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Demonically angelic por DNA

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Notas del capitulo:

Segundo y último *u*

Estúpida misión de rescate, estúpido equipo, estúpidos Cazadores, estúpida Kana, estúpidos niños y por sobre todo, estúpido Kyungsoo bipolar.

 

Esos llevaban siendo sus pensamientos desde que esa estúpida misión había dado inicio. Llevaban tres jodidos días en eso y ahora, para colmo, Kyungsoo había ordenado que pararan en ese lugar y se había largado a quién sabe dónde dejándolo ahí botado como a una mascota a la que se podía echar a un lado.

-¿Molesto?-preguntó burlona esa maldita mujer.

-Vete a la mierda, Kana-masculló entre dientes.

-Hey, no debes desquitarte conmigo. Sabes que día es hoy y sabes cómo se pone Kyungsoo-dijo ella como si nada.

-Ya sé que siempre actúa raro y desaparece en esta fecha pero... ¿por qué?-preguntó molesto.

-Yo no soy quién debe decírtelo-respondió ella.

-Él tampoco me lo dice-bufó.

-Eso es porque hay algunas cosas que es mejor no saber-musitó ella con la mirada pérdida en el bosque, justo por donde Kyungsoo se había ido.

***

Algo se rompió un poco más dentro de él igual que todos los años cuando volvía a ese lugar. Lágrimas empañaron su visión y lentamente se puso de rodillas frente a esa lápida que era como un cruel recordatorio de la miseria y dolor que albergaba su corazón.

-Hola-saludó con voz temblorosa mientras que con una de sus manos apartaba el polvo y las hojas que cubría su nombre.

«Hola pequeño... »

Sí tan sólo él supiera cuanto deseaba poder escucharlo decir su nombre una vez más, ver sus bellos ojos, escucharlo reír por cualquier estupidez o ser nuevamente su almohada cuando tenía sueño, sí tan sólo no hubiera muerto.

-Ha pasado otro año y... todavía te extraño Jongin-sollozó marchando con sus lágrimas la lapida de la única persona a la que siempre amo, amaba y amaría hasta el último de sus suspiros.

Su amor prohibido.

El hombre que debía ser su enemigo y no su amante.

Jongin, el príncipe de Incendium que se había enamorado de un noble proveniente de Tenebris.

Algunas había pensado que hubiese sido mejor no conocerlo pero en realidad no se arrepentía de nada y recordaba cada segundo que había pasado a su lado como si no hubieran pasado años dese que lo había perdido.

><><>< 

-¿Así que esto es la dimensión humana?-soltó con desdén mientras caminaba por ese lugar.

¿En verdad era todo?, se preguntó un poco más adelante, sí era así aquello de verdad que era la cosa más decepcionante que jamás había visto en su vida. Es decir, los ancianos siempre estaba diciendo que la dimensión humana era de lo peor y que ellos tenían prohibido ir ahí y bueno sí, lo admitía, y él probablemente no debería estar en ese lugar en primer lugar.

Aunque bueno, Kyungsoo ya tenía trece años y no era del tipo obediente, él más bien era del tipo que rompía toda regla habida y por haber, era por eso que había ido a la dimensión humana en primer lugar, aunque estuviera muy arrepentido en esos momentos.

Porque, ¿qué mierda tenían de aterrador un montón de árboles y demás plantas extrañas? Él había esperado algo impresionante al llegar ahí pero ni siquiera había visto a un jodido humano todavía y comenzaba a creer que los ancianos tan sólo se inventaban sus advertencias para hacerse los interesantes.

-Bien, a la mierda con esto-masculló molesto-Me regreso a Tenebris y voy a asegurarme de que algunas personas sean ejecutadas por atreverse a mentirme a mí-refunfuñó.

Apenas había dado dos pasos cuando un extraño sonido extraño llamó su atención y prácticamente corrió en aquella dirección al pensar que finalmente iba a poder ver a un humano de verdad y no imaginarse, los ancianos solían ser muy exagerados con sus descripciones y él quería asegurarse con sus propios ojos de que como eran esas criaturas.

