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La Ciudad de los Muertos II : Vestigios de esperanza por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

¡Bien, aquí la segunda parte del capítulo! 

 

Hay un par de canciones que deben tener presentes. La primera, es la que Scorpion canta dentro del Movilizador (la idea de oírle cantando CPR me mata de sólo imaginarlo). Y la otra es la que suena después. 

CPR - Cupcakke 

Mother Mother - Hayloft 

Intentaré mantenerlos informados de próximas actualizaciones. 

 

¡Saludos! 

—Bien… el edificio está rodeado por una horda a la que hemos estado observando desde hace días. Siempre merodean por ahí, así que debemos tener cuidado… —Bell, a quien Salvatore había dejado a cargo y que conocía los detalles de la misión, apuntaba con su largo y delgado dedo hacia un punto específico del mapa—. Es un laboratorio farmacéutico. Fue clausurado poco antes de que empezara el desastre y al parecer nadie ha entrado antes. Debe tener reservas suficientes, por lo que es un botín importante.

   —¿Qué haremos con los muertos? —preguntó Mesha, mientras con su mano localizaba, con un poco de dificultad, el punto que Bell apuntaba. Dibujó una “X” en el mapa—. ¿Los mataremos? ¿Los distraeremos?

   —Una distracción es justamente lo que necesitamos…

   —¿Qué tal el ganado? —preguntó Salvatore desde el asiento del conductor—. Ponlos a correr en dirección contraria y todos los infectados los seguirán.

   —¡Por ningún motivo! —exclamamos todos, sin excepción, al mismo tiempo.

Y no es que Scorpion y el resto de «cazadores-ganado» me cayeran precisamente bien. Pero enviar a la muerte a alguien sólo para distraer a una horda de muertos era algo inhumano.

   —¿Perdiste la cabeza, Salvatore? —le regañó Bell—. ¡Eso los mataría!

   —Sólo bromeaba… —se excusó el hombre. Y, ante el silencio que se formó entre nosotros, recalcó—. De verdad.

   —No… pero él tiene razón —Scorpion intervino, mientras veía directamente hacia la cabina del conductor—. Pero sin correr. Usaremos el mismo Movilizador para distraerlos. ¿Tienen música aquí, ¿no?

   —Hay varios CD en la cabina… —Salvatore detuvo el vehículo. Estábamos cerca—. Ya casi llegamos. Lo que sea que quieran hacer, háganlo ahora.

   —Bien… —Scorpion agarró el mapa y lo apoyó contra la pared del camión, para que todos lo viéramos—. Salgan todos del coche. Conduciré yo. Que Reed y Lee se queden conmigo.

   —Yo también voy —dijo Mesha.

   —Y nosotros —se sumó Dalian, mientras cruzaba una mirada cómplice con Regen. Parecía que el enmascarado y mi amigo habían desarrollado alguna forma curiosa de comunicarse, a pesar de la máscara—. Podrían necesitar ayuda.

   —Bien. Seremos mitad y mitad… —Scorpion trazó con su dedo índice un camino sobre el mapa—. Los llevaré por esta avenida hacia esta de aquí… así podremos perderlos fácilmente y volver. ¿Está claro?

  —Bien, manos a la obra… —Ethan se puso de pie y abrió la puerta del Movilizador. El resto empezó a bajar.

Cuando Bell se levantó de su sitio y se dispuso a salir, noté algo en sus pantalones cortos.

   —¡Eh! eh, Bell —susurré, intentando no llamar la atención. Pero ella no me oyó—. ¡Bell!

   —¿Qué ocurre? —La chica volteó hacia mí.

   —Tienes una… —apunté con el dedo. No sabía cómo decírselo—. Mancha en tu…

Ella tocó su trasero y dio un respingo.

   —¡Joder! —masculló, bajito—. ¿En serio tenía que bajarme ahora? —Miró, con las mejillas rojas por la vergüenza, a los que quedábamos en el camión—. Ay, perdón. De verdad lo siento mucho.

   —¿Por qué te disculpas? —Scorpion se quitó la prótesis y, con cierta dificultad, alzó brazo y medio para quitarse la sudadera—. Todo el mundo lleva sangre encima siempre… —se la entregó—. Toma. Amárratela en la cintura. No querrás enfriarte.

Ni Bell, ni Cuervo, que todavía seguía en el camión, ni el resto pudo dar crédito a la escena. No sólo por el hecho de que de repente Scorpion tuviera un gesto tan amable y desinteresado hacia una chica que apenas conocía, si no por la camiseta que quedó al descubierto cuando se quitó la sudadera. Era corta, tanto que apenas le tapaba los pezones y tenía escrito en el centro «I to make boys cry.» ¿Lo peor de todo? le quedaba perfecta. Los tatuajes asomaban por la parte inferior de su pecho y el marcado abdomen, haciéndole ver como un verdadero lienzo humano.

