Los ángeles eran enviados a la tierra con una misión que realizar, él, como el ángel que era debía cumplir dicha misión, la cual consistía en transformar en ángel a su rata de mierda.
Podía con eso.
Por ello, cuando de nueva cuenta esa masa amorfa llego a su lado, supo que no se liberaría de ella tan fácilmente, ahora solo era una esfera con grandes ojos saltones, diría que se veía adorable, pero eso no era verdad, paloma-san era adorable y pura ¿Por qué no era una paloma-san?
En cuanto dejo de observar a la rata de mierda se dio cuenta que estaba en un lugar extraño, casi podía decir que era similar al lugar donde el creció, solo que eso se veía más antiguo.
En cuanto vio a una cabellera rubia pasar velozmente frente a él supo que las cosas estaban comenzando, por lo tanto, no perdió tiempo en seguirlo.
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Sus piernas pesaban, algo raro en él, aun así, eso no impidió que siguiera a la rata, la cual lucia ligeramente cambiada, incluso no podía decir que se veía como la última vez que vio un recuerdo de él.
Sus sentidos angelicales le decían que ahí, Hyde no era nada más y nada menos que un ángel a punto de caer en las garras de un demonio.
Bueno, talvez estaba exagerando, quizás todavía faltaba un poco para que tan siquiera el demonio llegara a conocerlo.
Ahora solo era seguido por idiotas que necesitaban ser pateados por sus angelicales piernas
— ¡Atrápenlo! — grito uno por encima del grito colectivo que ya estaba, Licht aprecio un poco mejor al mocoso, aunque de cierta forma era mucho mayor que él.
Sus ropas no eran muy distintas a sus compañeros matones, en cambio, eran totalmente diferentes a su rata. La cual parecía cierto niño desamparado de calle.
Sintió pena por ese ángel en desgracia, y el solo podía observar, lo cual le hacía sentir tan mal.
En algún punto de esa corrediza los pies descalzos de Hyde comenzaron a sangrar, quizás por el camino tan irregular por el que corría.
Verlo tropezar fue duro, verlo siendo golpeado por otros fue doloroso.
—Que ángel-chan se preocupe, me hace tan feliz— la masa amorfa estaba a sus espaldas, llorando a moco tendido con un pañuelo en medio de su cara, sus instintos de ángel le decían que era la nariz.
Aun cuando quería decir algo como “Calla rata de mierda” no pudo, sus sentidos completos estaban en aquel lloroso chico, lleno de sangre y heridas que en un tiempo se volverían moretones.
Se dirigió al lastimado chico, quizás ahora solo era un absurdo espectador, pero no quería seguir escuchándolo llorar, eso era tan molesto para él.
Los matones se habían retirado en cuanto se aburrieron de golpearlo, solo que Licht no se dio cuenta de ellos.
Se acuclillo a su altura
—Oye, levántate— en ese preciso momento el rubio chico dejo de llorar, sus ojos que se habían mantenido cerrados desde que comenzó la golpiza se abrieron en asombro, sus ojos, de un color tan claro como el cielo mismo, Licht no tuvo más dudas respecto a su compañero.
Había sido un hermoso ángel antes de convertirse en aquel apuesto y molesto demonio.
Se imaginó a si mismo levantándolo, y ante la sorpresa de su rata lo hizo.
Porque espectador o no, un ángel como él no podía simplemente dejar a su compañero a la deriva, menos cuando necesitaba urgentemente ayuda.
El rio estaba cerca, por ello ahí fue que dejo al chico para que se limpiara y no quedara tan sucio.
—Fuiste tú—susurro el poder desde la distancia.
Lawless estaba sorprendido, el chico había desaparecido sin siquiera poder agradecerle, desconociendo que Todoroki seguía en su sitio, siendo consciente que de nueva cuenta era invisible para sus mortales ojos.
Sus pies le dolían, solo ahora era consciente de las heridas en sus pies, sus ojos volvieron a cristalizarse, no podía comprender porque era tan odiado.
Lo único que lo hacía diferente al resto es que no sabía nada de su padre.
Su madre era una mujer bondadosa y con principios, siendo ella la única en hacerse cargo de él había hecho un gran trabajo, esforzándose el doble que los demás, era hermosa y amable, Descontrol pensaba que quizás era envidia, él desconocía el porqué del odio hacia ellos, su madre en cambio no, ser una mujer con un hijo y un padre desconocido era mal visto, su pequeño hijo era discriminado.
Ella lloraba todas las noches, abrazando a su retoño con cariño y tristeza, odiaba que a un ser inocente se le castigara por un error que ella cometió.
Warwick era prospero, olvidando la razón por la que se asentaron allí y viviendo pacíficamente.
Licht estaba consciente que habían pasado algunos años, para el rubio fue tiempo real, pero para él solo fue un parpadeo, ahora Hyde lucia tal y como lo conocía, solo exceptuando el color de sus ojos, su sonrisa conquistadora de muchachas inocentes, Jekylland sentía molestia en cómo se estaban dando las cosas, en un momento lo tenía llorando en el suelo, y en otro sonriendo coqueto a unas chicas que eran personajes terciarios.
