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La Ciudad de los Muertos II : Vestigios de esperanza por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaa, querubines :) 

Bueno :( Debo decir que tenía todas las intenciones de actualizar el miércoles, pero el martes mi pc simplemente falleció y tuve que mandarlo a formatear. 

(De hecho, ahora mismo estoy subiendo esto desde el antipático pc de mi abuela, con teclado inglés...como jode eso...) 

Pero bueno! aquí está el cap...un poquito cortito, pero intenso.

Es un momento difícil para Reed. Solo diré eso. 

Por favor, les pido que si encuentran algún error ortográfico me lo hagan saber D_D el no escribir en mi teclado puede causar errores terribles xDDD

Espero que les guste (?) 

Abrazos!  

 Capítulo 14




   —Estamos aquí reunidos para despedir el alma de… —volví a apoyar mi espalda contra el árbol que tenía tras de mí e intenté alejarme de la imagen que tenía delante, mientras los nombres de todas esas personas que en un rato ocuparían las tumbas salían secamente de la voz del hombre que se había ofrecido a servir de sacerdote en esta improvisada ceremonia. Esos nombres, todas esas mujeres y esos hombres escapaban de su boca como un triste recordatorio de lo que acababa de ocurrir. Dos días habían pasado ya desde que acabó la guerra contra Shark, dos días en los que estuvimos cavando tumbas sin parar. El resultado había sido catastrófico, treinta y tres personas habían muerto, entre todos ellos… Cassandra.

Ahogué un sollozo en mi garganta cuando los llantos generalizados se hicieron más ruidosos y me contagiaron. Ada estaba a unos pasos míos, sumergida en alguna especie de desolación que no le había visto tener desde que murió su madre. Caminé hasta ella y la abracé por la espalda.

   —Todo va a estar bien, Ada —susurré y besé su cabello. Era un milagro que estuviera viva, era un milagro tenerla ahora mismo y el sentirla temblando bajo mis brazos me recordó  que ella era lo único por lo que seguía luchando. Giró para abrazarme y se echó a llorar contra mi pecho.

   —¿Esto es mi culpa, Reed? —preguntó entre sollozos.

   —Claro que no, esto no es culpa de nadie… —Le abracé con más fuerza para intentar calmarla. Y si la culpa debía recaer sobre alguien, ese debía ser yo. Ella no era más que una niña que no tenía idea de nada, ella no tomó las decisiones que nos llevaron a esto, ella no planeó el motín en el Desire, ella no fue la que hizo enojar a Shark. Ella debería estar culpándome ahora mismo, como sabía lo hacían muchas de las personas que estaban aquí, muchos de los que estaban en el refugio cuando Shark llegó, buscándonos a David y a mí. Sabía que lo hacían, podía sentir sus pesadas miradas sobre mi espalda, cargadas de odio. Y no era para menos, los cazadores habían venido aquí siguiendo nuestro rastro y habían matado a toda esta gente inocente. Ella debería estar culpándome, pero no lo hacía. Es más, tenía la estúpida inocencia de creer que esto era su culpa.

Una mano cayó sobre mi espalda y la acarició.

   —Vamos, Reed… —La voz de Jesse resopló contra mi nuca cuando él me apartó suavemente de Ada—. Ya comenzaron —Me alejé de mi sobrina y él dio tres palmadas sobre mi hombro. Quizás él era una de las pocas personas que no me odiaba en este lugar y algo en mi interior me dijo que este hombre había perdido la capacidad de odiar hace mucho tiempo. Sonrió—. Yo me quedaré con ella, ve. —Su mano fue la que me guió con un pequeño empujón hacia la fila que había comenzado a formarse alrededor de la tumba que sería de Cassandra. Había llegado el momento de enterrarla y yo no sabía si sería capaz de verla ahora envuelta en un montón de sábanas. Me formé justo cuando Marshall, Ethan, Aiden y Matt la dejaban con suavidad dentro de la tumba que habíamos cavado para ella. La fila entonces comenzó avanzar lentamente. Avanzando en pares, las personas debían coger un puñado de tierra y lanzarlo sobre el cuerpo, era una especie de tradición que no había visto hasta ahora, salvo en algunas películas.

Pero la realidad es capaz de superar cualquier ficción.

Cogí un puñado de tierra húmeda y caminé hasta la tumba. Quizás para castigarme, quizás para recordarme a mí mismo sobre la maldad de algunos hombres, me atreví a mirar dentro de ese agujero. Ahí estaba, justo como la había imaginado, envuelta en un montón de sábanas blancas que no dejaban rastro a la vista de lo que ella fue antes.

   —Lo lamento, Cass… —susurré antes de lanzar la tierra sobre su cuerpo y sentí cómo en mi pecho comenzaba a formarse una opresión que por un momento, me impidió respirar—. Lo siento mucho, de verdad… —sollocé. Las rodillas me temblaron y me costó trabajo mantenerme en pie. Había hecho una amiga y la había perdido, como todo lo que alguna vez quise.

