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EL SENDERO DEL DESTINO por isis shirakin

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“Treinta y tres”

Y para Harry sonaba a una centena de años todos juntos multiplicados por diez mil.

Un poco dramático.

El solo podía mirar como su padre empujaba el carrito con sus cosas, cosa que se le había impedido a él.

No le hacía feliz en absoluto, desde su colapso todo había cambiado, de forma muy abrumadora, su padre no paraba de velar cada paso que daba o en el peor de los casos apenas intentaba dar.

Miró entonces como otros niños junto a sus familias se reunían en la estación. Y ellos sí que podían llevar sus carritos, Harry había soñado con ese día, también había tenido unas cuantas pesadillas, pero aun así la emoción lo había embargado por la mañana, tanto así que su desayuno tuvo suerte de no haber sido devuelto.

Cuando se dio cuenta estaba siendo empujado hacia un lado por un chiquillo pelirrojo, lo vio con más atención y lo identifico fácilmente, fue  más evidente ya que venía con todo un grupo de pelirrojos, Weasley el chico volteo hacia él y saludo tratando de ser amable supuso Harry.

—Hola, soy Ron y ¿tú eres?…

Harry trato de contestar adecuadamente, pero entonces escuchó a su padre.

—Harry aquí estás, no te alejes demasiado el tren partirá pronto.— A su padre no pareció agradarle mucho su compañía cuando lo reconoció.—Weasley el menor  me atrevo a adivinar, — dijo refiriéndose al muchacho.

—Buenos días señor…

—James Potter.— para gran sorpresa de Harry no fue presentado.— Ha sido un gusto pero debemos retirarnos.

Harry sintió a su padre jalarlo del brazo sin siquiera dirigirle una mirada al chico, quien parecía seguir con la mano alzada.

—Harry— dijo entre susurros—, no deberías hablar con personas de esa clase.

—¿qué clase?—preguntó Harry. Aunque se arrepintió poco después.

—El padre ese niño es un completo amante de  muggles que solo sirve para traer más de su clase al mundo. No me gustaría que  empezaras a creer que es algo apropiado, especialmente para un gignere como tú. Además por tu condición sería mejor alejarte de él puede que sea Sangre Pura, pero toda su familia está infestada con muggles como amigos y no sería bueno para tu salud no queremos que te pase nada malo ¿verdad?

 

A Harry esto le pareció muy raro pero asintió cuando su padre le cuestiono con la mirada.

¿Sería peligroso si se acercaba a muggles?

—¿moriré?— preguntó Harry asustado.

El rostro de su padre endureció inmediatamente. Y con un tono un poco menos duro que el anterior respondió.

—Harry— comenzó, guardó silencio un momento y luego continuó— es peligroso, no muchos saben cómo tu enfermedad funciona pero no debemos arriesgarnos ¿verdad? No quiero que te suceda nada mi niño.

¿Su padre estaba preocupado por él? , el corazón de Harry se estrujo un poco y  un calor agradable se instaló en su pequeño cuerpo.

—Además no hay nada que puedas querer hablar con esa gente. Ellos  ya ni siquiera practican nuestras costumbres.

—Entiendo.— Harry no entendía en realidad, no completamente, pero su padre solo quería lo mejor para él, así que lo obedecería.

Harry continúo caminando guiado por su padre hasta que este se detuvo a saludar.

—Lucius — Harry se separó y vio como ambos adultos se dieron la mano.

—James,  veo que el pequeño Harry ya no es tan pequeño.— Saludo el señor  Malfoy girándose Hacia Harry.

—Buen día Señor  Malfoy — saludo.

El señor Malfoy le dedicó a Harry una pequeña sonrisa, pero inmediatamente le pidió a su padre alejarse un poco para conversar cosas de adultos supuso, ya que su padre cambió su expresión y cuando volvió parecía molesto pero no con el señor Malfoy quien se retiró despidiéndose de Harry con una mirada.

—Vamos Harry debemos subir tus cosas al tren.— De pronto Harry decidió que no quería ir a Hogwarts si iba allí estaría solo y la abuela Dorea no estaría con él, ¿Quién acompañaría a Harry si enfermaba? O ¿Qué  si tenía pesadillas y lloraba y todos los niños se burlaban de Harry por ser llorón? Y ¿qué tal si Harry era un squib después de todo y no podía hacer ni un mísero conjuro?

—¿Harry?— Su padre se acercó a él y se colocó a la altura de su rostro arrodillándose un poco— ¿Qué sucede? ¿te sientes mal?

Harry sintió sus ojos arder pero no quería que su padre lo viera llorar así que lo abrazó colocando su cabeza sobre el hombro de éste, tuvo miedo por un momento de que su padre se soltara pero este le abrazo también.

—Vamos pequeño ¿Qué sucede?— dijo frotando la cabeza de Harry.

—¿Y si me quedo con la abuela? Ella me puede enseñar en casa, ella sabe muchas cosas.

