Apenas podía creer que tuviera el tiempo suficiente para entrar a su departamento y acomodar las cosas de manera que pudiera simular que trabajaba sobre sus proyectos. Escuchó el golpeteo en la puerta y caminó hasta ella para recibir a su amiga.
—Pensé que tardarías mucho menos, eso parecía cuando me llamaste —cerró la puerta una vez que entró y avanzó hasta el sofá dejándose caer en él mientras su amiga la miraba cruzada de brazos—. ¿Qué pasa?
—No intentes engañarme, sé que no estabas aquí y no tengo idea desde hace cuanto. Vine y nadie respondió, regreso y vienes a decirme que has estado aquí todo el tiempo —la miró con molestia, estaba actuando de forma aún más imprudente que de costumbre y eso le preocupaba.
—De acuerdo... Sé que he hecho todo mal, me equivoqué desde que decidí ir con ella a beber y de verdad quiero disculparme por eso. Sé que no debí reaccionar como lo hice y que tendría que haber dejado el teléfono encendido para no preocupar a nadie —miró a la chica con el evidente arrepentimiento en su rostro.
—Eres una loca y lo sé, actúas sin pensar y esperas que te perdonen sólo por eso —el reproche seguía presente en la voz de la mayor, seguía molesta aunque había decidido darle la oportunidad de hablar—. ¿Entonces? Eso explica tus miles de llamadas pero no tu razón para estar fuera hoy.
—Está bien, estaba fuera porque quería concentrarme para poder trabajar. Sabes mejor que nadie que cuando estoy estresada por más que siga aquí no logro concentrarme ni avanzar con nada. Cuando estaba en el parque llego esa chica a la que no soporto y con la que salí ayer —su amiga la miró con molestia, sabía que estaba haciendo cosas sin pensar pero no esperaba esa respuesta—. Sé que fue lo más estúpido que pude hacer pero ya lo hice, el hecho es que estuvimos hablando y quiere cosas extrañas. Dice que no quiere ser mi amiga pero quiere que hablemos y salgamos y... Es raro —suspiró dándole espacio en el sofá mientras la miraba.
—Siempre he sabido que no piensas pero ¿Qué se supone que piensas lograr viéndola? Te molesta su presencia y no la soportas, no entiendo porqué quisieras estar cerca de ella —se sentó a su lado esperando una respuesta, llevaba tiempo sin entender lo que la chica pensaba y menos aún ahora.
—¡Me negué todas las veces que lo pidió! Le dije justo eso: que no la soporto, que tengo amigos con quienes hacer eso, que no me interesaba ser su amiga... ¡Y no dejó de insistir!
—No sé que suerte tienes para encontrarte con alguien así ¿Es algo serio? Comienza a preocuparme dejarte así si esta chica está tan obsesionada contigo —la miró unos instantes, quizá estaba exagerando pero era una situación extraña para ignorarla.
—Le dije que estaba obsesionada conmigo pero insistió en que no es así ¡Está loca! Incluso dijo que me dejaría tranquila hasta que tuviera lista una respuesta —suspiró de manera profunda estirando sus brazos y piernas.
—¿Respuesta a qué? —su vista se clavó en la menor, no terminaba de entender de lo que hablaba.
—Quiere que seamos no-sé-qué, ni ella sabe lo que quiere. Dice "compañeras de trabajo" aunque no me ofreció empleo ni quiere cambiar el suyo y no quiere que seamos tan cercanas para ser amigas. Está loca y quiere involucrarme en sus locuras.
—Y tú estás tan loca como para dejar que te arrastre en ello —la miró con reproche, sospechaba lo que pretendía hacer y sabía que no resultaría bien—. ¿Qué facilidad tienes tú para meterte en problemas?
—Yo no me meto en problemas, ellos vienen a mí sin que lo tenga planeado ¿Por qué querría involucrarme con alguien como ella? Estoy segura que si lo hiciera terminaría en más líos de los que ya estoy involucrada y eso sería muy malo para mí ¡Imagina todo el tiempo para leer mangas que perdería! —cubrió su boca con sus manos mientras su rostro reflejaba su pesar.
—¿Quieres dejar de pensar en cosas infantiles por un momento? —el volumen de la voz de la mayor se elevó mostrándole su molestia, apenas podía creer que tomara el tema tan a la ligera—. Esto podría ser serio, apenas conoces a la loca que no para de perseguirte y que por más negativas que le das sigue insistiendo y lo único que te preocupa es que te quite el tiempo que pierdes ¿Acaso no te das cuenta de lo que estás haciendo?