A Bell casi se le cae la mandíbula. Y poco le faltó para soltar baba.

   —Te has tomado muy en serio lo de «llamar la atención para distraerlos» —Cuervo rompió el tenso silencio que se había formado—. Sólo te falta pegarte un cartel que diga «soy la merienda»

   —Ja… —Scorpion soltó una risa falsa y se acercó al otro líder cazador. Tomó un mechón de su cabello y lo enredó en su dedo coquetamente—. ¿Estás celoso?

   —Cierra la boca —Cuervo dejó que el rubio jugara con su pelo, e incluso sonrió cuando le miró a los ojos—. Ten cuidado… todos ustedes —se dirigió al resto—. No podemos permitirnos perder a nadie más.

   —Nadie morirá hoy, pajarito —Scorpion soltó el mechón que tenía atrapado, lo que dejó a la vista un grupo de hebras onduladas que el otro cazador no tardó en acomodar tras su oreja—. Cuídate tú también allí en las calles.

   —No tienes que decírmelo —Cuervo agarró del brazo a Bell, que hasta ese momento les había estado mirando como una boba, y la tironeó para bajar—. Camina, muchacha. Nos retrasarás. 

Bajé junto a Cuervo y me encontré a Terence, que esperaba por mí. Me tomó del brazo y me apartó algunos metros.

   —¿Estarás bien? —preguntó, preocupado. Lo decía por Scorpion, claramente. Y es que cada vez que había estado cerca de él acababa metido en algún problema.

Ese infeliz era un imán de desgracias.

Tomé la mejilla del pelirrojo y la acaricié lentamente. Noté cómo sus ojos se anclaban en mis labios. Secretamente adoraba cuando hacía eso.

   —Estaré bien. Lo prometo. 

Él suspiró.

   —Si tardan demasiado, agarraré a Ethan de una oreja y te iré a buscar —Él atrapó la mano que lo acariciaba y enredó sus dedos con los míos—. Te amo —La liviandad con la que lo decía, como si hablara de cualquier cosa sencilla, siempre me tomaba por sorpresa.

Sonreí.

   —Y yo a ti.

   —¡Eh, pelirrojo! —gritó Salvatore—. ¿Vienes o no?

   —Tengo que… —Terence retrocedió sobre sus pasos, dirigiéndose hacia los demás sin dejar de mirarme—. Cuídate.

Asentí con la cabeza y lo despedí con la mano. Y, cuando los vi marchar, me subí de nuevo al Movilizador, en el asiento del copiloto. Sabía que Scorpion me consideraba un buen francotirador, y que le gustaba llevarme al lado cada vez que él iba al volante.  

Segundos más tarde, él subió también.

Lo miré de reojo.

   —¿Puedes manejar con una sola mano? —pregunté y en ese momento me percaté del nuevo tatuaje que se había hecho; era una simple marca de corte prepicado en su brazo derecho, justo sobre el muñón. Y, en el borde, una tijera. El mensaje era claro: «corte aquí»—. ¡Pfft! —No pude evitar reír—. Eso es muy retorcido.

Scorpion sonrió de medio lado, en un gesto apenas visible. Apretó bien el volante con su mano izquierda y dijo:

—Podría manejar con los pies si quisiera.  

 

~ ☠ ~

 

Di un respingo cuando un muerto cayó sobre el parabrisas. Luego, dos de ellos se abalanzaron sobre El Movilizador y uno logró aferrarse a la ventana. Salté sobre la manilla para subirla y evitar que entrara. El vidrio le cortó la mano y dos de sus dedos me cayeron encima.

Me retorcí, como un gusano, para quitármelos sin usar las manos.

   —¿¡Cuánto más piensas esperar!? —gritó alguien desde el fondo del camión. No pude identificar quién. La música estaba demasiado alta y el festival de gemidos y groserías apenas me dejaba oír mis propios pensamientos—. ¡Scorpion! ¿¡Estás escuchando!? ¡Deja de jugar y arranca ya!  

   —Yo’ dick brick-hard like a medal. ¡Ah ~! —Scorpion cantaba a toda voz una canción, que había encontrado en un CD titulado como: «demos inéditos», y que se había aprendido increíblemente rápido. Quizá por la melodía pegajosa y la facilidad y vulgaridad de la letra—. I’m here to serve you customer server ¡RIGTH!

Observé cómo la horda se abalanzaba sobre el vehículo y me sentí nervioso. Confiaba en la coraza del Movilizador, pero ellos eran demasiados.