Un peculiar olor lo puso en alerta, y luego de olfatear nuevamente el aire, fue que sus ojos se volvieron negros, sus colmillos aparecieron y manos se volvieron afiladas garras.

Corrió en dirección a ese distintivo olor a Reina de la noche y en cuanto logró distinguir una alta figura se abalanzó contra ella sin medir consecuencias pero ese era Kyungsoo, impulsivo y salvaje.

Tal vez fue por eso que tanto él como la asquerosa rata de Incendium terminaron en el agua. Lástima que Kyungsoo se había olvidado del pequeño detalle de que no sabía nadar, pronto fue el agua el enemigo a vencer y Kyungsoo estaba perdiendo.

Su cuerpo se había vuelto tan pesado como el plomo y el agua cada vez lo arrastraba más al fondo mientras pataleaba y manoteaba en un intento por emerger hacia la superficie y llenar sus pulmones de precioso oxígeno pero era inútil.

Alguien sujetó su mano con fuerza y tiró de él bruscamente sacándolo por fin, tomó tanto aire como pudo para recuperar todo el que había perdido y entonces el dolor apareció haciéndolo gemir.

La piel le quemaba insoportablemente y un olor a Rosa de la noche impregnó sus sentidos, pánico era todo lo que podía sentir e inmediatamente trató como pudo de empujar al hombre que lo abrazaba con fuerza; se negaba a morir ahí de esa patética forma, cualquier otro podría hacerlo pero no él.

-¡Hey, decente!-ordenó él.

-¡Suéltame!-exigió histérico golpeando el pecho desnudo del desconocido.

-¡Vas a ahogarte si te suelto!-exclamó adolorido.

-¡Auxilio!-chilló con fuerza.

-¡Basta!-soltó autoritariamente y él se cerró la boca muerto de miedo y también estaba seguro de que pronto iba a comenzar a llorar de dolor.

Sus temerosos ojos rojos se conectaron con unos preciosos ojos grises que lo observaban de una forma indescifrable mientras que él tan sólo se quedo ahí, inmóvil y sin aliento unos segundos antes de que un grito de dolor se escapara de sus labios. El desconocido rápidamente lo sacó del agua y lo arrojó sin cuidado sobre la hierba donde el alivio no demoró en aparecer y las quemaduras pronto no eran más que marcas rojizas en su piel.

-¿Estás… bien?-preguntó agitadamente el extraño.

-¡Aléjate!-ordenó alterado y retrocedió tanto como pudo con manos y pies.

-¿Sabes?, eso fue descortés. Yo no te haré daño-afirmó ofendido.

-Sí, claro. Y yo nací ayer-bufó.

-No, eso es obvio, eres un jovencito muy hermoso después de todo-halagó mostrando una bellísima sonrisa que hizo a Kyungsoo ruborizar.

-N-no trates de engañarme con tus trucos, y-yo soy un feroz guerrero-advirtió.

-Sí, eso lo descubrí antes por la forma en la que me atacaste cuando terminaba de darme un baño-comentó divertido.

La cara del pequeño chico se deformó con diferentes expresiones, sus grandes ojos que estaban fijos en el rostro del otro descendieron lentamente pasando por su desnudo torso hasta su masculinidad y entonces su rostro se volvió totalmente rojo y no pudo evitar chillar al verlo así.

-¡Ponte ropa!-exigió abochornado haciendo reír al otro.

-En eso estoy-dijo riendo antes de voltearse hacia uno de los arbustos y silbar-Lux, trae mi ropa.

Una hermosa y enorme loba blanca salió de entre los grandes arbustos con algo en el hocico, el moreno de hermosos rasgos le sonrió cariñosamente y fue hasta a ella para quitarle lo que traía en el hocico dándole una caricia como recompensa y comenzar por fin a vestirse lentamente.

-¡Date prisa!-exigió sonrojado.

-Bien, bien-habló riendo-Ya casi.

Kyungsoo no se atrevió a mirarlo de ninguna forma y se sentía realmente estúpido por estar tan tímido ante la imagen desnuda de ese joven moreno, él ya casi había visto de todo y ahora se ruborizaba como un niñito. Negó un par de veces con la cabeza al pensar que eso era inaceptable y sólo así se atrevió a mirarlo de reojo cuando creyó que no estaba siendo observado, dedicándose a detallar cada detalle de su cuerpo. Era alto, su piel era un poco más oscura que la que usualmente tenían los habitantes de Incendium que solían ser muy pálidos, era delgado, su cabello era negro y su rostro era, por mucho, el más bonito que había visto.