Levanté la vista y me encontré con los ojos de Shark clavados sobre mí. A pesar de estar maniatado y arrodillado en el suelo, el muy maldito estaba sonriendo. Había sido idea de Marshall el obligarle a ver los funerales, él creía que alguien como Shark podía sensibilizarse, él quería que Shark viera todo el sufrimiento que había causado, pero yo sabía que no funcionaría. Shark no tenía sentimientos, él ahora mismo estaba disfrutando de la vista. Él no se arrepentiría de todo el daño que le hizo a esta gente. A él, esto le hacía feliz.

David solía decirme que los hombres como Shark eran pobres diablos que habían tocado fondo y que habían sucumbido ante su naturaleza malvada y por eso deberían tener nuestra compasión. No sé qué es lo que diría David sobre Shark ahora, no sé si su opinión habría cambiado después de ver todo lo que vi aquí, pero sabía una cosa: estuve a muy poco de ser convencido por David, estuve a punto de llegar a pensar como él; pero él estaba muerto ahora y Shark seguía aquí, sonriéndome, con esa sonrisa que poco a poco había comenzado a odiar.

 ¿Debía tenerle compasión?

Compasivo sería matarlo y tirar su cuerpo al mar para convertirlo en comida de peces.

Mis pensamientos se esfumaron cuando dejé de ver a Shark por culpa de la llegada de una silueta que se posó delante de mí, al otro lado de la tumba, para lanzar un puñado de tierra. Por un corto momento, los ojos de Terence y los míos intercambiaron una mirada y pude notar cómo la mezcla de sus colores había formado una especie de gris, oscureciendo sus ojos tristes. Abrí la boca para hablar, pero la cerré inmediatamente.

No habíamos hablado en los últimos dos días, no necesitábamos hablar ahora.

Era lo mejor.

El sonido de un disparo alteró mis oídos.

   —¡Zombies! —gritó alguien e inmediatamente mi vista se movió en dirección a la voz desgarrada del hombre que había dado el aviso. Lejos, pero no lo suficiente, un grupo de ellos avanzaba hacia el cementerio.

   —¡Miren qué tenemos aquí! ¡Mis niños han venido a buscar a su padre! —Shark rió en medio del pánico que empezó a formarse entre la gente.

   —¡Agrúpense todos! —grité, haciendo gestos con las manos para que las personas que estaban más cerca de esos monstruos se alejaran y se reunieran con el resto—. ¡Aléjense de ellos! —Era un grupo grande, alrededor de quince muertos corrían hacia nosotros. Di un paso adelante cuando toda esa gente se aglomeró en un rincón y empuñé mi cuchillo, ese que hace poco había tomado la costumbre de llevar siempre atado a mi cinturón. Eden, Jack, Aiden, Ethan y Terence avanzaron junto a mí.

   —¡Muévete, imbécil! —Marshall arrastró a punta de tirones a Shark para resguardarlo junto al resto ¿Por qué simplemente no lo dejaba ahí, en medio de todos esos muertos, para que se lo devoraran?

   —Creí que habíamos limpiado toda la isla —murmuró Aiden y su voz escapó rabiosa entre sus dientes que mantenía apretados, quizás por culpa de esa misma notable molestia—. ¿Ni siquiera pueden dejarnos en paz en un puto funeral?

   —Ya me encargo, cariño.

   —¿Ethan, qué…? —Aiden no pudo continuar hablando, Ethan simplemente comenzó a correr hacia ellos e instintivamente todos le seguimos. Se abalanzó sobre uno de los muertos y se perdió entre el grupo cuando los demás le cayeron encima, pude ver claramente como le desgarraron la ropa y como uno de ellos le mordió la espalda. Nos lanzamos sobre el grupo y comenzamos a acabarlos. Tomé a uno del cabello y le clavé el cuchillo en medio de la frente, logré escuchar como el filo pasaba por su piel y su carne, y se sintió distinto, diferente a otras veces. Había algo nuevo, un montón de ira contenida, quizás por meses, quizás por años enteros que solo ahora comenzaba a salir, tal vez desencadenada por la muerte de todas estas personas a manos de Shark. Pero no me gustaba, no tenía control sobre ella, no podía ponerle límites.