Y si, talvez solo porque estaba molesto estaba tomando como personajes de un teatro a esas féminas, que si bien, feas no eran.
—Estúpida rata de mierda—mascullo irritándose
—Licht-tan esta celoso…moriré de felicidad—
“¿Quién esta celoso?” fue la pregunta muda, las chicas le hacían señas a Hyde para que las siguiera, él con una sonrisa bobalicona se excusaba y partía, había aceptado un pequeño trabajo con la vecina, uno donde solo debía entregar recados, nada importante si lo analizaba bien.
En cambio, Licht estaba secretamente aliviado, ese malestar que tenía había desaparecido, probablemente se curó porque era un ángel.
Un salto en las memorias de su rata y Hyde estaba en camino a su casa, las hadas del bosque le habían comentado que solo habían transcurrido un par de horas entre ese recuerdo y el anterior, por lo tanto, seguían en el mismo día…
Ángel o no.
No estaba preparado para lo que ambos verían.
La casa estaba destrozada, un robo, anunciaron los residentes, pero eso no tenía importancia, lo único que le importaba yacía recostada en el suelo…con una manta cubriéndole el cuerpo.
Sus piernas fallaron…mientras Licht caía en shock
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Esa noche a Hyde le arrebataron lo único que le importaba…
Su madre.
Aquella santa mujer que se había sacrificado tanto por el…ya no estaba.
Ya no existía más.
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Quien sería el Servamp de la Avaricia ahora solo era un simple humano, un simple mortal que desconocía en lo que se convertiría.
Y quien en ese instante desconocía lo que haría, había aceptado trabajos por todos lados solo para ayudar un poco a su madre…algo que deseo desde pequeño ¿Ahora? ¿Por quién viviría?
Tiempo después esta pregunta sería contestada por su segundo hermano.
“Solo puedes vivir por ti mismo”
“Vivir con tu orgullo vampírico al máximo”
Su segundo hermano…aquel sujeto que estaba a su lado cuando abrió los ojos a su segunda vida. Aun así ¿Por qué prefería a su hermano mayor?
En su defensa…todos preferían al hermano mayor.
Gula siendo su mejor amigo después…pero eso es adelantarse a hechos que ya se conocían.
Ahora solo se puede olvidar la perspectiva del Servamp…quien vivió esta historia, y lanzarnos por el Eve.
Quien desconocía los sucesos por pasar.
Asesinato.
Muerte.
Eso era algo que en Warwick no se conocía.
La primera fue la “ramera” aquella pobre mujer que vivía únicamente por su hijo, el segundo fue el “bastardo”
La madre era bella, era ese tipo de mujeres que con el tiempo se volvían más hermosas…las personas sentirían envidia de eso, pero solo anhelaban lo que ella tenía.
Y sentían tanto odio porque personas como esas le hacían sentir ese tipo de sentimientos.
Los odiaban por tener algo que ellos no merecían y personas con familias completas sí.
Quizás por ello nadie dijo nada cuando la primera cayó.
Por ello Licht fue sujetado por la masa amorfa…no debía interferir con lo que ya estaba escrito.
No debía interferir con la muerte de aquel vampiro enérgico.
Un ángel no pudo hacer nada cuando a otro ángel le arrancaron las alas, Licht era el tipo de ángel que no pudo frenar al demonio para detenerlo de arrastrarlo a su lado.
Porque Licht Jekylland Todoroki odiaba a los demonios, porque él era un ángel
Aun así, agradecía profundamente que eso haya ocurrido…porque de no ser así…jamás había conocido a su propio demonio personal.
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El sol en la mansión Alicein comenzó a colarse lentamente por las ventanas…
Lejos de ahí…cada Subclase sentía el cambio en sus Amos…mirando todos sincronizados a la esfera de fuego con tristeza…
Faltaba tan poco para que todo acabara, los Sub clases de Lujuria comenzaron a llorar, Dodo y Mitsuki solo pudieron observarse, esperando lo inevitable.
En otra parte, Ray y Gil sentían la impotencia ¿Por qué ellos podían quedarse y no su creadora?
Sagami estaba en el Karaoke, junto a todos los demás Subclases de Orgullo…todos ellos festejando lo que su amo y señor había estado deseando…llorando porque ellos no le acompañarían.
Guildenstern estaba con Rose Kranz, ambos estaban quizás muy tranquilos, quizás porque eran adultos en toda la extensión de la palabra…
Aun así, quizás una lagrima traicionero rodo por la mejilla de uno de ellos.
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El sol cubrió los rostros de aquellos seres inmortales, esperando volver cenizas a todo aquel que su vida se haya extendido más de doscientos años…
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En la mansión Alicein reinaba el silencio, Tsurugi, Yumikage y Jun´ichirou solo podían bajar la mirada ante el repentino grito que se escucho
Corriendo apresurados estaban Shuuhei e Izuna, frenando de golpe ante el repentino grito, a una cierta distancia podían observar a los tres perros, desde esa distancia se podía apreciar la tristeza que ellos mismos estaban sintiendo.
Izuna fue más rápida, con renovada fuerza corrió hacia la mansión, quizás...y solo quizás aún tenía tiempo de llegar.