Cuando el finalmente estuvo vestido se volvió hacia él y Kyungsoo apartó la mirada al instante para no ser descubierto, él camino lentamente hasta llegar a su lado y se dejó caer sobre la hierba a su lado, una sonrisa tranquila y amable adornaba sus gruesos labios, una sonrisa demasiado sexy tenía que admitir.

-¿Cómo te llamas?-preguntó el mayor.

-Que te importa-musitó negándose a mirarlo cuando sintió su rostro tan caliente.

-Un nombre bastante peculiar pero yo no soy nadie para criticar y bueno, que te importa, yo soy Jongin.

-¡Oye!-soltó enojado haciendo reír al otro.

Kyungsoo se sintió descolocado cuando hasta su risa le pareció bonita, comenzó a murmurar maldiciones intangibles y se abrazó a sí mismo porque comenzaba a hacer frío y él estaba mojado.

-Oh, pero que tonto soy-dijo antes de quitarse su camisa y acomodarla sobre los tembloroso hombros del menor que lo miraba como si fuese un fenómeno en esos momentos-No es mucho pero debe servir de algo, o por lo menos eso espero-sonrió.

-No lo necesito, pero ya que-musitó todavía más avergonzado.

-¿Realmente no me dirás tu nombre?-preguntó visiblemente decepcionado.

Kyungsoo se lo pensó seriamente antes de decidirse algo que no debería estar haciendo, sus labios se abrieron captando la atención inmediata del mayor que lo miraba de una forma que comenzaba a ser demasiado incomoda.

-Kyungsoo-susurró apenas.

-Me gusta-sonrió-Mucho gusto Kyungsoo-su mano se estiró hasta tomar la suya sólo para separarse al instante debido al ardor que le provocó el roce-Pero que tonto soy, ¿cómo pude olvidarlo?-murmuró en voz baja.

-Eres un idiota, hasta el más estúpido sabe que…

La frase terminó inconclusa y sus ojos se agrandaron mucho más debido a la sorpresa, suaves belfos cubrían los suyos, los ojos de Jongin estaban cerrados y Kyungsoo estaba tan sorprendido que ni siquiera podía sentir ya la quemadura que las manos de Jongin estaban haciendo en sus mejillas.

-¡¿Qué diablos estás haciendo?!-chilló histérico y lo empujó de golpe.

-Lo siento, sé que es muy raro pero solamente de esa forma vas a poder tocarme sin que nos hagamos daño mutuamente, es algo así como una habilidad súper especial que yo poseo-explicó apenado.

-¡¿Y a ti quien te dijo que yo quería eso?!-siguió hablando en voz demasiado alta.

-Bueno, es… -sus mejillas se tiñeron de un ligero color rojo que Kyungsoo quiso ignorar porque su cara ya era demasiado roja como para preocuparse por la del otro.

-¡Loco!-soltó antes de ponerse de pie a toda velocidad para huir de ahí cuanto antes.

-¡Kyungsoo!-lo llamó rápidamente y él de alguna u otra forma terminó por girarse a mirarlo-Quiero verte de nuevo, vuelve mañana por favor-pidió con su encantadora sonrisa.

Kyungsoo no respondió y simplemente salió corriendo a toda velocidad. ¿Qué rayos había sido eso?, ese tipo extraño lo había besado y se suponía que su primer beso sería con  su prometida y no con un loco que además era el enemigo, esto sin duda era la cosa más fuera de lo común que le había pasado nunca, y a él le habían pasado muchas cosas ya.

Kyungsoo no pudo dormir en absoluto en esa ocasión y para cuando la Luna apareció en el cielo anunciando el inició de un nuevo ciclo, él se encontró a sí mismo escabulléndose hasta la sala donde estaba el portal y volviendo a la dimensión humana.

-¿Qué diablos estoy haciendo?-se dijo a sí mismo.