—Pero si esta mañana estabas muy emocionado.— El miedo de decir que no quería ir le paralizaba la lengua, pero tal vez si lo decía a su padre este le haría caso, últimamente  le cumplía casi todos sus caprichos.

— Yo n— pero su padre lo interrumpió separándose un poco.

   —La abuela Dorea se molestaría mucho conmigo Harry— dijo  James sonriendo un poco, yo quisiera que te quedaras también, pero tu abuela tiene razón es importante que vayas, todas la generaciones de nuestra familia han ido, además Hogwarts es genial, te vas a divertir mucho aunque…— se acercó nuevamente al oído de Harry — aquí entre nos a veces las clases son aburridas.— término como si le contara a Harry un gran secreto.

—Pero— intento otra vez Harry.

   —Serás muy bueno Harry, hasta diría yo que serás el mejor, la abuela no te lo dice pero ella siempre está alabando tu talento cuando se reúne con sus amigas.

Para Harry estas últimas palabras parecían mentiras no podía imaginar a la abuela haciendo eso, ella siempre estaba regañando.

—Es cierto— sonrió James.

Las mejillas del pequeño se calentaron y su pecho se inflo un poco.

—Creo que el tren partirá pronto.— sonrió Harry.

—Es verdad— respondió James.

Ellos caminaron un poco más Harry su subió al tren no sin antes dar un último abrazo a su padre, le comenzaban a Harry gustar los abrazos.

James le ayudó a subir su equipaje, Harry no llevaba mascota ese año, en realidad no habían tenido el tiempo de comprar una, Harry quería escoger el mismo a su mascota pero se enfermó poco antes de que comenzaran las clases, había llorado amargamente después de que le dijeran que ya no había tiempo para ir a comprar una porque su padre estaba de viaje y la abuela Dorea no podía acompañarlo ya que Harry le había contagiado la gripe.

Harry no estaba seguro de que hubiera elegido de haber podido ir a  escoger su mascota pero aun así, él quería ir y hacerlo él mismo aunque no solo, e ir con su padrino no le daba mucha seguridad.

Mientras caminaba por pasillo del tren que estaba llenos de cotilleos, risas una que otra palabrota Harry se dio cuenta que jamás había viajado solo.

No sabía cómo se sentía al respecto hace un momento con su padre había estado medio asustado pero ahora mismo sentía un cosquilleo en el estómago que todavía no estaba seguro de si le era agradable o no.

Harry continuó caminando buscando donde sentarse y tratando de no pisar y no ser pisado.

Cuando encontró un lugar vacío se metió rápidamente y cerró la puerta. Estaba acomodándose en el asiento cuando la puerta sonó abriéndose  una cabellera pelirroja ya conocida apareció, el niño en la puerta sonrió a Harry y con un poco de duda en la cara preguntó si podía quedarse pues todos los otros compartimentos parecían estar llenos.

Harry de verdad quería decir que no, pero no quería ser maleducado así que solo asintió.

— Hmm soy  ah Ron Weasley— se presentó pero esta vez no levantó la mano.

Harry solo se  quedó mirándolo, su padre había dicho que no hablará con él, su padre no solía ser el de las prohibiciones eso lo hacía la abuela así que este chico debía ser muy malo, además era amigo de los muggles  eso le dio escalofríos a Harry.

—Y… ¿tú eres?— continuo.

—Harry Potter— contestó serio. ¿tal vez Harry debía irse?

—Oh tu eres  un gignere ¿verdad? Wooaao nunca había visto uno antes— este se  acercó mucho mirando detenidamente a Harry que sintió un calor horrible en la cara ofendido— mi bis-bisabuelo era uno era asi como tu.

A Harry le molestó este comentario. La abuela le había dicho a Harry que los gignere como él no eran muy comunes y que  debía tener cuidado de no mencionar su condición a los muggles porque ellos no entenderían y probablemente querrían hacer experimentos con Harry “Son unos salvajes esos muggles”

Weasley estaba haciendo un gran alboroto y comportándose como un tonto.

“Ellos ya ni siquiera practican nuestras costumbres”

— No te acerques— Harry miró de frente la cara del chico tratando de intimidar. Vio sus cejas arrugarse con lo que Harry temía fuera cólera.

Harry no sabía pelear.

— ¿Que te — la puerta volvió a sonar y una cara conocida apareció en el umbral.

— Potter. — Saludo. — ¿ y Weasley? — La boca de Malfoy se retorció con disgusto.

— Alejate Weasley, a su padre no le agradará saber que acosas  a su único hijo.

Harry sintió un gran alivio, Malfoy le ponía nervioso pero Weasley estaba muy cerca.

— ¿Quien eres y qué quieres? yo no estoy haciendo nada— dijo alejándose de Harry.

— Por supuesto no sabes quien soy, no tenemos las mismas amistades. — exclamó desdeñosamente.

Harry vio a Malfoy levantar su varita y se levantó tratando de evitar una pelea, cuando se acercó vio que detrás estaban los  amigotes de Malfoy, a Harry le parecían bastante tontos la verdad.

