Mi segundo pecado: ser padre soltero.
Kise Ryouta.
Edad: 22 años.
Estado civil: padre soltero.
Es aquí donde comienza todo verdaderamente, siempre he sido tachado por haber tenido una hija a tan temprana edad, cuando ni siquiera había terminado la preparatoria, y fuera del matrimonio. Muchos piensan que me acosté con alguna de mis fans, ella no quiso hacerse cargo de la responsabilidad y por eso me dejo a la niña, otros dicen que es una bastarda qué tuve con cualquier mujerzuela y me hice cargo de la niña por lastima.
Pero ninguna de esas dos versiones es verdadera, mi hija y yo no compartimos ningún lazo consanguíneo porque yo la encontré en la calle y decidí quedarme con ella. Sin embargo eso nadie lo sabrá nunca porque me llevare ese secreto a la tumba de ser necesario, yo soy su padre y eso es lo único que necesita saber mi niña.
Les contaré un poco más de ella, la única mujer en la que confío plenamente ya que las demás no son de fiar, solo se emplean en estar al tanto de las vidas de los demás para poder contar un chisme en la calle o con sus amigas, pero ella no es así.
Su nombre es Kise Yuzuyu, tiene el cabello de un tono oscuro, negro para ser exactos y los ojos un poco más oscuros qué los míos pero con la luz del sol se ven del mismo color, tiene cuatro años y asiste al preescolar, no le gusta iluminar los dibujos que hace ella misma piensa que los arruinara, por eso le compro libros de iluminar aunque dibuja muy bien para la edad que tiene (o por lo menos dibuja mejor que yo cuando tenía su edad), su color favorito es el azul metalizado porque según ella el azul es el color más hermoso y con los brillos qué le proporciona el "metalizado" lo hace ver perfecto. Ahora que está aprendiendo a leer le he comprado varios libros de los cuales ya leyó aproximadamente la mitad, es una niña muy inteligente y madura para su edad, nunca comprenderé como alguien la pudo dejar. Le gusta el baloncesto gracias a mí, le mostraba partidos y escuchar el bote del balón la tranquilizaba cuando estaba llorando, siempre vio los partidos con demasiada pasión y quiere jugarlo "profesionalmente" solo estoy esperando que crezca un poco más para meterla a clases particulares y si realmente es su decisión se dedique a eso.
Nuestra vida es simple, tenemos lo necesario. Mi departamento sigue siendo el mismo, lo que cambie fue mi número de teléfono después de todo el escándalo sobre mi hija en la preparatoria, en esas dos semanas restantes se armaron una de chismes qué no tienen idea, solo fueron dos semanas pero debido a que soy una persona pública los escándalos continuaron, últimamente las aguas ya se han calmado.
Termine la preparatoria y me metí a estudiar fotografía profesional, así que sigo en la industria del espectáculo pero ahora como fotógrafo y de manera muy esporádica como modelo, mi representante menciono que aún tengo potencial, soy joven y mi físico sigue siendo bueno, pero por Yuzuyu decidí que ya no lo haría de la misma manera que antes, además pude ahorrar el suficiente dinero para el futuro de mi pequeña.
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Hoy es viernes y estamos un poco cargados de trabajo en la agencia, llegaría tarde a casa, hoy mi niña tiene clase de natación por lo que no estará tanto tiempo sola. Me insistió que quería practicar un deporte por lo que decidimos que la mejor opción para ella era meterla a natación, deporte de alto rendimiento, y conocí al encargado hace tiempo, no me preocupaba mucho de tener ahí a mi hija, además esta sería la primera vez que no iría a sus clases de Yuzuyu y lo entendió perfectamente Momoicchi quedo de acuerdo conmigo de pasar a recogerla cuando saliera y traerla para acá.
La modelo de esta ocasión era Alex, el director de la producción de una bebida energética la vio caminando por la calle e inmediatamente la reconoció, por lo que le estuvo suplicando todo un mes para que aceptara ser el rostro de la nueva campaña publicitaria del producto y no se rindió hasta que la convenció. Entre el flash de las cámaras, el sonido de los disparos, las risas y poses de Alex el tiempo se me paso volando.
-Kise-kun le buscan en la entrada... -de repente se escuchó como alguien entraba al estudio caminando apresuradamente.
-Papá. -Comenzaron a tirar de mi sudadera, esa voz era inconfundible para mí, se trataba de mi pequeña hija Yuzuyu.
-Espera dos minutos por papá mi vida. -Tomé la última foto que me correspondía y deje mi cámara de lado con cuidado, a pesar de que en ese momento mi prioridad era mi hija no podía votar como si nada a mi cámara, es la que nos da para comer. -¿Cómo está la princesa más bella de este mundo?
-Bien papi, pero ya quiero irme a casa. Estoy cansada. -Comenzó a bostezar mientras con su mano limpiaba su ojo.
-Está bien Yuzucchi, solo voy por mis cosas y nos vamos a casa.
La pequeña asintió ante mi propuesta, fui por mis cosas a donde se encontraban y también guarde todos mis utensilios de trabajo. Me despedí de mi jefe, del personas y de Alex.
-Listo mi amor vámonos.
-Papá ¿esa chica es tu novia? Es muy linda parece una princesa, pero pienso que estas -señaló su pecho -son muy grandes.
Me sonroje ante las ocurrencias de mi hija, los niños de hoy en día saben mucho. -No cariño ella no es mi novia, solo trabajamos juntos.
-Pero ¿por qué la besaste?
-Solo es por cortesía, ella es mi amiga y por eso le di un beso, es como cuando vamos con tu tía Momoicchi y te da un beso, es solo de amigos.
-Oh. Papi yo también quiero un beso tuyo. -Tomé a mi niña hermosa entre mis brazos y le di un beso en su frente, me pareció muy tierno la forma en la que me dijo que le besara.
-¿Es tuya? -Escuche una voz que provenía de un hombre, esa voz me era familiar, pero no era posible que el estuviera aquí. Me gire en dirección a dónde provenía el llamado, no podía creer lo que estaba ante mis ojos.
-Kasamatsu senpai.
-Hola Kise, ha pasado un tiempo -no podía creerlo, mi senpai, el chico del qué estuve enamorado por un año sin qué él lo supiera, estaba frente a mí hablándome, - pero dime ¿ella es tu hija? -Se me congeló la sangre al escuchar eso. Claro, era probable que no lo supiera pues paso cuando el ya no se encontraba en el instituto, y me dolía pensarlo pero quizá él también solo me juzgaría.
-Sí, ella es mía. -respondí con seguridad y firmeza en mi voz, aunque por dentro el dolor y los nervios se estaban apoderando de mí, la persona a la que más ame y no había olvidado ahora estaba aquí para juzgarme.
-¿Entonces te casaste? -Bajo la mirada y eso me hizo sentir aún más nervioso.
-No, -subió su rostro inmediatamente. -Soy padre soltero.