-Buena chica, buena chica-oyó la voz de Jongin que estaba sobre la hierba siendo atacado por la lengua de Lux.

La loba detuvo todo movimiento al percatarse de su presencia y giró en su dirección, Jongin también giró hacia él y en cuanto lo vio, una sonrisa brillante se extendió en su rostro.

-¡Volviste!-exclamó emocionado, se puso de pie y Kyungsoo pronto se encontró envuelto en sus brazos, no quemaba en esa ocasión, olía a Reina de la noche y también era cálido.

Kyungsoo ese día se escudó diciendo que había vuelto tan sólo porque no tenía nada más interesante que hacer en Tenebris pero eso pronto dejó de ser creíble porque siempre volvía una y otra vez para verlo. Pronto ellos habían creado una extraña amistad a pesar de la diferencia de edad ya que Kyungsoo apenas tenía trece años mientras que Jongin tenía diecisiete aunque era muy infantil para la edad que tenía.

Se suponía también que ellos eran enemigos mortales pero Jongin no lo veía así porque él creía que todo podría arreglarse y él iba a arreglarlo una vez fuera el rey de Incendium, porque sí, Kyungsoo todavía no se lo creía pero Jongin era el príncipe de aquella dimensión y Jongin todavía no se creía que ese pequeño niño fuera el prometido de la princesa de Tenebris.

Sin embargo eso no importaba, al igual que no importaban lo diferentes que ambos eran, porque Kyungsoo era el maduro entre los dos, egoísta, frío casi con todos, orgulloso, veía como insectos a los humanos y se burlaba del dolor ajeno mientras que Jongin era infantil, bondadoso, cálido, humilde, veía a los humanos como seres maravillosos y ayudaba a todo mundo; pero todas esas diferencias nunca fueron un obstáculo para que fueran amigos e incluso más.

Fue cuando Kyungsoo tenía quince años, casi dieciséis, que descubrió que miraba a Jongin con diferentes ojos y todo a causa de los celos, Jongin ese día simplemente no podía dejar de hablar de lo maravillosa y bella que era su hermana menor Yi Jie.

-¿Sabes?, me la recuerdas un poquito, por eso de que lo rebelde que eres-rió divertido mientras se acomodaba mejor sobre su regazo, Jongin decía que era porque él era su almohada favorita.

-Yo no me parezco a ella-gruñó.

-Eres tan lindo cundo estás molesto-rió alegremente estirando una mano para pellizcar su mejilla.

-Deja ya eso y quítate que me quiero levantar-masculló entre dientes haciendo reí la mayor.

-Hasta en eso te pareces-aseguró riendo.

Pero Kyungsoo no se reía, de hecho, Kyungsoo cada vez se sentía más y más enojado además de envidioso de una persona que ni siquiera conocía, por qué si, en todo ese tiempo esa era la primera vez que escuchaba hablar de esa tipa y sabía que difícilmente se iban a conocer y sin embargo, ya la odiaba profundamente porque no quería que Jongin mirara a nadie más sino era él y todo fue peor cuando él le informó que la Luna finalmente había elegido a su pareja y que tal vez pronto iba a casarse, eso fue sin duda mucho peor que le hablara y lo comparara con Yi Jie.

-Entonces… ¿ya no vamos a vernos?-preguntó dolido, celoso, molesto, triste y a la vez albergando la esperanza de que Jongin le dijera que todo iba a estar bien.

-Yo no quiero dejar de verte, pero…

-La escoges a ella-acusó negándose a escuchar más.

-No Kyungsoo, eso no es…

-Olvídalo entonces, no me importa.

-Kyungsoo por favor escúchame, pequeño, yo nunca…

-Es todo, yo me largo, no tengo por que escuchar tus estúpidas promesas falsas-escupió rencorosamente.

-No, Soo, yo jamás…

-Adios, Jongin-dijo mientras se alejaba de él.

-Kyungsoo, espera por favor-suplicó tomándolo del brazo para explicarle, para decirle eso que quería decirle desde hacía mucho tiempo, para no perderlo.