—¡Deja de cuestionar todo lo que hago! No es que le reste importancia a ese tema, sólo no quiero darle vueltas. No hay razón para que esa loca me acose ni nada parecido, ella misma decidió alejarse de mí —rodó los ojos mientras abrazaba uno de los cojines sobre el sofá sin despegar su mirada de la chica.
—De acuerdo, esto no significa nada y todo está en orden ¿Prometes que dejarás de actuar como una niña? ¿No te meterás más en casas de desconocidos ni te irás a beber con ellos? —giró sobre el sofá mirándola fijamente.
—¡Lo haces sonar como si me metiera con cualquiera que se me atraviese! Sandra, no actúo de manera impulsiva siempre y no es como si pretendiera causar más lío del que ya tiene mi vida. Fue un error ir con ella y es un error seguirla viendo, por eso no voy a contactarla ni me acercaré más a ella —dejó el cojín a un lado antes de girar sobre el sillón para poder mirar a su amiga—. Hago tonterías, y muchas, pero no por eso voy a involucrarme con una loca que no sabe lo que quiere.
—Está bien, confiaré en que actuarás de manera responsable y no harás tonterías. ¿No piensas trabajar? Sólo te faltan un par de páginas por terminar.
—Lo acabaré aquí, ya no voy a salir y no tienes de que preocuparte. Hoy tampoco veré a Araceli ni tengo más pendientes, quizá mamá venga mañana y de momento tengo comida para sobrevivir ese tiempo —sabía que la chica estaba más preocupada de lo que decía y quería tranquilizarla.
—No apagues el teléfono por más ganas que tengas de hacerlo ¿De acuerdo? Saldré con Sergio pero ya sabes que si necesitas algo puedes llamarme.
—Todo estará bien, deja de preocuparte —sonrió mientras la chica tomaba sus cosas y salía del lugar sin decir más.
Suspiró profundo volviendo a abrazar el cojín mientras buscaba la tarjeta que la escritora le había dado. No entendía las razones pero los datos originales impresos en ella estaban rayados y sólo era visible su nombre y el número que había escrito antes de entregársela.
No sabía porqué pero había tomado la decisión de guardar el trozo de papel, no dudaba de lo que había elegido ni tenía intenciones de contactar a la menor para informárselo, simplemente no consideraba como opción deshacerse de él.
Aprovechó que tenía encendido el portátil y los archivos sobre los que debía trabajar abiertos para terminar con los detalles. Necesitaba sólo realizar unos retoques al color y cambiar la tipografía de algunos de los globos de diálogo para enviar los archivos a su compañera y que por fin el capítulo de ese mes estuviera listo.
Estaba concentrada en su labor hasta que la notificación parpadeante en la pantalla del teléfono llamó su atención. Detuvo por un momento lo que hacía para revisarla y así notar que su amiga acababa de enviarle un mensaje avisando sobre los últimos detalles pendientes para su fiesta de compromiso, además de disculparse por no avisarle antes y pedirle que se reunieran apenas estuviera disponible.
Suspiró profundo sintiéndose volver a la realidad luego de tanto tiempo evadiéndola, sabía que estaba exagerando al ver esa pequeña reunión como su mayor desgracia y en verdad se esforzaba por intentar cambiar su actitud hacia la boda de su amiga pero aún seguían pesando los sentimientos que durante tantos años se había empeñado en ocultar.
Miró unos instantes más la pantalla sin ser capaz de responder, sabía que no podía evadir el tema eternamente y aún así prefería tener un poco más de tiempo para evitar retrasarse más tiempo en el trabajo.
Su vista volvió a clavarse en la pantalla de su portátil mientras se dedicaba a los últimos detalles del retoque, había trabajado más rápido de lo que esperaba pues aún no transcurrían un par de horas desde que la chica salió y lo que faltaba por hacer era mínimo.
Repentinamente había perdido el interés por lo que hacía y, pese a los pocos cambios que hacían falta, contemplar una diminuta pelusa justo sobre la mesa que tenía al frente se convirtió en la tarea más importante que había tenido.
Su mente se encontraba lejos de ahí y por un momento consideró llamar a su hermana o a Sandra pero la primera estaba en clases y no quería incomodar a la otra, menos aún luego de los problemas que había causado y sabiendo la situación en que se encontraba.
Fue hacia la cocina con la esperanza de que aún tuviera ese envase con leche de chocolate o al menos algo dulce que pudiera comer para así distraer su mente y poder concentrarse de nueva cuenta en el trabajo. Sabía que la comida no arreglaría sus problemas pero no encontraba mejor opción para callarlos un poco.
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Era un día normal como cualquier otro y pudo haber transcurrido de la misma manera de no ser por la llamada entrante que la distrajo de sus ocupaciones. Sabía a la perfección de quien se trataba pues era la única persona que la contactaba a ese número y eso solo aumentaba la sorpresa.
