distracción y puedo serlo ya que paso la mitad de mi tiempo haciendo nada; Sandra y mi hermana necesitan espacio y dejar de escuchar mis dramas a diario, y ya que parece interesarte tanto me parece perfecto desahogarme contigo. Hagamos eso, cuando necesites distraerte búscame y aprovecharé para desahogarme, así nada más.


—Esto es extraño. Quiero decir, no has hecho más que pedir que te deje tranquila y de pronto llega esto ¿Qué pasó?


—¿Importa? Ambas nos beneficiamos, da igual si tenemos razones.


—Está bien, está bien. De cualquier manera es casi lo mismo que te propuse desde el principio.


—Perfecto, entonces búscame luego porque tengo mucho por hacer y no puedo perder el tiempo —y sin esperar la respuesta de la escritora tomó sus cosas y huyó rápidamente rumbo a su departamento.


Había enloquecido, estaba segura. Una parte de su mente no paraba de gritar que volviera y convenciera a la menor de que olvidar lo que acababa de pasar era lo mejor y que no volviera a buscarla. Pero no podía, mantener las apariencias con su familia y amigos y luego simplemente correr con las mismas dos personas para liberarse estaba siendo demasiado para ella.


No quería más regaños y tampoco seguir preocupando a las únicas personas que estaban al tanto del caos que era su vida. Claro que necesitaba una válvula de escape y si la chica estaba dispuesta a ocupar ese lugar ella lo aceptaría encantada.


No porque en verdad creyera que era una buena idea dejar a una completa desconocida entrar en su vida, sino porque las presiones comenzaban a ser demasiado para sobrellevarlas y estaba cansada de siempre correr a ocultarse con Sandra o pedirle a su hermana que la cubriera porque necesitaba ocultar algo.


Era horrible, se sentía una carga para ambas y, aunque sospechaba que en cuanto se enteraran del nuevo problema en que se había metido sólo conseguiría preocuparlas, no podía dejar de pensar que necesitaba otro lugar al cual escapar de sus problemas sin tener que arrastrar con ello a las únicas personas que siempre la apoyan.


Seguía sintiendo que su decisión era un error, y que probablemente terminaría metida en problemas por ello. Y aun así no estaba dispuesta a retractarse se sus palabras, sólo quedaba esperar que la chica la llamara o tuviera otra crisis, esa sería la verdadera prueba para descubrir que tan grande era el caos que estaba a punto de causar con la propuesta que le hizo a la chica.

Notas finales:

Eso ha sido todo, nos seguimos leyendo


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