-Ah, casi lo olvido pero… voy a casarme la semana que viene, cumpliré dieciséis después de todo-anunció tranquilamente. El agarre de Jongin se aflojó y él terminó de deshacerlo con un movimiento brusco, lo miró una última vez a los ojos y finalmente desapareció entre la espesura el bosque.

Jongin quiso detenerlo, quiso decirle que no lo hiciera y que se quedara a su lado pero tan sólo se quedo pasmado mirándolo desparecer, lágrimas de impotencia corriendo por sus mejillas dándose cuenta de que ahora se sentía como si tuviera una espina en el corazón al pensar que no iba a volver a verlo nunca.

Los días avanzaron lento para Kyungsoo a partir de ese día, no volvió a verlo en todo ese tiempo y cada segundo que pasaba sentía que algo le faltaba y que el vació creía sin control alguno, los preparativos para sus próximas nupcias estaban realizándose con eficacia y perfección. Myrina, su prometida, estaba demasiado feliz y aunque ella era su mejor amiga y aunque él siempre había estado bien con su matrimonio, ya no estaba ni un poco emocionado.

-Esto es maravilloso-decía la hermosa chica que miraba todo como una niña emocionada-Estoy tan nerviosa como emocionada mientras que tú estás así de tranquilo… que envidia me das Kyungsoo-dijo infantilmente.

-Sí-fue todo lo que pudo decir porque de alguna forma ya se había resignado o eso quiso creer.

Pero cuando el día finalmente llegó Kyungsoo sentía que comenzaría a llorar, algo comenzaba a crecer en su interior y sabía que era los primeros vestigios de su hambre que iba a ser satisfecha por Myrina y no por la persona que él deseaba.

La hermosa ropa de seda que usaba le quemaba la piel y quería arrancársela, un golpe en la puerta le anunció que era la hora y él no pudo contener las lágrimas que se le escaparon, salió de la habitación y miró con temor aquel largo pasillo que iba a llevarlo a su destino, quiso terminar con eso lo más rápido que fuera pero apenas pudo dar el primer pasó antes de dar media vuelta y salir corriendo hacia los portales.

Uno de los guardias y sus padres gritaban su nombre cuando lo vieron echarse a correr, sus nerviosos dedos apenas pudieron presionar los botones correctos y aunque no sabía cuál era el destino igual cruzó el portal.

Las piernas le temblaban cuando finalmente se dejó caer sobre la hierba, la Luna humana brillaba en lo alto y él no sabía que hacer, no reconocía nada en absoluto y ahora sería considerado un traidor por lo que había hecho; algo que al final no valía la pena porque Jongin no era suyo y no lo sería nunca.

El hambre se había vuelto más grande y todo comenzaba a darle vueltas, gritos se escuchaban a lo lejos y sabía que los soldados lo seguían, cerró los ojos esperando que todo sucediera y entonces lo sintió, brazos fuertes se envolvieron en su cuerpo y lo siguiente que sintió fue la suave brisa sobre su rostro.

Abrió los ojos con lentitud encontrándose el suelo a varios metros de distancia, escuchaba el aleteó de algo y al mirar al frete halló un par de hermosas alas blancas, su corazón se aceleró cuando reconoció el olor de la Reina de la noche y temeroso se atrevió a mirar el rostro de su salvador.

-Jongin-murmuró incrédulo.

-No tengas miedo, no voy a soltarte-prometió.

Esa fue la primera y única vez que Kyungsoo tuvo la oportunidad de llorar de alegría.

-Te amo-le dijo por primera vez esa noche.

Estaba prohibido y Kyungsoo lo sabía pero aun así ambos se arriesgaron e hicieron ese ritual que los uniría para siempre, se entregaron en cuerpo y alma decidiendo quedarse ahí para así escapar de sus destinos. Kyungsoo pensó que podrían lograrlo, realmente lo creyó.

El siguiente par de años fueron los más felices de su vida, Jongin era maravilloso y Kyungsoo se sentía cada días más enamorado de él, todo era perfecto y hermoso, Kyungsoo incluso le había encontrado el gusto a ayudar a los humanos más necesitados porque Jongin siempre sonreía al hacer esas cosas y eso era lo único que le importaba.