   —¡Scorpion! —mascullé.

   —¡I save dick by givin it CPR!

  —Oh, por dios…

   —I save dick by givin it cpr ¡YEEE-!

   —¡HAZ PARTIR ESTA COSA DE UNA VEZ! —grité, al borde de la desesperación. El rubio calló y miró a nuestro alrededor. Estábamos completamente rodeados—. ¡YA!

Bajó la ventana y disparó al muerto que intentó saltarle encima. Acto seguido, subió el volumen todavía más y pisó a fondo el acelerador. Nos perdimos calle abajo como un alma que lleva el diablo y, por un momento, me asustó el no llevar cinturón de seguridad. Scorpion manejaba como un lunático.

   —¡Cuidado, imbécil! —gritó Regen, y le dio un golpe a la barrera que separaba la carga del copiloto—. ¡Nos vas a matar!

Scorpion detuvo el coche y sacó el revólver por la ventana para dar un disparo al aire. La horda, que habíamos dejado atrás, corrió enfurecida hacia nosotros nuevamente. La espantosa canción seguía, todavía más alto, tanto que creí que atraería a todos los muertos de la ciudad.

Cuando ellos estuvieron lo suficientemente cerca, el cazador aceleró otra vez, sólo para frenar algunos metros más allá. Oí que uno de los chicos cayó atrás y se quejó en voz alta. Pero Scorpion no hizo caso y siguió avanzando, a punta de frenos y aceleradas. Entonces lo entendí; la horda era muy grande, por lo que no podíamos darnos el lujo de avanzar junto a ella. El camión en el que nos movíamos era una fortaleza andante, pero si la horda nos sobrepasaba, los cuerpos acabarían metidos bajo las ruedas y nosotros quedaríamos atrapados en un mar de carne y sangre.

Saqué el rifle por la ventana y le di a uno que estaba cerca.

   —¡Sujétense bien! —grité hacia los demás—. ¡Estaremos así un buen rato!

Me amarré el cinturón de seguridad y tomé los CD’S de la guantera. Tomé uno con un título conocido y quité la endemoniada canción que Scorpion todavía tarareaba.

   —¡Oye! —me reclamó. Lo ignoré, metí un álbum de «Mother Mother» y solté un suspiro de alivio cuando los acordes de una canción conocida se dejaron oír. Scorpion ladeó la cabeza y golpeó con los dedos el volante, imitando rápidamente el ritmo—. No está tan mal… —admitió, mientras acelerábamos otra vez.

El trabajo fue demoroso, monótono y aburrido. Sólo la música me mantuvo atento, por más de los quince minutos que tardamos en guiar a los muertos lo suficientemente lejos del laboratorio. En masa, y casi al son de la música, se movían como una marea de putrefacción sin rumbo fijo.

Lo dejamos cuatro avenidas al sur. Y, cuando el último de ellos llenó la calle, Scorpion bajó el volumen a la radio y aceleró a tope para poder perderlos y volver rápidamente al laboratorio.

   —¡Ha funcionado, gente! —gritó hacia el grupo que estaba atrás, mientras veía por el espejo retrovisor. Ninguno nos había seguido—. Ahora pueden dejar de quejarse.

   —¡Ya era hora! —Los anillos en las manos de Lee hicieron un sonoro chillido cuando éste los arrastró por el barrote en el que se había sujetado. Se sentó en el suelo del Movilizador—. El frena-arranca me da náuseas.

   —Eres un marica.                 

   —Habrías vomitado si hubieses estado aquí atrás.

   —Hey… —Regen se acercó a la separación que había entre nosotros y ellos. Lo miré por sobre el hombro y le hice un gesto, para que hablara.

   —¡Pfft! Si hubiese estado allá y tú aquí, no hubiéramos salido vivos de esa horda.

Me volteé para mirar a Regen, y aunque la máscara que llevaba no me permitía diferenciar ninguna expresión facial, algo en su lenguaje corporal me hizo encender las alarmas.

   —Scorp… —mascullé. Pero él y Lee estaban muy entusiasmados en su tonta discusión.

   —¡Déjame manejar y volvamos por esa horda! ¡Ya verás cómo vomitas!

   —¡Scorpion! —El enmascarado gritó, pero nadie alcanzó a oírlo. El estruendo del impacto, contra lo que sea que nos haya golpeado, fue más alto. Sentí la vibración del golpe y me aferré a la agarradera. Todo mi cuerpo y alrededor se sacudió violentamente y, aunque tan sólo duró un segundo, me pareció ver en cámara lenta cómo el camino se distorsionaba.