Apuñalé a ese muerto un par de veces más a pesar de saber que ya lo había rematado. Ethan se deshizo de la horda que había saltado sobre él y los apartó, entonces ellos intentaron alejarse y correr hacia el grupo de personas que estaban agrupados en el otro extremo del cementerio, resguardados por Jesse, Chris y Amy. Pero yo no les dejaría pasar, no les dejaría dañar a nadie más. Me abalancé sobre uno de ellos para terminarlo e intencionalmente dejé que otro me mordiera el brazo para mantenerle junto a mí y poder acabar con él también. No me importaba si me mordían, el dolor no se sentía, la adrenalina y esta creciente furia que comenzaba a arremolinarse en mi interior servía como analgésico, manteniendo el dolor físico dormido y sepultado. En cada uno de los muertos que maté veía el rostro de Cassandra, de Axel, veía a los ojos a todas esas personas que murieron a manos de los cazadores; en cada uno de esos muertos veía también a Shark y por primera vez en mi vida, fantaseé con cómo sería verle morir bajo mis manos. En cada uno de esos muertos veía a todo lo que odiaba. En cada uno de ellos me ví a mí mismo, como un espejo que reflejaba mis más terribles verdades.

   —¡Cuidado! —La voz de Ada me sacó de aquel lugar oscuro en el que parecí haber caído mientras luchábamos con esos muertos—. ¡V-Vienen por acá! —giré hacia el grupo de personas en el que ella estaba y me di cuenta, un grupo menor se les acercaba a ellos también. Sabía que Amy y los demás podrían encargarse, pero algo, ese inútil sentimiento de culpabilidad me obligó a apartarme de Ethan y de Aiden y correr hacia ella. Quería protegerla, quería proteger lo único que me quedaba. La gente se dispersó, víctimas todos de ser devorados o peor aún, que esos muertos que seguían avanzando tuvieran la ocurrencia de asaltar las tumbas y los cuerpos que aún descansaban sin ser enterrados. Algunos corrieron al lado de sus familiares muertos para protegerles, incluyendo Marshall, que se apresuró en correr hacia la tumba de Cassandra.

Pasé por el lado de Ada para lanzarme contra uno de los muertos y matarle, otro de ellos cayó sobre mi espalda e intentó morderme, pero Jesse lo apartó justo a tiempo.

   —¿Estás bien? —preguntó cuándo me ayudó a levantarme.

   —E-Estoy…

   —¡Reed! —El grito aterrado que escuché escapar de la boca de Ada me obligó a callar.

   —¡Un, dos, tres! ¡Todos quietos! —Mis músculos se paralizaron cuando le vi libre y la realidad golpeó en mí como un balde de agua fría que me hizo temblar solo por el miedo que arrasó conmigo en ese momento. Estaba libre, Shark se había aprovechado del caos, se había soltado de alguna forma y ahora estaba sujetando a Ada mientras le amenazaba con un cuchillo—. Eso es…quieto, Reed —sonrió en mi dirección—. No quieres que mate a esta chiquilla también ¿o sí?

   —S-Shark… —Mi garganta tembló ante el horror de las imágenes que cruzaron mi cabeza como visiones, donde le veía cortando la garganta de Ada frente a mis ojos, una y otra vez. Supe inmediatamente que estaba siendo víctima de alguna clase de alucinación, quizás por el estado en el que estaba, sobre estimulado por la adrenalina y por el estrés. Lo sabía, pero conocer la causa no me ayudaba en nada, el terror seguía ahí, fijo y anclado a la piel erizada de mis brazos—. D-Déjala, Shark…

   —¿Debería?

   —P-Podemos retomar nuestro trato… —balbuceé con torpeza, recordando que hace un par de días cometí la estupidez de contarle que mi sangre era capaz de curar a los muertos.

   —Claro, el trato… —Él dio media vuelta solo para aprisionar más a Ada—. ¡No se muevan, dije! ¡Tú, el idiota de pelo negro! ¡Si te atreves a saltarme otra vez encima voy a rebanarle el cuello antes que pestañees! —Le gritó a Ethan, que había hecho el intento de acercarse.

   —¡No te acerques, Ethan! —grité, para evitar que volviera a hacerlo. Shark era capaz de eso, de eso y mucho más.

   —No va a matarla… —susurró Jesse a mi lado, muy bajito. Apenas movió la boca para hablar.

   —Sí puede hacerlo.

   —Si lo hace, sabe que todos nosotros nos lanzaremos contra él para asesinarlo…

   —Hablas como si le conocieras…

   —Lo hago…—sonrió—. Ahora, Reed.

   —¿Ahora qué?

   —¡Eh, Squalo[1] ! —Jesse gritó. No sé qué fue lo que le dijo, pero Shark pareció distraerse cuando Jesse lo llamó de esa forma. Supe que ese era su plan, distraerlo—. Il lupo perde il pelo ma non il vizio, ¿non credi? [2] —corrí hacia él.

   —¿Voi? [3] —aproveché el momento y simplemente me abalancé sobre Shark. Debí haber sido más cuidadoso, debí haberle atacado por sorpresa pero la furia que sentía hacia él nubló mi razón. Él me vio a tiempo y empujó a Ada para tomarme de los hombros y lanzarme contra la tierra húmeda. En ese momento me di cuenta que su concentración había vuelto, y estaba puesta toda sobre mí. Sonrió cuando atrapó mi cuerpo con sus piernas.