Lamentablemente la felicidad pronto vio su fin. Esa mañana Kyungsoo había ido a comprar algunas cosas al pueblo y al volver se había encontrado con aquella horrible escena que le había marcado la vida para siempre.

-Aquí lo tiene-dijo el hombre humano que empujaba a Jongin hacia las garras de los guardias de Incendium.

-¡Jongin!-llamó desesperado y trató de llegar a él siendo detenido por otro hombre humano.

-Este es el otro, nosotros ya hemos cumplido así que les exigimos salgan de nuestra dimensión-dijo fríamente el hombre humano.

-Así será, muchas gracias por su cooperación gobernante-dijo el soldado de Tenebris que ahora tenía sus mortíferos ojos clavados en el pequeño pelinegro que lo miraba aterrorizado.

-¡NO!-gritó Jongin-¡Él no tiene la culpa de nada, déjenlo ir!-suplicó el moreno que luchaba por liberarse para alcanzar a su hermoso amante.

-Eso lo decidirá la reina Myrina-habló seriamente el soldado de Tenebris que lo sujetó fuertemente su brazo.

-¡NO!-gritó desesperado Jongin-¡ÉL ES INOCENTE, FUI YO QUIEN LO OBLIGÓ  A HACER ESTO!

-¡No lo hagas!-suplicó Kyungsoo a sabiendas de lo que él trataba de hacer, él no quería que Jongin lo salvara, no de esa forma.

-Eso no nos importa-sentenció el soldado antes de comenzar a arrastrarlo lejos de él.

-¡NO! ¡JONGIN!-lo llamó a gritos.

-¡KYUNGSOO!-lo escuchó gritarle a lo lejos.

El miedo era lo único que podía sentir mientras los soldados lo arrastraban de vuelta a Tenebris, era incapaz de detener sus lágrimas lo único que podía hacer era rezarle a la Luna suplicándole que nada malo le sucediera a Jongin.

Sus asustados y desesperados ojos se clavaron inmediatamente en la hermosa imagen de la imponente mujer frente a él, su amiga de infancia lo miraba con nada más que asco pero Kyungsoo estaba tan desesperado que no le importó ponerse de rodillas para suplicarle que hiciera algo.

-Por favor… salva a Jongin, te lo suplico Myrina-le imploró.

-Tu… -dijo en un bajo gruñido-¡Me traicionaste y aún así tienes el descaro de suplicar por él!-rugió furiosa.

-¡Por favor Myrina, no dejes que le hagan daño! ¡Cumpliré con el castigo que decidas darme pero sálvalo a él!-imploró llorando mientras se aferraba desesperadamente a su piernas.

-¡NO ME TOQUES!-gritó dándole un empujón-¡¿Cómo es que puedes seguir pensando en él aún ahora?!

-Es mi pareja y lo amo… te lo suplicó Myrina-pidió de rodillas con el rostro empapado por las lágrimas.

-Tú… ¿hiciste el ritual con él?-preguntó horrorizada y él tan sólo pudo asentir-¡EJECÚTENLO!-gritó rabiosa y asqueada.

-¡NO!-gritó luchando contra los guardias que nuevamente lo arrastraban lejos-¡Myrina por favor, no me des la espalda, no tú!-imploró esperando llegar al corazón de su amiga de infancia que tan sólo lo miró con repudio sin hacer nada.

-Tranquilo, tal vez puedan reunirse en la otra vida-dijo fríamente ella.

Kyungsoo sintió como las fuerzas se le iban, lágrimas de rabia e impotencia corrían sin cesar  pero se negó a rendirse, él no iba a dejar morir a Jongin, sus garras emergieron y se clavaron en el pecho de unos de los soldados logrando liberarse, no pudo ver el golpe que iba hacia él y acertó justo en su rostro arrancándole así unos de sus ojos.

La abundante sangre goteó hasta el suelo pero ni así se rindió y golpeó al soldado antes de convocar al fuego y verlo ser envuelto por las llamas, sus piernas se movieron tan rápido como nunca lo habían hecho, escuchaba las alarmas retumbar por cada rincón presionándolo a ir más rápido. Llegar a la sala del portal le costó una sangrante herida en el costado y una pierna apenas funcional; pero estaba ahí era lo único que importaba para esas alturas. Sus manos trabajaron rápidamente para programar las coordenadas y saltó al portal tan pronto lo vio abrirse.