Una vez trataron de comerse un sapo porque los habían castigado sin cenar en una reunión a la que la tía de Harry lo había llevado.

Y eso no fue lo peor sino que además después de atraparlo se lo llevaron a la cocina y lo metieron o mejor dicho trataron de meterlo en la sopa.

Si, eso no terminó bien.

— Potter — saludaron los dos sus voces le hacían pensar en trolls a Harry.

— Crabbe, Goyle— Harry devolvió el saludo.

— Mi padre y el tuyo creen que deberíamos viajar en el mismo compartimento. — Dijo Malfoy ignorando al pelirrojo.

— Pero… — Harry había llegado primero y la verdad no se le antojaba pasar tiempo con los amigos de Malfoy.

— ¿Han visto una rana un chico de primer año perdió la suya? — La niña que recien aparecio tenia lo que solo podría describirse como una maraña de cabellos castaños y unos dientes un poco largos.

Nadie respondió.

Ella pareció darse cuenta que había llegado en un mal momento.

— Soy Hermione  Granger. Primer año. —  Ella dirigió su mirada a la varita de Malfoy. — Están haciendo magia. A ver, yo solo he hecho unos  hechizos sencillos pero han funcionado muy bien. — Se escuchó una cierta petulancia en su voz que a Harry no le agrado mucho.

— Sangre sucia. — Esas palabras crearon un silencio abrupto, todos parecieron contener el aire.

— ¡Tu retira esas palabras! — Grito Weasley acercándose furiosamente  hacia el único que en el compartimento aún sostenía la varita.

Para Harry el piso parecía moverse en círculos, y no podía forzar  a sus pulmones para que funcionasen adecuadamente.

Su rostro le quemaba  y a la vez sentia escalofrios en todo su cuerpo.

Una sangre sucia.

Una corriente eléctrica atacó su cuerpo, Harry corrió como si el lobo lo persiguiera y sus colmillos estuvieran en su cuello.

Tenía que escapar.

Encontrar un lugar seguro.

Un lugar limpio.

Ella tenía la sangre de su madre, era como ella.

— ¡Potter!

Oh era cierto, Harry se detuvo y volteo a ver a Malfoy.

El le protegerá, el llevaba la varita por que él era un verdadero mago.

Un sangre pura.

— Padre dijo, él dijo no te acerques. — Susurro entre murmullos.

— ¿Que? ¿Potter has enloquecido? — preguntó el niño sin entender sus palabras.

— No he..  ya estoy bien.

— Merlin, casi me da un ataque — reclamó — Vamos, cogerás tus cosas y vendrás conmigo. — Ordenó Malfoy mientras  lo arrastra hacia el compartimento.

— ¡No! — Gritó soltándose, y el otro niño volteo a verlo sin entender. — Yo iré al compartimento primero contigo y que Goyle y Crabbe traigan mis cosas.

— Potter ¿Y quien les va ha a informar a esos tontos?

— Entonces yo me quedo aquí y te espero.

— Como quieras. — Exclamó Malfoy con molestia.

Harry se quedó mirando el piso escuchando el resonar de los pasos que se hizo cada vez más lejano hasta desaparecer.

 

Para cuando se percató se encontraba en el nuevo compartimento junto a Malfoy y sus amigos, ellos solo le dirigieron una mirada cuando llego detrás de este.

— Oh Draco, te extrañe mucho. Es una lastima que mi padre haya decidido llevarnos a visitar a mi tia en Croacia, tu sabes que ella trabaja en el Instituto Bakinovak. — Pansy espero un momento mirando con intención a Draco y Zabini. Cuando ninguno dijo algo esta abrió la boca para continuar.

— Blaise me pareció escuchar que tu padrastro has estado muy enfermo. — Interrumpió Malfoy.

— Oh, que triste noticia— Comentó Pansy rápidamente. — Le enviaré una carta  a mi tía estoy segura que no le molestara en absoluto revisarlo..

Harry vio a Zabini apretar la barra de chocolate en sus manos.

— Pansy, es muy amable de tu parte pero mi  madre lo atiende, ya sabes que ELLA también trabajó una temporada allí creando pociones. — termino con una mueca.

— Ah no te molestes lo olvide.

— Sí, seguro. — Zabini miró a Pansy con molestia.— Por cierto Harry, tu mad-

— Zabini.

Zabini pareció dudar un momento  sobre si continuar con su pregunta.

— Supongo que me exedi. Lo siento. — dijo mirando hacia Harry.

— No pasa nada.

— Potter no te habia visto estas tan pequeño y delgado. — A Harry  de verdad se le hacía insoportable pasar más de cinco minutos con la niña.

— Yo no puedo decir lo mismo Parkinson.

— Ja ja ja. — rio Zabini.

— Tu Blais-

— Creo que iré a cambiarme primero. Ya casi llegamos. — Anuncio Harry levantándose.

— Es verdad deberíamos apurarnos.

Pequeñas anécdotas aqui y alla, asi es la vida.

 


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