   —¡Reed! —Gritos de alerta me indicaron que algo iba mal.

   —¿Sabes cuál es el problema con el trato? —canturreó y esa sonrisa triunfante no se le borró de la cara un solo segundo. Intenté escabullirme y me revolví bajo sus piernas, pero me vi obligado a detenerme cuando noté el filo de su cuchillo sobre mi cuello.

   —¿Cuál? —Le miré a los ojos, aun así me estuviera amenazando, quería que él supiera lo mucho que le odiaba.

   —¡Qué ustedes! —oí gritos generalizados mucho antes de sentir la punzada de dolor—. ¡Mataron! —Algo se destrozó cerca de mi estómago, fue mi piel y mis músculos siendo atravesados por el cuchillo que él había clavado ahí—. ¡A la mayoría de mis hombres! —soltó una carcajada cuando apartó el cuchillo y un doloroso frío se quedó alrededor de la piel que recibió la herida. Volvió a apuñalarme—. ¿Cómo voy a inmortalizar a mi ejército si no tengo u…? —soltó un gemido de dolor y dejó el cuchillo clavado en mi piel para intentar quitar algo de su espalda—. ¡S-Senna! —gritó, cuando él mismo quitó otro cuchillo que alguien le había clavado en la espalda. En ese momento, Jesse saltó sobre él y lo embistió en una tacleada.

Todos los demás corrieron a apresarlo nuevamente.

   —¡R-Reed! —Ada cayó arrodillada a mi lado—. ¡A-Ayuda! ¡Aiden! ¡Terence! ¡Reed está…! —cometí el error de mirar hacia abajo para ver mi herida y quitar el cuchillo que Shark había dejado ahí; no logré verla, pero la sangre que salía de un costado de mi abdomen me indicó que había sido profunda. Todo el dolor llegó como una ola gigante que quemó mis entrañas. Me retorcí un momento, tan solo un instante antes de que una nueva sensación me invadiera por completo. Comencé a sentirme mareado y cansado. La vista se hizo borrosa y  miré mis manos para verlas empalidecer frente a mis ojos. Supe que esto no iba bien, supe que no iba a terminar bien para mí.

  El tacto de unas manos fuertes me elevó en el aire, haciéndome sentir liviano, sacándome del pozo frío y oscuro en el que había estado sumergido hasta ahora. Quizás producto de que estaba camino a la inconciencia, bajo esas manos, me sentí como en casa, como lo que había sido mi hogar en los últimos cinco años. Esas manos me hicieron sentir como si estuviera flotando, como si yo mismo fuese espuma y agua deslizándose en medio del mar y nada más. Sólo el latido agitado de un corazón que no era el mío me mantuvo despierto y aferrándome a la realidad mientras alguien me apoyaba contra su pecho al tomarme en brazos.    

   —Quédate conmigo, Reed, vamos a llevarte a la enfermería ¡Aiden! —La nerviosa voz de Terence resonó como eco lejano en mis oídos. Con dificultad y sin ser demasiado consciente de ello, levanté la cabeza para verle a los ojos, pero no pude mantenerla firme mucho tiempo y solo la dejé caer otra vez contra su pecho. Pero la imagen reflejada en su mirada quedó grabada en mi mente, era yo mismo, me había visto reflejado en esos ojos y había odiado lo que vi ahí. Había caído, muy, muy bajo—. ¡No, no, no! ¡Vamos, Reed! ¡Despierta! —Sus palabras se hicieron más distantes aún.

Y ya no podía correr hacia ellas.

Mientras dejaba de sentir mis extremidades y la vista se volvía un manto completamente blanco, pensé en lo idiota que había sido. Le había alejado y le había herido, él no merecía nada de lo que había dicho hace dos días. Lo sabía y no había sido capaz de disculparme.

Ya no era tiempo para hacerlo.  

   —¡Reed, por favor! —Su voz ahora era solo un murmullo dentro de mi cabeza. Cerré los ojos solo para seguir viendo esa luz blanca que me enceguecía por completo, me estaba desmayando o algo parecido.  

Lo único que deseé entonces fue alcanzar el eco de su voz y retenerlo entre mis manos. Una sola vez más.












 [1]Tiburón, en italiano.

 [2]La zorra pierde el pelo, pero no la costumbre ¿No te parece?

 [3]“¿Tú?” 

Notas finales:

QUENOCUNDAELPANICO!

Ahora te arrepientes, Reed ewe ahora que estás que te mueres D_D


Criticas, comentarios o preguntas a los personajes, pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review. 

Que tengan una linda semana :) 


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