El castillo de Incendium era un lugar totalmente desconocido pero no le fue un impedimento porque él podía sentir la presencia de Jongin donde fuera. Su corazón estaba latiendo a mil por hora mientras intentaba ir lo más rápido posible para llegar a él sintiendo su mundo volver a la vida cuando finalmente pudo escuchar su voz.

-No me arrepiento de nada, lo amo y eso no va a cambiar-decía él.

-Entonces no hay más que hacer-dijo alguien más y el simple sonido de esa voz le heló la sangré a Kyungsoo.

-¡JONGIN!-gritó luego de empujar las enormes puertas.

Una sonrisa llena de dulzura fue dirigida hacía él, todo se paralizó en ese instante y fue entonces que su vida fue marcada para siempre. Sus antes hermosas alas blancas estaba quemadas y había una espada incrustada en su corazón, sus precioso ojo grisees derramaban lágrimas al igual que los rojos de Kyungsoo que emitió un grito desgarrador.

Las llamas aparecieron alcanzando a más de uno de los ahí presentes, corrió sin saber de dónde le salían las fuerzas y lo sostuvo en sus brazos llorando a gritos mientras luchaba inútilmente por detener la sangre que brotaba.

-¡Saquen de aquí a la princesa Yi Jie!-escuchó gritar a la misma voz de antes y apenas tuvo una pequeña visión de la hermosa niña que era sacada de ahí.

-Tranquilo… todo saldrá bien… lo juro-lloró con  fuerza al volver su atención a Jongin.

-Te… hicieron daño-sollozó elevando su mano a su rostro.

-No importa… yo… yo voy  a salvarte-prometió.

Sus llorosos ojos se cerraron con fuerza, se sintió mareado antes de el duro golpe que vino, todo daba vueltas cuando abrió los ojos y se topó con el cielo estrellado de la dimensión que se suponía iba a ser su refugió, buscó a Jongin y al hallarlo se arrastró hacía él.

-Jongin-susurró su nombre y apenas pudo tomar su mano.

-Te amo… mi pequeño-susurró y Kyungsoo se sintió dichoso por ser esas las últimas palabras que iba a escuchar.

-Te amo Jongin-musitó en respuesta.

-Kyungsoo… -lo llamó con un hilo de voz y sus ojos se encontraron una última vez-Vive-le dijo con una sonrisa débil.

Algo cálido se extendió desde la unión de sus manos y repentinamente todo el dolor se había ido junto con sus heridas, se incorporó mirándose con incredulidad las manos y entonces entendió lo que Jongin había hecho.

-¡NO!-gritó dolorosamente y se abrazó a su cuerpo inmóvil-No, no, no, no, por favor-repetía-¡No me ejes Jongin!-imploró.

Sin embargo él ya no respondió y nunca iba a volver a hacerlo. Esa noche Kyungsoo lloró a gritos maldiciendo a Tenebris, a Incendium, a los humanos que los habían entregado e incluso a esa traidora Luna que les había dado la espalda y juro vengarse de todos, no importaba que tuviera que hacer o cuanto tardara pero iba a destruirlos por haber matado lo único que amaba en la vida.

><><>< 

-Cada vez estoy más cerca Jongin, tan sólo espera un poco más-sollozó-Ellos van a pagar por lo que te hicieron-le juró una vez más como cada año que lo visitaba.

Notas finales:

Y ahora saben porque esta loco y quiere destruirlos pero de alguna forma ellos lo merecen, ok no pero él tiene sus razones.

Ahora los anuncios:

1.- Últimamente el clima del lugar donde vivo no es el mejor y trae consigo fallas eléctricas que fue la razón de que no actualizara ayer, me gustaría pensar que esto no se repetirá pero seguramente si lo hará y quería avisarles por si acaso.

2.- Bueno, sólo para decirles que esta historia ya casi llega al final y agradecerles  todo su apoyo, realmente se los agradezco porque esta historia no sería nada sin ustedes.

Y eso sería todo, muchas gracias por su atención y hasta la próxima que espero no se vea interrumpida <3


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