En algún momento, me golpeé la cabeza. Cuando volví a abrir los ojos, todo parecía estar al revés. En ese momento entendí que nos habíamos volteado.

   —¡Huele a humo! ¡Salgan del camión ahora! —oí a Regen gritar. La puerta trasera del camión estaba del lado derecho, que era el mío. Y estábamos contra el suelo. Podía ver el pavimento pegado a mi cara. No iba a servir intentar abrirla—. ¡Carajo! ¡A un lado, a un lado!

Me agarré la cabeza y mi audición y vista se aclararon un poco. Miré hacia el lado, Scorpion estaba inconsciente. Se había golpeado contra el volante. Por suerte, el cinturón le sujetaba y evitaba que me cayera encima.

Estiré el brazo y lo moví.

   —Scorpion… —le llamé, mientras lo sacudía—. Scorpion, te necesitamos despierto. Algo nos golpeó —Lo tomé de la mejilla para voltear su rostro hacia mí. No sangraba, al menos—. Scorpion, por fav… —El rubio abrió los ojos de golpe e inspiró profundo. Vi el pánico pasar por sus orbes azules por uno o dos segundos en donde pareció analizar toda la situación.

   —¡Argh! —Regen gritó y un estruendo, como el de lata siendo cortada, me hizo apretar los ojos—. ¡Ya está, todos abajo!

   —¿¡Acabas de ROMPER LA PARED DEL COCHE!? —gritó Lee—. ¿¡Cómo lo has…!?

   —¡Soy un infectado! —bramó el enmascarado—. ¡Vamos, todos fuera! ¡Esto podría explotar!

   —¿¡Eres un…!?

   —¡Fuera!

Scorpion y yo nos miramos. Sus ojos aún estaban perdidos, parecía que el golpe lo había aturdido más de lo esperado. Le sonreí, por alguna razón. Quizá porque era la primera vez que le veía genuinamente confundido.

   —Tendremos que caminar —bromeé.

   —Son más de diez kilome… —No alcanzó a contestar. Una ráfaga de disparos pasó muy cerca de nosotros y alguien abrió la puerta del piloto. Era Regen.

   —¡Nos atacan! ¡Corran! —gritó, y desapareció de nuestra vista. Me quité el cinturón de seguridad a la vez que el cazador hacía lo mismo, para luego encaramarse por la puerta, salir y extender la mano para ayudarme. La tomé sin dudarlo y él me jaló hacia atrás para sacarme. Caímos sobre la lata del camión, que había sido volteado por otro que nos había chocado y que todavía estaba incrustado contra el nuestro. Ni siquiera nos alcanzamos a poner de pie cuando otro disparo pasó al lado de mi cabeza.

   —¡Quietos! —gritó una voz. Miré a mi alrededor. Por suerte, ninguno de los nuestros estaba ahí; tan solo nosotros y un puñado de hombres desconocidos. Me reincorporé y levanté las manos en son de paz—. ¡Bajen del camión!

Scorpion asintió y se movió lentamente para descender. Le seguí. Estábamos rodeados, ellos eran al menos doce y nosotros apenas dos. Y estaban fuertemente armados.

   —¡De rodillas!

   —No hay necesidad de… —intenté decir.

   —¡De rodillas! —bramó. Y fue Scorpion quién cargó una mano sobre mi hombro y me obligó a arrodillarme. 

   —Nadie morirá hoy… —masculló, mientras él también se arrodillaba. Dos hombres avanzaron hacia nosotros, sin dejar de apuntarnos. El rubio me hizo un gesto; fue apenas un apretón de labios y una mirada rápida que me lo dijo todo: Intentaría desarmar al sujeto que caminaba hacia él. No sabía cuáles eran las verdaderas posibilidades de salir vivos de ahí, pero había que intentarlo.

Apoyé las manos en el suelo y comencé a toser, para generar una distracción. La mayoría de armas apuntaron hacia mí. En ese momento, Scorpion se levantó y le arrebató el rifle al hombre que tenía más cerca. Apuntó hacia el resto, disparó y mató a dos personas, pero eso fue todo. Apenas unos segundos después de haberse levantado, cayó súbitamente al suelo.

Entonces noté que había un tirador en el edificio del frente. Y que le había disparado un dardo tranquilizante.

   —¡Joder, debimos haberlos matado desde un comienzo! —gruñó uno de ellos, mientras se me acercaba con pasos alargados y pesados—. ¡Estos imbéciles siempre traen problemas!

Entonces sentí un golpe en la parte posterior de mi cabeza y todo se apagó.   

Notas finales:

¿Críticas? ¿Comentarios? ¿Preguntas? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review. 


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