Shikamaru bosteza por séptima vez en lo que va del día y no pasan de las 11 de la mañana, caminando por la aldea acompañado de la causante de su desvelo. La kunoichi de la arena le exigió juntarse temprano para afinar los últimos detalles de lo que serán los próximos exámenes Chūnin.
Cuando todo está dicho y solo falta la aprobación de la quinta ambos caminan hasta la torre del Hokage en silencio, el cual es interrumpido por los fuertes cuchicheos provenientes de la oficina de Tsunade. Temari golpea la puerta pidiendo la entrada que es concedida desde el otro lado
Sin molestarse de mirar el interior de la oficina que tantas veces ha visto shikamaru mira sus pies, aburridos y con ganas de terminar pronto para poder volver a su casa
– Shikamaru, Temari – Dice Sakura sacándolo de su ensimismamiento, con una voz más alegre de la que recuerda haber escuchado escasas veces los últimos años – mirad quien ha regresado
El joven Nara mira al frente encontrándose con una silueta que parece sacada de una de sus alucinaciones. La mente de Shikamaru muchas veces había divagado en como seria su reencuentro con Naruto cuando este volviera de su entrenamiento de tres años, pero en ninguno de ellos había articulado la posibilidad de que fuera una coincidencia encontrarse por el azar
– ¿Na-Naruto? – Pregunta Shikamaru con un pequeño tartamudeo, asustado de que todo sea una simple jugarreta de su mente inquieta en busca de consuelo con alucinaciones de su persona añorada. Naruto le sonríe, saludándolo con un ligero movimiento de cabeza mientras se acerca para observarlo mejor –
– ¿acabas de llegar? – pregunta Shikamaru una vez Naruto está frente a él, fijándose en cada pequeño detalle que ha cambiado en el rostro del rubio –
– Sí, hace un par de horas – responde Naruto mirando a Temari a quien no logra reconocer– ¿te conozco?
– ¡No puedo creer que no me recuerdes! – responde la rubia kunoichi molesta –
– ¿Tú serás mi oponente, shikamaru? – pregunta Naruto volteándose a observar al pelinegro. No le da tiempo al Nara a responder cuando la Hokage está gritando llamando la atención de Naruto
– Tu oponente está ahí – dice la Hokage apuntando a la derecha con su dedo índice. Naruto camina hacia la ventana, la abre, sale por ella mientras habla con alguien que está al otro lado de esta.
Shikamaru ni siquiera presta atención a lo que habla Temari con Tsunade, demasiado fascinado en ver a Naruto sonriendo mientras su cabello se mece lentamente con el viento
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Naruto camina frente a él junto a Sakura, estos hablan animadamente de su estrategia para poder vencer en conjunto a Kakashi. Shikamaru hace su mayor intento para no sonreír como un idiota, ha pasado tanto tiempo desde que se sintió así de pleno por última vez
La risa de Naruto animando el paisaje, su voz que aún conserva cierto matiz infantil que parece parlotear sin parar y aquel aura angelical que parece rodearlo, demasiado brillante para alguien que se vale de las sombras para vivir
– ¿Ustedes dos están en una cita? – pregunta Naruto golpeándolo juguetonamente con el codo al verlo caminar junto a Temari. Shikamaru se siente molesto, quiere reclamarle que no puede pensar en nadie más que en él, que ha esperado impacientemente aquellos tres años para poder al fin confesar lo que siente para que el venga a decirle si está en una cita con una chica
– No seas idiota, aunque sea problemático esta chica y yo somos los encargados de los próximos exámenes Chūnin entre la arena y Konoha – explica Shikamaru mientras Temari asiente a lo dicho
– Exámenes Chūnin… que recuerdos – murmura Naruto, su sonrisa decae mientras parece recordar los fatídicos acontecimientos de aquel entonces; el sello maldito en el cuello de Sasuke que tiempo después significaría un problema enorme. Al notar aquel cambio de ánimo Shikamaru decide mencionar algo con lo que al Naruto que él conocía reaccionaria de una forma más animada
