Görkem se sentía en absoluto desconcertado. ¿Qué acababa de pasar?, ¿realmente había sido su primo quien se había levantado para dejarlo solo e irse con un Adashyna? Y no cualquier Adashyna, sino el recién llegado Lure, aquel con el que le había visto platicando días atrás. Pero ¿por qué?, ¿qué pasaba entre aquellos dos?
Recordó cómo Kanzel se le había quedado mirando con impotencia a ese joven en la fiesta y temiendo lo peor se levantó de un salto con toda la intención de ir tras su primo. Ni bien se había dado la vuelta cuando se topó cara a cara con una hermosa elfa, parecía igual de desconcertada y estupefacta que él hasta que lo miró y entonces sus ojos turquesa ardieron en furia.
-¡Tú! -lo señaló con el dedo- ¡maldito elfo Denshtel! ¿a dónde han llevado a mi hermano?, ¡contesta!
Y fue entonces cuando la recordó, era una de las chicas que había conocido aquella noche, ella y sus otras dos amigas se la habían pasado en grupito todo el rato en la fiesta. Les había parecido muy guapas y de verdad lo eran, así que con todos sus planes de conquista en mente se había acercado a ellas para entablar conversación y tal vez encontrar una próxima cita.
Debía admitir que no le había ido tan mal, las otras dos jóvenes habían caído en la trampa y le prestaban toda su atención en la conversación, pero esta chica de ojos turquesa y rubia cabellera parecía resistírsele en aquel momento, con su mirada divertida pero a la vez altanera parecía prestarle la mínima atención y eso le molestó al punto de cansarse de intentar llamar su atención.
-Espera, -volvió a decir la chica- yo a ti te conozco… -se le quedó mirando fijamente mientras entrecerraba los ojos. Görkem no pudo evitar ponerse un poco nervioso, ahora estaba doblemente sorprendido, ¡esa chica era una Adashyna! -¡Tú eres ese elfo que intentó ligarse a mis amigas! -gritó horrorizada mientras lo seguía señalando con el dedo.
Görkem miró alrededor escandalizado, todos los clientes los miraban estupefactos y veía cómo Sun, detrás de la barra lo fulminaba con la mirada. El color no hizo más que subírsele por las mejillas. Se acercó más a ella, quizás un poco amenazante porque ella bajó el dedo, pero su mirada encendida y ahora desafiante no menguaron.
-¿Podrías bajar la voz, rubiecita? Molestas a los clientes -le contestó Görkem entre dientes. Lotto parpadeó un poco ofendida y disimuladamente volteó a ver a los clientes. Se dio cuenta que el pelirrojo tenía razón, todos les miraban incómodos y expectantes.
Con un ligero carraspeo y colocando sus manos en su cintura volvió a exigir.
-Alguien como tú no puede hablarme de ese modo, no solo te colaste en la fiesta de mi familia sino que intentaste cortejar a mis amigas, y ahora se han robado a mi hermano. Eso simplemente no puedo permitirlo.
-¿Quién se supone que ha robado a tu hermano? Nunca lo vi pidiendo ayuda, el cerebro no se te oxigena lo suficiente como para ver lo evidente.
Totalmente disgustada, Sun salió detrás de la barra para meterse en la discusión.
-Perdonen la interrupción en su ridícula pelea, pero están incomodando a mis clientes, si no piensan consumir nada háganme el gran favor de salirse de mi local.
Un poco avergonzados del espectáculo que estaban dando, ambos bajaron la mirada al mismo tiempo.
-Perdona, Sun. -dijo Görkem al tiempo que intentaba sonreírle.
-Sal de aquí, Görkem. -fue la respuesta de la mesera.
Sin mediar una palabra más, el fortachón le lanzó una última mirada furiosa a la chica Adashyna y salió de Polvo de Estrella.
Vaya que estaba enojado, estaba furioso. Furioso con él mismo, furioso con Sun, furioso con esa ruidosa Adashyna y furioso con el maldito de Kanzel. Maldito. ¿Cómo se atrevía a causar semejante escena?, ¿en qué predicamento los había metido? Y recordando al idiota de su primo se dispuso a buscarlo con un humor de perros. Lo mataría, sí que lo mataría cuando lo encontrara… solo esperaba que no fuera demasiado tarde y que no hubiera causado un desastre.
Había estado recorriendo varios metros a paso veloz, enfurruñado y metido en sus pensamientos cuando se dio cuenta de que alguien o algo lo estaba siguiendo. Aceleró el paso y su seguidor hizo lo mismo para no perderlo de vista, sintió que casi corría para alcanzarlo, entonces empezó a meterse entre calle y calle para desorientar a su perseguidor. Así anduvo un par de metros más pero era insistente, quien sea que lo estuviera siguiendo parecía tener una determinación de hierro, por lo cual optó por plantarle cara. Siguió andando unos metros más, comenzó a correr un poco y saltando la valla de una casa se agachó para esconderse y esperar.
No tuvo que esperar mucho puesto que su perseguidor estaba corriendo para alcanzarlo, cuando sintió que estaba cerca de donde él estaba salió disparado de la valla y se abalanzó contra el perpetrador. El chillido de chica lo descolocó.