—¿Qué quieres Verónica? —sospechaba que algo grande estaba por suceder y no quería iniciar una discusión sobre eso.
—Buenas tarde Carolina. Ya sabes como van las cosas pero gracias por preguntar de todas maneras, siempre es un placer responder a tus dudas —tampoco estaba de humor para discutir pero de alguna manera no soportaba que la editora respondiera siempre de la misma manera.
—Al contrario de ti estoy muy ocupada, no tengo tiempo para estarlo perdiendo así que si sólo quieres conversar llama a alguien más.—
Voy a enviarte mi dirección, ya sé que te encanta tenerme vigilada y dado que estoy por rehacer el capítulo pensé que estarías interesada. También tienes mi número porque acaba de quedar registrado así que tienes muchos medios para contactarme —no quería dar más detalles pues lo único que deseaba era volver a la rutina tan pronto como le fuera posible—. Cuelgo —y sin esperar más terminó la llamada dispuesta a sumergirse nuevamente en las palabras escritas para el nuevo capítulo.
Se sentía motivada para reescribir lo que había mandado a revisión anteriormente, por fin tenía claro el rumbo que esperaba seguir con esta nueva historia y quería aprovechar lo que había obtenido en sus pocas reuniones con la mayor antes de que la inspiración se fuera.
Las palabras no dejaban de fluir y apenas podía creerlo, llevaba tanto tiempo sin poder lograrlo que parecía casi imposible que en verdad consiguiera escribir más de dos frase de forma continúa.
Por primera vez en mucho tiempo dedicarle unos minutos a la escritura no resultaba una tortura sino que volvía a disfrutarlo como la primera vez, ni siquiera era necesaria la compañía de un cigarrillo o de una lata de cerveza pues no necesitaba distracciones disfrazadas de medios para mantener su concentración.
Pasó varias horas frente a la pantalla antes de detenerse sólo para estirar sus músculos. Había estado tan concentrada en su labor que inesperadamente consiguió terminar dos capítulos, lo cual significaba más de lo que ella esperaba.
Decidió que era el momento indicado para detenerse y enviar lo que había escrito a su editora antes de buscar algo de beber, a manera de celebración por su esfuerzo, para continuar con su labor.
Aún tenía bastante alcohol guardado, aunque no estaba en sus planes consumirlo hasta perder la noción del tiempo, así que no fue necesario mayor esfuerzo que ir hasta la improvisada cocina a tomar un par de latas mientras se sentaba en el sillón con una pierna cruzada sobre la otra mientras las bebía.
Una vez terminó volvió a estirarse y caminó de vuelta hasta donde estaba el portátil para redactar el último capítulo del día. Apenas empezaba a anochecer y quizá podría pasar el resto de la noche escribiendo pero no quería seguir avanzando sin antes ver las anotaciones y observaciones que Carolina le hiciera sobre el inicio de su escrito.
Definitivamente el rumbo que la nueva historia llevaba no era ni parecido a las partes anteriores de esa misma saga pero tampoco lo había sido el final de la última entrega, por ello tanto drama y discusión cuando fue presentado el manuscrito final; estaba rompiendo con todo lo que había construido a lo largo de esos años y se sentía espléndidamente, con energía renovada y mucha más satisfacción que en el último semestre.
Terminó con ambas latas antes de regresar a la habitación y recostarse en la cama mirando hacia el techo. Tenía tantas ganas de continuar escribiendo que era extraño hacer una pausa a esas alturas, y no es que realmente quisiera detenerse sino que de alguna manera se sentía abrumada por su repentino cambio de rutina.
Era consciente de lo que esperaba cuando comenzó a escribir y aún así no lograba asimilar del todo lo que estaba pasando; había salido de su zona de confort desde el momento en que se enfrentó a su editora para terminar con aquella historia que sólo seguía para evitar el incumplimiento de contrato, y aun así el romper con las temáticas que generalmente abordaba le causaba ciertas dudas.
Prefirió no darle más vueltas al asunto y mejor volver a su labor, sin importar la opinión de Carolina o de la misma editorial seguiría hasta el último momento con la idea que había surgido en esos últimos días y que la tenía mucho más motivada de lo que en algún punto consiguió lograr su historia debut.
Tenía mucho que hacer y no planeaba dejar que el tiempo pasara sin más. No había tiempo para dudas ni arrepentimientos, mucho menos para desaprovechar ese ánimo que luego de tanto tiempo había surgido. Probablemente pasaría el resto de la noche escribiendo y, aunque era un gran cambio a su rutina, estaba más que dispuesta a seguir hasta terminar.