– ¿Darás el examen? – Pregunta Shikamaru ganándose nuevamente la atención del rubio – eres el único de nuestra generación que aún es genin
Un jadeo de incredulidad escapa de los labios de Naruto y sujeta su cabeza en impresión, shikamaru decide seguir torturándolo un poquito más
– Es más Neji, Kankuro y Temari son jōnin – dice Shikamaru suprimiendo la sonrisita sádica de sus labios al escuchar las maldiciones que escapan de los labios del rubio –
– ¿Y Gaara? ¿Qué hay de Gaara? – pregunta Naruto mientras sus labios forman un adorable puchero –
– Bueno él es el Kazekage – responde Shikamaru observando como todo el cuerpo del rubio se estremece ante la noticia, entendiendo que quizás Naruto este enfadado al ver que Gaara lo ha superado de tal manera –
– Joder… ¡Eso es increíble! – Exclama Naruto mirando hacia la montaña de los Hokages con una sonrisa enorme en sus labios, su dedo se alza apuntando a la figura del cuarto Hokage – Bien, yo no pienso quedarme atrás tampoco
Shikamaru sonríe en adoración; el Naruto que conocía ha madurado un poquito pero sigue sonriendo más brillante que el sol
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La sonrisa casi imperceptible no desaparece de los labios de Shikamaru el resto del día, ni siquiera los comentarios odiosos por parte de Temari pudieron arruinar su día y al parecer su buen humor no pasó desapercibido por parte de sus padres tampoco
Yoshino le atribuye el repentino cambio a una mujer que se ha ganado el corazón de su siempre apático hijo y Shikaku quiere reír, pero se abstiene de momento. Cuando la cena ha terminado, el jefe del clan Nara le pide a Shikamaru que lo acompañe con una pequeña partida de shōgi en su despacho
Las piezas están acomodadas estratégicamente en ambos lados del tablero, Shikamaru hace su primer movimiento tomando como suyo uno de los peones del lado de Shikaku
– ¿alguna buena noticia de la que me quieras hablar? – pregunta Shikaku moviendo su alfil en forma diagonal hasta un espacio vacío –
– Naruto regreso – responde Shikamaru, de manera inconsciente aquella sonrisita vuelve a formarse en sus labios –
– Te has vuelto un hombre admirable, Shikamaru – dice Shikaku sosteniendo el kiseru entre sus dedos cuando da una calada al tabaco que hay en ella – un hombre confiable, de convicciones implacables y con un corazón amable
Shikamaru lo observa confundido y un poco reticente de que aquellas palabras sean solo una manera que tiene su padre de distraerlo del juego
– ¿A qué viene todo eso, papá? – pregunta Shikamaru sin quitar sus ojos del tablero, moviendo su caballo y de paso eliminando una de las piezas de su padre
– Es momento de que le digas a Naruto como te sientes – responde Shikaku mientras el joven Nara parece al borde del colapso al escuchar aquello de su padre –
– ¿Cómo lo sabes? – pregunta Shikamaru directamente pareciéndole inútil mentir en aquella situación –
– He sido considerado uno de los hombres más inteligentes del país del fuego, ¿crees que no me daría cuenta de la situación de mi hijo? – responde Shikaku, una pequeña mentirita para salvar su cuello. Si Shikamaru llegara a enterarse de como supo sobre su enamoramiento con Naruto…lo mataría
– ¿Entonces… qué debo hacer, papá? – ´pregunta Shikamaru avergonzado, nunca en su vida se imaginó pidiéndole esa clase de consejos a su padre – Yo no entiendo nada sobre romance
– Lo explicare de una manera que tú puedas entender – dice Shikaku su dedo índice traza la forma del tablero – El amor es como una partida de shōgi, es un proceso lento que requiere paciencia y hacer movimientos acertados en los que también se cometen errores, pero hay que saber lograr revertirlos a tu favor. Y en el amor como en el shōgi la finalidad siempre es la misma: proteger a la pieza más valiosa
Shikamaru da una pequeña sonrisa de medio lado al captar el mensaje y Shikaku le devuelve el gesto reacomodando nuevamente a su rey para continuar con la partida