Ante él tenía nada más y nada menos que a la chica de ojos turquesa y cabello rubio, la joven de los Adashyna. Había utilizado demasiada fuerza en su ataque y la había tirado contra el suelo de piedra; la tenía debajo de él, con sus manos en ambos lados de su cabeza, a centímetros de su cara. Vaya que era hermosa, ese color de ojos era bastante peculiar y le asentaba de maravilla en su blanca piel, con su rostro afilado y facciones de muñeca, largas pestañas y labios que incitaban a perderse en ellos. ¿Pero qué rayos pensaba? Era una Adashyna, no podía admirar a una chica como ella viniendo de esa estirpe. Todo es cruzó por su mente en mili segundos al tiempo que empezaban a mirarse con asombro y horror.
En ese momento, Görkem sintió como una cachetada caía pulcramente en su rostro dejándole un gran ardor.
-¡Quítate de encima! -le gritó la rubia.
Görkem hizo inmediatamente lo que se le ordenó.
-¿Qué clase de animal salvaje eres para caerle encima a la gente de esa manera? -siguió despotricando mientras se levantaba del suelo adolorida. -Pudiste haberme matado, ¿sabes?
-Es tu culpa por haberme estado siguiendo de esa manera, lo único que hice fue defenderme de un acosador. -rezongó Görkem molesto. La cachetada aún le ardía en la cara, estaba seguro de que había dejado marca.
-¿Acosador?, ¡estaba buscando a mi hermano maldito tarado!
-¡Me estabas siguiendo! Si alguien es el tarado aquí eres tú, ¿quién sigue a alguien de esa manera?
-Bueno, obviamente no iba a perderte de vista cuando sé que también estás buscando a tu pariente secuestrador. Así que se me hizo más fácil ir por donde tú ibas sin tener que estar cerca de ti.
Görkem puso los ojos en blanco. Aquella era la explicación más estúpida que había escuchado en su vida.
-¿Y qué te hace pensar que yo estaba buscando a mi primo? Bien podía estar dirigiéndome a casa o a un burdel. -se tuvo que morder la lengua ante aquella gran mentira.
Lotto pareció apanicarse, pero logró controlar su expresión. ¿Acaso intentaba provocarla?
-¿No lo estás?
-¿El qué? -preguntó Görkem ahora confundido.
-¿No estás buscando al secuestrador de tu primo?
-Primero que nada, mi primo no es ningún secuestrador, quizás sea un idiota inconsciente pero no es ningún secuestrador, y segundo, -dudó un momento- sí, lo estoy buscando.
La respuesta pareció complacer a la rubia porque con una gran sonrisa se puso en marcha. Avanzó unos metros antes de darse la media vuelta y ver a Görkem plantado en el lugar donde lo había dejado.
-¿Qué?, ¿acaso no vendrás?
Un poco dudoso el pelirrojo empezó a caminar hasta alcanzarla, una vez a su lado se le quedó mirando extrañado. ¡Pero qué elfa tan rara! Tenía unos cambios de humor que daban miedo. Quizás fuera bonita por fuera, pero por dentro era toda una bruja.
-¿Y bien?, ¿qué significa esto? -quiso saber Görkem.
-Puesto que ambos estamos en la misma búsqueda creo que lo mejor es ir juntos, no te hagas ideas equivocadas, es solo que… no quiero ir sola.
Por un momento pareció una muñeca frágil e inocente. Eso asustó al pelirrojo, esa chica era todo un estuche de monerías, era de las peligrosas.
-Uuhhm… claro, si tú lo dices. -respondió un poco incómodo.
-Magnífico, entonces esto es una especie de tregua, ¿ok? -y le tendió la mano a Görkem para hacer oficial el pacto.
Rascándose la nuca y sintiendo que ya no tenía más opción, tomó la mano de aquella extraña elfa y ambos intercambiaron un apretón, dando por sentado la tregua. Aquel era el día más loco que había tenido Görkem en sus veinte años de vida.
Después del rápido intercambio se pusieron en marcha.
-Por cierto, me llamo Lotto, Lotto Adashyna.
-Görkem Denshtel. -se limitó a responder seriamente.
-Espero que tu primo no le haya hecho nada a mi hermano, o se la verá conmigo. -rugió Lotto amenazante.
Görkem se encogió de hombros.
-La verdad yo también lo espero, a mi padre no le haría nada feliz saber que agredimos a un Adashyna.
-¿De verdad? Creí que eso lo haría feliz.
-No justo ahora, como sabrás, ustedes son los favoritos del rey en este momento, tenemos órdenes de no meternos con ustedes o caeremos de su gracia y eso no sería en absoluto bueno.
-Tienes razón. -lo miró de reojo- ¿Sabes? Me acabas de brindar información bastante interesante, creo que podríamos aprovecharnos de eso.
Görkem se detuvo en seco y maldijo por lo bajo, <<Yo y mi bocota, yo y mi estúpida bocota>>. Al verlo tan consternado Lotto se echó a reír.
-Tranquilo, no diré nada. Estamos en tregua, ¿recuerdas?
Eso no tranquilizó al joven elfo demasiado, ¿quién le aseguraba que aquella elfa no mentía? Era una Adashyna al fin y al cabo, no se podía confiar en el enemigo. Pero su mirada turquesa era tan franca que sin quererlo terminó creyendo en sus palabras, o quizás quería creerlas…
-De acuerdo, sigamos andando. -se limitó a decir.